Introducción
Amburana cearensis (Allemao) A.C. SmM. es una especie arbórea pertene ciente a la familia de las fabáceas. Se caracteriza por su gran porte al estado adulto, copa delicada, tronco recto y cor teza dorada que se desprende en forma de hojas o placas delgadas. Crece en muy pocos sitos de la Selva Pedemontana en la provincia fitogeográfica de las Yungas; en Argentina solamente se encuentra en las provincias de Salta y Jujuy (Legna me, 1982; Malizia et al., 2009). En Jujuy, donde la extracción está prohibida desde 1972 (Villanueva, 1981), existen peque ños enclaves de bosque en el departa mento Ledesma y ejemplares protegidos en el Parque Nacional Calilegua. En Sal ta, según los datos reportados por Politi et al. (2014), la localidad de Piquirenda es la que alberga el mayor número de in dividuos de roble criollo, por lo que pro bablemente sería una de las últimas áreas en donde aún subsisten poblaciones de A. cearensis con un significativo número de individuos.
La importancia de implementar estra tegias con el fin de preservar el bosque de A. cearensis, se fundamenta en:
Representa una comunidad carac terística del piso de vegetación de Selva Pedemontana de la provincia fitogeográfica de las Yungas (Cabre ra, 1994). En la actualidad, el área de distribución de la Selva Pedemontana se encuentra en regresión y su bio diversidad en estado crítico, como consecuencia del avance de la fron tera agrícola y la explotación forestal principalmente, sumados los efectos por el cambio climático.
La comunidad se caracteriza por la abundancia de A. cearensis, especie ar bórea que en Argentina se distribuye únicamente en las provincias de Salta y Jujuy, con pocas poblaciones de esca sos individuos.
Amburana cearensis es una especie ca tegorizada en Peligro de Extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). La baja densidad poblacional de A. cea rensis se debe principalmente a la de forestación de su ambiente natural y a la explotación de la que es objeto esta especie, sumado a su lento crecimien to y que alcanza su etapa reproducti va cuando adquiere un DAP > 60 cm (Malizia et al., 2009; Calzón & Gimé nez, 2011; Politi et al., 2014).
La composición florística de la comu nidad incluye también otras arbóreas de importancia biológica y biogeográ fica, endémicas de las Yungas, que tie nen su límite de distribución austral en la sierra de Tartagal.
El bosque está sujeto a disturbios an trópicos que afectan su composición florística, estructura, diversidad y di námica, alterando su regeneración na tural debido a la merma o desaparición de los bancos de semillas y plántulas de las especies que lo componen. Entre los principales disturbios se encuen tran la extracción selectiva de maderas de valor económico (especialmente ejemplares de A. cearensis), la ganade ría trashumante, la extracción de leña y la expansión urbana.
Está sujeto también a disturbios como incendios y deslizamientos de laderas, estos últimos provocados principalmente por la deforestación, las eleva das precipitaciones que acontecen en la época estival y los procesos erosivos derivados, que provocan pérdidas de nutrientes y materia orgánica, de la actividad biológica, productividad y ca pacidad de retención de agua (Vallejo et al., 2011).
La restauración del bosque resulta de la necesidad inmediata para preservar las especies y comunidades representati vas de la Selva Pedemontana de un sector de las Yungas argentinas.
El objetivo del presente trabajo es pro poner y programar un conjunto de es trategias para la restauración ecológica del bosque de A. cearensis de la sierra de Tartagal, mediante la implementación y adecuación de técnicas de regeneración natural asistida.
Materiales y Métodos
Área de estudio
El bosque de A. cearensis estudiado se sitúa en la localidad de Piquirenda, de partamento General San Martín (pro vincia de Salta). Está ubicado sobre la ladera oriental de la sierra de Tartagal o Aguaragüe, cordón montañoso que for ma parte de la provincia geológica de las Sierras Subandinas (Ramos, 1999) y que colinda hacia el E con la Llanura Cha queña (Figura 1).
El clima del área es subtropical, con marcada estacionalidad seca entre los meses de junio y noviembre. Las preci pitaciones son de tipo orográfico y de régimen monzónico, característico de las Sierras Subandinas; las lluvias se concen tran entre noviembre y marzo, con una media anual en la Selva Pedemontana de 600-1000 mm. Debido a la escasa altitud de la sierra de Tartagal, los valores de precipitación son relativamente bajos en las laderas orientales donde se localiza el bosque de A. cearensis, determinando por lo tanto un ambiente más seco (Bian chi et al., 2005; Paolini et al., 2005; Men doza & González, 2011).
