Introducción
Las prácticas terapéuticas y los conocimientos medicinales transmitidos oralmente a través de varias generaciones, constituyen la base de los sistemas de salud de las comunidades originarias (OMS, 2003). En estos pueblos se evidencia una preferencia por la auto atención como primera estrategia para actuar sobre la dolencia propia y de los cercanos (Drovetta, 2009; Martínez, 2011). La medicina tradicional es definida como «prácticas, enfoques, conocimientos y creencias sanitarias diversas que incorporan medicinas basadas en plantas, animales y minerales ... aplicados de forma individual o en combinación para mantener el bienestar, además de tratar, diagnosticar y prevenir las enfermedades» (OMS, 2003). De este modo, millones de personas en el mundo recurren a hierbas y tratamientos tradicionales como principal fuente de atención médica, en muchos casos la única disponible (OMS, 2013).
El conocimiento botánico tradicional (CBT) es definido como un cuerpo acumulativo de conocimientos, prácticas y creencias acerca de las relaciones entre las sociedades y los componentes vegetales de su entorno (Berkes, 1993). Estudios realizados en el noroeste argentino (NOA) evidencian que el CBT guía los procesos de mantenimiento y restauración de la salud, como también la gestión de los recursos naturales comunitarios (Pochettino & Lema, 2008; Vignale & Pochettino, 2009). Particularmente, los pueblos indígenas de la región andina se valen de diferentes estrategias de atención y cuidado de la salud, imbricadas en múltiples tramas rituales, religiosas y cotidianas. En estos diversos contextos, la utilización de especies vegetales combinadas y de sustancias animales ha sido informada previamente por diferentes autores (Hilgert & Gil, 2006; Crivos et al. 2009; Idoyaga Molina & Sarudiansky, 2011). Adicionalmente, varios estudios se han ocupado de analizar la prevalencia de la teoría calor y frío en los sistemas etnomédicos de Latinoamérica y Argentina (Foster, 1953; Currier, 1966; Idoyaga Molina, 1999a; Scarpa, 2002, 2004; Bianchetti, 2016). Esta teoría se basa en la idea de la existencia de cierto equilibrio en la temperatura del cuerpo, el cual puede alterarse debido a la exposición excesiva al calor y al frío, así como a la sequedad y la humedad (Hilgert, 2001; Hilgert & Gil 2006, 2007; Martínez, 2008). El desbalance generado en la condición corporal causaría afecciones cálidas y frías, tratadas -en general- mediante la administración de elementos con características térmicas complementarias a la enfermedad (Queiroz, 1984).
Una problemática planteada, décadas anteriores, en la investigación sobre usos de las plantas es la ausencia de discusiones vinculadas al contexto cultural y ritual de las enfermedades y las prácticas terapéuticas (Alexiades, 1995). Algunos estudios etnobotánicos en el NOA han generado valiosas contribuciones a la superación del asunto (Martínez & Pochettino, 2004; Hilgert, 2004, 2009). Con todo, el estudio de las preparaciones medicinales y su contexto de uso en la región ha sido -en general- desarrollado de forma secundaria respecto de otras temáticas predominantes. En este marco, el presente artículo se propuso describir y contextualizar los usos de preparados medicinales por parte de la comunidad de Ocumazo, Departamento de Humahuaca, Jujuy, Argentina.
