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Prismas

versión On-line ISSN 1852-0499

Prismas vol.10 no.1 Bernal jun. 2006

 

FICHAS

La sección Fichas se propone relevar del modo más exhaustivo posible la producción bibliográfica en el campo de la historia intelectual. Guía de novedades editoriales del último año, se intentará abrir crecientemente a la producción editorial de los diversos países latinoamericanos, por lo general de tan difícil acceso. Así, esta sección se suma como complemento y, al mismo tiempo, base de alimentación de la sección Reseñas, ya que de las Fichas saldrá parte de los libros a ser reseñados en los próximos números.

Las fichas son realizadas por Martín Bergel y Ricardo Martínez Mazzola. En este número han contado con la colaboración de Alejandro Blanco y Adrián Gorelik.


 

John Locke, Ensayo sobre el gobierno civil, Buenos Aires, Editorial de la Universidad Nacional de Quilmes / Prometeo 3010, 2005, 295 páginas

A primera vista puede parecer insólito consignar entre las novedades la reedición de un clásico publicado por primera vez en 1690. Sin embargo, creemos que la reciente edición al cuidado de Claudio Amor y Pablo Stafforini -que abre la Serie Clásica de la Colección Política de la Universidad Nacional de Quilmes- merece señalarse. No sólo por la cuidada traducción que -tomando como base el texto normalizado por Peter Laslett- hace visibles las elisiones del texto inglés; sino principalmente por el inmenso trabajo de intertextualidad que los editores introducen en las notas al pie. Esos pies de página ponen el texto en relación con el contexto político de la época, en particular con las posiciones de los whigs durante la crisis de los Estuardo; precisan las fuentes -bíblicas, clásicas, relatos de viajeros- de las que Locke toma sus ejemplos, y reconstruyen los vínculos que el texto mantiene con textos anteriores de Locke, con autores anteriores en los que se apoyaría -como Pufendorf o los "sorbonistas"-, discutiría -como los "tomistas"- o se apoyaría y discutiría -como Thomas Hobbes-.
Pero en las notas los editores no sólo establecen un diálogo entre Locke y sus antecesores o contemporáneos sino que también señalan los puntos que fundan interpretaciones "neolockeanas" posteriores, ya sean "libertarias" como la de Nozick, o "republicanas" como la de Pettit. Respetuosos de su rol, los editores parecen evitar tomar partido por una interpretación en particular; sin embargo, podemos aventurar que, cerca del final, algunas intervenciones arman una posible lectura que da cuenta de la posición de Locke ante el gran temor del liberalismo posterior a la Revolución Francesa: la tiranía de la mayoría. Subrayan que para enfrentarla no existirían mecanismos en la máquina institucional lockeana, que a diferencia de la propuesta por los "federalistas" no incluye poderes contramayoritarios que defiendan a las minorías, y tampoco parece sostenible que pueda apelarse legítimamente a un derecho de rebelión oponible a la soberanía de la mayoría. Estas ausencias no serían vacíos sino consecuencias del hecho, turbador para el liberalismo posrevolucionario, de que el contrato pone en movimiento un proceso de conversión de sujetos individuales en un sujeto colectivo, proceso que no parece tener marcha atrás.


 

Claudia Hilb, Leo Strauss: el arte de leer. Una lectura de la interpretación straussiana de Maquiavelo, Hobbes, Locke y Spinoza, Buenos Aires, FCE, 2006, 356 páginas

El título ya lo declara: el libro trata de la lectura y de la "perplejidad" que ésta suscita cuando se trata de seguir, e interpretar, a un autor que hizo de la duplicidad de la "escritura" -exotérica y esotérica- uno de los elementos centrales de su reflexión. Para reconstruir esta lectura Claudia Hilb se propone leer a Strauss del mismo modo en que éste leyó a los filósofos políticos que abordó: suponiendo coherencia en su obra e interpretando que las contradicciones, lagunas y oscilaciones no serían errores sino claves que, invisibles a los ojos de la mayoría de lectores exotéricos, serían reconocidas por los verdaderos buscadores del conocimiento. Este modelo de lectura que Hilb adopta para seguir a Strauss en su abordaje de los "autores de la primera ola de la modernidad" -Maquiavelo, Hobbes, Locke y Spinoza- da al libro un aire de novela detectivesca, cargada de pistas y atribuciones que se desmienten unas a otras llegando a ¿aparentes? callejones sin salida. Esta mirada descentrada permite, como subraya la autora, iluminar la obra de estos autores clásicos dando lugar a interpretaciones fuertemente novedosas y provocativas -como aquella que invierte el argumento de Hobbes acusándolo de que es su modelo y no la filosofía clásica el que más fácilmente puede desatar el Behemoth de la anarquía, o la que hace de Locke el más fiel discípulo de la ética maquiaveliana-. Sin embargo, volviendo a la imagen detectivesca, la principal sorpresa se reserva para el final. Pido perdón por revelarlo. La autora explica que para Strauss no sólo la mejor forma de gobierno, la del filósofo-rey, es imposible, sino que la mejor forma posible, la de los gentilhombres, no se apoya en la moralidad sino en el deseo de riqueza, cuya justificación descansaría tan sólo en su contribución a hacer posible la mejor vida: la del filósofo. Pero las revelaciones no acaban aquí, ya que la autora muestra que Strauss cuestiona la posibilidad de demostrar teóricamente la existencia de un orden absoluto que funde la posibilidad de la filosofía, de modo que la opción por esta posibilidad es un acto de voluntad, una "apuesta" por una vida regida por el "eros filosófico". Una pregunta queda apenas esbozada: esta "decisión" por la filosofía ¿no remite al pluralismo de los valores que Strauss tanto buscó superar?


