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Multequina

versión On-line ISSN 1852-7329

Multequina vol.30 no.2 Mendoza dic. 2021

 

Artículo original

Restauración de ambientes degradados: aspectos teóricos y prácticos en tierras secas de Argentina

Restoration of degraded environments: theoretical and practice aspects in dry lands of Argentina

Antonio Dalmasso1  * 

Eduardo Martínez Carretero1 

1Geobotánica y Fitogeografía, IADIZA (CONICET) - FCEFyN -UNSJ-

Resumen

Se discuten diversas técnicas de restauración adecuadas para zonas secas que permiten recupe rar la composición florística y la estructura de la vegetación de áreas degradadas. Cada aspecto tratado está avalado por experiencias con resultados probados. Se destaca la importancia de la prevención y de la evaluación de impacto ambiental de manera de mitigar los impactos ne gativos, así como el empleo de especies nativas y su adecuada selección en la misma entidad fitogeográfica.

Palabras clave: Prácticas culturales; Selección de especies; Manejo del suelo; Cobertura vegetal

Abstract

Diverse techniques of restoration in dry lands are discussed, these allow to recover the floristic composition and the vegetation structure in degraded areas. Each considered aspect is supported by experiences with proven results. The importance of prevention and environmental evaluation is highlighted as a way to mitigate the negative impacts. In addition, the use of native species properly selected in the same phyt1ogeographic entity ensures the restoration.

Keywords: Cultural practices; Species selection; Soil management; Plant cover

Introducción

Existe una creciente y generalizada pre ocupación respecto de las consecuen cias de las actividades humanas sobre los diversos sistemas naturales en todo el planeta y, de acuerdo con Hutchinson et al. (2018), especialmente en las tierras secas. América Latina y el Caribe tienen una superficie de 20,18 millones de km2, de los cuales 25% (5,045x106 km2) corresponde a tierras áridas, se miáridas y subhúmedas con período seco. De este total, el 75%, 378 millones de hectáreas, presenta serios problemas de degradación. A esta superficie se su man otros ecosistemas afectados por el mismo tipo de problemas y con distinto grado de intensidad (CEPAL, 2005). Las principales causas de la degradación de las 504,5x106 ha corresponden a la agri cultura (50%), la conversión de bosques (38%), la degradación del suelo orgáni co (11%) y los incendios forestales (1%) (FAO, 2014).

La restauración ecológica, como el proceso de asistir ecosistemas dañados, degradados o destruidos para su resta blecimiento espacial, estructural y fun cional, busca mantener los bienes y ser vicios ambientales socialmente deseables (SER, 2004; Clewel & Aronson, 2013; Gann et al., 2019). La tarea restauradora no debe entenderse en una sola direc ción, ya que los sistemas ecológicos de rivan hacia varios estados de equilibrio dinámico. Por eso es muy importante definir de manera preliminar el objetivo de restauración, que no siempre será el ecosistema original predisturbio (Gang et al., 2019), más aún considerando el cambio climático y su incidencia sobre la extinción de algunas especies, la resilien cia adaptativa de otras y la instalación de algunas provenientes de otros ecosiste mas; así como el incremento de las tie rras secas (Huang, 2016).

La Diagonal Árida Argentina es una Entidad Bioclimática que abarca una franja árida de distribución latitudinal, a la sombra de las lluvias, con desier tos fríos (altoandinos y patagónicos) y cálidos en la vertiente oriental andina (bolsones y llanuras), con regímenes de precipitación con gran variabilidad in teranual y ocurrencia de sequías (Mar tínez Carretero, 2013). En esta región se ha producido un significativo avance en actividades de restauración ecológica.