Materiales y Métodos
Area de estudio
Ocumazo se encuentra localizada en la Quebrada de Humahuaca, a 18 km al sudeste de la ciudad de Humahuaca, Departamento homónimo, Provincia de Jujuy, Argentina (Fig. 1) a una altitud de 3050 metros sobre el nivel del mar (msnm) (S23°14’13,0” W 065°16’41,5’’). Su temperatura media anual es de 11.1 °C y la precipitación aproximada de 202 mm, y pertenece a la provincia fitogeográfica prepuneña (Cabrera, 1971). La vegetación dominante es la estepa arbustiva xerófila, además están presentes cardonales, bosquecillos enanos y cojines de bromeliáceas. Entre las especies dominantes se identifican Adesmia inflexa Griseb., Aphyllocladus spartioides Wedd., Arquita trichocarpa (Griseb.) Gagnon G.P.Lewis & C.E.Hughes, Baccharis boliviensis (Wedd.) Cabrera, Bougainvillea spinosa (Cav.) Heimerl, Bulnesia schickendantzii Hieron. ex Griseb., Chuquiraga erinacea D. Don, Junellia juniperina (Lag.) Moldenke, Justicia floribunda (C. Koch) Wassh., Krameria lappacea (Dombey) Burdet & B.B. Simpson, Lycium tenuispinosum Miers, L. ciliatum Schltdl., Parkinsonia andicola (Griseb.) Varjao & Mansano, Pentaphorus glutinosus D. Don, Proustia cuneifolia D. Don, Senna crassiramea (Benth.) H.S. Irwin & Barneby, Zuccagnia punctataReferencia
QOcumazo, Dpto. Humahuaca
Río Ocumazo -Cálete
Contexto sociocultural
El acceso a Ocumazo puede realizarse a través de dos caminos vehiculares de tierra y ripio, y por un sendero peatonal desde la ciudad de Humahuaca (Fontes, 2017). El servicio de salud más accesible es el centro de atención primaria (CAP), ubicado a metros del centro vecinal y la iglesia, mientras que el Hospital General Manuel Belgrano de Humahuaca es el más cercano.
La comunidad se compone por treinta y seis familias originarias del pueblo Omaguaca (García Moritán & Cruz, 2011), siendo setenta personas habitantes del lugar según lo registrado en el censo comunal. Residen de forma permanente tres a cuatro familias, el resto de la población ha migrado a diferentes localidades urbanas como Humahuaca, San Salvador de Jujuy, Palpalá y Buenos Aires, entre otras, en busca de oportunidades laborales y educativas principalmente. En general, visitan frecuentemente la comunidad para asistir a la asamblea comunitaria mensual y para instalarse temporalmente en momentos específicos del año como la época de siembra, de cosecha, de poda de frutales y también durante las celebraciones festivas y religiosas (Muñoz, 2014). Varios residentes de Humahuaca, nativos de Ocumazo, incluso se trasladan hacia allí algunos días de la semana dependiendo del trabajo que deban realizar en el campo y el régimen escolar de los hijos o nietos. De esta forma las familias, aun habiendo migrado, mantienen un sentido de pertenencia a la comunidad explicitada en contactos previos al inicio de esta investigación.
La actividad productiva principal en el territorio es la frutihortícola destinada al autoconsumo, como también a los mercados locales para su comercialización. Se realiza en parcelas ubicadas en los márgenes del río Calete que atraviesa al poblado. Tal producción incluye frutales como “manzanas” (Malus domestica Borkh) y “duraznos” (Prunus pérsica (L.) Batschj entre otras (Villalba & Lambaré, 2019). A partir de estas materias primas se elaboran mermeladas y sidra, entre otros derivados.
Metodología y análisis de datos
El relevamiento de datos se realizó, en primer lugar, aplicando técnicas de observación participante, según propone Guber (2001), durante ocho instancias que incluyeron la presencia en asambleas comunitarias mensuales, en ferias y festividades. Específicamente en la “Feria y festival de la manzana y sus derivados” -marzo 2018, Ocumazo, organizada por la comunidad-, en la challada de la Pachamama - 2018, Ocumazo-, en la “12ava Feria de las semillas nativas y criollas” - julio 2018, Humahuaca, y en el “1er Cambalache” -agosto 2018, Aparzo-.
Adicionalmente, se realizaron entrevistas abiertas y semiestructuradas a siete mujeres y dos varones en un rango etario de cincuenta a ochenta años. El cuestionario estuvo orientado a la indagación del CBT medicinal, incluyendo nombres populares, usos, formas de preparación, administración, abastecimiento de los recursos vegetales y prácticas curativas que los incluyen. Los colaboradores entrevistados fueron seleccionados a través de muestras por redes (“bola de nieve”) para la búsqueda de colaboradores especializados, y por oportunidad en el caso de personas que se encontraban disponibles e interesadas en dialogar al momento de la visita (Hernández Sampieri et al., 2014). Se contó con el consentimiento previo informado, comunitario escrito e individual oral, de acuerdo a lo establecido por el Código de Ética de la Sociedad Internacional de Etnobiología (ISE, 2006).
