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Anclajes

versión On-line ISSN 1851-4669

Anclajes vol.18 no.1 Santa Rosa jun. 2014

 

RESEÑAS

Goldgel, Víctor. Cuando lo nuevo conquistó américa. Prensa, moda y literatura en el siglo XIX. Buenos Aires: Siglo XXI, 2013, 286 páginas.

"La primera mitad del siglo XIX en Hispanoamérica se ha caracterizado por la creciente presencia y legitimidad cultural de lo nuevo". Bajo esta premisa, Víctor Goldgel aborda las múltiples transformaciones culturales que devienen del valor de lo nuevo como criterio central y compara su impacto en regiones ya embarcadas en el proceso de emancipación, como Chile y el Río de la Plata con el contexto todavía colonial de Cuba.
Goldgel se centra para su análisis en tres aspectos: el surgimiento de un nuevo medio (el periódico), la consolidación de un dispositivo social que opera una renovación constante de objetos y prácticas (la moda) y la continuidad entre dos formaciones discursivas características del período (la Ilustración y el Romanticismo). Esta tríada no solo buscó legitimarse sobre la base de su novedad, sino que hizo de lo nuevo un objeto permanente de reflexión.
El recorte epocal se justifica en el hecho de advertir que, durante las primeras décadas del siglo XIX, las sociedades ya son conscientes de estar atravesando una serie de cambios económicos, políticos y sociales de proporciones inusitadas. En Hispanoamérica, esa "era de la revolución" llega a su auge cuando la mayoría de las regiones comienzan a aceptar la ruptura política con España. El caso de Cuba es singular porque debido al boom azucarero experimentó los efectos de la Ilustración y el liberalismo al ritmo de la península, lo cual transformó tempranamente a la isla en uno de los principales nodos de la modernidad atlántica. Si bien, desde finales del XVI y hasta mediados del XVIII el impulso innovador de la cultura española se había visto en gran medida interrumpido, a partir de las últimas décadas del siglo XVIII los letrados del Nuevo Mundo empiezan a recurrir a la categoría de lo nuevo para legitimar situaciones, objetos y prácticas. En aquellas regiones del continente en las que la cultura colonial había logrado menos desarrollo -como el Río de la Plata, Chile y Cuba- lo nuevo alcanzó muy pronto un lugar de privilegio en el discurso de las elites modernizadoras.
En el recorrido teórico propuesto por Goldgel, el discurso liberal e ilustrado articula el "mito de la revolución" según el cual la ruptura con la tradición es "posible, necesaria y autosuficiente". En este sentido, el pasado colonial queda asociado con lo viejo, el oscurantismo y la Edad Media, mientras que la emancipación se define, en cambio, como el inicio de lo nuevo. El gesto rupturista que lo acompaña exige que se lo analice con rigor metodológico y, en ese punto, Goldgel advierte sobre la necesidad de diferenciar retóricas para no caer en el reduccionismo histórico. En consecuencia, el abordaje crítico de Goldgel entrecruza dos perspectivas: por un lado, una visión entusiasta, que lleva a asumir el atractivo que genera la novedad en los sujetos y, por otro, un punto de vista más escéptico, que entiende lo nuevo como una suerte de ilusión, simple efecto de la variación del uso y la función de elementos ya disponibles.
El autor asume que los investigadores de la modernidad deben entablar esta doble relación con lo nuevo, por eso, los temas desandados en cada una de las partes del libro ponen en evidencia no solo el análisis meticuloso de archivos sino también la escenificación de las tensiones que atraviesan y definen el escenario decimonónico de la novedad.
En correspondencia con los ejes que analiza Goldgel, el libro se divide en tres partes. En la primera, el objeto principal de análisis es la prensa periódica; en la segunda, la moda; y en la tercera, el contínuum entre el discurso ilustrado de finales del siglo XVIII y los textos del período romántico que se abre hacia 1830.
La primera sección considera la concepción específicamente moderna del periódico. No solo porque surge en un contexto de conciencia histórica -la modernidad- que privilegiaba las expectativas por sobre la experiencia, sino porque fue asociado a una retórica que promovía la ruptura con el pasado por sobre la continuidad con la tradición cultural. Es por ello que su impacto se analiza en el marco de transformaciones más amplias que conciernen a las prácticas de la lectura y escritura, a los modos de autoridad discursiva y a la forma en que una comunidad concibe la memoria y la capacidad de pensar.
En la segunda parte, Goldgel repara en la moda, en tanto dispositivo transformador de patrones de consumo, y explica cómo su influencia se extiende a otras áreas, por ejemplo, la literatura. En este sentido, señala la lógica de la "renovación acelerada", esto es, sostener que el paso del tiempo les quita valor a los escritores y a los movimientos literarios. En la medida en que la moda logró legitimar una dinámica de la renovación, el autor fundamenta cómo, en este período, la moda se convierte tanto en un paradigma para las reflexiones sobre los tiempos modernos como en una novedosa fuente de valor en las esfera de las letras.
La tercera parte explora las conexiones entre el discurso de la Ilustración y el romanticismo a los efectos de encontrar los antecedentes del súbito interés por la originalidad, la lengua americana y la realidad local que caracterizó las décadas de 1830 y 1840.
Goldgel despliega en cada uno de los capítulos un minucioso análisis de periódicos y de publicaciones autodenominadas literarias que pertenecen a autores reconocibles. Esta manera transregional de abordar el corpus pone de manifiesto una metodología de trabajo que resalta un enfoque de la cultura hispanoamericana de las primeras décadas del siglo XIX que le imprime al desarrollo del libro un plus, pues el autor esquiva la configuración más tradicional que liga a los escritores a una esfera nacional. En consecuencia, la presentación de los temas se organiza a través de la comparación, en un ida y vuelta constante, en el reconocimiento de contradicciones y tensiones discursivas que atraviesan las retóricas bajo las cuales se configuran los sujetos modernos de distintas regiones. En este sentido, Cuando lo nuevo conquistó américa contribuye a la reflexión sobre los puntos de encuentro entre el Cono Sur y el Caribe cubano. Sin dejar de señalar las diferencias entre estas áreas, la mirada de Goldgel convoca al lector a pensar que los procesos de transformación producidos en torno a lo nuevo deben comprenderse como variaciones de un proceso más amplio.

María Pía Bruno
Universidad Nacional de La Pampa