Muestreo a campo
En el bosque bajo estudio se seleccionó un área homogénea desde el punto de vista florístico, fisonómico y ambien tal y se estableció una unidad de mues treo (1000 m2) sobre el piedemonte serrano (645 m s.n.m.; 22°20’36.20”S- 63°47’50.30”W), donde se relevaron to das las especies arbóreas con DAP supe rior a 5 cm y se registró la abundancia de cada especie (Matteuci & Colma, 1982; Navarro & Maldonado, 2002) (Figura 2).
Tratamiento de los datos
Todas las especies registradas en la unidad de muestreo fueron herboriza das, determinadas taxonómicamente y depositadas en el Centro de Investiga ciones y Estudios en Diversidad Vegetal (CIEDIVE) (Facultad de Ciencias Agra rias, Universidad Nacional de Jujuy). Se confeccionó un listado de especies con datos de abundancia, se determinó el número de familias presentes y se cal culó la densidad de cada especie a partir del número de individuos contabiliza dos en la superficie muestreada (Mat teuci & Colma, 1982). La propuesta de restauración se diseñó a partir del aná lisis de un conjunto de estrategias adap tadas de diversas fuentes (SER, 2004; Barrera Cataño & Valdés López, 2007; Meli & Carrasco Caballido, 2011; Var gas Ríos, 2011; Vargas Ríos et al., 2012; Aguirre et al., 2013; Cabrera & Ramírez, 2014; Keenleyside et al., 2014; Vanegas López, 2007).
Resultados
Caracterización del bosque de A. cearensis
Estructuralmente se trata de un meso bosque poco estratificado donde se con tabilizaron 22 especies arbóreas y 339 in dividuos pertenecientes a 14 familias, de las cuales Fabaceae fue la más abundante (Tabla 1, Figura 3).
Las especies domi nantes son A. cearensis (roble criollo) y Anadenanthera colubrina (Vell.) Brenan var. cebil (Griseb.) Altschul (cebil colo rado) (Figura 4), como acompañantes se destacan Calycophyllum multiflorum Griseb. (palo blanco) y Eriotheca roseo rum (Cuatrec.) A. Robyns (simara).
El estrato inferior forma un microbosque abierto de hasta 8 m de alto, caracteri zado por la abundancia de Phyllostylon rhamnoides (J. Poiss.) Taub. (palo amari llo), Myracrodruom urundeuva Allemão (urundel), Cenostigma pluviosum (DC.) E. Gagnon & G.P. Lewis (morochillo) y Jatropha macrocarpa Griseb., muchas de estas especies están sujetas a explotación con fines madereros. También se pre sentan en la comunidad algunas especies características del Bosque Chaque ño Xerófilo que ascienden a la serranía desde las áreas más bajas y secas, como Libidibia paraguariensis (D. Parodi) G.P. Lewis (guayacán), Ceiba chodatii (Hassl.) Ravenna (yuchán) y las cactáceas Cereus forbesii Otto ex C.F. Först. (ucle) y Peres kia sacharosa Griseb. (sacha rosa).
Se contabilizaron 58 individuos de A. cearensis, la mayoría de mediana en vergadura (altura promedio=15 m) y al gunos emergentes de mayor porte (hasta de 20 m), pero siempre con DAP inferior a 40 cm. Por debajo del estrato de árboles más altos se presentan ejemplares jóvenes con DAP inferior a 20 cm. La densidad de A. cearensis en la unidad de muestreo fue de 0,058 individuos (0,58 individuos/ha) (Tabla 1, Figura 5).
En esta comunidad se encuentran especies de elevado valor biológico y biogeográfico como E. roseo rum y C. pluviosum, presentes únicamen te en el departamento General San Mar tín, así como Coutarea hexandra (Jacq.) K. Schum. (dominguillo) que integra el sotobosque y fue registrada solamente en los Departamentos de Orán y General San Martín (www.floraargentina.edu.ar ; www.gbif.org ).