Para colectar las especies mencionadas se efectuaron recorridas a campo, siempre que fue posible, en compañía de los colaboradores. El permiso de colección fue otorgado por la Secretaria de Biodiversidad, Ministerio de Ambiente de la Provincia de Jujuy (Expediente 1103- N° 091- D/2019).
Los usos medicinales de cada preparado se designaron en nomenclatura propia de la medicina científica, a través del agrupamiento de expresiones y términos populares diversos en afecciones categorizadas y adaptadas de Hilgert (2009). El material botánico colectado fue herborizado e identificado en gabinete, mediante observación en lupa y consulta bibliográfica. Los ejemplares de referencia se depositarán en el herbario del Museo Botánico de la Universidad Nacional de Córdoba (CORD), en el presente trabajo se indican bajo el número de colección personal de la primera la autora (GLT). Los materiales fragmentados fueron depositados en el muestrario del Grupo de Etnobiología y Micrografía Aplicada (M- GEMA).
Para actualizar los nombres científicos y estatus de las especies (nativa, cultivada o adventicia) se emplearon las bases de datos Flora del Cono Sur- Flora Argentina (IBODA, 2019) y el Catálogo de las Plantas Vasculares del Cono Sur (Zuloaga et al., 2017) versión online. Se calcularon los porcentajes de especies para cada estatus respecto del total de especies citadas.
Resultados
Se relevaron doce combinaciones de veintiséis taxones, correspondientes a dieciocho familias botánicas. La lista de familias, especies, nombres locales y estatus botánico se indica en la Tabla 1. Del total de especies, 69 % son nativas, 23% cultivadas y 8% adventicias.
Asimismo, se recopilaron datos sobre preparados con plantas que incorporan productos de origen animal. Dado que solo las preparaciones yerbeado y alcohol alcanforado fueron mencionadas con un nombre propio, al resto de los combinados se les asignó arbitrariamente un número determinado. Esta información, los usos, nombres locales y forma de administración se detallan en la Tabla 2.
En cuanto al abastecimiento de los materiales vegetales empleados para elaborar las preparaciones, los colaboradores mencionaron que depende, principalmente, de la disponibilidad del recurso en el lugar según la época del año. Precisamente, en temporadas de verano y otoño realizan recolección directa para utilizar la planta en estado fresco. En cambio, en períodos de sequía recurren al uso de hierbas colectadas durante la época en la que aún “está verde". Para este fin, el procedimiento habitual consiste en colectar, lavar, disecar y, posteriormente, almacenarlas en la vivienda. La Semana Santa - conmemoración cristiana de Pascua, de fecha variable de acuerdo al calendario litúrgico, entre los meses de marzo y abril- es considerada el momento ideal para la recolección ya que se afirma que en este periodo “están bendecidos los yuyos'’". En caso de no disponer del recurso usualmente acuden al apoyo de algún familiar/ vecino o lo compran en ferias locales. Sin embargo, los hábitos de vida de las plantas que crecen exclusivamente a más de 3000 msnm representan un obstáculo para las personas mayores, dada la imposibilidad de acceder a esos espacios por sus condiciones de salud, problemática que muchas veces no pueden salvar debido a la ausencia de jóvenes en el lugar que puedan buscarlos por ellos.
Respecto a los usos informados para cada preparación se observó que las afecciones óseas músculo-articulares (OA) reportaron una mayor cantidad de fórmulas medicinales. En segundo lugar, se ubican las gastrointestinales (GI), seguidas de las templarías (T) asociadas al enfriamiento del cuerpo. Para las O A se mencionaron estrategias que van desde el uso de infusiones y baños, hasta fricciones con “pomadas" confeccionadas a partir de recursos vegetales combinados con alcohol y derivados animales.
