Introducción
Las mujeres constituyen cerca del 48% de la población activa asalariada a nivel mundial.1 En los países de altos ingresos, la principal fuente de empleo para las mujeres es el sector de la salud y la educación, que emplea a casi un tercio de todas las mujeres en el mercado laboral.2 En muchos países, las mujeres comprenden el 70% de la fuerza laboral del sector salud, lo que las hace imprescindibles para garantizar la prestación de los servicios médicos, al mismo tiempo que desempeñan un papel vital en el avance de la salud pública a nivel global.3
Sin embargo, y a pesar de estas cifras que muestra la gran contribución de las mujeres a los sistemas de salud, los hombres siguen siendo mayoría en las posiciones de liderazgo.4
A nivel mundial, la brecha de género en los rangos más altos de liderazgo en la atención médica es persistente. En el año 2015, solo el 23% de los Delegados Principales en la Asamblea Mundial de la Salud fueron mujeres.5 En los Estados Unidos, las mujeres ocupan solo el 26% de los puestos de CEO en los hospitales, a pesar de representar el 78% de la fuerza laboral de salud, mientras que en el Reino Unido representan el 37% de los puestos de liderazgo en el sector de la salud.6
Esta misma disparidad puede verse en la representación de las mujeres en las academias de ciencia. Una encuesta realizada por The Global Network of Science Academies mostró que, en 69 academias de ciencia relevadas, el promedio de mujeres miembro era del 12%.7
El objetivo de este trabajo es analizar la distribución de los tipos de cargos docentes asignados a mujeres en la Facultad de Medicina de una universidad pública nacional.
La educación superior en los Estados Unidos se pensó originalmente para los hombres blancos ricos de la sociedad. Las mujeres, las personas de color y los hombres blancos pobres no tenían lugar en las casas de estudio universitario. Con el tiempo, el desarrollo de "la noción populista de los Estados Unidos de educación superior" cambió la demografía de los colegios y las universidades de todo el país. El porcentaje de mujeres matriculadas en una universidad en 1944 era del 44%, y ascendió al 53% en 1991.8
Como ocurrió en otras partes del mundo, las primeras universitarias en Estados Unidos, a partir del siglo XIX, fueron médicas. A medida que iban siendo admitidas en las universidades, las posibilidades de ingreso eran más factibles en carreras de naturaleza femenina. De este modo, el acceso femenino a la universidad estuvo marcado desde el inicio con elecciones diferenciales, acorde por una división sexuada del saber. La puerta de entrada de las mujeres a los estudios universitarios fueron las carreras relacionadas con las ciencias de la salud, especialmente medicina.9 En Latinoamérica, el acceso de las mujeres a los estudios universitarios se produjo a partir de la década de 1880, y también la carrera de medicina tuvo un papel protagónico. Cinco países latinoamericanos incorporaron mujeres a la universidad en el siglo XIX: Brasil, México, Chile, Cuba y Argentina.10
Universidad de Buenos Aires, Argentina
En 1778, a través de un decreto real, se crea la Universidad de Buenos Aires (UBA), pero, debido a dilaciones y a la pérdida de documentos, su concreción se retrasó por más de 40 años, inaugurándose recién en 1821.11 Debieron pasar más de sesenta años para que la primera mujer, Cecilia Grierson, se gradúe de la Facultad de Ciencias Médicas. En el año 1909 fue nombrada la primera mujer docente de la facultad, con un cargo de ayudante en la cátedra de Anatomía Patológica. Las médicas que aspiraban a la docencia universitaria debían conformarse con el rango de auxiliares, es decir, en la escala más baja de la estructura académica.12
El progresivo aumento de las mujeres en la profesión médica durante el siglo XX se acompañó de procesos de segregación interna y de la creación de espacios profesionales cargados de valores de género. En estos procesos tomaron parte tanto hombres como mujeres: los primeros tratando, en general, de acotar espacios donde las mujeres se desarrollaran profesionalmente; ellas, buscando la forma de asentarse en la profesión y construir sus propios perfiles identitarios. El resultado fue una práctica que, igual que sucede en otros campos de la ciencia, todavía hoy no facilita el acceso de las mujeres a los puestos de toma de decisiones y de representación.13
A lo largo de los años, y debido a procesos sociopolíticos, se comenzó con una paulatina feminización de la educación universitaria en nuestro país, llegando en el año 2017 a que más del 80% de los matriculados en la Facultad de Medicina de la UBA sean mujeres.14 Sin embargo, el proceso de feminización de la matrícula a la carrera no se acompaña por mayor proporción de mujeres en el plantel docente jerárquico, ya que los cargos de mayor rango en las casas de altos estudios siguen siendo predominantemente masculinos.
