INTRODUCCIÓN
En mamíferos, el comportamiento de un individuo puede variar debido a sus características fisiológicas inherentes, sus experiencias de historia de vida y por las condiciones ambientales en las cuales se encuentra (Wilson 1975; Wolff 1989; Dall et al. 2004; Réale et al. 2007). En roedores, si se considera que la densidad poblacional es uno de los factores más importantes del ambiente social de los individuos, sería esperable que diferentes contextos sociales relacionados a la densidad afectasen su comportamiento óptimo (Wolff 1997, 2003a; Steinmann et al. 2006a,b; Korpela et al. 2010; Sommaro et al. 2010a; Steinmann & Priotto 2011a; Ávila et al. 2016). Por ello, en varias especies de este grupo, se llevaron a cabo diversos estudios de laboratorio sobre el efecto del agrupamiento y el aislamiento social sobre la fisiología y el comportamiento de los individuos (Brain 1975; Brain & Benton 1977; Ruis et al. 2001; Bartolomucci et al. 2004). La gran mayoría de estos estudios se ha llevado a cabo en especies de ratones y ratas de laboratorio, tales como Mus musculus y Rattus norvegicus (Jessop & Bayer 1989; Bohus & Koolhaas 1991; Clausing et al. 1994; Baldwin et al. 1995; Brown & Grunberg 1995). Varios de los estudios mostraron que las condiciones sociales particulares en las cuales son alojados estos roedores en el bioterio afectan de manera diferente a machos y hembras (Palanza 2001; Palanza et al. 2001; Bartolomucci et al. 2004, 2009). Según Brown & Grunberg (1995), Haller et al. (1999) y Sgoifo (2005), mientras que el alojamiento en grupo conduce a un mayor grado de ansiedad y agresividad en machos de R. norvegicus, las hembras de la misma especie no se ven afectadas por esta condición. Otros estudios mostraron que los machos de M. musculus y R. norvegicus alojados individualmente reducen su grado de ansiedad y sus respuestas neofóbicas, aumentando sus tasas de desplazamiento (Goldsmith et al. 1978; Rilke et al. 1998; Palanza 2001; Bartolomucci et al. 2003; Bartolomucci 2005). De esta manera, las condiciones en las cuales son alojados los individuos no solo pueden afectar su bienestar y su salud, sino también la estabilidad de algunos comportamientos individuales (Parmigiani & Pasquali 1979; Van Zegeren 1980; Van Loo et al. 2003; Matsumoto et al. 2005; Medendorp 2018). Debido a esto, varios autores han evaluado las características sociales de alojamiento, tales como el número de animales por caja, según el sexo y edad, con el fin principal de optimizar el bienestar, la salud, y la estabilidad comportamental de los animales (Poole & Robinson 1987; Jennings 1988; Crabbe et al. 1999; Würbel 2001; Kappel et al. 2017). No obstante, debido a que las hembras presentarían una mayor variación conductual relacionada con las fases del ciclo estral (Koprowski 2007; Bell et al. 2009; McGuire & Getz 2010), la mayoría de estos estudios se llevó a cabo en machos.
Con respecto a los roedores silvestres, una práctica común es que sean alojados en laboratorio en condiciones que dependen exclusivamente de los objetivos propuestos, sin considerar aspectos relacionados al bienestar animal asociados al tipo de alojamiento seleccionado (Bartolomucci et al. 2004, 2009; Korpela et al. 2010, 2011; Kraak 2012). Según estos autores, en los procedimientos de establecimiento y mantenimiento de colonias fundadoras de laboratorio, desde el momento del destete y hasta la conformación de parejas reproductivas, generalmente los individuos son albergados en grupos constituidos por coespecíficos de un solo sexo; por otra parte, cuando se trata de estudios experimentales, el alojamiento individual es ampliamente utilizado con el fin de mantener el control experimental y reducir cualquier efecto de las diferencias ambientales. Sin embargo, en muchas ocasiones, las condiciones de alojamiento de los animales dependen de factores relacionados a la disponibilidad de recursos, tales como el tamaño del bioterio o laboratorio, número de habitaciones, cantidad de jaulas o cajas, etc. Si bien Korpela et al. (2011) estudiaron el efecto de la densidad poblacional y las condiciones de laboratorio sobre algunos comportamientos de Myodes glareolus, según nuestro conocimiento, hasta el momento no se ha estudiado el efecto de la condición social de alojamiento en cautiverio sobre comportamientos individuales en roedores silvestres de la Argentina.
