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Memoria americana

versión On-line ISSN 1851-3751

Mem. am. vol.25 no.1 Ciudad Autónoma de Buenos Aires jul. 2017

 

OBITUARIOS

Ana María Lorandi, In memoriam

 

Cora Bunster*

* Directora de Memoria Americana. Cuadernos de Etnohistoria. Facultad de Filosofía y Letras, UBA. Argentina. E-mail: covibunster@hotmail.com

 

El 30 de enero del corriente fallecía Ana María Lorandi en Buenos Aires, a los 80 años. Durante su trayectoria profesional se dedicó con ahínco a la investigación, la docencia y la formación de recursos humanos, actividades en las que desplegó un talento singular y una capacidad de trabajo admirable. Ella comenzó su carrera de investigación como arqueóloga dedicada al estudio del Noroeste argentino (NOA) para continuar luego abordando problemáticas socioculturales, siempre en la mencionada área, pero desde la perspectiva de la Etnohistoria andina, línea de investigación incipiente en el escenario académico local que ella abrazó con fervor y desarrolló en profundidad durante su prolífica vida académica. Este cambio de rumbo disciplinar, de la arqueología a la etnohistoria, también resultó enriquecedor desde el punto de vista epistemológico pues le permitió poner en diálogo la información obtenida en los papeles de archivo con la proveniente del registro arqueológico y a partir de allí logró plantearse nuevos interrogantes de investigación que fueron el motor para renovadas pesquisas.
Como investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnica (CONICET) Ana María realizó un trascendental aporte al conocimiento científico, siendo su producción bibliográfica -además de cuantiosa- el mejor testimonio de la afirmación anterior: escribió 6 libros, 39 artículos publicados en revistas científicas, 39 trabajos publicados como capítulos de libro y/o actas de congreso y otras tantas coautorías de libros y artículos-. De sus libros, y solo por citar algunos, podemos mencionar De quimeras, rebeliones y utopías. La gesta del Inca Pedro Bohórquez (1997) y Poder central, poder local. Funcionarios borbónicos en el Tucumán colonial. Un estudio de antropología política (2008), ejemplos ambos de análisis microhistórico donde la reducción de la escala tiene efectos sobre el conocimiento. En tal sentido, la trayectoria de vida de un personaje central, Pedro Bohorquez y Juan Manuel Campero respectivamente, le sirve a Ana María para analizar las estrategias desplegadas en función de la posición, los recursos y las coyunturas pero también las contradicciones y ambigüedades ante la toma de decisión. En síntesis ella logra complejizar las variables de manera brillante y el resultado es una mayor profundidad en el análisis, además en ambos libros los aspectos individuales y colectivos están permanentemente articulados porque, en definitiva, los itinerarios de los
actores nombrados anteriormente actúan como hilo conductor para adentrarse en los múltiples espacios en los que se inscriben y en las redes de relaciones que construyen y poder observar el grado de agencia tanto a nivel personal como grupal.
En cuanto a la carrera docente de Ana María, también refleja el cambio de rumbo, de la arqueología a la etnohistoria o antropología histórica, aludido anteriormente. Estuvo a cargo de la cátedra de Antropología Americana en la Universidad Nacional de La Plata (1969-1983) y luego fue Profesora titular de la cátedra Sistema Socioculturales de América II, de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (1984-2004). Fue una eximia formadora de discípulos, dirigió a investigadores y becarios de grado y posgrado -los que conformaron el Equipo de Etnohistoria- a quienes supo guiar y acompañar en sus derroteros de investigación, alentándolos cuando era necesario y transmitiéndoles su genuino entusiasmo por el trabajo realizado. Fue generosa con su tiempo y con sus conocimientos, compartió novedades bibliográficas y sostuvo siempre enriquecedoras discusiones con todos los miembros del equipo.
