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Trabajo y sociedad
versión On-line ISSN 1514-6871
Trab. soc. no.14 Santiago del Estero mayo 2010
IMÁGENES Y MAGNITUDES SOBRE EL TRABAJO
La metabolización de los cuerpos en el capitalismo avanzado
The bodie's metabolization in advance capitalism
María Inés Landa* y Leonardo Gabriel Marengo**
* Becaria en investigación del CONICET. Centro Interdisciplinario de Metodología en Ciencias Sociales (CIMeCS). Doctoranda en Ciencias Sociales (Universidad Nacional de Buenos Aires - Facultad en Ciencias Sociales). Correo: landa.mi@gmail.com
** Becario en investigación del CONICET (Centro de Estudios Avanzados-Universidad Nacional de Córdoba). Doctorando en Semiótica (CEA-UNC). Correo: soloporlasdudas@hotmail.com
RESUMEN
El presente artículo se interroga críticamente en torno al estatuto del cuerpo del trabajo en el marco de las profundas y aceleradas mutaciones socio-estructurales que sirven de escenario a la emergencia de la nueva empresa informacional en Latinoamérica. El eje argumentativo se centra en: 1) la especificidad que asumen las prácticas de management en su condición de dispositivos de regulación, y 2) las lógicas emergentes de metabolización del trabajo humano en el capitalismo avanzado. A partir de dicho recorrido analítico se exponen y tematizan ciertas consecuencias metodológicas, teóricas y políticas que trae aparejada la profunda redefinición de los parámetros de incorporación, productividad y docilidad política del trabajo humano.
Palabras clave: Trabajo; Cuerpo; Management; Empresa; Capitalismo avanzado.
ABSTRACT
The article inquires, in a critical sense, the status of the category "body of work" in the context of accelerated and profound social-structural changes that underlie the emergence of the new business contexts in Latin America. The argumentative key focus on/in: 1) management`s practice specificity as social regulation devices, and 2) the new logics that caracterizes human work's metabolization process in advance capitalism. According to this analytical track, the texts outlines some of the methodological, theoretical and political consequences that represent the profound redefinition of productivity and disciplinary parameters in actual work's scenery.
Keywords: Work; Body; Management; Business; Advance capitalism.
Introducción
Los senderos de investigación y argumentación que recorren los distintos apartados del presente artículo se interrogan en torno al estatuto del "cuerpo" del trabajo en el marco de las profundas y aceleradas mutaciones socio-estructurales que sirven de escenario a la emergencia contextos productivos empresariales contemporáneos.1 El nuevo capitalismo inaugura una serie de transformaciones radicales macro y micro estructurales que comprometen, tanto la dimensión técnica- organizacional del proceso productivo, como así también, el universo de prácticas sociales, políticas y culturales que re-configuran el cuadro de agentes, relaciones y procesos. Uno de los pilares sobre los cuales se edifican el conjunto de diagramáticas laborales contemporáneas se encuentra signado por la emergencia de los denominados dispositivos de management. Según la presente perspectiva, existen dos elementos que le otorgan especificidad al modelo disciplinar productivo de la nueva empresa: a) la implementación de múltiples mecanismos de diversa índole orientados a garantizar la objetivación y la interiorización de los imperativos productivos de la empresa por parte de los empleados/ trabajadores, b) la instauración de una nueva lógica de gestión encarnada en dispositivos de regulación diversos (retóricos, disciplinarios, coercitivos, selectivos, de control, etc.) que encuentran su basamento en un esquema de modulación continua de las energías corporales en su condición de variables ponderadas de valorización.
En torno a estas problemáticas y a partir de los vectores fundamentales de las
transformaciones referidas, el presente artículo intenta exponer de manera sistemática, una propuesta
teórico- metodológica específica que interrogue las derivas del "cuerpo" en dichas diagramáticas
emergentes de interacción social. El modelo corporal del capitalismo industrial parecería tener poco
que decir acerca del devenir de los cuerpos en el mundo de la empresa flexible. En estos escenarios,
los requisitos productivos demandan un cuadro renovado de competencias y aptitudes que
reestructuran el esquema de inserción y metabolización de los cuerpos en la maquinaria capitalista. El
panorama muestra un campo heterogéneo en constante y vertiginosa transformación. Por lo tanto, uno
de los objetivos principales de la presente argumentación es avanzar en el proceso de discusión y
sistematización de marcos analíticos y estrategias metodológicas que permitan comenzar a delinear el
complejo mapa de articulación e interpenetración del "cuerpo" y el "trabajo" en el capitalismo
avanzado.
