Para esta versión, anotación y estudio seguimos el texto fijado por Migliorini en su tesis (“Textus VI”), que corresponde al 146 Hörandner (1974). Indicamos el inicio de cada folio del ms. V y las páginas de las ediciones Gaulmin (1625: 426-467) y Du Theil (1810: 109-127)[1]:
V: ms. Vaticanus gr. 305, s. XIII, 59v-64r
G: edición Gaulmin, con traducción latina[2]
Th: edición Du Theil[3]
M: Migliorini
Traducción y notas
[V 59v; M. 91; G. 427; Th. 109]
[5] Amaranto o los amores de un viejo
[1] Filolao: Y por cierto[4] desde el amanecer[5], Hermocles[6], te aguardábamos en Atenas yo y el Diofanto este[7].
Hermocles: Sí, ciertamente, y yo sentía, Filolao, llegar más tarde que lo que [10] había convenido...
Filolao: Mucho, en efecto, de modo que justamente podría reprocharte el retraso.
Hermocles: No a mí, querido, sino a aquel jardín[8] que hoy, desde la mañana, al atraparme para un paseo[9], me robó[10] los ojos enteros.
Filolao: ¡Oh, oh, cuán diestro[11] dices, compañero, que es éste, el jardín, y [15] discípulo entero de Hermes[12] [G. 429], si incluso tus ojos mismos arrancó inadvertidamente para ti!
Hermocles: Sigues burlándote; pero yo todavía rodeo la zanja[13] y toco el narciso y recojo el jacinto[14].
Filolao: En cambio nosotros, Diofanto, pensábamos que Hermocles estaba aquí de algún modo, [20] estando con Narcisos y Jacintos... [Th. 110]
Diofanto: ¿Y en qué es esto nuevo, Filolao, si, sin estar, Hermocles cree estar, hallándose todos por opinión y ninguno de verdad[15], si al menos no nos olvidamos del maestro Demócrito[16]?
[2] Hermocles: ¡De qué gran favor te soy deudor[17], Diofanto –sí, ¡por el placer![18]–, por cuanto me hiciste [25] acordar de Demócrito! Porque yo, incluso de noche, paría dolorosamente las refutaciones no sin nobleza contra él y ahora no podría apartarme sin antes, como quizás sea capaz, refutar la charlatanería de aquél[19].
Filolao: ¿Charlatanería es, pues, lo de Demócrito para ti, Hermoclecito[20]?
Hermocles: Sí, por Zeus, pues no de otro modo. [Th.111] [30]
Diofanto: Ciertamente podrías apresurarte a explicarnos también cómo tales cosas te han parecido una tontería...
Hermocles: Podría.
Filolao: Habla concisamente, ¡por Epicuro![21], y no, como ayer en lo de Aristócrates, introduciendo con rodeos en el discurso frecuentemente algunos placeres y espontaneidades [V 60r], [35] cuando también [G. 430] habiendo ya vomitado[22] fuiste expulsado del banquete con tu placer mismo.
Hermocles: Siempre fuiste alguien áspero y ofensivo, querido, mas yo podría decirte cosas incluso más breves que tus átomos[23].
Filolao: Comienza, en efecto, de una vez[24] y lentamente. [40]
[3] Hermocles: Entraba a la mañana al jardín para pasear...
Filolao: ¿Harás mención todavía del cantero?[25] [Th.112]
Hermocles: Y recogí con el ojo el lirio, que es blanco...
Filolao: Pues ¿no saldrías de una vez de la tapia?
Hermocles: He visto con la boca la manzana, que era dulce... [M. 92] [45]
Filolao: Parece que hoy, Hermocles, no dejas la granada o el mirto...[26]
Hermocles: Tras dar a entender estas cosas también a quienes estaban conmigo –estaba Jarmipo el megarense, también Diodoro de Samo y otra asociación de la Stoa y de la Academia[27]– y luego, tras inquirir si era dulce la manzana y blanco el lirio, al escuchar que respondían [50] "Sí por cierto, Hermocles", por una parte admiré a Epicuro por lo que sabía y porque puso como un bien el placer de cada uno; [G. 433] por otra parte, no teniendo cómo reírme de Demócrito por su bagatela acerca de los principios[28] como es conveniente, busqué hacer uso de la risa de él, si era capaz, [Th. 113] como para reírme de las leyes y de los vacíos y de los átomos de por vida. [55]
Diofanto: Y por cierto, si no vas a dejar de reírte contra Demócrito con lο de Demócrito, no mucho después te lamentarás con lo de Heraclito contra ti mismo[29]; pues tras prometer que refutarías lo de Demócrito, luego descuidaste[30] la promesa y echaste sobre el filósofo, como granizo[31], todas las nevadas de burlas.
<Hermocles>[32]: Pero si no van ustedes a ponerse muy difíciles, creo que muy fácilmente los persuadiré [60] de venerar las cosas de Epicuro tras dejar de lado a Demócrito.
<Filolao>: ¿Y no podrías tallarme Atos[33] enteros, querido, desde la cima...? [El personaje, asombrado, hace una pausa y luego dice, en aparte:]
[4] Filolao: ¡Portentoso Zeus! ¿Quién es éste que viene a nosotros con apuro [34]¿No es Amaranto el ateniense? ¡Él, por su propia cuenta[35], queridas Moiras![36] Y debemos mantener la conversación, ante un árbitro de tal edad... [Al recién llegado:] Sé bienvenido, ¡querido Amaranto! [G. 434] y [65] trata de resolvernos a mí y a este Hermocles las controversias acerca de los principios naturales. Pues tienes sabido desde hace tiempo que yo soy de Demócrito y Hermocles de Epicuro.
Amaranto: Pero, señores, que estén postergadas la filosofía y la discusión por un tiempo, en efecto. [Th. 114] Yo, [70] al narrarles a ustedes algo placentero y a la vez risueño, ojalá acoja amistosamente por un lado al epicureo con lo placentero y, por otro, con lo risueño al democriteo.
Diofanto: Amaranto, yo no pondría esto entre lo fácil de soportar, ¡por Zeus!, si tras abajar a tal punto nuestro ollar[37] [V 60v] se marcha a casa este Hermocles sin ser refutado. [75]
Amaranto: Tendrás también esto oportunamente, Diofanto. Mas ahora, ¡por el dios de la Amistad![38], tras habernos sentado[39] aquí bajo este plátano[40], yo expondré en detalle y ustedes escucharán; porque yo, si acaso tras no compadecerse de mí rechazan la exposición, rápidamente explotaría sin tener cómo no sólo contener aquella inexplicable risa sino también cuanto vi en el simposio en lo del filósofo Estratocles. [80]
[5] Hermocles: ¿Te refieres al Estratocles de más de ochenta años, el que moquea como un carnero[41]?
Amaranto: Pues no a otro, Hermocles. [G. 437; Th. 115]
Hermocles: Pero ¿haciendo qué fiesta los recibía en su hogar?
Amaranto: Bodas tempestivas, querido. [85]
Hermocles: ¿Dio a un novio a alguna de sus hijas o a una nieta?
Amaranto: No, Filolao. Pues también a mí me parecía eso antes de dar crédito al ojo en el asunto. Mas no era así, pues consigo mismo casó a la novia.
Filolao: ¡Epa, lo que oigo! ¿Estratocles recién casado, el Jápeto[42], el [90] tres veces viejo[43], el de cabeza con catarro? ¿El que charla con Crono se olvidó de la canicie, de las legañas y de las arrugas?[44] [M. 93]
Amaranto: No, pero por un lado se tiñó la cabellera y tras enrollarla con pajitas la erizó, coloreó la mejilla con maquillaje y se fingió[45] muchacho como fue capaz. [95]
[6] Filolao: ¡Soberana Temis[46]! ¡Qué risa! ¡Siendo cuán anciano el hombre y filósofo simula ciertos personajes de escena y nuevos[47] [Th. 116] y, al modo de las más desagradables de las meretrices, envuelve con maquillaje el filosófico color ocre y arregla la canicie ante el espejo!
Amaranto: Y en verdad, si siguiere adelante, sé muy bien que ustedes se reirán mucho más. [100]
Filolao: ¡No comiences tú, Amaranto, [G 438] por aquella ceremonia y las bodas, sino de algún momento más atrás y por los proemios del relato! Pues así avanzarían más fáciles de seguir para nosotros no sólo el discurso sino también la risa.
Amaranto: Podría obedecerte, compañero, que lo mereces, contento de retomar el relato desde el inicio[48]. [105] Mas ¿por qué tú comienzas a reír llanamente, sin haber dicho yo todavía nada?
Filolao: ¡Sí, por Zeus!, ¿pensaste cómo Jápeto iba a comportarse con la novia en su relación sexual, cómo iba a juguetear riendo sardónicamente[49] y tironear hacia sí a la que se hace rogar y desdeña el beso?
Amaranto: Reirás también de eso. Pero ahora no impidas la apertura del [110] relato.
Filolao: Habla, Amaranto, porque yo me sentaré [V 61r] sin voz para ti de ahora en más, como oyente, sin diferir en nada de una estatua que solamente escucha.
