INTRODUCCIÓN
La obesidad es una enfermedad con una prevalencia en aumento, que en España se ha estimado afecta al 21,6% de la población adulta entre 25 y 64 años1.
El desarrollo de la obesidad se ve favorecido, entre otros muchos factores, por el consumo de alimentos y bebidas con alta densidad energética y pobre valor nutricional2, lo que provoca una ingesta calórica excesiva.
Los estudiantes universitarios, son adultos jóvenes con hábitos nutricionales distintos a los adultos de más edad, tienen menor consumo de frutas y verduras y mayor de snacks y refrescos3,4. Este consumo de snacks favorece que la dieta de los universitarios sea rica en grasa, azúcar y sal. Se ha demostrado que los snacks aumentan la ingesta total de energía5 favorecido por el poco efecto saciante que producen6.
Fundamentalmente las máquinas expendedoras ofrecen múltiples productos poco saludables7,8. Disponer de muchas opciones, poco favorables nutricionalmente, fomenta la venta de estas en lugar de alimentos saludables9.
Realizar cambios en las máquinas expendedoras, como la introducción de productos más saludables, abaratar su coste y disponer de información nutricional clara antes de la compra, pueden permitir a los consumidores tomar decisiones más saludables10,11. El motivo por el que se elige un tipo de alimento es complejo y se han sugerido factores como el sabor, el precio o la preocupación por la salud para decidirse7.
El NutriScore es un logotipo diseñado con el objetivo de simplificar la información que aporta el etiquetado nutricional
de los alimentos. Clasifica los alimentos en cinco colores que van desde el verde (más saludable) hasta el rojo (menos saludable). Estos colores están asociados a cinco letras (A/B/C/D/E) que se colocan en la parte frontal del etiquetado. Promover una alimentación saludable en el entorno universitario es muy importante ya que los estudiantes pasan allí gran número de horas.
El objetivo del estudio fue calcular el NutriScore de los alimentos y bebidas disponibles en las máquinas expendedoras de las facultades de la Universidad Complutense de Madrid y obtener datos de los hábitos de consumo de los estudiantes de dicha universidad.
MÉTODO
El estudio se realizó durante el mes de marzo de 2019.
El estudio consta de dos partes. En la primera se evaluó el contenido de cada máquina expendedora de alimentos y bebidas frías que se encontraban en las zonas de tránsito de todas las facultades de la Universidad Complutense localizadas en la Ciudad Universitaria de Madrid (CUM). La composición de nutrientes de cada artículo se obtuvo del envase o de información nutricional del producto disponible en internet.
En la segunda se realizó una encuesta a un grupo aleatorio de estudiantes en la que de forma voluntaria contestaron preguntas sobre sus hábitos de consumo de snacks y sus datos antropométricos.
Se calculó el NutriScore de cada uno de los alimentos y bebidas.
Para ello se utilizó un algoritmo que se basa en un trabajo desarrollado por un equipo de Oxford en 200412. Este se obtiene mediante un sistema de puntuación según el contenido en nutrientes de 100 g de un alimento o de 100 ml de una bebida. Se puntúa por un lado el contenido energético, la grasa saturada, los azúcares simples y el sodio atribuyendo a cada uno de 0 a 10 puntos (puntos A). Por otro lado, se puntúa el contenido porcentual de frutas, vegetales y frutos secos, la fibra y las proteínas otorgando a cada uno una puntuación del 0 al 5 (puntos C). La puntuación global se obtiene de restar a la suma total de puntos A, si es inferior a 11, la suma total de puntos C, y si la suma de puntos A es > 11, los puntos C de frutas y verduras y fibra (no valorando los de las proteínas).
De esta manera se clasifican en una de las cinco categorías, según unos límites establecidos previamente, que establecen la calidad nutricional. Las categorías se nombran como A, B, C, D y E, siendo la mejor desde el punto de vista nutricional la A y la peor la E. Cada letra se representa con un color: verde oscuro, verde claro, amarillo, naranja y rojo de mejor a peor calidad nutricional.
Los estudiantes rellenaron un cuestionario de forma individual y anónima. Se les indicó previamente el propósito de la encuesta, obteniendo el consentimiento verbal.