Cualidades templarias de las plantas y su distribución
En cuanto a la identificación de las especies cálidas y frías, una de las colaboradoras clave mencionó que las plantas no poseen rasgos particulares que permitan clasificarlas y, por lo tanto, la asignación del carácter cálido o fresco se aprendería de memoria a través de la transmisión oral del conocimiento. Sin embargo, otra especialista argumentó que la distribución de las especies está asociada con la altura, afirmando que: “las (plantas) que crecen en la altura son para curar el frío y abajo para curar si se calorean”. Los datos analizados en el presente estudio apuntan al uso de baños para tratar principalmente el “resfrío” o “refrío”, dolencia adquirida en terrenos de elevación mayor a 3200 msnm aproximadamente, para la cual se indican síntomas como “dolor de cuerpo, de huesos, de columna... debilita a los huesos porque es más frío allá” haciendo referencia a los cerros, donde las temperaturas son más bajas respecto al valle en el que se asienta la comunidad.
Preparaciones de uso externo
Las fórmulas empleadas de manera externa incluyen baños (Tabla 2, preparados N° 1 a 3) con infusiones calientes utilizados para el tratamiento de afecciones templarias, con el fin de restablecer el equilibrio cálido-frío.
Las fórmulas administradas a través de fricciones sobre la piel son utilizadas exclusivamente para aliviar dolores musculares, óseos y articulares, y requieren de procesos de elaboración más complejos. Para el caso del llamado “alcohol alcanforado"" (Tabla 2, N° 5) esto implica la adición de alcohol al material vegetal y de una pequeña parte de extracto de alcanfor, comprado en locales comerciales de ciudades cercanas. Más aún, la mixtura N° 6 (Tabla 2) requiere de la elaboracióna “pomada” compuesta de especies vegetales molidas con piedra (cutana), posteriormente cernidas y combinadas con unto -nombre que dan los pobladores a la grasa que recubre las visceras de cerdo (Sus Scrofa domesticus), específicamente al riñon - y/o tustuca - grasa del pecho - de la llama (Lama glama). Adicionalmente, se relevaron conocimientos de la asociación de unto con las especies Buddleja tucumanensis, Nicotiana glauca y Plantago major para el tratamiento de quemaduras. Las hojas de dichas especies son utilizadas -de a una especie por vez- para vehiculizar el unto, confeccionando de ese modo un “parche” que tendría la función de sacar el calor de la herida.
Para el tratamiento de heridas o quemaduras se cita la propiedad antibiótica de una preparación (Tabla 2, N° 4) aplicada mediante el lavado de las lesiones.
En relación al contexto de uso conviene destacar que, si bien la receta N° 3 (Tabla 2) es detallada con el stock de especies indicado, frente a la situación de encontrarse en centros urbanos y no disponer de Baccharis grisebachii, una especie nativa abundante en el campo, se procede a la preparación de la infusión omitiendo este componente o remplazándolo por Rosmarinus officinalis, especie cultivada de fácil acceso tanto en áreas rurales como urbanas.
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Fig. 1: Localización del sitio de estudio. A: Mapa de Argentina y de la Provincia de Jujuy. B: Imagen satelital de Ocumazo. C: Fotografía del paisaje de Ocumazo. Abreviaturas= Dpto: departamento. Escala= B: 800m.
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Tabla 1: Especies mencionadas para la elaboración de preparados medicinales, ordenadas alfabéticamente según familia, indicando nombre popular y status botánico.
Tabla 2: Preparaciones a base de plantas medicinales combinadas: composición (nombre científico y popular), uso y forma de administración.
