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Estudios - Centro de Estudios Avanzados. Universidad Nacional de Córdoba

versión On-line ISSN 1852-1568

Estud. - Cent. Estud. Av., Univ. Nac. Córdoba  no.47 Córdoba mayo 2022

 

ARTÍCULOS ORIGINALES

Las organizaciones femeninas vascas de Argentina y su asistencia al exilio de la Guerra Civil española: un activismo político con creciente autonomía

The Basque women’s organizations of Argentina and their assistance to the exile of the Spanish Civil War: a political activism with growing autonomy

Nadia Andrea De Cristóforis1

Abstract:
During the Spanish Civil War, Basque women established in Argentina who adhered to the nationalist ideology deployed actions to assist exiles fleeing Franco’s repression. This occurred within two women’s groups that emerged in 1938 in Buenos Aires and Rosario, called Emakume Abertzale Batza (Meeting of Patriotic Women). In relation to the latter, we will analyze two main questions: on the one hand, how these entities were formed and evolved from 1938 to 1945, and on the other, what was their degree of autonomy with respect to the institutional structure of Basque nationalism in Argentina. To do this, we will rely on primary sources (newspapers of the Basque community and documents located in the Archive of Basque Nationalism – Sabino Arana Fundazioa of Bilbao, Spain) and bibliography on the subject.
Keywords: Basque women – Argentina - Spanish Civil War- Basque nationalism - exile.

Resumen:
Durante la Guerra Civil española las mujeres vascas establecidas en Argentina que adherían al ideario nacionalista desplegaron acciones de asistencia a los exiliados que huían de la represión franquista. Ello se produjo en el seno de dos agrupaciones femeninas surgidas en 1938 en Buenos Aires y Rosario, denominadas Emakume Abertzale Batza (Reunión de mujeres patriotas). En relación con estas últimas analizaremos dos cuestiones principales: por un lado, cómo se conformaron y evolucionaron dichas entidades desde 1938 hasta 1945, y por otro, cuál fue su grado de autonomía con respecto a la estructura institucional del nacionalismo vasco en la Argentina. Para ello, nos basaremos en fuentes primarias (periódicos de la comunidad vasca y documentos localizados en el Archivo del Nacionalismo Vasco – Sabino Arana Fundazioa de Bilbao, España) y en bibliografía sobre el tema.
Palabras clave: Mujeres vascas – Argentina - Guerra Civil española- nacionalismo vasco - exilio.

Introducción

Al momento de producirse el levantamiento militar que dio inicio a la Guerra Civil española (17 y 18 de julio de 1936) la comunidad vasca de la Argentina contaba con una larga tradición histórica en el país, lo que había favorecido su articulación a través de instituciones y órganos periodísticos propios, así como su progresiva integración en la sociedad local (Álvarez, Vitullo y Echezarreta, 2009: 40-41; Bergareche, 2009; Cruset, 2011, pp. 124-125; Sanz Goikoetxea y Álvarez Gila, 2010, p. 205).

Las mujeres vascas, como sus connacionales de otras regiones españolas, permanecían marginadas de los roles dirigentes de las entidades y medios de prensa étnicos, y solo tenían una cierta participación en los espacios del asociacionismo migratorio como socias o integrantes de las comisiones de damas encargadas de organizar conmemoraciones, fiestas o actividades culturales (Cruset, 2017, p. 129).

La mayor injerencia femenina se había dado en la institución de beneficencia, instrucción y propaganda Euskal Echea, pero se trataba de las labores caritativas encaminadas a satisfacer las necesidades de integrantes de la comunidad vasca de Argentina. Consistían en tareas de recolección de dinero, ropas o alimentos que se repartían entre familias vascas humildes, hospitales o el Hogar de ancianos de Euskal Echea, y que se llevaban a cabo a través de la Comisión de Señoras, la Comisión de Ex Alumnas, el Círculo Interno de Acción Católica y la Congregación Hijas de María (Baylac, 1955, p. 40; Álvarez Gila e Irianni Zalakain, 2005).

Sin embargo, durante la Guerra Civil española y en los años inmediatamente posteriores a la misma las mujeres vascas establecidas en la nación sudamericana fueron ganando protagonismo y visibilidad, de cara a colaborar con el esfuerzo de guerra de sus compatriotas localizados dentro y fuera de su tierra de origen, desde la retaguardia rioplatense.

La movilización del sector femenino involucró principalmente acciones de asistencia a los refugiados y niños que huían de la represión franquista. Ello también tuvo lugar en el seno de otros grupos de españoles que se identificaban con alguna región peninsular específica o con la nación en su conjunto,2 así como dentro de la sociedad local, donde las mujeres desarrollaron diferentes acciones tendientes a sostener el esfuerzo de guerra de las fuerzas republicanas (Barrancos, 2010, p. 174; 2014, pp. 16-19).3 Pero la particularidad del caso vasco es que el activismo femenino se vio estimulado y canalizado por el nacionalismo de ese origen. Este último ya había logrado para la década de 1930 un importante grado de difusión dentro de determinados círculos de sociabilidad
étnica en la Argentina.

