1. INTRODUCCIÓN
La estrategia de interacción del medio ambiente y las poblaciones humanas en áreas rurales es multifacética, porque las características culturales de dicha relación varían entre sociedades y personas (Carretero, 2005). Éstas basan su existencia en el aprovechamiento directo de recursos vegetales (Campbell y Luckert, 2002), que consiste en una combinación de la agricultura comercial, subsistencia y la extracción de recursos del bosque (Pinedo-Vásquez et al., 1992; Carretero, 2005), tanto forestal como animal. En bosques tropicales es prioritario evaluar la importancia de uso del bosque para las comunidades humanas y la identificación de especies sometidas a mayor presión por explotación (Marín-Corba et al., 2005), debido a la pérdida acelerada e irreparable del conocimiento sobre el uso de plantas y a la degradación de los bosques (Phillips y Gentry, 1993; Carretero, 2005; Hurtado y Moraes, 2010). A nivel mundial, se ha instado a la documentación científica de las prácticas y conocimientos culturales de las comunidades humanas como acciones de elevado significado para su conservación y rescate (Monroy-Ortiz y Monroy, 2004; Albuquerque et al., 2006; Almeida et al., 2006), así como identificar los indicadores sobre los esfuerzos de conservación y la distribución equitativa de los beneficios que resultan del uso y aprovechamiento (Moraes, 2011).
El bosque tucumano-boliviano, caracterizado por Cabrera y Willink (1973) como parte de la provincia biogeográfica de las Yungas, se encuentra en las laderas orientales de los Andes al sur de Bolivia y noroeste de Argentina bajo un régimen climático subtropical y presenta elevada diversidad de especies (Ibisch et al., 1996, Brown y Malizia, 2004). Si bien no ha sido exhaustivamente estudiado en Bolivia (Carretero et al., 2011), concentra importantes recursos forestales de interés económico (Malizia et al., 2012) y la mayoría de las especies presentes en el bosque posee utilidad para las poblaciones locales (Hurtado, 2007), por lo que es prioritario evaluar cuantitativamente su disponibilidad.
En Bolivia, varios trabajos etnobotánicos anteriores a 1999 han sido realizados en base a descripciones cualitativas sobre el uso de las especies, siendo necesaria la información cuantitativa que permita hacer un análisis respecto al uso de los recursos (Vidaurre et al., 2006). En el bosque tucumano-boliviano, algunos estudios etnobotánicos se han concentrado en evaluar las plantas medicinales tanto en Bolivia (Amaya-Vecht, 2011) como en Argentina (eg. Gilgert y Gil, 2006; Scarpa et al., 2016). Otros estudios evaluaron el uso de plantas en su amplitud (Carretero, 2005; Carretero y Serrano, 2011; Carretero et al., 2011). Hurtado y Moraes (2010) presentaron la comparación del uso de plantas nativas e introducidas de comunidades en Vallegrande (W Santa Cruz, centro de Bolivia) en función a características socioeconómicas, género y el tipo de vegetación al que se asocian; los resultados obtenidos con la presente investigación complementan la información suministrada por los autores mencionados, puesto que suman al conocimiento de los pobladores la evaluación cuantitativa de las especies mediante el uso de parcelas de muestreo.
Los objetivos del presente estudio son:
- Determinar la riqueza, abundancia y área basal de especies leñosas utilizadas en dos comunidades campesinas - Loma Larga y Masicurí - del bosque tucumano - boliviano de Vallegrande (SW del departamento de Santa Cruz, Bolivia). La hipótesis es que la comunidad de Masicurí - por su baja posición altitudinal - presenta mayor riqueza, abundancia, área basal y valor de uso de las especies leñosas útiles.
- Determinar la relación entre el valor de uso de las especies y categorías de uso con el área basal y abundancia de las especies. La hipótesis es que las especies que tienen mayor área basal y abundancia presentan mayor valor de uso.
2. MATERIALES Y MÉTODOS
2.1. Área de estudio
El área de estudio se ubica en las comunidades de Loma Larga y Masicurí (Figura 1), a 61 km y 88 km, respectivamente, de Vallegrande (Provincia Vallegrande, SW Departamento Santa Cruz, Bolivia). La población asentada en ambas comunidades corresponde a campesinos que migraron de otros sectores de la misma región de Vallegrande y algunos de otras regiones del país; todos los habitantes hablan castellano, culturalmente de origen mestizo, se encuentran vinculadas por una carretera de tierra, existe servicio de transporte público dos veces por semana, las comunidades cuentan con tiendas de abarrotes y pequeños expendios de comida. Las costumbres y forma de vida de las personas en ambas comunidades son similares y las familias se dedican a la agricultura de subsistencia, crianza de animales domésticos, ganado vacuno y porcino.
