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Ciclos en la historia, la economía y la sociedad

versión On-line ISSN 1851-3735

Ciclos hist. econ. soc. vol.31 no.55 Buenos Aires dic. 2020

 

Reseñas bibliográficas

Mario Rapoport. Parece cuento que la Argentina aún exista. La crisis del neoliberalismo en el espejo del mundo y de la historia. Octubre, Buenos Aires, 2020, 496 páginas.

 

Horacio Rovelli

 

Universidad de Buenos Aires

 

En Mario Rapoport reconocemos un vasto conocimiento de la economía y de la historia, su rol de investigador en ambas disciplinas, su elocuencia llena de imágenes y figuras que hacen sus libros comprensibles para todos. Con el don natural del docente que trasciende en sus escritos, aunque en este libro podemos decir que juega con la narración para ir al fondo de la trama y va de los ensayos económicos a jugosos, irónicos o sombríos relatos de ficción que denomina "cuentos morales" e ilustran mejor la realidad.

Como historiador corrobora permanentemente la frustración de que la Argentina no es un país industrializado y eso empuja a la pobreza y a la desesperación a gran parte de sus habitantes. Para él la raíz del problema está en la concepción de sus sectores dominantes de subordinarse en su momento a Inglaterra, después a los EEUU y ahora al capital financiero internacional. Como economista, critica la influencia de la economía clásica inglesa que con su aparente simpleza genera la división internacional del trabajo, condenando a nuestra región a ser un mero productor de alimentos y materias primas. Ello se asocia con los sectores más concentrados de la actividad agropecuaria, empezando por los grandes terratenientes, que se han opuesto siempre a proyectos industrialistas porque amenazan su monopolio de la renta de la tierra, principal fuente de sus riquezas.

El libro se inicia con un extenso prólogo en el cual basa su crítica al macrismo,

que profundiza, usando muchas veces la ironía, a lo largo de todo el texto. Pone como referente histórico el debate proteccionismo-libre cambio que ilumina el presente y para él constituye un punto de partida para entender lo que ha sido, es y sigue siendo el destino de ese país llamado Argentina. Rapoport afirma: "De allí surgieron los dos pilares del tipo de desarrollo económico que tuvo la Argentina: los dueños de la tierra y el capital financiero internacional, aunque los nombres de algunos de sus protagonistas actuales sean distintos a los originales. El sector industrial local quedó al margen como un acompañante no deseado; las manufacturas y bienes de capital necesarios provenían sobre todo del comercio exterior y su correlato financiero y esporádicamente de algunas inversiones extranjeras directas".

El Capítulo I del libro "Una economía mundial sin rumbo" to ma como eje de análisis, de este libro apasionante que va y viene del contexto nacional al mundial y viceversa, la historia del dólar y de la primacía de Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial. Escribe textualmente: "Estados Unidos era el único país que había crecido notablemente durante el episodio bélico, pudiendo reconvertir en parte su economía de guerra y lanzar, en 1947, el Plan Marshall. Este proyecto tuvo como fin geopolítico impedir en el occidente de Europa la expansión del comunismo y como fin económico ayudar a la recuperación de los países de esa región". Luego, la crisis del dólar en los años setenta explica el predominio ideológico de las teorías neoliberales, que hacen de la globalización su caballito de batalla y permiten el despliegue en todo el mundo de sus corporaciones y capitales. Pero si bien se produce, con la caída del muro de Berlín, el derrumbe de su gran enemigo el bloque soviético, no se evitan nuevas crisis económicas y financieras como la del 2008. La desregulación de las finanzas y la busqueda de mayores rentabilidades en países de mano de obra barata, van a terminar jugando en su contra.

El mismo capítulo describe criticamente, entre los muchos temas que aborda, la historia y el rol del FMI y de los organismos internacionales de crédito creados por iniciativa del gobierno de Washington, sus objetivos y sus relaciones con la Argentina. También contiene dos relatos entre la ficción y la realidad: el de un sobreviviente de Hiroshima y el de un millonario, coleccionista de arte y evasor de impuestos, que tuvo altos cargos en el gobierno americano.

El Capítulo II "La desglobalización y el regreso de las naciones" comienza con la irónica definición de un izquierdista arrepentido que escribe en diarios de derecha para denostar que el populismo es distribuir sin acumular, cuando la realidad es inversa: acumular sin distribuir. Luego estudia los fundamentos del liberalismo inglés y el proteccionismo norteamericano en el siglo XIX, sus contradicciones y falsedades, lo que le permite analizar la particular relación de esas dos naciones con la Argentina: "Un menage á trois, con Estados Unidos y Europa- afirma- fue siempre la inclinación de nuestra clase dirigente tradicional", pero eso se perdió, se boicotearon los proyectos nacionalistas e industrialistas que buscaban una mayor autonomía y hoy la Argentina"fuertemente endeudada, se halla en la trampa sin salida de un modelo económico del pasado que no funciona en este mundo ni alcanza para alimentar a nuestra población ni mantener sus industrias y empleos, salvo los de una pequeña elite agropecuaria y financiera y sus socios extemos" que creen que los ingresos que vienen de las exportaciones son solamente suyos fugándolos del país".