Entre los diversos problemas a los que se enfrentan las prácticas de la restaura ción (fragmentación de hábitats, pérdida de especies, erosión de suelos, etc.), la mayoría se enmarca en la ecología de la restauración, donde la recuperación de la cobertura vegetal se constituye en pilar fundamental en la integración dinámica de los múltiples componentes que ha cen a la biodiversidad. Sin embargo, las mejoras ambientales deben considerar también los problemas acuciantes, no vi sibles en superficie, y de gran importan cia, como es el caso de la minería, en re lación con el agua y el subsuelo. En estas situaciones se requiere un planteo multi y transdisciplinario que obliga a consi derar el tema de los ductos y su mante nimiento, las excavaciones en profundi dad, las filtraciones de líquidos tóxicos y productos de la actividad extractiva. El desgaste por corrosión de los ductos de extracción de fluidos contamina las napas de agua interconectando niveles con distinta salinidad, desmejorando la calidad hídrica, además del agregado de otras sustancias.

La prevención del daño ambiental es indispensable para disminuir los dis turbios. Los procesos antrópicos, sin control adecuado, alteran los servicios ecosistémicos y llevan a la pérdida de biodiversidad, impactando en los eco sistemas naturales e indirectamente en la sociedad.

Se requiere un nuevo proceder en las actividades antrópicas en general. La búsqueda del producto final debe consi derar como prioritario el evitar y dismi nuir los pasivos ambientales. Las tareas de prevención de los impactos deben ser el punto de partida de la restauración ecológica (Gann et al., 2019). En ocasio nes, la actividad extractiva en las zonas áridas ha subvalorado la importancia del secano y de las comunidades humanas nativas. Las tierras secas son ambientes donde se asientan poblaciones campe sinas, en general con actividad ganade ra y con extenso arraigo en situaciones ambientales difíciles. Esta actividad ha llevado a procesos de desertificación de bido a la sobreexplotación que los gru pos humanos hacen de las tierras secas, donde se ha perdido la visión del uso múltiple del sistema natural. El clima, fundamentalmente la recurrencia de las sequías, juega un papel catalizador, pero no es determinante del proceso. En cam bio, sí son determinantes las prácticas agrícolas inadecuadas, el sobrepastoreo, la deforestación, los procesos de urba nización, la expansión de la frontera agropecuaria, el mal manejo del recurso hídrico que favorece el anegamiento y la salinización de los suelos, o los procesos de empobrecimiento de la población, que generan miseria y migración (Abra ham, 2002).

Esto ha contribuido a generar grandes áreas con pasivos ambientales y con muy alto costo de reversión, donde se han producido consecuentemente grandes cambios florísticos (Rolling & Walker, 2000).

Se requieren cambios de conducta en las operaciones sobre el terreno y una planificación que disminuya el impacto al mínimo, de modo de reducir la degra dación ambiental; la prevención planifi cada del impacto que lleve a mitigar los daños ambientales. No se trata de que el trabajo de restauración revierta los elevados impactos ocasionados por una mala planificación ambiental. Se requie re que el ámbito empresario y la sociedad promuevan el aprovechamiento de los recursos naturales en un marco estrictamente de conservación. Los factores que contribuyen a la degradación de la biodiversidad parecen ser más fuertes y complejos que las herramientas para sol ventar su pérdida (Escudero et al., 2002).

La restauración actual requiere de una visión holística que integre lo social, cul tural y ecológico (Aronson et al., 2020). Implica además la participación de las comunidades locales con sus prácticas tradicionales, incluidas las poblaciones originarias (Pérez, 2020). Se debe pro mover con los pobladores el equilibrio en el uso del ambiente y su relación con la salud humana; mejorar y aplicar los avances científicos de las condiciones biológicas de los suelos como forma de sostenibilidad de los ecosistemas; una necesaria capacitación de profesionales restauradores que motiven la implemen tación de medidas junto con la partici pación comunitaria; así como estudiar y comunicar los vínculos entre la recupe ración de la salud de los ecosistemas y su relación con la salud física, mental, so cial y cultural de las poblaciones (Aron son et al., 2020).