 

Carlos Altamirano, Para un programa de historia intelectual y otros ensayos, Buenos Aires, Siglo XXI, 2005, 133 páginas

Carlos Altamirano agrupa en este breve libro cinco artículos que brindan testimonio de su sostenido esfuerzo por desarrollar el campo de la historia intelectual en la Argentina. Se trata de un empeño que viene realizando tanto en el nivel de la reflexión teórico-metodológica, como en la investigación propiamente histórica. En los ensayos reunidos en este volumen (en su mayoría publicados con anterioridad), esa doble impronta tiene ocasión de manifestarse, primero, en el texto inicial que presta su título a la compilación, en el que se despliega un haz de nociones destinado a bosquejar algunos lineamientos programáticos para la práctica de la subdisciplina; y luego, en los cuatro artículos restantes, que se presentan como ejercicios de diversa factura en los que el autor lleva a canteras históricas varios de los procedimientos del programa antes esbozado. Así, por caso, si la historia intelectual mentada por Altamirano encomienda desarrollar una dimensión de análisis que sepa contener -según afirma en el artículo de apertura- "el tipo de disposición que se cultiva en la crítica literaria", en el texto "Introducción al Facundo" se sirve de estrategias de ese estilo para acometer el plus de sensibilidad literaria que no sólo sirve de soporte de las ideas del clásico sarmientino sino que produce efectos de sentido específicos. O, de igual modo, la "perspectiva pragmática" que invoca, que exige colocar los textos y las ideas analizados en una determinada trama histórica de significaciones puede ser reencontrada en el modo en que, en otro de los artículos, Altamirano filia la idea medular de la "Argentina aluvial" de José Luis Romero en el magma que da origen al "ensayo de interpretación nacional" en los años 1930. El libro se completa con dos textos de similar estructura, en los que dos temas -el del hiato entre intelectuales y pueblo en un caso, el "tema latinoamericano" en otro- son perseguidos en las diversas modulaciones que a lo largo de varias décadas los sostuvieron como objeto continuado de reflexión para las élites intelectuales argentinas


 

Elías José Palti, Verdades y saberes del marxismo. Reacciones de una tradición política ante su "crisis", Buenos Aires, FCE, 2005, 232 páginas

En este ambicioso trabajo Elías Palti busca adentrarse en la "crisis del marxismo", que es sólo un ejemplo, aunque decisivo, de la crisis de la política. No es ésta una crisis parcial, ni siquiera una crisis terminal, que aunque sin solución aparente mantiene su vigencia en el tiempo, sino una crisis final, una situación abismal que nos pone ante la necesidad, trágica, de aferrarse a certidumbres que se reconocen ya no como infundadas sino como imposibles. Para abordar esa crisis Palti comienza analizando las posiciones sostenidas por Perry Anderson, quien estaría dispuesto a abandonar la Verdad del marxismo para conservar su Saber, explicando teóricamente su imposibilidad como práctica política. El punto de llegada presentará una perspectiva opuesta en la obra de Alan Badiou, quien considera que para salvar su Verdad debe ser destruido como saber: el marxismo se salvaría como práctica política admitiendo que no puede dar cuenta de la realidad ni de su situación.
Pero ¿cuál es la Verdad del marxismo? Palti responde partiendo de la obra de Nahuel Moreno -para quien sólo habría una política marxista a partir de la postulación de que el triunfo del capitalismo es, a la vez, imposible y algo contra lo que se debe luchar-; para pasar a la polémica entre Ernesto Laclau -que postula el carácter relacional de toda identidad que, en una totalidad sin centro, no conduce a una deriva relacional porque dichas fallas son cerradas, míticamente, por la decisión que surge de los actos de subjetivación- y Slavoj Zizek -quien niega que la incompletitud de los sistemas sociales suponga una dispersión de antagonismos y que existe un punto nodal de contención, definido por el contenido específico que debió ser reprimido para que emerja esa forma de universalidad-. Las dos posiciones, explica Palti, se sitúan en una "impasse conceptual" -derivado de la decisión política que sutura un indecidible, que la discursividad sea condición del vacío o viceversa- que es desplegado por Badiou, quien afirma que la existencia de una fisura estructural es una condición de posibilidad del acontecimiento pero que la producción de éste implica algo más, una "intervención" que introduzca en la situación algo innominable en ella. Este acto de nominación no se apoyaría en ningún saber sino en una apuesta aun más trágica que la de Pascal, ya que no se fundaría en la ignorancia sino en una certeza: sabemos que no existe el Absoluto y sin embargo apostamos por él.