Rapoport vuelve también sus ojos a los vecinos brasileños y nos habla del Mercosur y su crisis actual, y en forma más confesional de su amigo el gran historiador Luiz Alberto Moniz Bandeira, con quien comparte su visión de las relaciones entre sus países y de ambos con las dos potencias anglosajonas.

El libro se amplia cuando introduce el tema de China. Ampliamente documentado fundamenta el triunfo de los comunistas chinos sobre el poderoso ejército de Chiang-Kai-shek a partir, entre otros, de la visión de Ernest Hemingway que viaja al gigante asiático en 1941 en plena guerra civil y al mismo tiempo contra los japoneses y constata la diferente moral entre los comunistas y los nacionalistas chinos apoyados por Washington, lo que le permite presagiar en el conflicto interno el triunfo de los primeros. Así se afirma el temor de los EEUU sobre el avance del comunismo en Asia que lo mueve a la intervención militar en Corea y en Vietnam. Esta última, va a ser la primera guerra perdida por los americanos. Un cuento moral entremezcla la realidad con la ficción y se traduce en un match de ajedrez que permite entender mejor el juego estratégico de las grandes potencias.

La descripción de la relación entre China y los EEUU, se resume en la metáfora de "hojas de papel en blanco" de un discurso de Mao: "Mirado desde el punto de vista del desarrollo... los pobres quieren hace la revolución mientras que los ricos no quieran hacerla. Nosotros somos una hoja de papel en blanco, buena para escribir en ella. Debemos seguir aprendiendo 10 mil años más. Qué hay de malo en ello". Una definición que explica más que cualquier otra la evolución posterior de ese país.

Relata luego los viajes de Kissinger a China y las entrevistas entre Nixon y Mao que dieron vuelta las relaciones entre ambos países y revela significativas conversaciones de David Rockefeller, primero con Chou En- lai y unos años después con Den Xiaoping, para explicar aquello que los mismos chinos denominaron "economía socialista de mercado" (para muchos una versión propia del capitalismo), base y punto de partida de la República Popular China de siglo XXI. La actual competencia internacional entre China y Estados Unidos se describe minuciosamente y se aborda con datos estadísticos precisos los fundamentos de esa competencia, marcada entre otras cosas por el constante superávit de los asiáticos sobre los norteamericanos en torno al 1,75% del PIB de los EEUU desde el año 2010. Termina este capítulo con el cuento moral del viejo profesor de la Universidad de Pekín que traduce el Martín Fierro y dice que su interés por esa obra devino porque los campesinos chinos vivian antes de la revolución en forma muy parecida a la que describe José Hernández en su gran poema gauchesco.

El Capítulo III "Heredarás el viento" es una prolija y fundada descripción del poder de las grandes fortunas en la Argentina de siempre. Relata el caso Bunge y Born y el de La Forestal, para ver mejor ese poder omnímodo: la opulencia por un lado (La vaca atada) y la pobreza y la desesperación por el otro. Los grandes terratenientes y el conjunto del sector agroexportador bajo el signo"de cultivar la tierra es servir a la Patria", fundaron la Sociedad Rural Argentina, mejoraron el ganado ovino introdujeron el alambrado y trajeron ganado refinado de origen británico para reemplazar a los rústicos vacunos criollos y adaptarse al gusto del viejo continente., Sin embargo, salvo excepciones, no tuvieron interés en crear las industrias de transformación necesarias, aunque vivían una vida de lujo en el país y en el exterior donde derrochaban parte de sus ganacias y las inmensa mayoría de las obras de infraestructura se realizaron con capitales externos. Relata pormenorizadamente como los sectores medios fueron formados en la cultura hegemónica del modelo agro exportador y, el mito creado por el neoliberalismo argentino de una gran Nación (que nunca fue) y entró para ellos en decadencia por la llegada del populismo.

En forma crítica desnuda la tergiversación de la realidad y las falsos datos estadísticos del economista de la OCDE, Angus Maddison, y de aquellos. historiadores convencidos que la Argentina de fines del siglo XIX y principios del XX estaba entre los primeros países del mundo. El sueño de Pellegrini de ser los Estados Unidos del Sur, se esfumó rapidamente y sólo quedó la nostalgia de intelectuales ingleses que mencionan a la Argentina como "la tierra que Inglaterra perdió.

