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Cuyo

versión On-line ISSN 1853-3175

Cuyo-anu. filos. argent. am. vol.36 no.2 Mendoza dic. 2019  Epub 30-Nov-2020

 

Textos

Una presentación para Julieta. Sentires sobre Los nudos de la sabiduría feminista

A presentation for Julieta. Feelings about The knots of feminist wisdom

Rosario Fernández Ossandón1 

1Centro Núcleo Milenio Autoridad y Asimetrías de Poder, Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago de Chile. Contacto: larosariofernandez@gmail.com

Me levanté un día en medio de la noche y escribí: es el paso del tiempo entre las sábanas, son traspasadas por él. Pero siente pena por el jardín y por su cuerpo finito, al que le falta la persistencia de los árboles nativos de hojas siempre perennes plantados por ella años atrás en ese pequeño jardín, el peumo y, más tarde, el molle. ¿El ciruelo? ¿Por qué puso ahora un pequeño ciruelo? ¿Para sustituir al laurel apestado? ¿Por el color rojizo amoratado de las hojas? No, tal vez le hizo espacio al ciruelo como único y nuevo árbol de hojas caducas. Guadalupe Santa Cruz, Esta parcela.

Primer momento: la impresión del tiempo

Velar a Julieta un 8 de abril de 1985; un velorio en un hogar- político, morado por feministas, activistas, escritorxs, sindicalistas, políticxs, académicxs, investigadorxs, en fin, acompañada por el lazo cómplice, trenza de conmoción. Siento que al presentar este texto la velo también, en un abril también, mes de su nacimiento y muerte también. En el hemisferio sur abril es el inicio del otoño, momento de cambio de un sol caluroso a días nublados que invitan a la introspección, al recuerdo, a la mirada. En el hemisferio norte es el inicio de la primavera, momento de transformaciones, de apertura, de proyección. Ambos tiempos: momentos para pensar la memoria y el porvenir. Son esos espacios/tiempos entre-medio, entre lo evidentemente verano-invierno, que sorprenden por su pausa en movimiento. Podríamos pensar el velar también como una pausa para despedir e invitar, para conmemorar y crear. Despedimos a Julieta en 1985 a un cáncer, pero la volvemos a recibir en esta presentación y cada vez que la leemos y citamos en textos y marchas. Porque velar no podría ser, pienso, tan solo un despido, sino también una celebración. Una invitación gozosa a pensar los caminos sinuosos, reflexivos, agudos, asertivos que tuvieron tanto el activismo, la investigación social y la escritura de Julieta Kirkwood. Y velar también es acompañar, quedarse a su lado para caminar entre su vida y su muerte, entre el aquí y el allá o entre ni aquí ni allá, encontrando complicidades, experiencias y diferencias que existen, y no se pueden pensar sin, entre mujeres que se preguntan por la justicia. Esos espacios entre-medio, esos Nepantlas (en palabras de la escritora Rosario Castellanos), serían territorios que -por nuestras diferencias- se convierten en tablados donde mujeres como Julieta habitan y donde se podrían desplegar palabras que incomodan, retuercen y fisuran las relaciones de poder patriarcales para pensarnos y pensar el mundo, la democracia, la vida, una justicia de otros modos, unos más amables.

Hacer de la vida un pensamiento, pensar la propia vida, ha sido y es cinética de varias escrituras que lindan entre la política y la ética. Así fue en el caso de Simone de Beauvoir, de quien Julieta era gran lectora. Gilda Luongo lee a Simone y su escritura-pensamiento sobre la enfermedad a partir de las reflexiones que Raquel Olea hace respecto el cáncer de Julieta en el libro Julieta Kirkwood. Teórica y activista del feminismo chileno. En él, Raquel señala: “La enfermedad es un significante que cuenta la historia escrita en el cuerpo que la vive, una segunda ciudadanía con un Rut oculto” (Olea, R. 2009, 21). Gilda retoma estas reflexiones en clave beavouriana para decir: “Me parece interesante este modo de nombrar [ciudadanía con un Rut oculto] ese cuerpo portador de una supuesta vitalidad lanzada como proyecto que perseguía el ejercicio de la soberanía -la potencia ciudadana feminista-, que en algún súbito momento de un zarpazo es transformada en oscuridad sombría que se deja caer como peso sobre el impulso hacia la libertad” (Luongo, G. 2016, 115).