El artículo expone, en primera instancia, el proceso mediante el cual la categoría "cuerpo" adquiere relevancia en su condición de herramienta analítica para el estudio del problema del trabajo
en el capitalismo contemporáneo. En segundo lugar, los senderos argumentativos se concentran en
analizar e interpretar ciertos recorridos de los cuerpos en el marco de espacios de implementación de
nuevos dispositivos de organización empresarial, con el objetivo de presentar lo que identificamos en
tanto rasgos tendenciales generales del trabajo en contextos productivos informacionales. Por último,
en el apartado destinado a las consideraciones finales, exponemos someramente un conjunto de
cuestiones e interrogantes éticos, metodológicos y políticos que, a nuestro juicio, atraviesan el estudio
crítico de la compleja trama social del dispositivo de control y gestión de la nueva empresa.
I. Derivas corporales: del "fundamento" a la "herramienta"
La categoría "cuerpo" se presenta esquiva, problemática y multifacética. En torno a este significante se
deslizan infinidad de acepciones en el marco de las ciencias sociales y la filosofía. Su deriva presenta
tantos sentidos como usos efectivos, posibles o imaginados. En ciertos planteos, la emergencia de la
noción "cuerpo" podría ser reemplazada paradigmáticamente por la categoría "sujeto" o "individuo" sin comprometer demasiado el sentido. Si un concepto no refiere a cierta especificidad semántica rigurosa tenemos un problema. Entonces: ¿por que hablamos de "cuerpo"?, ¿por qué no seguir
refiriendo a categorías tales como "sujeto" o "individuo"?
Más allá de que es posible y necesario someter la categoría "cuerpo" al rigor deconstructivo de
la práctica crítico-analítica, existe un hecho por demás evidente: la noción de "cuerpo" a pesar de su
inconsistencia y ambigüedad aparece y reaparece como objeto teórico de interés (especialmente en los últimos años) en diversos espacios de reflexión y producción de conocimiento social.
Al parecer, "cuerpo" semantiza una dimensión de lo humano que otras categorías no han
sabido o no han podido nombrar. Cuerpo significa muchas cosas, por lo tanto consideramos prioritario
delimitar el alcance y la utilidad que adquiere la acepción en nuestras reflexiones. Estamos
convencidos que sería un error pretender subsanar este riesgo conjurando a modo de garante una teoría
general de lo corporal que aglutine en un mismo y único espectro un universo que se muestra tan
heterogéneo como fructífero. Según el presente planteo, la potencia y productividad de la perspectiva
en clave corporal, radica en desplegar el amplio abanico de procesos y formas desde las cuales es
posible pensar el cuerpo desde la complejidad de lo social, y viceversa.
Presentar un alegato acerca de la necesidad de impulsar y defender esta suerte de apertura
disciplinar que impida una sutura última, no implica desatender la necesaria rigurosidad que es preciso
adoptar para encarar una investigación sistemática de lo corporal. Pero sí reconocer que así como no
existen leyes generales del devenir de los cuerpos, tampoco fórmulas universales para su abordaje.
Consideramos que la manera más adecuada de transitar estas dificultades es aspirar a producir un conocimiento situado (HARAWAY, 1995, p. 313), que en términos concretos refiere a una práctica de
investigación social continuamente complementada por procesos reflexivos que inquieran sobre el
contexto en el que se enmarca el estudio y la posición de enunciación del sujeto que investiga.
Perspectiva que en última instancia apunta a una apropiación creativa y rigurosa del saber producido,
manteniendo y habitando la tensión entre lo particular y lo general.
En coherencia con el marco explicitado, la categoría "cuerpo" antes que constituir un reducto
sustancial desde el cual delimitar un objeto definido y exhaustivo, es referida en el marco de nuestras
investigaciones en su condición de tópico-analítico-específico, el cual adquiere consistencia y
ponderación al integrarse al herramental teórico-metodológico que constituye, en líneas generales, el
presente abordaje en clave corporal. La pregunta ontológica general acerca de ¿qué es el cuerpo?, no
es más que un falso problema. No buscamos un fundamento, sino más bien una herramienta.