Preparaciones de uso interno
Las infusiones (Tabla 2, N° 1, 8, 9 y 10) se realizan vertiendo el agua caliente sobre el producto vegetal, indicación que ha sido especialmente expresada por las y los entrevistados, ya que advierten que “No se hierve el yuyo...hay que echarle el agua hervida y dejar reposar 5 o 10 minutos, sino se pierde todd”, refiriendo de esta forma a que la decocción no sería el procedimiento adecuado para mantener las propiedades medicinales de las plantas. Luego, el consumo de la infusión puede realizarse a altas temperaturas, adicionando miel o cera de abejas, o a temperatura ambiente, incluso frías denominadas como agua de, por ejemplo “agua de llantén y hediondilla” (Tabla 2, N° 11). Esta expresión refiere a su vez a un proceso que las personas detallan frente al interrogante de cómo elaboran el agua de determinada especie, o conjunto de especies, proceso que se adscribe como “por agua”. Estas bebidas suelen prepararse en recipientes de un litro o más, ya que se beben durante el día -o varios días dependiendo del tratamiento- cada vez que la persona tiene sed. De consumo similar, la bebida N° 7 (Tabla 2) se obtiene a partir de una infusión de hierbas a la que se incorpora almidón de mandioca -adquirido en puestos comerciales- con el fin de espesar el líquido, y cáscara de naranja como saborizante.
Otro procedimiento, caracterizado para el preparado N° 12 (Tabla 2), consiste en “hacer serenar”, o sea, dejar la infusión en un vaso tapado toda la noche al aire libre. Esto implica que en reposo la preparación recibirá el rocío o aire particular de ese momento, para ser consumida la mañana siguiente.
Preparados vinculados a fechas espirituales religiosas
Para la ceremonia ritual challada de la Pachamama, celebrada en el mes de agosto, se describió el consumo de infusiones particulares. Una de ellas es elaborada con plantas espinosas (cualquier especie con presencia de espinas) con el fin de “pinchar los males” para que la persona goce de buena salud durante ese año. Otra bebida habitual en este contexto es el yerbeado (Tabla 2, N°1) una infusión de hierbas saborizada con cítricos, a la que opcionalmente se adiciona alcohol, y se consume caliente en un recipiente compartido por las personas adultas con una bombilla de mate. Junto con otras bebidas, esta preparación es ofrendada a la Pachamama volcándola al mojón durante la celebración. Además de su importancia simbólica, por estar ligada a un evento ritual, se le atribuye la propiedad de tratar malestares gastrointestinales y respiratorios.
Discusión
Las preparaciones medicinales tradicionales constituyen una parte importante en la terapéutica de las comunidades indígenas y campesinas rurales, siendo una herramienta de uso habitual para médicos rurales o herbolarios en el NOA (Hilgert & Gil, 2006). Para el presente estudio, los resultados sugieren que las personas referenciadas como especialistas por la comunidad - dos mujeres- poseen conocimientos comparables a los de médicos rurales o curanderos, por ejemplo, recetas de cierta complejidad elaboradas a partir de elementos vegetales combinados de forma precisa (Idoyaga Molina, 1999b). Al momento, un estudio de referencia en la temática ha planteado que en una misma comunidad los especialistas utilizan diferencialmente el stock de especies medicinales, valiéndose de preparaciones más complejas que son administradas en forma variable (baños, uso de ungüentos) respecto al resto de la población, configurándose diferentes roles dentro del sistema médico tradicional (Hilgert & Gil, 2006). Desde un análisis preliminar, la presente contribución denota una tendencia semejante, la cual podría evaluarse en futuros estudios con mayor número de colaboradores.
Similar a lo observado por Crivos et al. (2009), las especialistas de la comunidad poseen conocimientos precisos respecto de los sitios y estaciones óptimas para abastecerse de los recursos necesarios, como también sobre las características propias de las plantas de cada lugar. Aun así, las migraciones de jóvenes del campo a la ciudad modificaron las estrategias de vida de los pobladores (Fontes, 2019), impactando también en el acceso a recursos naturales por parte de los adultos mayores.