De acuerdo con Pérez y Ceccon (2017), los proyectos de restauración siempre deben tener un componente social participativo, como única forma de asegurar el éxito, partiendo desde la pertenencia de un proyecto por las comunidades, su diseño e implementa ción, hasta el monitoreo. La restauración debe involucrar y beneficiar a los pobla dores locales mediante la búsqueda de caminos para prevenir la degradación en el futuro y generar nuevas formas de afrontar los problemas del conocimiento, más allá del sistema disciplinarista de la ecología, estrechando el vínculo con las ciencias sociales (Ceccon et al., 2015; Pérez, 2015).

Aspectos conceptuales en la restauración de tierras secas

Cobertura vegetal

La cobertura vegetal de los suelos reduce o evita los problemas de erosión, escu rrimiento y planchado de suelo; favorece la retención y almacenamiento de agua in situ, reduce el golpeteo de la gota de lluvia sobre el terreno (Martínez Carre tero, 1983), atempera la radiación solar y la elevación de la temperatura; además de generar actividad biológica edáfica predisponiendo al establecimiento de nuevas especies en la sucesión.

Para optimizar las medidas restaura doras con relación al impacto ambiental y a los costos, es necesario conocer las condiciones del sitio y los factores bio-físicos determinantes para recuperar la estructura y el funcionamiento de la re generación natural e integrar ese conoci miento en la gestión de la evolución de la plantación (Núñez Valero, 2013; Cha zdon et al., 2020).

Trabajar en comunidades arbustivas en tierras secas requiere una interven ción activa para establecer, en lo posible de manera simultánea, arbustos, hierbas rizomatosas y gramíneas perennes. Aso ciar las gramíneas presenta la ventaja de que están en condiciones de espigar en el mismo año de plantación, con el aporte local de simiente y la generación de nuevos individuos in situ. Según en sayos en plataformas petroleras ubicadas en el Monte de Mendoza, al 4to año de establecidos los arbustos y gramíneas, éstas últimas alcanzaron una cobertura del 22% (Dalmasso et al., 2007). En res tauración de taludes o terrenos llanos, con suelos arenosos, el uso de especies herbáceas rizomatosas, presentes en baja densidad en el sitio a restaurar, mostró una rápida respuesta de recubrimiento al 2do año de establecidas, entre otras: Panicum urvilleanum (tupe), Sporo bolus rigens (junquillo), Hyalis argen tea (olivillo), que pueden multiplicarse agámicamente en vivero, tienen un gran poder de recubrimiento (Dalmasso et al., 2015) A su vez, las gramíneas y las her báceas rizomatosas se comportan como pioneras, y en la sucesión facilitan el es tablecimiento de arbustos y herbáceas, como H. argentea (Pérez et al., 2019a). La rusticidad de las mismas permite en algunos ambientes el trasplante directo desde el campo, en el mismo lugar a res taurar.

De esta manera, en suelos arenosos, en la mayoría de los casos no se requie re instalar construcciones inertes debido a que estas especies manifiestan rápida respuesta y gran poder de recubrimien to. Sin embargo, las pendientes de los taludes no deberían superar los 35°, ya que esta inclinación favorece el estableci miento natural de la vegetación, además de disminuir significativamente el pro ceso erosivo (Dalmasso & Ciano, 2015).

Otra especie adecuada para suelos arenosos es Senecio subulatus var. erec tus, que se comporta como ruderal en ambientes disturbados (Dalmasso et al., 2007; Pérez et al., 2019). Sin embargo, en estudios del potencial agua, conduc tancia estomática y parámetros de cre cimiento, la planta en su estado juvenil resiente la producción foliar limitando su crecimiento (Fernández et al., 2015).

En general, en el Monte, las limitacio nes hídricas no muestran un alto riesgo de establecimiento de especies invasoras. No obstante, en condiciones disturba das, suele estar presente el Tamarix spp., qué naturalizado en cauces provoca sig nificativos cambios florísticos (Natale et al., 2008; Dalmasso & Márquez, 2018).