 

Beatriz Sarlo, Tiempo pasado. Cultura de la memoria y giro subjetivo. Una discusión, Buenos Aires, Siglo XXI, 2005, 168 páginas

En este incisivo ensayo, Beatriz Sarlo saca a relucir las armas de la crítica filosófica y cultural para acometer algunas de las formas en que circulan el saber histórico y las imágenes del pasado en la Argentina de nuestros días. Frente al tópico que quiere ver en la contemporaneidad una pura cultura de lo instantáneo, Sarlo prefiere interrogar, en diálogo y recuperación del Nietzsche crítico del historicismo, los modos mediante los cuales el pasado no cesa de acosar al presente. Se interna así en la "industria de la memoria", el pasado hecho mercancía gracias al concurso de una historia extraacadémica cuyo éxito en términos de mercado -capaz de suscitar la envidia de una historiografía profesional presta a sacrificar ardor y creatividad en función de satisfacer con demasiado escrúpulo las legalidades internas a su campo- obedece tanto a la linealidad simplificadora de las hipótesis que organizan su relato, como al modo en que se afana en dar respuestas que tiendan a coincidir con las expectativas y el sentido común del gran público. De esta madeja están construidas muchas de las miradas sobre el pasado reciente argentino. Pero el tema central del libro no estriba tanto en las condiciones de producción y circulación de la historia, como en sus propias bases epistémicas. Según la autora, tanto en sede académica como fuera de ella, sea bajo el formato de la historia oral, las historias que exploran los detalles de la vida privada o las memorias militantes, asistimos a una fiebre del testimonio, presentado como índice suficiente del cual extraer la verdad de los acontecimientos pretéritos. La proliferación de esta modalidad, que revela una suerte de hegemonía epistémica del yo, merece, a juicio de Sarlo, el nombre de "giro subjetivo". Y son los ejes ciegos de esas miradas que confían en la inmediatez y en la transparencia de la experiencia hecha relato verídico y pretendido conocimiento del pasado, los que la autora busca iluminar para poder someterlos a crítica. Ese gesto, que no elude el rodeo teórico a través de figuras como Benjamin o Derrida, tiene aun en su sofisticación un evidente ángulo político: y es que en el libro late la sospecha, de manera no siempre explícita, tanto sobre las versiones que recuperan acríticamente la memoria heroica de los años 1970, como, en su reverso, sobre aquellas que al descansar puramente en el valor de lo testimonial acaban por ofrecer un cuadro histórico incompleto, a menudo despolitizado y liviano en densidad ideológica.


 

Marta E. Casáus Arzú y Manuel Pérez Ledesma (eds.), Redes intelectuales y formación de naciones en España y América Latina 1890-1940, Madrid, UAM Ediciones, 2005, 450 páginas

Los trabajos reunidos en este libro son el resultado de un Seminario que, con el mismo título, se celebró en la Universidad Autónoma de Madrid en octubre de 2002. Como su título lo indica, el centro de las intervenciones giró en torno de dos cuestiones principales. Por un lado, un examen de los procesos históricos desde la perspectiva abierta por el estudio de las redes sociales, intelectuales y políticas frente a un tratamiento más estático de parte de la historia social tradicional. Por el otro, el estudio de las naciones como construcciones culturales y políticas o como "comunidades imaginadas", frente a una visión tradicional inclinada a ver en aquéllas realidades intemporales. El libro consta de cuatro secciones. En la primera de ellas se examinan las transformaciones experimentadas por el espacio cultural hispánico tanto en el plano del pensamiento filosófico como político, y, en especial, el surgimiento de un nuevo lenguaje político y su papel en la conformación de la esfera pública. En la segunda, se estudian las redes sociales, intelectuales y políticas y su relación con la configuración de espacios públicos y circuitos de sociabilidad. La tercera sección explora el papel de los imaginarios nacionales en la formación de las naciones, así como el surgimiento del corporativismo y el nacionalismo españoles en el contexto de la crisis del Estado liberal y su impacto en Latinoamérica. Finalmente, la cuarta sección presenta tres estudios de caso que abordan las trayectorias de viajeros intelectuales, quizá no tan conocidos como Alfonso Reyes y Ortega y Gasset, pero no por eso menos influyentes, tales como Concepción Gimeno de Flaquer, Belén Sárraga y César Falcón.