En el presente estudio el patrón de distribución de las especies según su carácter cálido o frío difiere del descripto por Idoyaga Molina (1999a), para poblaciones criollas, que asocia a los sitios de clima frío con zonas de crecimiento de plantas consideradas frescas. Según lo referenciado por pobladores de Ocumazo, lugares que pueden interpretarse como fríos (por su elevación respecto al nivel del mar, temperatura y humedad) son señalados como hábitat de especies cálidas, utilizadas en el tratamiento de afecciones causadas por el frío. Estas dolencias se “agarran" al visitar esos espacios y exponerse largo tiempo a sus condiciones climáticas. En la misma lógica, el calor se constituye como un agente etiológico de la enfermedad en los sitios de menor elevación -como son los valles- donde las personas “se calorean”. Coincidiendo con la teoría cálido-frío que postula, de forma general, un principio de complementariedad terapéutica, para tratar las afecciones frías se utilizan plantas de cualidad cálida. Estas habitan en terrenos de elevación apreciable, mayor a aproximadamente 3200 msnm. En cambio, para abordar el tratamiento de afecciones cálidas se recurre al uso de plantas consideradas frescas, las cuales tienen un patrón de distribución asociado a espacios de menor elevación geográfica. En resumen, las plantas cálidas se encuentran en lugares considerados fríos, en los cuales es probable contraer afecciones “frescas”. En oposición las plantas frescas habitan en sitios cálidos que provocan afecciones de la misma naturaleza. Es decir, las especies vegetales responderían a un patrón de distribución altitudinal en función de sus cualidades templarias. Es particularmente novedoso que la condición de las plantas -fría o cálida- esté directamente asociada a los ambientes en los que crecen. De este modo, el clima representa un factor importante en la distribución de las especies según su condición, y también al agente etiológico principal de las enfermedades templarías en Ocumazo. Esto último, difiere de bibliografía previa que señala no solo a factores climáticos como causantes de dolencias, sino también al consumo de alimentos demasiado fríos o calientes (Hilgert, 2001). Por otro lado, para el tratamiento de las afecciones en Ocumazo se observa una lógica general de complementariedad, mientras que en las Yungas es habitual la combinación de la planta de condición opuesta a la enfermedad con una especie neutra, con el fin de evitar que se genere un shock en el cuerpo (Hilgert, 2001). Sería interesante indagar al respecto en futuros estudios en Ocumazo, para profundizar el análisis.
Las nociones de calor y frío como agentes causales de enfermedades, se hicieron presentes en los relatos acerca de diferentes padecimientos. Ya sea desde la contribución de un preparado a la extracción de calor en una herida, hasta las afecciones que vinculan a los síntomas directamente con el desequilibrio templario, como es el caso del refrío. En esta línea, los conceptos cálido y frío se establecen desde diferencias de temperatura y los tratamientos se enmarcan en la lógica de los modelos de regulación (Idoyaga Molina 2002 cp Martínez & Planchuelo, 2003) los cuales basan la terapéutica en la administración de medicinas con cualidades térmicas complementarias a las de la enfermedad. En coincidencia con otras publicaciones (Idoyaga Molina & Sarudiansky 2011; Montani, 2012), las afecciones óseas músculo-articulares (OA) son consideradas una enfermedad fría. De este modo, para el caso de estudio, los síntomas asociados a dolencias templarias circunscriben principalmente a malestares en el sistema óseo y músculo- articular. En otros sitios de estudio en el NOA, el resfrío refiere a un enfriamiento en el sistema digestivo y respiratorio (Hilgert, 2001), mientras que en Ocumazo el mismo término se utiliza para describir sintomatologías asociadas a afecciones óseas músculo-articulares.
La prevalencia del uso de plantas medicinales nativas ha sido relevada en estudios etnobotánicos anteriores, en comunidades indígenas de otros puntos de Argentina, entre ellas guaraníes (Kujawska et al. 2017), mapuches (Molares & Ladio, 2009), chorotes (Scarpa, 2009) descendientes Huarpes (Montani, 2012), quechuas y aymaras del NOA (Hilgert, 2001; Hilgert & Gil, 2006). El presente trabajo constituye el primer reporte de que esta generalidad también es propia de la comunidad indígena Omaguaca.
