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Cuyo

versión On-line ISSN 1853-3175

Cuyo-anu. filos. argent. am. vol.39 no.2 Mendoza dic. 2022  Epub 31-Jul-2023

 

Reseñas

Quiroz Ávila, Rubén. Ni calco ni copia. Antología de la filosofía peruana contemporánea. Lima: Solar, 2019, 312 p.

Larry Delao Lizardo1 

1Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Perú. aldelao182@gmail.com

Quiroz Ávila, Rubén. 2019. Ni calco ni copia. Antología de la filosofía peruana contemporánea. Lima: Solar, 312 p.p.

Lo que durante décadas fue una cuestión sin respuesta, para el filósofo y maestro Rubén Quiroz es una afirmación enfá-tica. La filosofía latinoamericana y peruana existen. Contra el mito que coloca a la filosofía como una actividad exclusivamente europea o anglosajona, nuestro autor reivindica un filosofar de inventario propio en América Latina y, por su puesto, en el Perú. Y lo hace, en esta ocasión, mediante una antología de la filosofía peruana contemporá-nea que titula, quizá en tono provocador, con la conocida expresión del Amauta: Ni calco ni copia.

La antología elaborada por Rubén Quiroz recoge un total de trece obras escritas por los filósofos y filósofas que, según nuestro autor, han alcanzado una producción y reflexión notables y han contribuido a promover diversas búsquedas e indagaciones filosóficas. Con este trabajo, busca visibilizar el mapa de nuestras reflexiones filosóficas a partir de la segunda mitad del siglo anterior. De este modo, entre la selección tenemos autores clásicos, como Augusto Salazar Bondy y Francisco Miró Quesada Cantuarias, y más contemporáneos, como Víctor Mazzi y Zenón Depaz.

La introducción que abre el texto es muy significativa. No solo comprende una presentación del motivo y de los autores de la antología; es, principalmente, una declaración contra el colonialismo del saber, un manifiesto por la existencia y la validez del filosofar de Nuestra América. Dicha introducción no podía estar ausente tratándose de un trabajo del maestro Quiroz. Si quisiéramos resaltar lo más trascendente de la labor filosófica de Rubén Quiroz hasta ahora, señalaríamos sin duda su trabajo como representante y promotor del pensamiento crítico peruano y latinoamericano. Es en este aspecto que ha desempeñado su mejor papel como filósofo y como maestro, forjador de nuevas generaciones de pensadores críticos.

El texto introductorio, titulado “La filosofía peruana contemporánea”, inicia con una observación importante: el mito de la filosofía como producción exclusiva de Occidente. Aunque parezca inofensiva y hasta anticuada, esta es todavía una cuestión actual. El discurso predominante se esfuerza, aún hoy en día, en mostrar la razón occidental, europea y anglosajona, como la única vía para poder pensar filosóficamente. “Evidentemente -afirma Quiroz (2019)-, la estrategia hegemonizante no es inocua. Esconde un modelamiento de la realidad de tal magnitud que las interpretaciones creaban un espejismo de univocidad epistemológica: solo lo europeo/estadounidense, tenía las características civilizatorias ideales y ansiadas. Todo lo demás era signo de barbarie” (p. 3).

Nuestro autor se resiste a estos cánones y agendas del discurso hegemónico. Muy por el contrario, propone que “mostrar las tensiones conceptuales y las líneas de acción reflexiva de una comunidad intelectual nos dan señales saludables de sus múltiples existencias” (p. 4). Aquellas tensiones son las que encontramos en Ni calco ni copia, una antología que trata de mostrar un filosofar peruano de inventario propio, con conflictos discursivos propios y con tensiones muy particulares.

Los caminos del filosofar latinoamericano

Si bien la antología no está ordenada por temáticas, consideramos que los textos de Francisco Miró Quesada, Augusto Salazar Bondy, David Sobrevilla, Juan Abugattás y Augusto Castro comparten elementos temáticos en común. Todos ellos discuten sobre el filosofar latinoamericano y peruano.