 

Erika Pani y Alicia Salmerón (coordinadoras), Conceptualizar lo que se ve. François-xavier Guerra Historiador. Homenaje, México, Instituto Mora, 2004, 554 páginas

Este libro reúne los trabajos en homenaje a un historiador que, como François-Xavier Guerra, ocupa ya un lugar central en la renovación de la historia política que ha tenido lugar en las últimas dos décadas. En efecto, su original enfoque sobre el proceso que caracterizó la transición del Antiguo Régimen a la modernidad, tanto como sus investigaciones relativas a las transformaciones políticas y culturales experimentadas en Iberoamérica hacia fines del siglo XVIII y durante la primera mitad del siglo XIX, han marcado la historiografía del período y han sido fuente de inspiración para numerosos estudios específicos sobre diferentes regiones. De los trabajos aquí reunidos, algunos de ellos se ocupan en particular del legado del historiador, mostrando la fertilidad del enfoque de Guerra para el estudio de la historia de Iberoamérica, mientras que otros, adoptando el camino abierto por él, exploran nuevos territorios temáticos y conceptuales. El libro está dividido en tres secciones. En la primera de ellas, se examinan las obras fundamentales del historiador y sus principales innovaciones conceptuales. En la segunda, se exploran diversas dimensiones de la cultura iberoamericana (las prácticas epistolares, el mundo de las editoriales, las festividades y los calendarios, entre otros) y su papel en la conformación de la identidad y la memoria. La tercera sección presenta tres estudios que se ocupan de los problemas relativos al Antiguo Régimen y la modernidad, mientras que la cuarta examina algunos de los conceptos y métodos constitutivos de la perspectiva historiográfica de Guerra. Cierra el libro una semblanza del historiador y de su trayectoria realizada a partir de testimonios del propio Guerra, como de aquellos que lo conocieron.


 

Elías José Palti, La invención de una legitimidad. Razón y retórica en el pensamiento mexicano del siglo XIX (Un estudio sobre las formas del discurso político), Buenos Aires, FCE, 2006, 544 páginas

En este trabajo Elías Palti se propone la inmensa tarea de reconstruir las transformaciones de los lenguajes políticos de casi un siglo, el XIX, de historia mexicana. Pero la enormidad del esfuerzo es amplificada por el hecho de que el autor, luego de subrayar las limitaciones del enfoque atemporal y apriorístico de la historia de las ideas, se propone abordarlo con un arsenal conceptual, el de la "historia de los lenguajes políticos" desarrollado por Pocock y la "escuela de Cambridge", que también se propone perfeccionar.
La ligazón entre los dos registros se deja ver en cada una de las partes en que se divide la obra. En la primera, la minuciosa reconstrucción de cómo en el México independiente fueron tematizadas las aporías de la política secularizada -de la percepción de que no había fundamentos para establecer la legitimidad de un gobierno dado, a la conciencia de que todo orden legal se sustentaba en un hecho exterior a la Ley, y el final reconocimiento de que esa exterioridad no estaba limitada a un momento original "prepolítico" sino que permanecía y contaminaba toda la vida política, que así perdía su diferencia con la guerra- da paso a una explicación de esas transformaciones no por la acumulación de intervenciones individuales de "filósofos poetas", como lo haría Pocock, sino por un previo socavamiento de las premisas de una forma de discursividad, lo que permitiría tematizar sus puntos ciegos. La mutación de paradigmas se explicaría por las sucesivas redescripciones a las que los actores se vieron forzados por las nuevas, y liminares, condiciones de enunciación a las que los enfrentó la política mexicana.
La misma dimensión polémica se encuentra en la segunda parte del trabajo. Allí Palti argumenta que la consolidación del positivismo en México, lejos de significar el regreso a modos preseculares de pensar lo social, habría implicado el arribo a un nuevo "umbral de historicidad" caracterizado por la tematización de lo que el paradigma contractual no percibía: el carácter social y producido de los sujetos políticos. Esa postulación de umbrales de historicidad irrebasables implicaría una forma de irreversibilidad temporal que -al revelar las aporías presentes en sus supuestos no tematizados- hace imposible la recuperación actual de discursos como el republicano, que sostiene, al precio del anacronismo, Pocock.