En 1991 esta misma pasión por la etnohistoria andina la llevó a promover la publicación de esta revista, Memoria Americana. Cuadernos de Etnohistoria, para dar a conocer investigaciones etnohistóricas referidas al Cono sur de América,“con el fin de reformular su imagen tradicional, en lo concerniente a los procesos que dieron lugar a la construcción de las nuevas sociedades que emergieron a lo largo de los siglos” (Vol. 1: 5). El objetivo fundacional, en palabras de Ana María, consistía en “rescatar la Memoria de la sociedad americana, en especial aunque no exclusivamente, la de aquellos que durante siglos fueron solo actores de reparto de la Historia” (Vol. 1: 5). Otras cuestiones a las que aludía eran: recuperar el protagonismo de los nativos de América y dar cuenta de sus luchas como de los procesos de integración ocurridos con la llegada de los europeos. Dicho de otro modo, la Revista apuntaba a publicar trabajos de investigación enfocados en los grupos subalternos silenciados históricamente, cuyas voces era necesario rescatar en los documentos oficiales pero mediante nuevas preguntas y una lectura entre líneas capaz de hacer aflorar lo “no dicho”.
Desde sus inicios en 1991 y hasta 2006 Ana María fue directora de Memoria Americana. Cuadernos de Etnohistoria, lo que habla a las claras de su compromiso, dedicación y perseverancia con este proyecto editorial y también de su capacidad para formar gente en la ardua tarea editorial.1 Al respecto, supo interesar a todo su equipo de investigación dándole a cada uno de sus miembros, en forma alternada, el rol de editor responsable de un volumen. Durante su gestión se publicaron los volúmenes 1 al 14 inclusive los que contienen un total de 87 artículos producto de investigaciones originales, numerosas reseñas sobre libros publicados en esos momentos y algunos ensayos y apuntes de investigación. El contenido de los esos volúmenes es bien diverso, algunos se generaron a partir de a una convocatoria abierta, otros fueron organizados en torno a aéreas geográficas, también los hubo acotados por ejes temáticos bajo el formato Dossier con convocatoria cerrada para especialistas y finalmente ciertos volúmenes publicaron exclusivamente los trabajos producidos por los investigadores que integraban el equipo dirigido por Ana María.
Más específicamente los volúmenes que obedecieron a una convocatoria abierta fueron el 2 (1993), el 11 (2003) y el 14 (2006), los organizados por áreas geográficas el 3 (1994) y el 7 (1998), dedicados a pampa-patagonia y a la región araucopampeana respectivamente. Aquellos acotados por ejes temáticos fueron el 4
(1995), en torno al estado, inca y colonial, la percepción del otro y las respuestas indígenas desde Quito al NOA, el 5 (1996) en torno a las redes, parentesco y las elites coloniales e indígenas en Tucumán, Charcas y el piedemonte de los Andes orientales, y el 10 (2001), centrado en la problemática de la familia en el Tucumán colonial. Por su parte, el volumen 8 (2001) se organizó a partir de un simposio titulado “Poder y violencia en América colonial y republicana”, el 9 (2000) fue consecuencia de un Seminario interno dedicado a reflexionar sobre los vínculos entre Antropología e Historia; mientras que los volúmenes 12 (2004) y 13 (2005) se presentaron como dossiers sobre “Misiones Jesuíticas de América” y “Mestizaje, Etnogénesis y Frontera”. Por último, el volumen 1 (1991) presentaba los primeros trabajos del Equipo de Etnohistoria y el 6 (1997) la producción de los investigadores más jóvenes del mencionado equipo. En síntesis, esta diversidad en los contenidos y las propuestas editoriales refleja gran capacidad de innovación y creatividad, dos rasgos también característicos de Ana María.
Pero en esta ocasión tan especial en que la recordamos deseamos referirnos específicamente a los volúmenes 9 (2000) y al 20 (2012) de Memoria Americana. Cuadernos de Etnohistoria ya que estuvieron dedicados a reflexionar sobre los vínculos entre la Historia y la Antropología, tema que siempre preocupó a Ana María y que retomó en varias ocasiones desde diferentes ángulos.2