Loma Larga (18º45’S, 63º53’O) se ubica en la parte alta de la serranía, entre 1.700-2.050 m. y cuenta con 136 habitantes que se dedican a la agricultura, ganadería, comercio y extracción de madera comercial de los bosques aledaños. Masicurí (18º49’S, 63º46’O) está localizada en la orilla del Río Masicurí, en el fondo del valle, entre 700-850 m de altitud y tiene 254 habitantes que se dedican a la agricultura y ganadería como principales actividades económicas, comercio y en menor grado extracción de madera para la subsistencia. No se cuentan con datos precisos sobre la fecha de creación de ninguna de estas comunidades pero se conoce que la colonización se inició en 1956 mediante la apertura de una carretera por el ejército boliviano (IP-GTZ, 1996).
El clima en Loma Larga es húmedo y frío, ya que en la época seca (mayo-octubre) casi a diario se forma neblina que cubre las partes altas, mientras que en Masicurí es húmedo y cálido. La época de lluvias se concentra en los meses de noviembre a abril con una precipitación media anual de 1.800 mm en Loma Larga (Crespo, 1988) y en Masicurí de 1.877 mm (IP-GTZ, 1996) La temperatura promedio diaria varía según la altitud y la influencia de vientos fríos (surazos) y la media anual es de 19 ºC en Loma Larga y de 23 ºC en Masicurí (IP-GTZ, 1996).
La vegetación de la región corresponde al bosque tucumano - boliviano (Kessler et al., 2000). En Loma Larga el bosque es siempreverde con predominio de Myrtaceae (Blepharocalyx O. Berg, Myrcianthes O. Berg), Podocarpaceae (Podocarpus L'Hér. ex Pers., Prumnopitys Phil.) y Lauraceae (Ocotea Aubl., Nectandra Rol. ex Rottb., Phoebe Rol. ex Rottb.). El bosque se encuentra muy fragmentado por la expansión de los cultivos, extracción de madera y crianza de ganado (Hurtado, 2007). En Masicurí el bosque es semideciduo y está dominado por Fabaceae (Anadenanthera Speg., Enterolobium Mart., Cyclolobium Benth., Piptadenia Benth., Parapiptadenia Brenan, Tipuana (Benth.) Benth.), Anacardiaceae (Myracrodruon Allemão) y Bignoniaceae (Tabebuia Gomes ex DC.); está además de soportar a fuerte presión por la formación de nuevos cultivos y pastizales para el ganado (Hurtado, 2007).
2.1. Relevamientos etnobotánicos
El trabajo de campo se realizó de octubre 2005 a abril de 2006, período durante el cual se efectuaron entrevistas previa autorización de las autoridades comunales, colecciones de plantas y evaluación de parcelas a campo. Se entrevistaron 36 personas a las cuales se ha solicitado su consentimiento para realizar las entrevistas y previa explicación de los objetivos del estudio; fueron 16 residentes en Loma Larga (3 mujeres y 13 hombres) y 20 en Masicurí (9 mujeres y 11 hombres) entrevistados adultos. Del total de entrevistados, entre ellos cinco fueron considerados como informantes clave, los que fueron designados por cada una de las comunidades. Se utilizó la técnica de entrevista de campo (Alexiades, 1996), que consistió en la realización de recorridos por los bosques junto a los informantes. Durante esos recorridos se registraron en planillas los nombres comunes y usos de las plantas señaladas por los informantes, además de colectar material vegetal. Con excepción de los informantes claves se ha realizado un solo evento de entrevista con duración promedio de 60 minutos de acuerdo a la disponibilidad de tiempo de los comunarios. Los entrevistados que participaron en la investigación fueron en parte sugeridos por la comunidad y otros fueron voluntarios, se ha respetado el derecho de las personas a decidir si participa o no en la entrevista. Las preguntas de mayor importancia fueron: ¿Cuál es el nombre de la planta (observada)?, ¿Para qué se utiliza?