II. Cuerpo, trabajo y diagramática capitalista
En concordancia con lo argumentado en los distintos puntos del primer apartado, a continuación
delimitamos el mapa teórico a partir del cual recorremos la problemática del cuerpo-del-trabajo en el
capitalismo contemporáneo. Los conceptos centrales que encauzan la dinámica analítico-
argumentativa que constituyen la presente propuesta son: a) Diagrama/Dispositivo y b) Energía /cuerpo-trabajo.
a) Diagrama /dispositivo2: Referir a este concepto implica pensar los procesos de relación e
interacción social en términos de geografías, geometrías y juegos corporales, en los cuales agentes y
subjetividades se definen en virtud de posiciones y disposiciones corporo-energéticas específicas. Éstas determinan agenciamientos particulares desde los cuales, en distintos niveles, es posible
establecer una cartografía de procesos en el marco de espacios de constricción, producción,
concentración y circulación de relaciones de poder. En estas diagramáticas relacionales, asume
consistencia el concepto de dispositivo como una categoría que permite abordar el problema del poder
a partir de la articulación compleja de elementos heterogéneos. De esta manera, prácticas discursivas,
prácticas no discursivas (no específicamente objetivantes), tecnologías, seres bióticos, seres a-bióticos3, y fantasmáticos configuran un cuadro relacional de disposiciones que marcan la dinámica de
agenciamientos, funciones y procesos.
b) Energía y cuerpo-trabajo: Ambos conceptos se definen vincularmente ya que se encuentran íntimamente emparentados. La física escolar nos informa acerca de la estrecha relación que existe
entre las categorías de energía, cuerpo y trabajo. En primer lugar, se advierte que la noción de energía
no es pensada en términos metafísicos esencialistas. A partir de dicho concepto se intenta dar cuenta
de cierto quantum, potencia o intensidad que es posible establecer como la propiedad identificable de
determinados procesos. Según puntualizamos, no pretendemos constituir una categoría ontológica,
sino más bien una resultante lógica a modo de herramienta analítica. La noción de energía que aquí presentamos solo puede ser pensada en un marco relacional de vértices, posiciones y disposiciones
entre los cuales se establecen movimientos, desplazamientos, transferencias, coagulaciones y capturas
de dichas intensidades. En esta dinámica relacional, la circulación del referido quantum permite
delinear ciertos efectos a modo de huellas, marcas y heridas sobre las geografías recorridas. Toda
práctica en su condición de agenciamiento activo (ya sea progresivo o restrictivo) dibuja un entramado
de "cicatrices" en las superficies que atraviesa.
El tono predominantemente retórico del párrafo anterior adquiere claridad al relacionar el
concepto de energía con el de cuerpo-trabajo. Partimos de los siguientes supuestos:
a) Todo acto de trabajo implica circulación de energía, sino, no es tal. Todo quantum de energía
corporal puede ser potencialmente desplegado como acto laboral. Por lo tanto, referir al concepto de
cuerpo-trabajo implica pensar determinadas relaciones en las cuales los cuerpos establecen acciones
específicas, en el marco de disposiciones sociales, estructuras de poder (asimétricas-diferenciales) y procesos de objetivación;
b) El trabajo es caracterizado como la instancia (acontecimiento) y el lugar (locus) en la/el cual se
comprometen las propiedades de los cuerpos humanos para producir valores sociales en su acción
performativa concreta. Valor no como "medida" objetiva sino como intensidad objetivada o potencia
objetivable. Hay circulación de "valor" allí donde una determinada "intensidad" actualizada en el
hacer de un cuerpo (individual o colectivo), se constituye en objeto de disputa en la dinámica de cierta
economía del poder. En consecuencia, la variable cuerpo-trabajo, su valor, su potencia y su
agenciamiento en torno a determinados recorridos del poder, solo emerge en el marco de relaciones
sociales específicas, que se constituyen en un entramado reticular de escenarios, guiones, personajes
que circunscriben el devenir de toda práctica socio-productiva.
II.2 Disposiciones corporales en el capitalismo flexible: El management y la gestión del factor trabajo
El management se define como la disciplina específica encargada de la producción e implementación
de saberes y técnicas, orientados a la gestión, mando y organización del proceso productivo en
instancias empresariales contemporáneas. A partir de las prescripciones de estas lógicas de gestión se
edifican, en gran medida, un conjunto general de vectores teórico-prácticos a partir de los cuales se
estructuran las diagramáticas laborales que ubicamos bajo el rótulo "nueva empresa". En el marco de
dichas estrategias, el modelo disciplinar productivo de las sociedades informacionales pone en
funcionamiento múltiples tecnologías y mecanismos orientados a garantizar la objetivación y la
interiorización de los imperativos productivos de la empresa por parte de los empleados/ trabajadores.