Tengamos presente que el nacionalismo vasco se fue expandiendo a partir de la primera década del siglo XX y halló expresión en distintos medios e instituciones: la revista Irrintzi editada por Nemesio Olariaga desde el 1º de diciembre de 1903; el Comité Nacionalista Vasco (1911) y el Centro Zazpirak-Bat (1912) de Rosario; los periódicos Aitor (1915), Patria (1917) y Zazpirak-Bat (1922) de la citada ciudad santafesina; la Junta Municipal Nacionalista Vasca (1913) de Buenos Aires; la Comunión Nacionalista Vasca de la República Argentina (1919), constituida en delegación del Partido Nacionalista Vasco (PNV) en la nación sudamericana; la Acción Nacionalista Vasca de la Argentina (1923), que en 1933 se convirtió en organización extraterritorial del PNV y en 1939 se vio obligada a cambiar su denominación por Acción Vasca de Argentina, publicando entre 1924 y 1998 el periódico Nación Vasca (San Sebastián, 1988, pp. 71-73; Sardo, 1992, pp. 112-119). Estas entidades y órganos de prensa fueron generando un tejido institucional que no se desarrolló linealmente ni estuvo exento de tensiones internas.4

La movilización femenina vasca que tuvo lugar en el contexto de la Guerra Civil española y que se mantuvo posteriormente se materializó en la aparición de dos agrupaciones de mujeres en Buenos Aires y Rosario (el 7 de julio de 1938 y el 5 de noviembre de 1938, respectivamente). Dichas organizaciones recibieron el nombre de Emakume Abertzale Batza (Reunión de mujeres patriotas) (en adelante, EAB). En relación con estas últimas analizaremos dos cuestiones principales: por un lado, cómo se conformaron y evolucionaron dichas entidades desde 1938 hasta 1945, y por otro, cuál fue su grado de autonomía con respecto a la estructura institucional del nacionalismo vasco en la Argentina.

En este sentido, buscaremos constatar que la EAB del país sudamericano logró una destacada independencia como organización femenina, con respecto al sector masculino de la Acción Nacionalista Vasca de la Argentina, llegando a posicionarse en un lugar de paridad en relación con dicho componente. Para llevar a cabo esta indagación nos basaremos en la bibliografía vinculada al tema y en fuentes primarias, entre las que se encuentran los documentos que resguarda el Archivo del Nacionalismo Vasco – Sabino Arana Fundazioa de Bilbao (España) y los periódicos comunitarios Nación Vasca (Buenos Aires), Euzko Deya (Buenos Aires), Zazpirak Bat (Rosario), entre otros.

1. Surgimiento y expansión de la Emakume Abertzale Batza en la Argentina

Como ya señalamos, para la década de 1930 el nacionalismo vasco tenía en Buenos Aires y Rosario importantes entidades representativas y personalidades que eran sus portavoces y difusores. En el contexto del desarrollo de la Guerra Civil española dicho entramado institucional se vio fortalecido con la llegada de políticos y exiliados vascos defensores de dicha ideología (Álvarez Gila, 2019, pp. 21-22).5 Fue precisamente ese nacionalismo vasco el que fue impulsando la participación femenina, encuadrada en el caso de Buenos Aires dentro de la organización de Acción Nacionalista Vasca de la Argentina.

El 7 de julio de 1938 el Consejo Directivo de dicha entidad convocó a un grupo de mujeres vascas a una reunión, para invitarlas a desarrollar las actividades sociales y culturales previstas en el estatuto de la institución, 6 y con el fin concreto de que orientaran sus acciones a asistir a los exiliados vascos que se veían obligados a abandonar sus hogares por la ofensiva de los sublevados en el País Vasco. La iniciativa tuvo éxito, dado que, como resultado del encuentro mencionado, se designó una Comisión Directiva provisional de mujeres que fue convalidada en una asamblea realizada en el Casal Catalá, y que se encargó de poner en marcha las tareas.7 Se trataba de un cuadro femenino ligado por lazos de parentesco o amistad con los referentes del nacionalismo vasco en Buenos Aires y especialmente, con el Consejo Directivo de Acción Nacionalista Vasca de la Argentina (Vitullo, 2011, p. 54).8

La naciente agrupación fue presentada en sociedad a través de una misa en la capilla de San Roque (ciudad de Buenos Aires) y una velada cultural que tuvo lugar en el Instituto Argentino de las Artes, con una gran cantidad de asistentes.9 Su programa de acción, en el que se destacaba su objetivo de consolidar la cultura vasca y ayudar a los expatriados, fue publicado en agosto de 1939 en el periódico Nación Vasca.10 En lo atinente a sus finalidades, coincidía con las que poseía otra organización de Acción Nacionalista Vasca de la Argentina (la Junta de Socorros pro Euzkadi),11 aunque aparentemente no entró en contradicción con esta última.

