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Cuadernos del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación. Ensayos

versión On-line ISSN 1853-3523

Cuad. Cent. Estud. Diseñ. Comun., Ensayos  no.125 Ciudad Autónoma de Buenos Aires dic. 2023  Epub 01-Nov-2023

http://dx.doi.org/10.18682/cdc.vi125.4554 

Artículo

Historieta y escultura, un vínculo posible

Jorge Opazo1 

Marcela Oliva2 

1 Jorge Opazo (Buenos Aires, 1970) es artista visual, ilustrador, docente y dibujante de comics con el pseudónimo Jorge Quien. Ha participado en diversas exposiciones en lugares como el International Comic Art Forum ICAF; Instituto de Arte de Chicago; el Festival Internacional de Artes Visuales FIX, Belfast, Irlanda del Norte; entre otros. Como dibujante de cómics publicó los libros de historieta Humanillo (La Pinta, Buenos Aires 2010), Planetoide (Llanto de Mudo, Córdoba 2013), Nada se Pierde con Vivir (Das Kapital, Santiago de Chile 2013), Anoche (Chancacazo, Santiago de Chile 2014) y Los Sofistas (Ril Editores, Santiago de Chile 2015). Desde 2009 vive y trabaja en Buenos Aires.

2 Marcela Oliva (Banfield, Pcia. De Buenos Aires, 1978), es artista visual y docente. En 2001 completó el Profesorado Nacional de Escultura en la Escuela Prilidiano Pueyrredón. Integró los proyectos colectivos Autores Ideológicos con una obra que forma parte del patrimonio del Centro Cultural Haroldo Conti y Niundíasinunalínea, proyecto de dibujo contemporáneo. En 2012 recibió el 2º premio de escultura en el Salón Nacional de Artes Visuales, Argentina. Vive y trabaja en Buenos Aires.

Densita

Densita es una historieta breve de ciencia ficción en la que compartimos el proceso creativo con mi esposa, la escultora Marcela Oliva. En Densita el paisaje de fondo, el planeta mismo, es el verdadero protagonista de la historia. Un explorador recorre la superficie mientras el terreno reacciona ante sus estímulos. Entonces le entregué a Marcela las páginas con el personaje y los globos de texto terminados, pero con los fondos pelados, listos para ser intervenidos. Pero Densita es, antes que nada, el nombre de un material con que mi esposa estaba trabajando por entonces, una especie de yeso profesional de alta densidad, utilizado por los odontólogos. Es este material el que inspiró el título y la temática del cómic, y la razón que me impulsó a participar a la escultora (y la escultura) en el proceso.

Figura 1 

Solaris -tanto la novela de Lem como la película de Tarkovski- es una referencia importante en mi trabajo. La idea de un planeta pensante es amplia y profunda, y me resultó inspiradora en esta y otras historietas. Su impronta tal vez se note más en Los Sofistas -el otro proyecto en que colaboramos- donde la interacción entre escultura e historieta fue más decidida. No recuerdo muchos casos en la historia del arte o en la historia de cómic, donde se haya experimentado con estas ramas del arte. Recuerdo el trabajo del dibujante chileno Claudio Romo, que en 2008 montó una exposición sobre su novela gráfica Informe Tunguska (Claudio Romo y Alexis Figueroa) en el Centro Cultural de España de Santiago de Chile. En esa ocasión convocaron a una ceramista que realizó vasijas y unos mutantes vegetales que aparecían en el cómic. También se exhibían reproducciones de páginas y viñetas ampliadas.

Figura 2 

Otro ejemplo es el autor francés Francis Masse (habitual de revistas como Hara-Kiri, Fluide Glacial, Pilote y Metal Hurlant). Pero él abandonó el cómic por la escultura a principios de los años 90. En sus obras combina diferentes materiales como piedra, mármol, arcilla, metal y madera.