[7] Amaranto: Tenía costumbre yo del trato con este novioviejo[50], señores, por ser amigo y de familia por parentesco no lejanamente y, además, [115] por escuchar no con displacer las diatribas de él en filosofía. En efecto, me parecía admirable el hombre en otras cosas y, sobre todo, cuando discurría precisamente sobre la filosofía ética, [G. 440] acerca de la templanza, llamando al matrimonio 'atadura' y 'grillete inefable' y 'obstáculo para la contemplación de los entes', y diciendo "Hijos, ojalá pudiera desembarazarme de esta carga" –indicando el cuerpo–, [Th. 117] [120] "para que me fuera posible embarcarme en los entes purificadamente[51]. Pero ¿qué necesidad hay de atadura sobre la atadura y de cárcel sobre la cárcel[52]?". Encima de esto, injuriando en muchas cosas al sexo femenino y llamando a éstas áspides familiares y serpientes legítimas y recordando lo de Clitemnestra y lo de Helena y cuanto [sufrió] Hipólito por Fedra y cuanto Belerofonte [125] por Antía[53] y..., para decirlo resumidamente, [opinaba] que las mujeres habían llenado la vida de dramas y de poemas[54]. Y filosofando sobre tales cosas era a tal punto persuasivo que incluso yo, creyéndole, desde entonces empecé a desconfiar de mi madre y de mis hermanas mismas. Estas cosas, en efecto, decía y gritaba "Me injurias, Cloto[55], sin cortar todavía el hilo y sin entregarme a Éaco[56] y enviándome fuera de lo [130] [G 442] de Aidoneo[57] sino dejando en la tierra esta inútil carga como cuidándola para una segunda vida... ¿En qué, oh dioses, los injurié para que todavía esté sepultado en este cuerpo y, único entre todos, no obtenga la libertad de aquí?". [8] Él decía eso; nosotros nos admirábamos y lo felicitábamos y [135] realmente lo llamábamos feliz, no sólo como colgándonos[58] de los oídos a su enseñanza –pues el hombre era tremendísimo para hablar– sino también confiándonos en su aspecto, pues su bigote llegaba a la rodilla, el cuello se torcía y se fruncía la ceja y la palidez le rodeaba el rostro y, para decirlo en resumen, su apariencia lo proclamaba como filósofo incluso para quienes no lo conocían[59]. Pero ayer, [140] amigo, el drama se aflojó[60] y despojó la escena y la verdad salió en desfile. Pues yo estaba sentado en la habitación [V 61v] superior de mi casa[61] y en ella estaban abiertas muchas bocas de las ventanas, entreabiertas hacia fuera sobre la calle; y [M. 94] leía así casualmente el Axíoco que está junto a la obra de Platón[62] y criticaba primeramente al hombre por cuanto temía pusilánimemente[63] y [145] demasiado innoblemente la muerte y se espantaba ante el fallecimiento [Th. 118] de modo no viril. [G. 445] Me admiraba por cuanto finalmente[64] también ante eso mismo tomó coraje y yo quedaba estupefacto por Sócrates, que proponía una persuasión tan grande y tan invencible[65]. [9] Recorriendo estas cosas con la mente, veo a algunos de los domésticos de Estratocles que hacían camino junto a [150] Jeremon el notario[66] con paso veloz. Jeremon estaba enojado[67] y se quejaba mucho simuladamente; pues parecía desconocer por qué incluso era llamado. Conjeturaba, creo, que para escribir un testamento y, yéndose de allí como hacia lo de quien ha de estar muerto, se fingió afligido, de modo tal que yo, al perturbarme en la apariencia y habiendo sospechado lo mismo que Jeremon, dije "Según parece, [155] Cloto, tras escuchar la súplica de Estratocles, le[68] cortó el hilo"; y, a la vez, gritando cuanto era capaz[69] "¡Ay, qué castigo!", iba hacia ellos e inquiría del doméstico lo relativo al filósofo y a causa de qué llevaba al notario. Y él, dado que me veía alborotar y con la sospecha extraviada en el rostro, dijo, tras inclinarse ligeramente hacia mi oído, "A otro [160] no le diría nada, mas a usted no le ocultaré lo indecible". "Habla, Hermonidito", decía yo, "¡por las Gracias[70]!". Y él dijo "Mi patrón hoy festeja bodas". "¿Ciertamente –dije yo–, las de su nieto Agámenes?". Pues sabía que éste estaba en edad de bodas. "¿De Agámenes?", dijo él y a la vez rio precavido y amortiguado. [165] Insistiéndole yo con la cuestión, él dijo "Es superfluo pedirnos lo que los ojos te enseñarán como nunca"; y a la vez suplicaba que nos allegáramos muy veloces, pues mis inquisiciones le habían recortado algo de tiempo. Y nosotros, al persuadirnos, seguimos a Hermónides, que se apresuraba. [10] Cuando al ir a lo de Estratocles traspasamos la puerta del patio y subimos hacia el [170] salón..., ¿cómo podría narrarte, amigo, lo de allí? Estaba sentado aquel bello novio, todo espolvoreado con oro y con los emplastos nupciales, lo cual lo mostraba todavía mucho más vergonzoso en la proximidad[71] [V 62r] al ser visto con los oropeles. La mejilla, teñida por una parte con maquillaje verde para los salientes y bultos de las arrugas y, [175] por otra, preservando mayormente la antigua palidez en los surcos y cavidades, [Th. 119] como no dando lugar la tintura entera a penetrar en la cavidad por la cerrazón de las prominencias, resultaba una mezcla totalmente ridícula de rojopalidez[72]. [G. 449] La cabellera había sido enrulada y estaba enrojecida; en cambio, la mayor parte del mentón había sido rasurado con la navaja, en redondo, y el párpado era ennegrecido con pigmento[73], [180] tras no calcular el filósofo esto de modo favorable: pues fluyendo de allí el negro humor de la legaña, no mucho después el truco había sido verificado. [11] Yo, por mi parte, ¡por el Protector de la Amistad!, ni siquiera podía reconocer al hombre y tenía dificultades, girando en círculo los ojos y explorando la casa con la vista, [185] si de algún modo captaba al maestro... Empero él, incluso desde muy cerca, me pasaba inadvertido. Pues ¿cómo reconocería al canoso, al bigotudo, al pelilargo[74], al que se había sacado tan luenga barba, sentado rubio y encrespado en su cabellera, del cual yo creí hasta entonces que era un hazmerreír de los que por una paga asisten a los banquetes y que se venden por un óbolo o [190] tal vez dos? Y quizás también habría preguntado a alguno de los presentes de dónde nos había sido encontrado este mimo, [M. 95] si aquél, al darse cuenta de la pregunta y de con cuánta risa lo encontraría el asunto, no me hubiese saludado; y habiendo graznado[75] de modo totalmente ridículo, dijo "¡Cuán oportunamente vienes a nosotros!", tras añadir el "amigo"; pues ayer, confiando en la barba, [195] me mencionaba como "vástago" y me llamaba "niño" y me saludaba como "hijo", [G. 450] mas hoy, junto con el mentón, también las palabras le habían sido rasuradas[76] y ahora el "coetáneo", el "hermano" y el "amigo" están en lugar de aquellos nombres venerables y adecuados a un anciano. [12] Tras decirme estas cosas también se tornó al notario y, [200] después de dar a significar todo el parecer como natural y de añadir "Acuérdate muy claramente del yerno"[77], se dirigió hacia la novia para inspeccionar si tenía fin lo relacionado al atavío; y se estaba sentado midiendo a la mujer e indagaba el rostro y, como no hubiese sido bien teñida la ceja, se lo reprochaba a las acicaladoras de la novia y emprendía él mismo el teñir, tras pedir la tintura, [205] [Th. 120] y se lanzaba con sus dedos a la gargantilla y ponía en orden los aros. Jeremon estaba sentado por allí también él, sobre un posapiés bajito, charloteando sobre dotes y esposas [V 62v] e introduciendo frecuentemente en el discurso el "yerno". Una vez que hubo dejado de ultrajar la hoja escrita y el guía de la novia y a la vez novio[78] hubo salido de la sala de mujeres, [210] también Jeremon leyó el escrito ante la concurrencia sentada. En efecto, cada uno de los otros ocultó la boca y rio bajo el manto; a mí, en cambio, ¡por Témis!, la risa me abandonó al entender yo [G. 453] que Estratocles, cada vez que escuchaba 'yerno', entusiasmándose ante la palabra y transportándose báquicamente[79], por poco también, tras ponerse en pie, besaría la [215] mano del notario. Y apenas aquél hubo cesado de leer, tras decir el novio "¿Por qué nos demoramos todavía y no vamos hacia el templo?", hizo poner en pie a todos y nos fuimos al de Isis[80]; y por el otro lado la novia misma también, con el séquito adecuado, iba adelante y enseguida la mirada de todos fue atraída hacia ella, pues la mujer tenía inenarrable la juventud, [220] cuanta con la naturaleza también el arte pintó[81], de modo tal que tampoco Estratocles dejó inadvertido que estaba algo envidioso por el asunto.
[13] Hermocles: ¡Sea! Pero... ¿siendo quién o hija de quién la muchacha, Amaranto, fue dada a este que charla con Crono?
Amaranto: Es, Hermocles, hijita de Anticleo el jardinero, por una parte riquísima por su belleza, [225] ¡por Zeus!; por otra, vendida a la boda por pobreza y por carencia de lo necesario.
