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vol.43 número3Unirse por el conocimiento científico: Los vínculos de cooperación entre las instituciones dedicadas a la ciencia y al desarrollo tecnológico potencian el abordaje de problemáticas y demandas agropecuarias. Este es el caso de la Unidad Integrada Balcarce que, desde hace 55 años, combina investigación, extensión y docencia académicaEl compromiso con la realidad y la producción científica se potencian: El investigador del INTA, Roberto Cittadini, destaca la creciente valoración e inclusión de las ciencias sociales en la visión interdisciplinaria para el tratamiento de problemáticas en organismos de investigación agronómica y de desarrollo. Entre otros temas, se refiere a “la necesidad de producción científica de calidad índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
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RIA. Revista de investigaciones agropecuarias

versión On-line ISSN 1669-2314

RIA. Rev. investig. agropecu. vol.43 no.3 Ciudad Autónoma de Buenos Aires dic. 2017

 

NOTAS

“Hacia un agro digital de la mano de los futuros decisores del sector”
Según la investigación “Territorios Digitales: el INTA, los jóvenes y la ruralidad”, llevada adelante por el equipo de Investigación en Comunicación del INTA Rosario, más de la mitad de los jóvenes entrevistados se proyecta en el campo y posee un alto perfil tecnológico

 

Por Andrea Mansilla, Soledad Bricchi y Violeta Pennacchi

La investigación “Territorios Digitales: el INTA, los jóvenes y la ruralidad” nace de reconocer un área de vacancia en el estudio de las juventudes rurales y su vinculación con las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) en la región de América Latina y el Caribe. En este sentido, organismos como la CEPAL, FAO e IICA sostienen que las innovaciones en las formas de comunicación introducidas por las TIC llevan a la dinamización de las zonas rurales, en aspectos económicos, sociales, culturales, geográficos e interaccionales. Es por ello, que en el período 2015- 2016 se realizó un relevamiento en la República Argentina, que abordó 14 provincias de las cinco macrorregiones del país (Pampeana, NOA, NEA, Cuyo, Patagonia), para indagar, en territorio, a jóvenes de escuelas secundarias agrotécnicas y su relación con las TIC en la ruralidad. Se obtuvieron un total de 3147 encuestas, 60 entrevistas audiovisuales y 1125 registros etnográficos audiovisuales. El análisis de dicha información aporta conocimiento para pensar estrategias en políticas públicas, en torno a un fenómeno que, en la actualidad, reviste suma importancia.

Jóvenes y TIC

El 59 % de los jóvenes encuestados se proyecta trabajando en actividades vinculadas al sector agropecuario. Sin embargo, un 34 % no lo hace. Reconociendo que los indagados son alumnos JÓVENES RURALES Y TIC de escuelas agrotécnicas, el dato revela que muchos de ellos poseen diferentes motivos por los cuales no se imaginan trabajando en este ámbito. El 83 % de los que no se proyectan dijo que quiere estudiar/trabajar en algo diferente. Otras razones que fundamentan esta decisión son: “buscar posibilidades de desarrollo/ oportunidades en zonas urbanas”, “no les gusta” o “sus papás no quieren que continúen en el sector”. Los jóvenes que sí se proyectan lo hacen porque “les gusta”, porque “quieren estudiar algo relacionado al agro” o “encuentran beneficios profesionales y económicos”. Notoriamente, de las juventudes que se proyectan son más los que viven en la ciudad que los que viven en el campo y más los jóvenes con padres vinculados a otras actividades que con progenitores trabajando en el agro. Muchos jóvenes identifican al campo como “el motor del país”, como “futuro”, con altas posibilidades de expansión. Dicho fortalecimiento del vínculo con la tierra y vocación rural se ve atravesado por la posibilidad de ampliar conocimientos, desarrollar habilidades y destrezas, profesionalizarse, en un ecosistema digital que motiva e impulsa a continuar la relación con el campo desde otras lógicas.
No obstante, otros tantos jóvenes no se proyectan en actividades del sector porque sostienen una visión de sacrificio o escasa rentabilidad del trabajo agropecuario. Esto se debe, en algunos casos, a que sus familiares poseen ocupaciones que conllevan mucho esfuerzo (peón rural, por ejemplo) o sienten desigualdades y limitaciones. Es este contexto el que los orienta a visualizar el desarrollo como un valor vinculado a las ciudades o a otras labores. La realidad rural de nuestro país presenta múltiples escenarios, atravesados por diversos factores que sopesan diferentes opciones en la continuidad o no dentro del sector. Los datos estadísticos, anteriormente expuestos, corresponden a promedios nacionales. No obstante, se considera fundamental destacar algunas singularidades de la geografía recorrida. En este sentido, en el NOA (la región en donde más se proyectan) el número de jóvenes de la población encuestada que se orienta a trabajar en actividades vinculadas con el sector está ampliamente por encima de la media del país (70 %). Como contrapunto, Cuyo es el territorio en que menos se proyectan (33 %). El NEA es la región con mayor cantidad de padres de encuestados que trabajan en el campo (72 %), ubicándose muy por encima del promedio nacional que es del 26 %. En contraposición, la región con menos cantidad de hijos de trabajadores rurales-agropecuarios es la pampeana (20 %).
En síntesis, se observa que el perfil digital de muchos de los jóvenes que orientan su futuro como decisor agropecuario es alto (63 %). La mayoría de los encuestados reconocen el papel fundamental que “juegan” hoy las tecnologías de información y comunicación en el agro. El 97 % se conecta a Internet y el 72 % lo hace todos los días, ya sea para relacionarse con amigos, escuchar música, ver videos/películas/series/jugar en línea, buscar información para tareas escolares o descargar aplicaciones. De esos, un 86 % lo hace desde teléfonos inteligentes en cualquier momento y lugar. Cabe destacar que el smartphone se convirtió en el dispositivo digital móvil por excelencia. Es considerado el mejor “invento de la historia” por muchos científicos y estudiosos de la temática, ya que concentra en un único artefacto lo que antes se hacía en docena de aparatos: aplicaciones, redes sociales, streaming, videos, información al instante, agenda electrónica, reloj, reproductor de música, GPS, radio, despertador y tantas otras posibilidades. Hoy en día, en el mundo, más o menos 2.500 millones de personas poseen celulares inteligentes.

