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Recial

On-line version ISSN 2718-658X

Recial vol.13 no.21 Córdoba Jan. 2022  Epub Sep 22, 2022

http://dx.doi.org/10.53971/2718.658x.v13.n21.37805 

Reseñas

El fin de la insumisión de las cosas: del orden terreno al orden digital

1Universidad Nacional de Rosario, Santa Fe, Argentina, anaclarapugliese@gmail.com

Han, B. C.. 2021. No-cosas. Quiebres del mundo de hoy. 144p. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Taurus,

Byung-Chul Han, el filósofo y ensayista surcoreano especializado en estudios culturales, publica No-cosas en el mismo año en que Mark Zuckerberg anuncia su proyecto de “metaverso”, es decir, su propósito de crear una red, un universo paralelo totalmente virtual, en el que los usuarios puedan interactuar entre sí y con objetos digitales a partir de avatares de sí mismos, en un contexto de digitalización acelerada del mundo, intensificado por la pandemia de COVID-19.

Han parte de una pregunta por el orden terrenal, por el orden de las cosas, para analizar la actual desmaterialización y descorporización de un mundo informatizado, esto es, estudia el pasaje del mundo de las posesiones al mundo de las experiencias, del mundo de los recuerdos al de los datos siempre proliferantes.

¿Qué es una no-cosa? Según Han, es información que “se coloca delante de las cosas y las hace palidecer” (Han, 2021, p. 10). Así, en el primer capítulo, “De la cosa a la no-cosa”, analiza el pasaje de lo que sería el orden terreno o de la tierra -compuesto por cosas que alcanzan una duración y, de ese modo, constituyen un ambiente sólido, constante, donde vivir- al orden digital, que “desnaturaliza las cosas del mundo informatizándolas” (Han, 2021, p. 13), lo que definiría a nuestra época como la de la transformación de la era de las cosas en la era de las no-cosas. Si la Revolución Industrial fortificó y propagó el mundo de los objetos, alejándonos de la naturaleza y de las artesanías, la digitalización ultima con la era de las cosas. “Ya no habitamos la tierra y el cielo, sino Google Earth y la nube. El mundo se torna cada vez más intangible, nublado y espectral. Nada es sólido y tangible” (Han, 2021, p. 13). El problema es que, si las cosas otorgan reposo y un ambiente estable a la vida, la información, con su fugacidad, la desestabiliza.

Alejarse del mundo de las cosas, a su vez, convertiría al humano en un Phono sapiens, que ya no quiere actuar en el orden terrenal. Pero ¿qué es actuar para Han? Fisurar lo que existe y colocar en el mundo algo inexistente, distinto. El Phono sapiens elije entre caminos preestablecidos, es decir, juega. Así, el humano jugador no actúa, y en ese sentido representaría para Han el final de la historia.

La vida de este jugador ya no tiene como fin poseer, sino experimentar o, en otras palabras, consumir información. Precisamente, en el capítulo segundo, “De la posesión a las experiencias”, realiza una relectura de ¿Tener o ser?, de Erich Fromm. Han propone que la crítica de Fromm a la sociedad moderna no es hoy pertinente. Si para Fromm la sociedad moderna estaba más orientada a tener que a ser, hoy preferimos la experiencia y la comunicación, esto es, el ser al tener. “La antigua máxima del ‘Yo soy tanto más cuanto más tengo’ ya no tiene aplicación. La nueva máxima del experimentar es: ‘Yo soy tanto más cuanto más experimento’” (Han, 2021, p. 25). En este paradigma en el que ser es experimentar, las cosas y las personas se tornan limitantes, inoportunas, por restar posibilidades a las nuevas experiencias, en una nueva percepción de la libertad ligada al consumo de vivencias.

Ahora bien, ¿qué nos dice de nuestra percepción de las cosas el smartphone en tanto objeto? En el capítulo tercero, titulado “Smartphone”, Han afirma que este, al reducir las cosas a mera información, las hurta del mundo. Incluso hasta lo cósico del propio teléfono “se retira a un segundo plano en favor de la información. No lo percibimos en lo que específicamente es. En su apariencia, los smartphones apenas se diferencian unos de otros” (Han, 2021, p. 37). Así, si un reloj analógico era casi un adorno para el cuerpo, una alhaja, nuestra sociedad dominada por la información carece de adornos: los aparatos actuales están desnudos, son llanos, de líneas rectas, suaves, uniformes. En una sociedad dominada por la información, los aparatos carecen de la decoración, de la ornamentación que es característica típica del mundo de las cosas. ¿Y qué pasa con las selfis? Si las fotos analógicas eran cosas, las selfis son información, es decir, no-cosas. En el mundo de la fotografía también las cosas son reemplazadas por no-cosas, desapareciendo asimismo todo lo que las fotos analógicas tenían de recuerdo y de historia. De este modo, en el cuarto capítulo, “Selfis”, Han lee las fotografías de la madre de Barthes en La cámara lúcida como cosas, como cosas queridas que materializan la presencia de una madre.