Se recogieron en el cuestionario la edad y el sexo, los estudiantes autoinformaron sobre su peso y talla, calculándose el índice de masa corporal (IMC) al dividir el peso por la talla al cuadrado (kg/m2). El IMC se clasificó de acuerdo a los criterios propuestos por la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO)13.
Con respecto a los hábitos se preguntó la frecuencia de consumo de alimentos/bebidas de las máquinas expendedoras (mas de 3 veces a la semana/1-3 veces a la semana/2 veces al mes/1 vez al mes/menos de una vez al mes), motivos para su consumo (hambre/buen sabor/ baratas/ probar alimentos nuevos/ es saludable/lo hacen los demás), que representaba para ellos (desayuno/media mañana/almuerzo/merienda/otros), bebidas preferidas (agua/zumo/ refrescos azucarados/refrescos sin azúcares añadidos/ lácteos), alimentos que suelen elegir (sándwiches/galletas/patatas fritas/chocolates/frutos secos/fruta/ensalada). Se preguntó la opinión sobre si se consideraba la oferta saludable (si/no), si aumentarían el consumo en caso de disponer de productos que considerasen más saludables (si/no) y si estarían dispuestos a pagar más por alimentos que considerasen más saludables (si/no).
Mientras que la descripción de las variables cuantitativas se realizó con media y desviación estándar (DE), las variables cualitativas se describieron como frecuencias absolutas y relativas.
RESULTADOS
Se obtuvo la información de las máquinas expendedoras encontradas en 16 facultades y en la biblioteca universitaria. En otras dos facultades visitadas no se encontraron máquinas expendedoras. Se excluyeron del análisis las máquinas que vendían bebidas calientes ya que no era posible obtener la información nutricional.
Se encontraron 3 tipos de maquinas expendedoras, unas que dispensaban sólo bebidas (n=20), otras sólo snacks (n=8) y unas terceras con bebidas y snacks (n=12).
53 opciones de bebida estaban disponibles en las máquinas. Distribución según logotipo Nutriscore: la categoría A para las bebidas sólo corresponde al agua y esta se encontró en el 100 % de las facultades. Dentro de la categoría B sólo se encontraron refrescos sin azucares añadidos, y estos suponen un 9,1% de la oferta. En todas las facultades se ofrecían bebidas de la categoría E representando un 39,6% de la oferta. Hay que destacar que en una facultad las bebidas de la categoría E suponían el 60% del total. (Fig 1)
De las facultades visitadas en las que se encontraron máquinas expendedoras sólo en 2 no se ofrecían bebidas energéticas (categoría E).
De los 143 alimentos disponibles 48 eran bollería industrial, 15 chocolates, 15 patatas o tortitas de maíz, 13 frutos secos, 6 gominolas o caramelos, 2 chicles, 31 sándwiches, 4 frutas y 9 otros alimentos.
Distribución según Nutriscore: entre las categorías A y B no llegaban a una décima parte de los 143 productos disponibles, se encontraron 6 (4,2%) de la categoría A y 6 (4,2%) de la categoría B. 31 (21,6%) se clasificaron como categoría C. Las más frecuentes fueron las categorías D y E, 53 de ellos (37,1%) de la D y 47 (32,9%) de la E. (Fig 2)
En 12 facultades no se ofrecía ningún alimento de la categoría A y en 3 ninguno de la categoría A ni de la B, siendo en todas, la oferta de las categorías A y B inferior a un 10%. Sin embargo, se encontraron productos de la categoría E en todas las facultades. Calculando de forma conjunta las categorías D y E en todas las facultades, estas suponían más de un 60% de la oferta llegando en un caso a ser del 91,3%.
146 estudiantes rellenaron las encuestas, 100 (68,5%) mujeres y 46 varones (31,5%), de 20,7±2,1 años. Mas de la mitad de los participantes tenían normopeso (76,7%), 24 (16,4%) presentaban sobrepeso y el resto estaban con un peso por debajo de lo considerado normal (Tabla I). El grupo de estudiantes que consumen productos de las máquinas expendedoras menos de una vez al mes era el más numeroso (28,1%).
El motivo que con mas frecuencia los llevó a consumir algún producto es el tener hambre (91,1%) seguido del buen sabor de los productos (37,7%), mientras que en ningún caso el motivo para la decisión fue el considerar la oferta como saludable (Tabla II).
