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Intersecciones en antropología
versión On-line ISSN 1850-373X
Intersecciones antropol. v.10 n.2 Olavarría jul./dic. 2009
ARTÍCULOS
Armar y vestir al ejército de
Juan Bautista Leoni
Juan Bautista Leoni. CONICET, Instituto de Arqueología, Facultad de Filosofía y Letra, Universidad de Buenos Aires. 25 de Mayo 217, 3er piso. (1002) Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. E-mail: jbleoni@hotmail.com
Recibido 22 de Septiembre 2008.
Aceptado Aceptado 11 de Noviembre 2008
RESUMEN En este trabajo se aborda el análisis del conjunto de artefactos militares (elementos de armas y uniformes) del sitio arqueológico Fuerte General Paz, Carlos Casares, Buenos Aires, comandancia de
Palabras clave: Artefactos militares; Ejército nacional; Frontera; Fuerte.
ABSTRACT WEAPONS AND UNIFORMS FOR THE ARMY OF THE NATION: THE MILITARY ARTIFACTS FROM
Keywords: Military artefacts; National army; Frontier; Fort.
INTRODUCCIÓN
En este trabajo se aborda la caracterización del conjunto de artefactos militares (elementos de uniformes, armas y equipos) del Fuerte General Paz (FGP), Carlos Casares, Buenos Aires, comandancia de
No existe en la arqueología de nuestro país una tradición marcada de análisis de este tipo artefactos, a diferencia por ejemplo de los Estados Unidos donde los arqueólogos regularmente se ocupan de ellos (e.g., Ferguson 1977; Fox y Scott 1991; Parrington et al. 1996; Sivilich 1996, 2005). Sin embargo, y a medida que la arqueología de emplazamientos militares de frontera ha generado un interés creciente (ver Gómez Romero y Spota 2006), los arqueólogos nos vemos enfrentados cada vez en mayor medida a la presencia de estos artefactos y a su consiguiente análisis. Es así como trabajos recientes han comenzado a tratar con este tipo de materiales desde distintas perspectivas (e.g., Landa et al. 2006; Tapia et al. 2006), y este trabajo pretende ser una contribución más a esta nueva tendencia. Como cualquier otro objeto de cultura material y/o producto de la actividad humana, estos artefactos contienen variada información que trasciende su función militar primaria e ilustran sobre aspectos económicos, tecnológicos, sociales, políticos e ideológicos del pasado. Su estudio por lo tanto compete a la arqueología tanto como el de otros tipos de artefactos y su análisis contribuye a la comprensión de los procesos sociales de, en este caso,
Contexto histórico: el ejército como herramienta clave del Estado nacional
Tras la batalla de Pavón (1861) se impone definitivamente el proyecto liberal centralista en
El registro arqueológico del FGP constituye un buen testimonio, en el marco específico de la guerra de frontera, del lento desarrollo de este proceso de estandarización y reglamentación de armas y equipos del ejército nacional durante la década de 1870, y de cómo la realidad de la frontera se imponía por sobre los deseos y planes oficiales al respecto.
EL FUERTE GENERAL PAZ: HISTORIA Y ARQUEOLOGÍA
El FGP se localiza en el partido de Carlos Casares, provincia de Buenos Aires, a unos
El fuerte consistía en un cuadro de
Figura 1. Plano del Fuerte General Paz redibujado en base al original de Federico Melchert (Anexo a
La investigación arqueológica desarrollada hasta el momento ha estado dirigida a identificar la ubicación espacial precisa del FGP y de los diversos sectores y edificios que lo componían, para lo cual se implementaron diversas técnicas, incluyendo la investigación bibliográfica, cartográfica y aerofotográfica, el reconocimiento sobre el terreno y aéreo, y la prospección geofísica (Leoni et al. 2006, 2007). También se realizaron excavaciones exploratorias y se implementó un plan de recolección superficial sistemática destinado a registrar la distribución espacial de los artefactos en el área del sitio (Leoni et al. 2007). Como resultado de estas actividades se dispone de un conjunto artefactual significativo, al que se suman las colecciones obtenidas por aficionados locales y donadas al Museo Municipal de Carlos Casares. Como resulta esperable en un sitio de este tipo, los artefactos militares constituyen un conjunto destacado, y su análisis se presenta a continuación.