La Comisión Directiva de la EAB de Buenos Aires argumentaba que su modelo a seguir era el de las emakumes del País Vasco.12 Estas últimas, integradas a la Emakume Abertzale Batza en 1922, habían conformado una organización muy amplia que desarrolló actividades educativas, culturales, asistenciales y propagandísticas y llegó a contar hacia 1936 con alrededor de 28.500 afiliadas (Larrañaga, 1978, p. 17; Ugalde Solano, 1995, pp. 145, 148-149). Durante la Guerra Civil española la Emakume Abertzale Batza del País Vasco apoyó a las fuerzas republicanas, socorriendo a los combatientes y refugiados, difundiendo clandestinamente libros en euskera y transmitiendo los principios del nacionalismo. Por ello, muchas de sus integrantes fueron perseguidas y encarceladas (Arrieta Alberdi, 2010, p. 27; Larrañaga, 1978; Ugalde Solano, 1995, pp. 149, 151).

La referencia a la entidad femenina vascongada legitimó la aparición de su homónima institución porteña y pareció también autorizar su actuación en espacios públicos de la comunidad étnica dominados por los hombres, dentro de los cuales estaban llamadas a desarrollar las tareas de cuidado, protección y transmisión de cultura, propios del entorno doméstico-familiar.13 De este modo, en la retórica discursiva de las emakumes, las tareas de la EAB resultaban en gran medida una prolongación de sus tradicionales funciones maternales y conyugales desempeñadas dentro del hogar vasco (González-Allende, 2014, p. 174), pero realizadas a escala del pueblo vasco en su conjunto, con el fin de proteger el hogar patrio.

En cuanto a la EAB de Rosario, surgió el 5 de noviembre de 1938 como continuación de las actividades que llevaba a cabo la Comisión de Damas del Zazpirak-Bat. Esta última databa de mayo de 1933 y venía realizando diversas tareas: la organización de festividades vascas, la asistencia social a connacionales necesitados, el cultivo de la religiosidad y la transmisión de la cultura vasca a niños y niñas (Caula et al., 2002, pp. 97-98). En 1938 la Comisión Directiva del Zazpirak-Bat propuso a la Comisión de Damas darse una organización reglamentada como la que tenía EAB de Buenos Aires.

Desde ese momento las emakumes del Zazpirak-Bat se dedicaron principalmente a recaudar fondos para asistir a los exiliados vascos en Argentina que se encontraban en dificultades económicas. También participaron y colaboraron con las campañas colectivas organizadas por la Liga de los Amigos de los Vascos y el Comité Pro-Inmigración Vasca (Caula et al., 2002, p. 99). ¿Quiénes contribuían con sus donaciones con las EAB de Rosario? Se trataba de una burguesía media rosarina, generalmente comerciantes que se dedicaban a diversos rubros: propietarios de almacenes, restaurantes, despensas, queserías, florerías, casas de venta de ropa, entre otras cuestiones.14

El surgimiento de la EAB de Rosario fue saludada con optimismo por Nación Vasca de Buenos Aires.15 Asimismo, la citada entidad pronto fue reconocida y valorada por otras instituciones del nacionalismo vasco en la Argentina. Con el transcurso del tiempo, los miembros masculinos del Zazpirak-Bat se fueron adaptando al creciente activismo de las mujeres de la EAB, incorporando un discurso que trató de conciliar los primeros postulados nacionalistas —que excluían a las mujeres de actividades públicas fuera del ámbito doméstico— con las nuevas necesidades surgidas de la guerra y el exilio, las cuales justificaban su colaboración en beneficio del partido y de la patria (Caula et al., 2002, p. 108).

