Notas para advertir, entretener y relacionar lo nuevo con lo viejo. Son bienvenidos los comentarios a revmedbuenosaires@gmail.com, o a Basilio A. Kotsias, kotsias@yahoo.com
El humor y la risa son partes integrales de la vida humana y un distintivo casi único de la misma aunque con tonalidades de apreciación y uso de acuerdo a la diferentes culturas y etnias1. El humor es un estilo emo cional cognitivo basado en una personalidad que pro cesa situaciones, encuentra aspectos positivos, incluso en situaciones negativas, y con capacidad de comunicar este punto de vista a los demás. Es distinto a la sátira, que se sirve del mismo, de la ironía, la exageración o el ridículo para exponer y criticar una actitud o una con ducta y con frecuencia transmite un significado que es opuesto al de la idea superficial. Como en la sátira sin humor de “Una modesta proposición” de Jonathan Swift2, donde muestra en forma oblicua la terrible situación de los campesinos irlandeses y la acción u omisión culpable de los terratenientes ingleses. Swift propone seleccionar 100 000 niños mendigos de un año de edad y utilizarlos como alimentos de los ricos y terratenientes.
Para ilustrar la nota contamos con dos obras de José S. Pérez, un pintor nacido en los EE.UU. (1929….¿?) de origen mexicano, conocido por abordar distintos aspec tos de la actividad médica como en los dos ejemplos que seleccionamos y que, con el uso de la paradoja, hace sonreír al lector3. Así, el quirófano es reemplazado por un taller mecánico con el cirujano y sus colaboradores de tamaño liliputiense en relación al operado y los com ponentes reemplazados arrojados al piso. La segunda obra es Burócratas de la medicina donde el personaje central es un titiritero que remeda a Scrooge, el villano de Un cuento de Navidad de Dickens, maniatando a un médico y dirigiendo a sus títeres-pacientes. Mientras el resto del personal se ve invadido por los trámites, los burócratas festejan su buena vida y un proveedor (¿?) de insumos planea sobre la acción en su propia aeronave de papel (ahora reemplazado por computadoras y terabytes).
El humor ha sido estudiado y discutido durante siglos y su efecto positivo admitido, en particular en los pueblos occidentales4. Hace bien en especial en reducir el estrés y la ansiedad. Puede apoyar los procesos de curación y el afrontamiento de la enfermedad con serenidad, ¿qué dudas caben? Esto ya fue demostrado en una investigación realizada hace décadas4 y corroborada en otros artículos5. Surgen en nuestra memoria La risa remedio infalible, la inefable sección del Reader´s Digest y La medicina vista de reojo de Chamico (Conrado Nalé Roxlo) que nos inducen una sonrisa.
En los últimos años, se han publicado imágenes de resonancia nuclear magnética con la activación de regiones cerebrales inducida por estímulos divertidos en áreas asociadas a procesos emocionales que incluyen a la amígdala y la corteza frontal ventral que permiten conocer un poco más las facultades neuropsicológicas necesarias para la comprensión de chistes. Por ejemplo, la memoria de trabajo y la flexibilidad mental6,7. Debido a la heterogeneidad de los diseños, el tipo de estímulos, la técnica de la toma y análisis de los datos con esta tecnología evitamos denominarlos “centros del humor” para no engrosar la extensa lista de las estructuras que se relacionan con una actividad determinada y que nos retrotraen a la frenología, interna, en estos casos casi una humorada. Esa, como en tantas otras cuestiones, es una madeja de hebra fina que hay que desenrollar hasta encontrar un nudo.