UNIFORMES MILITARES EN TIEMPOS DEL FUERTE GENERAL PAZ
Ya desde el período inmediatamente posterior a la batalla de Caseros (1852) predominó en
Tras
Tabla 1. Composición y costo del vestuario de caballería e infantería en 1870-1871 (Memoria de
El período de funcionamiento del FGP queda comprendido bajo el reglamento de uniformes de 1871- 1872 y podemos suponer que las tropas que sirvieron en el fuerte vistieron de acuerdo al mismo. Sin embargo, las tropas en la frontera mostraban al parecer una mayor flexibilidad en su vestimenta, combinando prendas civiles con los uniformes reglamentarios. El desgaste de los uniformes suministrados por
Los uniformes y calzado eran tanto producidos localmente por
Vestuario y calzado eran renovados periódicamente por
Sin embargo, la revisión de los cuadros de remisiones de
ELEMENTOS DE UNIFORMES EN EL FUERTE GENERAL PAZ
"Vestía harapos, que a modo de insignia ostentaban alguno que otro botón; calzaba alpargatas envueltas en cuero con olor pestilente…." A. Clifton Goldney (citado en Raone 1969: 72), refiriéndose al soldado de frontera.
Los artefactos hallados en el FGP más directamente relacionados con los uniformes de las tropas son los botones (n= 35) y piezas de hebillas de cinturón de encastre (n= 3), ambos de metal, con inscripciones o símbolos patrios (Figura 2). Los botones que poseen proveniencia conocida indican una dispersión amplia por toda el área del sitio, aunque con una densidad algo mayor en las partes noroeste (14 ejemplares) y suroeste (5 ejemplares) (Figura 3). Esto podría reflejar al menos en parte la ubicación de zonas de acantonamiento de las tropas o áreas habituales de ejercitaciones y entrenamiento. Por otro lado, parece más probable que su amplia distribución se deba a que las prendas de las que formaban parte se empleaban en todo tipo de tareas diarias, facilitando su pérdida en una variedad de lugares y situaciones.
Figura 2. Conjunto de artefactos militares del Fuerte General Paz. Fila superior: hebillas de correajes (izquierda y centro) y cinturón (derecha). Fila inferior: puntera de vaina de arma blanca (izquierda); brocal de vaina de bayoneta (centro); botones de uniforme grandes y pequeños (derecha).
Figura 3. Distribución espacial de artefactos militares en el sitio Fuerte General Paz.
Los botones de metal son de diseño estandarizado, con el escudo nacional impreso en el anverso. Son huecos y compuestos de dos piezas (anverso y reverso), y cuentan con un anillo horizontal, que puede ser fijo o móvil, para coserlos al uniforme. Sólo un ejemplar está confeccionado de una sola pieza, sin reverso. Eran conocidos genéricamente en la época como "botones de
El tamaño de estos artefactos varía aunque pueden diferenciarse dos categorías básicas: grandes y pequeños (Tabla 2, Figura 2). La primera es la más representada e incluye botones de 21,5 (n= 1), 22 (n= 29) y 23 (n= 2) mm de diámetro. Estos botones constituían al parecer el tipo estándar en las chaquetas y los dolmanes de los uniformes de la época. Las diferencias en el tamaño se corresponden asimismo con ligeras diferencias en el diseño del anverso. El botón más pequeño (que es de una sola pieza) tiene un reborde marcado en torno al escudo nacional y todo el campo detrás del escudo presenta un rayado paralelo horizontal. En tanto los dos botones ligeramente más grandes se caracterizan por presentar la inscripción "República Argentina" encima del escudo nacional. No podemos determinar fehacientemente si estas diferencias en tamaño y diseño se corresponden con diferencias de rango o cronológicas, aunque algunos autores (Tapia et al. 2006: Figura 1) han argumentado que este último tipo de botón pertenecía a los uniformes de los oficiales y estaba confeccionado de una materia prima de mejor calidad que la de los botones de la tropa. Los botones de la categoría pequeños son sólo tres ejemplares (dos de
Tabla 2. Botones militares Fuerte General Paz.