Hermocles: ¡Heracles![82], Amaranto, ¡qué mal! Todo se esclaviza a la riqueza, todo está sometido al yugo del oro. Incluso se negocia la belleza, libre por naturaleza. ¡De qué modo la risa se me revirtió[83] en lágrimas al pensar yo cómo, por un lado, [230] la mujer soportará aquellos abrazos temblorosos[84], cómo, por otro, [G. 454] pueda sobrellevar los displacenteros entrechoques de los labios y al novio que tiene catarro de cabeza! [Th. 121] ¡Cuánto mejor, por cierto, era para ella, al compartir la labor del jardín con el padre, ser pobre junto con los jacintos y pasar hambre junto con los mirtos y cantar con los ruiseñores y soñar bajo los granados[85] y las flores de mirto, [235] antes que comer excremento dorado y que acostarse con fango plateado!
[14] Amaranto: Así están de algún modo también las cosas, Hermocles[86]. En ese momento, cumplido lo conveniente a tal ceremonia, salíamos del templo acompañando a los novios en el séquito, según costumbre. En efecto, Mirila –pues así [240] llamaban a la novia– avanzaba con aspecto sombrío [V 63r] y cabizbaja, de modo que alguien podría suponer que era enviada no a una boda sino a la muerte. Por su parte, el [M. 96] Jápeto Estratocles transformó a la novia entera a su gusto, estirando las cejas y alzando el cuello y abriendo un tanto los párpados[87] y expandiendo y estrechando el labio. Por otra parte, la coronita[88], [245] al volcarse alrededor de la calvicie, la circunscribía como una luna llena, de modo tal que ni siquiera éramos ya capaces de contener la risa sino que, cada uno, tomando al azar algún otro sector del lugar, nos colmábamos de risotadas[89]. Me fue posible bromear[90] que en ese momento sucedía la boda de Afrodita y Hefesto[91]. El profesor Dionisio[92], corriendo junto a mí por la izquierda, dijo "Efectivamente, ni siquiera aquí podrían [250] faltar unos Anquises y unos Ares"[93]. [15] Al decir esto nosotros, nos recibió la sala nupcial; a los novios los acogió el atrio[94], nosotros en cambio estábamos a la mesa preparada con la mayor delicadeza y nos colmábamos de alimentos que yacían en abundancia y variedad y bebíamos los mejores de los vinos, a la vez insulares y [255] continentales[95]; y muchas copas de oro y de plata y cuantas había de esmeralda y de zafiro hablaban francamente en el simposio. Y aquel novio tres-cornejas-viejo[96], cuando se le tendía[97] la copa –¡no, por...![98]– no antes de besar tres veces a la muchachita tragaba[99] el vino. En esto, tras inclinarse hacia mi oído el megarense [Th. 122] Aristobulo, dijo "¿Acaso no ves, Amaranto, [260] al novio, cómo se le enrojece el rostro de vergüenza?". Y decía yo "Sí, ¡por...![100], pero no sé cómo para Aristobulo el maquillaje rojizo[101] imita[102] la vergüenza". Y él, tras reír de esto a lo ancho, se levantó del simposio. Hubo tras esto un gran alboroto y todos me miraron sospechando que[103] yo había hecho levantar a Aristobulo al decirle algo ridículo sobre el novio. [265] [16] Y quizás podríamos haber hecho circular[104], sin darnos cuenta, [G. 458] el maquillaje en la charla si el profesor Dionisio no se hubiese levantado de la silla enseguida y, tras sacar un librito del bolsillo, no se hubiera puesto a leer el epitalamio[105]. La elegía contenía de algún modo algo así:
¡Salud, camas de bello color[106] de muchachos de excelentes boda![107]
[270] de Estratocles y de Mirilicita!
¡Salud, boda y lecho de jóvenes en neolechos[108]!
¡Salud, vestido nupcial[109] y servidora del tálamo[110]!
Ni siquiera a ti, Ares destructor de ciudades y Afrogenia[111] grandísima,
un novio deseable y una novia divina
[275] te temieron[112], con sus gracias, prestancias y bellos rostros.
¡Novio!, ¡cuán bueno, cuán hermoso eras
rubio, rojizo[113], cejinegro[114], de cabellos en bucles[115]!
¡Y también tú, salud, novia de excelente cuna[116]! [V 63v]
¡Salud! Yo a ustedes[117] les canto el himno nupcial
[280] este, hijo de pocos versos de Laconíade[118]. [Th. 123]
Esto dijo aquél y lo aclamó el simposio. Y Estratocles dijo: "Pero ojalá que el Protector de la Amistad te retribuya este amor, excelente coetáneo Dionisio"; [G. 461] y a nosotros la risa por el "coetáneo" por poco también nos habría ahogado. Y él dijo: "Nada nuevo hay, Estratocles, si acaso, [285] honrando la amistad, llevamos a cabo lo apropiado a los amigos". Y a la vez, tras sentarse, roía la torta de sésamo[119] y Dionisio de nuevo bailaba y las copas danzaban. [17] Y el novio dijo: "Desde hace tiempo, señores, está en dilema cómo otrora algunos de los hombres, no sólo de los no educados sino también [290] de los que ya han participado de los estudios y se han perfeccionado en las clases, [M. 97] se han tornado a tal punto de ingenuidad que ponen la boda entre las cosas no buenas y no saben que subvierten la organización social ni que suprimen la generación. Pero si acaso alguien de algún modo emprendiera incluso el refutar a alguno de éstos, enseguida se propone a Empedocles con la Querella[120], acusando a ésta de la generación; y no dudan[121] [295] en burlarse de esto [Th. 124] dado que, por una parte, la Querella hace al mundo sensible en cambio el matrimonio es una cierta Amistad; conjeturando consecuentemente, ¡por el matrimonio!: 'entonces no habría que casarse'; pues tampoco pensaron que la Querella misma es, de algún modo, una Amistad, al separar de las otras cosas, por un lado, los elementos con la introducción de las cualidades y amigando, por otro, a cada cosa consigo misma y haciendo en cada una como un matrimonio. [300] Y si alguno les preguntare '¿Qué cosa, entonces, hombres, afirman ustedes que es el árbol perfecto?', responden 'El que genera uno similar a él'; mas ¿no se avergüenzan de dejar incompleto al hombre[122] y de no ambicionar también para él cuanto efectivamente para el laurel o para el mirto[123]? ¡Ay de la ignorancia!, porque no retienen el conocer esto: que mediante el matrimonio lo mortal de algún modo se inmortaliza, [305] siendo preservado para la sucesión[124]. ¡Que se arruinen estos incompletos y no casados!". [18] "Eres persuasivo, ¡sí, por el matrimonio!, maestro", dije yo. "Mas no sé cómo, a mí me parece el asunto una atadura sin retorno y un grillete inefable", retomando también aquellas cosas que él ayer, acerca de estos temas, con su bigote decía filosóficamente; y "Ningún argumento me persuadirá nunca de que no es [310] el matrimonio un impedimento para la filosofía, en tanto que tengo aprendido de Platón que también el cuerpo este corrompe la puerta de la verdad"[125]. Mas él decía "Calla de Platón [G. 465], quien ni siquiera vio con deshonra a los varones como amantes"[126]. [Th. 125] "Mas –decía yo– ¿habría que admitir a mujeres insidiosas, maestro, sin desconocer a Helenas y cosas así... y Clitemnestras[127]?". "Y [315] en verdad –dijo– no tienes Clitemnestras solas, sino también Penélopas, al tomarlas de la épica[128]". "¿Y dónde pondrás a Hesíodo –decía yo–, quien afirmaba
A éstos yo les daré un mal en lugar del fuego, con el cual todos
quedan encantados en el ánimo rodeando de amor su propio mal[129]".
"Allí mismo está el testigo –decía él–, pues, dado que ha sido mostrado por el poeta que para todos es un encanto la cosa, [320] para todos el matrimonio sería una necesidad, sea o no algo inútil". [19] Y en eso se pone en pie el cómico Querefonte[130] y dijo "¡Suficiente de esto para nosotros! Mas yo cantaré para la fiesta algo de la musa de Anacreonte[131], en la ocasión de ir al lecho nupcial". Y a la vez decía:
[325] Jefa de las diosas, Cípride,
Deseo, fuerza de los terrenales,
Matrimonio, vigilante de lo vital, [Th. 126]
a ustedes canto con palabras
a ustedes glorifico con versos,
[330] Deseo, Matrimonio, diosa de Pafo[132]. [G. 466]
Mira a la joven, mira, muchacho,
despiértate, que no se te escape la perdiz como presa.
Estratocles, amigo de Citera[133],
Estratocles, marido de Mirila,
[335] ve a tu querida mujer:
tiene cabellera larga, está floreciente, brilla;
la rosa es jefa de las flores,
una rosa es Mirila entre las muchachas.
El sol muestra tus lechos:
[340] ojalá haya naturalmente un ciprés en tu jardín[134].
Al quedar aquél incierto ante esto y como inflamado en el alma, [Th. 127] sin aguardar que el sol se pusiera por entero, se levanta muy rápidamente y [M. 98] marcha dentro del tálamo, sin hablarle a nadie en lo más mínimo. Y a partir de ahí la reunión se disolvió para nosotros. [345]
[20] Filolao: Pero ojalá nunca tales banquetes abandonen la vida, dioses, estando en un banquete el buen Amaranto, porque también él podría deleitarse con los ojos y a nosotros restaurarnos el deleite con las narraciones.
Estudio y comentario
Estructura
Externamente, el texto tiene casi trescientas cincuenta líneas organizadas por el editor en veinte unidades. Pero internamente, por su contenido, podemos proponer este esquema:
I. Introducción
I.1. Llegada tardía de Hermocles al encuentro con Filolao y Diofantes [1].
