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Anuario de investigaciones
versión On-line ISSN 1851-1686
Anu. investig. v.16 Ciudad Autónoma de Buenos Aires ene./dic. 2009
PSICOLOGÍA CLÍNICA Y PSICOPATOLOGÍA
Depresión y trastornos de la conducta alimentaria en una muestra no clínica de adolescentes mujeres
Depression and eating disorders in a non clinical sample of adolescent women
Vega, Verónica C.1; Piccini, Marta2; Barrionuevo, José A.3; Tocci, Romina F.4
1 Vega, Verónica C.; Lic. en Psicología (USAL). Doctora de la Universidad de Buenos Aires, área Psicología (UBA). Co-Directora del Proyecto
UBACyT P416: "Tipos de Apego en Adolescentes Mujeres con Trastornos de la Conducta Alimentaria". Jefa de Trabajos Prácticos de la Cátedra
I de Psicología Evolutiva Adolescencia, Facultad de Psicología-UBA. E-mail: vvega@psi.uba.ar
2 Piccini, Marta; Lic. en Psicología (UBA). Directora del Proyecto UBACyT P416: "Tipos de Apego en Adolescentes Mujeres con Trastornos de
la Conducta Alimentaria" y del Proyecto: "Transformaciones lógicas del Yo en la Adolescencia y correlación con la lógica yoica materna/paterna",
en el marco del Programa de Fomento a la Investigación. E-mail: martavegaar@yahoo.com.ar
3 Barrionuevo, José A.; Lic. en Psicología (UBA). Profesor Adjunto a cargo de la titularidad de la Cátedra I de Psicología Evolutiva Adolescencia,
Facultad de Psicología-UBA. Co-Director del Proyecto UBACyT P416: "Tipos de Apego en Adolescentes Mujeres con Trastornos de la Conducta
Alimentaria".
4 Tocci, Romina F.: Lic. en Psicología (UBA). Ayudante de Primera de la Cátedra I de Psicología Evolutiva Adolescencia, Facultad de Psicología-UBA. Investigadora de Apoyo del Proyecto UBACyT P416: "Tipos de Apego en Adolescentes Mujeres con Trastornos de la Conducta Alimentaria".
Resumen
Este trabajo tiene por objetivo investigar si existe alguna
asociación entre la Depresión y la sintomatología de los
Trastornos de la Conducta Alimentaria, en una muestra
no clínica de 700 adolescentes mujeres de 12 a 21 años
de edad.
Durante 2008, se aplicaron de manera auto-administrada
2 cuestionarios: el Beck Depression Inventory-BDI
(Beck, 1972) y el Eating Attitude Test-EAT-26 (Garner,
Olmsted, Bohr & Garfinkel, 1982) en escuelas públicas
de un Distrito bonaerense.
Los resultados arrojan una asociación entre ambos instrumentos.
Se analiza la relación entre las variables
Depresión-TCA, en cada fase de la adolescencia, (temprana,
media y tardía); confirmándose correlaciones en
los 3 segmentos etáreos. Finalmente, se rastrea qué ítems del test de Beck son los mejores predictores de
cada escala del EAT-26 y del total de dicho cuestionario.
Conclusiones: Los resultados hallados confirman la
asociación entre ambos trastornos. Se sugiere ahondar
en el estudio de la comorbilidad.
Palabras clave: Depresión; Trastornos de la Conducta Alimentaria; Adolescencia
Abstract
The aim of the work was to research of the association
between Depression and Eating Disorders in a non clinical
female sample of 700 adolescents between 12 and
21 years old.
During 2008, 2 questionnaires were self-administered:
the Beck Depression Inventory-BDI (Beck, 1972) and
the Eating Attitude Test-EAT-26 (Garner, Olmsted, Bohr& Garfinkel, 1982) in state schools of a suburb of Buenos
Aires.
Results show a high correlation between the test of
Beck and the Eating Attitude Test. The relation between
both variables (depression and TCA) in each phase of
the adolescence (early, middle and late) was also analyzed;
confirming the correlations in the 3 segments.
Finally it was tracked which items of the test of Beck
were the best predictors of each scale of the EAT-26 and
the total of this questionnaire. Conclusions: Results confirm association between both disorders. Suggestion of
studying comorbidity is been made.
Key words: Depression; Eating Disorders; Adolescence
1. Introducción
Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) constituyen
un problema de salud con un alto impacto en
nuestra sociedad, cuya incidencia ha ido aumentando
desde los años '70 hasta la actualidad de manera alarmante
(Iglesias, 2003; Vega, 2004).
Durante 2001 y 2002, la Cátedra I de Psicología Evolutiva
Adolescencia (a través de una beca de Doctorado)1 trabajó con una población escolar de 1720 adolescentes
mujeres de 13 a 23 años y halló una prevalencia del
18.8%, (Vega et al., 2003) basada en un screening mediante
el instrumento EAT-26 (Garner, Olmsted, Bohr & Garfinkel, 1982). En el año 2003, se efectuó un nuevo screening con el mismo instrumento en una muestra de
435 adolescentes de ambos sexos de 13 a 20 años y el
resultado fue una prevalencia del 14.3% en la población
total y del 20.2% en las mujeres de dicha muestra (Vega,
2004). Por entonces, los resultados corroboraron una
mayor probabilidad de aumentar la tasa de riesgo cuando
la población testeada era femenina.