Las acciones de las emakumes en el país austral se vieron alentadas por algunos factores contextuales: por un lado, las múltiples campañas de solidaridad hacia el bando republicano que tuvieron lugar dentro de la comunidad española y en amplios sectores de la sociedad local argentina (Rein, 1997; Romero, 2011, p. 23); por otro, la existencia de un número creciente de exiliados vascos que buscaban refugio fuera de su tierra de origen y, finalmente, la necesidad del gobierno vasco —instalado en Barcelona tras la dominación del País Vasco por las fuerzas franquistas en junio de 1937—, de concebir al continente americano como un espacio donde difundir una propaganda a su favor. En este último sentido, recordemos que en noviembre de 1938 inició sus actividades la Delegación del Gobierno Vasco en Buenos Aires, que llegaría a tener una fuerte injerencia en todo el espacio sudamericano. Además de reivindicar la imagen del País Vasco en el Río de la Plata —contrarrestando con ello la prédica denostadora emanada de los sublevados en la península—, dicha Delegación tuvo como finalidad estimular las políticas de acogida de los exiliados que buscaban refugiarse en la Argentina (Sanz Goikoetxea y Álvarez Gila, 2010, pp. 158-159). El accionar de la EAB iba en directa consonancia con dichos objetivos, con lo cual contaba con muy buenas condiciones para llevar a cabo sus tareas.

De hecho, como expresión de la afinidad de intereses entre la Delegación del Gobierno Vasco en Buenos Aires y la EAB de dicha ciudad, esta última formó parte de la comitiva que recibió en el puerto de la ciudad porteña a los dirigentes nacionalistas vascos (Ramón M. Aldasoro Galarza, Isaac López de Mendizábal, Santiago Cunchillos y Pablo Archanco) encargados de poner en marcha la primera institución.16 Asimismo, la EAB apeló a la referida Delegación para el envío de fondos y mercancías de distinta índole al Gobierno vasco exiliado en Barcelona. Para cumplir este último propósito también se apoyó en la Emakume Abertzale Batza instalada en la Ciudad Condal.

Por otra parte, las acciones de la EAB fueron promovidas y estimuladas desde el órgano de prensa que creó la Delegación del Gobierno Vasco en Buenos Aires, el Euzko Deya, nacido el 10 de mayo de 1939. Desde este mismo mes de su aparición, el citado periódico anunció y apoyó los propósitos por los cuales se originaron las entidades de emakumes de Buenos Aires y Rosario (e incluso, la de Santiago de Chile),17 y luego se ocupó de informar sus convocatorias y actividades (De Cristóforis, 2020, pp. 110-111).

Si bien el fin último de EAB de Argentina era político, sus metas se planteaban en términos culturales y de asistencialismo social. Creemos que ello estaba condicionado no solo por los roles esperables y concebibles de una agrupación femenina en esa época, sino también por el clima político imperante en el país austral. En este último los vascos constituían un grupo extranjero que contaba con apoyos políticos importantes para desplegar acciones en su beneficio. Prueba de ello sería la constitución el 30 de agosto de 1939 de una agrupación, el Comité Pro- Inmigración Vasca, que llegaría a propiciar la sanción de dos decretos (del 20 de enero y 18 de julio de 1940) a favor del ingreso de los vascos
en la Argentina, incluyendo de manera tácita a los exiliados que buscaban refugio en la América del Sur (Schwarzstein, 2001, pp. 72-78).

Sin embargo, en ciertos sectores gubernamentales existían crecientes temores hacia las actividades de colectividades extranjeras que pudieran implicar la expansión de ideas comunistas, filo fascistas o filo nazis dentro de la nación sudamericana (Friedmann, 2019, pp. 138-139). Ello condujo, entre muchas otras cuestiones, a la sanción de un decreto por parte del presidente Roberto Ortiz, en mayo de 1939, que establecía medidas de control sobre los objetivos y actividades de las sociedades extranjeras en el país, impidiendo que estas últimas desarrollaran actos que implicaran inmiscuirse en la política de otros países, y permitiendo el libre desenvolvimiento solo de aquellas que tuvieran fines culturales, artísticos y de asistencia social.18 Suponemos que este último factor incidió sobre las características que adquirió en la práctica la EAB en la Argentina, estimulando su perfil asistencial y cultural como estrategia de supervivencia.19

En efecto, de la Memoria de sus primeros diez meses de actuación, se deduce que la EAB de Buenos Aires se abocó a tareas filantrópicas y sociales, poniendo especial atención a las primeras. De esta forma, y enfatizando la retórica de la «caridad cristiana» y la «fraternidad racial », recaudaron principalmente dinero y prendas de vestir, destinados a adultos y niños vascos exiliados. Ello se canalizaba a través del accionar desplegado por comisiones de mujeres conformadas en el seno de la EAB de Buenos Aires, y mediante un «Patrocinio del Amor», constituido para recolectar ropa, juguetes y golosinas para los menores refugiados en la colonia de Barcelona, sostenida esta última por el Casal Catalá de la ciudad porteña. Asimismo, no tardó en surgir (el 29 de septiembre de 1941) una sección especial de la EAB, el Ropero Vasco, que se ocupó de recolectar prendas de vestir para enviar al País Vasco.20 Este último tipo de organización, que también tuvo lugar entre otros grupos regionales españoles, encontraba en el caso particular vasco un antecedente temprano en la tierra de origen: un Ropero Vasco fundado en Bilbao en 1907, impulsado por mujeres de la burguesía alta y media de dicha ciudad (Ugalde Solano, 1995, p. 144).