La vegetación fue evaluada en bosques aledaños a las comunidades estudiadas con la colaboración de los informantes clave. En cada comunidad se evaluaron las especies arbóreas con DAP ≥ 2.5 cm en seis parcelas de 50 x 10 m (500 m²). Los datos registrados para cada individuo fueron: nombre científico, nombre común, altura, diámetro a la altura del pecho (DAP) a 1.30 m y área basal.
2.3. Análisis de datos
La diversidad de especies útiles se determinó mediante el índice de Shannon-Wiener:
H’ = - ∑Pi x ln Pi
Donde: Pi es la abundancia relativa.
Las plantas fueron colectadas y depositadas en el Herbario Nacional de Bolivia (LPB), su identificación fue realizada mediante comparación con material determinado y con el uso de claves dicotómicas y descripciones de Gentry (1993).
Para determinar el grado del consenso en el uso de las especies y de la importancia cultural de esas plantas por las comunidades, se utilizaron los índices de valor de uso de la especie (VU is ) que representa el valor de uso de la especie para cada informante:
VU is = ∑ U is / n is ,
Donde: U is es el número de usos mencionados por el entrevistado i para la especie s, en cada evento y n is es el número de eventos con informante i para la especie s.
Un evento es el proceso de pregunta de un informante en un día sobre los usos que conoce para una especie; en el caso de existir más de una entrevista a un mismo informante se han considerado entrevistas independientes.
El índice de valor de uso general (VUs) es el valor de uso promedio por informante para cada especie:
VU s = ∑i VU is / ns
Donde: ns es el número de informantes entrevistados para la especie s (Phillips y Gentry, 1993).
El valor de uso categórico se ha calculado a partir del valor obtenido de las especies en cada una de las categorías de uso.
Según la información de uso proporcionada por los informantes y a los sistemas de categorización de Cárdenas y Ramírez (2004) se sistematizaron 15 categorías de usos: 1) artesanías (plantas para elaborar muebles, cajas, encofrados, instrumentos musicales y adornos), 2) cercos (plantas usadas como postes vivos y no vivos, ramas de linderos y rejas); 3) combustible, leña y carbón; 4) comestible; 5) construcción ( de viviendas modernas o rústicas, incluyen vigas, listones y tablas), 6) forraje (alimento de animales domésticos y ganado), 7) herramientas (mangos de herramientas agrícolas), 8) industrial (elaboración de lejía, aceites, jabón, velas y vino), 9) medicina (alivio de dolencias, enfermedades y rituales), 10) ornamental (plantas empleadas con fines de ornamento), 11) otros ( usos domésticos de limpieza y creencias místicas); 12) sombra ( plantas que se los puede encontrar dando sombra en patios de viviendas y el ganado), 13) tóxicos para el ganado; 14) utensilios de uso doméstico en la cocina (cucharas, cucharones, bateas, canastas) y 15) veterinario (curación de heridas, enfermedades de mascotas y ganado).
Para denotar las diferencias de la riqueza de especies, abundancia, área basal y valor de uso entre los bosques de Loma Larga y Masicurí se utilizó test de Mann-Withney (Ayres et al., 2004). Para las diferencias del valor de uso entre categorías de uso se utilizó test de Kruskall-Wallis, usando el programa BioEstat (Ayres et al., 2004). Para evaluar la relación entre la abundancia y el área basal con el valor de uso de las especies y las categorías de uso, se utilizó la correlación Spearman (rs ), con el fin de determinar si la valoración de las especies y categorías de uso se da en función a la calidad (área basal) o por la disponibilidad (abundancia).
3. RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Se registraron 151 especies de plantas en 0.6 ha, de las cuales 107 especies (71.0 %) tienen algún tipo de uso. En Loma Larga, en una superficie de 0.3 ha, se registraron 48 especies, incluidas en 25 familias botánicas y de las cuales 39 (81,3 %) presentan alguna utilidad. Por su parte en Masicurí, en una superficie de 0,3 ha, se relevaron 104 especies agrupadas en 35 familias botánicas, con 69 especies (66,3 %) útiles. Solo una especie (Celtis iguanaea (Jacq.) Sarg., Cannabaceae) es común en ambos sitios. Estos resultados muestran que las comunidades de Loma Larga y Masicurí están estrechamente relacionadas con los bosques aledaños, ya que obtienen de ellos numerosos productos para cubrir algunas necesidades básicas. Entre los usos generales de las comunidades en los bosques aledaños son la extracción de leña, madera para uso familiar y comercialización, sitio de forraje de ganado, fuente de frutos para alimentación entre los más importantes.