Figura 3 

Figura 4 

También está el caso del artista argentino Adrián Villar Rojas, reconocido por sus instalaciones escultóricas de grandes dimensiones. En su obra -que explora la estética del fin del mundo- hay rastros, ruinas si se quiere, de la pulsión del cómic de horror y ciencia ficción. Una obra del año 2007 -ejecutada por encargo por el pintor Daniel García- muestra un cyborg (mitad robot, mitad monstruo) pintado al óleo sobre una puerta de gran formato. El encargo fue que la obra “pareciera la puerta de un adolescente”, que incluyera algún personaje del ámbito del cómic o el animé, y que se inscribiera la palabra “váyanse”. El monstruo elegido por García es La Cosa del Pantano en la versión de Berni Wrightson. A esa obra, catalogada como “escultura-pintura”, habría que agregar otra categoría; el cómic, para que refleje íntegramente el ideario del artista. Porque durante su adolescencia el sueño de ser pintor de Villar Rojas fue diluyéndose y dando paso al proyecto de ser “dibujante de cómics profesional”.

Figura 5 

Yo también quería ser dibujante de cómics cuando era chico. Pero no profesional. Por lo mismo diría que soy dibujante desde la infancia. Nunca hubo una pretensión al respecto. Ese anhelo profesional muchas veces coarta la posibilidad de hacer algo que ya estás haciendo naturalmente. Así pasa también con el arte, que puede ser hecho por todos y está muy presente en las actividades de los niños y niñas, pero no parece constituir algo concreto que se pueda desear como futuro profesional.

No sé bien por qué, pero los buenos escultores suelen ser buenos dibujantes. Tienen una mano endiablada para el dibujo. No así para la pintura. En ese terreno hay historietistas que son buenos pintores (y viceversa) como Alberto Breccia, Carlos Nine, Pablo Zweig o Manuel Depetris. En escultura basta revisar los croquis y proyectos de Claes Oldenburg, Alberto Giacometti u Omar Estela (el maestro de Marcela) para encontrarse con ese dibujo fresco, suelto y resuelto.

En fin, con Densita nunca pretendimos analizar las relaciones estéticas o conceptuales entre historieta y escultura. La colaboración surgió más bien como una actividad de entrecasa. Sin embargo, en 2015 presentamos el proyecto de exposición en el espacio La Dársena -plataforma de pensamiento e interacción artística- dirigido por Azul Blaseotto y Eduardo Molinari. Ese año el ciclo de exposiciones se titulaba Profundo -exploraciones interdisciplinarias- y nuestra propuesta calzaba perfectamente con el enunciado. La muestra consistió en una instalación con las páginas originales (tinta y grafito sobre papel) y una serie de objetos y esculturas -materializaciones de la geografía del planeta- realizados por Marcela. Así, el material que inspiró el cómic terminó conformando realmente su paisaje.

Figura 6 

Figura 7 

Los Sofistas

Los Sofistas es tal vez una de mis historietas más extremas. Todo en Los Sofistas es exagerado, tanto en la forma como en el contenido. Pero una exageración de base real. Se publicó por entregas en el sitio web de arte contemporáneo Artishock. La empecé en 2010 y la terminé en 2015. Cinco años de trabajo bastante interrumpido. En principio la historieta duraba solo tres capítulos. La idea era experimentar con un tipo de discurso extraído del teatro del absurdo. Escribí el texto previamente, cuidando el ritmo y la sonoridad, y dejando el sentido (si existe) muy al fondo. Luego lo desglocé en viñetas. Y todo el asunto se resolvía con la llegada de la muerte. Pero, ¿se resolvía realmente? Creo que no. Así que al año siguiente retomé la historia y escribí el resto del guión. La historia trata sobre dos terroristas ilustrados que deciden tomar el mundo por asalto, acabar definitivamente con la especie humana que ha llegado a límites intolerables de farándula y estupidez. Algo muy actual. Sus planes se ven frustrados porque sobrevienen las reencarnaciones, vidas y muertes de ellos mismos y sus enemigos. Así, los Sofistas se enfrentan una y otra vez a la La Esfera (el poder mundial que gobierna el planeta), cuyo ideólogo -Joseph Floyd- es una parodia del escultor alemán Joseph Beuys. El “concepto ampliado del arte” de Beuys es una de las mayores contribuciones al arte contemporáneo del siglo XX, y se sigue proyectando en el tiempo. La “escultura social” es una de sus aplicaciones más concretas, en el sentido de que cada persona -“todo ser humano es un artista” reza una de sus máximas- puede y debe contribuir a la conformación de la sociedad. Esta ampliación de la conciencia comprende acciones concretas; desde hacer el pan cotidiano hasta considerar el propio pensamiento y las ideas como material escultórico. La vida como obra de arte. Entonces fui parafraseando a Beuys en sentido contrario (y me costó la parodia, por su figura señera).