Definiciones operativas
Cargo. Se define como cargo cada uno de los puestos de trabajo con que cuenta un establecimiento educativo (en este caso la Facultad de Medicina), aprobados en su planta orgánica, que tienen asignada una partida presupuestaria y un conjunto de tareas a desempeñar por persona. Los autores de este trabajo no desconocen la importante participación de los trabajadores ad honorem o no rentados en esta casa de estudios, pero el presente estudio analiza solamente los cargos rentados.15
a)Tipo de cargo según jerarquía. Se divide en 5 categorías:
-Ayudantes de cátedra. Incluye a:
Ayudantes de Primera: es el auxiliar docente regular o interino siguiente en jerarquía al Jefe de Trabajos Prácticos (JTP). Entre sus funciones principales están las de elaborar propuestas de trabajos prácticos y asumir la responsabilidad del dictado de cursos de trabajos prácticos.
Ayudante de Trabajos Prácticos de Segunda: es la categoría de auxiliar docente regular o interino, generalmente desempeñada por los estudiantes regulares de la Facultad. Entre sus principales funciones están las de colaborar en el desarrollo de los trabajos prácticos a cargo de un auxiliar de primera o un JTP, o la de tener a su cargo el dictado de cursos de trabajos prácticos, de acuerdo con la modalidad de la Unidad Académica.
Jefe de Trabajos Prácticos: es el docente auxiliar regular o interino de mayor jerarquía. Tiene entre sus funciones el dictado de cursos prácticos y la coordinación de las tareas de los otros auxiliares docentes. Profesor Adjunto: Profesor regular o interino que colabora con un Profesor Titular Plenario, Titular o Asociado en las tareas de enseñanza. Profesor Titular: Profesor regular o interino sobre el que recae la responsabilidad de la enseñanza.
-Autoridades o cargos jerárquicos. Incluye a: asesores; Consejos directivos titular y suplente (profesores, graduados y estudiantes); Coordinadores de centros médicos y de institutos; Directores de centros médicos y de institutos; Subdirector de centros médicos e institutos; Jefes de departamento; Secretarios; Subsecretarios; Vicedecano; Decano.
b) Tipo de cargo según regularidad. Se divide en 2 categorías:
Regular: designación realizada por el Consejo Superior de la Universidad para el caso de los Profesores (Titulares Plenarios, Titulares, Asociados y Adjuntos), o por los Consejos Directivos de las Facultades para los Auxiliares Docentes (Jefes de Trabajos Prácticos, Ayudantes de Primera y Ayudantes de Segunda), y otorgadas como resultado de un proceso de concurso.
Interino: designación realizada por el Consejo Directivo de una facultad con carácter temporal y hasta la sustanciación del respectivo concurso.
c) Tipo de cargo según dedicación. Se divide en 3 categorías:16
Dedicación parcial o simple: deben desarrollar una labor de docencia de grado durante diez (10) horas semanales en dependencias de esta Universidad. La dedicación parcial se reserva para quienes, por la índole de su profesión, desarrollan sus investigaciones y su práctica profesional fuera de la Universidad.
Dedicación semiexclusiva: deben desarrollar una labor de docencia de grado y de investigación científica o de extensión durante 20 horas semanales en dependencias de esta Universidad. Se aplica en las disciplinas que, por su índole, requieren un régimen similar al previsto en el artículo anterior, pero menos restrictivo que el de la dedicación exclusiva.