Las familias mejor representadas en Loma Larga son Myrtaceae (7 especies), Lauraceae (5), Bignoniaceae, Ericaceae, Podocarpaceae y Sapindaceae con 2 especies cada una. En Masicurí, las mejor representadas son Fabaceae (16), Bignoniaceae (5), Flacourtiaceae, Moraceae, Myrtaceae, Sterculiaceae y Urticaceae con 3 especies cada una. Las especies con mayor importancia en función al área basal y abundancia en Loma larga son Ilex argentina Lillo, Prumnopitys exigua de Laub. ex Silba, Blepharocalyx salicifolius (Kunth) O. Berg y Ternstroemia asymmetrica Rusby. Mientras que en Masicurí las especies dominantes son Anadenanthera colubrina (Vell.) Brenan, Myracrodruon urundeuva Allemão, Dilodendron bipinnatum Radlk. y Aspidosperma cylindrocarpon Müll. Arg.
En ambas comunidades las categorías de uso con mayor número de especies son las plantas para combustible con 52 especies y para la construcción con 49 especies (Figura 2); las categorías de uso con menor número de especies son las plantas tóxicas y ornamentales (3 especies) seguidas de las de uso veterinario (2 especies) (Tabla 1).
Una situación similar a lo que ocurre en el Departamento de Chuquisaca en bosque tucumano-boliviano donde la categoría de uso para la construcción es predominante (Carretero et al., 2011) y en bosque chaco serrano (Carretero y Serrano, 2011); en otros ecosistemas como el bosque amazónico (Chazdon y Coe, 1999) estas categorías también superan en número de especies a otras categorías de uso. Las diferencias numéricas entre las categorías se debe a que los bosques albergan especies e individuos cuyas aptitudes son apropiadas para su uso como leña y madera para uso familiar y fines comerciales, otras categorías de uso presentan valores menores como medicinal y tóxicas debido a que las especies apropiadas para dichos usos crecen mayormente en otros espacios fuera de los bosques como vegetación secundaria (Toledo y Salick, 2006; Hurtado y Moraes, 2010), bordes de cultivos, entre otros.
En Loma Larga el valor de uso entre las categorías de uso presentó diferencias significativas (H= 29.23; p = 0.0001, test de Kruskall-Wallis), siendo la categoría de construcción predominante (Figura 3), mientras que en Masicurí dichas categorías no están claramente diferenciadas (H= 20.29; p = 0.042, test de Kruskall-Wallis), ya que son ligeramente superiores a otras, aunque la tendencia es de menor variación respecto a Loma Larga (Figura 4). Comparando el valor de uso de las categorías entre comunidades, las categorías no muestran diferencias (p > 0.05 test de Mann - Whitney) excepto en plantas usadas para construcción que predomina en Loma Larga (U= 3.02; p= 0.003, test de Mann - Whitney). El valor de uso se correlaciona significativamente con la abundancia y el área basal de las categorías de uso en ambas comunidades, pero no se correlaciona a nivel de especies (Tabla 2).
En relación al número de especies en las parcelas de 500 m² se encontró que Loma Larga presenta un promedio de 20.8 ± 4.2 especies y Masicurí 26.5 ± 5.5 especies, sin diferencias significativas entre ellas (U = 1.76; p = 0.08). Masicurí utiliza diversidad mayor (2.79) de plantas leñosas que Loma larga (2.24). En las dos comunidades las especies con mayor predominancia pertenecen a las categorías de combustible y construcción (Figura 2).
De acuerdo al número de plantas registradas en cada parcela, Loma Larga tiene en promedio 170.5 ± 10.8 individuos en 0,05 ha, siendo este valor significativamente mayor al promedio obtenido en Masicurí, donde se inventariaron 104 ± 29.7 individuos de todas las especies (U = 2.88; p<0.05).
El número de individuos según las categorías de uso muestran patrones de distribución diferentes entre comunidades, así en Loma Larga existe dominancia de especies combustibles, construcción, cercos y forraje (Figura 5). Por otro lado, en Masicurí el número de individuos presenta menor variación entre sus categorías (Figura 5), donde las plantas para construcción son ligeramente mayores que las demás.