Algunos de los botones presentan inscripciones en el reverso (backmarks). En general éstas indican el nombre y lugar de origen del fabricante, tratándose mayormente de compañías inglesas y en menor medida francesas. Los fabricantes identificados son: "SW Silver & Co/London/Clothiers" (n= 6), "SW Silver & Co London" (n= 2), "Smith & Wright Birmingham" (n= 2), "SW Superior" (n= 1), "Superieur
Es interesante que los botones del FGP no coincidan con los botones que describe el reglamento de 1871, ni en tamaño ni en diseño. El reglamento menciona tamaños de 20 y
En suma, los botones que componen la muestra del FGP no se corresponden a lo que estipulaba el reglamento de uniformes vigente en ese momento y es posible que mucho de lo establecido por el reglamento nunca se haya aplicado realmente. Esto explicaría las diferencias señaladas, así como el hecho que no aparezcan en el registro arqueológico los botones con símbolos de artillería o con el número de regimiento en el anverso. Cuestiones de costo habrían hecho de los botones estándar con escudo nacional una opción preferida por sobre los más detallados con número de cuerpo o símbolo de arma. Es posible, finalmente, que los botones que menciona el reglamento sean los que se usaban en los uniformes de parada, tal vez menos utilizados en la frontera, mientras que los botones con el escudo nacional hayan sido los utilizados en los uniformes de diario y de ahí su mayor frecuencia y ubicuidad en el registro arqueológico del fuerte.
Las hebillas de cinturones de encastre (n= 3), por su parte, tienen la inscripción "República Argentina" y posiblemente también tenían el escudo nacional en el centro, aunque no se han hallado aún ejemplares completos (Figura 2). No hay referencias específicas a este tipo de elemento en los cuadros de compra de
Finalmente, se hallaron en el sitio unos elementos que no aparecen en ninguna descripción de uniformes de la época en el país, aunque eran comunes en países como los Estados Unidos. Se trata de protectores de taco de bota (n= 6), de hierro y con forma de herradura pequeña (aproximadamente
En suma, en el caso de los uniformes militares encontramos grandes discordancias entre los relatos de quienes sirvieron en la frontera (siempre remarcando la escasez y mal estado de los uniformes), los informes oficiales del gobierno (que muestran para el período del FGP un abastecimiento continuo y en cantidad), los reglamentos de uniformes vigentes (cuyas disposiciones no parecen reflejadas en los materiales hallados) y el registro arqueológico (que muestra una variedad de elementos que incluye algunos que no aparecen en ningún registro escrito de la época). Esta situación remarca la necesidad de utilizar críticamente varias líneas de evidencia en la interpretación de los hallazgos arqueológicos y confirma asimismo que la estandarización deseada por el gobierno distaba de lograrse.
La mayoría de los elementos de uniformes hallados en el sitio habrían ingresado en el registro arqueológico principalmente por la combinación de procesos de pérdida accidental y descarte intencional. En el primer caso se incluirían fundamentalmente los elementos más pequeños como los botones, desprendidos de los uniformes durante la realización de tareas cotidianas. Si esto es así entonces su ubicación espacial podría relacionarse más directamente con áreas de actividad determinadas (ver Ferguson 1977: 59-60). Las hebillas de cinturón y correajes, por su parte, podrían haber sido descartadas intencionalmente al romperse los cinturones y bandoleras de los que formaban parte, lo mismo que los protectores de taco de bota, y su presencia debería relacionarse en mayor medida con áreas de descarte o basurales, aunque por supuesto muchos otros factores pueden haber intervenido para su inclusión en el registro arqueológico.
