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Mora (Buenos Aires)

versión On-line ISSN 1853-001X

Mora (B. Aires) vol.29 no.1 Ciudad Autónoma de Buenos Aires jun. 2023

http://dx.doi.org/10.34096/mora.n29.1.12031 

Reseñas

Tramas Feministas al Sur. Débora D’Antonio, Karin Grammático, Catalina Trebisacce (eds.) (2022). Buenos Aires, Madreselva, 272 pp.

Guillermina Trinidad Peralta1 

1 IPEHCS Instituto Patagónico de Estudios de Humanidades y Ciencias Sociales.CCTPATAGONIACONFLUENCIA Centro Científico Tecnológico Consejo Nacional de InvestigacionesCientíficasyTécnicas -PatagoniaConfluencia. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. guilleperaltanqn@gmail.com

Tramas Feministas al Sur se propone transformar la conciencia histórica a partir de una compilación de artículos que ponen en valor “historias escasamente contadas” del movimiento feminista y LGTTBIQ+ de la Argentina y Chile. El registro amplio de experiencias, sujetos colectivos y procesos históricos da cuenta de la heterogeneidad propia de los movimientos, evidenciando las limitaciones de ciertos relatos totalizantes que existen en la ciencia hegemónica y en el propio feminismo.

Débora D’Antonio, Karin Grammático y Catalina Trebisacce compilan ocho artículos de diferentes autorías, una crítica que erosiona los relatos dominantes -coloniales, androcéntricos y heteronorma-dos- existentes en las ciencias sociales. Esta apuesta tiene continuidad con sus trayectorias intelectuales ya que sus trabajos académicos han dado cuenta de los lazos entre las izquierdas y los feminismos, las cuestiones de género y la clase trabajadora, la represión de los regímenes dictatoriales y la violencia sexual, como una manera de evidenciar conexiones y desafiar miradas monolíticas.

El libro recorre una serie de temáticas tales como las insurrecciones estudiantiles en Chile, teoría y literatura feminista, debates en relación a la revolución sexual en las décadas de 1970 y 1980 en la Argentina, acciones contraculturales en torno al VIH en Chile hacia fines de la década de 1980 e inicios de la de 1990, la relación entre el trabajo sexual y el feminismo, la memoria lesbiana y la experiencia del

Archivo de la Memoria Trans. Tal como sostiene Nora Domínguez, autora de uno de los capítulos, la masi-vidad del feminismo desde junio de 2015 da forma a una nueva experiencia histórica en la que se enmarcan las obras feministas de nuestros tiempos. En ellas se alimentan debates, se hacen circular razones, se amplían horizontes del pensamiento. Tramas Feministas al Sur da cuenta de todo ello.

Cada uno de los capítulos escritos por Nelly Richard, Nora Domínguez, Karina Felitti, Fernanda Caravajal, Débora Daich, Vir Cano, Débora D’Antonio, Karin Grammático y Catalina Trebisacce tiene su especificidad temática, a la vez que es posible encontrar en ellos núcleos problemáticos comunes, algunos de los cuales se desarrollan en los siguientes apartados.

Las inscripciones sociohistóricas de los feminismos y del movimiento LGTTBIQ+En los diferentes procesos analizados se articula lo específico de los movimientos feministas y LGTT-BIQ+ con el contexto más amplio en el que se inscriben. Se abona así una mirada no “guetificante” que posibilita comprender mejor cómo las coordenadas sociohistóricas generan condiciones para que determinadas problemáticas o enfoques se visibilicen o, al contrario, encuentren obstáculos para tematizarse. Una concepción dialéctica de la historia acompaña los escritos: la acción colectiva también puede modificar las condiciones históricas, a esto nos referiremos a continuación.

Nelly Richard en “Memoria, latencias y estallidos. La insurgencia de mayo de 2018 en Chile”, histo-riza el movimiento feminista y sus tendencias a la autonomía o a la institucionalización. Esta última es propia de la década de 1990 y fue promovida por los gobiernos y los organismos internacionales. Ambas lógicas son puestas en tensión a partir de las movilizaciones estudiantiles contra la educación sexista, ya que cuestionaron tanto los poderes institucionales como las formas más tradicionales de los movimientos sociales. Ante esto, la autora se pregunta “cómo generar puentes de traducción entre el feminismo y sus otros” (p. 27) en pos de una inteligibilidad común para que el feminismo no quede excluido como periferia vociferante. Así cobran centralidad la temática del movimiento y el contexto sociopolítico más amplio.