El área basal de las especies muestra diferencias significativas entre las comunidades (U = 2.88; p<0.05), donde Loma Larga, en promedio presenta mayor área basal (2.27 ± 0.27 m²/0.05ha) que Masicurí (1.41 ± 0.38 m²/0.05ha) en cada parcela. Para ambos sitios, las categorías de construcción (2.1 m² en Loma Larga y 0.79 m² en Masicurí) y combustible (2.09 y 0.73 m²) presentan mayor área basal respecto al resto de categorías (Figura 6).
Las especies usadas para combustibles aparecen en las parcelas como las de mayor importancia por su elevado número y valor de uso. La potencialidad de estas especies es elevada por su riqueza, abundancia y área basal en los bosques (Figuras 2 a 4), cuya tendencia también ocurre en otros bosques húmedos (Chazdon & Coe, 1999; Cárdenas y Ramírez, 2004; Toledo y Salick, 2006). Estudios en el Departamento de Chuquisaca, muestran distinta tendencia donde la categoría combustible presenta reducido número de especies (Carretero et al., 2011; Carretero y Serrano, 2011).
El uso de especies maderables leñosas es importante porque forma parte de las categorías de construcción, cercos, artesanías, herramientas y utensilios, cuya explotación es selectiva (Phillips y Gentry, 1993) y su importancia es mayor en Loma Larga, donde muchas familias son más dependientes de la extracción de madera. La disponibilidad potencial de las especies maderables en el bosque maduro en cuanto a riqueza, densidad y área basal es elevada (ver Figs. 2, 5 y 6). Sin embargo, la mayor parte de los individuos no tiene las características deseables para su uso (Hurtado, 2007), por lo que deberá pasar varios años sin destrucción del bosque para poder aprovecharlos.
Con excepción de la categoría cercos y herramientas, las demás categorías de uso poseen reducido número de especies, densidad y área basal; actualmente su uso se ha reducido y ha sido reemplazado por materiales plásticos y metal por su bajo costo y mayor durabilidad. Solo eventualmente se elaboran bateas y recipientes para alimentar animales domésticos.
La presencia de plantas medicinales y comestibles es reducida en los bosques, debido a que estas predominan en la vegetación secundaria y en cultivos (Hurtado y Moraes, 2010), hábitats principales de procedencia de plantas medicinales (Toledo y Salick, 2006), por ser sitios de mayor accesibilidad (Chazdon y Coe, 1999; Thomas et al., 2009). Las plantas comestibles constituyen recursos de emergencia y los consumen especialmente niños; las de mayor importancia son cultivadas (Hurtado y Moraes, 2010).
El valor de uso de las especies no se correlaciona con el área basal ni abundancia de árboles. Posiblemente se deba a que los pobladores seleccionan las plantas a usar y no necesariamente se encuentran disponibles para uso inmediato en los bosques aledaños (Hurtado, 2007). Según Marín-Corba et al. (2005), la valoración se asigna a las especies de mayor abundancia; en contraste, Feitosa et al. (2006) mencionaron que no necesariamente se valora las plantas más comunes. Al parecer el bosque tiene menor importancia para los pobladores que los cultivos, huertos y jardines (Hurtado y Moraes, 2010). El valor de uso de las categorías se correlaciona significativamente con el área basal y abundancia (Tabla 2), reflejando que las categorías de uso a comparación de las especies pueden usarse como mejores indicadores de tendencias de valoración del recurso flora por los pobladores locales.
4. CONCLUSIONES
Los pobladores de Loma Larga y Masicurí usan extensivamente los recursos vegetales disponibles del bosque. En Loma Larga los bosques concentran elevado número de especies, destinadas para combustible, construcción y aquellas que presentan aptitudes maderables donde la población dedicará mayor uso y valoración a aquellos recursos de mayor abundancia. En Masicurí el bosque alberga una mayor diversidad de especies destinadas a uso en la construcción y para combustible, aunque la amplitud de usos es más variada, disgregando la variedad de recursos disponibles para los comunarios. Mientras que en Loma larga presenta mayor abundancia y área basal de árboles.
Las categorías de uso son buenas predictivas de tendencias para entender las preferencias de los recursos disponibles en los bosques. Las comunidades campesinas de Loma Larga y Masicurí tienden a usar las plantas que tienen a su disposición en relación a su abundancia y mayor área basal. Para completar este sistema de aprovechamiento será necesario relevar información sobre las prácticas de cosecha de los recursos de especies leñosas y también analizar si la participación de los beneficios derivados es igualitaria.