Acceso a Internet

Un informe de la CEPAL aseguró que Argentina tiene el mayor porcentaje de usuarios de Internet de América Latina. Sin embargo, la conexión no es favorable. Según el plan federal de Internet, el 30 % de los argentinos y el 70 % del territorio (zonas rurales en general) carecen de acceso a conectividad o tienen un proveedor monopólico que ofrece un servicio caro y de baja calidad. Es por ello que se hace necesaria una excelente conectividad que alcance todas las áreas geográficas, erradicando las diferencias existentes entre zonas urbanas y rurales, como un factor clave para el crecimiento productivo del sector agropecuario y del país en general. Los jóvenes encuestados, en general, se refieren a la conectividad como “inestable”. Internet se satura, las líneas no andan, las computadoras se bloquean y se rompen.
Las visualizaciones juveniles de las TIC en el agro son, fundamentalmente, positivas (70 %), en el sentido de que consideran que “crean más oportunidades para todos”, “generan mayores beneficios”, “optimizan los trabajos y hacen que las personas aprovechen más su tiempo”. Asimismo, las tecnologías permiten democratizar oportunidades, pese a que los territorios siguen siendo un factor importante de inequidad social. Para que todos tengan las mismas posibilidades de uso, acceso y empoderamiento con las TIC, las condiciones de infraestructura tecnológica deben ser similares en las regiones.

Representaciones en torno a las TIC

En el agro, habilitan a la reflexión para re-conceptualizar las formas de interactuar en el sector agropecuario. Es decir, la mayoría de los jóvenes encuestados encuentran beneficios a corto y largo plazo en las tecnologías. Otros no terminan de asociar la funcionalidad que puedan tener estas en la labor rural. Si bien la masificación de Internet, el uso de dispositivos móviles y la experiencia digital impulsan a nuevas “formas de hacer” en el sector, todavía se mantienen nociones que compartimentan el trabajo agropecuario, por un lado, y el uso de TIC, por el otro. En el recorrido a campo emergen las diferencias económicas, sociales, culturales y valorativas de los encuestados. No obstante, el interés que poseen por las TIC es destacado, las asocian en mayor o menor medida con la labor agropecuaria.
Para los jóvenes, las tecnologías han ido adquiriendo la condición de “lenguajes”. Es decir, además de los aspectos instrumentales de estas, presentan un carácter sistémico y una estabilización de usos y prácticas sociales ligados a ellas. Desde el punto de vista interaccional, las TIC suponen una preeminencia de funciones de contacto, además de comunicacionales e informacionales. En ellas se encuentran desarrollados todos los niveles de la comunicación: entre humanos; entre máquinas y humanos; entre máquinas, humanos y naturaleza. Dicha naturalización de los dispositivos, en tanto lenguajes, supone atender a cuestiones de infraestructura, capacitación y recursos humanos especializados.

Lo rural

El concepto de “lo rural” se encuentra interpelado en sus propios fundamentos a partir del ecosistema digital. Se hace necesario pensar en una ruralidad tecnologizada en contextos de creciente complejización social. Una buena definición para describir dicha realidad podría ser la de “diversidad digital cultural”. Esta era es la de la comunicación. Implica una trama social donde todo confluye. Cada quien hace propio este “mundo digital” a partir de sus intereses, gustos y opiniones. En este contexto, el paisaje rural se encuentra imbricado con dispositivos híbridos. Esto constituye para el INTA el desafío y la responsabilidad de continuar avanzando en la generación de conocimiento. Es así, que en una trama de convergencias, no solo de medios y dispositivos tecnológicos, sino de interacciones sociales, emerge con fuerza la necesidad de pensar innovadoras estrategias institucionales que incorporen el potencial de la interactividad, la hipertextualidad, la multimedialidad, la georreferencialidad y la confluencia analógico-digital para poner en valor el poder de la acción colectiva. Es en el reconocimiento de este contexto donde los futuros decisores del sector agropecuario, imbuidos en un presente de familiaridad con las TIC, podrán tener la posibilidad de proyectarse en el campo desde una perspectiva digital.

Tratar de comprender

Las TIC son y deben asumirse como oportunidades. La necesidad de seguir indagando en estos temas, de extender la población de estudio a otros actores y, también, de contextualizar a nivel iberoamericano para obtener una mirada más amplia y aunar esfuerzos con otras instituciones, impulsa un camino investigativo que reconoce el valor de hacer emerger saberes en una sociedad donde los cambios son vertiginosos y constantes. Comprender el desarrollo de las TIC y el accionar de los jóvenes que quieren trabajar en el sector como, así también, lograr que aquellos que todavía no lo hacen puedan quedarse en el campo, es un desafío. Un reto que implica estar presente porque quien no conoce el territorio termina por imaginarlo.

Más información:
Soledad Bricchi bricchi.maria@inta.gob.ar ,
Andrea Mansilla mansilla.andrea@inta.gob.ar ,
Violeta Pennacchi pennacchi.violeta@inta.gob.ar

El libro se encuentra disponible en: https://inta.gob.ar/documentos/territoriosdigitales-el-inta-los-jovenes-y-la-ruralidad

Twitter: @TDigitalesINTA

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