Dentro de las especies de valor forestal de las Yungas septentrionales argentinas, A. cearensis es la que tiene la menor área de distribución (1.732 km2) y su densi dad varía entre 0.9 a 2 individuos/ha (Malizia et al., 2009; Calzón & Giménez, 2011; Politi et al., 2014). En la provin cia de Salta la densidad de A. cearensis es de 5,15 individuos/ha y el 84 % de los individuos se encuentra en la localidad de Piquirenda (410 individuos en 34 ha) (Politi et al., 2014). Los valores de den sidad señalados por estos autores son superiores al estimado en el presente tra bajo (0,58 individuos/ha), este resultado podría reflejar una disminución pobla cional del roble criollo en la provincia de Salta en el año 2019 (fecha de nuestro relevamiento de campo), hecho que jus tificaría la implementación de medidas de restauración tendientes a proteger y conservar a esta especie y su ambiente en el área de estudio.
Propuesta metodológica para la restauración
Las estrategias que se proponen para la restauración del bosque de A. cearensis fueron estructuradas en tres fases que consideran aspectos ecológicos, ambien tales y sociales:
Fase I. Diagnóstico del área de estudio e inclusión de los actores sociales.
Fase II. Diseño e implementación de las herramientas para la restauración.
Fase III. Seguimiento y monitoreo del proceso de restauración.
Fase I: Diagnóstico del área de estudio e inclusión de los actores sociales
Comprende la caracterización ecológica y ambiental del bosque de A. cearensis a restaurar y la vinculación con diferentes actores sociales:
Caracterización ecológica y ambiental
Se analizarán las condiciones bióticas y abióticas del área mediante los siguientes estudios:
Estudios físico-químicos y biológicos del suelo: pH, conductividad eléctrica, materia orgánica, nutrientes, textura, estructura, densidad aparente y capa cidad de retención hídrica para cono cer el estado actual del suelo y su grado de degradación y contaminación (En riquez & Cremona, 2018).
Estudios de vegetación mediante la instalación de una parcela permanen te: para estimar la densidad de árboles por hectárea, área basal por hectárea, altura media, diámetro a la altura del pecho (DAP), diámetro medio cuadrá tico (DMC), frecuencia (FR), domi nancia (DM), número de individuos por clases diamétricas, índice de valor de importancia (IVI), cobertura del dosel arbóreo, luminosidad relativa y cobertura del suelo (Matteucci & Col ma, 1982; Wenzel & Hampel, 1998). Asimismo, se analizará la autoecología de A. cearensis y de las principales es pecies acompañantes en cuanto a sus requerimientos microclimáticos de luz, temperatura y humedad y las formas de dispersión de sus frutos y semillas (anemocoria, zoocoria y autocoria). Estas herramientas también permiti rán evaluar la dinámica del bosque du rante y después de la restauración.
Caracterización climática: para deter minar los principales factores que in fluyen en la composición de especies y estructura del bosque.
Estudio geomorfológico, hidrológico y topográfico: para analizar el flujo de agua superficial, tipos de pendientes, orientación y geoformas del terreno (Vargas et al., 2012).
Definición de los disturbios:
Según su origen: se analizarán los disturbios de origen natural y antró pico.
Según su extensión: se analizará si el disturbio afecta solo al bosque estu diado o abarca mayores superficies de bosque nativo.
Según su frecuencia: raro, recurrente o continuo.
Vinculación con los actores sociales del área
Se llevará a cabo mediante la participa ción social, que es un eje fundamental en los trabajos de restauración de eco sistemas degradados, ya que las comuni dades poseen conocimientos ecológicos que constituyen herramientas eficaces para la recuperación del ambiente (Calle et al., 2015). Además, esta participación permite entender el rol que cumple el bosque en la cultura local y garantiza la continuidad en el tiempo de las medidas de restauración implementadas. Por otro lado, la vinculación con los actores loca les constituye una fuente valiosa para ob tener información histórica sobre el esta do del bosque antes de su perturbación. Lograr que los pobladores se involucren en el proceso de restauración, sumado a la educación ambiental, permite la cons trucción social de una nueva visión de la naturaleza y la forma de relacionarse con ella (Lindig Cisneros, 2011). En este sen tido, se prevé la implementación de ta lleres participativos comunitarios (Cal derón Pimentel et al., 1999-2000) con el propósito de incluir a los miembros de las comunidades locales (pobladores de Piquirenda, Acambuco y otros para jes). Se diseñará un mapeo participativo (Cayul Navarrete, 2017) y se realizarán entrevistas semiestructuradas (Martin, 2001) para identificar la mayor cantidad de sitios estratégicos a restaurar (Figu ra 6).
