La resonancia magnética nuclear (RMN) es un estudio de imagen muy útil para el diagnóstico de diversas patologías y se estima que alrededor del 50% al 75% de los pacientes con marcapasos necesitarán una a lo largo de su vida. 1 La resonancia magnética está contraindicada para dispositivos de estimulación cardíaca no compatibles, por sus fabricantes y por la Food and Drug Administration (FDA). Si bien existen marcapasos aptos para resonancia magnética, actualmente la gran mayoría de los dispositivos no están certificados como compatibles. El objetivo de nuestro trabajo fue determinar la proporción de pacientes con dispositivos a los que se les realizó RMN o que hubiesen necesitado una, como parte del diagnóstico o tratamiento de ciertas patologías cardíacas o extracardíacas.
Se incluyó un estudio observacional y retrospectivo en el cual se incluyeron a todos los pacientes portadores de dispositivos de estimulación cardíaca que realizaron el control clínico correspondiente entre enero y octubre de 2019. Se recuperó información desde el implante hasta la última consulta.
Se recopilaron datos de la historia clínica electrónica sobre: sexo, edad, tipo de dispositivo (marcapasos, cardiodesfibrilador o resincronizador) y si el mismo era apto para resonancia o condicional. El punto final evaluado fue la solicitud de RMN desde el implante del dispositivo hasta el último control o la presencia de una patología que hubiese necesitado RMN para su manejo, definida arbitrariamente por los investigadores como patologías neurológicas (accidente cerebrovascular, convulsiones, tumores, metástasis), traumatológicas (lesiones de columna, lesiones de rodilla, tobillo u hombro que involucraran tendones), cardiológicas (sospecha de miocarditis, miocardiopatía hipertrófica o cardiopatías infiltrativas) u oncológicas (sospecha de metástasis).
Para el cálculo de la muestra estimamos incluir alrededor de 310 pacientes, teniendo en cuenta que la proporción de pacientes con una resonancia en registros internacionales es de aproximadamente 28%, un error alfa de 95% y una precisión de 5%. Las variables categóricas se expresan como porcentaje y las variables continuas como mediana y rango intercuartilo.
Para el análisis estadístico se utilizó el paquete estadístico SPSS 17 (SPSS, Inc., Chicago, IL, USA). El protocolo fue aprobado por el comité de investigación institucional. Se respetaron las consideraciones éticas de la declaración de Helsinki.
En el período analizado 374 pacientes concurrieron al control clínico de dispositivos del Departamento de Electrofisiología y Arritmias del Hospital Privado Universitario de Córdoba. Se excluyeron 74 pacientes por hallarse duplicados o por no tener seguimiento en nuestra institución.
Finalmente, se incluyeron 300 pacientes (80,2%) con una mediana de edad de 74 años (rango intercuatilo 64-82 años), y 38,7% eran mujeres. El 71,9% de los pacientes tenían marcapasos, y el resto otros dispositivos. El 68% tenía 2 cables implantados y 3,7% algún cable abandonado. El 47% de los pacientes tenía ritmo cardíaco dependiente de marcapasos (bloqueo AV completo) y 23,4% tenía implantado un cardiodesfibrilador con o sin resincronizador. El porcentaje de dispositivos aptos para resonancia fue 14,3%.
El seguimiento fue de 941 días (rango intercuartilo de 281-2.252 días). Durante ese período se realizaron 5 resonancias (1,7%) y hubo 50 pacientes (16,6%) con patologías que potencialmente podrían haber necesitado una resonancia para su diagnóstico o tratamiento (Figura 1). Los 5 pacientes a los que se les realizó RMN tenían implantado un marcapasos, de los cuales el 80% eran aptos para RMN y el 40% tenían ritmo dependiente del dispositivo. De los pacientes con patologías que podrían haber necesitado RMN, 16% tenían dispositivo apto para RMN (Tabla 1).
Resonancia realizada | Dispositivo apto RMN (80%). No apto RMN (20%) En pacientes con MP (100%) Ritmo dependiente de MP (40%). No dependiente (60%) |
Potencial RMN | Dispositivo apto RMN (14,3%). No apto (85,7%) MP (71,9%) CDI (23,4%) RC (4,6%) Ritmo dependiente de MP (47%). No dependiente (53%) |
MP: marcapasos. CDI: cardiodesfibrilador implantable. RC: resincronizador. RMN: resonancia magnética nuclear.
El hallazgo principal de este estudio es la baja utilización de resonancia en nuestra población con dispositivos electrónicos de estimulación cardíaca. Las experiencias actuales refieren que el uso de resonancia en esta población es de aproximadamente 20 a 30% 2, muy similar a la potencial necesidad de una resonancia en nuestra cohorte. Las imágenes de resonancia tienen un papel principal en la evaluación de pacientes con enfermedades neurológicas, musculares, tumores y algunas patologías cardiovasculares, y se estima que la probabilidad de necesitar una RMN posterior al implante de un dispositivo electrónico puede llegar al 75%. 1
Los primeros marcapasos eran dispositivos con gran superficie y tenían alteraciones al momento de realizar una imagen de resonancia magnética, por lo que los fabricantes y la FDA no recomendaban su uso en pacientes portadores de marcapasos. Nuevos estudios demostraron que en pacientes, que incluso dependen del marcapasos, tomando las precauciones necesarias y aplicando un protocolo de seguridad, la RMN se podría llevar a cabo sin repercusiones clínicas importantes y sin diferencias en el tipo y número de complicaciones, en comparación a grupos con dispositivos aptos para resonancia. 3,4
Este protocolo consta de programar el marcapasos asincrónico en los pacientes dependientes o inhibirlo (apagarlo) en los que tienen ritmo no dependiente del marcapasos y la inhibición del monitoreo de taquicardias y desactivación de terapias en casos de desfibriladores. 4
Los riesgos teóricos de la resonancia en pacientes portadores de dispositivos no aptos son, calentamiento de los cables y reprogramación con alteración en la captura y el censado o desarrollo de arritmias. 5 Sin embargo, dos estudios publicados recientemente, sumando más de 2.500 pacientes a quienes se les realizó RMN con resonadores de 1,5 T, no tuvieron complicaciones significativas aplicando el protocolo de seguridad. 3,4 Cabe aclarar que en estos estudios tomaban, como contraindicación, los dispositivos implantados antes de determinadas fechas (marcapasos previos a 1998 o desfibriladores previos a 2000).
En nuestra experiencia solo 3 dispositivos datan de antes de 2000. Los cables fracturados, los epicárdicos y los abandonados parecen ser muy susceptibles al calentamiento. 6 En nuestra experiencia, a un paciente con cable abandonado se le realizó una RMN sin eventos adversos.
Como limitaciones del estudio podemos incluir su carácter retrospectivo y unicéntrico. Puede existir un sesgo de selección, ya que a una gran proporción de pacientes incluidos se les había implantado el dispositivo en los últimos años; por lo tanto, tienen menor seguimiento y menor probabilidad de haber requerido resonancia. Por otro lado, una posible explicación del bajo uso de resonancia en este estudio podría ser el hecho de que el servicio de imágenes de nuestra institución no realiza resonancia cardíaca, por lo que tiene menor experiencia en manejo de patología cardiovascular, y tener un dispositivo de estimulación cardíaca implantado aun es considerado como una contraindicación.
En conclusión, existe una baja utilización de resonancia en la población con dispositivos de estimulación cardíaca. Es importante la difusión y el conocimiento de los protocolos de seguridad, con los cuales se podrían realizar más RMN sin repercusiones clínicas significativas.