En este sentido, se instaura una nueva lógica de gestión encarnada en dispositivos diversos que basa su
dinámica de funcionamiento en una modulación continua del múltiple social y la heterogeneidad de cuerpos que lo componen. En relación a dicho diagnóstico destacamos la noción de "cuerpo-trabajo" como una herramienta de indagación valiosa, la cual permite abordar la compleja trama vincular
productiva de estos escenarios.
La categoría "nueva empresa" es referida para caracterizar un conjunto heterogéneo de
organizaciones y diagramáticas de interacción social que encuentran su particularidad en parámetros
funcionales característicos del capitalismo avanzado. Relacionar dicha organización (nueva empresa)
con el modo de producción histórico que la engendra (capitalismo) no implica desconocer sus
especificidades funcionales y estructurales. En el marco del presente trabajo consideramos prioritario destacar no solo su carácter de acontecimiento diferencial sino también el principio de continuidad que
liga dichos espacios con la lógica del beneficio, acumulación y explotación capitalista.4
La "nueva empresa" es una entidad con fines lucrativos integrada por capital y trabajo como
factores privilegiados de producción. El trabajador-empleado y la empresa-capital establecen una
relación de intercambio, que en una dimensión superficial-descriptiva, se sustenta en una transacción
de un monto de dinero-salario por tiempo de trabajo, en tanto energía productiva humana objetivada
en un "hacer" valorado.
Hasta el momento, las características a partir de las cuales definimos a la "nueva empresa" no
marcan ninguna diferencia sustancial con la histórica unidad productiva que caracteriza al capitalismo
en tanto modo de organización socio-económica. La propiedad privada de los medios de producción,
la circulación e intercambio de mercancías y la explotación del trabajo humano constituyen
parámetros que permiten identificar evidentes líneas de continuidad entre las actuales configuraciones
productivas y la lógica instrumental del capitalismo histórico. Las continuidades encuentran su
realización en cuestiones relativas tanto a disposiciones sociales, marcos político-institucionales,
estructuras de poder, dispositivos técnicos y soportes ideológicos concretos. No consideramos
necesario detenernos en una enumeración exhaustiva de los elementos que hacen a los parámetros de
actualidad del sistema capitalista de producción según lo definiera Marx en su momento, afirmamos
sin temor a equivocarnos, que el capitalismo y su lógica de fondo fundamentada en el principio de
maximización de beneficios económicos presenta plena vitalidad.
Uno de los rasgos excluyentes que caracterizan esta lógica de producción social, que compete
a la incorporación de los cuerpos humanos (en tanto unidades humanas productivas de valor) al
sistema de producción capitalista, es la modalidad de metabolización (MÉTSZÁROS, 1995, p. 117) a
partir de la cual el sistema productivo construye y captura la figura del trabajador. Un cuerpo debe
actualizar ciertos principios definidos para acceder al estatuto de cuerpo-trabajo. Los parámetros que
determinan el tamiz del dispositivo disciplinar capitalista se dirimen principalmente en la dupla:
productividad económica y docilidad política.5 Pero los principios de delimitación, semantización y
performatización de la productividad económica y la docilidad política del factor trabajo, se actualizan
de acuerdo a transformaciones históricas determinadas, las cuales comprometen la emergencia e
incorporación de saberes, técnicas y prácticas específicas al mundo de la producción, que reconfiguran
el cuadro de agentes y procesos.
En estos nuevos espacios empresariales se está produciendo una redefinición de las aptitudes y
competencias que determinan la incorporación activa del cuerpo-trabajo al proceso productivo. La
disposición corporal del trabajador fabril la cual demandaba músculos tonificados y predisposición
mecánica según parámetros de racionalización rígidos y repetitivos, en ciertos contextos, cede su lugar
hegemónico a un modelo de trabajador al cual se le exige la incorporación integral de competencias
corpóreo- subjetivas (comunicativas, afectivas y emocionales). Aunque las lógicas de producción en la "nueva empresa" presenten rasgos evidentes de continuidad con el "círculo del fordismo" (SENNETT, 1998, p. 45), en términos de rituales maquínicos de desempeño, la modalidad de
metabolización del trabajo en estos contextos parecería mostrar un diagrama de funcionamiento y
acumulación que excede y desafía los esquemas clásicos de abordaje del mundo del trabajo en el
capitalismo.