Considerando que varios comportamientos, tales como la agresión, la exploración y la audacia, estarían fuertemente favorecidos por la selección sexual Trivers 1972, (Clutton-Brock 1989; Clutton-Brock & Harvey 1978; Horne & Ylönen 1998; Réale et al. 2009), los efectos de la condición de alojamiento sobre las respuestas comportamentales deberían interpretarse teniendo en cuenta el sistema de espaciamiento, social y de apareamiento de la especie examinada (Agrell et al. 1998; Shuster & Wade 2003; Waterman 2007). Según Wolff (2003a,b, 2007), es sumamente importante realizar este tipo de estudios utilizando una especie modelo ecológico (EME) de estudio que permita extrapolar resultados a otras especies de mamíferos. En Calomys musculinus, tanto su sistema de espaciamiento, de apareamiento, como el efecto de la densidad poblacional total o parcial sobre el uso del espacio y la reproducción de sus individuos han sido ampliamente estudiados. Durante el período reproductivo los machos presentan áreas de acción que casi triplican el tamaño de las de las hembras, y las comparten ampliamente con ambos sexos (Steinmann et al. 2005). Las hembras son el sexo territorial, mientras que los machos muestran altos niveles de tolerancia intrasexual (Steinmann et al. 2009; Steinmann & Priotto 2011a), que disminuye a baja disponibilidad de hembras en la población (Steinmann et al. 2006b). Con respecto a su sistema de apareamiento, C. musculinus ha sido descripta como una especie social y genéticamente promiscua (Steinmann et al. 2009; Sommaro et al. 2015). Además, presenta una muy débil asociación entre macho y hembra, sin vínculos estables de pareja, ausencia de cuidado parental conjunto y una fuerte agresión intrasexual en hembras reproductivas como una contra-estrategia hacia el infanticidio por parte de hembras potencialmente infanticidas (Laconi & Castro-Vázquez 1998; Coda et al. 2011; Steinmann 2017). Así, esta especie constituye una adecuada EME para considerar los efectos atribuibles a la condición de alojamiento de sus individuos.
No obstante, y si bien en cautiverio sus individuos muestran pautas comportamentales similares a las que exhiben en su hábitat natural (Coda et al. 2011; Steinmann & Priotto 2011a; Steinmann 2017), aún no se ha estudiado el efecto de la condición de alojamiento sobre el comportamiento individual en C. musculinus. Bajo la hipótesis de que la condición de alojamiento solitaria incrementa la exhibición del comportamiento de exploración y disminuye los niveles de agresión en machos de C. musculinus, respecto a la condición de agrupamiento, predecimos que: i) los machos alojados en condición solitaria permanecerán más tiempo explorando el entorno que los alojados en grupo; ii) durante los enfrentamientos intrasexuales los machos alojados en condición solitaria pasarán menos tiempo exhibiendo pautas comportamentales agresivas que los alojados en grupo.
MATERIALES Y MÉTODOS
La especie en estudio
Calomys musculinus, Thomas, 1913, se distribuye en Argentina desde las provincias de Formosa y Salta en el norte hasta la provincia de Chubut en el sur (Reig 1984; Porcasi et al. 2005). Esta especie ha sido ampliamente estudiada en la Argentina por ser probado reservorio del virus Junín, agente etiológico de la fiebre hemorrágica argentina (FHA) (Sabattini & Contigiani 1982). Calomys musculinus ha sido descripta como una especie oportunista, hábitat tolerante y buena colonizadora de hábitats perturbados o de baja calidad, presentando una mayor amplitud de hábitat y de nichos tróficos respecto a otras especies de roedores coexistentes en hábitats rurales del centro de Argentina (Busch et al. 1997, 2000; Steinmann 2006; Sommaro et al. 2010b). Esta especie exhibe un patrón reproductivo estacional con actividad sexual desde primavera hasta fines de otoño (Sommaro et al. 2009). Sus características reproductivas revelan a esta especie como altamente prolífica debido a su temprana madurez sexual, al alto número de crías por parto, gestación corta y aprovechamiento del celo postparto (Sommaro et al. 2009).