La impresión del cáncer -porque impresiona pero también porque deja una impronta, una huella en el cuerpo mismo- convida a Julieta a pensar la vida, su vida, y la vida del feminismo desde la política, la escritura y la urgencia. Porque son esas experiencias de oscuridad que nos impulsarían con porfía a la libertad. Interpreto, entonces, que al conocer su diagnóstico, Julieta entendió la urgencia. Así también lo sugiere Raquel: “A comienzos de los ochenta, Julieta sabía de la gravead de su enfermedad, fueron años vividos con apuro, y con el saber que se tiene poco tiempo para hacer lo que se desea y se estima urgente” (Olea, R. 2009, 20 ).

La urgencia de la enfermedad está trenzada con otras urgencias. Julieta misma lo sugiere en Ser política en Chile. Los nudos de la sabiduría feminista, donde siente -por el contexto de represión del régimen dictatorial- la urgencia por transformaciones culturales para impulsar el feminismo desde una labor memoriosa de historizar la participación de las mujeres en la política. Así también lo interpreta Gilda en su texto Amanda Labarca y Julieta Kirkwood: “Hay que tener niñas bonitas” donde señala: “En la escritura de ambas mujeres chilenas hay un tiempo situado y marcado como de ‘urgencia’. Algo pasa en ese tiempo/espacio que es vivido como intenso” (Luongo, G. 2015, 2 ).

Mi lectura es que la urgencia que aparece en Julieta no es una urgencia acelerada, precipitada, sin tiempo para la reflexión, sino una urgencia con la cual ella le otorga importancia a la investigación social e histórica; le da significado a la necesidad de recopilar las historias de mujeres sufragistas, de mujeres de partidos políticos, de pobladoras; le entrega valor a la escucha intensa de las experiencias de mujeres diferentes; y despierta en ella un deseo por escribir… transcribir… sus talleres, conversatorios, conversaciones, pensamientos sobre el feminismo, sus nudos y silencios, y sobre el rol de las mujeres en la política.

Pienso que la herida -la enfermedad en su cuerpo, la opresión de la dictadura y la necesidad de hacer una lectura feminista sobre la democracia1- la llama a lo urgente, o más bien la temporalidad la sorprende, el tiempo y sus ritmos, su sonoridad, su flujo y pausa de repente, por sorpresa. La emplaza a lo urgente no solo en la acción -como fue su trabajo en la creación de la Casa de la Mujer La Morada2, en sus intervenciones públicas en dictadura con el lema Democracia en el país y en la casa, en los talleres con mujeres de diversos orígenes- sino que también la convoca a la reflexión y, tal vez, más urgentemente a la vinculación entre acción y reflexión, o acción y escritura, o más bien entre ética y política a través de la acción de escribir. Es que los entre-medio, como aquellos producidos por el encuentro con la finitud, no son un simple aquí-allá, son un espacio en sí mismo, productivos, creativos, espacios otros que Julieta bien supo explorar, imagino no sin dificultades, no sin goces. Estos entre-medios, podríamos pensar, se desplegaron no solo en su práctica sino en sus formas de hacer, su propia estética de la práctica, de la experiencia y de la escritura.

Pienso en estos entre-medio, junturas entre la vida misma y la muerte misma, y la escritura como un lugar -un morar- de posibilidad, de permanencia conmovedora por su contenido y por su propuesta estética de responsabilidad de sí pero siempre con otrxs. Su mano, así como la de otras escritoras, traza líneas que rodean, figuran, fisuran amablemente, buscando el disenso y el diálogo, buscando hacer política de lo íntimo, hacer de lo personal algo político, consciente de la (in)mortalidad de su pensamiento, de la urgencia por democracia y del quehacer feminista. Huellas que dejan una impronta sutil y profunda que Julieta explorará desde la duda indagatoria y la experiencia incardinada (Luongo, G. 2015) como lugares feministas de transformación con otrxs.