Diversos estudios internacionales han demostrado que
existe una alta tasa de depresión y suicidio en los pacientes
con TCA. Algunos investigadores se han focalizado
en diferenciar dichas tendencias en pacientes
anoréxicas y bulímicas, indagando quiénes eran más
propensas a la depresión y/o al suicidio. En la bulimia es
frecuente encontrar depresión, adicciones y uso de sustancias
químicas, mientras que la anorexia parece estar
más asociada al trastorno de ansiedad, las fobias y los
trastornos obsesivo-compulsivos (Fairburn, Welch et al.,
1997; Lilenfeld, Kaye, Greeno, et al., 1998; Womble,
Williamson, Netemeyer & Netemeyer, 1998).
Varios investigadores intentaron hallar una asociación
predictiva entre los TCA y la depresión (Hudson, Pope,
Jonas & Yurgelun-Todd, 1985; Hill, Pickles, Burnside,
Byatt, Rollinson, Davis & Harvey, 2001; Johnson, Cohen,
Kotler, Kasen & Brook, 2002; Stice, Presnell & Spangler, 2002). Para un grupo, la depresión precede al
desarrollo de un Trastorno de la Conducta Alimentaria
(Killen et al., 1996; Stice & Agras, 1998) e incrementa
especialmente los síntomas bulímicos tales como los
atracones (Cooley & Toray, 2001; Stice, 2001; Stice,
Presnell & Spangler, 2002). Para otros, los TCA son
previos a la depresión (Heatherton & Polivy, 1992; Stice,
Hayward, Cameron, Killen, & Taylor, 2000; Stice & Bearman,
2001) incluso en los casos de depresión mayor
(Stice et al., 2000). Por último, para un tercer grupo, se
trata de 2 trastornos que comparten factores etiológicos
y por ello en muchos casos coexisten (Zaider, Johnson & Cockell, 2002). Sea cual fuere el foco de interés científico,
la asociación entre las variables TCA y Depresión
es innegable, aunque la naturaleza de dicha relación
permanece aún controvertida.
En el año 2008, la Cátedra comenzó con un nuevo estudio
bietápico en el marco de un Proyecto UBACyT2. La
primera fase de dicho estudio se focalizó en realizar tareas
de prevención de TCA y actualizar datos epidemiológicos
sobre TCA con el mismo instrumento utilizado en
las anteriores investigaciones, en una muestra no clínica
conformada por alumnas de escuelas públicas del Distrito
Avellaneda. A lo largo de las tareas de prevención,
también se obtuvieron datos sobre los niveles de Depresión
que las alumnas presentaban. Para evaluar ambas
variables y su asociación, se aplicaron de manera autoadministrada
2 cuestionarios internacionalmente validados:
1) Beck Depression Inventory-BDI (Beck, 1972) y 2)
Eating Attitude Test (versión de 26 ítems) -EAT-26 (Garner,
Olmsted, Bohr & Garfinkel, 1982). Debido a que la
población escolar resultó abarcar las tres fases de la adolescencia
(las alumnas tenían entre 12 y 21 años de
edad), el estudio epidemiológico permitió no sólo correlacionar
resultados de ambos cuestionarios, sino también
observar si existían diferencias en el total de cada uno de
los instrumentos y de sus escalas, en relación al segmento
etáreo (adolescencia temprana, media y tardía) de la
población estudiada.
En este trabajo se presentan los siguientes estudios: 1) Porcentaje de alumnas que presentan riesgo potencial
para TCA. 2) Existencia de diferencias significativas en
los puntajes arrojados para TCA, discriminando por segmento
etáreo: adolescencia temprana, media y tardía, y
también el TCA de manera cualitativa; discriminando las
3 escalas del EAT-26: dietante, bulimia y control; analizando
cada una de ellas en las tres sub-fases de la
adolescencia. 3) Porcentaje de alumnas que presentan
síntomas de depresión según el test de Beck. 4) Existencia
de diferencias significativas para el test de Beck
según las fases de la adolescencia y dividiendo también
los resultados del Beck de manera cualitativa (A) sin
depresión, (B) depresión leve, (C) depresión moderada
y (D) depresión profunda; obteniendo los porcentajes
para cada una de estas categorías en cada fase de la
adolescencia. 5) Correlación entre las distintas escalas
del EAT-26 y el total del EAT-26, con el test de Beck. 6) Relación del test de Beck con el EAT-26 en cada fase de
la adolescencia. 7) Ítems del Beck predictores de cada
escala del EAT-26 y del total del instrumento.
2. Marco teórico
Adolescencia y duelos. Un terreno propicio para la
Depresión.
La adolescencia es un momento del ciclo vital que se
encuentra multideterminado por factores físicos, psíquicos,
sociales y culturales; y que se inicia a partir de un hecho biológico: la pubertad. El cambio físico impone en
el aparato psíquico la necesidad de una nueva reorganización
mental.