Termina el capítulo refiriéndose a las obras de Félix J. Weil y de Jorge Schvarzer que definen de distinta manera, cada uno en su época, el llamado "enigma argentino". Dice Rapoport, que en la década de 1940 Weil afirmaba que la Argentina no se había industrializado por la rémora que significaba el modelo agroexportador, mientras que para Schvarzer el retroceso se había debido a la experiencia rentística-financiera iniciada por la dictadura militar de 1976. Para ambos, solo la industrialización podría ser la principal palanca del desarrollo argentino

No hay país desarrollado que no se base en una burguesía nacional dispuesta a generar riquezas y en el caso argentino esto no había ocurrido. Por el contrario, las fuerzas del establishment, siempre pujaron por volver al modelo agroexportador o a un esquema similar, excluyente en lo social y dependiente en lo financiero del exterior, logrando el cumplimiento de esos propósitos a partir de la última dictadura militar.

Rapoport le dedica un apartado, al "carrusel de la política y de la economía", que vive la Argentina, con políticos que salen por una puerta y entran por otra, y a la fuga de capitales y de investigadores y profesionales que el país siempre tuvo. Dice textualmente: "En verdad, con la fuga de capitales y la fuga de cerebros estamos contribuyendo al crecimiento del PIB mundial pero no al nuestro, mientras importamos capitales especulativos para los que se ganan la vida en la ruleta financiera y vacían el país de sus riquezas, esa es en el fondo nuestra restricción externa. Por supuesto -afirma- la Argentina no puede ser un país puramente agropecuario, limitado a la cuarta parte de sus habitantes, aunque sirva para alimentar a algunos cientos de millones de ciudadanos del mundo. El empleo y la mejora en las condiciones de vida de la gran mayoría de la población vendrán de la industrialización y de una diferente estructura del agro, que no solo debería satisfacer nuestro mercado interno sino también ayudarnos a competir mejor en el exterior, para lo cual es necesaria la participación del Estado y el liderazgo de empresas nacionales". Además de potenciar el nivel de la educación, de la ciencia y la tecnología, de las universidades nacionales y del conjunto de la enseñanza desde el nivel primario", que fueron casi destruidos por los gobiernos neoliberales.

El Capítulo IV "La deuda externa y el pago a los fondos buitre" demuestra el rol de control y subordinación que impone la existencia misma de la deuda y para ejemplificarlo toma la declaración de la subsecretaria para Asuntos del hemisferio occidental de los Estados Unidos, Roberta Jacobson, el 4 de abril de 2015 que explica porque su país se opone a la política de desendeudamiento argentino. Para Washington era necesario, ante todo, eliminar todos los controles sobre la economía, desregulando el mercado cambiario y permtiendo nuevos flujos de fondos externos. En suma, volver a políticas que nos llevaron a endeudarnos sin ton ni son como en el pasado para caer de vuelta en otra crisis como la del 2001. "Una economía sin controles como la que se nos pide, -afirma Rapoport- termina siendo controlada por otros".

Luego habla del dilema entre la soberanía nacional y la globalización financiera y de cómo la deuda externa obliga a sacrificar la soberanía jurídica de nuestros países. Para terminar el capítulo con una precisa descripción de los "fondos buitres" y de la justicia norteamericana que no es ciega sino que mira por el ojo sano del pirata. Para afirmar: Es el secreto de sus ojos imperiales.

En el debate sobre la deuda en las dos cámaras del Congreso de la Nación, en el que participó personalmente, nos describe la doctrina Drago y la sapiencia jurídica de Carlos Calvo, oponiéndose a los avances en el continente de europeos y norteamericanos, que no aceptaron los argumentos argentinos. Para analizar luego el acuerdo de Londres de 1953, que condonó, por el contrario, la mitad de la deuda alemana y permitió a "los tribunales alemanes rechazar (...) la decisión de un tribunal extranjero o de una instancia arbitral" cuando la ejecución de esta fuera contraria al orden público, ratificando así la doctrina Drago.

Renglón aparte es su detallada y precisa explicación sobre la fuga de capitales en el país la Argentina y su definición de las"diversas patrias" que tuvo el país.La "patria agraria" del modelo agro exportador, que aún subsiste, la "patria industrial" que trató de realizar el peronismo, la "patria contratista" de la dictadura militar y el desguace del Estado y la "patria financiera" de la deuda externa. Termina el capítulo con el cuento moral que tituló el Virrey y la rubia personificados por Mauricio Macri y Christine Lagarde, en un relato pleno de humor e ironia.