En el artículo “‘Le hicimos el quite al tiempo’. Acciones en torno al VIH en las Yeguas del Apocalipsis”, Fernanda Carvajal reconstruye la manera en que Francisco Casas y Pedro Lemebel tensionan, a través del arte, el cauce que conducía la política homosexual a formas de vida higienizadas en el marco de la irrupción de la epidemia del VIH-sida en Chile en la década de 1980. Por medio de estrategias de intervención en el espacio público invocaban la “nostalgia por una sexualidad promiscua y no reproductiva, social y legalmente sancionada, que se extinguía” (p. 161). En este sentido, la experiencia de las Yeguas del Apocalipsis convoca a pensar que la articulación de las prácticas políticas con el contexto en que se desarrollan no implica necesariamente subsumirse a las lógicas de lo “posible”. Casas y Lemebel desafían los sentidos hegemónicos representados por las políticas estatales y ciertos sectores del activismo que promovían la idea de una sexualidad limpia y sin riesgos.

Por su parte, en “Dos demonios y revolución sexual en los ‘80”, Pablo Ben argumenta que en los años 1970 comenzó un proceso de revolución sexual en la Argentina que se profundizó en la década siguiente. Entre los indicadores de dicho proceso, encontramos la segunda transición demográfica, la relativa igualación de varones y mujeres en el mercado de trabajo, el acceso a la educación superior, el debilitamiento de las familias tradicionales, la separación y las uniones consensuales, entre otros. El argumento que legitimó estas transformaciones fue la importancia de la autodeterminación individual, alejándose de la propuesta de un cambio social radical propio de la década anterior. La revolución sexual de 1980 se presentó a sí misma como moderada, más ligada al liberalismo clásico, expresando, por una parte, la voluntad de trascender los extremos en un contexto de vigencia de la teoría de los demonios, a la vez que alineándose con la ideología hegemónica propia del fin de siglo.

En relación al momento histórico abordado por Carvajal y Ben, Débora D’Antonio, Karin Grammá-tico y Catalina Trebisacce insisten en la potencia de pensar la década de 1980 no solamente haciendo foco en la transición democrática, sino también en aspectos como la revolución sexual. Asimismo, la situación de estigmatización vivida ante la emergencia del VIH en Chile da cuenta de que la restitución de la democracia no tuvo efectos similares para todas las personas. Implicó la intensificación de los dispositivos de control y persecución policial a las identidades disidentes y a las trabajadoras sexuales tal como se expresa en el capítulo “Feminismo y trabajo sexual. Crónicas de un desencuentro” y en la entrevista realizada a Magalí Muñiz, integrante del Archivo de Memoria Trans.

La construcción de la agenda. Lxs sujetxs políticos de los feminismos y transfeminismosLa construcción de la agenda feminista se amplía en la medida en que son audibles diferentes sujetxs colectivxs, experiencias y procesos sociales. Las temáticas abordadas en la obra, algunas de las cuales encontraron en la producción científica escasa resonancia, reconfiguran el campo de las temáticas consideradas feministas.

En relación con el trabajo sexual, Débora Daich argumenta cómo la demanda por el reconocimiento de los derechos laborales cobra fuerza en la década de 1990, momento en el que se crea gran parte de las organizaciones de trabajadoras sexuales de América Latina. Entre sus condiciones de posibilidad, la autora menciona la lucha contra las medidas neoliberales, de control social de los gobiernos y de prevención del VIH por parte de los organismos internacionales. Comienza recuperando la figura de Ruth Mary Kelly, una de las primeras trabajadoras sexuales en llevar adelante, en la década de 1970, la demanda por el reconocimiento del trabajo sexual en tanto tal. Si bien el feminismo de la época reconoció la importancia de acompañar la lucha de las trabajadoras sexuales para defenderse de la policía o la obtención de algunos derechos como la jubilación, no acompañó su reconocimiento en términos de trabajo. Esto significa que una demanda que no fue considerada legítima en las décadas de 1970 y 1980 por parte del movimiento, sí logra hacerse lugar con más fuerza en la siguiente. De esta manera una problemática considerada periférica se instituye como legítima al interior del movimiento con el paso del tiempo.

En el capítulo “La memoria lesbiana que se hace con las manos. Un ejercicio de imaginación genealógica en torno a los Cuadernos de existencia lesbiana y Potencia Tortillera”, Cano hace foco en la producción de registros que visibilicen las existencias y resistencias de lesbianas. Mientras que los Cuadernos de Existencia Lesbiana fueron una apuesta por interrumpir el discurso hetero centrado del feminismo y contestar a la patologización de la población GLTB+, Potencia Tortillera fue impulsado por la preocupación ante la falta de historización del movimiento lésbico y la necesidad de la transmisión intergeneracional. Desde la perspectiva de Cano, ambos proyectos se encuentran ligados histórico y conceptualmente y expresan formas de resistencia que no son reductibles a las luchas por la adquisición de derechos. Se vinculan con la producción de redes de afectos, de saberes, que insisten en que no hay “una única lengua lesbiana, tampoco una única, pacífica y progresiva memoria o una sola manera de hacer política tortillera” (p. 236). En un sentido similar, D’Antonio, Grammático y Trebisacce recuperan la lucha contra el abuso policial, “el activismo antes del activismo” de las personas trans y la creación del Archivo de Memoria Trans en el capí- tulo titulado “Como en un cuento de hadas. Biografía, memoria y archivo. La historia trans de Magalí”.