 

Jussi Pakkasvirta ¿Un continente, una nación? Intelectuales latinoamericanos, comunidad política y las revistas culturales en Costa Rica y el Perú (1919-1930), San José, Editorial de la Universidad de Costa Rica, 2005, 236 páginas

Este estudio del finés Jussi Pakkasvirta procura dar cuenta de las tensiones derivadas de la coexistencia conflictiva de dos dimensiones identitarias superpuestas en el discurso de los intelectuales latinoamericanistas de los años 1920: la nacional y la continental. Para ello, explora dos casos de revistas que cumplieron un papel de primer orden en el diseño de la trama cultural de ese período: Repertorio Americano, en Costa Rica, y Amauta, en el Perú. En el caso de la primera, dirigida por Joaquín García Monge, el autor constata cómo, a pesar de sus apelaciones antiimperialistas y latinoamericanistas y de haber cumplido un papel excepcional en el tejido de lazos en el nivel continental, la revista se ocupó asimismo de proyectar un discurso sobre las singularidades nacionales costarricenses (esencialmente, en torno del mito de una nación laboriosa, pacífica y civilizada que contrastaría con el resto de las repúblicas centroamericanas), en una vena que no se diferenciaba de la imaginería nacionalista alimentada por entonces desde el Estado. En el caso de Amauta, aun a pesar de haber dado cobijo a varios autores que mentaban la unidad continental, a juicio del autor tampoco el latinoamericanismo alcanzó a cristalizar los términos de un proyecto acabado. Tanto en Costa Rica como en el Perú, en definitiva, las utopías continentalistas de la década de 1920 tendieron a disiparse toda vez que no alcanzaron a atravesar el umbral de la apelación retórica. Frente a esas utopías, despuntados los años 1930 el nacionalismo tendió a consolidarse como discurso hegemónico y como opción realista entre los intelectuales.


 

Adrián Gorelik, Das vanguardas a Brasilia. Cultura urbana e Arquitetura na América Latina, Belo Horizonte, Editora UFMG, 2005, 190 páginas

Reuniendo historia de la arquitectura e historia de la ciudad a partir del prisma de la historia cultural, el libro de Gorelik ofrece una nueva visión de la historia de las vanguardias estéticas y culturales en América Latina. El libro se organiza a partir de una introducción general en la que desarrolla sus principales hipótesis sobre el peculiar carácter de las vanguardias en América Latina: no se trataría de manifestaciones locales de la "influencia" europea (más o menos ajustadas conceptualmente, más o menos desplazadas temporalmente), sino de la realización de una de las pulsiones fundamentales de la "dialéctica constructiva" de la vanguardia. Así, discute la caracterización clásica (Bürger) de las vanguardias históricas (definidas por su negatividad, su carácter destructivo, su combate a la institución y a la tradición, y su internacionalismo), y, a la vez, encuentra en América Latina un especial territorio de desarrollo de sus componentes constructivos, la búsqueda de capturar la identidad nacional, y para lograrlo, el apoyo en el Estado, promotor fundamental de los impulsos vanguardistas y, más aun, de las propias condiciones que hicieron posible la emergencia de la vanguardia en los países latinoamericanos. Gorelik analiza las razones y las consecuencias de esa inversión conceptual en términos de la producción cultural de las vanguardias latinoamericanas, y, a partir de allí, en los tres capítulos del libro analiza su desarrollo en tres episodios configurados como un periplo entre ciudades y como un recorrido por tres momentos clave del siglo XX: Buenos Aires en las décadas de 1920 y 1930; México en las décadas de 1930 y 1940; Brasilia en las décadas de 1950 y 1960. En Buenos Aires analiza el ciclo que va de las aproximaciones borgianas al arrabal, a la construcción de un modernismo oficial en la década de 1930. En México, la reconfiguración del campo de las vanguardias durante el cardenismo a través de la especial lente que ofrece la presencia de uno de los vanguardistas europeos más importantes del período, Hannes Meyer, segundo director de la Bauhaus. En el tercero, finalmente, todo el episodio del proyecto y construcción de Brasilia como punto de llegada de un ciclo de la modernidad brasileña. El hilo conductor, lo que le permite a Gorelik hablar de vanguardias en América Latina como una experiencia articulada, es, sin duda, la alianza decisiva que éstas establecen con el Estado; una alianza que encontrará formas completamente diferentes en la Argentina, México y el Brasil, pero que estructura la propia condición de las vanguardias latinoamericanas.