En Los Sofistas sus conceptos mutaron a “un concepto ampliado de la locura” y “todo ser humano es un quilombo”. Respecto a la “escultura social”, en el cómic tienen cierto protagonismo las llamadas “formas de pensamiento”, materializaciones del habla de los Sofistas. Su lenguajeo es tan denso, tan insportable, que genera formas materiales que flotan en el aire. Verdaderas esculturas de papel.

Figura 8 

Así, al observar que en Los Sofistas se daban paisajes y formas escultóricas, decidimos volver a colaborar con mi esposa. Esta vez le daríamos más presencia a los volúmenes, que se desplegarían por el suelo, las paredes y el espacio de una sala del Museo de Arte Contemporáneo de Santiago de Chile. Marcela se encargó de modelar varias de esas formas flotantes y algunos paisajes. Además, incluimos otros elementos como maquetas, dibujos, pinturas y, claro está, las 80 páginas originales del cómic (tinta sobre papel).

El visitante que ingresaba a la sala se encontraba en primer término con un sistema de formas de colores. Las páginas se desplegaban en una línea horizontal y daban la vuelta a la sala, de tal forma que el que quería -y tenía tiempo- podía leer la historia completa. Por último, en la pared del fondo realicé una gráfica de gran tamaño (tinta y aguada).

Como decía, en Los Sofistas reflexionamos con mayor énfasis sobre las relaciones entre historieta y escultura. ¿Qué tan fiel a los dibujos o al guión había que ser? La historia ya estaba ilustrada, así que no queríamos hacerlo una vez más. Marcela decidió tomar las “formas de pensamiento” como referencia, no como modelo. Y fundamentalmente como lo que son; formas que flotan en el aire, un subproducto del lenguaje. Entonces sus esculturas introdujeron el color en un mundo en blanco y negro. Dieron, literalmente, vida a la exposición. Porque el mundo de Los Sofistas es un mundo en decadencia, en ruinas. Y a poco andar ellos mismos se transfroman en estatuas vivientes. Así, el carácter “ballardiano” del cómic se trasladó a la sala de exposición, pero con el ingrediente inédito del color.

Figura 9 

Figura 10 

A veces me llama la atención un hecho que ocurre en los museos y galerías cuando se exhiben esculturas (esculturas no demasiado locas, quiero decir); y es que muchas veces pasan inadvertidas para el público, que suele dirigir la mirada hacia las paredes, en busca de los cuadros. Es como si no las viéramos, como si estuviéramos tan acostumbrados a su presencia en la ciudad o en los libros, que ahora pasan de largo. En la muestra de Los Sofistas sucedía un poco lo contrario. A la historieta se accedía tiempo después, como un paisaje de fondo (y su tiempo de lectura se estiraba aún más sobre las paredes). En cambio las “formas de pensamiento” resultaban muy atractivas, era lo primero que llamaba la atención. En fin, Los Sofistas es un vínculo posible entre escultura e historieta, áreas que a simple vista parecen tan distintas.

Imagen 11 

Notas

- Densita fue un proyecto presentado inicialmente en La Dársena - Plataforma de Pensamiento e Interacción Artística (Buenos Aires) y supuso la primera colaboración entre lxs artistas. En 2017 se repitió la experiencia en Los Sofistas, en el Museo de Arte Contemporáneo de Santiago de Chile, donde la experiencia inicial fue expandida y profundizada.

-Densita es una autoedición y se puede conseguir contactándose con los autores al mail quienjorge@jorgequien.com.

-Los Sofistas se publicó en 2016 por Ril Editores (Santiago de Chile). Y en Buenos Aires en 2018 por Editorial Tren en Movimiento. El libro cuenta con varios textos complementarios; una entrevista, un prólogo de Claudio Aguilera y dos textos de Pablo Turnes, uno dedicado al cómic y otro a la exposición en el MAC.

Recibido: 01 de Julio de 2020; Aprobado: 01 de Octubre de 2020; : 01 de Enero de 2021

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