Dedicación exclusiva: deben desarrollar su labor de docencia de grado, de investigación y, eventualmente, de extensión durante 40 horas semanales en dependencias de esta Universidad. Los docentes con dedicación exclusiva no pueden realizar tareas rentadas fuera de las universitarias, salvo las excepciones que explícitamente autorice la reglamentación que dicte el Consejo Superior, sobre la base de que tales excepciones no deben perturbar las tareas específicas de los docentes con dedicación exclusiva.
Materiales y métodos
Diseño
Estudio de corte transversal que analizó la distribución de los tipos de cargos según jerarquía, según dedicación y según regularidad en los puestos ocupados por mujeres docentes de la Facultad de Medicina de la UBA, comparados con su contraparte masculina. La información fue facilitada por integrantes del Consejo Directivo de la facultad. El listado corresponde al personal docente contratado por la Universidad, cohorte 2018.
Participantes
La base de datos incluyó 2468 cargos de la Facultad de Medicina de la UBA, clasificados como personal docente. El período de análisis comprendió el año 2018. La unidad de análisis corresponde a cargos y no a individuos, ya que cada docente puede tener más de un cargo. Los criterios de inclusión considerados fueron: cargos docentes en función activa y registrados en la Facultad de Medicina de la UBA. Los cargos no docentes y administrativos no fueron incluidos en este análisis, como tampoco los cargos docentes ad honorem.
Análisis de datos
“Tipo de cargo según jerarquía”, “tipo de cargo según dedicación”, y “tipo de cargo según regularidad” fueron asumidos como variables de exposición. El grupo etario y la edad fueron asumidos como covariables, mientras que los cargos asignados por sexo fue asumido como variable de resultado. Los datos fueron analizados con el programa estadístico STATA 15. Primero se realizó una descripción y comparación según frecuencias de edad, grupo etario, tipo de cargo según jerarquía, tipo de cargo según dedicación y tipo de cargo según regularidad, con respecto a los cargos asignados según el sexo. Luego se exploró la asociación entre las variables de exposición y los cargos según el sexo de la muestra. Finalmente, se realizó un análisis multivariado controlado por posibles interacciones y considerando el modelo con criterio de información de Akaike (CIA) más bajo. Para el análisis univariado se utilizaron las pruebas estadísticas de chi al cuadrado y de la t de Student. Para los análisis bivariado y multivariado se emplearon modelos de regresión logística. El modelo final fue ajustado por grupos de edad, tipo de cargo según jerarquía, tipos de cargos según dedicación y tipo de cargo según regularidad.
Resultados
Análisis descriptivo
La Tabla 1 muestra las características generales de los cargos analizados.
Tanto para la edad como para los grupos de edad, vemos que los cargos asignados a mujeres tienen una media de edad menor que los de los varones: 45.8 (0.34) años y 49.1 (0.38) años, respectivamente. En edad agrupada, el mayor porcentaje de cargos ocupados por mujeres tiene entre 31 y 50 años (47.4%), mientras que en los ocupados por varones la mayoría es mayor de 50 años (53.3%). Para tipo de cargo según jerarquía, la mayoría de los cargos del total de la muestra son de Ayudante de Cátedra (44.5%). Esta proporción es mayor entre los cargos ocupados por mujeres (52%) y menor entre los de varones (36.7%). Lo inverso ocurre con los cargos agrupados como “autoridades”. Para el total de la muestra, el porcentaje es del 5.5%, con una disminución en su peso entre los cargos asignados a mujeres (2.2%) y une incremento en los de varones (9%). Para tipo de cargo según regularidad, en el total de la muestra el 66.7% es interino, y asciende a casi el 71% entre los cargos asignados a mujeres. Finalmente, para “tipo de cargo según dedicación”, en ambos estratos la mayor proporción de cargos es de dedicación parcial. Se destaca para los cargos de dedicación exclusiva una mayor representación de los cargos ocupados por mujeres.