 

Fernando Aliata La ciudad regular. Arquitectura, programas e instituciones en el Buenos Aires posrevolucionario, 1821-1835, Buenos Aires, Editorial de la Universidad Nacional de Quilmes, 2006, 303 páginas

Este libro es el producto de la tesis doctoral de Fernando Aliata sobre la ciudad rivadaviana, defendida en el año 2000, pero cuyos avances y principales hipótesis fueron una de las fuentes, a lo largo de toda la década de 1990, de la renovación de la historia política y social de la primera mitad del siglo XIX argentino. A esa renovación Aliata le ofrece una formulación completamente novedosa de los escenarios materiales e institucionales en que se desenvolvía la política y la sociedad de Buenos Aires. Frente a las visiones tradicionales de la Buenos Aires anterior a 1870 como la "Gran Aldea" -una visión formulada por los memorialistas que buscaban recuperar la ciudad de la infancia, arrasada por la modernización posterior a 1880 que ellos mismos habían propiciado, pero que curiosamente pervivió hasta las hipótesis históricas más recientes-, Aliata muestra una Buenos Aires enormemente compleja, en tres planos entrelazados: el rol de la ciudad en los discursos políticos de la élite revolucionaria, la propia estructura urbana que se transformaba en impulsos de crecimiento y modernización, y las representaciones de la gestión técnica y profesional que se organiza durante el gobierno rivadaviano, pero continúa interviniendo en la ciudad durante buena parte del siglo XIX. La idea de "ciudad regular" surge, justamente, de la combinación entre el ideario político (la construcción de una sociedad ilustrada, con espacios de sociabilidad y política que den cuenta de su íntima racionalidad) y el ideario técnico (proveniente fundamentalmente de la reorganización napoleónica de los saberes urbanos). Y, al mismo tiempo, la idea de "ciudad regular" debe lidiar aquí con la regularidad histórica de la matriz colonial de la ciudad y el territorio, tan diferente de la estructura medieval europea contra la que estas nuevas ideas habían buscado recortarse. Una de las características principales del libro de Aliata, y seguramente su aporte decisivo, es la articulación precisa y original entre discursos -que a su vez tienen lógicas completamente diferentes entre sí, como es el caso de los políticos y los técnicos-, dinámicas institucionales -el espacio público, las dimensiones espaciales de la representación política- y realidades materiales -urbanas y arquitectónicas-. La lectura que ofrece de realidades tan diversas como los proyectos para la capitalización de Buenos Aires, el edificio de la Legislatura o la fachada de la Catedral, muestra una capacidad interpretativa poco común en la historia de la arquitectura y en la historia urbana, mostrando que desde ellas es posible reorganizar todo el saber histórico de un período.


 

Roberto Madero, La historiografía entre la república y la nación. El caso de Vicente Fidel López, Buenos Aires, Catálogos, 2005, 232 páginas

Roberto Madero propone en este libro un novedoso conjunto de perspectivas que busca complejizar las imágenes cristalizadas en torno de los modos de historiar de quien fuera una de las figuras fundacionales de la historiografía argentina: Vicente Fidel López. Madero procura desestabilizar el lugar de "mal historiador" que la historia de la historiografía argentina canónicamente le ha reservado a López en su contienda con Mitre, en particular debido a su desdén por los documentos. Frente a ese juicio, el autor de este libro busca restituir historicidad al tema, reinscribiendo las prácticas de escritura histórica de López en las más abarcadoras que dan cuerpo a la figura del letrado. Así, el privilegio de la tradición oral y los relatos y memorias de miembros de la élite, como instrumentos legítimos para la reconstrucción del pasado, deben leerse como un resultado de la mayor autoridad que a los ojos de López surge del testimonio directo de las figuras patricias a las que tiene natural acceso; o, de un modo similar, la manera de juzgar hechos pretéritos con arreglo a los modos de la casuística -selección y juzgamiento de diversos testimonios en función de extraer una verdad sin la cual no se constituye un hecho- no es sino una extensión de los hábitos del letrado, entre los que el procesamiento de la realidad en términos jurídicos y el peso otorgado a la ley resultan configurantes del modo de aproximación a la historia de López. Esta relativización del paradigma -frecuentado por Mitre- de una verdad objetiva pasible de ser extraída de los documentos, se continúa en López en un apaciguamiento de la mirada romántica y organicista que asediaba sus escritos anteriores a 1880, y que ciertamente preside la mirada de su contrincante. Un corolario de ello, que Madero escruta en sus matices, es la diferencia entre la historia mitrista -historia que es inevitablemente la historia del despliegue necesario de una nación- y la de López, en la que el marco de análisis ya no lo ofrece la nación sino una república elitista y porteñocéntrica que los diversos registros de escritura deben ayudar a consolidar políticamente.