LAS ARMAS DEL EJÉRCITO EN TIEMPOS DEL FUERTE GENERAL PAZ
"Ibamos todos armados hasta los dientes; y digo todos armados, porque a mí se me entregó una carabina de la policía y ochenta tiros. El capataz de don Ataliva Roca llevaba un magnífico Winchester, el galleguito fondero un trabuco y los demás: oficial, postillones, mayoral y milicos: carabinas, facones, boleadoras, revólveres y…hasta una lanza que debíamos entregarla en Junín al teniente Maza, (…)" Prado (2007 [ 1907[: 17). Las tropas que sirvieron en el FGP y
A la falta de estandarización en el armamento del ejército se sumó también el hecho de que a raíz de
A esta enorme variedad de fusiles y carabinas se suma el uso de revólveres de distinto tipo. Los oficiales los adquirían según su preferencia y poder adquisitivo, contribuyendo a incrementar la diversidad de tipos utilizados. Los más comunes eran los franceses Lefaucheaux 1854 de espiga, así como los Colt, Starr, Le Mat, Perrin, Galand, entre otros, pero también se empleaban todavía pistolas de percusión de diversa procedencia (Costamagna 2002: 43; De Marco 1995: 127; Revista del Suboficial 2002: 4-5).
Esta revisión de las armas en servicio inmediatamente antes y durante el lapso de existencia del FGP es indispensable para afrontar el análisis de los artefactos relacionados con armas de fuego hallados en el sitio. Contrariamente a la noción popularizada del Remington como arma típica y dominante de la guerra de frontera, encontramos en el sitio un predominio claro de las armas anteriores al Remington.
ARMAS Y MUNICIONES EN EL FUERTE GENERAL PAZ
El conjunto de artefactos relacionados con armas de fuego del FGP está compuesto en su mayor parte por proyectiles de distinto tipo (n= 73) (Figura 4), predominando los de armas de avancarga. Una cápsula fulminante detonada, dos platinas de fusil de avancarga de modelo no determinado y un fragmento proximal de cañón de fusil de chispa transformado a fulminante5 completan el conjunto (Tabla 3). La procedencia de estos artefactos es variada y sólo aquellos materiales recuperados en nuestra recolección superficial sistemática tienen procedencia registrada (Figura 3).
Figura 4. Conjunto de municiones del Fuerte General Paz. Fila superior: vainas de cartuchos metálicos tipo Remington (con munición entera para comparación). Filas centrales: proyectiles ojivales de carabina (izquierda) y de fusil (derecha). Filas inferiores: proyectiles esféricos de armas de cañón liso.
Tabla 3. Municiones y partes de armas del Fuerte General Paz.
Un primer aspecto que destaca de este conjunto artefactual es el amplio predominio de los proyectiles esféricos de armas de avancarga. Sin embargo, considerando que la mayor parte proviene de colecciones privadas, el conjunto podría mostrar un sesgo marcado hacia la recolección de este tipo particular de proyectiles, ya sea por ser más visibles y/o reconocibles, o por ser específicamente buscados con diversos fines (e.g., servir como proyectiles de gomera o como juguetes para niños). Por lo tanto, no podemos asumir de manera incuestionable que esta proporción refleje fielmente la composición original del registro arqueológico del fuerte. Por el contrario, cuando se implementó un programa de recolección superficial sistemática en el sitio, este tipo de proyectiles no alcanzó tan alta representación en comparación con los demás (Tabla 3, Figura 3).