El duelo es uno de los ejes teóricos más importantes en
el estudio de la adolescencia, puesto que el adolescente
debe elaborar varios duelos en su transformación a la
adultez. En 1917, Freud plantea en su trabajo "Duelo y
Melancolía" (1985) que el duelo normal es un estado
afectivo displacentero, provocado por la pérdida de un
objeto amado, real o imaginado. En este texto, Freud
habla más de relaciones objetales que de represión de
representaciones y atribuye un papel mayor al yo en la
formación de la patología. También bosqueja el papel
del superyó y detalla los momentos del proceso de duelo:
1) El juicio de existencia, promulgado por el yo real
definitivo, afirma que el objeto amado se ha perdido. El
yo de placer se defiende realizando un corte con la realidad
y se rehúsa a abandonarlo como forma de mantener
la ilusión de la presencia del objeto. De aquí, que la
defensa sea la desmentida, esto trae como consecuencia
la escisión del yo. 2) El sujeto sobre-inviste los recuerdos
y representaciones ligadas al objeto perdido y
por lo tanto, aparecen afectos de tristeza, añoranza y
anhelo. 3) Bajo la premisa de no seguir el mismo camino
del objeto, esto es perderse a sí mismo, el yo comienza
a desinvestir "pieza por pieza" al objeto perdido.
Esto significa que se trata de quitar la libido de cada
representación anudada al objeto perdido y de cada
posición psíquica en la que el objeto fue colocado (por
ejemplo: modelo, ayudante, rival, objeto de deseo).
Muchos psicoanalistas han retomado el trabajo freudiano.
Tal como señala Ávila (1990), los aportes más relevantes
de Otto Kernberg (1976) se centran en el estudio
del narcisismo patológico. Distingue 5 niveles de gravedad
en el Duelo, de menor a mayor estos son: (1) Duelo
normal; (2) Duelo neurótico: donde existe culpa inconsciente,
idealización del objeto perdido y autodesvalorización
como expresión de la culpa; (3) Duelo en estructuras
límites de características patológicas y primitivas, donde
la angustia va acompañada de rabia y la pérdida es sentida
como un ataque (paranoide) del objeto malo que se
ha destruido internamente y por consiguiente, sobreviene
una sensación de vacío interno relacionado con la pérdida
del objeto bueno externo; (4) Duelo en estructuras narcisistas
donde hay una devaluación del objeto perdido que
protege al yo patológico grandioso y se elimina la autopercepción
de la rabia por la pérdida, lo que amenaza la
grandiosidad narcisista del yo; y (5) Duelo psicótico, en el
que además de la pérdida de la capacidad de diferenciar
el yo/no-yo, el yo se fusiona con el objeto perdido.
Retomando el tema, la adolescencia genera en la mujer
una serie de ansiedades respecto de la integridad de su
cuerpo. Esta época es considerada por Plaut y Hutchinson
(1986) como la fase del desarrollo más crítica para
la historia libidinal de la niña; mientras que la cúspide
del conflicto en el varón parece situarse en la fase fálica
con el complejo de castración. Es decir, que así como
en la fase fálica la amenaza de castración hace que el
varón tema por la integridad de su cuerpo, para la mujer
la amenaza a la propia integridad parece situarse durante
la adolescencia.
La aparición de las manifestaciones sexuales impone la
declinación de ciertos intereses y el surgimiento de nuevas
actitudes. La caída de la omnipotencia parental,
hace surgir en esta etapa sentimientos de desamparo y
soledad. Tanto para el adolescente, como para su familia,
es el momento de mayores cambios. En este camino,
los grupos de pares constituyen el sostén y el refugio
del joven, permitiéndole realizar el lento proceso de
duelo.
En este contexto de desamparo y soledad, la adolescencia
es un momento atravesado por varias muertes simbólicas.
Tomando los duelos desarrollados por Aberastury y
Knobel (1970) diríamos que se trata de la muerte del
cuerpo infantil, la muerte de los padres omnipotentes y la
muerte de la bisexualidad.
Según una investigación norteamericana (Nolen-Hoeksema,
2002) los varones presentan antes, de la pubertad,
un mayor grado de vulnerabilidad que las niñas,
especialmente para los trastornos de ansiedad, trastornos
de la conducta, psicosis y depresión. En la pubertad,
la proporción se invierte, siendo las mujeres más
vulnerables a la depresión que los varones. En otro estudio,
Nolen-Hoesksema (1995) afirma que los rasgos
depresivos en las púberes no se deben a los cambios
hormonales, sino a la aparición de los caracteres sexuales
secundarios que rompen con la imagen corporal infantil
adquirida. Mientras en los varones la aparición de
algunos caracteres sexuales secundarios (vello en la
cara, piernas, brazos, voz gruesa, mayor masa muscular
y aumento del tamaño de pies y manos) refuerzan y
contribuyen al aumento de la identidad masculina; en
las mujeres, algunos caracteres (vello en axilas, piernas
y brazos, aumento del tamaño de las caderas y ganancia
de peso como requisito para la menarca) son vivenciados
como señal de una disminución en la feminidad
y por lo tanto deprimen (Vega, 2005). Este hecho consiste
en aquello que Aberastury y Knobel (1970) teorizaron
como el duelo por el cuerpo infantil.