I.2. Planteo de la cuestión filosófica entre Demócrito y Epicuro [2 y 3].
II. Cuerpo central
II.1. Aparición inesperada de Amaranto [4].
II.2. Propuesta de Amaranto de no discutir de filosofía sino aunar lo risueño y lo placentero con un relato. [4]
II.3. Presentación de la figura de Estratocles [5] e invitación a oír el relato que se supone jugoso [6].
II.4. Relato en sí [7 a 19]
II.4.1. Antecedentes del vínculo entre Amaranto y Estratocles.
II.4.2. Opinión de Estratocles adversa al matrimonio y a las mujeres.
II.4.3. Desdén de la vida y ansia de la muerte. [7]
II.4.4. Descripción del típico aspecto de filósofo en Estratocles.
II.4.5. Amaranto estaba leyendo Axíoco sobre el temor a la muerte. [8]
II.4.6. Amaranto ve al sirviente y al notario rumbo a la casa de Estratocles.
II.4.7. Amaranto lo cree muerto y va a averiguar; el esclavo informa de que se trata de una boda. [9]
II.4.8. Llegada a la casa; descripción del maquillaje y teñido de Estratocles [10]; lo hacen irreconocible, como también su modo de dirigirse; [11]
II.4.9. Requerimientos del viejo Estratocles al notario y a la novia. Exaltación de la belleza de la novia. [12]
II.4.10. Identidad y razones de la novia.
II.4.11. Comentario sobre el poder, la riqueza y las desgracias de la novia; valor de la libertad. [13]
II.4.12. Boda. Tristeza de la novia. Risas de los asistentes. Comparación mitológica [14]. Descripción del ambiente y de la cena. [15]
II.4.13. Epitalamio de Dionisio.[16]
II.4.14. Defensa del matrimonio por parte de Estratocles. Cuestión sobre Querella y Amistad. El matrimonio organiza la sociedad, preserva la especie, inmortaliza. [17]
II.4.15. Cuestionamiento de Amaranto en razón de las anteriores apreciaciones de Estratocles. Cita de Hesíodo. [18]
II.4.16. Intervención de Querefonte que presenta un poema; el novio, incierto, se va al dormitorio y se disuelve la celebración. [19]
III. Epílogo: Filolao elogia el relato de Amaranto. [20]
Como retomaremos luego al evaluar la intención, el asunto filosófico entre Demócrito y Epicuro queda en suspenso.
Personajes
Podemos clasificarlos en personajes parlantes y personajes aludidos. Los parlantes son:
Filolao: este nombre aparece en dos formas dialectales, Φιλόλαος (al nombrar inicialmente al personaje) y Φιλόλεως (a lo largo del texto). Cf. Menelao. Tiene rasgos aristofánicos en su actitud sarcástica y agresiva (incluido el uso del diminutivo) y en las interrupciones que hace en el sector [3] al modo de un βωμολόχος cómico. El nombre significa 'amigo del pueblo' y puede connotar una actitud positiva hacia las relaciones humanas; pero también designa a un filósofo pitagórico en Fedro 61 D-E y a otras personas en Aristóteles, Política 2, 96, etc., de modo que implica una alusión literario-filosófica. El personaje es simpatizante de Demócrito. Describe despectivamente a Estratocles (líneas 81 ss., 95 ss.), imagina con sarcasmo el desempeño sexual del viejo (106-8, 230 ss.) y quiere detalles del relato (100-103) aunque a Hermocles le pidió brevedad (βραχέα línea 33).
Hermocles, Ἑρμοκλῆς: el significado del nombre es 'que tiene la fama o la gloria de Hermes'. Hermes es dios mensajero, protector del comercio, de los viajes, de los vínculos humanos, de las rutas, de los corredores, anunciador del día y de la noche, dios psicopompo. El nombre de varón es mencionado en La diosa siria 26, de Luciano, autor muy aludido por Pródromos. Este personaje usa sinestesias como 'cosechar con el ojo', 'ver con la boca'. Es detallista; simpatiza con Epicuro.
Diofanto: Διόφαντος es también nombre real de varón, registrado en Demóstenes, Aristóteles, etc.; por su etimología significa 'manifestación de Zeus'. Tiene menor participación. Estaba interesado en la refutación filosófica (líneas 72-74).
Amaranto, Ἀμάραντος: es el mencionado en el título de la obra como primera opción porque es él quien toma a cargo el relato de los hechos que servirán como anécdota para la discusión filosófica. El nombre, poco testimoniado como real[135], es connotativo porque, si bien en plural designa a un pueblo africano, ἀ + μάραντος como adjetivo se vincula con el verbo μαραίνω y significa 'que no se pudre, inmarcesible, imperecedero'. Dado que el personaje es un anciano reverenciado (línea 64) –lo cual sugiere que Filolao, Diofanto y Hermocles son jóvenes–, puede aludir cómicamente a que tiene tanta edad que parece inmortal o, más positivamente, a que su posición es la que ha de perdurar. Además, como sustantivo es también el nombre de una planta, 'siempreviva', lo cual condice con el interés que el personaje muestra por las flores durante el paseo que relata (líneas 12 ss.). Se lo llama 'árbitro' διαιτητής (línea 64) porque se le reconoce autoridad en la materia. Él propone diferir la discusión filosófica y ocuparse de unir lo risueño con lo placentero.
Personajes referidos o mencionados:
Jarmipo (Χάρμιππος, 47-48), megarense con quien estuvo Hermocles en el paseo del jardín; el nombre no está registrado pero se relaciona con Χάρμος, Χαρμίδης y por su raíz χάρμα alude al 'placer, gozo', combinado con ἵππος 'caballo', usual en nombres de aristócratas. Puede aludir a Jármides, personaje platónico.
Diodoro (Διόδωρος, 48), de Samo, que también acompañaba a Hermocles; nombre común en Grecia clásica, lo era de un discípulo de Sócrates (cf. Xenofonte, Memorables II 10.1). Como el anterior, ayuda a enmarcar la escena en un contexto de filósofos.
Aristócrates, Ἀριστοκράτης (34), 'que tiene óptima fuerza'; designa a alguien que fue anfitrión de un banquete el día anterior. El nombre, testimoniado en Heródoto, Tucídides, Plutarco, la Antología, sugiere aristocracia, poder.
Estratocles, Στρατοκλῆς, 'gloria del ejército', es nombre de un orador del s. iv a.C. Pródromos lo usa también en su novela Rodanta y Dosicles. Como nombre usual aparece testimoniado en Xenofonte, Demóstenes, etc. Se trata de un octogenario (línea 80), padre y abuelo (tiene como nieto a Agámenes[136], hijo de su hijo, según el ὑϊδοῦ de 163), supuestamente viudo, dado que quiere contraer matrimonio. El personaje siempre consideró que el matrimonio perjudicaba la reflexión filosófica (líneas 117-8), pero, supuestamente ante la proximidad de la muerte, pretende rejuvenecerse en su aspecto y, además, casarse con una bella joven, que acepta por dinero (hay puntos de contacto con El sí de las niñas de Fernández de Moratín, año 1806, aunque en ésta la boda es por obediencia de la joven). Se lo califica de κριομύξην (81), Ἰάπητος (89, 242), τριγέρων y κορυζῶν (90), κρονόληρος (91), τρικόρωνος (256); genera burlas su maquillaje estrafalario, el que empiece a llamar 'coetáneos' a los jóvenes y que cambie de opinión sobre las bodas. Tiene rasgos similares al personaje Khelidónios, de Luciano, De mercede conductis potentium familiaribus 33, al que se le dice κίναιδος, tiene la barba cortada y el cabello pintado; cf. también Luciano, Amores 40-41.
Jeremon (Χαιρήμων, -μονος, líneas 150 ss., 206, 210): el notario, es llamado por Estratocles y conducido por el servidor Hermónides; aparece apesadumbrado porque desconoce la causa de la convocatoria y después se resigna a hacer el documento según los caprichos del viejo.
Hermónides (Ἑρμωνίδης, 168), con diminutivo Ἑρμωνίδιον (161): doméstico que lleva a Amaranto y al notario a casa de su patrón Estratocles. Este nombre no aparece en el TLG ni en diccionarios; existen varios términos derivados de Ἕρμων, registrado éste en Xenofonte, Tucídides, etc. Hubo con este nombre un rey tracio que debió ceder su país a Atenas tras las Guerras Médicas; aquí el sufijo implicaría 'hijo de Hermón' y quizás alude a la condición de esclavo. Este esclavo es prudente (revela el motivo de la citación a Amaranto en secreto, línea 162, y disimula la gracia que le causa la suposición de éste, línea 164). El diminutivo es frecuente en Aristófanes, con un valor cómico-afectivo que puede esconder cierto tono peyorativo o un interés personal: Δημίδιον (Caballeros 726), Σωκρατίδιον (Nubes 222), Εὐριπίδιον (Acarnienses 404, 475). En esta obra se usa también para la novia.
Anticles, Ἀντικλῆς (224): padre de la novia. La forma de genitivo aparece en -έος en vez de -έους, sin la contracción. El nombre perteneció a un general del s. v a.C. mencionado por Tucídides, a un discípulo de Isócrates, a un corredor del s. iv a.C., a un arconte del año 324 a.C., entre otros. El prefijo ἀντι- puede valer aquí como 'de igual', por lo tanto 'de igual gloria'. Pero como se trata de un jardinero pobre puede significar su virtud y valor humano más allá de su condición socioeconómica.