Análisis bivariado
La Tabla 2 muestra los odds ratio crudos (ORC) del análisis bivariado para las variables independientes y las covariables, y los “cargos asignados por sexo” como variable dependiente. Para grupos de edad, un puesto de trabajo ocupado por una mujer está asociado significativamente con pertenecer al grupo etario más joven -menor o igual a 30 años-, en comparación con el grupo etario de mayor edad -más de 50 años (ORC: 1.50; intervalo de confianza [IC] del 95%: 1.17 a 1.93). No se observa asociación estadísticamente significativa cuando se compara el grupo etario menor o igual a 30 años con el grupo de 31 a 50 años (ORC: 0.80; IC 95%: 0.62 a 1.03).
Por otro lado, el “tipo de cargo según jerarquía” mostró asociaciones significativas y crecientes con cada categoría de jerarquía, lo que indica que la chance de pertenecer a la categoría de referencia “ayudantes” es mayor en el estrato de cargos ocupados por mujeres en todas las categorías y en forma creciente.
Cuando analizamos el tipo de cargo según regularidad, observamos que los cargos interinos son ocupados mayoritariamente por mujeres (ORC: 1.41; IC 95%: 1.19 a 1.67). Esto señala que los cargos de varones reúnen significativamente más posiciones regulares que los puestos asignados a mujeres. En cuanto al tipo de cargo según dedicación, la dedicación exclusiva está estadísticamente vinculada con los cargos ocupados por el sexo femenino (ORC: 0.58; IC 95%: 0.89 a 1.06). No se encontró una asociación estadísticamente significativa entre los cargos de dedicación semiexclusiva y el sexo (ORC: 1.25; IC 95%: 0.95 a 1.66).
Análisis multivariado
La Tabla 3 muestra los odds ratios ajustados (ORA) del modelo final propuesto con menor CIA. Este incluye los grupos de edad, “tipo de cargo según jerarquía”, “tipo de cargo según regularidad” y “tipo de cargo según dedicación” para “cargos asignados por sexo”. Observamos que “grupo etario de 31 a 50 años” (ORA: 0.66; IC 95%: 0.50 a 0.87) y los “cargos de dedicación exclusiva” (ORA: 0.43; IC 95%: 0.29 a 0.64) se asocian significativamente con el estrato de cargos asignados a mujeres. Para el tipo de cargo según jerarquía, cada categoría creciente en jerarquía está significativamente, y en forma creciente, ocupada por varones, en comparación con la categoría de referencia “Ayudante de Cátedra”: “JTP” (ORA: 1.39; IC 95%: 1.14 a 1.70), “Profesor Adjunto” (ORA: 2.67; IC 95%: 1.95 a 3.67), “Profesor Titular” (ORA: 3.47; IC 95%: 2.27 a 5.30) y “autoridades” (ORA: 5.57; IC 95%: 3.53 a 8.79). Dicho de otra manera, los cargos laborales ocupados por mujeres son, en su mayoría, los más bajos en la escala jerárquica en forma significativa y con tasas crecientes para cada categoría, en puestos asignados a hombres. El modelo final no mostró una asociación estadísticamente significativa entre “tipo de cargo según regularidad” y “cargos asignados por sexo”.