Ella es la madre. En ella, la madre está presente en una cosa. Ella materializa su presencia. Como cosa querida, se sustrae totalmente a la comunicación. La exhibición la destruiría. Precisamente por eso, Barthes no la reproduce en su libro, aunque hable de ella incesantemente. El secreto es su esencia (…). Su dueño la guarda solo para él. Este para sí es esencialmente ajeno a las selfis y a las fotos digitales. Estas son una comunicación visual, una información. (…) Su esencia es la exhibición, mientras que el secreto caracteriza a la Fotografía. (Han, 2021, pp. 49-50).

En el quinto capítulo, “Inteligencia artificial”, propone al pensamiento humano como un proceso analógico, en donde lo afectivo es el primer paso esencial antes de llegar al mundo de los conceptos. Así, como la inteligencia artificial no tiene una dimensión afectiva, no puede pensar porque “el pathos es el comienzo del pensamiento. La inteligencia artificial es apática, es decir, sin pathos, sin pasión. Solo calcula” (Han, 2021, p. 56), limitándose a correlaciones y hallazgos de patrones donde no hay comprensión alguna, dado que solo los conceptos forman conclusiones, totalidades capaces de incluir y comprender cada una de sus partes.

En “Vistas de las cosas” Han se pregunta si alguien, en la actualidad, se siente mirado o, incluso, interpelado por las cosas, si alguien puede ver un rostro en ellas. Si alguien, como en los primeros episodios de la serie de dibujos animados de Mickey Mouse, reconoce una amenaza, una fisonomía viva en las cosas, si, como Charlie Chaplin en sus primeras películas, alguien puede sentir la perfidia de los objetos, es decir, que las cosas sean obstinadas o se interpongan en el propio camino. Según las observaciones de Han, la perfidia de las cosas es un hecho del pasado. Las cosas ya no se nos resisten, ya no son otras, ya no son extrañas, no son contrarias.

Esta pérdida de la magia de las cosas lo lleva a retomar los conceptos de Barthes, punctum y studium, para proponer que la teoría fotográfica de Barthes puede aplicarse a nuestra realidad. Si el studium es el campo de información clara y simple que observamos cuando vemos fotografías, y el punctum es el elemento que irrumpe en el studium como una flecha que punza al observador por su intensidad y condensación, entonces

El punctum de la realidad penetra en el campo de la representación y deja que la presencia irrumpa. Produce momentos epifánicos. La digitalización totaliza el studium al reducir la realidad a información. Nada sale disparado de la pantalla digital como una flecha que punce al espectador. (Han, 2021, p. 79).

Incluso, para Han, el problema actual del arte es que transmite información, comunica opiniones, esto es, que “El olvido de las cosas se apodera del arte. Este se deja llevar por la comunicación. Se carga de información y discurso. Quiere instruir en vez de seducir” (Han, 2021, p. 84).

Si una atención, una apertura a las cosas nos haría olvidar del ego, de nosotros mismos, a la vez que nos dejaría en un aura de silencio, hoy el imperativo de las redes es producirnos a nosotros mismos, es decir, opinar, hablar, generar contenido. En su capítulo “Silencio” afirmará que si el silencio está ligado a lo sagrado, el nuestro es un tiempo donde no hay consagración, puesto que al capitalismo no le gusta el silencio por ser improductivo, y en cambio, nos obliga a comunicarnos, a llenar todos los espacios con mensajes.

Así, en “Una digresión sobre la gramola”, es su gramola la que habla más allá de la música que produce, la que se hace presente ante el silencio de su dueño, la que produce ruido mientras trabaja queriendo comunicar su coseidad, la que provoca la sensación de que el tiempo es tangible, en contraposición a los modernos aparatos de reproducción de música digitales, completamente silenciosos ante su realidad material.

Podríamos preguntarnos qué hacer ante este diagnóstico apocalíptico donde todas las opciones posibles parecen estar ya prefiguradas por una matrix que nos convierte en jugadores pasivos haciéndonos creer que estamos eligiendo. Han, en sus libros rodeados de un aura siempre algo nostálgica, no propone salidas, no logra ver más allá de la jaula de un mundo digital del que ya no parece ser posible escapar.

Referencias bibliográficas

Han, B. C. (2021). No-cosas. Quiebres del mundo de hoy (144 pp.). Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Taurus. [ Links ]

Recibido: 22 de Marzo de 2022; Aprobado: 12 de Abril de 2022

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