Mirila (Μύριλλα, 239) y su diminutivo Μυριλλίδιον (270): la novia; su juventud y belleza contrastan con la apariencia del viejo novio (cf. 217-221). Pródromos usa este nombre también en Rodanta y Dosicles 7: 166 ss., 8: 148 ss., 9: 6 ss., pero es citado como ejemplo lingüístico por Elio Herodiano, Teognosto y Eustacio de Tesalonica.
Dionisio (Διονύσιος, 266, 283, 286): un comensal joven, gramático, es decir, profesor de lengua y literatura, que recita un poema elegíaco (líneas 266 ss.). Migliorini (2010: 128) señala que puede haber en su nombre una alusión a Dionisio Tracio (s. ii a.C.) y en su actitud una alusión a Luciano, Banquete 40-41, donde Istieo también se pone en pie para recitar.
Querefonte (Χαιρεφῶν, -ῶντος, 322): otro comensal, presentado como κωμικός, que recita un poema al estilo de Anacreonte. El nombre es famoso porque designa a un amigo de Sócrates, de modo que su uso puede deberse al deseo de 'ambientar' el oficio de Estratocles, de Amaranto y de los jóvenes que inician el diálogo.
Aristobulo (Ἀριστόβουλος, 259, 261, 264), apodado 'megarense', es nombre real (Esquines, Plutarco, Luciano) que significa 'el mejor consejo', 'la mejor deliberación'. Quizás sea cómicamente antifrástico, pues en el pasaje opina que Estratocles está rojo de vergüenza, no por el maquillaje. El gentilicio puede hacer alusión al papel de la ciudad de Mégara en el origen de la Guerra del Peloponeso.
La ambientación corresponde a la época antigua, no sólo por los nombres de los personajes y por la cuestión de las escuelas filosóficas sino también por ciertos detalles, como la referencia al "óbolo" (190), moneda antigua, las invocaciones a dioses paganos, si bien la presencia de bufones en un banquete (189) o de un mimo (191) no sería anacrónica en el s. xii.
Estilo
El texto de Pródromos presenta un estilo cuidado, retóricamente trabajado, cual es común en sus obras. Entre los recursos destacamos estos:
a) la lítote: …οὐκ ἀγεννεῖς (25), οὐ πόρρω (114), οὐκ ἀηδῶς (115), οὐκ ἀγαθοῖς (291);
b) los juegos de preverbios: κατενωτίσω (57), κατεχαλάζωσας (58), καταλαξεύοις (61);
c) juegos etimológicos: ἐπαγγειλάμενος...ἐπαγγελίαν (57); ὑφείλετο καὶ περιείλετο (140); λέχος νεηλεχέων (271);
d) quiasmo sintáctico: τῷ μὲν τὸν Ἐπικούρειον τῷ ἡδεῖ, τῷ δὲ τῷ γελοίῳ τοὺς Δημοκριτείους (70-71); ὁ τράχηλος ἐσιμοῦτο καὶ συνέσπαστο ἡ οφρῦς (137);
e) personificación: 255-6, las copas hablan; 286-7 las copas danzan ἐχόρευε τὰ ἐκπώματα;
f) interrogación retórica, "¿cómo podría narrarte...?" (170), que crea expectativa; la de 186-190 destaca la ridiculez de Estratocles;
g) metáfora: rasurar las palabras (196); "antes que comer excremento dorado y que acostarse con fango plateado" (235), muy fuerte, que representa con oxímoron la vejez grotesca y deshonrosa de Estratocles; el ahogarse de risa (283-4).
Lengua
Es sabido que Pródromos es, en general, un 'clasicista', por cuanto utiliza la koiné literaria. Sin embargo, no se priva de emplear formas típicamente bizantinas, sea en la sintaxis, sea en el léxico, como así tampoco se priva de crear términos nuevos, que resultan habitualmente cargados de sarcasmo, como ocurría ya en la comedia aristofánica.
En cuanto al léxico:
a) término tardoantiguo que prevalece en época bizantina:
- κρονόληρος (91) es adjetivo que aparece en Plutarco y Julio Pólux, pero luego en autores contemporáneos a Pródromos, como Jorge Kedrēnós, Eutimio Zigabēnós, Juan Skylítzēs y otros posteriores;
b) términos bizantinos:
- κατενωτίζομαι (57), 'no prestar oídos, ignorar'; si bien en la Spt aparecen formas de aoristo que pueden ser del verbo κατανωτίζομαι 'dar la espalda', en Jorge Kedrēnós (Compendium II 173.23) y en Juan Skylitzės (Sinopsis, Miguel III 18: 16), ambos contemporáneos de Pródromos, aparece el participio κατενωτισάμενος que asegura que la -ε- no es aumento sino parte de la raíz. Se trataría de una voz bizantina;
- καταχαλαζόω (58), frente a -ζάω, aparece desde el siglo x y es poco usual;
- ἀνακορυφόομαι (104) es verbo registrado solamente en el Περὶ γραμματικῆς 144: 11 atribuido a un Teodosio del s. v pero probablemente obra del mismo Teodoro Pródromos;
- ἐξαιωρέομαι (135), 'colgarse, estar pendiente de', verbo usado metafóricamente, era tecnicismo médico con la idea de 'hacer de contrapeso'; poco frecuente;
- γόνατον (137): forma tardía de γόνυ, γόνατος, se registra en el Apocalipsis de Pablo .DGE) y desde el s. viii (Apomasar); Pródromos lo usa también en Rodanta y Dosicles 4: 389;
- μικροψύχως (‘pusilánimemente’, 144) se registra desde el s. iv;
- ἐσύστερον (146) asume una acepción bizantina ('luego, finalmente') en vez de la clásica 'de nuevo' o 'de ahora en más';
- συμβολαιογράφος (150): aparece en el s. vi en Justiniano; designa a quien redacta acuerdos o actas, 'notario';
- ὑπεστιγκρωκώς (193): participio del v. ὑποστιγγρόω 'graznar', que el TLG registra en el diálogo Anacarsis 986, también del s. xii, precedido como aquí por el giro τὸ παγγέλοιον;
- ἀντιπεριέρχομαι (229, 'revertir') se registra en el TLG desde el s. xi en un acta monacal, en Miguel Psellós, en Atanasio de Athos, en textos contemporáneos a Pródromos (Anacarsis, Monodia a Nicéforo de Constantino Manassės) y luego en Jorge Pakhymérēs. Es voz bizantina;
- καλλίχροος (269, 'de bello color'): es voz bizantina registrada en Efrén (s. iv) y luego en ps.-Juan Crisóstomo, Teodoro Stoudítēs, y en los contemporáneos Constantino Manassės, Juan Tzétzēs y el diálogo Anákarsis;
- γαμοστολίη (272, 'preparación de la boda') aparece en Dioskóros (s. vi), Kosmas Vestitor (s. viii) y en Gregorio Antíoco, contemporáneo de Pródromos, según aporta por ahora el TLG. Es un término bizantino que deriva del adjetivo γαμοστόλος, tardoantiguo (s. ii);
- ἀποδιϊστάω (298, 'separar'), es verbo bizantino; se registra desde el s. iv (Gregorio de Nisa, Sopatro, Cirilo, etc.). El TLG registra por ahora más de ciento cuarenta ocurrencias hasta Dosíteo II en el s. xviii;
c) hápax (al menos, según los actuales registros del TLG, que no incluye esta obra):
- σαρδώνειος (‘sardónico’, 107): parece variante no registrada de σαρδόνιος, si no se trata de meros errores de ortografía;
- νυμφογέρων ('novio-viejo', 113): compuesto ridiculizante, presentado casi como un oxímoron;
- ἐναποσώζουσα (174, 'preservar'): no aparece en el TLG y Trapp lo registra solamente en este locus;
- βλεφάρα (243, 'párpado'): metaplasmo por βλέφαρον; Trapp lo registra tan solo en este locus;
- ἀριστόγαμος (269, 'de excelente boda'). La formación es clásica: se registran adjetivos como ἀριστόβιος, ἀριστογένηθλος, ἀριστογόνος, ἀριστόδικος, ἀριστοκρατικός, ἀριστόμαχος. Cf. ἀριστόλοχος en línea 278;
- νεηλεχής (271, 'de neolecho') no se registra; posible neologismo o hápax. La conformación es clásica: hay adjetivos con el primer componente νεη- tales como νεηγενής, νεηθαλής, νεήλατος, νεηλιφής, etc.; y el segundo componente aparece ya en uno de Sofocles, Electra 97, κοινολεχής, 'de lecho común';
- θαλαμηπολίη (272, 'servidora del tálamo'), parece un hápax (Trapp), aunque deriva del homérico sustantivo θαλαμηπόλος y del verbo θαλαμηπολέω (s. iii);
- ἐρευθώδης (277, 'rojizo'), sigue formas clásicas como ἐρευθής, ἐρευθήεις, ἐρευθαλέος con el sufijo -ώδης, como en θεμιθώδης ‘oracular’ (Porfirio), que alterna con la forma -οειδής[137];
- Λακωνιάς (280, 'de Laconia'), no tiene registros;
d) neologismos:
- καταφιάω (150), 'estar molesto, enojado, deprimido': tanto el TLG cuanto Trapp registran este verbo en Jorge Sphrantzės (s. xv), de modo que la obra de Pródromos adelanta el registro en tres siglos;
- ὠχροκοκκίνου (178, 'rojopalidez'): el sustantivo ὠχροκόκκινος parece un neologismo, pues no se registra en el TLG pero aparece en textos modernos[138];
- συγξυρέω (196, 'rasurar junto con'), no registrado por el TLG.