Muchos estudios internacionales, sugieren que las mujeres
suelen experimentar en la adolescencia un mayor
estrés que los varones (Pryor & Wiederman, 1998); y
por ello las adolescentes tienen mayor tendencia a la
depresión (Kandel & Davies, 1982).
Al estudiar la depresión femenina, Zusman (1999) enfatiza
que, llegada la pubertad, en las niñas se movilizan
aspectos psicológicos muy primarios que las confrontan
con estados de ánimo difíciles de comprender para ellas
y su entorn o. Inevitablemente el proceso de duelo es
riesgoso para quienes cuentan con un yo frágil, que se
ve amenazado en su integridad narcisista.
Los TCA:
Debido a las modificaciones propias de la fase por la
que atraviesa, el adolescente se encuentra en un estado
de mayor vulnerabilidad a la aparición de ciertos
trastornos ligados a una dificultad en la mentalización,
entre los cuales se encuentran los trastornos de la conducta
alimentaria (Persano, 2005).
Se trata de un conjunto de graves conductas anómalas
en relación a la ingesta de alimentos, que aparecen con
mayor incidencia en la adolescencia y con una prevalencia
significativamente mayor en las mujeres (American
Psychiatric Association, 1995; Behar, 1998; Dio Bleichmar,
2000; Vega, 2004). Estos trastornos se clasifican en tres
subtipos según el DSM-IV: anorexia nerviosa (AN,
F50.0), bulimia nerviosa (BN, F50.2) y trastorno alimentario
no especificado (TANE, F.50.9), dentro de los cuales
se halla el trastorno por atracón.
La anorexia nerviosa aparece habitualmente entre los
12 y los 14 años (adolescencia temprana) y con mayor
frecuencia en las mujeres. Son pacientes que realizan
dietas muy severas, presentan rituales en su alimentación
como desmenuzar alimentos en proporciones excesivamente
pequeñas o controlar permanentemente
las calorías ingeridas. Evitan concurrir a reuniones donde
puedan verse presionadas a comer y suelen esconder su
cuerpo bajo ropa muy holgada. Debido a alteraciones
cognitivas y perceptuales, presentan una distorsión en la
imagen corporal, percibiéndose obesas cuando se encuentran
por debajo de lo esperable para su contextura
física y edad. Las anoréxicas suelen ser descriptas como
reticentes, introvertidas, pasivas y perfeccionistas. Estos
rasgos permanecen estables incluso luego de la recuperación
del peso (Rastam, 1992; Srinivasagam,
Kaye Plotnicov, Greeno, Weltzin & Rao, 1995). La bulimia
nerviosa es un trastorno de aparición más tardía,
que se caracteriza por episodios recurrentes de voracidad
(atracones) seguidos por conductas compensatorias
inapropiadas, tendientes a reducir la ganancia de
peso. Éstas pueden ser conductas purgativas (vómitos,
laxantes, diuréticos y/o fármacos) o no purgativas (ejercicios
físicos y/o ayunos). En estas pacientes, la autoevaluación
se encuentra excesivamente influida por la
silueta y el peso corporal. Las bulímicas son descriptas
como personas más sociales, impulsivas, con mayor
tendencia a la tristeza y al suicidio, por ser más lábiles
desde el punto de vista afectivo (Bruch, 1973; Díaz-Marsa, Carrasco & Saiz, 2000).
Pese a las diferencias entre ambos tipos de trastornos,
desde la teoría psicoanalítica podría pensarse que ambas
carecen de sentimientos ligados al registro cualitativo
del dolor psíquico, y se ofrecen una y otra vez como blanco
de continuas autoagresiones. Este afán destructivocompulsivo
es comandado por la pulsión de muerte, cuyo
objetivo es la vuelta a lo inorgánico, ayudada del sadomasoquismo
primordial y de un superyó sádico.
Depresión y TCA:
Como se ha mencionado anteriormente, la relación entre
los TCA y la depresión está comprobada. La controversia
se centra en una cuestión predictiva. Es decir que, mientras
algunos autores afirman que la depresión genera
TCA (Cooley & Toray, 2001; Stice, 2001), otros sostienen
la hipótesis inversa (Heatherton & Polivy, 1992; Stice,
Hayward, Cameron, Killen & Taylor, 2000; Stice &
Bearman, 2001) y un tercer grupo (Zaider, Johnson &
Cockell, 2002) afirma que las asociaciones se deben a
que los mecanismos intervinientes tales como el duelo
patológico, la desmentida como defensa hegemónica, los
sentimientos de ineficacia y la baja autoestima -entre
otros- son compartidos por ambas patologías.
Al repasar la literatura psicoanalítica sobre el tema, es
frecuente hallar teorías que giran en torno a la depresión
o la desesperanza. Zukerfeld (1992), por ejemplo,
ha planteado que en estos trastornos existe una relación
entre desesperanza y descontrol, equivalente a la
relación existente entre déficit de autoestima y acto. De
este modo, se establece un circuito donde cada "acto" impulsivo, por ejemplo un atracón, incrementa la desesperanza
y ésta a su vez, recrea situaciones de baja autoestima,
cuyo resultado es un nuevo acto.