La composición de las preparaciones respecto a las especies, al menos para el caso detallado, parece no ser estricta sino variable en función de la disponibilidad del recurso, pudiéndose remplazar u omitir alguno de los componentes. Este fenómeno se vincula a la idea de que el traslado de las personas desde ambientes rurales a centros urbanos provoca inexorablemente el traslado del conocimiento botánico que en ocasiones resulta modificado, transformando los usos tradicionales o revalorizándolos dentro del nuevo contexto urbano (Arenas et al. 2011). En este sentido, resta indagar acerca de los múltiples factores intervinientes en la sustitución y selección de nuevos recursos, que en comunidades atravesadas por migraciones involucran caracteres taxonómicos, morfológicos, químicos y sensoriales, entre otros (Medeiros et al. 2012). Para el caso ejemplificado, en los resultados del actual estudio, el remplazo de una especie nativa (B. grisebachii) por una cultivada (R. officinalis) podría vincularse a una similitud entre la forma de las hojas y el fuerte olor.
La información relevada acerca de la inclusión de productos animales coincide y complementa los usos citados en publicaciones previas en el NOA (Idoyaga Molina, 2001; Barbarán, 2004; Crivos et al. 2009; Idoyaga Molina & Sarudiansky, 2011) y de otras regiones del país (Idoyaga Molina, 1999b; Scarpa, 2000; Arias Toledo et al. 2007). En particular, la confección de pomadas a partir de grasas requiere una elaboración más compleja, considerando diferentes etapas desde la obtención del recurso hasta su procesamiento, junto al material vegetal seleccionado especialmente. No obstante, las fórmulas medicinales incorporan ingredientes animales no solo como vehículo del material vegetal, sino también como el principal producto terapéutico. A saber, en los parches la hoja de la planta actúa de vehículo para la aplicación del unto. De forma similar, la grasa de cerdo y el excremento de gallina son utilizados en las Yungas frente a enfermedades oculares y de la piel (Hilgert, 2001).
A diferencia de lo relevado por otros autores en el país (Scarpa, 2000; Martínez & Pochettino, 2004; Montani, 2012), para el consumo interno la decocción no es un proceso aconsejado en la elaboración de las preparaciones. Asimismo, es considerado nocivo para el mantenimiento de las propiedades curativas de las plantas. De manera que las infusiones y la ingesta “por agua” corresponden a las formas de administración vía oral más habituales, presentándose también la incorporación de almidón, como agente espesante, en una bebida a base de hierbas.
El proceso de serenado es habitual en la medicina tradicional española y de varios países latinoamericanos (Foster, 1953; Castañeda et al. 2017; Garzón, 2019). Algunos artículos citan esta práctica en Argentina (Scarpa, 2004; Luján & Martínez, 2019) mencionándose en Hilgert (2001) para las Yungas, sin encontrarse referencias previas en la prepuna jujeña. Consecuentemente, para una descripción más acabada de la práctica debería indagarse sobre el significado que se le asigna a la atmósfera particular de la noche, capaz de dotar de una cualidad diferencial a las infusiones terapéuticas.
Para fines del análisis, los resultados de esta investigación han sido presentados bajo la dicotomía contexto de uso cotidiano versus (vs.) contexto de uso ritual. En otras palabras, las preparaciones útiles en afecciones que se inscriben como parte de la cotidianeidad de las personas vs. las vinculadas a momentos específicos de significación ritual/religiosa. No obstante, los límites entre los diversos contextos no son excluyentes, más aún, se articulan permanentemente; lo cual se evidencia en terapéuticas corrientes que incorporan elementos de significación ritual tal como propone Arteaga (2012). Cabe la aclaración para referir a las prácticas contextualizadas en la cotidianeidad, como lo es el tratamiento de afecciones mediante hierbas que se colectan especialmente en Semana Santa, una fecha de gran significación simbólica para el catolicismo.