Captura y alojamiento
Los individuos de C. musculinus fueron capturados durante la segunda semana de febrero y de marzo de 2018, en la zona rural de la localidad de Chucul (33º 01’ S, 64º 10’ O), departamento de Río Cuarto, provincia de Córdoba, Argentina. Se utilizaron trampas de captura viva tipo Sherman dispuestas en líneas ubicadas en hábitats lineales, en bordes de campo de cultivos. Entre febrero y marzo se colocaron 35 líneas con 25 trampas cada una, ubicadas a 400 m aproximadamente unas de otras y las trampas estuvieron separadas 6 m entre sí. Los individuos capturados fueron identificados por especie, sexados y pesados, y tanto las hembras de C. musculinus como los individuos pertenecientes a otras especies fueron liberados en su lugar de captura. Así, solo los machos de C. musculinus fueron trasladados al bioterio del Departamento de Ciencias Naturales, de la Universidad Nacional de Río Cuarto. Allí, fueron alojados en cajas de policarbonato (29x18x18 cm), mantenidos a 21ºC, y con un ciclo de luz: oscuridad de 14/10 h., encendiéndose la luz a las 06:30 horas. Considerando que los juveniles de C. musculinus alcanzan la madurez sexual entre 30 y 40 días de edad, con un peso promedio de 16.5 g. (Sommaro et al. 2009), el peso registrado para cada individuo se utilizó como un indicador de su estado reproductivo. De esta manera, se seleccionaron aquellos individuos cuyo peso fue igual o mayor a 17 g.
Durante una semana los machos fueron alojados en dos condiciones; condición solitaria (CS): un solo macho por caja; condición agrupada (CA): tres machos por caja. Para la conformación de cada grupo de machos se seleccionaron individuos capturados en una misma línea y que registraran pesos similares. Esto, a fin de disminuir las probabilidades de exhibición de interacciones agresivas entre los machos agrupados: la misma procedencia aumentaría la probabilidad de familiaridad entre sí, y masas corporales diferentes podrían dar lugar al establecimiento de jerarquías de dominancia, aun temporales (Steinmann 2006). Esto último, debido a que este tratamiento (CA) no se encuentra en el contexto de la hipótesis de valoración asimétrica de recursos (Maynard-Smith & Parker 1976; Maynard- Smith 1979; Parker & Rubenstein 1981), en la cual, la masa corporal de los individuos enfrentados constituye un factor de menor importancia. El número de individuos alojados en CS y en CA fue de 39 y 30, respectivamente. Los machos alojados en CS y CA fueron ubicados en dos habitaciones diferentes. Independientemente del tratamiento, cada caja dispuso de alimento balanceado para roedores y agua ad libitum, y viruta de madera y estopa como material de cama. Las cajas fueron revisadas diariamente con el fin de controlar el estado sanitario de los individuos.
Diseño de estudio
Para evitar el posible efecto del tiempo de permanencia en bioterio sobre las respuestas conductuales de los machos, las observaciones comportamentales se realizaron durante la semana siguiente de haber estado alojados en CS o en CA (cuarta semana de febrero y de marzo de 2018). Teniendo en cuenta que esta especie tiene actividad diurna y crepuscular (De Villafañe & Bonaventura 1987; Mills et al. 1992; Busch et al. 2000), las observaciones de comportamiento se realizaron entre las 15:00 y las 20:00 horas.
Para el estudio de comportamiento de exploración (Ex), se utilizó una cámara de desplazamiento (CD). Este dispositivo es de acrílico transparente de 15x100x20 cm, con un piso fijo y techo desmontable del mismo material. A su vez, cuenta con 4 rieles adosados a sus paredes laterales internas (2 en cada lateral y separados 30 cm) e intercalados entre sí. Con el fin de incrementar las superficies a explorar, a cada uno de estos rieles se incorporaron 4 paneles de acrílico transparente de 6x20 cm (Fig. 1). Para aumentar el posible recorrido de cada animal, en un extremo de la CD se incorporó un dispositivo transversal y desmontable (DT) de 15x45x20 cm. La presencia de los paneles y del dispositivo transversal permitió sectorizar la cámara de desplazamiento en 7 subcámaras. En la primera subcámara (subcámara de inicio) se liberó cada individuo para su observación. Para estimar Ex se registró el número total de subcámaras exploradas por cada macho de CS y CA. Además, se midió el tiempo (en segundos) invertido por cada uno de los machos en desplazarse a lo largo de la CD. Cada observación tuvo una duración máxima de 7 minutos; esto debido a que el período de aclimatación de cada individuo observado varió entre 0 y 120 segundos; cuando los machos permanecieron más de 2 minutos quietos en la subcámara de inicio se consideró ausencia de exploración. Luego de cada observación se procedió a limpiar la CD con servilletas de papel blanco absorbente humedecidos en agua.