Segundo momento: el encuentro y la escritura

La escritura, para Julieta, adquiere un carácter múltiple. Por un lado, lo desarrolla al alero de Flacso (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales) y sus compañeros sociólogos (entre ellos Enzo Faleto, Rodrigo Baño y Angel Flisfisch), a través de un lenguaje que busca evidencias para respaldar estudios sobre la realidad social, desde abajo, y desde las voces y experiencias de las mujeres. Julieta estudió sociología, pero interpreto que sintió una cierta incomodidad no solo con la disciplina -incomodidad que comparto- sino que con el “conocimiento científico”. Por eso, en Flacso realizó trabajos transdisciplinarios que se tradujeron en reflexiones teóricas pujantes, preparadas para cuestionar las formas de producción de conocimiento. Pues ella creía profundamente en el desmantelamiento, sacarle el mantel a la mesa de la casa de las “ciencias” para pensar en la materialidad, en las experiencias y en los cuerpos como lugares de saberes para cavilar lo político y lo democrático.

Por otro lado, produce una escritura deslenguada, irónica, puntuda, furiosa. Así fue en sus textos publicados en Furia, revista formada desde la Federación de Mujeres Socialistas en 1981, cuatro años antes de que falleciera y un año antes del Caupolicanazo, primer acto masivo realizado por mujeres en dictadura y que rompe con el silencio del feminismo -detectado por la propia Julieta- luego del sufragismo donde las feministas se recluyeron a los partidos politicos y sus lógicas. Muchos de sus escritos en Furia fueron luego recopilados y publicados, junto con otros textos de su autoría, en el libro Tejiendo Rebeldías. Escritos feministas de Julieta Kirkwood editado por Patricia Crispi y publicado dos años luego de que Julieta falleciera (Figura 1).

Figura 1 Fotografías de la revista Furia, parte del Fondo La Morada del Archivo Mujeres y Género del Archivo Nacional de Chile. Estas fueron sacadas en una visita al Archivo -junto a Olga Grau, Francisca Pérez, Alejandra Farías y María Eugenia Mena- en el contexto del Laboratorio Curatorial Feminista ¨Reactivaciones críticas de la memoria. Archivos de prácticas feministas¨ con Julia Antivilo el 12 de abril de 2019. 

En Furia, Julieta escribe con el seudónimo Adele H., aludiendo a la película de Alain Truffaut sobre la hija del escritor Victor Hugo. Pareciera ser que dicho nombre -que porta la historia de una mujer que sufre el dolor por la muerte de una hermana e insiste, porfiadamente, en su propio deseo por el amor, la escritura y, finalmente, la libertad- le permite a Julieta también escribir desde su deseo, desde la furia, desde la rabia. Es que para Julieta escribir era una urgencia (Olea, R. 2009). Interpreto que la furia y la rabia son afectos que se transmiten entre lo íntimo y lo público a través del ejercicio escritural de Julieta. La poeta, educadora y activista Audre Lorde, en un discurso de 1981 titulado Los usos de la rabia ofrecido en la Conferencia Nacional de Estudios sobre Mujeres en Estados Unidos, describe la rabia como una respuesta (al racismo), a la violencia injusta y estructural vivida por mujeres negras, un afecto con el cual se vive cotidianamente.

La rabia, para Lorde, no es una energía destructiva sino creativa, que lleva al cuestionamiento de la violencia. “Toda mujer tiene un arsenal de rabia potencialmente útil contra esas opresiones, personales e institucionales, que crearon la rabia. Centrada con precisión, puede convertirse en una poderosa fuente de energía que sirve al progreso y al cambio. Y cuando hablo de cambio, no solo me refiero a un simple cambio de posiciones o a una disminución temporaria de las tensiones, ni a la capacidad de sonreír o sentirse bien. Estoy hablando de una alteración básica y radical en esas suposiciones que subrayan nuestras vidas” (Lorde, A. 1984, 127). Gilda Luongo interpreta, también, de este modo el ejercicio escritural de Julieta. “Las mujeres necesitan constituirse como sujetos de su propia rebeldía por eso la ira, la furia es un potencial para la transformación” (Luongo, G. 2015, 21).

La rabia es, entonces, un afecto político creativo que bien sabe usar Julieta para irrumpir la dictadura y su carácter patriarcal y autoritario. Pero pareciera ser que es en los encuentros entre mujeres donde Julieta intensifica su escucha, acomoda el oído y toma una pausa, por un ratito, para luego transformar sus reflexiones sobre el feminismo y el conocimiento en una escritura que juega con la pregunta, la crítica y la propuesta.