Lejos quedó la disposición corporal fabril. Hoy las demandas corporales parecen ser otras. En
este panorama, palancas, poleas y sistemas hidráulicos ceden su protagonismo ante pantallas,
ordenadores, headsets y sonrisas telefónicas (LANDA y MARENGO, 2007b). Dichos escenarios de
innovación tecnológica constituyen un terreno privilegiado para identificar lineamientos y preguntas generales acerca del modo a partir del cual se están incorporando los agentes en la producción
capitalista tardo-moderna (DEL BONO, 2002, p. 30).
Reconocer que la performatización del cuerpo-trabajo sufre transformaciones radicales en el
capitalismo contemporáneo no implica desatender que como señala Castells: "[…] nunca fue el trabajo
más central en el proceso de creación de valor. Pero nunca fueron los trabajadores, (prescindiendo de
su cualificación) más vulnerables, ya que se han convertido en individuos aislados sub-contratados en
una red flexible, cuyo horizonte es desconocido incluso para la misma red" (CASTELLS, 2002, p.
309).
A pesar del carácter vertiginoso y acentuado del conjunto de mutaciones, este desplazamiento
no genera una homogenización de los trabajadores en torno al modelo fantaseado de trabajador
cognitivo, según parecerían definirlo tanto el post-industrialismo6 e inclusive algunos planteos del
autonomismo italiano. Según la presente perspectiva, el diagnóstico más riguroso es aquel que
identifica como rasgo característico del mundo del trabajo contemporáneo, una progresiva
polarización en la estructura ocupacional en la que se produce una partición de los trabajadores entre trabajadores genéricos reemplazables precarizados e inscriptos aun en el círculo maquínico del
fordismo y una elite ilustrada de trabajadores informacionales propiamente dichos, los cuales
constituyen una minoría privilegiada tributaria de valores asociados a su práctica cotidiana como la
inventiva, imaginación, autonomía y autogestión (CASTELLS, 2002, p. 234). A pesar de las
experiencias diferenciales que encuentra cada uno de estos modelos-tipo de trabajador en su práctica
laboral, existen principios generales de estructuración de la producción informacional que afectan al
conjunto. A nivel macro y micro estructural el paradigma de la flexibilidad se configura como un principio axiomatizador de la actual lógica empresarial (GUATTARI, 2004, p. 58). Cómo ya
anticipamos, en torno a este significante se estructuran distintos procesos, mecanismos y lógicas
organizativas que se traducen en la implementación de dispositivos socio-técnicos diversos
(MARENGO, 2008). La constitución de un régimen de disciplina relativamente sistematizado que
permita encauzar la capacidad laboral de los cuerpos humanos en un esquema colectivo de producción
y acumulación aparece como un principio característico. Producción y disciplina constituyen
eslabones de una estrategia general "expresada en una determinada manera de organizar tanto el
espacio como el tiempo, con el fin de adecuar los medios de producción, las funciones de los
trabajadores y los contenidos sociales del trabajo a las exigencias de la empresa" (GAUDEMAR,
1991, citado en DEL BONO, 2002. p. 196). Los cuales, según desarrollamos, se asientan en torno al
establecimiento de dispositivos de control efectivo sobre el trabajo y la regulación continua del
proceso de maximización de resultados productivos. Por lo tanto, en los parámetros organizativos y
funcionales de la nueva empresa el cuerpo económicamente productivo ya no es el cuerpo mudo y
muscularmente tonificado del fordismo. El paradigma de la "flexibilidad" como requisito
contemporáneo de pertenencia al mundo productivo capitalista demanda actualizaciones de aquel
modelo fabril burocrático-disciplinar. La incorporación integral de tecnología informática y las nuevas
lógicas de organización parecen inaugurar una nueva economía del poder hacia el interior del espacio
productivo que transforma profundamente la dinámica de circulación y emergencia de las redes de
poder, aunque según dijimos, se mantenga en el marco de la lógica económica capitalista signada por
el horizonte de acumulación y beneficio. Estas configuraciones prácticas, parecen asumir modalidades
de funcionamiento cercanas a lo que Gilles Deleuze (1998, p. 105) denominó "dispositivos de
control", o el mismo Michel Foucault (2006, p. 84) estableció como "lógicas de seguridad", signadas
ya no en el horizonte de la "normación disciplinar" sino bajo el paradigma de "normalización
biopolítica". Aspectos tales como autonomía, auto-gestión, polivalencia, liderazgo, grupalidad y
creatividad constituyen hoy los parámetros de inclusión (empleabilidad) por excelencia del universo
productivo de la "nueva empresa".