Los proyectiles esféricos eran utilizados por armas de avancarga tanto de chispa como de percusión o fulminante. Dado el período de funcionamiento del fuerte, es más esperable que predominaran las de este último tipo. En todo caso, e independientemente del sistema de disparo, los proyectiles esféricos eran en general utilizados en armas de cañón de ánima lisa, que se caracterizaban por su escaso alcance y precisión. En
Tabla 4. Categorías de armas en servicio en el ejército entre 1870 y 1877 según el Parque de Artillería (MGM 1870-1877), respetando las denominaciones originales.
Figura 5. Distribución de municiones ojivales y esféricas según su diámetro y peso.
Para el análisis macroscópico de los proyectiles esféricos del FGP hemos seguido las pautas propuestas por Sivilich (1996, 2005), arqueólogo especializado en el análisis de este tipo de artefactos. Los proyectiles del fuerte se encuentran en diferente estado de conservación, estando en general aquellos provenientes de las colecciones del museo en peor estado. Análisis metalográficos realizados en cuatro municiones esféricas indican que están hechas de plomo puro, sin evidencias de aleaciones (LEMIT 2008). Es notable que ninguno de los ejemplares muestra las características líneas de unión del molde o los bebederos por donde se introducía el plomo al molde. Sivilich (1996: 103) ha sugerido que en algunos casos esto podría deberse a que al estar almacenadas todas juntas antes de fabricarse los cartuchos que contienen las balas y la pólvora, se habrían golpeado entre sí, borrándose las marcas de molde y produciendo pequeñas marcas circulares cóncavas, aunque no podemos determinar si esto se aplica a nuestro caso específico. No se observan tampoco deformaciones por impacto, o marcas de mordidas humanas y/o animales. Cierto número de ejemplares presenta marcas circulares que podrían haber sido producidas por los golpes de la baqueta al cargar los proyectiles en el cañón de las armas.
El diámetro de los proyectiles es una medida útil ya que ayuda a inferir el tipo de arma con que se usaban. En efecto, sobre la base del diámetro de la bala se puede estimar el calibre del arma, aunque ambas medidas no son exactamente iguales: "Las balas de mosquete son generalmente 0.05-
Las municiones del fuerte oscilan entre 0,60 y
Figura 6. Distribución de las municiones esféricas y ojivales del Fuerte General Paz según su diámetro y en relación al calibre de armas en servicio en ese período.
La gran cantidad de ejemplares hallados sin signos evidentes de haber sido disparadas indicaría que su inclusión en el registro arqueológico se debería principalmente a pérdida no intencional (ver discusión más abajo). Por su parte, Sivilich (2005: 8) indica que el hallazgo de balas esféricas no disparadas en cantidades importantes es común en campamentos o cuarteles donde las municiones eran fundidas o donde se armaban los cartuchos que las contenían. Si bien los registros del Parque de Artillería indican el envío a la frontera de cartuchos ya armados, no es improbable, dada la relativa simplicidad del proceso, que estas municiones también se fundieran y los cartuchos se armaran en la frontera misma, al menos en las guarniciones mayores como el FGP.
Las balas ojivales o cónicas pertenecen en general (aunque no exclusivamente) a armas de avancarga de percusión o fulminante y cañón rayado, representando un considerable avance tecnológico (por precisión y alcance) en relación a las municiones esféricas. Existen 11 de ellas en el conjunto artefactual del fuerte, presentando una marcada variación formal entre sí (Figura 4). Su diámetro varía considerablemente, agrupándose en dos grupos bien definidos (Figuras 5 y 6): uno de proyectiles grandes de entre
Las balas ojivales grandes incluyen dos tipos (Figura 4). El primero consiste en proyectiles cónicos con la base hueca expandible y una ranura o anillo en la base (n= 3), conocidas como balas tipo Minié; oscilan entre
Finalmente, el conjunto de municiones del sitio incluye tres vainas percutadas de cartucho metálico (Figura 4), que marcan la incorporación de armas de retrocarga más modernas. Estas vainas muestran diferencias formales en el diseño del culote o base, aunque corresponden a armas del mismo o similar calibre. Se trata de vainas de armas de tipo Remington en sus distintas variantes, aunque no puede descartarse que alguna de ellas pertenezca a otro tipo de fusil de retrocarga utilizados en menor medida en la época.