Francisco Miró Quesada nos ofrece, en su texto “Universalismo y latinoamericanismo”, una reflexión testimonial de la evolución del pensamiento latinoamericano y los conflictos y vicisitudes que lo marcaron. El objetivo de todos los filósofos de su generación era hacer filosofía auténtica. ¿Cómo entender esta autenticidad? Dos posiciones se enfrentaron al respecto: los “universalistas”, quienes se proponían pensar los grandes temas de la filosofía (occidental), y los “latinoamericanistas” (llamados también “políticos”, pero con cierto desdén), quienes buscaban pensar nuestra propia y particular realidad para propugnar su transformación. “Durante las décadas de los sesenta y setenta -afirma Miró Quesada- era casi imposible ser un filósofo político sin sentirse comprometido a fondo en la lucha por la liberación” (p. 36). A pesar de la disputa, que por momentos llegó a puntos muy tensos, se logró generar diversos aportes desde el pensamiento latinoamericano. Entre ellos, destaca claramente la “filosofía de la liberación”, corriente en la que el propio Miró Quesada se inserta.

Augusto Salazar Bondy planteó desde un inicio las dificultades de hacer un filosofar auténtico en una región presa de la dominación como América Latina. No obstante, no niega que pueda darse la filosofía latinoamericana o peruana. Salazar señala que todo pensar surge a partir de uno preexistente, al “entrar en diálogo con los filósofos, aprender su lenguaje, recibir el impacto de sus inquietudes y ser promovido de este modo a un nuevo pensar” (p. 51). Si bien el texto que figura en la antología (“El comienzo del filosofar”) es un texto propedéutico, deja muy clara la idea de cómo debe construirse una filosofía auténtica a partir de las herencias occidentales: “aprender filosofía no es repetir una filosofía existente, sino llegar, por mediación de un filosofar existente, a un nuevo pensar” (p. 54).

En un camino similar al de Salazar Bondy se encuentra David Sobrevilla con su libro Repensando la tradición nacional, cuyo prólogo se recoge en la antología. Las tareas de la filosofía en América Latina y el Perú, según nuestro autor, se pueden sintetizar en las siguientes: 1) apropiarse del pensamiento filosófico occidental; 2) someter a crítica dicho pensamiento; y 3) replantear los problemas filosóficos y reconstruir el pensamiento filosófico. Esta tarea de replantear o “repensar” es un acto de reconocimiento, actualización y cuestionamiento, al tratarse de la propia tradición. En resumen, el proyecto de Sobrevilla se puede sintetizar en “la necesidad de que la filosofía que se hace en el Perú repiense y replantee los problemas teniendo en cuenta los más altos estándares del saber, pero al mismo tiempo reconociendo su propia tradición nacional, sus posibilidades y los requerimientos concretos de la realidad de la que parte” (pp. 70-71).

Juan Abugattás, por su parte, insiste en la necesidad de pensar desde la propia realidad latinoamericana. En su texto “Latinoamérica: el reto de las redefiniciones” señala que la tarea de liberación de América Latina desde la filosofía parte por pensar desde el reconocimiento claro y certero de la verdadera condición del hombre latinoamericano. Por eso, la primera tarea que debe realizar la filosofía en nuestra región es “desarrollar las categorías que permitan una descripción y caracterización adecuada de esa condición. Es así como yo entiendo el llamado a la autenticidad” (p. 209). Abugattás sugiere que una primera manera de abordar la condición del hombre latinoamericano es el estudio de sus instituciones y las condiciones sobre la que se basan. Y a partir de ahí, reformular el pensamiento social de América Latina.

Por último, Augusto Castro señala que “en el Perú, la filosofía existe desde hace varias centurias y nuestros filósofos han pensado las cosas tomando nota principalmente de los problemas que tenían al frente y no tanto de los debates que se daban en el mundo” (pp. 217-218). En el texto presente en la antología, “La filosofía entre nosotros. Cinco siglos de filosofía en el Perú”, señala que posiblemente la filosofía que se hace “entre nosotros” se aleje del patrón europeo y no aborde los “grandes temas”, pero “siempre ha estado entroncada con sus tiempos y con su espacio” (p. 219). No obstante, propone que es necesario conocer con profundidad y rigurosidad qué se ha pensado, cómo se ha pensado y quiénes han pensado en nuestro país para poder hacer filosofía aquí y ahora. “El reconocernos como parte de una tradición -afirma Castro- nos parece el camino más seguro para afirmar y renovar la tarea de la filosofía entre nosotros” (p. 228).