Por último, entre las reiteraciones de las temáticas del feminismo se encuentran las que remiten al amor, al sexo, a los afectos y a su forma de organizarse socialmente. Karina Felliti en “Lecturas feministas sobre los vínculos sexo afectivos entre mujeres y varones en la Argentina contemporánea” sostiene que hubo una ampliación de las bases del movimiento y de los temas de su agenda a partir de los procesos de movilización masiva en el marco de “Ni una Menos” desde 2015, la organización de los paros internacionales en el marco del 8 de Marzo, el impacto local del #Metoo, el crecimiento de los encuentros plurinacionales de mujeres, lesbianas, travestis, trans, no binaries -renombrados de esta manera desde 2019- y la lucha por el aborto legal. En lo que hace a los vínculos sexo-afectivos, se vivencia un contexto de cambios en las relaciones y roles de género, en los que cobró vigencia el debate en relación al goce y al deseo y a la necesidad de problematizar las relaciones de poder existentes en los vínculos heterosexuales.

Como permite observar este breve racconto, las temáticas y problemáticas propias del feminismo y de las comunidades LGTTBIQ+ se encuentran en permanente elaboración y existe una disputa en relación con la legitimidad de cada una de ellas tanto “hacia adentro” como de cara a la sociedad toda. Tal como se menciona en la introducción, la compilación parte del reconocimiento del movimiento feminista, transfeminista y LGTTBIQ+ como un espacio heterogéneo atravesado por disputas de poder, hegemonizado por diferentes sectores que logran instituir determinadas demandas como legítimas en determinados momentos históricos. En pos de visibilizarse “desde los márgenes”, se generan estrategias de reconocimiento y propuestas que permitan afrontar la violencia, la discriminación, la desigualdad. Algunas de ellas son abordadas a continuación.

Los feminismos y la multiplicidad de estrategiasLos colectivos de disidencias sexo-genéricas elaboran estrategias para contrarrestar la invisibilización de sus problemáticas y ponen en circulación otros sentidos políticos. Cano y Carvajal recuperan experiencias que buscan “producir narrativas heterogéneas al interior de los movimientos socio sexuales que desborden, tensen y disputen los marcos jurídicos dominantes de construcción de memorias activistas” (p. 221). En su análisis de Potencia Tortillera y Cuadernos de Existencia Lesbiana, Cano analiza la forma de producción, circulación y sostenimiento de políticas archivistas: publicaciones y archivos digitales de carácter colectivo y autogestivo que van a contrapelo de la memoria oficial que centra la atención en las conquistas legales. Yeguas del Apocalipsis también se centra en disputar los sentidos dominantes y lo hace través de dispositivos artístico-performáticos.

La experiencia del Archivo de la Memoria Trans descripta en la entrevista realizada a Magalí Muñiz por D’Antonio, Grammático y Trebisacce, coincide con Potencia Tortillera y Cuadernos de Existencia Lesbiana en la importancia de visibilizar historias de vida y mili-tancia que den cuenta de la complejidad de las experiencias personales y colectivas de lesbianas, travestis y trans. El Archivo lo hace a través de la conservación de fotografías, videos, cartas y postales. Magalí menciona que ser parte del equipo que realiza el Archivo ha significado la construcción de redes de amistad amplificadas, hecho que se vincula con ensayos de formas comunitarias de vida practicadas en décadas anteriores por personas travestis y trans. Así la generación de archivos y redes de solidaridad puede entenderse como una estrategia vital en diferentes contextos.

Siguiendo con estrategias comunes al interior de la comunidad LGTTTBIQ+ es potente preguntarnos: ¿cuál es la relación entre el humor, la alegría y el dolor? En la entrevista “‘Como en un cuento de Hadas’ Biografía, memoria y archivo”, se acude a la idea de supervivencia alegre “Saben, nosotras tenemos un don astral de transformar lo malo en bueno. Nosotras contamos cosas horribles que nos pasaron y nos morimos de risa (...) Tenemos ese don que aprendimos y usamos para no sentir tanto dolor porque si no nos teníamos que pegar un tiro o ahorcado directamente” (p. 259). Mientras que en “Yeguas del Apocalipsis” las formas de habitar el duelo hacen cohabitar la parodia y el dolor.