El conjunto artefactual relacionado con armas de fuego del FGP muestra pues un marcado predominio de las armas anteriores al Remington, posiblemente incluyendo una gran variedad de armas de avancarga y de sistema de disparo por percusión o fulminante. Los documentos de la época señalan que la variedad de armas en servicio provocaba serios problemas logísticos, administrativos, financieros y operativos al ejército y al gobierno. Ya en 1872 el ministro de Guerra y Marina Martín de Gainza sostenía:
"De ahí resulta, que si nuestro ejército está armado convenientemente en cuanto á su número y los repuestos en depósito, la variedad de sistemas y calibres de sus armas, dificulta la instrucción y entorpece las operaciones (…) Es necesario cambiar en su totalidad el armamento del Ejército, adoptando cualquier sistema, con tal que sea único" (MGM 1872: 18).
Si bien este proceso se iniciaría poco tiempo después, no se completaría hasta 1879 y es así que el registro arqueológico del FGP refleja bien esta gradual transición y la baja incidencia de las nuevas armas durante su período de funcionamiento. Al describir el estado del Parque de Artillería en 1876-1877, su director Domingo Viejobueno señalaba que para esa fecha todavía se fabricaban cartuchos para armas fulminantes (de avancarga) en gran cantidad, aunque ya no se reparaban más este tipo de armas, concentrándose los talleres sólo en los nuevos Remington (MGM 1877: 613-622). Acerca de las armas de fulminante que todavía equipaban en gran número a las tropas argentinas (Tabla 4) expresa una valoración negativa, recomendando su reemplazo definitivo: "Sobre las demás armas fulminantes V.S. conoce su valor, ha dejado de tenerlo de tal manera, que es mi creencia, que esas armas en manos del soldado no sirven sino para quebrantar su espíritu guerrero, tal es su desprestigio en presencia de las armas modernas" (MGM 1877: 618)-.
Discusión: armas y municiones en el registro arqueológico
La presencia de los artefactos relacionados con armas de fuego en el registro arqueológico del FGP puede obedecer fundamentalmente a tres procesos: actividades relacionadas con el uso específico de estos artefactos, descarte intencional y pérdida (Ferguson 1977: 59-60). En relación al primero, la presencia de municiones en el sitio podría explicarse por empleo de las armas en el ámbito espacial del fuerte, ya sea en actividades de combate, de práctica o de otro tipo (e.g., caza, disparos por aburrimiento o celebraciones, etc.). El registro documental indica que el fuerte fue objeto de incursiones indígenas en al menos tres ocasiones. La primera en mayo de 1872, con el propósito de robar las caballadas, ataque que fue "rechazado a bala" por la guarnición (MGM 1873: 116). La segunda incursión reportada tiene lugar en ocasión de la revolución mitrista de 1874, cuando la guarnición abandona el fuerte para sumarse a la lucha contra los revolucionarios y la defensa del fuerte queda a cargo de la sargento "Mamá Carmen" (Gutiérrez 2001 [ 1886[: 27-32). En esta ocasión un grupo de indios entra al fuerte creyéndolo abandonado y es repelido a tiros y cañonazos por un grupo de mujeres y soldados enfermos al mando de la mencionada mujer. Finalmente, se registra una incursión en 1875, cuando indios de los caciques Namuncurá y Pincén se apoderan de las caballadas de la tribu de indios amigos de Manuel Grande, asentada en las cercanías del fuerte (Sigwald Carioli 1981: 82). En todos los casos se trata de incursiones tendientes a apoderarse de los caballos y/o ganado, y no de ataques directos a gran escala buscando tomar o destruir el fuerte. Algunas de las municiones halladas podrían de hecho ser correlato de estas acciones pero dado que la mayoría se halló dentro de lo que sería el cuadro principal del fuerte, parece más probable que sean el resultado de disparos de práctica u otro tipo efectuados en su interior o, en el caso de las municiones que no muestran signos de haber sido disparadas, haber ingresado al registro arqueológico por descarte intencional y/o pérdida.