A nivel social, la EAB de Buenos Aires participó en distintas festividades patrias y religiosas ligadas al País Vasco, y que propendían al fortalecimiento de la identidad vasca-cristiana en la Argentina.21 También mantuvo relaciones con las EAB existentes, tanto la de Barcelona, como las de Santiago de Chile y Rosario. Entre julio de 1938, cuando inició sus actividades, hasta abril de 1939, momento en que presentó públicamente su primera Memoria, la EAB porteña había destinado unos $1.697,8 para sus acciones filantrópicas. Esta suma representaba su principal rubro de egresos (62% de los mismos).22 Mientras tanto, la Acción Nacionalista Vasca de la Argentina había recaudado para los mismos fines, en doce meses, unos $4.311,59.23 Si bien esta última cifra era mucho más elevada que la alcanzada por la EAB de Buenos Aires, no podemos
dejar de remarcar el importante logro de la organización femenina, que en poco tiempo llegó a movilizar importantes recursos humanos y económicos.

Pero el entusiasmo de los primeros años de labores de EAB de Argentina fue declinando con el transcurso del tiempo. Creemos que el fin de la Segunda Guerra Mundial, la constatación de que las potencias vencedoras occidentales no estaban dispuestas a actuar a favor de la caída de Franco, la prolongación del accionar represivo del régimen dictatorial sobre la población vasca (traducido en detenciones y fusilamientos sin juicio previo), el acercamiento del gobierno argentino de Juan D. Perón al franquismo (Rein, 2003), contribuyeron de diversa forma a desalentar el accionar de la citada organización femenina. Esta última terminó abocándose principalmente a la organización de fiestas en fechas importantes del calendario nacionalista vasco (Aberri Eguna —Día de la Patria—, Alberdi Eguna —Día del Partido— y Dantzari Eguna — Día del Bailarín—), o a la celebración de misas en honor de reconocidos militantes de Acción Nacionalista Vasca de la Argentina y sus familiares fallecidos. Asimismo, el número de asociadas fue descendiendo paulatinamente, pese a los esfuerzos de dichas entidades por retenerlas.24

2. La creciente autonomía de la EAB de Argentina entre 1938 y 1945

En sus orígenes, y según su acta constitutiva, la EAB del país sudamericano desarrollaría sus labores en el marco de la Acción Nacionalista Vasca de la Argentina, pero pudiendo tener «autonomía en materia de administración».25 Esta autonomía, prescripta inicial y formalmente, comenzó a crecer progresivamente y llegó a convertirse en un rasgo importante de la EAB, especialmente de la de Buenos Aires. Esta última logró actuar con independencia de la Acción Nacionalista Vasca de la Argentina con sede en dicha ciudad, en asuntos públicos de indudable importancia para la comunidad vasca en el país sudamericano y en el exilio. Nos parece que ello queda demostrado en distintas acciones concretas que llevó a cabo la EAB porteña, como las que a continuación describiremos, en función de un ordenamiento basado en criterios temáticos y cronológicos.

En primer lugar, las invitaciones a actividades de recaudación de fondos que organizaba por su propia cuenta eran cursadas a su nombre, en tarjetas donde no solo figuraba el escudo de la institución y las firmas de su presidenta y secretaria, sino también la nómina de la Comisión Directiva actuante, en un gesto encaminado a visibilizar a dichas mujeres, de modo similar a como lo hacían los hombres que integraban la mayor parte de las Comisiones Directivas de las entidades españolas fundadas en destinos emigratorios americanos.26

En segundo lugar, la EAB mantuvo una relación directa con la Comisión Directiva de la Delegación del Gobierno Vasco en Buenos Aires, e incluso con su presidente, Ramón M. Aldasoro Galarza, sin mediaciones de la Acción Nacionalista Vasca de la Argentina. Como manifestación de ello, podríamos tener presente que la EAB porteña extendió una invitación a un lunch a los miembros de la referida Delegación en su domicilio social (Victoria 2313), sin hacer partícipes de ello a los hombres que formaban parte de Acción Nacionalista Vasca de la Argentina. 27 Asimismo, la referida EAB comunicaba sin intermediaciones al presidente de la Delegación cómo había quedado constituida su Comisión Directiva luego de la Asamblea General del 28 de mayo de 1939.28