La presencia de esta serie de atributos corporales entre los operarios de una planta productiva
de la década del 50', hubieran significado altos niveles de "peligrosidad" bajo la lupa de un ingeniero
industrial fordista. Pero en el actual modelo informacional de empresa, el despliegue integral de las
competencias cognitivas, afectivas, emocionales y comunicacionales de los cuerpos constituye un
insumo de alto valor. Es posible advertir de que manera se redefinen y actualizan los principios de productividad económica y docilidad política a partir de los cuales se delimitan los modelos de
rentabilidad, eficiencia y control del proceso productivo.
La garantía de docilidad política debe realizarse en sinergia positiva con estos requisitos de
productividad flexible. Esta demanda se inscribe, por lo tanto, a partir de la implementación de
dispositivos diversos que articulan modalidades clásicas de disciplinamiento corporal con nuevas
lógicas de gestión, modulación y captura de energías corporales. La consistencia gaseosa de la nueva
empresa flexible (DELEUZE, 1998, p. 102), debe inventar continuamente estrategias de control y
organización que aseguren los requisitos de rentabilidad sin cortar la circulación de flujos productivos.
De esta manera, la práctica managerial ha renunciado prog resivamente a ser una ciencia metódica de
pretensiones exactas para apuntar a constituirse en un verdadero arte (ABRAHAM, 2000, p.35).
II.3 El devenir del cuerpo-empresa
Según planteamos anteriormente, uno de los elementos a partir de los cuales abordamos la
problemática del cuerpo-trabajo gira en torno a los procesos de "objetivación" y producción de valores
sociales. Según lo puntualizara Karl Marx (1973, p. 29), en el marco de la producción simple de
mercancías, la dinámica de explotación, valorización y acumulación capitalista presenta un esquema
simplificado en el que el trabajo humano es "objetivado" en la materialidad de la mercancía,
funcionando como el "combustible" privilegiado de la reproducción del capital.7
Según André Gorz (2003, p. 48) en la emergente lógica de la producción empresarial dicho
esquema de objetivación y acumulación se complejiza de tal manera que produce una
instrumentalización integral del cuerpo: la empresa, compra ante todo, a la persona y su devoción. Es
decir, el principio de funcionamiento ya no se realizaría en la mera incorporación del trabajo humano a
partir de la mediación de su potencia objetivada en una mercancía, sino en un "darse en cuerpo y
alma" de estos sujetos trabajadores. El proceso de trabajo encuentra su "objetivación" en el propio
cuerpo en tanto locus conflictual de realización. El resultado no se presenta como una externalidad-objeto-mercancía, sino más bien, decanta en una performance corporal-productivo-holística en tiempo
real. En la producción clásica de mercancías, los trabajadores no "pertenecían" a la empresa, el
vínculo radicaba en un modelo de trabajo definido como acción meramente instrumental en el cual no
se demandaba un compromiso integral subjetivo con la actividad, sino más bien un intercambio
(coaccionado, reglado y necesariamente desigual) en el que los trabajadores "prestaban su cuerpo" al
cumplimiento de tareas cuyo fin no tenían necesidad de convalidar, conocer o entender. El trabajador
ingresaba así al proceso de explotación capitalista desde cierta exterioridad; no era necesario "creer" o "saber", lo prioritario era "hacer". Precisamente, en el carácter constitutivo de dicho vínculo de
alteridad, de la posibilidad de diferencia entre la esfera de la práctica y la creencia, basaron sus
esperanzas gran parte de los discursos políticos revolucionarios de la modernidad, entre ellos, como
figura privilegiada, el marxismo. En dicho escenario, el compromiso subjetivo del trabajador
necesariamente acentuaba la eficacia disciplinar productiva, pero no era más que un componente accesorio.
Siguiendo a André Gorz (1998, p. 48), en el actual esquema empresarial se observa una
tendencia a dejar progresivamente el plano del trabajo abstracto para volver a la "prestación
personalizada", lo cual despierta un cúmulo de interrogantes no solo sociológicos sino también
fundamentalmente ético-políticos, ya que esta mutación de lógicas y procesos redefine los vínculos
entre el capital y el trabajo inaugurando un nuevo universo simbólico, ideológico y comunitario en el
interior de los espacios productivos.