Tampoco la restauración debería rea lizarse en condiciones extremas y a cual quier costo. En el caso de la minería del oro un mal diseño de las pilas residuales con pendientes cercanas a 60°, sumado a una neutralización de la acidez con cal llevando el residuo a un pH cercano a 11, limitan seriamente el establecimiento de especies nativas (Dalmasso & Márquez, 2020).

Efecto clausura

El cercado perimetral de un área a res taurar tiene efecto directo en la recupe ración de la vegetación. Dependiendo de las condiciones ambientales del área problema, en el mediano plazo no solo se recuperan las escasas especies aún pre sentes en el terreno, sino que permite la presencia de nuevas provenientes de las comunidades de contacto no alteradas. Impedir el acceso del ganado doméstico resulta una contribución muy importan te en el establecimiento, sobrevivencia y crecimiento de la vegetación (Dalmasso et al., 1987; Miguel, 2018). Por otra parte, esta tarea permite un aumento del mate rial muerto en pie y de la broza, que con tribuye a la retención de disemínulos y la generación de nuevos individuos (Allip pe & Soriano, 1978). En experiencias de exclusión del pastoreo por cercado perimetral en Patagonia, se favoreció una mayor cobertura y densidad de las especies leñosas (Cesa & Paruelo, 2011).

En Patagonia semiárida, en arbustales con 10 años de exclusión al pastoreo, se obtuvo recuperación de la costra biológica y de gramíneas perennes y un menor distanciamiento entre arbustos (Funk et al., 2012). En experiencias en áreas montañosas del NO argentino, en alturas intermedias y durante tres ciclos vegeta tivos, se registró un aumento considera ble de la biomasa y productividad de las pasturas (Ayarde & González, 2013).

En bosques heterogéneos del Chaco semiárido, con menor nivel de degrada ción del dosel, la clausura estacional pro movió la rápida restauración de la vege tación, el banco de semillas y el suelo, en los parches de bosques (Cotroneo, 2018). Al comparar dos áreas revegetadas du rante 4 años, una con efecto clausura y otra sin cierre perimetral, los resultados fueron muy diferentes. El porcentaje de sobrevivencia y crecimiento de las plan tas en el área clausurada superó el 60% de sobrevivencia y un crecimiento en volumen de los ejemplares dos veces su perior al tratamiento sin cierre. Mientras que bajo incidencia del ganado, la so brevivencia fue inferior al 35%, con dis minución del volumen al 30% respecto de los ejemplares bajo cierre (Cotroneo, 2018). El índice de diversidad de Shan non-Weaver en áreas sin clausura solo alcanzó el 54% del valor del área con clausura (Dalmasso et al., 2007). Como en otras intervenciones en zonas áridas, se debe considerar el costo, que puede ser limitante.

Facilitación. Efecto nodriza

Las relaciones entre las plantas implican diversos procesos, los de efecto negativo, como la competencia, los de efecto posi tivo, como la facilitación, y otros neutros.

El efecto nodriza incluye la retención de propágulos y las modificaciones microambientales que favorecen la germi nación e instalación de las plantas. Juega un papel relevante en áreas degradadas, especialmente en zonas áridas donde las especies nativas cumplen con ma yor efectividad esa función. Aun ante la presencia de un bajo número de plantas, el efecto nodriza favorece el entrampa miento de semillas y mejora el suelo, con un mayor crecimiento de microor ganismos en superficie y mejor sistema radical, generando también simiente lo cal que contribuye a la presencia de re novales que se incorporan en el área bajo tratamiento (Coyne, 2000; Gutierrez & Squeo, 2004; Acuña et al., 2006).

La facilitación (o probiosis) es una forma de mutualismo (beneficio mutuo entre las especies) o de comensalismo (beneficio de una sin afectar a la otra). Cumple un papel clave en la sucesión vegetal bajo condiciones ambientales extremas. Implica modificaciones mi croambientales a medio o largo plazo en el entorno inmediato a la o las plan tas, como menor radiación solar, mayor humedad en el suelo, concentración de nutrientes (por mantillo o lavado de la copa), instalación de costra biológica (musgos y líquenes), etc.