 

Darío Roldán (comp.) Crear la democracia. La Revista Argentina de Ciencias Políticas y el debate en torno de la República Verdadera, Buenos Aires, FCE, 2006, 329 páginas

La Revista Argentina de Ciencias Políticas fue una importante empresa intelectual que entre 1910 y 1928 analizó las profundas transformaciones políticas que sufría la Argentina, a la vez que intentó presentar un nuevo abordaje que alejaba el análisis de los fenómenos políticos de la perspectiva de los actores inmediatos. La empresa era plural -como muestran los artículos en torno del abordaje de la cuestión municipal, la educación universitaria o los debates económicos-, pero en su centro se encontraban las preocupaciones por una Reforma Política, a la que se negaban a identificar con una "mera reforma electoral".
Es en este trabajo de diferenciación donde la compilación se asocia con buena parte de la mejor historia política e intelectual: los miembros de la Revista no son inmersos en un "espíritu reformista" indiferenciado ni sus propuestas son vistas como meras variantes de la Reforma efectivamente implantada. El artículo de Roldán se esfuerza por señalar que sus miembros cuestionaban no sólo la propuesta de Sáenz Peña sino su planteo del problema: para ellos, la cuestión fundamental no era la de la legitimidad, ligada a la escasa participación electoral, sino la de la representación de intereses sociales que no encontraban adecuada expresión política. Por ello, la solución no podía provenir de la extensión del sufragio, sino de la realización de un conjunto de reformas que establecieran un gobierno representativo que daría lugar a la manifestación de los diferentes intereses sociales, evitando el riesgo de la erección de un poder trascendente apoyado en algo tan inasible como la apelación al "pueblo".
Esta desconfianza hacia la política de masas también era modulada en una segunda dimensión al abordar la prescripción de un necesario tránsito hacia la formación de "partidos de principios". El planteo heredaba una pretensión capacitaria que, no pudiendo colocarse ya en la calificación del sufragio, se situaba en la selección de la agenda: los "principios" que debían -en la particular concepción científica de la Revista, donde lo prescriptivo sobrepasaba lo descriptivo- guiar las nuevas fuerzas eran los que los ilustrados definieran como importantes. Sería esta mirada "ilustrada" la que no permitiría percibir la importancia articulatoria de esos nombres, así como de los rituales y símbolos con que se llevaba adelante la política realmente existente.


 

María Pía López Lugones: entre la aventura y la cruzada, Buenos Aires, Colihue, 2004, 216 páginas

El prolongado asedio a la figura de Lugones que despliega María Pía López en este libro se presenta fraccionado en tres partes configuradas a partir de accesos a su obra y a las circunstancias de su vida de diverso tenor. En la primera de esas partes se interrogan ciertas constantes del modo de ser intelectual de Lugones: desde su elitismo y su voluntad de construir diferencia y jerarquía, modulados en clave ya modernista, ya autoritaria, hasta el gesto del legislador que desde las alturas procura instaurar el orden y diseñar programas, sean éstos para Roca o para el uriburismo. Este examen del intelectual de Estado que habita en Lugones devuelve en la mirada de la autora la imagen de una figura trágica, acosada por el fracaso y la soledad. En la segunda parte, en cambio, el camino elegido para recorrer la producción lugoneana es otro y más clásico: reside en reconstruir sus diversos posicionamientos políticos. Con todo, aquí no se trata apenas de repasar un itinerario que se desplaza unívocamente de izquierda a derecha, sino de ofrecer una imagen complejizada de esa parábola a partir de desentrañar los pliegues que subtendieron cada toma de posición. Así, sale a relucir el aristocratismo de su "momento socialista", o los diversos planos y reconstrucciones retrospectivas de su roquismo, además del vitalismo que alimenta su acercamiento al fascismo italiano en la década de 1920. Finalmente, la última parte del volumen, la más rica desde la perspectiva de una historia de los espacios intelectuales, reconstruye tanto las sucesivas operaciones de consagración que instalaron a Lugones en el centro del campo cultural, como las conflictivas relaciones con los círculos de la "nueva generación" de los años 1920. De Rubén Darío a los momentos de cercanía y los de tensión con Manuel Gálvez, pasando por su relación con Nosotros, primero, y sobre todo luego con las revistas reformistas y las de vanguardia, los vínculos inestables con esa figura inevitable que era Lugones son así examinados en sus pormenores.