El descarte intencional explica muy probablemente la aparición de partes de fusiles dañados (platinas, fragmento de tubo cañón) así como de algunas municiones que habrían sido consideradas inservibles por las tropas. Por otro lado, y dado que la gran mayoría de las municiones no presenta signos macroscópicos (deformaciones por impacto, estrías, etc.) de haber sido disparadas ni características que las hagan inservibles para ser utilizadas y por tanto objeto de descarte, entonces su presencia podría explicarse mayormente por pérdida no intencionada en el transcurso de actividades no necesariamente relacionadas con el uso principal de los artefactos. El hecho que las municiones hayan sido halladas en general dispersas por toda la extensión del sitio y no concentradas en ciertas partes, y asociadas con variados tipos de artefactos probablemente perdidos también tiende a reforzar esta posibilidad (ver Ferguson 1977: Tabla 3.5) e inclinarnos a pensar que la pérdida es el motivo principal de su ingreso al registro arqueológico del fuerte.
Otras armas en el Fuerte General Paz: proyectiles de artillería y armas blancas
El uso de artillería en el tipo de guerra que se planteaba en la frontera era limitado. Si bien los fuertes, fortines y azoteas solían estar equipados con piezas de artillería, se trataba en general de cañones pequeños y obsoletos cuya función principal era la de servir como medio de transmisión de señales auditivas, disparándose cuando se detectaban incursiones indígenas. Se sabe que el FGP estaba equipado con dos piezas de artillería, aunque en este caso su función sí era defensiva. Estaban ubicados en el reducto central en posición sobreelevada para cubrir toda el área del fuerte. Sin embargo, no resulta claro sobre la base de la información documental de qué tipo de cañones se trataba. Gutiérrez (2001 [ 1886[: 30) al describir el famoso episodio de la defensa del fuerte por la sargento "Mamá Carmen" afirma: "En el mangrullo había dos piecitas de bronce, las mismas que tomó Arredondo en San Ignacio, y que estaban en buen estado de servicio". Por su parte, los registros del Parque de Artillería indican que en 1870 se enviaron a
El material arqueológico del FGP incluye dos proyectiles de cañón esféricos de hierro. El más pequeño mide
En relación a las armas blancas es bien sabido que las tropas de la frontera usaban sables y lanzas reglamentarias, a las que se sumaban cuchillos y facones de uso personal. Las evidencias encontradas en el fuerte son escasas e incluyen dos brocales o embocaduras de bronce de vainas de bayoneta de cubo de sección triangular para uso en fusiles de infantería; dos partes de vainas de sable, sable-bayoneta y/o cuchillos (hoja plana) (Figura 4); y algunos fragmentos muy corroídos de lo que parecen ser hojas de sable. Si bien los sables eran las armas preferidas en los entreveros con los lanceros indios y por lo tanto su presencia es esperable, la bayoneta no es un arma que se mencione frecuentemente en los relatos de la época y su uso parece haber sido limitado. Por otra parte, no se han encontrado elementos de las lanzas que equipaban a la caballería, aunque las colecciones del museo incluyen una moharra o punta de lanza de hierro procedente del cercano Fortín Algarrobos, parte de la misma línea de frontera del FGP.