Por otra parte, recordemos que la EAB apelaba a la Delegación para realizar los envíos de dinero y bienes al gobierno de Euskadi en el exilio, como ya mencionamos. Finalmente, también la EAB de Rosario puso en marcha iniciativas varias de homenaje a la Delegación (como discursos congratulatorios, o una recepción a la esposa de Ramón Aldasoro Galarza, entre otras), cuando la última visitó la ciudad santafesina en noviembre de 1939.29

Esa vinculación con los representantes del gobierno de Euskadi en el exilio se reforzó cuando su presidente, José Antonio de Aguirre, llegó a la Argentina en 1941. En dicha oportunidad, las EAB de Buenos Aires y Rosario lo esperaron en el puerto de Buenos Aires, hecho que fue remarcado por el Anuario Almanaque Vasco 1941-1942 de Rosario como un suceso destacado del año 1941.30

En tercer lugar, luego de que el Presidente Ortiz promulgara el primer decreto que facilitaba el ingreso de los vascos al país, la EAB, a través de su entonces presidenta, Antonia de Amorrortu, y su secretaria, Miren Amaya de Mugica, hizo llegar una adhesión al Comité Pro-Inmigración Vasca, a fin de testimoniarle su gratitud y su reconocimiento por su actuación encaminada a lograr la sanción del decreto mencionado (Anasagasti, 1988, p. 91).

En gran parte como consecuencia de esa importante cuota de autonomía que alcanzó la EAB con respecto al entramado institucional nacionalista, llegó a equipararse o a colocarse en un mismo nivel que la Acción Nacionalista Vasca de la Argentina en varios aspectos: la buena repercusión que tenían sus iniciativas ligadas a la recaudación de fondos o donativos, el funcionamiento reglado a partir de un programa de acción hecho público, la periódica presentación y publicación de sus balances económicos, la organización de un cuerpo de bailarinas que se hacía presente en todos los actos o festividades posibles de la comunidad, o la ya mencionada relación directa con la Delegación del Gobierno Vasco en Buenos Aires, por ejemplo.

Hasta la imagen de la Comisión Directiva de la EAB de Rosario publicada en Euzko Deya replicaba en su aspecto formal la fisonomía de la Comisión Directiva de Acción Nacionalista Vasca de la Argentina (una mesa encabezada por la presidenta de la institución, a su lado la secretaria y luego el resto de las integrantes de la comisión), configuración que por otra parte era semejante a la que difundían públicamente otras Comisiones Directivas masculinas de otras entidades étnicas en la Argentina. 31

Por último, resulta interesante advertir que la EAB se dotó de algunos elementos institucionales distintivos, como un escudo propio o una dirección administrativa y otra social, que podían equipararse a los que poseía Acción Nacionalista Vasca de la Argentina. Ello se refleja claramente en el programa de los festejos del primer aniversario de la EAB de Buenos Aires, difundido en agosto de 1939.32

Sin embargo, vale la pena señalar que más allá de las similitudes alcanzadas por la EAB y la Acción Nacionalista Vasca de la Argentina, existió una importante diferencia entre una y otra organización: la primera no llegó a poseer un órgano de difusión propio, como sí lo tuvo la segunda (nos referimos a Nación Vasca). Como ya adelantamos, EAB dio a conocer las noticias ligadas a su desarrollo en dicho periódico y en Euzko Deya, quedando supeditada a los espacios que le eran cedidos por sus editores. Con respecto a Nación Vasca, hasta 1995 su subtítulo siempre aludió únicamente a la Acción Nacionalista Vasca de la Argentina y recién en dicho año fue modificado para incluir en pie de igualdad a la entidad nacionalista femenina y masculina, pasando a denominarse: Nación Vasca. Boletín informativo de Acción Vasca de la Argentina y Emakume Abertzale Batza.

Conclusiones

La movilización de las emakumes vascas no constituyó un fenómeno excepcional, ni en el marco del creciente activismo femenino registrado en España y Argentina desde principios del siglo XX, ni tampoco dentro del contexto particular de la Guerra Civil española, el cual favoreció que mujeres españolas y no peninsulares se involucraran en tareas de apoyo y asistencia a los bandos contendientes (Barrancos, 2014; Cenarro Lagunas, 2006; Ferreyra, 2019). Visto desde el ángulo comunitario propiamente vasco, la EAB de Argentina se concibió como una continuidad de la organización de su tipo en el País Vasco, e implicó, como en el caso de su homónima peninsular, una ampliación de la participación
femenina en espacios antes reservados a los hombres, bajo la lógica de la «maternidad social».33 Además, en el caso particular de la EAB de Rosario se originó a partir de la Comisión de Damas del Zazpirak-Bat, la cual, a la altura de la aparición de la primera, ya contaba con una experiencia formal de cinco años de desarrollo de actividades filantrópicas, culturales y sociales dirigidas a la comunidad vasca instalada en la mencionada ciudad santafesina. Por último, la EAB se abocó a un tipo de labor similar a la que llevaban a cabo las mujeres en una institución vasca ya existente, el Euskal Echea, o en sus propios hogares (en torno al cuidado, protección y sostén de familiares y allegados) (Cruset, 2017, pp. 133-134), pero proyectándola a un espacio público mucho más amplio y encaminándolas a mitigar problemas originados en su sociedad de origen (el exilio, la infancia huérfana, la falta de medios de vida de perseguidos y refugiados, entre otros). Por lo tanto, creemos que la EAB de Argentina presentó importantes continuidades con prácticas sociales preexistentes tanto en España como en el país austral, pero dotándolas de nuevos significados y alcances.