Identidad nacional y diálogo intercultural

El camino del pensar la identidad nacional y el diálogo intercultural se da sigue con los trabajos de Edgar Montiel, María Luisa Rivara, José Ignacio López Soria y Pablo Quintanilla. La tarea de generar una filosofía desde el Perú implica la necesaria tarea de conocer su historia y sus dilemas, sus conflictos y vicisitudes.

En el texto “El Inca Garcilaso y la Independencia de las Américas” de Edgar Montiel encontrarán una magistral presentación del impacto político de los Comentarios reales, libro leído muchas veces de manera literaria o histórica, pero pocas de manera política. Según nuestro autor, “puede ubicarse en tres ámbitos la presencia del Inca Garcilaso: en la construcción del concepto del derecho natural, en la literatura de la Ilustración y, finalmente, en las visiones filosóficas y utopistas” (p. 82). Desde los ilustrados franceses (Voltaire, Diderot, D’Alembert, Marmontel, Holbach, entre otros) y los utopistas y filósofos ingleses (Campanella, Bacon, Locke) hasta Túpac Amaru y los independentistas criollos y norteamericanos (Vizcardo y Guzmán, Miranda, Thomas Jefferson), los Comentarios reales circuló de mano en mano como un manifiesto político contra el orden colonial e injusto. No obstante, según Montiel, la obra del Inca Garcilaso no consume su importancia en el pasado, muestra también un horizonte para el presente: “En la historia y la tradición de América late una alteridad cultural: un campo abierto a la innovación y la experimentación social y política, plenamente vigente hoy en día” (p. 93).

La historia y tradición a la que se refiere Montiel se percibe en el texto “En torno a la identidad nacional” de María Luisa Rivara, quien señala que pensar en la identidad de la nación es pensar en el ser nacional: “Pensar el ser de la identidad nacional, [sic] es partir de su ser real para extraer de su heterogeneidad algo unificado, algo que nos confiera identidad” (p. 103). Esta relación entre el ser y la razón unificadora es la base para constituir la identidad. En el caso concreto de nuestro país, el contenido de nuestra identidad será resultado de una triple manifestación de pluralidad: cultural, étnica y lingüística. Las dos concepciones culturales (andina y occidental) que se enfrentaron en la formación del Perú dieron como resultado un múltiple abanico de manifestaciones culturales: “esa creación en la pluralidad, [sic] constituye la explicación más enrizada en la historia nacional y ha permitido y permite la aceptación y convivencia de culturas, etnias y lenguas diferentes” (p. 107).

Siguiendo con esta misma discusión, José Ignacio López Soria nos ofrece una interesante lectura al respecto en “El principio interculturalidad y la filosofía de la plenitud”. La identidad que nos creamos no necesariamente es auténtica o propia: nos es generada a partir del “patrón civilizacional” de Occidente. Sin embargo, la modernidad occidental también ofrece “otras voces” alternativas a la visión hegemónica con las que podemos elaborar un nuevo horizonte de sentido. Es aquí donde hacen su aparición el “diálogo intercultural”, como “posibilidad de apropiación de la riqueza humana portada por el otro y fuente insospechada de gozo” (p. 125), y la “filosofía de la plenitud”, el horizonte utópico que nuestro autor ofrece como alternativa al desarrollo (o desarrollismo) de la modernidad. El propio López Soria advierte que esta “filosofía de la plenitud” es todavía un horizonte en construcción.

Por su parte, en su texto “Interpretando al otro: comunicación, racionalidad y relativismo”, Pablo Quintanilla señala que comprender al otro “requiere, como condición de posibilidad, verlo como básicamente racional, donde la racionalidad es la articulación consistente entre las creencias, los deseos y las acciones que la intérprete le adscribe en una situación comunicativa dada” (p. 231). De esa manera, basándose en el principio de caridad del filósofo Donald Davidson, elabora una argumentación en torno a la racionalidad como una propiedad relacional de los individuos que surge en la interacción comunicativa.

Pensar la realidad concreta

Tanto José Carlos Ballón y Teresa Arrieta tratan de utilizar los elementos de la filosofía para enjuiciar la realidad, para pensar la realidad concreta. Sus textos “Ética, modernidad y autoritarismo en el Perú actual: ¿vigilar y castigar?” y “Ética ambiental: del dominio al respeto de la naturaleza”, respectivamente, están unidos por insertarse en la llamada “filosofía práctica”, pero también porque discurren en la reflexión de nuestros problemas presentes como la corrupción y la crisis ecológica.