- προσζωγραφέω (220, 'pintar'): el TLG registra este verbo en un autor del s. xvii y, antes pero sin fecha cierta, en los escolios a Ésquilo, que glosan así: "(496h) προσηδάφισται] προσεζωγράφηται"; es decir, considera contemporáneo este verbo como aclaración del utilizado por el poeta antiguo;
- κάγχασμα (247, 'risotada'): metaplasmo por καγχασμός, registrado por Trapp. Parece un neologismo contemporáneo, pues se registra también en Philágathos, Homilías 22: 9, 3 y en Anacarsis; luego en Germán II (s. xiii);
- περιεισκυκλέω (265, 'hacer circular'), no se registra todavía en el TLG. Parece un neologismo;
En cuanto a la morfosintaxis:
- οἷς (24, 144, 146) usado con sentido causal, sin antecedente; también lo usa Pródromos en Ignorante 6b y Psellós en Discursos I 11: 5, 25: 20 Kurtz, etc.;
- Σωκράτην (147): la restitución de la -ν de acusativo es común en el griego bizantino, porque no se percibe su vocalización y posterior contracción en η;
- ταὐτὸν ὅ (154): el pronombre neutro aparece regularizado; en clásico podía ocurrir ante vocal pero en griego bizantino tiende a regularizarse la aparición de -ν incluso en los pronombres neutros en toda situación.
- arcaísmos:
* οἱ (155, 201, 260), pronombre personal en dativo;
* ὅς (262, 284, 311, 319), pronombre relativo con sentido demostrativo;
* φάθι (33), imperativo de φημί; el TLG lo registra, luego de Proclo, en el Lexicon de Phótios (s. ix), quien lo glosa como εἰπέ, y luego en Makrembolítēs, Hismina 10: 3.3, contemporáneo de Pródromos. Aun cuando falten algunos registros, es un claro arcaísmo;
* abundante uso del modo optativo, que en la lengua hablada estaba desaparecido: ἂν αἰτιασαίμεθα (11), ἂν ἀποσταίην (26), ἂν φθάνοις (30), φθάνοιμ’ ἄν (32), εἴποιμ’ ἂν (38), ἐκβαίης (43), ἂν… γελῷμι (54), εἰ μὴ μέλλοιτε (59), ἂν… καταλαξεύοις (61), δεξιωσαίμην (71), θείμην ἄν (72), εἰ... ἐπιβαίην (99), ἂν... προβαίη (102-3), πειθοίμην (104), τύχοι (117), καλοῖτο (152), κομίζοι, ἴδοι (158), ὑπερβαίημεν (169), ἀναβαίημεν, διηγησαίμην (170), καταμάθοιμι (185), εὑρεθείη (191), καταντήσοι (192), ἔχοι (202), βαφείη (203), παυθείη (208), ἐξέλθοι (209), ἀκούσειεν (213), ἂν… εἰκάσειε (240-1), ἂν… ἐπιλίποιεν (249-250), προκέοιτο (254), ἐπορεχθείη (257), ἀναστήσαιμι (264), ἀνασταίη (266), ἀναγνῴη (267), ἀμείψαιτο (282), ἐπιχειροίη (293), εἴη (296), ἂν εἴη (313, 320), πεφύκοι (340), μὴ ἐπιλείποιεν (345), ἂν τρυφῴη (346), διακομίζοι (347). Πειθοίμην (104) y διηγησαίμην (170) son potentialis sin ἄν. No responde su uso a un cupitivus potentialis (salvo en 71, 282, 340, 345) ni a un optativo oblicuo (salvo en 54, 117, 152, 158, 185, 191-2, 203, 208-9, 213, 254, 257, 264, 266, 267) sino que, excepto el uso potentialis, parece en algunos casos hipercorrección aleatoria. La forma γελῷμι (54) debería ser en un aticista γελῴην, pero los poetas áticos usaban en verbos contractos la forma con -ο-ι-μι en vez de -ο-ίη-ν por razones métricas (cf. Ésquilo, Prometeo 978; Sofocles, Filoctetes 674; Aristófanes, Caballeros 1131) y también algunos prosistas (Tucídides II 79, Platón, Leyes 664 E), de modo que ésta resulta posible. Asimismo, ἀναγνῴη de 267 debió ser ἀναγνοίη, por abreviación del tema ante el formante de optativo; pero esta grafía se registra también en Epicteto, Porfirio y las Basiliká, según el TLG;
* ἦν: imperfecto del verbo ἠμί (161, 164, 261, 313, 319);
* του (190), aticismo por τινος, pronombre indefinido;
* las formas de los verbos en -μι, que eran sustituidos por verbos en ω, por ejemplo θείμην (72) que, según el TLG, aparece hasta Gregorio Nacianceno; o φάμενος (199, 216), más o menos frecuente en clasicistas hasta el s. xiv y φατέ (301) hasta el s. xii;
- τάρβηθεν (275): forma no registrada. Parece una tercera persona plural del aoristo pasivo de ταρβέω, con rasgo épico y sentido activo (ταρβήθησαν);
- uso reiterado del futuro perfecto, poco habitual: ἐντεθάψομαι (132), τεθνηξόμενον (154);
- conserva el genitivo absoluto: líneas 165, 177, 237-8;
- mantiene los distributivos: τοῖς μέν... ταῖς δὲ... (174-5); cf. 187; 224-225; 229-230; 251-2; 295-6; 322-3;
- ἂν ἐρήσεται (300): construcción rara de ἄν con futuro;
- construcción ad sensum, cuando en 122-3 ταύτας refiere a φύλῳ.
Los versos insertos en el relato, cuya reproducción implicaría una memoria admirable en Amaranto, aportan términos dialectales propios de la poesía lírica y formas poéticas: ἀιζηῶν con ruptura de diptongo (271), γαμοστολίη y θαλαμηπολίη en jónico (272), πτολίπορθε con πτ- (273), χαρίτεσσι con doble sigma (275), ἐΰμορφος con diéresis (276), ἔης imperfecto sin contraer (276), ὔμμιν en dórico (279), ὀλιγοστιχίης en jónico (280), θαλαμήϊος (279) por θαλάμιος; formas 'extrañas' como τάρβηθεν (275) y Λακωνιάδος (280).
De tal modo, la lengua de Pródromos en esta obra confirma su usus scribendi: un griego con base en la koiné literaria al que se suman rasgos propios de la etapa bizantina, imitaciones de los dialectos poéticos y muy acertadas creaciones léxicas que dan un tono cómico-sarcástico a un relato en el que lo grotesco ocupa un lugar destacado.
Técnica
La obra presenta un diálogo animado, no sólo por el intercambio entre los personajes parlantes sino también porque el relato, si bien extenso, incluye citas de lo dicho otrora por Amaranto y por otros personajes referidos y, además, intercala una cita de Hesíodo y dos poemas líricos. Asimismo, la descripción detallada del aspecto y las actitudes del viejo Estratocles y de la novia, como también las opiniones y reacciones de otros personajes referidos (el esclavo, el notario, el gramático, el comensal) dan a la obra una viveza que mantiene despierta la atención del lector y debió de mantener la del público espectador.
Asimismo esa viveza está abonada por las interrupciones sarcásticas de Filolao cuando actúa como un βωμολόχος del teatro clásico, es decir, una especie de bufón que intercala bromas o agresiones que evitan un tono demasiado serio del texto.
El cuerpo de la obra es un parlamento que, como anticipamos, resulta variado por las descripciones, citas, diálogos insertos y también ciertas interrupciones que ofrecen comentarios a lo narrado, como el que reflexiona sobre el poder del dinero. Además, hace uso de un metalenguaje que destaca el empleo de ciertos términos por parte de los personajes, en particular por parte de Estratocles, cuando pretende rejuvenecer por el mero hecho de recurrir a invocaciones que suponen un interlocutor coetáneo en vez de mucho más joven ('hermano', 'amigo', en lugar de 'niño', 'hijo', 195 ss.).
Se incluyen en el diálogo referencias mitológico-literarias. No sólo se menciona que Amaranto estaba leyendo el Axíoco de ps.-Platón (línea 143), cuya temática del miedo a la muerte parece vincularse con el grotesco rejuvenecimiento de Estratocles, sino también se hace una cita de Hesíodo (líneas 317-318) y referencias a Afrodita y Hefesto (247-8), a Anquises y Ares (250), a mujeres de la épica y de la tragedia (Clitemnestra, Helena, Fedra, Antía, líneas 123-5), a propósito de las perfidias femeninas y de los hombres que dan lugar al adulterio por su condición, y también al mito de las Moiras y del Hades (128-130). Estas referencias se adecuan al renacimiento de época comnena, con los intereses de su clase gubernamental, de la académica y de la intelectual. Lo mismo podemos decir de las alusiones de temática filosófica con la mención de Demócrito, Heraclito, Epicuro, Empedocles y de sus ideas.
En este diálogo y narración se incluyen enumeraciones seguidas de síntesis, recurso que permite asegurar la idea que se busca transmitir: con καὶ συνόλως εἰπεῖν (línea 125) se sintetiza todas las mujeres semejantes a las mencionadas que llenan la vida de actitudes poéticas y dramáticas; el καὶ τὸ ὅλον εἰπεῖν (138) resume la descripción como la del típico filósofo que cualquiera reconocería.