Para el estudio de agresividad entre machos de C. musculinus se realizaron enfrentamientos diádicos, entre individuos provenientes del mismo tratamiento, de 5 minutos de duración y en un campo circular opaco (CCO) ubicado en el bioterio. En los enfrentamientos realizados entre individuos pertenecientes a la condición agrupada, se utilizaron machos provenientes de diferentes cajas de alojamiento; esto, para evitar el efecto de familiaridad que pudiera haberse generado entre los individuos durante la semana en que duró el tratamiento. El CCO consiste en un cilindro de policarbonato corrugado transparente de 70 cm de diámetro, 219.8 cm de perímetro, 70 cm de altura y con fondo abierto; cuenta además con un separador vertical movible de policarbonato corrugado opaco de color blanco, que divide la superficie del CCO en dos mitades iguales (Steinmann et al. 2009; Steinmann & Priotto 2011b) (Fig. 2). Luego de 1 minuto de haber introducido a los oponentes a ambos lados del separador (período de aclimatación), este fue retirado cuidadosamente, deslizándolo a lo largo de un riel incorporado en el interior del CCO. Antes de cada enfrentamiento, y con el fin de posibilitar la identificación clara y continua de los oponentes, se procedió a marcar uno de ellos en el lomo con resaltador al agua inodoro, de color rojo fucsia (Steinmann et al. 2009; Steinmann & Priotto 2011b). La designación del individuo focal a ser observado por cada observador se hizo al azar, después de resaltar a un oponente en el lomo. Desde el momento en que los oponentes fueron introducidos en el CCO, los dos observadores permanecieron sentados a 40 cm del borde exterior del CCO; distancia que permite registrar los comportamientos observados, en etogramas previamente impresos, sin perturbar a los animales observados (Steinmann 2006; Steinmann et al. 2009).
El tipo de muestreo para el registro de las pautas comportamentales exhibidos por los oponentes fue el bifocal instantáneo y fue llevado a cabo por dos observadores durante 5 minutos (Steinmann 2006; Steinmann et al. 2009; Steinmann & Priotto 2011b). Los comportamientos registrados se describen en la Tabla 1, y fueron estimados como frecuencias absolutas (como el promedio resultante de la frecuencia obtenida por cada observador). Estas fueron calculadas para cada comportamiento, por encuentro y para cada oponente, como el número de veces en que un determinado comportamiento fue exhibido (Steinmann 2006; Steinmann et al. 2009; Steinmann & Priotto 2011b). Cuando se registró un sistema diádico de pautas comportamentales que alternaron pautas agresivas y defensivas, este fue identificado como “comportamiento agonístico”. Este comportamiento de agresión mutua presenta la función común de ajustar situaciones de conflicto entre coespecíficos e incluye todos aquellos aspectos de conflicto tales como: alerta, acercamiento ofensivo, huida, ataque, sumisión, etc. (Van Oortmerssen 1971; Busser et al. 1974; Van Zegeren 1980; Drickamer & Vessey 1992). En este estudio se previó interrumpir inmediatamente los enfrentamientos intrasexuales en caso de observar interacciones agresivas que resultaran en lastimaduras.
Al finalizar cada observación comportamental (Ex y de agresividad), los dispositivos fueron cuidadosamente lavados con agua; sus piezas desmontables favorecieron su limpieza. El protocolo de investigación fue aprobado por el Comité de Ética de Investigación Animal de la Universidad Nacional de Río Cuarto, Argentina (expediente nº126/2016), y durante el estudio los animales fueron tratados siguiendo la normativa argentina vigente (Ley Nacional 14346) con la finalidad de preservar el bienestar animal.
Análisis estadísticos
Con el fin de examinar la relación entre las variables respuestas (tiempo de desplazamiento; número de cámaras exploradas) y la variable explicativa (condición de alojamiento: solitaria; agrupada), se aplicó un modelo lineal generalizado (GLM), (Johnson & Omland 2004). La comparación de los modelos planteados y los modelos nulos se basó en las diferencias en los valores del criterio de información de Akaike AIC (6AIC), (Burnham & Anderson 1998). Cuando los valores de 6AIC fueron mayores a dos unidades, el modelo con el menor AIC fue considerado como la mejor descripción estadística del proceso que dio origen a las respuestas.