Asimismo, se planea que los pobla dores comprometidos con el proceso de restauración reciban un incentivo eco nómico a través del Fondo Nacional para el Enriquecimiento y la Conservación de los Bosques Nativos, constituido en el marco de la Ley 26.331 de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos. Se trabajará tam bién con actores institucionales, como el Cuerpo de Guardaparques de la Reserva de Flora y Fauna Acambuco.
Fase II: Diseño e implementación de las herramientas para la restauración
En esta fase se delinearán y ejecutarán técnicas de reintroducción de A. cearen sis y de algunas especies arbóreas nativas que forman parte del bosque:
Selección y caracterización ecológica de las especies a reintroducir
Además de A. cearensis, se seleccionarán para su reintroducción, otras especies nativas que actualmente forman parte de la comunidad vegetal y que tienen valor biológico y biogeográfico, ya sea por su abundancia, dominancia, categoría de conservación o bien por su rareza. Para esta selección, se tendrá en cuenta tan to la información actual aportada por el relevamiento florístico efectuado en el presente trabajo, como la disponible en los registros de herbarios y bases de datos (www.floraargentina.edu.ar ; www.gbif.org) y la información que brinden los pobladores locales, sobre todo aque lla concerniente a datos históricos que permitan confirmar la presencia, en el pasado, de algunas especies que actual mente están ausentes en el bosque de A. cearensis, pero que aparecen en áreas de contacto en el mismo ambiente pe demontano y que tienen su distribución restringida al extremo norte de las Yun gas argentinas, como Pseudobombax ar gentinum (R.E. Fr.) A. Robyns (soroche), Cynophalla polyantha (Triana & Planch.) X. Cornejo & H.H. Iltis y Handroanthus ochraceus (Cham.) Mattos var. aguara guensis Zapater & del Castillo (variedad de lapacho amarillo).
De manera preliminar, en este traba jo se presenta la siguiente selección de especies para su reintroducción junto a A. cearensis: A. colubrina var. cebil, C. multiflorum, C. chodatii, C. pluviosum, E. roseorum, L. paraguariensis, M. urun deuva, P. rhamnoides y H. impetiginosus. La Tabla 2 presenta una recopilación de algunos requerimientos germinativos de las especies seleccionadas en este trabajo para su reintroducción.
Recolección de semillas
Esta etapa se abordará de dos maneras:
Cosecha de semillas: durante la época de floración y fructificación se identifi carán y seleccionarán los árboles semi lleros ubicados en el área a restaurar. Se recogerá la mayor cantidad de semillas de diferentes individuos con el objetivo de obtener mayor variabilidad genética del material colectado (Sanchún et al., 2016), tomando precauciones para el mantenimiento del banco de semillas in situ y su regeneración. Las semillas colectadas se colocarán dentro de bol sas de papel o en recipientes hasta su siembra en condiciones controladas; las semillas dañadas se desecharán (Meli & Carrasco Caballido, 2011).
Preparación de bancos de semillas: esta técnica constituye una fuente va liosa de germoplasma que, además de permitir la conservación ex situ, con tribuye a la restauración de los am bientes degradados. Se identificarán los reservorios naturales de semillas (semilleros) que generalmente se en cuentran en remanentes del bosque (Ramírez et al., 1992). Para esta etapa se requerirá de los pobladores locales, quienes conocen el bosque y pueden desempeñar un papel importante al buscar y seleccionar los sitios de reser vorio. Se tomarán muestras de suelo de 5 a 10 cm de espesor en diferentes puntos del bosque a restaurar (Ferran dis, 2019). Con estas muestras se pre pararán camas de germinación, para seleccionar posteriormente las plántu las de las especies a reintroducir.
Tratamientos pre-germinativos
Siguiendo las prescripciones de FAO (1991) y Varela & Arana (2011) se apli carán a las semillas de las especies selec cionadas, algunos de los siguientes trata mientos:
Remojo en agua o lixiviación: se remo jarán las semillas en agua fría (entre 12 a 48 horas) o caliente (en agua hir viendo dejando que la misma se enfríe durante 12 horas).