Narratológicamente[139], si bien el mimo se inserta en un presente durante la mañana, después del amanecer (cf. ἕωθεν, línea 7; ἑωθινόν 12 y 40; τήμερον 45), el relato en sí se remonta a un pasado cercano, al que se remite mediante pretéritos pero también presentes históricos. En principio, no hay analepsis ni prolepsis[140] sino un tiempo lineal centrado en el encuentro de los cuatro personajes y el relato de las experiencias de Amaranto como espectador que se torna narrador omnisciente (él sabe, por ejemplo, lo que ocurre también en la sala de las mujeres). Podría ser interpretado como prolepsis el comentario de Filolao en 106-109, acerca de cómo sería la consumación del matrimonio; y analepsis breve la referencia a la vida de soltera de Mirila (232-4). En el relato en sí (a partir de [7] y hasta [19]) se da lo siguiente:
1. Una analepsis inicial, en la que Amaranto se remonta a su conocimiento de Estratocles como amigo y familiar y a las charlas filosóficas, en particular sobre matrimonio y mujeres (114-139). Allí se usa el imperfecto durativo[141].
2. El episodio del "ayer" (χθές), desde línea 139, en el que hay varias instancias, cada una de las cuales comienza con un aoristo o algún presente histórico (ἀνίσταται 322) que ubica al oyente/lector en la nueva situación:
a. un resumen de lo ocurrido (139-141), en aoristos;
b. la escena de la lectura de Axíoco (141-148), con verbos en imperfecto;
c. el presente histórico de 149 (ὁρῶ) actualiza el hecho y llama la atención, para introducir la escena callejera con Hermonides y Jeremon (151-168), donde se usan imperfectos para el relato y aoristos para las citas en discurso directo; allí se usa el adverbio ἅμα 'a la vez' (156, 164, 166; cf. 285, 324) para resaltar el nerviosismo de los personajes (cf. ὡς τάχος ποδῶν, 'con paso veloz', 150; ταχινωτέρους 166; σπεύδοντι 168);
d. la descripción de los atavíos del novio (170-182), con imperfectos;
e. el encuentro y reconocimiento, en el parágrafo [11], con imperfectos, donde el χθές de 194 es un 'otrora' que remite al tiempo anterior y τήμερον 'hoy' y νῦν 'ahora', de 196, remiten al presente de lo relatado (el día de la boda) y no al presente del acto de narrar; lo mismo ocurrirá con χθιζά en línea 308;
f. las actitudes de Estratocles en [12], con imperfectos:
g. tiempo presente al identificar a la novia y generar el comentario filosófico (224-235), con imperfectos para la vida precedente de soltera y futuros para los tiempos de casada;
h. cortejo y descripción de los 'arreglos' hechos por Estratocles a Mirila (237 ss.), donde τηνικαῦτα (237) marca la contemporaneidad;
i. descripción del banquete (251 ss.), donde predominan los imperfectos;
j. el discurso directo y diálogo de Estratocles está en presente (288 ss.);
k. Querefonte interviene con imperfectos;
l. el presente histórico y el aoristo son usados para relatar la marcha al tálamo y la disolución de la fiesta (341-344).
En esta secuencia lineal no se usan adverbios o frases temporales, salvo algunos que marcan la instantaneidad (τηνικαῦτα 248, ἐπὶ τούτῳ 253, εὐθύς 267, ἅμα 285), la frase οὐκ εἰς μακρὰν 'no mucho después' (181, cf. 55-56) y el giro οὐ πρότερον...ἢ 'no antes de que' (257); pero sí se emplean participios de confectivo que suelen tener sentido temporal, por ejemplo φάμενος (199, 216), ὑποσημενάμενος (200), ἐπειπών (201), ἐπικύψας (258); alguno que marca puntualidad, como ἐλθόντες (169) y alguno de perfecto que señala lo precedente, como ἐμημεκώς (35) y ὑπωπτευκότα (154). También hay algunas proposiciones temporales, introducidas por ὅτε (35), πρὶν (86), ὅπου (116), ὡς (169), ἐπεὶ δέ ποτε (208), κἀπεὶ μόγις (215), ὁπηνίκα (257), y algún genitivo absoluto con valor temporal (237-8). Claro está, el tiempo del relato no coincide con el real ni con el de la narración, salvo en la reproducción de los discursos directos, que se hacen 'pausas' en el relato; Amaranto hace condensaciones y expansiones en los distintos episodios[142], así como elide algunos pasos, como por ejemplo lo ocurrido en el templo de Isis, pero hace 'detenimiento' en otros, como la descripción del grotesco Estratocles, sus discursos o las comidas, bebidas, vajilla y charlas durante el banquete. Desde el punto de vista del narrador, el 'acontecimiento' narrativo que marca un cambio es el escuchar y ver pasar al esclavo Hermonides y al notario Jeremon por la calle: eso despierta su curiosidad y lo lleva a acudir a la casa de Estratocles, a la que en realidad no estaba invitado. En cuanto al viejo-novio, su 'acontecimiento' está supuesto: es el hecho de que haya logrado la mano de la joven, por interés pecuniario, lo cual le hace cambiar su posición filosófica acerca del matrimonio y de la ancianidad. Respecto de este personaje, la 'posibilidad' inicial de ser un esposo 'rejuvenecido' llega a la 'realización' mediante los preparativos, la boda y el banquete en el que pretende justificar su acción; y alcanza un 'resultado' que está simbolizado por la entrada veloz y anticipada al tálamo nupcial y el fin de la fiesta.
El presente histórico ofrece al oyente/espectador un hecho más directo, más 'novedoso', de modo que tiene un efecto potente en la atención. Esta διήγησις (cf. 101) es un parlamento que se remonta ἄνωθεν (ib.), lo que lleva a una alternancia de presente histórico y de los pretéritos (cf. 322-3). La inserción de diálogos citados, descripciones, citas, comentarios, da más 'movimiento' a un parlamento que podría ser demasiado estático, como se da también en Alejandra de Licofrón, caso extremo. Los hechos están presentados en un orden icónico, en el sentido de que el testigo-relator los ofrece en el orden 'lógico' de su asistencia al hecho (veni), su propia observación (vidi) y su evaluación e interpretación de lo sucedido (vici).
En cuanto al espacio, la acción del mimo se desarrolla en la calle, en la cercanía de un jardín, y los cuatro personajes se acomodan bajo un plátano, lo cual da un aura de locus amoenus como pretende ser ameno el relato. Pero lo narrado presenta la sala de lectura con ventanas abiertas, la calle por donde transitan el esclavo y el notario, la casa de Estratocles con mención del patio, ubicación en el salón interior y en la sala de mujeres, la calle con el cortejo y el templo de Isis (sin detalles), el retorno a la casa, con el atrio, la sala del banquete nupcial y el dormitorio. Todo esto queda recreado por la narración, como ambiente específico de cada episodio que se une al tiempo narrado como un 'cronotopo' literario, porque permite resaltar las emociones y pensamientos del relator y de los personajes referidos. Un ejemplo destacable es la marcha del cortejo, durante la cual se presenta al novio-padrino como paradoja por su edad y a la novia vista como si marchara a su muerte y no saliese del templo de Isis: el desajuste subraya la falta de harmonía entre lo que ocurre, lo que la joven querría y lo que el viejo debería hacer.
Un rasgo importante del texto es el tono grotesco. Ya al comienzo, los jóvenes filósofos afrentan a Hermocles por llegar tarde y por deleitarse en flores, hecho que se vincula con el concepto de placer epicureo pero también con un posible doble sentido sexual. Pero la ridiculización se exacerba cuando se hace una descripción hiperbólica de la vejez de Estratocles, no por ser viejo sino por lo grotesco que resulta su intención de rejuvenecerse; la síntesis puede estar en el sarcasmo καλὸς νυμφίος (171). En los poemas insertos, la insistencia en la juventud (κούρων 269, ἀιζηῶν 271, κοῦρε 331) resulta paradójica y subraya el ridículo, que está expresamente señalado en la frase παγγέλοιόν τινα μίξιν 'cierta mezcla totalmente ridícula' (177) y en el adverbio παγγέλοιον 'de modo totalmente ridículo' (193).
Asimismo, el relato crea expectativa mediante la dilación que implica el remontarse a los antecedentes del vínculo Amaranto-Estratocles y el detallismo de ciertas instancias, como la escena de la lectura en la planta alta, la de salir al encuentro del esclavo y del notario, la de entregarse a la comida y la bebida del banquete, etc. Pero también se crea expectativa con la interrogación retórica "¿...cómo podría narrarte, amigo, lo de allí?" (170), pues sugiere al lector/espectador que lo ocurrido es inefable; con la invitación "si siguiere adelante, sé muy bien que ustedes se reirán mucho más" (99) y con el comentario imaginativo de Filolao sobre la relación sexual del viejo (106-109, cf. 230 ss.).