Ambos términos, efecto nodriza y fa cilitación, indican procesos similares, pero no son sinónimos, ya que la escala espacio-temporal en la relación entre los individuos hace la distinción.

El efecto nodriza proporcionado por los arbustos leñosos y otras especies de zonas áridas y semiáridas no solo gene ra condiciones favorables para la ger minación y crecimiento de las plantas, sino que proporciona un refugio a las especies palatables frente a la acción de los herbívoros. Los arbustos con raíces pivotantes que alcanzan capas freáticas pueden también facilitar la presencia de otras especies a través del levantamiento hidráulico. El proceso del levantamiento hidráulico define el transporte de agua por las raíces desde estratos profundos y húmedos a estratos superficiales y secos del suelo donde se produce su almacena miento, facilitando la sobrevivencia de plántulas durante los meses más secos (Gutierrez & Squeo, 2004).

En zonas semiáridas la presencia de gramíneas favorece el establecimiento de otras especies, como es el caso de Stipa tenacissima con especies arbus tivas, donde la gramínea disminuye la escorrentía en las zonas desnudas favo reciendo el aumento de la infiltración en el microambiente generado, facilitando el establecimiento de otras especies de la comunidad madura (Maestre et al., 2013).

La facilitación implica las condiciones en las que una especie o un grupo de es pecies modifica su entorno y facilita el establecimiento de otras especies (Lasso- Rivas, 2015).

Un incremento en el estrés biótico provoca un aumento en la facilitación positiva, no trófica, respecto a las com petencias, por lo que en ambientes seve ros las plantas utilizan este mecanismo (Callaway, 1995).

Dependiendo de las condiciones del medio, en la facilitación ocurre siner gia cuando se efectúa la revegetación acompañada de roturación de suelos, con resultados notablemente superiores a cuando solo se realiza la remoción de suelo (Dalmasso et al., 2007).

La presencia de especies leguminosas como Retama sphaerocarpa y la biota subterránea asociada, en su efecto fa cilitador, permite establecer un mayor número de individuos y un aumento de la productividad (Rodríguez-Echeverría et al., 2013). En Patagonia, se registró el efecto nodriza en isletas de Atriplex lam pa y L. divaricata que favoreció la emer gencia y supervivencia de Jarava neaei y Eremiun erianthum (Bonvissuto & Busso, 2013). Por otra parte, Pappostipa speciosa fue facilitadora de otras especies herbáceas de valor forrajero (González & Pérez, 2017). En áreas de montaña la presencia de Azorella ruizii ha contribui do como facilitadora de especies forraje ras (Acuña-Rodríguez et al., 2006)

Considerando que en la naturaleza ocurre gran cantidad de interacciones (Zhang, 2017), en facilitación ecológi ca es recomendable integrar múltiples especies, en lugar de interacciones de a dos, para favorecer la sucesión en áreas degradas sometidas a tareas de restaura ción.

Técnicas activas

Roturación - escarificación - enramado de suelos

En general, en la región del Monte, los suelos pertenecen al orden de los Enti soles o Aridisoles, poco evolucionados y con materiales parentales escasamente alterados y con débil estructuración, en su mayoría estabilizados naturalmente (Casas & Glave, 1990). En estos suelos la recuperación natural de la estructura y cobertura vegetal demanda largos pe ríodos de tiempo, superiores a los 20-25 años (Martínez Carretero & Dalmasso, 2002). En plataformas petroleras en el Monte austral de Neuquén, la regenera ción natural postdisturbio, luego de 40 años alcanzó solo el 61% de la cobertura respecto a las comunidades de contacto no disturbadas (Zuleta et al., 2003).

En la región de Payunia, en suelos de explanadas sin roturar, luego de 10 años de abandono, la cobertura vegetal no su peró el 3%, representada por herbáceas anuales y, ocasionalmente, por alguna especie herbácea o arbustiva perenne, sin posibilidades de expandirse en el mediano plazo (crecimiento muy depri mido) (Dalmasso et al., 2007). Conse cuentemente, la revegetación sin roturar el suelo no es recomendable, ya que la superficie compactada impide el asenta miento de nuevos ejemplares, mientras que los establecidos sobreviven sin ex pandirse en el mediano plazo (Dalmasso et al., 2014).