En nuestro país, una investigación empírica se centró en el estudio de la depresión en pacientes mujeres con
TCA. Para ello se utilizó la primera versión del inventario
de depresión de Beck (1961), hallando que el 70%
de la muestra tenía valores para depresión moderada,
en contraste con el grupo control que puntuó por debajo
del corte (López Mato, Boullosa, Cetkovich-Bakmas & Ciprian-Ollivier, 1992). Otro estudio (Espina, 2003) investigó la alexitimia en padres y madres de jóvenes con
TCA, hallando que los progenitores de las adolescentes
con TCA tenían niveles superiores de depresión, ansiedad
y alexitimia, que los padres del grupo control.
3. La investigación empírica
Sujetos: La muestra del estudio estuvo conformada por
700 adolescentes mujeres, alumnas de ambos turnos
de 7 escuelas públicas de Educación General Básica y
Ciclo Polimodal del Distrito bonaerense de Avellaneda.
La media de edad se sitúa en 16.04 años, con una desviación
típica de 1.57 años (rango 12-21 años). El mayor
porcentaje (66.0%) corresponde a adolescentes
medias (entre 15 y 17 años), seguido por un 18.1% de
adolescentes tardías (entre 18 y 21 años), y por último
un 15.9% de adolescentes tempranas (entre 12 y 14
años).
Material y Procedimiento: Desde el mes de mayo al
mes de noviembre de 2008, un equipo de investigadoras
de la Cátedra I de Psicología Evolutiva Adolescencia
realizó tareas de prevención de TCA en 7 escuelas públicas
de Educación General Básica y Ciclo Polimodal
del Distrito bonaerense de Avellaneda. En dicha ocasión,
con el objeto de obtener datos epidemiológicos actualizados sobre TCA y depresión, se brindaron charlas
de prevención de TCA y se aplicaron de manera
auto-administrada 2 cuestionarios: el Beck Depression
Inventory-BDI (Beck, 1972) y el Eating Attitude Test-
EAT-26 (Garner, Olmsted, Bohr & Garfinkel, 1982) a todas
las alumnas presentes en la escuela que al momento
de la charla, contaran con el consentimiento
informado de sus padres3.
Instrumentos:
1. Cuestionario EAT-26 (Eating Attitude Test, Garner,
Olmsted, et al., 1982). Posee 26 ítems (escala Likert)
divididos en 3 escalas que evalúan conductas alimentarias
patológicas ligadas a la Anorexia y la Bulimia;
tales como la evitación de alimentos que engordan
(escala Dietante), atracones (escala Bulímica); autocontrol
y presión para aumentar de peso (escala Control).
Se utilizó como valor de corte total: 20 puntos
(mínimo: 0 y máximo: 78). Para la escala DI el corte
fue: 13 puntos (máximo: 39), para la escala BU: 6
puntos (máximo: 18) y para la escala CO: 7 puntos
(máximo: 21).
2. Cuestionario Beck Depression Inventory (de A. Beck,
et al. 1961, revisada en 1972). Es uno de los más
utilizados en los estudios sobre depresión. Se trata de
un instrumento que puede ser hétero o auto-administrado.
Se compone de 21 frases o ítems, en las que el
sujeto tiene 4 opciones para seleccionar aquella puntuación
que mejor se adapta a su situación actual.
Evalúa niveles de gravedad de la depresión (intensidad
sintomática, no diagnóstica) con una escala de 4
puntos, que va de 0 a 3 (rango 0-63). Los 21 ítems se
relacionan con síntomas como: desesperanza, irritabilidad,
problemas cognitivos como: culpa, sentimiento
de castigo, y síntomas físicos como: fatiga y pérdida
de peso. Existen distintas versiones del BDI. Se
utilizó en esta investigación, la adaptación validada al
castellano de la versión original de Conde & Useros
(1975) publicada inicialmente por Beck et al. en 1961
y revisada en 1972. Se decidió no utilizar la segunda
adaptación de Conde & Useros, porque en ella se eliminan
ciertos ítems particularmente importantes para
los TCA, tales como la autoimagen corporal y la culpa.
Los scores usados fueron: De 0 a 9= No depresión,
de 10 a 18=Depresión leve, de 19 a 29= Depresión
moderada y de 30 a 63= Depresión profunda.
Resultados
VARIABLE TCA
En primer lugar se obtiene el porcentaje de alumnas
que presentan potencial riesgo para desarrollar un TCA.
Del total de la muestra de 700 adolescentes, un 14,6 %
de ellas (n=102) arrojan valores superiores al corte del
EAT-26 (≥20). Se analiza el porcentaje de sujetos cuyos
valores están por sobre el corte (≥20) discriminando
cada fase de la adolescencia. No existen diferencias
significativas entre las fases de la adolescencia (p=
,975) (Tabla 1).