Por otro lado, se agruparon las frecuencias de los diferentes tipos de comportamientos por encuentro, en cuatro categorías comportamentales: agresión (aproximación ofensiva, ataque, persecución); sumisión (huida, postura sumisa, alerta); amigable (contacto próximo, compartir espacio, exploración del oponente); no interactivo (exploración del entorno). Con el fin de analizar las diferencias en las frecuencias de los diferentes comportamientos registrados en el estudio de agresividad se utilizó una Prueba de U de Mann-Whitney (no-paramétrico). Los programas utilizados para realizar los análisis fueron Excel 2013 y R versión 2.9.0 library (nlme) (R Development Core Team, 2009, www.r-project.org).
RESULTADOS
Entre marzo y mayo de 2018 se realizó un total de 137 observaciones comportamentales de machos de C. musculinus. En el estudio de exploración se realizaron 65 observaciones individuales: 35 de machos CS y 30 de machos CA. Con respecto al estudio de agresión se realizaron 36 observaciones diádicas: 19 enfrentamientos entre 38 machos CS y 17 enfren- tamientos entre 34 machos CA. Para el estudio de agresión, 3 machos fueron utilizados dos veces, en días consecutivos, para poder conformar parejas de oponentes provenientes de la misma línea de captura. De los 35 machos alojados en CS, la mayoría de ellos (82.9%) exploró siete y seis subcámaras de la CD (17 y 12 machos respectivamente), 5 machos (14.3%) se desplazaron por la CD explorando entre tres y cinco subcámaras, y ningún individuo se limitó a explorar la primera y segunda subcámara. Solo un macho permaneció quieto en la subcámara de inicio desde el momento de su liberación en la CD (2.8% con ausencia de desplazamiento). En cuanto a los 30 machos alojados en CA, el 63.3% exploró entre siete y cinco subcámaras de la CD. El 23.3% exploró 6 subcámaras y hasta la subcámara 4 (1 macho), y el 13.4% no se desplazó a lo largo de la CD; el número de machos alojados en CA que permanecieron quietos en la subcámara inicial casi quintuplicó el número de individuos del CS que no registró desplazamiento. En cuanto al tiempo de desplazamiento de cada individuo dentro de la CD, tanto de machos CS como de CA, este fue similar en ambos tratamientos (150 s aprox.). Los análisis de GLM, basados sobre los L.AIC, realizados para determinar si hay relación entre el tiempo de desplazamiento (T), el número de cámaras exploradas (CAM) y la condición de alojamiento (COND), revelaron que la relación CAM∼COND fue el modelo que mejor se ajustó a los datos (Tabla 2); mientras que no hay efecto del tiempo en la condición de alojamiento, dado que no hay diferencias entre el modelo planteado (T∼COND) y el modelo nulo (MN∼1).
Con respecto a los tiempos de aclimatación en la subcámara de inicio, mientras que los machos CS registraron un valor promedio de 26.9 segundos (± 31.23), los provenientes de CA presentaron un promedio de 40.17 segundos (± 38.17).
Con respecto al estudio de agresividad, los machos de C. musculinus alojados en CA fueron más agresivos que aquellos alojados en CS; mientras que 25 machos CA exhibieron comportamientos agresivos (aproximación ofensiva, ataque o persecución), solo 3 machos CS mostraron algún comportamiento de agresión (Fig. 3 y 4). Es importante destacar que durante los enfrentamientos intrasexuales del tratamiento CA la respuesta inmediata más frecuente a una exhibición de agresión por parte de un oponente fue la sumisión, presentando así la dinámica propia de las interacciones agonísticas. En la figura 5 se puede observar el comportamiento agresivo y sumiso, exhibidos por los dos oponentes durante su enfrentamiento en el CCO. Por otro lado, durante los enfrentamientos entre machos CS nunca se observó comportamiento agonístico entre los oponentes. De la comparación de las frecuencias de los diferentes comportamientos exhibidos por los machos alojados en CA y CS, se encontraron diferencias estadísticamente significativas para el comportamiento agresivo (W = 1082, p-value = 2.173e-08), siendo la frecuencia mucho mayor en los individuos en CA. Los machos de C. musculinus alojados en condición agrupada presentaron una mayor proporción de comportamientos agresivos (47.7%), seguido del comportamiento sumiso (37.5%) y amigable (14.8%). En cambio, los individuos alojados en CS exhibieron principalmente comportamientos amigables (70.7%), y en mucha menor proporción comportamientos sumisos (21% aprox.) y agresivos (8.3%). En la figura 6, se puede observar el comportamiento amigable entre dos oponentes.