La narración está llevada a cabo por un narrador intradiegético en tanto Amaranto está inserto en el relato mismo, que contiene hechos singulares, no reiterados ni iterados, salvo la presentación de poemas de elogio. Los cuatro personajes visibles del mimo se hacen 'actantes' en tanto pasan a compartir como finalidad el enterarse de lo ocurrido en la víspera, después de haber estado enfrentados en cuestiones filosóficas. En este aspecto, el esquema separación-aventuras-reencuentro se daría en ellos cuatro, que se apartan de la discusión puntual para adentrarse en la 'aventura' de conocer los detalles de la inesperada boda de Estratocles y para volver a 'reencontrarse' en la valoración final del relato que los aúna. Pero luego tres de ellos pasan a ser 'narratarios' o destinatarios de la narración que hace el narrador Amaranto. En este relato que se inserta en el mimo no parece haber 'actantes': Estratocles tiene una finalidad que logra a pesar de Mirila y del padre de ésta, a pesar del notario y de todos los asistentes. Esos adversarios o 'perseguidores' (Amaranto mismo) son neutralizados por Estratocles porque su dinero 'seduce' a la novia y sus argumentaciones filosóficas no logran ser refutadas. Por otra parte, Querefonte y Dionisio hacen de 'ayudantes', porque sus poemas elogian la 'aventura' del casamiento. Sin embargo, las argumentaciones no convencen por ser contradictorias con la posición precedente, los poemas no convencen porque están llenos de hipérboles y paradojas y la situación en sí es mal vista por los asistentes mismos, que ríen tanto del aspecto de Estratocles cuanto de su decisión de desposar a una jovencita.
Intención
De modo análogo a Venta de vidas, mimo en el que Pródromos imita y continúa el homónimo texto de Luciano y recrea una escena mitológico-literaria ambientada en la época clásica, sin que falte el tono satírico, aquí recrea una escena callejera cotidiana, al estilo platónico, con similar tono satírico, para, por un lado, contraponer las ideas filosóficas de la Antigüedad –democriteas, epicureas, empedocleas[143]– y, por otro, ilustrarlas con la cuestión filosófica de la bondad del matrimonio, centrándose en la inesperada boda de un anciano filósofo con una joven bella y pobre, lo que da lugar también a reflexionar sobre el peso del dinero. En el parágrafo 17, Estratocles censura la tontería de quienes se oponen al matrimonio, pues no comprenden que la 'desaparición' del matrimonio quiebra la organización socio-política (cf. la frase "La familia es la célula básica de la sociedad") y atenta, además, contra la perpetuación de la humanidad, que sin el matrimonio quedaría relegada al fruto de relaciones casuales, sometida al peligro de una crianza descuidada en diversos aspectos y, seguramente, sin la estructura de padre y madre que son base de la construcción psíquica de la persona. El problema es que la argumentación la da un anciano que ya es padre y abuelo, que renegó del matrimonio como molesto para la reflexión filosófica y que, además, quiere reincidir, a edad muy avanzada, lo cual, si no resta veracidad al argumento, en parte le quita eficacia porque parece inaplicable como justificación de esta boda.
Pero, como dice el personaje que da título al mimo, "Yo, al narrarles a ustedes algo placentero y a la vez risueño, ojalá acoja amistosamente al epicureo con lo placentero y con lo risueño al democriteo"; es decir, el relato que hace Amaranto pretende una síntesis de las dos posiciones filosóficas, porque quiere complacer de modo amistoso (la amistad, tantas veces invocada[144], y el placer son principios epicureos) y a la vez divertir (la risa como valor en la tesis democritea), contando un hecho grotesco en el que se alega la Amistad empedoclea como principio constructivo. Pero también comenta Hermocles, en línea 228 ss., que la risa por la apariencia de Estratocles se le tornó en llanto al imaginar la situación de la joven con él: es algo 'grotesco', que genera risa pero a la vez pena. El hombre pretende aparentar lo que no es (tema barroco del ser y el parecer), lo cual da risa y pena; ella simula ser una esposa amante, pero da pena y risa la inadecuación del novio. La crítica de Hermocles es muy dura:
¡Heracles!, Amaranto, ¡qué mal! Todo se esclaviza a la riqueza, todo está sometido al yugo del oro. Incluso se negocia la belleza, libre por naturaleza. ¡De qué modo la risa se me revirtió en lágrimas al pensar yo cómo, por un lado, [230] la mujer soportará aquellos abrazos temblorosos, cómo, por otro, pueda sobrellevar los displacenteros entrechoques de los labios y al novio que tiene catarro de cabeza! ¡Cuánto mejor, por cierto, era para ella, al compartir la labor del jardín con el padre, ser pobre junto con los jacintos y pasar hambre junto con los mirtos y cantar con los ruiseñores y soñar bajo los granados y las flores de mirto, [235] antes que comer excremento dorado y que acostarse con fango plateado.
Censura que la belleza y juventud deban someterse por necesidades económicas. Destaca que los vínculos de la joven serán ἀηδεῖς 'displacenteros', adjetivo que remite al placer epicureo, y que ello se debe a la inadecuación expresada con oxímoron: χρυσέας κόπρου 'excremento dorado' y ἀργυρῷ βορβόρῳ 'fango plateado', imágenes en las que el oro y la plata representan el dinero como motivación de la boda por parte de la joven mientras que el fango y el excremento aluden a la decrepitud y deshonestidad del novio.
De tal modo, si bien se presenta de modo amistoso y risueño el relato, lo grotesco del hecho no resulta placentero. La unión de las dos corrientes filosóficas, cuyo análisis quedó postergado, no surge del asunto en sí sino del relato. El texto no explicita esta conclusión, pero sí destaca, en boca de Filolao, el deleite que provoca la escena narrada, hecha vívida en el mimo:
[20] Pero ojalá nunca tales banquetes abandonen la vida, dioses, estando en un banquete el buen Amaranto, porque también él podría deleitarse con los ojos y a nosotros restaurarnos el deleite con las narraciones.
Mimo literario y representación
Aunque ambientada en el mundo antiguo y con claras reminiscencias platónicas y lucianescas, el diálogo puede ser el texto de una representación dramática realizada en situación de θέατρον bizantino, es decir, no en un 'teatro' al modo antiguo sino en un ámbito de tertulia familiar o cortesana.
Hay detalles que aportan al texto claros rasgos dramáticos: por una parte, el empleo de la iota deíctica, tan propia del teatro para acompañar ademanes de los actores: οὑτοσί (8, 73), ταυτηΐ (76), τουτονί (113), τουτῳΐ (65, 223), τουτί (119, 310). En cuanto a la forma ναίχι (50), cuyo acento comenta Arcadio, De los acentos 208: 10, aunque Phótios, Lexicon s.v., la encuentra usualmente como ναιχί pero anota “Οὐχὶ καὶ ναῖχι: Ἑλληνικά”, está registrada en un pasaje de Sofocles y en cinco de Aristófanes, de modo que es voz de uso teatral. Por otra parte, hay indicaciones escénicas, usuales en los textos dramáticos en función de 'acotaciones', si bien pueden aparecer también en una narración: Amaranto que se acerca apresurado (62); el comentario de que los otros ríen (105). A esto se suma la mención de personajes dramáticos en [7]; también la alusión al maquillaje de los personajes que remedan máscaras (personajes) no sólo antiguas estereotipadas sino también nuevas (línea 96), si bien estos personajes son de los 'referidos' y no de los que aparecen físicamente en escena; y asimismo alusión al fingimiento de Amaranto: "el drama se aflojó y despojó la escena" (140). Se puede añadir también el hecho de que el doble título (Amaranto o los amores de un viejo) es muy propio de la comedia menandrea.
Asimismo, hay expresiones que generan expectativa pero que a la vez pueden entenderse como metateatro: ἀφηγήσομαι μὲν αὐτός, ἀκούσεσθε δὲ ὑμεῖς (76-77), "yo expondré y ustedes escucharán", puede dirigirse no sólo a los otros tres actores sino también al público; como también la declaración de 111-112, acerca de que escuchará en silencio como una estatua, puede describir la actitud de los actores pero asimismo exhortar al auditorio; y las palabras finales también pueden entenderse como que el placer del relato causado en los tres personajes alcanza también al público oyente.
Es posible que se haya representado en un banquete, con el recurso de cuatro actores y escasa escenografía: el final parece ser una alusión a la situación en la que, durante una reunión, el público se entretiene con relatos que son a la vez 'cultos' por sus alusiones filosóficas, literarias y mitológicas, y divertidos por el absurdo del asunto y lo grotesco de algunos personajes, lo cual no deja de trasuntar crítica social.
Se trata, pues, de un ejemplo del teatro bizantino[145].
Ediciones y traducciones
Du Theil (1810). F. J. G. La Porte-Du Theil, "Notice d’un manuscrit de la bibliothèque du Vatican, cote CCCV, parmi les manuscrits Grecs": Notices et extraits des manuscrits de la Bibliothèque Nationale et d’autres bibliothèques 8/2 (1810); 78-253.
Hörandner, W. (ed.) (1974). Theodoros Prodromos, Historische Gedichte. Wien: Verlag der Österreichischen Akademie der Wissenschaften.
Gaulmin, G. (1625): Theodori Prodromi philosophi "Rhodantes et Dosiclis Amorum libri IX". Graece et Latine, interprete Gilberto Gaulmino Molinensi. Parisiis.
Migliorini, T. (2010). Gli scritti satirici in greco letterario di Teodoro Prodromo: introduzione, edizione, traduzione e commenti (tesis doctoral inédita, versión digital). Pisa.
Podestà, G. (1945) y (1947). “Le satire lucianesche di Teodoro Prodromo”: Aevum 19; 239-252 y Aevum 21; 4-25.