III. Consideraciones finales: La nueva empresa como acontecimiento, entre la especificidad y la tendencia.
A partir de lo desarrollado en apartados anteriores no pretendemos afirmar que el esquema analítico
mediante el cual caracterizamos el universo empresarial contemporáneo se reproduzca fielmente en
cada uno de las organizaciones que componen el conjunto que definimos en torno al significante "nueva empresa". Sino más bien, intentamos identificar un principio tendencial que muestra
productividad analítica como hipótesis de lectura del dispositivo de gestión y regulación que parecería
impulsarse en los aludidos espacios informacionales. Es una tendencia antes que un modelo
homogéneo lo que encontramos en nuestras investigaciones empíricas particulares. A diferencia del
trabajador productivo del esquema taylorista, el cuerpo-trabajo del informacionalismo (CASTELLS,
2002, p. 256) no se corresponde con parámetros de normalidad en referencia a un "molde" prefijado
de ritmos y competencias técnicas. Hoy el paradigma de trabajador-empleado es aquel que se
constituye en "empresario de sí mismo" (ROSE, 1996, p. 226) a partir de una adopción devota de los
parámetros éticos y de los objetivos instrumentales de la empresa en su condición de "comunidad
imaginada" (CASTELLANO ORTEGA y PEDREÑO CÁNOVAS, 2006 p. 71). De este modo, la
acentuada reciprocidad sinérgica que se establece entre las dinámicas de sujeción y los procesos
subjetivación desafían la rigurosidad de cualquier lectura analítica y política de pretensiones críticas.
La regulación del múltiple social asentada en la gestión de componentes afectivos y emocionales
(aunque no solamente) se muestra más adecuada (en el marco de la lógica del beneficio capitalista-biopolítico) para resistir los embates de la "renovación continúa de las instituciones" en el vertiginoso
capitalismo flexible (SENNETT, 1998, p. 51). La empresa interpela al individuo a priorizar por sobre
cualquier referencia identitaria externa (clase, religión, etnia, etc.) su adscripción al universo vincular ético-imaginario de la "marca" en condición de entidad espectral a-biótica tendencialmente vacía.8 Mediante estos mecanismos "la materialidad de la empresa se constituye en un orden simbólico, un
proyecto, un conjunto de valores y una ética determinada." (WITTKE, 2006, P. 153). Es el cuerpo
mismo y la suma de sus competencias integrales la mercancía de alto valor que es metabolizada en el
proceso de acumulación de la nueva empresa. Precisamente, nuestro foco de interés se concentra en
torno al estatuto que asume el cuerpo-trabajo como cuasi-totalidad (suma de competencias cognitivas,
afectivas, emocionales y comunicacionales) en el diagrama de acoplamiento productivo empresarial.
Y de qué manera, este cuerpo-trabajo a partir de sus modalidades de agenciamiento diferenciales,
estalla en disposiciones específicas que varían en el modo mediante el cual son producidos y
metabolizados los distintos cuerpos-trabajo del capitalismo avanzado. Esta lógica de incorporación
encuentra su correlato específico en una serie de dispositivos técnicos orientados tanto a la
potenciación de las aptitudes y competencias del denominado "estereotipo corporal de trabajador
empresarial-modelo", como así también al diseño e implementación de lógicas de control y
disciplinamiento que garanticen la adecuación de la práctica productiva individual y grupal a los
imperativos generales de la empresa.
En estos recorridos corporales las pretensiones del dispositivo nueva empresa, según se vienen
desarrollando, no siempre se manifiestan en una performatización precisa que actualice a rajatabla la
corporalidad prescripta. Es posible identificar ciertos rasgos específicos en la intersección entre este
dispositivo socio-técnico-productivo y los escenarios y corporalidades locales. Estos diagramas
muestran un cuadro heterogéneo, conflictivo y paradojal. Se considera que solo a partir de
investigaciones empírico-analíticas precisas será posible captar las vicisitudes y contingencias del
cuerpo-trabajo en la nueva empresa en Latinoamérica, la cual a pesar de embanderarse en torno a la
ideología del management según aquí fue descripta, y responder a los mismos principios organizativos
formales que las empresas denominadas "del primer mundo" (en general se trata de corporaciones
multinacionales que elaboran estrategias de management unificadas), asume determinadas
configuraciones que se actualizan en relación directa con el contexto puntual en que estas técnicas y disposiciones se apliquen. Precisamente, la capacidad adaptativa de la gestión a condiciones
cambiantes y contingentes es uno de los principios fundantes del "nuevo espíritu del capitalismo" (BOLTANSKI y CHIAPELLO, 2002).
