SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.27 número2El dolor de sentirse pájaros y no poder cantar: las declamadoras en el universo poético de Alemany VillaCOLABORACIÓN. CARTA ABIERTA índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

  • No hay articulos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Mora (Buenos Aires)

versión On-line ISSN 1853-001X

Mora (B. Aires) vol.27 no.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires dic. 2021

 

La caja feminista

María Abella de Ramírez: librepensadora, maestra, periodista y feminista en Nosotras y La Nueva Mujer

Ana Lía Rey1 

1 Instituto Ravignani/IIEGE, Universidad de Buenos Aires

En esta Caja Feminista nos proponemos reconstruir un debate en torno al feminismo que tiene lugar en las páginas de las revistas Nosotras (1902-1904) y La Nueva Mujer (1910). Los artículos seleccionados tienen como objetivo acercarnos a los tempranos pasos del decir feminista, de la apropiación simbólica de la lucha por la liberación femenina y de las disputas en torno a la igualdad de sexos dadas desde perspectivas ideológicas diferentes.

Esta selección quiere, a la vez, resaltar el lugar pionero de María Abella de Ramírez en las luchas femeninas y en la construcción de sentido social en torno a las mujeres, alejado de las concepciones de clase que se proponían desde el Partido Socialista y el anarquismo e interpelando a un colectivo femenino más amplio que aquel al que se dirigían estos movimientos. Este intercambio de ideas nos permite reconocer la importancia de las revistas culturales de pequeño formato en los debates públicos. Podemos considerar a las revistas Nosotras y La Nueva Mujer como proyectos colectivos atravesados por los intereses políticos de la cuestión femenina que, por entonces, están circulando por espacios más reducidos, tales como la sociabilidad de la vida universitaria o la de algunas asociaciones femeninas que se proponían trabajar en pos de la liberación femenina. Estas revistas permiten la circulación de esas ideas en otros espacios y están destinadas a un amplio público femenino: las mujeres obreras, las intelectuales, las amas de casa, las estudiantes.

María Abella llega a Buenos Aires desde su Uruguay natal y se establece en La Plata. Allí, continúa su formación como educadora y crea formas asociativas y de formación femenina y feminista; junto con ello se vuelca al periodismo y a la militancia dentro del ecléctico espacio de los librepensadores. En cuanto a su vida privada, contrae matrimonio en segundas nupcias con el escribano Antonino Ramírez con quien forma una familia numerosa.1

En 1902, dirige la revista Nosotras que se publica desde agosto de ese año hasta aproximadamente noviembre de 1904; allí María Abella ocupa la dirección y Justa Burgos Meyer2 es la subdirectora. En Nosotras confluyen ideas y militancias provenientes del liberalismo, el socialismo y el anarquismo ligadas por el común espíritu anticlerical y por la cultura científica como principios explicativos y ordenadores del mundo social.

La revista aparece en un momento en que se están articulando diferentes tramas discursivas en torno a las reivindicaciones de las mujeres; la provenientes del socialismo, visibilizado entre otras por la acción de las mujeres universitarias; las del anarquismo que ya habían puesto en circulación sus ideas a través de la revista La Voz de la Mujer (1896-1897), las ligadas al catolicismo y las provenientes del feminismo liberal. En ese tejido de publicaciones femeninas, la revista de María Abella se propone transitar el camino de la búsqueda de mayor igualdad entre los sexos: “La lucha será contra algunas leyes y costumbres que han estado bien en otras épocas, hoy se sostienen y son perjudiciales para todos” (“Al público”, Nosotras, Nº 1, 1902) y, en diciembre de ese año, suma a su nombre el lema: “Ayudémonos las unas a las otras: la unión hace la fuerza”.

En Nosotras prima la convicción de que la solidaridad es la única acción que garantiza la unión del género y sobre ella las mujeres deben construir un nuevo lugar en la sociedad. Abella se propone intervenir con su publicación en el debate sobre el feminismo, pero también mostrar su postura sobre el divorcio absoluto y manifestarse contra los asesinatos de las mujeres en manos de sus parejas o ex parejas. Junto a los artículos sobre educación y las escuelas nocturnas para obreras, la revista publica poemas, crónicas breves, aforismos. Enmarcadas por una diagramación desordenada y en general poco sofisticada, se presentan algunas secciones fijas como “Tribuna libre” y “Sección literaria” y un conjunto de artículos en donde se evidencian el debate, la tensión y la convivencia entre distintas ideologías: anarquistas, socialistas y librepensadoras publican en Nosotras con firma o bajo seudónimo, ofreciendo un cuadro rico y diverso de las principales corrientes de pensamiento que abordan por entonces la cuestión de las mujeres.