La manifiesta lentitud de la regenera ción natural, que además permite suelos con muy baja cobertura vegetal con in tensos procesos de erosión eólica e hí drica, requiere de la restauración activa como estrategia complementaria y sinér gica (Leighton Reid et al., 2018).

El escarificado del suelo favorece la captación de semillas y el establecimien to de las mismas (Navas Romero et al., 2018). La realización de pozos o peque ñas depresiones contribuye en la deposi ción de simiente y una mayor acumula ción hídrica, dando mejores condiciones para el establecimiento de nuevos plan tines. Esta intervención en suelos muy arenosos suele persistir muy escaso tiempo; en general es una buena contri bución para el arraigo de nuevos planti nes. Una de las experiencias con mejores resultados ha sido el trazado de surcos profundos en el sentido perpendicular de los vientos (Parera et al., en prensa).

La aplicación de técnicas activas que favorezcan el establecimiento de espe cies de las comunidades de contacto de las locaciones, como el escarificado, trazado de tazas o pozos y el surcado, mostró buenos resultados aún ante ba jas densidades de plantas (50 plantas/ha) (Observaciones personales en platafor mas de pozos petroleros en Malargüe). El escarificado profundo y plantación resulta favorable al establecimiento aun en suelos de textura arenosa (Navas Ro mero, 2018). En experiencia realizada en tres locaciones petroleras en Malargüe (Mendoza), el establecimiento natural de arbustos y herbáceas perennes en las tazas o pozos sin vegetación fue de 20%, 26,5% y de 42,5%, respectivamente (Dalmasso & Martínez Carretero, 2013). Otra actividad complementaria positiva es el uso del enramado (Li Puma & Zu leta, 2003).

En locaciones de pozos de Malargüe, con subsuelo superficial basáltico, la ex periencia de roturación de suelo con un surco profundo y ensayos sin siembra, con siembra y plantación de Prosopis flexuosa var. depressa, Hyalis argentea var. latisquama, Parkinsonia praecox y Atriplex lampa, el tratamiento con plantación fue significativo respecto del resto. Las plantas establecidas actuaron como nodrizas para la instalación es pontánea de numerosas especies leñosas y herbáceas.

En relación con la siembra en la brocha del surco, en suelos de escasa profundi dad, la presencia del basalto (0,20 m) re sultó inadecuada para la germinación de las semillas (Navas Romero et al., 2020).

Las especies nativas manifiestan muy buen comportamiento en los suelos are nosos, más susceptibles a los procesos erosivos, pero con la ruptura de la capi laridad superficial permiten la conserva ción de la escasa humedad aportada por las precipitaciones (Pastrán et al., 2011).

Otro aspecto importante a considerar, particularmente en las actividades mine ras, es la incorporación de material par ticulado fino (arcillas y limos) que deriva en lo que se conoce como el planchado del suelo o formación de costras super ficiales que dificultan la infiltración del agua, impiden la emergencia de plántu las, afectan el intercambio de gases, e in ciden sobre la respiración y la actividad bacteriana (Noacco,1981).

Trazado de surcos profundos (subsolado)

Cuando se realiza una plantación, la sobrevivencia de los plantines depende directamente de la distribución de las precipitaciones, variando los porcentajes de sobrevivencia entre el 40% y el 90% (Dalmasso et al., 2007). En una expe riencia en el Monte de Neuquén con seis especies en suelos con degradación seve ra se alcanzó una sobrevivencia del 70% (Pérez et al., 2020). La irregularidad en la distribución de las lluvias en las zonas secas, obliga a tomar decisiones sobre la continuidad de riegos eventuales para asegurar la permanencia de los plantines.