Por lo tanto, no se trata de realizar diagnósticos y modelos teóricos últimos y completos que
capturen al detalle la heterogeneidad de manifestaciones de estas instituciones (ya que es imposible).
Como especifica la referencia gramsciana, nos encontramos en un periodo de transición en el cual lo
viejo no ha terminado de morir y lo nuevo no ha terminado de nacer. Para el desasosiego de los
discursos emancipatorios y el orgullo de los mercados, nadie aprendió la lección trotskista de la "revolución permanente" con mayor claridad que el propio capitalismo. En este escenario de lo que se
trata, por lo tanto, es de radicalizar la apuesta teórica en la elaboración de herramientas analíticas que
presenten tanta elasticidad y eficiencia como el universo cambiante y escurridizo que se pretende
estudiar. Parafraseando el obstinado murmullo de Galileo frente al tribunal, podemos decir que el
capitalismo mundial integrado a pesar de ver continuamente desafiada su hegemonía totalizadora, "sin
embargo gira" (eppur si muove), mostrando en este gesto de-facto su rostro fundamentalmente
proteico. La crítica teórica y la práctica pol&iacut e;tica deben estar a la altura de este desafío si pretenden
sostenerse en pie frente a tan indescifrable adversario.
Notas
1 Frente a una batería de nociones vinculadas, tales como post-fordismo, post-industrialismo, ohnismo o toyotismo, la presente investigación recurre al concepto de informacionalismo, desarrollado por Manuel Castells (2002) en virtud de reconocer, tanto su precisión y rigurosidad metodológica-analítica, como así también su pertinencia teórica.
2 Para profundizar en torno a las vicisitudes de estos conceptos en la analítica del poder ver: FOUCAULT (1987: 49-71) y DELEUZE (1999:155-163).
3 Para un análisis deconstructivo de la noción de "naturaleza" y la lógica del cyborg como una resultante de la articulación compleja de elementos diversos ver: HARAWAY (1999).
4 Somos plenamente conscientes que al unificar un conjunto tan diverso y amplio de espacios a partir de una categoría general, se ejerce, en mayor o menor medida, algún grado de "violencia" sobre las particularidades de cada unidad del denominado conjunto. Asumimos el riesgo de la generalización en virtud de priorizar la potencia comprensiva de dicha operación teórica.
5 Es preciso remarcar que Foucault utiliza alternadamente la noción de "utilidad" y de productividad, en articulación con el concepto de docilidad. La referencia a uno u otro concepto acentúa diferencialmente las vinculaciones entre la esfera económica y la específicamente política. Para profundizar en torno a esta relación ver: FOUCAULT, (2002, 2003, p. 147/168) y GAUDEMAR (1998).
6 Para acceder en detalle a la crítica de los diagnósticos post-industrialistas ver: CASTELLS, 2002, p. 234.
7 Existen infinidad de discusiones en torno a la lógica última del proceso de acumulación, valorización y reproducción que no consideramos pertinente actualizar en este escrito. Preferimos centrarnos en la dinámica de"objetivación" la cual parecería dar cuenta de cierto rasgo general de todo proceso de trabajo humano, inclusive el denominado trabajo inmaterial. De esta manera, identificamos como el rasgo sobresaliente del trabajo en el marco del capitalismo contemporáneo la configuración del mismo en tanto "hacer valorado" en el mercado productivo. Dicha operación analítica nos permite recurrir a la categoría de "valor trabajo" por fuera de la encallada discusión de la teoría clásica marxista referida a la mensurabilidad de la mercancía, la cual ve en la teoría del valor una teoría de medida. Para profundizar en torno a dicha discusión ver: CUTLER, HINDESS y HIRST (1977).
8 Para profundizar en torno a los mecanismos de construcción discursiva de la figura "empresa" en el marco de prácticas de management ver: MARENGO (2008); CASTELLANO ORTEGA y PEDREÑO CÁNOVAS (2006); ECHEVARRIA, DE ELEJALDE Y MARENGO (2007); LANDA Y MARENGO (2007a, 2007b y 2007c).
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Recibido: 11.10.09
Aprobado definitivamente: 12.11.09