María Abella publica algunos artículos con su firma mientras que muchos que se le pueden atribuir aparecen bajo un seudónimo.3 Si concluimos en que todas las intervenciones firmadas por Una Feminista pertenecen a la pluma de María Abella estamos en presencia de un debate que reproduce los diferentes puntos de vista entre la directora y la subdirectora de la publicación, Justa Burgos Meyer; mientras la primera se afirma en los principios del librepensamiento, la segunda sostiene sus convicciones de activa militante socialista.

El debate comienza a partir de una colaboración especial para la revista de Fenia Chertkow Repetto sobre el desarrollo del Congreso Socialista de ese año y la subsiguiente respuesta firmada por Unafeminista. Esa primera intervención, genera una respuesta de Fenia, que promete continuar, pero sus aportes se interrumpen. El debate se instala entonces al interior de la propia revista entre Justa Burgos Meyer, quien asume la posición de Fenia, y María Abella.

El valor del debate es el modo en que ambas editoras intervienen en el espacio público que le brinda la revista tratando de utilizar la publicación como tribuna para dirimir las diferencias, entre un feminismo identificado con la clase, tributario de un espacio político que le da lugar a las mujeres y un feminismo de corte más liberal, que llama la atención sobre los planteos políticos excluyentes del socialismo.

En febrero de 1904, en el marco de una serie de informaciones generales que brinda La Redacción, la revista anuncia que por “graves asuntos de orden privado de la Sra. Burgos Meyer no se sigue tratando el tema Feminismos y Socialismo”. Luego de este hermético comunicado, la subdirectora que tenía una participación constante en la revista prácticamente desaparece de la publicación.

Sin embargo, en agosto de ese año, al cumplirse tres años de circulación, la revista publica las fotografías de las responsables de la redacción y algunas colaboradoras y anuncia que se han “sacado el antifaz”. Las editoras piensan que es hora de que el público sepa quiénes hacen Nosotras. En ese momento, cuando se corporizan las ideas y la identidad adquiere otra dimensión para las lectoras, vuelve a aparecer Justa Burgos Meyer.

En 1910, María Abella vuelve a dirigir una revista, La Nueva Mujer, portavoz de la Liga Nacional de Mujeres Librepensadoras y transmisora de sus programas, idearios y actividades. La Liga fue fundada por María Abella y Julieta Lanteri en 1909, su Declaración de Principios y su Programa es una zona fija en la revista, a modo de recordatorio permanente o rezo laico. Ese plan consistía en una lista de reformas tendientes a la igualdad entre los géneros: igualdad en la educación, en las oportunidades laborales y remuneración, libertad para administrar los bienes gananciales, derecho al divorcio y reivindicación de los derechos políticos de la mujer que culmina con la creación de la Liga Feminista Nacional y su proyecto de expansión hacia el interior de la Provincia.

Sin dudas La Nueva Mujer es una cantera para rastrear debates de la época alrededor de los temas referidos a la mujer, como el que tiene en su centro a la llamada “Unión Libre”, y también para percibir formas de intervención en espacios públicos, como por ejemplo las conferencias en Centros y Logias o las intervenciones en el Congreso Femenino Internacional de 1910.

Este es el último proyecto de María Abella, la muerte de una hija en un parto mal atendido la distancia de sus labores en la revista y el proyecto concluye, sin embargo, la voz feminista de María Abella se alza entre nosotros en un debate que aún persiste.

Referencia

María Abella de Ramírez, Ensayos feministas, Montevideo, El siglo ilustrado, 1965 [ Links ]

1 María Abella nació en Uruguay en 1863 y murió en La Plata en 1926; antes de radicarse en Buenos Aires se recibió de maestra, creó el Club de Señoras para la formación física e intelectual de las mujeres, y también enviudó. Algunas semblanzas biográficas sobre María Abella pueden encontrarse en: Laura Fernández Cordero, “Abella, María” en Horacio Tarcus (dir.), Diccionario biográfico de la izquierda argentina. De los anarquistas a la “nueva izquierda” (1870-1976), Buenos Aires, Emecé, 2007, p. 6 y Lily Sosa de Newton, Diccionario biográfico de mujeres argentinas, Buenos Aires, Plus Ultra, 1986.

2Justa Burgos Meyer, secretaria del Comité del Partido Socialista de La Plata, fue maestra y poeta, estuvo siempre muy ligada al ámbito educativo y a la sindicalización de la profesión docente, fundó la revista La Educación.

3Algunos de los artículos que en la revista no están firmados o son publicados con la firma de “Una Feminista” integran el libro de María Abella de Ramírez, Ensayos feministas, Montevideo, El siglo ilustrado, 1965.

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons