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Revista latinoamericana de filosofía

versión On-line ISSN 1852-7353

Rev. latinoam. filos. vol.50 no.1 Ciudad Autónoma de Buenos Aires jun. 2024

http://dx.doi.org/10.36446/rlf2024454 

Comentarios bibliograficos

Johannes Rohbeck, Moderne Aufklarung: Erkenntnisse für die Krise der Gegenwart, J. B. Metzler, Berlín, 2023, 299 pp.

DANIEL BRAUER1 

1 INEO UBA

El siglo XXI ha comenzado con el retorno de una serie de fantasmas del pasado que se creían extinguidos y que hacen su aparición con un nuevo vestuario. Frente a fenómenos como el terraplanismo, el creacionismo, la deslegitimación de la ciencia en general -a la que se con sidera cómplice, entre otras acusaciones, de la crisis ecológica-, así como los numerosos “postismos”, tal como los califica Rohbeck, como posverdad, posmodernismo, junto al narrativismo radical, la recesión de la democracia en el mundo y el renacimiento de populismos neofascistas, el retroceso de la cultura secular frente al resurgimiento de fundamentalismos religiosos y políticos, etc., no resulta tampoco ex traño que la filosofía de la Ilustración parezca transformarse en una pieza de museo, visitada solo por historiadores/ as e interesados/as en la historia de la filosofía.

Es que la Ilustración, cuya misiva de combate suele caracterizarse como la lucha contra los “prejuicios”, ha generado en torno suyo una serie de tópicos que suelen repetirse una y otra vez; tópicos que merecen ser revisados y que han logrado establecer sus críticos acérrimos. Es que desde sus comienzos la Ilustración ha venido acompañada como su sombra por la llamada “contrailustración” y esto no es casual, ya que se trata de un movimiento que se propuso no solo entender el mundo mejor -para aludir a la célebre parole de Marx-, sino transformarlo. Pasemos revista a algunos de estos clichés: europeísmo, cientificismo, ateísmo y materialismo, justificación del colonialismo y esclavismo, patriar- calismo y consecuentemente antifemi nismo, instrumentalismo y expoliación de la naturaleza, liberalismo y capita lismo desenfrenado, creencia ciega en un “progreso” irrefrenable e irreversible de la humanidad, para citar los más conocidos.

Frente a este panorama el libro de Rohbeck propone (1) un reexamen crítico de las principales teorías filosóficas que pueden identificarse como formando parte del llamado Iluminis- mo en el ámbito del pensamiento europeo, principalmente en Francia, pero también en Inglaterra, Escocia, Alemania, Italia y España. La imagen que nos propone es la de un movimiento con múltiples “family resemblances” (Wittgenstein), lo que justifica hablar de cierta identidad, a la vez que de importantes diferencias entre sus autores. Esto implica (2) poner en cuestión varios de los “prejuicios” mencionados y su generalización, lo cual obliga en muchos casos a una evaluación más matizada de las diferentes propuestas filosóficas. Es que la mayoría de sus críticos, como Adorno, Horkheimer y Foucault, para citar los más renombrados, no par tieron de un estudio profundo de los principales textos de los filósofos de la Ilustración -para Adorno/Horkhei- mer, por ej., ¡ella comenzaría ya con Homero! En el caso de Rohbeck, por el contrario, nos topamos con un especialista que ha dedicado alrededor de cincuenta años de su carrera académica al estudio de esta corriente de pensamiento, sobre todo en su vertiente francesa. No sorprende entonces que a lo largo del texto aparezcan, junto a una visión más ajustada de concepciones de autores clásicos, una serie de obras y propuestas poco conocidas.

Pero el libro, tal como ya lo anuncia su título, no consiste en una nueva historia de la filosofía de la Ilustración, sino que (3) partiendo de su análisis histórico propone respuestas y alternativas inspiradas en ella para la(s) crisis del presente, en el que no faltan alusiones al cambio climático, la pandemia el COVID-19, la invasión de Ucrania por parte de Rusia, etc.