Tabla 1. Resultado del screening con el EAT-26 en n=700. Valor de corte= ≥20
Tabla de contingencia Edad * EAT
Se analiza también la relación entre las fases de la adolescencia y las distintas escalas del EAT-26: Dietante (DI), Bulimia (BU) y Control (CO). Se utiliza la Prueba de Kruskal-Wallis y no el Análisis de la Varianza, debido a la marcada asimetría que presentan las distintas escalas y el total del EAT-26. No se encuentran diferencias significativas tampoco en las escalas. Para la escala DI se obtiene una significación de: ,905; para la escala BU: ,739 y para la escala CO: ,865. (Tabla 2).
Tabla 2. Relación entre fases de la adolescencia y escalas del EAT-26
VARIABLE DEPRESIÓN
(Inventario de Depresión de Beck-BDI):
Se diferencian los valores del BDI en 4 categorías: 1)
No depresión, 2) Depresión leve, 3) Depresión moderada
y 4) Depresión profunda y se obtienen los porcentajes
de la población total y de cada fase de la adolescencia
para cada una de estas categorías. De ello resulta
que, el 59.6% de la población total (n=700) no presenta
depresión y el 40.4% restante sí. Este 40.4% se desglosa
de la siguiente forma: el 20.3% tiene depresión leve,
el 13.7% presenta depresión moderada y el 6.4% depresión
profunda.
De las adolescentes tempranas, el 60.4% no tiene depresión,
el 21.6% presenta depresión leve, el 9% depresión
moderada y el 9% restante, profunda. De las adolescentes
medias, el 57.8% no tiene depresión, el 19.7%
presenta depresión leve, el 16.5% depresión moderada
y el 6.1% restante, profunda. De las adolescentes tardías,
el 65.4% no tiene depresión, el 21.3% presenta
depresión leve, el 7.9% depresión moderada y el 5.5%
restante, profunda. No se encuentran diferencias significativas entre el Beck total y los segmentos etáreos de la
muestra (p= ,605). Para ello se utiliza el cálculo de la
Prueba de Kruskal-Wallis y no el Análisis de la Varianza,
debido a la asimetría que presenta las escalas del test.
(Tabla 3).
Tabla 3. Asociación entre los distintos niveles de depresión según el Beck y cada fase de la adolescencia
Contingencia Edad * Depresión
ASOCIACIÓN ENTRE TCA Y DEPRESIÓN:
Se analiza si existe una correlación entre el Beck con
cada una de las escalas del EAT-26, así como el puntaje
total, en cada una de las fases de la adolescencia y
para toda la población. Se obtiene en todos los casos
una alta asociación entre las variables TCA y Depresión
con una significación estadística de p=,000, a excepción del cruce del resultado obtenido en el Beck y en la Escala
Control del EAT-26, por las adolescentes tardías;
donde la p baja ,034. (Tabla 4).
Tabla 4. Correlación del test de Beck con el EAT-26 (total) y sus 3 escalas (DI, BU y CO) para cada fase de la adolescencia
Se utiliza el cálculo de Regresión Lineal - Método por
Pasos Sucesivos para analizar qué ítems del test de
Beck, son mejores predictores de cada escala del EAT-26 y el total del EAT-26. Para reducir la asimetría de las
variables se les aplica una transformación de raíz cuadrada.
En el caso de la variable DI, se identifican como predictores
los siguientes ítems del test de Beck: 7, 18, 5, 14,
19, 20 y 16; (en ese orden de importancia) y explican el
30.2% de la varianza. (Tabla 5).
Tabla 5. Ítems del Beck predictores de la Escala DI del EAT-26
ANOVA. Variable dependiente: Escala DI
El ítem 7 del Inventario de Beck evalúa decepción sobre
sí mismo, el 18 disminución del apetito, el ítem 5 evalúa
el sentimiento de culpa, el 14 insatisfacción con la imagen
corporal, el ítem 19 evalúa pérdida de peso, el 20
indaga la preocupación sobre los problemas físicos o de
la salud y el 16 dificultades en el sueño.
En el caso de la variable BU, se identifican como predictores
los siguientes ítems del test de Beck (por orden de
importancia): 5, 18, 20, 7, 2, 17 y 1; y explican el 27.3%
de la varianza. (Tabla 6).
Tabla 6. Ítems del Beck predictores de la Escala BU del EAT-26
ANOVA. Variable dependiente: Escala BU
El ítem 5 del Inventario de Beck, tal como se mencionó anteriormente evalúa el sentimiento de culpa, el ítem 18
disminución en el apetito, el 20 preocupación por el estado
de salud física, el ítem 7 evalúa decepción sobre sí mismo, el 2 evalúa desesperanza, el ítem 17 cansancio
y el 1 tristeza.
En el caso de la variable CO, se identificaron como predictores
los siguientes ítems del test de Beck: 19, 18, 21
y 2; en ese orden de importancia y explican el 15.1% de
la varianza. (Tabla 7).