En este estudio nunca tuvimos que interrumpir los enfrentamientos entre machos antes del límite de tiempo (5 minutos), porque ni los ataques o peleas, ni las persecuciones, terminaron en lesiones.
DISCUSIÓN
En este estudio se evaluó el efecto de la condi ción de alojamiento en cautiverio de machos de C. musculinus con relación a su conducta exploratoria y agresiva. Según los antecedentes planteados, se esperaba que aquellos machos alojados en condición solitaria permanecieran más tiempo explorando el entorno y fueran menos agresivos que aquellos alojados en grupo. Los resultados obtenidos en este estudio experimental apoyan la hipótesis planteada: los machos de C. musculinus alojados solos fueron más exploradores y menos agresivos que los provenientes de la condición agrupada. Si consideramos las características propias de un sistema social solitario y un sistema de apareamiento promiscuo, ambos propuestos para C. musculinus (Laconi 1997; Steinmann et al. 2009; Sommaro et al. 2015), la condición solitaria aparecería como la manera más apropiada de mantener alojados en cautiverio a los machos de esta especie.
Si bien se registraron desplazamientos a lo largo del dispositivo de exploración de machos de C. musculinus provenientes de ambas condiciones de alojamiento, la gran mayoría de individuos (n = 17) que ingresó a las 7 subcámaras pertenecieron a la condición de alojamiento solitaria. Por otra parte, aunque el tiempo promedio insumido por los individuos en su desplazamiento a lo largo del dispositivo de exploración fue similar en ambos tratamientos, el GLM indicó que el número de cámaras exploradas estuvo relacionado a la condición de alojamiento de los individuos, mostrando un comportamiento más exploratorio que los individuos alojados solos. Rilke et al. (1998) y Bartolomucci et al. (2003) también observaron que los machos de M. musculus y R. norvegicus alojados individualmente aumentaron su comportamiento de exploración de un entorno novedoso, y lo explicaron a través de la reducción de sus niveles de ansiedad y de sus respuestas neofóbicas. Por otra parte, en nuestro estudio, los machos CS comenzaron moviéndose y explorando la cámara de desplazamiento antes que los provenientes de CA. Si consideramos que la cámara de desplazamiento constituye un área novedosa para los individuos, podemos sugerir que los machos de C. musculinus alojados solos también exhibieron comportamiento de toma de riesgo en mayor proporción que los CA, tal como lo proponen Korpela et al. (2010) para los machos de M. glareolus. Según estos autores y Sih et al. (2004), la toma de riesgo estaría correlacionada con el comportamiento de exploración.
La mayor agresividad de los machos de C. musculinus alojados en grupo se vio reflejada por la intensidad de los comportamientos agresivos exhibidos durante los enfrentamientos intrasexuales. Uhrich (1938) y Poole & Morgan (1973), al igual que lo registrado en este estudio, también observaron comportamientos agresivos entre los individuos alojados en grupo, sugiriendo que esto estaría asociado al establecimiento de relaciones de dominancia. Poole & Morgan (1973), en un estudio realizado con grupos de tres a cinco machos de M. musculus, también observaron un alto nivel de agresividad interindividual; esto, hasta que un macho dominante reprimió efectivamente la lucha entre los subordinados. Estos autores reportaron que el macho dominante mantuvo su jerarquía social durante los siguientes 21 días de haberla obtenido, en los cuales los machos subordinados no exhibieron agresión. Sin embargo, en grupos más grandes, constituidos entre nueve y doce machos, estos mismos autores registraron agresiones continuas entre los subordinados, produciéndose además frecuentes reemplazos en la posición dominante. Según Koolhaas et al. (1990, 1999) y Meerlo et al. (1996a,b,c), la derrota social de un macho inicialmente agresivo es un factor estresante natural que induce varios cambios duraderos en los parámetros de su comportamiento. Isovich et al. (2001) sugieren que las condiciones de alojamiento de machos son críticas al momento de evaluar los comportamientos observados en un determinado estudio, sobre todo cuando podrían implicar los efectos de una derrota social. Por ejemplo, en las pruebas residente-intruso, la intensidad de la pelea entre roedores machos está fuertemente afectada por la experiencia previa del individuo con el área en que se lleva a cabo la contienda (Maynard-Smith & Parker 1976; Maynard-Smith 1979), y también con las características fisiológicas o las condiciones de alojamiento de los mismos (Brain et al. 1980; Parmigiani & Brain 1983; Cairns et al. 1985; Lister & Hilakivi 1988; Hilakivi-Clarke & Lister 1992). De esta manera, si las condiciones de alojamiento de los individuos intrusos fueran diferentes a la de los residentes, las probabilidades de éxito o de derrota de cada uno de ellos en los enfrentamientos diádicos podrían verse afectadas (Albert et al. 1992; Kaliste-Korhonen & Eskola 2000; Matsumoto et al. 2005; Bartolomucci et al. 2009; Kraak 2012).