Importante para ella eran los “conversatorios” -reuniones no jerárquicas que realizaban en La Morada y en otros espacios con mujeres- pero también los encuentros internacionales, como fue el II Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe en Lima en 1983, dos años antes de que muriera, y motivo principal del texto en el presente dossier y donde desarrolla la noción de “nudos feministas”, noción central en su producción teórica y activista. Pareciera ser que este encuentro en particular fue un momento de pausa donde Julieta escuchó con especial cuidado a las mujeres y sus disensos, y los lazos anudados por ellos. Los nudos de la sabiduría feminista pareciera ser una escritura-cuerpo particular de Julieta donde la pausa -producto de la impresión de ver a mujeres hacer política- deviene escritura íntima, furiosa y profundamente afable.

En este texto, la experiencia aparece como aquel lugar privilegiado del cuerpo desde donde se producen saberes. Ella misma dice que algo ocurre cuando las feministas se juntan. En esa presencia algo cambia, se transforma, se cuestionan las fronteras para pensar en los lazos-en-las-diferencias. Pienso que en ese juntarse se espeja un estar, una presencia presente que le permite a Julieta deambular, quedarse quieta, un quedarse que deviene potencia política y escritural. La presencia y las conversaciones que ocurren en ese Encuentro permiten hacer trabajo memorioso -re-contonstruir nuestras historias, de feministas y mujeres- para hacer otras memorias. Dicho Encuentro se volvió un espacio entre-medio, dejando huellas, estelas, trazos para pensar nuestros nudos.

La noción de nudos que Julieta desliza en el texto se inspira en su profundo deseo por la política feminista. Para ella, los nudos son los des-encuentros que en sí mismo configuran el potencial del feminismo. Quedarse en ellos, mirarlos, intentar desenredarlos sería el trabajo político, un movimiento vivo. Como señala Raquel: “El nudo es de este modo marca y dificultad, pero también potencial” (Olea, R. 2009, 55 ).

Mientras escribo esta presentación, se exhibe en el Archivo Nacional de Chile la exposición Feminismo, una mirada desde el siglo XXI al siglo XX. Como parte de su puesta en escena pública, fuera del Archivo ubicado en la calle Miraflores se extiende un lienzo con la frase “El feminismo se hizo palabra y sentido común” (palabras de Julieta). Pareciera que ella aparece, reaparece, irrumpe nuestra cotidianeidad a propósito del Mayo Feminista y de la masiva Huelga Nacional del 8 de marzo. Es que Julieta deviene presencia y el feminismo un asunto urgente en el contexto global, y especialmente en América Latina, con la proliferación de voces y políticas neoconservadoras y neoliberales. Pero más urgente es, me parece, liberar el potencial político de un feminismo deseoso de mirar sus nudos, hacer trabajo memorioso e imaginar el porvenir desde su sensible mirada crítica. La publicación de este texto es, entonces, un acontecer urgente.

Referencias bibliográficas

Castellanos, Rosario. 1972. Poesía no eres tú. México: Fondo de Cultura Económica. [ Links ]

Castillo, Alejandra. 2007. Julieta Kirkwood. Políticas del nombre propio. Santiago: Palinodia. [ Links ]

Kirkwood, Julieta. 1986. Ser política en Chile. Las feministas y los partidos. Santiago: Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales. [ Links ]

Lorde, Audre. 1984. Sister Outsider: Essays and Speeches. New York: Crossing Press. [ Links ]

Luongo, Gilda. 2015. Amanda Labarca y Julieta Kirkwood: “Hay que tener niñas bonitas”. Publicado en Biblioteca Fragmentada. 1-25. Disponible en: https://www.bibliotecafragmentada.org/amanda-labarca-y-julieta- kirkwood/Links ]

Luongo, Gilda. 2016. Curva cerrada: figuraciones del cuerpo enfermo en Simone de Beauvoir. En Grau, Olga; Luongo, Gilda; Castillo, Alejandra; González, Verónica y Santander, Elsa. Simone de Beauvoir en sus desvelos. Lecturas feministas, 113-121. Santiago: LOM. [ Links ]

Olea, Raquel. 2009. Julieta Kirkwood. Teórica y activista el feminismo chileno. Santiago: Editorial USACH. [ Links ]

Santa Cruz, Guadalupe. 2015. Esta parcela. Santiago: Alquimia. [ Links ]

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Recibido: 15 de Abril de 2019; Aprobado: 22 de Mayo de 2019

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