Por otra parte, la relevancia de las disputas por la transformación de los marcos legales forma parte del relato de Magalí Muñiz, quien sostiene que “Para nosotras no hubo democracia sino hasta 2012, cuando tuvimos la ley de Identidad de Género. Hasta ese momento no sabíamos lo que era la democracia” (p. 258). En la actualidad demandan una Ley Integral Trans y la reparación por parte del Estado ante todos los derechos que les han sido negados.

Cano, Grammático y Trebisacce dan cuenta de la complejidad del diálogo entre los activismos lésbicos y trans y su “interpelación a la condición feminista”. Nelly Richard define al movimiento transfeminista como la unidad entre feminismo y disidencia sexual, posibilitado porque el primero pudo salirse de la autorreferencialidad excluyente basada en la identidad para ampliar cadenas de equivalencia entre agentes y demandas (político-sexuales, educativas, laborales). La revuelta estudiantil chilena da cuenta de este proceso y a partir de la lectura de Tramas Feministas al Sur podemos abrir dicho interrogante para pensar la vinculación entre el movimiento feminista y transfeminista de la Argentina.

La interlocución del feminismo a actores se reitera en la escritura de Nelly Richard al analizar la experiencia de las estudiantes chilenas en clave de insurgencia y performatividad. La insurgencia refiere a actos colectivos en los que la gente dice basta, constituye un tiempo excepcional, que no implica prácticas políticas cotidianas ni la elaboración de políticas públicas. En ellas se pone en juego lo que la autora llama performatividad política, que es la experimentación de aquello por lo que se lucha: el mundo existente y el anhelado cobran encarnadura de manera simultánea. La posibilidad de que el feminismo no sea una periferia vociferante es una preocupación de la autora, quien sostiene que para que esto no suceda es preciso que se haga uso de la capacidad para generar gestos dobles, que sean disruptivos del orden social a la vez que negociar en el marco de las relaciones sociales existentes.

La última de las estrategias que desarrollaremos refiere a la escritura de libros que forman parte del mercado editorial. Felitti analiza la existencia de un segmento de dicho mercado que aborda las dinámicas de las relaciones sexo-afectivas en la Argentina. Forma parte de una oferta para mujeres cisheterosexuales de clase media que buscan mejorar sus vidas amorosas y aumentar el placer. Por su parte, Nora Domínguez, tal como mencionamos al inicio, vincula las producciones teórico-políticas y la literatura con su contexto de producción. En “Las potencias, las razones, las ficciones”, la autora sostiene que a las condiciones inéditas de participación política propias del período posterior a 2015 le sigue una gran cantidad de producción de textos que dialogan con las experiencias de movilización y participación del movimiento feminista y travesti ya sea en clave teórico-política o de ficción en pos de nutrir con críticas, discusiones y propuestas.

Los dispositivos de archivo y construcción de memorias lésbicas y trans elaborados colectivamente, la visibilización de experiencias de vida y militancia que ensanchen los horizontes de lo posible, la construcción de lazos comunitarios, la producción de libros que se abocan a las relaciones sexo-afectivas, los libros de debate feminista y transfeminista, las performances artísticas, la creación de asociaciones y agrupaciones feministas y transfeministas, las protestas callejeras y los procesos insurgentes, las luchas por los derechos civiles, forman parte del repertorio de estrategias que el feminismo y el transfeminismo se han dado a lo largo de la historia en Chile y la Argentina.

Protagonistas de feminismos que interpelan desde los bordes del SurEn suma, Tramas Feministas al Sur constituye un aporte a la transformación de la memoria histórica, haciendo justicia a experiencias colectivas y procesos históricos invisibilizados. En este gesto de visibilización, de ir al encuentro de otros activismos feministas, transfeministas y de las comunidades LTTBIQ+, de otorgar nuevas claves interpretativas para procesos históricos ya estudiados, nos interpela como lectores en relación a cómo concebimos al movimiento.

Es una producción que no pretende la inclusión inocua a la ciencia y al feminismo hegemónico, sino que justamente pone en tensión sus parámetros y relatos legítimos. Las trabajadoras sexuales, las estudiantes insurrectas, las lesbianas, las personas trans, los homosexuales son parte de la historia de las luchas del Sur, con sus reivindicaciones de sus métodos, de sus tácticas y estrategias, de sus horizontes de transformación social. Lejos de ser pensadas como identidades unívocas, afines a ser pensadas a partir de su praxis política.

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