Con el aumento en la expectativa de vida, la estenosis aórtica (EA) es hoy una de las patologías cardiovasculares más frecuentes, y afecta aproximadamente al 5% de la población mayor de 65 años. (1 El avance en las técnicas del intervencionismo estructural y en el manejo quirúrgico ha permitido reducir considerablemente la mortalidad y la morbilidad del remplazo valvular en pacientes que anteriormente se consideraban de alto riesgo (2, por lo cual las indicaciones para una intervención precoz se han ido ampliando progresivamente. 3 En pacientes asintomáticos, la reducción en la fracción de eyección del ventrículo izquierdo (FEVI) por debajo de 50% 4 actualmente se considera indicación para la intervención, con base en datos epidemiológicos que demuestran aumento en la incidencia de eventos cardiovasculares en pacientes sometidos a tratamiento conservador. Aunque está claramente establecido que pacientes con EA y FEVI baja presentan anomalías en la contractilidad ventricular, también es de notar que la presencia de FEVI normal no implica ausencia de disfunción, que se manifiesta como fallo cardíaco, que frecuentemente persiste aún después del remplazo valvular. Estudios ecocardiográficos recientes han comprobado reducción en el strain longitudinal en pacientes con EA severa con FEVI preservada. 5 Igualmente, la resonancia cardíaca con gadolinio con frecuencia demuestra áreas focales de realce tardío, indicativo de fibrosis, cuya presencia y magnitud independientemente se asocian con el pronóstico en estos pacientes. 6
A pesar de los avances tecnológicos en las pruebas de imágenes no invasivas, la evaluación de la contractilidad ventricular en pacientes con EA representa un desafío en la práctica clínica. Los índices comunes no invasivos utilizados para la evaluación de la función ventricular, tales como la FEVI y el strain longitudinal son alterados por la precarga y la poscarga. En la EA, la evaluación de la poscarga es compleja, dado que requiere incluir el efecto de las resistencias vascular y valvular, además de los cambios geométricos en el VI.
En este ejemplar de la Revista Argentina de Cardiología, Migliore y sus colaboradores examinan detalladamente a 184 pacientes con EA grave y a un grupo control para determinar la prevalencia de contractilidad anormal en diferentes grupos clasificados de acuerdo a la FEVI. 7 Los autores utilizan una serie de parámetros complejos derivados por métodos que utilizan tecnología no invasiva y ampliamente disponible: ecocardiografía modo M, 2-D, Doppler pulsado y continuo, Doppler carotídeo, y medidas de presión arterial, lo cual es excepcionalmente meritorio. Sus resultados demuestran lo que anteriormente se sospechaba, pero no se había podido determinar: 1) En pacientes con EA grave y FEVI reducida existen ambos, aumento en la poscarga y contractilidad anormal; 2) En pacientes con EA grave y FE baja normal (50-59%), el nivel de contractilidad miocárdica se encuentra también disminuido en el 55% de los casos; 3) La prevalencia de contractilidad anormal disminuye pero aún persiste en pacientes con FEVI normal o elevada.
El Vacheron Constantin Modelo 57260 es ampliamente considerado como el reloj más complejo del mundo. Es un reloj de bolsillo mecánico que presenta 57 complicaciones. Hoy en día este reloj se cotiza por encima de US$ 10 millones, lo cual va muy por encima del valor de sus componentes de metal. Pero de manera similar al trabajo magistral de Migliore, su valor es determinado por el número de complicaciones.