Tratamiento con ácidos o escarifica ción química: inmersión de las se millas en diferentes compuestos quí micos durante 15 minutos a 2 horas (ácido sulfúrico).
Tratamientos mecánicos o escarifica ción física: para debilitar mecánica mente la cubierta seminal aumentan do su imbibición.
Estratificación: se colocarán las semi llas entre estratos que conserven la hu medad durante 20 a 60 días.
Se ensayarán diferentes tratamientos pre-germinativos con las semillas de las especies de las cuales no se cono cen sus requerimientos para germinar.
Siembra
Producción de las especies a reintroducir en invernaderos rústicos o huertos comunitarios: se construirán instalaciones que reproduzcan de manera controlada las condiciones ambientales del sitio a restaurar. Las etapas a seguir serán: preparación del sustrato, siembra, imple mentación de un sistema de riego, fertili zación, control de plagas y enfermedades y de los requerimientos de luz, humedad, sustrato y nivel de materia orgánica, a fin de obtener numerosos plantines de bue na calidad (Vanegas López, 2016).
Enriquecimiento con plantines
Adecuación del terreno: se adecuará el terreno en los sitios de siembra para favorecer el crecimiento, desarrollo y supervivencia del mayor porcentaje de plantines. La deforestación y la erosión hídrica del suelo son algunos de los disturbios que afectan al área, por lo que un tratamiento previo del terreno previene o reduce sus efectos y mejora las condiciones para reintroducir las especies seleccionadas. Estas tareas in cluyen: modificación del pH, recupe ración de la fertilidad, descompacta ción y aireación del suelo, incremento de la humedad y otras estrategias para contrarrestar la erosión (Vanegas Ló pez, 2016).
Trasplante definitivo de los plantines: por las características y estado de de gradación del bosque a restaurar, el trasplante se realizará siguiendo la propuesta de Cayul Navarrete (2007), que recomienda la realización de ho yos de 40x40x30 cm y no definir una densidad de plantación, para que la distribución sea similar a la estruc tura natural del bosque. Esta técnica se ajustará en función de la respuesta de adaptación que muestren los plan tines. Para proteger los plantines se realizará una clausura temporaria de la mayor superficie posible dentro del bosque, utilizando para ello un alam brado perimetral.
La época recomendada para el trasplan te en el área de estudio es al inicio de las precipitaciones (noviembre), evitando las heladas del invierno, el déficit hídri co de la primera mitad de la primavera y las altas temperaturas del verano. Para el traslado de los plantines al área de restau ración se tomarán los recaudos indicados Cabrera & Ramírez (2014) y Mas (2015).
Fase III. Seguimiento y monitoreo del proceso de restauración
Seguimiento del proceso de restaura ción: etapa de valoración de los resul tados obtenidos durante y después de la implementación de las estrategias de restauración. Es un trabajo participati vo en conjunto con los actores sociales involucrados. Para evaluar la restaura ción del bosque se analizarán algunos de los indicadores propuestos por SER (2004), adaptados al área de estudio:
Mejora estructural en términos de desarrollo y complejidad de sus es tratos y aumento de cobertura y bio masa.
Incremento de la biodiversidad en todos los estratos de vegetación.
Representación en la composición de especies arbóreas del piso de vegeta ción de la Selva Pedemontana.
Capacidad para sostener poblaciones reproductivas necesarias para su per manencia y estabilidad.
Eliminación o reducción de las ame nazas potenciales.
Suficiente capacidad de recuperación frente a los disturbios naturales.
Monitoreo del proceso de restaura ción: etapa de mediciones en el área restaurada y análisis de los cambios producidos en el bosque. Para cuanti ficar esos cambios y realizar compara ciones temporales, se evaluará: super vivencia, número de plantas faltantes, altura, diámetro a la altura del pecho (DAP), diámetro en la base, biomasa, cobertura de la copa y otras medidas morfométricas pertinentes (Meli & Carrasco Caballido, 2011; Vargas Ríos, 2011; Vanegas López, 2016). La par ticipación de las comunidades locales en esta fase es también indispensable, ya que promoverá conductas conser vacionistas durante el proceso de res tauración (Calle et al., 2015).