Bajo estas condiciones, el surcado se constituye en un recurso muy valioso para el establecimiento de la vegetación. En la brocha del surco, y en las laderas del mismo, se instalan naturalmente especies provenientes de las comunidades de con tacto. El surcado posee las ventajas de:

  • la recepción, retención y acumulación de semillas;

  • mayor acumulación y permanencia de la humedad proveniente de lluvias o nevadas;

  • evita en gran parte los efectos de los vientos desecantes;

  • según la orientación, recibe más o me nos radiación solar.

Bajo esta premisa, en Rivadavia, San Juan, con 90 mm/año de precipitación, se realizó un ensayo de plantación en la brocha de los surcos con Bulnesia retama y Prosopis flexuosa (Figura 1), alcanzán dose una sobrevivencia superior al 90% para ambas especies luego de 4 años de establecidas (Dalmasso et al., 2015).

Figura 1: Revegetación en surco profundo con Bulnesia retama; nivel de crecimiento luego de 4 años de la plantación sobre terreno con alto contenido de caliza (San Juan) Figure 1: Revegetation in deep groove with Bulnesia retama; level of growth after 4 years of plantation in soil with high calcareous content 

La Figura 2 muestra la instalación es pontánea de L. cuneifolia en un surcado sin plantación, luego de 5 años de reali zado.

Figura 2:  Surcado profundo y presencia de flora nativa (Larrea cuneifolia) luego de 5 años de trazado Figure 2: Deep Groove and presence of native flora (Larrea cuneifolia) after 5 years of tracing 

Selección de especies marco a emplear en la revegetación

Las especies a emplear deben tener en común su gran rusticidad y la capaci dad de establecerse en condiciones de suelos degradados, donde no pueden en las etapas iniciales prosperar las de la comunidad madura. Además, con su presencia, generan mejores condiciones de suelo para el establecimiento de otras especies a través del efecto nodriza, que permite la recepción de simientes, ac tuando como trampas de semillas, de las comunidades de contacto (Dalmasso et al., 2007).

Para determinar qué especies emplear en la restauración se pueden seguir di ferentes alternativas: la prueba y error; considerar aspectos ecofisiológicos; enfoque socio-ecológico (más adecuado para sistemas agroforestales); enfoque de estados y transiciones (adecuado para manejo en pastizales); enfoque florístico-geomorfológico (Catenal) (basado en los complejos de vegetación).

En el enfoque florístico-geomorfo lógico, la selección de especies es un aspecto relevante en la restauración a partir de la estrecha relación relieve-vegetación, a nivel de geotopo. Se trabaja a nivel de comunidad vegetal y planteando las relaciones sucesionales entre ellas. Es un método inicialmente inductivo (releva hechos y genera hipó tesis) y finalmente deductivo (propone especies). Es un enfoque sincrónico de las diversas variaciones halladas en la vegetación del área en estudio. La base es el sigmetum: comunidades vegeta les (estadios y etapas) sucesionalmente vinculadas, considerando a la comuni dad madura o estable (climácicamente) como la cabeza de la serie (xere). Re quiere de un marco regional, bioclimá tico, geomorfológico y biogeográfico. La composición florística, consideran do las diversas situaciones relieve-suelo en la mesorregión, en un esquema di námico (catena), permite generar hipó tesis sucesionales en las cuales se eligen las especies (Martínez Carretero & Dalmasso, 2015).

Para el Monte, Pérez et al. (2019) selec cionaron y recomendaron una metodología para la elección de especies marco o fundantes en función de sus atributos y consideraciones sobre monitoreo que se encuentra en desarrollo tanto para especies procedentes de vivero como siem bras directas.

En el Chaco semiárido, Martínez Gal vez et al. (2020) estudiaron y selecciona ron 9 especies consideradas clave para la restauración por su efectiva función de nodrizas.

Muy pocas especies poseen como ca racterísticas la no palatabilidad ante los herbívoros, criterio importante a consi derar al momento de la selección. En la región del Monte, Bulnesia retama (reta mo) es un ejemplo de una especie prácti camente no palatable, que permite su uso sin clausura con muy buenos resultados (Díaz Bisutti et al., 2021, en prensa).