Discusión y conclusiones
El presente trabajo muestra un ligero predominio de cargos asignados a mujeres, en el total de cargos. Esta predominancia de cargos ocupados por mujeres en el ámbito de la docencia universitaria tiene como contracara la casi ausencia en los puestos de mayor jerarquía, asociados con el reconocimiento social y salarial.17 Nuestro análisis arroja resultados contundentes acerca de la distribución desigual de los cargos dentro de la docencia universitaria en la Facultad de Medicina de la UBA. Se pone de manifiesto una vinculación significativa e inversamente proporcional entre jerarquía y proporción de cargos asignados a mujeres, con los cargos de menor jerarquía ocupados mayoritariamente por el sexo femenino. Es notorio que uno de 11 cargos ocupados por varones corresponde a la máxima categoría jerárquica, mientras que esta relación es de 1 en 46 en cargos ocupados por mujeres. Dentro de la categoría “autoridades”, los puestos de trabajo ocupados por varones representan el 80% de los cargos de máxima jerarquía en la Facultad de Medicina de la UBA. El censo de docentes de la UBA 2011 muestra, en medicina, mayoría de docentes mujeres como total, con predominio de docentes auxiliares mujeres y mayoría de profesores varones, en coincidencia con nuestro análisis.18 Según un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en 2017, de las 20 universidades que componen el Foro Argentino de Facultades y Escuelas Médicas Públicas, solo había 5 decanas mujeres. Entre las y los vicedecanos, la cantidad de mujeres ascendía a 7.19 En línea con esto, Lorenzo Delgado y col., describen que, entre 1990 y 2005, el porcentaje de mujeres en el “equipo decanal” de la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada, España, era cercano al 17%.20 Nina Shor muestra que, en 2016, solo el 15% de los decanos y decanos interinos de los Estados Unidos son mujeres, y la prevalencia de mujeres en “posiciones decanales” -que incluyen decano, vicedecano, decanos asociados y asistentes del decano-, disminuye con el rango profesional ascendente,21 lo que refleja que este fenómeno no ocurriría solo en Argentina. A su vez, los cargos asignados a mujeres se alinean en el grupo intermedio de edad, de 31 a 50 años.17
Otro hallazgo importante es la mayor presencia de cargos de dedicación exclusiva ocupados por mujeres. Sobre este particular, no puede desconocerse un estereotipo de género que históricamente asoció lo femenino con la docencia y con el sistema de cuidados, la organización familiar y la crianza de los hijos, lo que haría que estos puestos fueran ocupados por las mujeres.22,23 Este fenómeno también está descrito en el colectivo de mujeres científicas y de la academia.24 El observatorio de género de la Universidad Carlos III muestra también una brecha entre los cargos universitarios para mujeres y varones, con dominio absoluto de los varones en los cargos titulares. Las investigadoras de dicho observatorio vinculan esta situación directamente con la realidad de las mujeres, quienes deben compatibilizar la vida familiar con sus carreras.25
En este trabajo se observaron características también analizadas en el mercado laboral a nivel nacional de nuestro país, en el que se destacan la feminización del sector de cuidados y de trabajo doméstico, y de los puestos de menor calificación.26,27
Un resultado secundario de este análisis, si bien no significativo en el modelo final, fue el hecho de que más de dos tercios de los cargos de nuestra muestra son cargos interinos. Esto hace necesario plantearse nuevos enfoques de análisis, incluido el de la estabilidad laboral de los docentes universitarios argentinos.28
Los resultados, las distribuciones y los promedios expuestos en este trabajo se encuentran en línea con los guarismos generales para esta universidad, publicados en los anuarios estadísticos.29
Este trabajo pone de manifiesto dos aspectos de la equidad, puesto que hace foco en los cargos docentes universitarios: por un lado, muestra la desigualdad en la distribución de los cargos en relación con la jerarquía, pero, además, propone una mirada sobre el acceso y los logros en materia educativa de unos y otros. De esta forma, toma una dimensión especial en términos de aportar a las políticas y los compromisos de las agendas de los gobiernos en torno a la equidad entre mujeres y hombres, que representan, ni más ni menos, oportunidades sociales de desarrollo para el desarrollo.
Limitaciones
El hecho de que el estudio sea de corte transversal limita la posibilidad de observar direccionalidad en las asociaciones entre las variables de exposición y los cargos asignados por sexo. Asimismo, no podemos evaluar causalidad. Los datos suministrados solo permiten realizar análisis por sexo biológico. La presente propuesta se limita a profesionales de una universidad pública, sin que sus resultados sean extrapolables a otros subgrupos de trabajadores ni a docentes universitarios de universidades privadas.
Propuestas
Sería interesante replicar esta propuesta con la inclusión de una perspectiva histórica, analizando las tendencias de las relaciones a través de los años. A su vez, sería de fundamental importancia contar con este tipo de análisis en todos los países de las Américas, con el fin de dimensionar la problemática en toda la región. Asimismo, sería relevante proponer a las autoridades de la UBA cambios de gestión de puestos laborales hacia una mayor paridad de mujeres en posiciones de mayor jerarquía. Por último, en el futuro se debería incorporar la perspectiva de género no binario en este tipo de análisis.