 

Andrés Bisso, Acción Argentina. Un antifascismo nacional en tiempos de guerra mundial, Buenos Aires, Prometeo, 2005, 394 páginas

El libro de Andrés Bisso, que recoge el resultado de una metódica investigación coronada en la realización de su tesis doctoral, ofrece una sólida e informada reconstrucción de un capítulo poco recorrido de la historia política argentina del siglo XX. Su objeto es la agrupación antifascista Acción Argentina -desde las condiciones que hacen posible su surgimiento hacia fines de la década de 1930, a su disolución en el marco de la derrotada Unión Democrática en 1946-, inquirida en una pluralidad de registros tales como sus orígenes, su historia, su composición, su discurso, sus prácticas políticas, su capacidad de movilización, la naturaleza de la representación de sus elencos dirigentes, el desarrollo en comarcas y territorios del interior del país, entre otros. Al reponer esta historia, el autor desarrolla también una serie de problemas que exceden el marco de la agrupación que estudia. Así ocurre, por ejemplo, con las consideraciones sobre el singular momento de condensación de las tradiciones socialista y liberal (incluso, en algunos casos, liberal-conservadora), posibilitado por la capacidad de articulación ofrecida por el discurso antifascista; como, también, por el estudio de los diversos aterrizajes de ese discurso de origen global en temas nacionales o locales, como la lucha contra el fraude electoral, o su entrelazamiento con motivos cívicos o de participación ciudadana. El cuadro que se obtiene así del libro es el de un discurso que supo traducirse en prácticas eficaces a la hora de movilizar demandas democráticas desde la sociedad, en especial en los años de fraude y gobiernos militares, pero que se reveló incapaz de articular una opción política exitosa y duradera en momentos en que ante sí cobraba vida el fenómeno peronista.


 

Omar Acha, La trama profunda. Historia y vida en José Luis Romero, Buenos Aires, Ediciones El Cielo por Asalto, 2005, 193 páginas

Omar Acha ha escrito el primer libro en nuestro medio enteramente dedicado al análisis de la obra y las ideas de José Luis Romero, una figura que se ha vuelto fundamental en la historiografía argentina pero que, al mismo tiempo, sigue siendo notablemente ignorada en sus matices y complejidades. La empresa de Acha, en este sentido -empresa que configura en sí misma una original hipótesis de lectura-, es la de reponer a Romero como intelectual, para poder entenderlo como historiador. Ya que las claves de su obra, nos dice, se encuentran en la visión romeriana sobre la crisis de la sociedad argentina -como parte de la crisis de la sociedad occidental-. Para seguir esas claves, Acha indaga simultáneamente en algunos episodios de la biografía de Romero, en el sentido de algunas de sus empresas culturales, de algunos de sus textos fundamentales y de algunos de los conceptos fuertes que dominaron su pensamiento historiográfico. En capítulos sucesivos analiza la concepción historiográfica de Romero, su trayectoria en el socialismo argentino, la revista Imago Mundi, su trabajo sobre la "mentalidad burguesa", sus lazos con el ensayo como género (de escritura y comprensión de la realidad), la importancia de los temas urbanos como enlace entre la modernidad occidental y el mundo latinoamericano. Y es en este último tema donde el libro de Acha parece adquirir, al mismo tiempo, mayor originalidad, mayor claridad y mayor fuerza. Luego de una primera mitad un poco oscura, en la que no es fácil distinguir los aportes, Acha se concentra en seguir una hipótesis, la de que Romero quería escribir el Facundo del siglo XX. No se trata de una hipótesis original en sí misma, ya que el propio Romero dejó diseminadas huellas de esa voluntad, pero Acha la trabaja con una profundidad y una agudeza interpretativa muy poderosas. A partir de esa idea, el libro se estructura y realiza sus aproximaciones más iluminadoras, en especial, sobre las relaciones de Romero con la tradición ensayística, desde donde Acha lee Latinoamérica: las ciudades y las ideas de una manera completamente novedosa. Así, este clásico encuentra su "pasado": no sólo en el interés de Romero por la urbanización burguesa europea, no sólo en los magníficos textos y clases sobre itinerarios urbanos (la mayor parte de ellos inéditos, y que tienen un excelente lector en Acha), sino también en la laboriosa construcción de Romero de un lugar desde donde reponer el ensayo argentino y latinoamericano como clave de interpretación, mostrando que Latinoamérica. es el punto de llegada y realización de un completo programa intelectual y político en torno del cual pivota el sentido del Romero historiador, su "trama profunda".


 

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