Según Gray et al. (2000), las agresiones continuas entre machos de Mus domesticus constituyen un grave problema respecto al bienestar de los individuos alojados, llegando incluso en algunas ocasiones a provocar la muerte de alguno de ellos; es por esto que conocer las causas de la agresión es un factor muy importante a considerar al momento de seleccionar las condiciones de alojamiento de los individuos. En machos silvestres de esta especie la agresión es un comportamiento natural asociado a la defensa del territorio y de los recursos (Crowcroft & Rowe 1963; Palanza et al. 1996; Gray & Hurst 1997; Gray et al. 2000, 2002). Sin embargo, en el laboratorio los alimentos están disponibles en abundancia y la competencia directa por las oportunidades de reproducción en un grupo de machos claramente no es un factor (Gray et al. 2000). Así, la presencia de peleas podría ser causada por componentes multifactoriales, incluyendo la propensión genética a la agresión, la experiencia de vida, el grado de parentesco entre los individuos, el olor de hembras alojadas en cercanías y que fomentaría el comportamiento competitivo entre ellos, y los procedimientos que pudieran perturbar las estructuras grupales previamente establecidas, tal como la introducción o remoción de individuos reasignados al azar (Barnard et al. 1991; Gosling et al. 1996; Van Loo et al. 2003, 2004; Fitchett et al. 2006). Kappel et al. (2017) establecieron que, si bien el alojamiento individual evita el riesgo de agresiones y derrotas sociales, este tiene el costo de que el individuo sufra los efectos del aislamiento social. Por otro lado, proponen que, si bien el alojamiento en grupo ofrece a los machos contacto social, dependiente de la posición jerárquica individual, esta condición de alojamiento podría tener efectos negativos respecto al bienestar de los individuos. Finalmente, Kappel et al. (2017) alegan que, a priori, no existe un modo óptimo de alojar a los individuos, sino que este dependerá en gran medida de la organización social y reproductiva de la especie y de las características ontogenéticas de los individuos. Así, nuevamente queda resaltada la importancia de reconocer y evaluar en cada caso lo que es preferible desde el punto de vista del bienestar animal y de la bioética, al momento de establecer los protocolos específicos (Kappel et al. 2017).
CONCLUSIÓN
Este estudio aporta información sobre las respuestas comportamentales de los individuos con relación directa a su condición de alojamiento. Nuestros resultados constituyen un aporte importante para la interpretación de futuros estudios en C. musculinus, experimentales o no, que requieran tanto del alojamiento transitorio de individuos, como del establecimiento de colonias fundadoras de breve permanencia en bioterio, de la conformación de una colonia bioterio o de la constitución de grupos experimentales. Así, sean cuales fueran las condiciones de alojamiento de que se disponga, para el análisis de los resultados obtenidos podrán considerarse las variaciones comportamentales asociadas al continuum sumisión vs. agresión, como también al continuum aprensión vs. exploración en relación con la condición en la cual se alojaron los machos de C. musculinus. En función de lo obtenido en este estudio, y considerando que C. musculinus es una especie modelo ecológico (Steinmann & Priotto 2011a; Steinmann 2013, 2017), estos resultados podrían extrapolarse a otras especies de pequeños roedores promiscuos y con sistema social solitario.