Tabla 7. Ítems del Beck predictores de la Escala CO del EAT-26
ANOVA. Variable dependiente: Escala CO
El ítem 18 fue hallado en las dos escalas anteriores del
EAT-26 y parece ser aquel que cohesiona a las tres escalas
del instrumento. Se trata de la disminución del
apetito. En el caso del ítem 19, pérdida de peso, la escala
Control lo comparte con la escala Dietante pero,
como es de esperar, no aparece como predictor de la
escala Bulimia. Con esta escala, la variable Control
comparte el sentimiento de desesperanza (ítem 2) y finalmente se diferencia de ambas (DI y BU) en el ítem
21, falta de interés sexual.
En el caso del total del EAT, se identificaron como predictores
los siguientes ítems del test de Beck: 18, 5, 19,
20, 7, 2, 16 y 14; en ese orden de importancia y explican
el 35.9% de la varianza. (Tabla 8).
Tabla 8. Ítems del Beck predictores del total del EAT-26
ANOVA. Variable dependiente: Puntaje total EAT-26
El ítem 18 del Inventario de Beck evalúa disminución en el apetito y se encuentra como predictor de las 3 escalas del EAT. El ítem 5 indaga sentimiento de culpa, el 19 pérdida de peso, el 20 indaga la preocupación por el estado de salud física, el ítem 7 la decepción sobre sí mismo, el 2 evalúa desesperanza, el ítem 16 muestra el grado de insatisfacción con imagen corporal y el 14 la dificultad en el dormir.
Conclusiones
Sobre las variables TCA /Adolescencia:
El resultado del cruce entre las variables TCA y Edad,
contradice las teorías que afirman que las adolescentes
tempranas tienen mayor propensión a la anorexia nerviosa
(que se desarrolla entre los 12 y los 14 años de
edad) y que las adolescentes mayores (medias y tardías)
son más vulnerables a la bulimia nerviosa y al
trastorno por atracón. En esta investigación se encuentra
que todas las adolescentes de la muestra son igualmente
propensas a realizar dietas, a tener atracones, a
tener conductas de control, así como a desarrollar los
síntomas propios de un TCA, no siendo la división de las
fases de la adolescencia un factor discriminante en la
población estudiada.
Dado que no se evidencia en la muestra de adolescentes
tempranas una mayor vulnerabilidad a un TCA específico
o a conductas dietantes, típicas de la anorexia
nerviosa, sería útil indagar en futuras investigaciones
qué relación guarda la adolescencia temprana y el duelo
por el cuerpo infantil (propio de esta fase) con la insatisfacción
corporal como factor desencadenante de un
TCA.
Sobre las variables Depresión/ Adolescencia:
Las adolescentes de la muestra presentan un alto porcentaje
de depresión (40.4%), lo cual parece guardar
relación con la teoría del duelo expuesta en el marco
teórico como uno de los ejes teóricos centrales en el
estudio de la adolescencia y con el hecho que los duelos
normales de la adolescencia son un terreno propicio
para el desarrollo de síntomas depresivos.
Los resultados de "ausencia de depresión" y "depresión
leve" no mostraron diferencias al variar las edades de
las adolescentes de la muestra, y por ende, se podría
concluir que no hay una fase de la adolescencia en la
cual las defensas operen como mecanismo protector ni
de riesgo para la falta de depresión o para la depresión
leve.
En el caso de la depresión moderada, se encuentra una
diferencia de porcentajes. Entre las adolescentes medias,
el porcentaje de sujetos con depresión moderada
(16.5%) prácticamente duplica al de sus pares tempranas
(9%) y tardías (7.9%). No se puede realizar el cálculo
de significación estadística por tratarse de distintos
sujetos en cada sub-fase. De todas formas, se interpreta
que la diferencia porcentual se debe a que el momento
de mayor repliegue narcisista del duelo se ubica en la
adolescencia media, siendo menor en la temprana (momento
que se caracteriza por la desmentida) y en la
tardía (momento que se caracteriza por el trabajo de
desinvestidura del objeto a desinvestir). Esta hipótesis,
acerca de la normalidad de una intensificación de los
síntomas depresivos en la adolescencia media, también
explicaría por qué no se evidencia ninguna diferencia
entre las tres sub-fases en cuanto a la "depresión profunda", última categoría del test de Beck, que se encuentra
ligada a la patología.
Sobre las variables TCA / Depresión:
Los resultados de la muestra arrojan una alta asociación
(p=,000) entre la Depresión y el valor total obtenido
en el test que evalúa síntomas alimentarios patológicos
(EAT-26).
Tanto en la adolescencia temprana (12 a 14 años) como
en la media (15 a 17 años), las escalas DI, BU y CO
muestran una alta asociación (p=,000) con la variable
Depresión. Es decir, que las adolescentes de 12 a 17
años, que presentan depresión poseen igual tendencia
a las conductas Dietantes, Bulímicas y de Control, sin
importar su edad cronológica. Ello contradice los estudios
que indican que las pacientes con bulimia son en
general adolescentes medias y que tienen una mayor
tendencia a la depresión que las anoréxicas.
Sí se registra en cambio, una menor asociación entre la
depresión en adolescentes tardías y sus conductas de
control. Aparentemente esto podría corresponder a que
de las 3 escalas del EAT, la escala de Control es aquella
que menor magnitud de efecto guarda con los TCA.