Diversas especies muestran alta capa cidad de establecimiento a campo, entre ellas Prosopis flexuosa var. depressa que alcanzó 100% de establecimiento, y un porcentaje de supervivencia del 100% con 3 riegos de 10 litros/planta (Dalmas so et al., 2018) (Figura 3).

Figura 3: Plantación monoespecífica en surcos escarificados de Prosopis flexuosa var. depressa en locaciones de Cerro Divisadero Bayo, Malargüe, Mendoza Figure 3: Monospecific plantation in scarified furrows of Prosopis flexuosa var. depressa in Cerro Bayo (Malargue) location 

En los ambientes del Monte, la restau ración con especies nativas requiere que los propágulos para producir plantines provengan de las comunidades vegetales de contacto, adaptadas al mismo meso-bioclima. Plantaciones de especies nativas de otras procedencias, en general, suelen tener inconvenientes con significativas pérdidas de ejemplares. Por ejem plo, la introducción de Atriplex lampa en áreas donde no estaba presente tuvo como problema que la especie fue total mente afectada por herbivoría (Dalmas so & Candia, 2014). En una comunidad de Monte, la misma especie introducida en un matorral estable donde no estaba presente, tuvo persistencia efímera debi do a la incidencia de roedores, de insec tos y a la competencia con el resto de las especies del matorral. En estas situacio nes, la sobrevivencia de los ejemplares solo fue posible con subsidio energético: desmalezado, protección y riego (Dal masso et al., 2008). Por este motivo, la selección de las especies es un aspecto fundamental en la tarea de restauración.

El uso de especies leguminosas, como Prosopis sp. y Parkinsonia praecox, tiene una gran relevancia en el árido, incorporando nitrógeno mediante la relación simbiótica con Rhizobium y Bradyrhizo bium (Álvarez, 2014). Senna arnottiana ha sido identificada como pionera en ambientes degradados; si bien no pro duce nódulos, en la rizósfera muestra la presencia de bacterias de vida libre que estarían fijando nitrógeno (Masini, et al., 2013; Álvarez et al., 2011). Es de destacar el comportamiento de Prosopis denudans que fija nitrógeno aun en suelos con ba jos potenciales hídricos (Stronati et al., 2013). Experiencias en siembra directa de especies nativas muestran resultados diversos (Pérez et al., 2019b). Una com ponente biológica cada vez más conside rada es la costra biológica, integrada por musgos, cianobacterias, algas y líquenes, que desempeña un papel ecológico im portante como reservorio de agua (Ca labrese et al., 2013; Rovere, 2014). Para ello debe considerarse el tipo de orga nismo que domina en cada condición de aridez; en el hiperárido dominan las cia nobacterias, mientras que en el árido y semiárido, los musgos y líquenes (Navas Romero, 2019).

Conclusiones

En esta comunicación se han tratado los diversos aspectos involucrados en la restauración de zonas degradadas, con ejemplos de prácticas concretas.

En las zonas secas la restauración de áreas degradadas por actividades antró picas requiere de la aplicación simultá nea de diversas técnicas. Considerando la lentitud de la recuperación natural surge como necesaria en las etapas ini ciales la restauración activa. El empleo de plantines, obtenidos a partir de semi llas colectadas bajo la misma condición bioclimática y fitogeográfica, aun en número bajo, potencia la certeza en los resultados. Estas plantas actúan como nodrizas, facilitadoras, ante los propágu los provenientes de las comunidades de contacto. De acuerdo con la condición del suelo se podrá optar por técnicas como la roturación profunda, surcado, cubierta con ramas o poceado, entre otras. La clausura del área aumenta el éxito de la restauración. El papel de las especies nativas es clave y determinan te, así como la correcta selección de las mismas a partir de un análisis florístico-geomorfológico con base sucesional.

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Recibido: 01 de Agosto de 2020; Aprobado: 01 de Octubre de 2020

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