En efecto, el libro está articulado de acuerdo al modo en que los filóso fos ilustrados abordaron temas específicos como la idea de Europa, la crítica de la religión, la relación hombre-naturaleza y por lo tanto la naturaleza de lo humano, la filosofía del género, las nociones de progreso y civilización con la mira puesta en lo que hoy se caracteriza como el antropoceno, la relación entre inteligencia, sensación y emociones, la teoría moral y la visión de la república con su división de poderes, la incipiente valoración y crítica del capitalismo, el surgimiento de la economía política, así como las bases emergentes de la antropología y la sociología, el surgimiento de la filosofía de la historia y su puesta en relación con la globalización, etc. En cada capítulo se lleva a cabo (4) una contrastación con la situación actual y (5) se busca una respuesta a los problemas acuciantes del mundo contemporáneo inspirándose en una serie de concepciones ilustradas que también fueron concebidas ante una crisis histórica que delimitó en forma definitiva un cambio de época que para el autor de algún modo sigue siendo la nuestra.

El libro de Rohbeck propone (6) una clara reivindicación de la Ilustración que diferencia de la Modernidad, no como un mero fenómeno histórico, sino como una propuesta para el presente. Resulta difícil en una breve reseña como esta dar cuenta de la riqueza del texto, del mismo modo que encontrar un hilo conductor unitario para los recorridos del libro, pero cabe destacar algunos de los conceptos que a mi juicio están mejor logrados. Uno de ellos es la recurrente noción de “contingencia” que pretende advertir acerca de los límites de la inteligencia y la acción humana, un concepto que contrasta con la visión que suele atribuirse a la Ilustración -llamada también la “edad de la razón”- de una presunta omnipotencia de la razón humana. El “progreso” podría definirse entonces como una posible superación paulatina de las condiciones contingentes de la existencia. Otro punto para destacar es el alcance y límites de la crítica a la religión, que si bien aparece en su forma más radical como ateísmo materialista en algunos autores como Holbach y La Mettrie, en general asume la forma de deísmo en la mayoría de los Ilustrados. Cabe diferenciar en ese sentido la crítica de la religión de la crítica de la Iglesia.

Particularmente interesante es el análisis de la serie de reflexiones que suscitó el terremoto de Lisboa (1755) en pensadores que van desde Voltaire hasta Kant, la negación de una interpretación teogónica que ponía en juego la intervención divina y la afirmación de la fragilidad de la condición humana en el marco de una interpretación secular del mundo.

En cuanto al insistente reproche actual de “eurocentrismo”, Rohbeck muestra cómo autores como Voltaire y Diderot relativizaron la presunta centralidad de la cultura europea. Del mis mo modo, junto a muchas ideas que el Iluminismo no logró iluminar o contribuyó a oscurecer, también pueden encontrarse en él claros elementos que conducen a la fundamentación de los derechos humanos y de instituciones que hoy nos parece que podemos dar por sobreentendidos.

Se pasa revista también, entre otros temas, a la emergente visión del hombre como producto de la naturaleza (y no de la creación divina) en los primeros atisbos de una teoría de la evolución.

No cabe duda de que el Ilustración -de la que, nos guste o no, somos herederos- significó un cambio radical en la cultura y en las formas políticas que condujeron al mundo contempo ráneo y que esta revisión de sus pre misas y el retomar sus intenciones originarias constituye un aporte valioso para la comprensión tanto de su época como de la nuestra.

También es cierto que, tal como había visto Hegel, las teorías de la Ilustración tuvieron un efecto de “contagio” frente a sus críticos, algunos de ellos inspirados por el mismo Rousseau, y condujeron a una renovación incluso del pensamiento teológico.

Si bien Rohbeck muestra claramente que la Ilustración es un fenómeno de pensamiento que se desarrolló en el marco de la cultura europea, también señala con acierto lo infundado del reproche global de eurocentrismo que suele atribuirse a sus principales teóricos. Con todo, un capítulo acerca del papel de América en la puesta en práctica y la teoría de sus principios resulta un desiderátum para una segunda edición del libro, no solo porque la América contemporánea con todas sus logros y contradicciones sería impensable sin las ideas de la Ilustración, sino porque a su vez la misma Revolución Francesa difícilmente podría haber tenido lugar sin el antecedente de la re belión de las colonias americanas y las ideas que se fueron gestando en ellas; después de todo, la democracia moderna y el experimento de lo que Hegel llamaba todavía críticamente un “reino electivo” (Wahlreich), cuyas consecuencias para el futuro en cambio Tocqueville supo ver, nació en suelo americano y no en la vieja Europa.

El libro contiene una útil bibliografía, así como un índice temático orientativo. Cabe destacar la cuidada edición, incluso la inusual calidad del papel utilizado para la confección de esta destacada obra.

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