Sobre la naturaleza Predictiva:
En esta investigación, los resultados no parecen abonar
la teoría que afirma que la Depresión es posterior al
desarrollo de un TCA. Partiendo de dicha hipótesis
como verdadera, deberíamos encontrar en la adolescencia
media un aumento en el porcentaje de TCA, puesto
que, en esta sub-fase, se encontró un mayor porcentaje
de los niveles de depresión moderada; cosa que no
sucede.
Sin embargo, se destacan algunos de los ítems del Inventario
de Beck que arrojan un alto poder predictivo
sobre el EAT-26 y sus escalas.
Al analizar la cualidad de los ítems del Beck que son
predictores del valor de cada escala del EAT-26, se observa
que los TCA y la Depresión comparten mecanismos
y síntomas que los hacen comórbidos. A continuación,
se detallan cada uno de los ítems del Beck que
predicen el valor en cada escala del EAT-26.
Se identifican en el test de Beck 7 ítems predictores del
valor de la escala Dietante del EAT-26; a saber: decepción
sobre sí mismo, disminución del apetito, sentimiento
de culpa, insatisfacción con la imagen corporal, pérdida
de peso, preocupación sobre los problemas físicos o
de la salud y dificultades en el sueño. Cabe recalcar que
los ítems citados indagan depresión en el Beck. Sin
embargo, como se ha expuesto en el marco teórico, es
frecuente hallar entre las pacientes anoréxicas un sentimiento
de ineficacia o de decepción sobre sí mismas
(ítem 7 del Beck). Ello, sumado a la insatisfacción con la
imagen corporal (ítem 14 del Beck), puede conducir a la
realización de dietas restrictivas hasta vivenciar una
disminución del apetito (de hecho la palabra anorexia
significa pérdida de apetito An-Orexis), item 18 del Beck
y la consiguiente pérdida de peso (ítem 19 del Beck).
En el caso de la escala Bulimia del EAT-26, se identificaron también 7 ítems del test de Beck que la predicen.
Estos evalúan: sentimiento de culpa, disminución en el
apetito, preocupación por el estado de salud física, decepción
sobre sí mismo, desesperanza, cansancio y
tristeza. Como se puede observar, si bien esta escala
comparte con la escala Dietante 4 ítems del Beck predictores
(pérdida de apetito, decepción, culpa y preocupación
por la salud); cabe destacar que aquellos ítems
en los que ambas escalas no coinciden, por ejemplo
desesperanza, cansancio y tristeza en la escala BU; y
pérdida de peso por ejemplo en la escala DI son justamente
los sentimientos que diferencian a las pacientes
con bulimia de las anoréxicas. Se sabe que los atracones
y las actividades compensatorias inadecuadas, típicas
de las pacientes con bulimia, traen como consecuencia,
cansancio. Por otra parte, el sentimiento de
desesperanza fue descripto por varios autores y parece
ser correlativo de la alta tasa de suicidio en las pacientes
con bulimia nerviosa y la tristeza, sentimiento que,
en la literatura sobre el tema, ha sido más vinculado a la
BN que a la AN.
En el caso de la escala de Control, se identificaron como
predictores los siguientes ítems del test de Beck: disminución
del apetito, desesperanza, pérdida de peso y
falta de interés sexual. Todos ellos son distintos dado
que, la disminución del apetito parece ser el ítem del
Beck que cohesiona las tres escalas. El ítem pérdida de
peso, lo comparten las escalas Dietante y Control y,
como es de esperar, no aparece como predictor de la
escala Bulimia.
Con la escala Bulimia, la variable Control comparte el
sentimiento de desesperanza y finalmente se diferencia
de ambas (DI y BU) en el ítem falta de interés sexual.
Para finalizar, se sugiere avanzar en el estudio de la
naturaleza de la asociación entre TCA y Depresión, para
poder determinar cuál de los dos trastornos es predictor
del otro o si son comórbidos, puesto que ello permitiría
construir políticas de salud y de prevención.
Notas
1 Beca de Doctorado UBACyT (2001-2005): "Conducta Sexual y Género en Adolescentes Mujeres con Trastornos de la Conducta Alimentaria". Dra. Verónica C. Vega, Facultad de Psicología, UBA. Tesis defendida en 2006.
2 Proyecto UBACyT P416: Programación Científica 2008-2010. "Tipos de Apego en Adolescentes Mujeres con Trastornos de la Conducta Alimentaria". Directora: Lic. Marta Piccini, Codirectores: Lic. José Barrionuevo y Dra. Verónica Vega
3 Con antelación a la charla de prevención de TCA, el equipo de investigadoras de la Cátedra concurrió a las escuelas para dejar notas de consentimiento informado. Siguiendo las normas éticas internacionales y debido a que la población estaba compuesta por menores de edad, las adolescentes debían contar por escrito con la autorización de sus padres para poder completar los cuestionarios. Los mismos eran anónimos, excepto en aquellos casos en que las jóvenes quisieran tener una devolución de resultados, devolución que se daría también a sus padres, en caso de ser menores.
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Fecha de recepción: 12 de marzo de 2009
Fecha de aceptación: 6 de mayo de 2009