Ahora bien, la pregunta que nos formulamos es hasta qué punto las acciones de las EAB de Argentina, que claramente excedían la esfera doméstica, se mantuvieron bajo el control masculino a lo largo del tiempo. Hemos podido comprobar que la EAB del país sudamericano logró una progresiva autonomía con respecto al sector de varones de la Acción Nacionalista Vasca de la Argentina, llegando a posicionarse en un lugar de paridad en relación con dicho componente. Creemos que esta situación de igualación simbólica y práctica con el activismo político de los hombres nacionalistas fue un elemento novedoso, no solo dentro de la comunidad vasca instalada en el país austral, sino también dentro de la comunidad española en su conjunto, allí radicada.

Notas:

1. Universidad de Buenos Aires, Universidad Nacional de Luján, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Contacto: ndecristoforis@yahoo.com.ar Este trabajo fue realizado en el marco de los siguientes proyectos de investigación: UBACyT 20020190100223BA (UBA); PIP 11220170100149CO (CONICET) y PDI DISPPCD-CSLUJ: 0000185-20 (UNLu). Agradecemos a las mencionadas instituciones por el apoyo brindado. También expresamos nuestra gratitud hacia el Dr. Pablo Ubierna y el Dr. Mariano Rodríguez Otero, quienes realizaron valiosos aportes a esta indagación. Las debilidades de la misma son de nuestra exclusiva responsabilidad.
2. Podríamos citar como ejemplo la conformación de la Agrupación Femenina pro Infancia Española del Centro Republicano Español de Buenos Aires y la Asociación Gallega Femenina de Ayuda a los Huérfanos Españoles, dentro de las cuales las mujeres peninsulares desempeñaron roles centrales (Moreno Seco y Ortuño Martínez, 2013, p. 185), así como la constitución de comisiones o comités de damas dentro del Centro Español de Unión Republicana y la Junta Pro Reconstrucción de España, en Rosario (Fernández, 2017, p. 7). Para un abordaje reciente de los impactos y derivaciones internacionales de la Guerra Civil española, especialmente en la Argentina (De Cristóforis, 2021).
3. Incluso, y en relación con el socorro de los vascos exiliados, surgió una entidad constituida por mujeres argentinas, la «Asociación Femenina Argentina de Ayuda a los Vascos», que aparentemente no logró muchos resultados efectivos (Vitullo, 2011, p. 4).
4. Archivo del Nacionalismo Vasco – Sabino Arana Fundazioa (Bilbao, España) (en adelante, ANV), Documentación Buenos Aires-0001-01.
5. Dentro de la abundante bibliografía que da cuenta de la pluralidad y heterogeneidad del exilio vasco, cfr., entre otros: González-Allende, 2016.
6. En su artículo 4º, dicho estatuto establecía: «Las asociadas a Acción Nacionalista Vasca se constituirán en una comisión que desarrollará su labor, de acuerdo con el Consejo Directivo. En caso de disidencia con éste, la comisión podrá recurrir por escrito y con la representación de dos asociados activos a la Junta General. La comisión nombrará de su seno una presidenta y una secretaria». Cfr. Una patriota vasco-argentina (31 de agosto de 1927). Nacionalismo femenino. Nación Vasca. Órgano de Acción Nacionalista Vasca de Argentina (en adelante, Nación Vasca), año IV, 35, p. 2.
7. Emakume Abertzale Batza (agosto de 1938). Nación Vasca, año XV, 101, p. 6.
8. La nómina de la Comisión Directiva elegida por asamblea fue la siguiente: Amalia Arteche de Jauregi (Presidenta), Antonia de Amorrortu (Vicepresidenta), Amelia G. de Mentxaka (Secretaria), María Begoña de Orbe (Tesorera), Angelita de Bilbao, Ipikene de Kortazar y Miren Amaya de Muxika (Vocales). Amalia Arteche de Jauregi, Antonia de Amorrortu y Miren Amaya de Muxika, por ejemplo, eran familiares de miembros del Consejo Directivo de Acción Nacionalista Vasca de la Argentina (Sebastián Amorrortu, Marcelino Jauregi y Basilio Muxika). Ver la nómina de integrantes de los Consejos Directivos en Servicio Central de Publicaciones del Gobierno Vasco. Vitoria-Gasteiz (1984). Federación de Entidades Vasco Argentinas. Servicio Central de Publicaciones del Gobierno Vasco. pp. 174-176