CONSIDERACIONES FINALES
En este trabajo hemos abordado el conjunto de artefactos militares del FGP intentando integrar los diversos tipos de registro escrito con el análisis del registro arqueológico, mostrando que estos distintos registros no siempre se acoplan incuestionablemente y que no constituyen meros reflejos el uno del otro. Por lo tanto, es indispensable complementar los distintos enfoques para brindar una mejor intepretación de los diversos aspectos de la vida en los emplazamientos militares de frontera, así como para evaluar el progreso real de la construcción y modernización del ejército nacional como herramienta al servicio del gobierno central.
Por un lado, los relatos testimoniales de la vida en la frontera presentan una situación de carencias y penurias, aportando un valioso contenido humano basado en una visión vivencial de los hechos. Sin embargo, estos relatos no están carentes de sesgos al haber sido casi siempre escritos por oficiales militares varios años después de ocurridos los acontecimientos, con intencionalidad literaria en general o incluso política en algunos casos, permaneciendo otras voces ausentes o ignoradas. Los registros oficiales del gobierno nacional, por su parte, muestran a través de los fríos números de los inventarios y cuadros de remisiones y compras, un panorama distinto, con una Frontera Oeste aparentemente bien abastecida, al menos en el período que nos concierne aquí, de armas, uniformes y otros suministros. Por supuesto, en este caso el sesgo es aún más marcado, con una clara intencionalidad de demostrar tanto el adecuado funcionamiento de las dependencias que producen los informes como el buen desempeño de sus responsables. Sería entonces ingenuo creer ciegamente en lo que nos dicen estos documentos y si bien podemos ver las remisiones periódicas de equipos a la frontera, no sabemos si estos materiales realmente llegaron a destino, cómo se distribuyeron o cómo se emplearon.
Por su parte, el registro arqueológico nos da cuenta de una variedad de materiales, que excede e incluso contradice lo que se desprende de las fuentes escritas. En relación al armamento nos presenta el cuadro de una guarnición que contaba con una gran variedad de armas, incluyendo algunas modernas para la época, pero también donde armas antiguas seguían en uso. Esta heterogeneidad de las armas en servicio seguramente provocaba dificultades logísticas y operativas, conspirando contra la eficacia militar del ejército. En relación a los uniformes nos muestra que el reglamento vigente distaba de ser aplicado en el terreno, así como la presencia de elementos que no se encuentran mencionados en ningún registro escrito de la época y que sólo a través de la arqueología podemos conocer.
En todo caso, las distintas fuentes de información analizadas muestran que la estandarización y reglamentación buscadas como parte de la construcción de un ejército nacional más eficiente estuvo lejos de lograrse durante gran parte de la década de 1870.
Aún así, "el ejército argentino, tal como Mitre y Sarmiento lo pusieron en pie, sirvió para reforzar la centralización estatal" (Rouquié 1986: 79), constituyendo una herramienta decisiva para imponer la supremacía del estado nacional y eliminar toda oposición (ya sea criolla o indígena) al proyecto liberal. La profesionalización, ampliación y modernización definitiva del ejército debería esperar hasta el siglo XX y contribuiría a convertirlo en un actor aún más influyente en la historia política argentina.
Agradecimientos
El agradecimiento principal es para
NOTAS
1.- Este museo se creó en 1989 por iniciativa de
2.- Es de destacar que no se registran en los cuadros de remisiones del período envíos de uniforme de parada a
3.- Tapia et al. (2006: 53-55) han confirmado mediante análisis metalográficos la existencia de diferencias en el material de los botones para oficiales y tropa en ejemplares ligeramente más tardíos (1883-1885), siendo los primeros de latón y los otros de latón en el anverso y material ferroso de menor calidad en el reverso.
4.- El episodio descrito ocurre en 1877 cuando Prado, entonces un cadete de 13 años, viaja a Trenque Lauquen a incorporarse al Regimiento 3º de Caballería de Línea.
5.- La identificación de este artefacto sólo fue posible por el tratamiento de restauración llevado a cabo por
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