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versión On-line ISSN 1851-9601

Postdata  no.13 Ciudad Autónoma de Buenos Aires jun. 2008

 

RESEÑAS

La revolución de los santos. Estudio sobre los orígenes de la política radical. Michael Walzer, Katz, Buenos Aires, 2008, 354 páginas.

Pamela V. Morales

 

La construcción y elaboración del pensamiento político moderno fue siempre objeto de diversas investigaciones en el mundo académico. La revolución de los santos…de Michael Walzer -actual profesor de la Universidad de Princeton- es un acercamiento al estudio de lo político desde una original perspectiva que ilumina el vínculo entre el surgimiento del calvinismo como movimiento religioso y la construcción del radicalismo político en la historia moderna.
Al igual que en sus otras obras, el historiador y filósofo norteamericano decide hurgar en la historia para explicar lo político teniendo en cuenta sus elementos más activos, la propia acción política. En La Revolución de los santos, publicado originalmente en 1965 como tesis doctoral, Walzer da cuenta de las particularidades históricas, sociales, económicas y culturales que permiten la aparición de una nueva ideología, como lo es el puritanismo, junto a la figura central del santo y su influencia en el pensamiento revolucionario moderno. Así, el objetivo principal del trabajo es destacar el papel que cumplió la actividad revolucionaria de santos y ciudadanos en la formación del Estado moderno. Para ello realiza un análisis cronológico e histórico de la organización del calvinismo a partir de la figura de Calvino, del trabajo de los exiliados marianos y de los hugonotes y
de las condiciones que hicieron posible su aparición.
Como señala el autor, "en Suiza, los Países Bajos holandeses, Escocia y, muy especialmente, en Inglaterra y luego en Francia, el antiguo orden, al final, fue derrocado, no por los reyes absolutistas o en nombre de la razón de estado, sino por grupos de políticos radicales, movidos por ideologías nuevas y revolucionarias" (320). Así, frente a la experiencia caótica propia de las transformaciones producidas entre 1530 y 1660 (guerra civil, fin de la Inglaterra medieval, abolición de la propiedad feudal y el inminente surgimiento del capitalismo, entre otros acontecimientos) apareció la figura pública del santo como el encargado de establecer un nuevo orden. En su cuerpo se encarnó la tarea programática, estratégica y progresiva de la militancia política. Su activismo planteó, por primera vez, la praxis política como la destrucción de un antiguo orden que no hay por qué añorar.
Entonces, ¿es posible establecer una relación entre el liberalismo como ideología política y económica, que crecía en paralelo con el avance del puritanismo y el calvinismo? ¿Qué tienen en común el pensamiento calvinista con los jacobinos franceses, el posterior leninismo y el establecimiento del capitalismo como sistema dominante? En primer lugar, Walzer sostiene que el calvinismo no fue una ideología liberal porque el liberalismo, en agudo contraste con el puritanismo, mantenía "una extraordinaria confianza en que el ser humano era un ser razonable" (319) y que el establecimiento de un orden era fácilmente alcanzable. Estas premisas liberales tornaron imposibles las prácticas
de represión, autocontrol y lucha constante contra el mundo tradicional que, en cambio, llevaron a cabo los puritanos y militantes.
Según Walzer, "la decisión humana de ser puritano, de reprimirse y reprimir a otros, de poner en acto una concepción de la santidad abstracta y, a la vez apremiante" (16), implicó que el santo calvinista se transformara en el "primero de los agentes autodisciplinados de la reconstrucción social y política que han aparecido tan frecuentemente en la historia moderna" (16). En este sentido, es menester destacar que los puritanos sentían que estaban viviendo rodeados de caos, delito y maldad humana, por lo que fue necesario adiestrar a la conciencia y mantener una guerra incesante contra el pecado. Siguiendo esta argumentación, Walzer plantea que el calvinismo se basó en un voluntarismo estructurado a partir de un contrato, alejado de la lealtad, el afecto y el intercambio de ideas libres. Así, los santos trataron de "uncir a toda la humanidad al yugo de una nueva disciplina política, impersonal e ideológica" (319) dominada por la represión y el autocontrol.
El análisis de Walzer muestra cómo la actividad política tomó un nuevo sentido: por primera vez, el mundo había dejado de ser inalterable; la radicalidad de la política se legitimó en la lucha contra el viejo orden. De esta manera, Walzer llega a la conclusión de que "todas las formas de la política radical hacen su aparición en un momento de cambio decisivo, momentos en los que el estatus habitual está en duda (…) Antes de que puritanos, jacobinos o bolcheviques puedan intentar la creación de un nuevo orden, deben crear hombres
nuevos. La represión y la disciplina colectiva son los métodos típicos de esta creatividad: se interpreta al mundo en desorden como un mundo en guerra; hay que descubrir y atacar a los enemigos. El santo es un soldado cuyas batallas se libran en su interior antes que en la sociedad" (332). Así, la revolución es consecuencia del pensamiento y la praxis puritana, "como lo es de la virtud jacobina y del acerado del carácter bolchevique" (332). De esta manera, el autor une transversalmente la praxis política radical que llevó adelante el puritanismo con el leninismo. Este último, heredó el odio al desorden que define la radicalidad de toda política.
En cuanto a su estructura, el libro está organizado en ocho capítulos en los cuales se desarrollan de manera precisa y erudita el análisis histórico del surgimiento del calvinismo, el estudio de dos casos de política calvinista (los hugonotes y los exiliados marianos), las influencias de los intelectuales radicales y, finalmente, la relación con el mundo burgués, la política y la guerra. En estos últimos capítulos, el autor sostiene que la "totalidad del mundo moderno ha sido leída en clave calvinista: la política liberal y la asociación voluntaria, el capital y la disciplina social; la burocracia y sus procedimientos; todas las formas habituales de represión y pesimismo" (317). Walzer concluye su tesis haciendo un recorrido resumido de las ideas principales del texto centrándose en los elementos modernos del calvinismo.

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