9. Emakume Abertzale Batza inauguró sus actividades (octubre de 1938). Nación Vasca, año XV, 102, pp. 4-5.
10. Emakume Abertzale Batza (agosto de 1939). Nación Vasca, año XVI, 106, p. 6.
11. Junta de Socorros pro Euzkadi (25 de noviembre de 1936). Nación Vasca, año XIII, 89, p. 6.
12. Acta constitutiva de la Emakume Abertzale Batza de Buenos Aires, 17 de julio de 1938. https://ad.euskaletxeak.eus/media/ad185_foto147.jpg
13. Emakume Abertzale Batza inauguró sus actividades (octubre de 1938). Nación Vasca, año XV, 102, p. 4.
14. Emakume Abertzale Batza de Rosario (10 de julio de 1939). Euzko Deya. La voz de los vascos en América (en adelante, Euzko Deya), año 1, 7, p. 3.
15. Emakume Abertzale Batza (marzo de 1939). Nación Vasca, año XVI, 104, p. 4.
16. Emakume-Abertzale-Batza (sic) (diciembre de 1938). Nación Vasca, año XV, 103, p. 6.
17. La obra del amor. Emakumes en la Argentina (10 de mayo de 1939). Euzko Deya, año 1, 1, p. 8. Estatutos de la Emakume Abertzale Batza de Santiago de Chile (10 de octubre de 1939). Euzko Deya, año 1, 16, p. 3.
18. Decreto del Poder Ejecutivo n.º 31.321 (31 de mayo de 1939). Boletín Oficial de la República Argentina. Buenos Aires, pp. 6725-6726.
19. De hecho, el citado decreto obligó a la Acción Nacionalista Vasca de la Argentina a cambiar su nombre por Acción Vasca de la Argentina, eliminado el término «Nacionalista», creemos que por sus connotaciones con los fascismos en ascenso en Europa.
20. 1941-1943: Memoria de los dos años de vida del ‘Ropero Vasco´ (20 de octubre de 1943). Euzko Deya, año V, 165, p. 2.
21. Cfr. como ejemplo: El festival de Iñaki Deuna (agosto de 1939). Nación Vasca, año XVI, 106, p. 5. Desde el nacionalismo vasco se buscaba deslindar esa identidad vasco-cristiana, del catolicismo español que apoyaba a los sublevados, tanto en España como desde la Argentina. Cfr. dicha posición en Euzko Deya de Buenos Aires, entre otros medios.
22. Memoria del primer ejercicio de Emakume Abertzale Batza (mayo de 1939). Nación Vasca, año XVI, 105, p. 5.
23. Memoria del décimo quinto ejercicio de Acción Nacionalista Vasca (mayo de 1939). Nación Vasca, año XVI, 105, p. 6.
24. Zazpirak Bat (octubre de 1946). Rosario, pp. 6-7.
25. Acta constitutiva de la Emakume Abertzale Batza de Buenos Aires, 17 de julio de 1938. https://ad.euskaletxeak.eus/media/ad185_foto147.jpg
26. Cfr. como ejemplo: ANV, Documentación Buenos Aires-0001-01. Invitación a «Te danzante» organizado por la EAB de Buenos Aires, en el Casal Catalá, 16 de abril de 1939.
27. ANV, Documentación Buenos Aires-0001-01. Invitación de la EAB de Buenos Aires a los miembros de la Delegación del Gobierno Vasco en dicha ciudad, s.f.
28. ANV, Documentación Buenos Aires-0001-01. Comunicación de la EAB de Buenos Aires, 30 de mayo de 1939.
29. Euzko Deya (20 de noviembre de 1939), año 1, 20, pp. 3-9.
30. Sucesos notables en 1941 (1941-1942). Anuario Almanaque Vasco 1941-1942. Rosario, p. 28.
31. Euzko Deya (10 de noviembre de 1939), año 1, 19, p. 7.
32. ANV, Documentación Buenos Aires-0001-01, Programa de los festejos del primer aniversario de la EAB de Buenos Aires, agosto de 1939.
33. Recordemos que la «maternidad social», en tanto práctica de extensión a la sociedad de las acciones beneficiosas que la madre desplegaba dentro de la familia, fue impulsada en España por sectores católicos que estaban convencidos de que la reclusión de las mujeres en sus hogares ya no era posible de garantizar. Cfr. Arce Pinedo, 2005, pp. 258-260.

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