Introducción
La parvovirosis canina (PVC) fue detectada a finales de la década de 1970 y a partir de ese momento se han descrito diferentes modificaciones del virus causal 3. En los estudios de distribución mundial se demostró que el virus de la PVC está relacionado con el virus de la panleucopenia felina (PLF), sospechándose que la PVC probablemente se haya originado a partir de la PLF, dado que entre ambos virus se ha detectado recombinación genética 3, 5. Taxonómicamente el PVC pertenece a la familia parvoviridae, género protoparvoviris 5, y se denomina PVC-2, ya que fue el segundo parvovirus descrito en cánidos domésticos, existiendo las cepas PVC-2a, PVC-2b y PVC-2c 16. El PVC-2 ha sido vinculado a la familia canidae, tanto a especies domésticas como silvestres. El PVC-2, y sus cepas, son altamente contagiosas y de rápida presentación 1. Afecta tanto a animales domésticos como silvestres, lo cual lo convierte en un agente que puede afectar la salud de las mascotas y la conservación en vida silvestre. Los perros que se ven principalmente afectados son los cachorros mayores de 6 meses, aunque pueden enfermarse caninos de cualquier edad, especialmente si no están vacunados 17. El PVC-2 se puede transmitir de manera horizontal por vía oro-nasal a partir del contacto con heces contaminadas de caninos enfermos, donde es común el desarrollo de la presentación gastroentérica. También ocurre por vía vertical en el útero después del nacimiento, desarrollando una presentación cardíaca, aunque es poco común debido a la presencia de anticuerpos maternales 8. Además, en ciertos países, el contagio parece estar asociado a cambios climáticos 4, 7. El diagnóstico sintomatológico es muy controvertido porque los síntomas no son específicos. No obstante, la aparición súbita de vómitos y diarrea con presencia de moco y sangre, pueden ser indicativos de infección por PVC 8. En este caso hay que diferenciarla de otros patógenos que pueden causar gastroenteritis aguda. El diagnóstico definitivo se basa en el aislamiento del PVC en las heces o en el contenido intestinal 11. Con tal perspectiva, en este artículo se pretende analizar y relacionar los factores edad, raza, género, estado vacunal y variables climáticas con la presentación de PVC en un hospital veterinario de la ciudad de Cuautitlán, México.
Material y Métodos
Se efectuó la revisión de 3862 historias clínicas existentes en el Hospital Veterinario de Cuautitlán (México) durante 2016 y 2017. Se recolectó información de los perros con diagnóstico de parvovirosis, registrando como variables la raza, el género y la edad. Además, se obtuvieron datos ambientales como temperatura (máxima, mínima y promedio), así como datos pluviométricos obtenidos del Servicio Meteorológico Nacional de México. Estadísticamente, la prevalencia de parvovirosis se estableció con intervalos de confianza del 95%, eliminando la variación irregular. Se revisó el corredor endémico temporal de la enfermedad en los meses de enero a abril, de los dos años estudiados, para la cual se obtuvo la media geométrica. Las variables climáticas se analizaron por medio de la correlación de Pearson. La prevalencia se valoró utilizando la regresión lineal para vincular la presentación de la enfermedad con cada variable climática descrita en el estudio.
Resultados y Discusión
De los 3862 caninos examinados en el Hospital, 72 de ellos padecían parvovirosis, lo cual equivale a una prevalencia de 1,86% (IC 95% = 1,44-2,29%). Tal prevalencia es baja en comparación con el 76,6% hallado en otro estudio realizado en México 15. De los animales positivos a PVC, el 53,9% fueron hembras, mientras que el 46,1% fueron machos. En cuanto a las edades, los animales más jóvenes mostraron alta prevalencia de la enfermedad con relación a los mayores a siete meses de edad (Figura 1). Se evidenció que el 78.9% de los animales enfermos no habían sido vacunados, mientras que el 21.1% de los animales vacunados padecieron la enfermedad. Ello puede haberse debido a que algunos animales no generan inmunidad a la vacuna 14. Se encontró que la tendencia en la presentación de los casos fue significativamente negativa (p<0,05), determinada por la ecuación Y= -0.4985 X+0,3765 (Figura 2) en contraste con lo hallado en décadas de 1980, 1990 y 2010, en los cuales la tendencia fue positiva 4, 7. En el mes de febrero aumentó la presentación de los casos de la enfermedad, teniendo un descenso abrupto en el mes de marzo, seguido de un elevado pico de casos en abril (Figura 3). El aumento en la presentación de los casos ocurrió al ir elevándose la temperatura del medio ambiente. Ello coincide con lo reportado por investigadores chilenos en Valdivia (Chile) 7, 18, quienes hallaron que la parvovirosis se presenta con mayor número de casos en el verano y con un pico en agosto-septiembre.
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Figura 3: Corredor endémico para casos de PVC en perros de Cuautitlán durante enero a abril de los años 2016 y 2017.
Este último hallazgo concuerda con el pico encontrado en el mes de septiembre en el presente estudio. De igual forma, en Brasil se halló que en los meses más calurosos del año se eleva el número de casos con PVC, estudio que resultó estadísticamente significativo 4. En algunos casos, tal comportamiento estacional se atribuye a la baja ingesta de alimentos en dichos meses y -por lo tanto- a la aparición de una mayor predisposición a sufrir problemas infecciosos, además de ser el momento de mayor número de partos y por lo tanto elevada cantidad de cachorros 2, 9, 10. En estudios realizados en Chile se reportó que el síndrome gastroentérico se presenta principalmente en las estaciones de primavera y otoño, pero tales enfermedades parecen deberse a infecciones bacterianas y virales provocadas por agentes diferentes al PVC por no registrar predominancia estacional 12, 13. Por otro lado, las variables climáticas mostraron una alta correlación entre ellas, excepto en la velocidad del viento con la pluviosidad (Tabla 1). La temperatura promedio explicó en un 21,10% la presentación de la enfermedad (Tabla 2), siendo la variable climática que mejor resultado obtuvo en la regresión. La pluviosidad solo explicó el 8.3% de la prevalencia hallada en el hospital. Estos datos son acordes a otros estudios que demostraron la resistencia del PVC a los cambios de temperatura ambiental 6. En conclusión, surge que se halló una tendencia negativa en la prevalencia de PVC en los perros del hospital veterinario de Cuautitlán, México, entre enero de 2016 y abril de 2017. La prevalencia estuvo asociada a los meses del año más calurosos y se presentó principalmente en animales menores de 7 meses de edad. La prevalencia hallada (1,86%) es una de las más bajas entre las reportadas para América Latina. Se recomienda reiterar la investigación ampliando la muestra y anexando un estudio espacial mediante sistemas de información geográfica, para evidenciar los lugares de Cuautitlán que revelen mayor autocorrelación de parvovirus canino.