Los artículos publicados en el volumen 9 (2000), especialmente una coautoría entre A. M. Lorandi y G. Wilde titulada “Desafío a la Isocronía del péndulo. Acerca de la teoría y la práctica de la antropología histórica”, daban cuenta de los nuevos matices que presentaba el debate, nunca resuelto, en torno a la Historia y la Antropología; y desde el punto de vista metodológico planteaban una reflexión sobre cuestiones puntuales como el rol del autor en la narración y los criterios de objetividad y subjetividad al interior de la disciplina. También se presentaba un artículo de Jaques Revel (2000) en donde el prestigioso historiador francés aludía a un célebre debate en torno a considerar a la historia como ciencia y su acercamiento a las ciencias sociales, particularmente a la sociología. El resto de los trabajos publicados se originaron a partir de un Seminario interno del Equipo de Etnohistoria, organizado para reflexionar sobre los vínculos entre la Antropología y la Historia. Uno de sus objetivos del mencionado Seminario era discutir obras que habían marcado hitos en ambas disciplinas y que, por lo tanto, podían servir de denominador común desde el punto de vista conceptual y metodológico; el otro, era provocar una discusión teórico-metodológica en torno al aporte al conocimiento que las investigaciones de cada uno de los miembros del equipo estaban brindando. Los trabajos publicados reflejaban los temas y sobre todo los problemas metodológicos que cada investigador había enfrentado, o estaba enfrentando, en el transcurso de su investigación y la manera de resolverlo.
En 2012 cuando Memoria Americana. Cuadernos de Etnohistoria festejaba su vigésimo volumen, ya bajo otra Dirección, se publicó un debate-reflexión en torno a la Etnohistoria y la Antropología Histórica y en dicha ocasión Ana María presentó un ensayo titulado “¿Etnohistoria, antropología histórica o simplemente historia?”, algo provocador, que generó una fructífera discusión metodológica entre destacados investigadores, pertenecientes al ámbito local e internacional, que habían sido invitados a enviar sus reflexiones en base a dicho ensayo.3 Esta vez las disquisiciones sobre la identidad de la disciplina que preocupaban a Ana María ocurrieron en el marco de un debate entre pares, entendido como instrumento legítimo para el progreso científico.
En síntesis, la entrega de Ana María a la investigación, la docencia y la formación de recursos humanos fue total….pero también disfrutó de estas tres actividades plenamente. La partida de esta colega y amiga deja un gran vacío en el mundo académico, en general, y particularmente en la comunidad de estudiosos reunida alrededor de la etnohistoria/ antropología histórica no solo a nivel local sino también regional e internacional. Para elaborar el duelo quizá sea pertinente focalizarnos en su valioso legado y atesorarlo pues deja una prolífica obra con relevantes aportes al conocimiento que nos permitirá el diálogo constante con ella -o ponerla en diálogo con otros autores, sea para acordar o discernir-; y un ejemplo vida inspirador, por su curiosidad insaciable como investigadora, su capacidad docente y su entrega como maestra, su férrea dedicación al trabajo, su empuje, audacia y vitalidad inusitados.

Notas

1. Posteriormente, la dirección fue asumida por las Dras. Lidia R. Nacuzzi (2007-2009), Ingrid de Jong (2010-2011), y quien escribe estas líneas.

2. Cfr. Lorandi y del Río (1992); Lorandi y Nacuzzi (2007).

3. Los investigadores que participaron fueron Thomas Abercrombie, Cristóbal Aljovín Losada, Guillaume Boccara, María Regina Celestino de Almeida, Marco Curátola Petrocchi, Walter Delrio, Raúl Fradkin, Eduardo J. Míguez, Sergio Serulnikov y Pablo Wright.

Bibliografía

1. Lorandi, A. M y M. del Río (1992). La etnohistoria. Etnogénesis y transformaciones sociales andinas. Buenos Aires, Centro editor de América Latina.         [ Links ]

2. Lorandi, A. M, y L. Nacuzzi (2007). Trayectorias de la Etnohistoria en la Argentina (1936-2006). Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropología XXXII: 281-297.         [ Links ]

3. Revel, J. (2000). Historia y ciencias sociales: lectura de un debate francés alrededor de 1900. Memoria Americana. Cuadernos de Etnohistoria 9: 13-35.         [ Links ]

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