La gran mayoría de los usuarios de las máquinas expendedoras consumían sus productos entre horas, ya sea como media mañana (50%) o como merienda (63%). Los estudiantes compraban agua como la bebida más usual (56,8%), seguido de los refrescos azucarados (31,5%) y bollería industrial (49,3%) y patatas fritas (48,6%) con más frecuencia que otro tipo de snacks (Tabla III).
La gran mayoría de los estudiantes (88,3%) no consideran saludables los productos ofertados, con más de la mitad (65,1%) que aumentarían su consumo y estarían dispuestos a pagar más (59,6%) si la oferta fuera más saludable.
DISCUSIÓN
La incorporación del logotipo del NutriScore, en el etiquetado de los alimentos y bebidas procesadas, está previsto que ocurra en España en poco tiempo. Estas iniciativas ya se han llevado a cabo en otros países, como Francia, que han instaurado el Nutriscore o Australia y Nueva Zelanda a través del Health Star Rating (HSR).
Los datos obtenidos en nuestro estudio muestran que, entre los productos ofrecidos, en las máquinas expendedoras de las facultades valoradas, es muy elevada la proporción de productos que se clasificarían como categoría D y E. Por su mayor contenido de grasa saturada y azúcar en los snacks, y de azúcar en las bebidas estos son los peores desde el punto de vista nutricional. Son datos similares a los descritos por Park y Papadaki en su estudio sobre el contenido nutricional de los productos vendidos en máquinas expendedoras de la universidad de Bristol14.
Hay estudios que demuestran que los estudiantes universitarios utilizan con frecuencia la información nutricional de las etiquetas15, esto sugiere que el uso del logotipo a base de colores (NutriScore) podría ser un instrumento útil que orientara a los usuarios de las máquinas para realizar su elección con un criterio nutricional.
Los refrescos azucarados representan el 50,9% de la oferta de bebidas en las máquinas expendedoras. Un metaanálisis de 2013 puso de manifiesto la relación causal entre el consumo de bebidas azucaradas y obesidad y su asociación con diabetes mellitus tipo 216. Es destacable el hecho de que no se encontró ninguna fuente de agua de acceso gratuito próxima a las máquinas expendedoras.
El IMC autoinformado se puede utilizar para estimar el sobrepeso o la obesidad en estudios epidemiológicos17 aunque se ha descrito que puede infraestimarlo18. Llama la atención que en nuestra población no se encontró ningún individuo con IMC 30.
Nosotros encontramos que el motivo fundamental por el que los estudiantes se deciden a consumir algún producto es el hambre, esto es coincidente con lo encontrado por Caruso7, aunque en su estudio ellos encuentran como segunda motivación la conveniencia de su ingesta y nosotros el sabor de los productos.
Un 88,3% de los participantes identifican la oferta como poco saludable similar a lo descrito en otros estudios19 y la mayoría estarían dispuestos a pagar más por una oferta más saludable, esto difiere de los hallazgos de en un estudio realizado entre estudiantes universitarios de USA que demuestra que estos preferían comprar snacks menos saludables, a pesar de disponer de opciones mas saludables en las máquinas expendedoras7. Apoyando esta idea a menudo se ha sugerido que precios más bajos para opciones de alimentos más saludables podría tener un impacto positivo en los comportamientos de compra20.
Es necesario crear ambientes alimentarios más saludables que protejan a los adultos jóvenes para reducir riesgos de enfermedades relacionadas con la dieta. La introducción de comidas y bebidas de mejor calidad nutricional en máquinas expendedoras de lugares públicos se ha visto que tiene buena acogida por los consumidores19.
La universidad debería desarrollar una función en la promoción de un estado de vida saludable.
CONCLUSIONES
Con este estudio se evidencia que, en las máquinas expendedoras de las facultades de esta universidad madrileña, es muy elevado el número de productos con baja calidad nutricional con la importancia que esto tiene en el aumento de obesidad y diabetes. La mala calidad nutricional es percibida por los estudiantes. Aumentando la oferta de fruta y eliminando las bebidas azucaradas de las máquinas expendedoras se podría favorecer una alimentación más saludable en el ambiente universitario y esto quizá a la larga podría tener efectos claramente beneficiosos sobre la salud.
Declaración de conflictos de intereses: ninguno