José Carlos Ballón nos presenta filosóficamente la ética moderna como salida a los problemas de nuestra sociedad actual. A partir de la crítica de la evolución de la sociedad moderna, nos señala la necesidad de regresar al paradigma de la ética moderna: la ética del trabajo. Según Ballón, “la ausencia de una ética del trabajo como medida social de la distribución e intercambio es precisamente la fuente del ‘todo vale’ y de la ‘ley de la selva’ que hoy vivimos” (p. 156), es decir, corrupción, clientelismo, delincuencia a todo nivel, lobbys y más. Por eso, nuestro autor propone retornar a ella como una salida viable para los males de nuestra sociedad. Sin embargo, es claro también al afirmar que “el problema no se resolverá por supuesto con discursos altruistas, sino creando las condiciones materiales para que la gente viva exclusivamente de su trabajo” (p. 157).

Por su parte, Teresa Arrieta presenta el complejo panorama de la ética ambiental en la actualidad. A partir de una distinción entre las principales posiciones y corrientes al interior de la ética ambiental (desde las antropocentristas y superficiales hasta las ecocentristas y profundas) y luego de haber examinado las distintas posibles causas de la crisis ecológica, nuestra autora nos conmina a desarrollar una teoría ética ambiental que tome en cuenta presupuestos axiológicos (necesarios para reconocer el “valor intrínseco” de la naturaleza) y un nuevo humanismo, “una nueva concepción del hombre, una concepción que no lo coloque frente a la naturaleza sino absolutamente en ella, que no cree un abismo entre la materia inanimada y los animales por una parte, y el hombre por la otra, ya que ello no responde a una realidad objetiva” (p. 198).

Pensar en clave andina

La antología cierra con los trabajos de dos filósofos que se han dedicado a interpretar el pensamiento andino: Victor Mazzi y Zenón Depaz. Sus trabajos no solo representan la indagación de una forma de pensar, sino también -en ese mismo nivel de importancia- una forma de decir: el quechua.

En su texto, “Kay, pacha, yachay. La reflexión y el saber en el Tawantinsuyo”, Mazzi nos muestra la multivocidad, la multiplicidad de sentidos de la lengua quechua. A partir de las definiciones y derivaciones de los términos kay, pacha, yachay, kama, sullul, entre otros, nos presenta las diversas maneras que tuvieron los incas de acercarse al saber. Asimismo, nos muestra las distintas funciones y tipos de los hamut’aq (“maestros”, “filósofos”), desde los funcionarios u “ordenadores” del imperio hasta el pachayachachiq, “el que logra el saber sobre el universo” (p. 278). Según cuenta Mazzi, solamente Wiraqucha alcanzó tal condición.

Por su parte, Zenón Depaz nos ofrece su texto “Experiencia cósmica y dinámica social en el Manuscrito de Huarochirí”, en el que resalta el papel que cumple dicha obra “para reconstruir los horizontes de sentido del mundo andino” (p. 288). Partiendo del esclarecimiento de los términos quechuas, al igual que Mazzi, Depaz desarrolla las concepciones de relación, complementariedad y orden cíclico en el pensamiento andino. Estas nociones, nos dice nuestro autor, abren “otras posibilidades de interpretación del pasado, el presente y el futuro del espacio andino” (p. 304); por ejemplo, entender el Tahuantinsuyu como una articulación de lo diverso, de las múltiples culturas existentes en el mundo andino, o interpretar la irrupción europea en estas tierras como una nueva dispersión después de la cual vendría un nuevo proceso de articulación.

Sin duda, los trabajos reunidos en Ni calco ni copia. Antología de la filosofía peruana nos ofrecen más que una muestra del momento y desarrollo del filosofar peruano. Nos ofrecen, en primer lugar, un horizonte cultural y filosófico en formación y con múltiples potencialidades. La lectura de la presente antología elaborada por Rubén Quiroz debe servirnos como invitación para conocer y comprender nuestra más reciente tradición filosófica nacional, condición indispensable para desarrollar un filosofar cada vez más auténtico.

Recibido: 24 de Mayo de 2022; Aprobado: 15 de Junio de 2022

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