Asimismo, se describió como las preparaciones asociadas a la celebración de la challada cobran un particular sentido simbólico, debido al culto ancestral hacia la Pachamama en la región (Mariscotti, 1978). En este contexto ritual, se destaca el significado asignado a las especies “espinosas” empleadas en el yerbeado. Esta característica en su morfología externa, a la vez que orienta su clasificación, les otorga una propiedad preventiva y curativa, tal como propone la lógica de semejanza por analogía. Este razonamiento, proviene de la Teoría de la Signatura (siglo XVI), que postulaba que las características externas de una planta daban cuenta de los efectos curativos de la misma (Martínez & Planchuelo, 2003). Aún más, como analiza Arias Toledo (2006) acerca de la elaboración de infusiones por parte de comunidades campesinas, resulta destacable el hecho de que el yerbeado pueda elaborarse con cualquier especie, aludiendo a que la efectividad del preparado se mantiene siempre y cuando los vegetales utilizados cumplan con una condición característica responsable de otorgar el poder curativo, en este caso la presencia de espinas. En contraste con lo observado por Hilgert (1999, 20001) en Yungas, en Ocumazo el yerbeado no contiene yerba mate Ilexparaguariensis A. St.-Hil., sino otras especies. Es decir, ambas áreas comparten el nombre de la bebida y existen similitudes en los usos, pero la composición de especies es diferente.
Dado que las actividades terapéuticas proporcionan un contexto adecuado para caracterizar roles y modos de organización social en una comunidad (Crivos, 2007) sería conveniente que futuras investigaciones profundicen en el campo de aprendizaje de los CBT por parte de las personas que más estrategias terapéuticas combinadas despliegan, para evaluar qué identidad o rol especifico en la organización social de la comunidad representan. Al respecto, el género de las colaboradoras especializadas constituye un punto relevante a analizar en próximas investigaciones.
Conclusiones
La comunidad de Ocumazo posee un amplio repertorio de recetas basadas en sus conocimientos botánicos tradicionales acerca de preparaciones medicinales que combinan diferentes especies vegetales y productos de origen animal. La obtención de los recursos se gestiona de diferentes maneras dependiendo de la disponibilidad del material vegetal en el territorio. Las fórmulas medicinales se utilizan para tratar afecciones óseas músculo-articulares, gastrointestinales y templarias, principalmente. Se encuentran vigentes nociones de cálido y frío para caracterizar a las especies, ubicándolas en diferentes ambientes naturales descriptos según su cualidad. Existe una variedad de formas de administración de los tratamientos, tanto de uso externo como interno. En contexto ritual / religioso, la comunidad de Ocumazo despliega conocimientos diferenciales a los aplicados frente a afecciones propias del marco cotidiano. Así, preparaciones particulares son elaboradas especialmente durante la celebración de la Pachamama.
El presente estudio aporta al cuerpo de investigaciones realizadas en el NOA sobre el conocimiento botánico tradicional de los recursos medicinales y el contexto en el cual las terapéuticas adquieren sentido. Esta contribución también evidencia problemáticas presentes, vinculadas a las estrategias que los pobladores de Ocumazo despliegan en diferentes espacios, ya sean rurales o urbanos, para poner en práctica sus CBT medicinales. Desde este punto, resulta relevante que futuras publicaciones analicen, desde el eje pasado/presente, las transformaciones vinculadas a la gestión y uso de los recursos vegetales medicinales por parte de la comunidad.
En definitiva, las preparaciones medicinales constituyen un buen ejemplo de la complejidad característica de los sistemas etnomédicos, al poseer profundidad histórica, relevancia actual, componentes mágicos/rituales y aspectos orgánicos, articulados integralmente.
Contribución de los autores
Todas las autoras participaron de la redacción del artículo. GLT llevó adelante el muestreo y análisis de datos. BAT participó del diseño de la investigación y supervisó la redacción del manuscrito. NDV colaboró en la identificación de las especies.
Agradecimientos
A los pobladores de Ocumazo, a quienes los conocimientos tradicionales aquí publicados le pertenecen, por acceder al desarrollo de esta investigación y a la colaboración especial de los participantes entrevistados. A las instituciones financiadoras: Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICET) y Secretaria de Ciencia y Técnica y Estudios Regionales, Universidad Nacional de Jujuy (SeCTER-UNJu) mediante el financiamiento del proyecto 08/A182 “La etnobotánica, la micrografía y la calidad de semillas de la flora y agrobiodiversidad de la región surandina”. Agradecemos a la editora Dra. N. I. Hilgert y a los/as revisores/as por sus sugerencias que enriquecieron el artículo. Al Dr. J. P. Villalba Ulberich por su colaboración en la edición de las figuras.