El Capitulo V del libro que tituló "Los problemas de la industrialización y las pesadillas de la inflación y la dolarización", comienza con un cuento moral de ciencia ficción, "La robotización de los dueños del mundo" que demuestra por el absurdo que los ricos por mayor automatización que se realice necesitan del consumo de la población y que si bien ellos pueden pensar en hacer más eficientes y eficaces sus empres reduciendo sus costos laborales con la introducción de robots debe haber un Estado que propicie una demanda sostenida de su producción. Que la producción es social y que esa interrelación debe mantenerse siempre, que la oferta y la demanda son dos caras de una misma moneda y que no se puede reducir una, sin que tarde o temprano impacte negativamente en la otra.

Hace un detallado y prolijo estudio de la controversia producción agropecuaria versus producción industrial en la Argentina, y demuestra con datos estadísticos el crecimiento sostenido e integrador (donde había menos diferencia entre pobres y ricos) cuando el país sustituía importaciones y como ese modelo no estaba agotado "Vivir con lo nuestro" el famoso dicho de Aldo Ferrer es interpretado por muchos equivocadamente. Significa saber cómo insertarse mejor en los mercados mundiales a partir de las propias condiciones nacionales, manteniendo y protegiendo el mercado interno para no perder calidad de vida y poder transformarlo con el tiempo, como hicieron otros países hoy desarrollados, en una base de sustentación de sus economías".

Se refiere luego cómo la restricción externa puede y debe ser superada y pone como ejemplo la Argentina de 1964-1974, con distintos gobiernos, que no tuvo mayormente crisis de "stop and go" mientras que el PIB y la inflación crecieron en promedio aceptablemente frente a experiencias neoliberales posteriores, y pese a la inestable situación política. La última dictadura militar, en cambio, desindustrializó el país mediante un régimen de terror, para imponer un modelo económico neoliberal que terminó por hundirlo.

Reconoce los denodados esfuerzos de gobiernos populares, que no califica de populistas, quienes con aciertos y errores, impulsaron el crecimiento y una mejor distribución de los ingresos y sentencia: "La Argentina, y sus socios regionales, deben promover un nuevo tipo de industrialización, liderada por el Estado, que capte a través de políticas más audaces (reformas tributarias, financieras, de las leyes de inversiones extranjeras y mediante la regulación del mercado agropecuario) los excedentes que permitan sortear la restricción externa. Por el momento, estos forman parte, a través de transferencias de beneficios y fugas de capitales, de esa sociedad transnacionalizada que habita los paraísos fiscales o impulsa desarrollos ajenos".

Rescata el pensamiento estructuralista de Osvaldo Sunkel, la relación centro-periferia de Raúl Prebisch y, las posiciones industrialistas de Aldo Ferrer. Plantea claramente el centro del problema inflacionario bajo una perspectiva histórica, los esquemas de financiarización de la economía, desindustrialización y endeudamiento externo dieron lugar a procesos hiperinflacionarios -más de un 50% de inflación mensual- mientras que las políticas deflacionarias, como las de la convertibilidad, produjeron una crisis formidable.

Todo el libro es un mensaje para que se adopte un camino que reconsituya el mercado interno, mejore la inserción argentina en el mundo, se vuelva a la plena ocupación y a una más equitativa la distribución de los ingresos. Para ello, es preciso, ante todo, desmontar los factores oligopólicos y monopólicos existentes en la Argentina (en la producción de bienes de uso difundido, en alimentos y en la comercialización interna y externa), y los mecanismos que favorecen la especulación financiera (la economía casino de Keynes) frente a la producción. En segundo lugar, lograr reconfigurar la estructura productiva mediante el incentivo a la innovación tecnológica, el desarrollo de sectores productivos con elevado valor agregado, el estimulo a la inversión pública y privada, y la ampliación del mercado domestico a través de la plena ocupación en empleos formales. En tercera instancia, recurrir a un programa de concertación social entre los distintos sectores de la economía. En este proceso el rol del Estado debe ser esencial, garantizando una mejor distribución de los ingresos vía impositiva, regulación y control de precios, del comercio exterior, de subsidios, etc.

El libro del Mario Rapoport es una bocanada de aire fresco, libre de toda contaminación de cualquier tipo, generado por un estudioso observador y crítico de nuestro pasado y nuestro presente, en un recorrido de la Argentina que termina con un cuento moral de los animales que se rebelan de los hombres en un país del lejano sur. Este libro muestra por primera vez en la Argentina que la literatura no está enfrentada con la economía y la realidad social y que, por el contrario, ayuda al lector a entenderla mejor.

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