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Revista argentina de cirugía

versión impresa ISSN 2250-639Xversión On-line ISSN 2250-639X

Rev. argent. cir. vol.109 no.2 Cap. Fed. jun. 2017

 

Editorial

In memoriam: Dr. Luis Gutérrez Maxwell

 

Roberto H. Lamy

Expresidente de la Asociación Argentina de Cirugía

El Dr. Luis Vicente Patricio Gutiérrez Maxwell nació en la ciudad de Buenos Aires el 13 de julio de 1935, en el seno de una familia genéticamente quirúrgica, cuyos orígenes se remontan al siglo XIX. Fueron sus ilustres antepasados: Avelino, Ángel, Elías y Alberto Gutiérrez, todos docentes médicos. Hijo de Nora Maxwell y de Vicente Gutiérrez, su padre fue una relevante figura de la cirugía argentina: Jefe de Cirugía del Hospital Español de Buenos Aires, Relator y Presidente del Congreso Argentino, Presidente de la Asociación Argentina y de la Academia Argentina de Cirugía. Con esa impronta, el destino de dos de sus hijos fue inevitable. Luis Gutiérrez cursó la escuela primaria y secundaria en el Colegio Guadalupe de la Ciudad de Buenos Aires. Su juventud está marcada a fuego por el club al que estaba íntimamente unido: CUBA. Compartía el amor por el club con uno de sus maestros y gran amigo, Horacio Achával Ayerza. Gran deportista, fue jugador de rugby de la primera división, tenista, esquiador y excepcional golfista, deporte -el golf- que lo acompañó hasta el final de sus días.

Estudió medicina en la Universidad de Buenos Aires y se graduó en 1961. Inmediatamente se incorporó al staff de la II Cátedra de Cirugía de la UBA, en el Hospital Ramos Mejía de la Ciudad de Buenos Aires, a cargo de Jorge Sánchez Zinny. Este último, así como, Achával Ayerza, Andrés Santas y su hermano Vicente, representaron los mayores referentes y guías durante toda su carrera.

En 1963 se incorpora a la Residencia del Servicio de Cirugía del Hospital Ramos Mejía, bajo la conducción de Jorge Sánchez Zinny. Fue la primera residencia quirúrgica en un hospital dependiente de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires. A su egreso obtiene la Beca anual del Gobierno de la Ciudad, para trabajar en el Servicio de Cirugía y en el Departamento de Docencia del Hospital. El tema fue: “Mecanismo de producción de las úlceras de stress en la rata”. Luis estaba orgulloso de sus antepasados cantábricos. Dijo al asumir la presidencia del Congreso Argentino de Cirugía que sus antepasados provenían de Santander, lugar donde, en la península de la Magdalena, se reunían Menéndez y Pelayo, Pereda y Marañón.

Sin embargo, la matriz de su desempeño profesional provino de otro lugar de la tierra. En 1968 gana la Beca bienal del British Council, en el Departamento de Cirugía del Hammersmith Hospital, Royal Posgraduate Medical School, de la Universidad de Londres. Y permanece en Gran Bretaña porque, en 1970, la Facultad de Medicina de la UBA le otorga una Beca en el Departamento de Cirugía, Western Infirmary, en la Universidad de Glasgow, Escocia. En 1971 vuelve al país y, después de un breve paso por el Hospital Argerich junto a Andrés Santas, ingresa, acompañando a Horacio Achával Ayerza en el Servicio de Cirugía del Hospital Penna. Fue integrante del staff y se desempeñó como instructor de residentes durante cuatro años.

En 1980 regresa definitivamente a su primer hogar, el Hospital Ramos Mejía.

Su regreso al Hospital revolucionó a gran parte del Servicio de Cirugía. Por su iniciativa comenzó a funcionar racionalmente el departamento de Docencia, hasta ese momento una simple estructura burocrática. Reabrió el bioterio, abandonado por años, y lo reequipó con todos los materiales necesarios para la investigación experimental, una de sus buenas obsesiones.

Recordaba siempre las épocas de gloria de ese bioterio, con la presencia de Clemente Morel y el talento de Juan José Naveiro, su compañero de residencia. Consideraba la investgación clínica y experimental como elemento clave en el desarrollo formativo del residente. Pocos momentos le daban más felicidad en su profesión que ver la participación de sus discípulos en el fórum de investgación del Congreso Argentino. Formó con esas pautas a toda una generación de cirujanos, hoy repart-dos en innumerables regiones, dentro y fuera del país. En 1994 ganó el concurso de Jefe de la División "A" de Cirugía, cargo que había sido ocupado por ilustres cirujanos: Alejandro Pavlovsky, Delfor del Valle, Jorge Sánchez Zinny, Roberto Gárriz y Héctor Santángelo.

De su paso por el imperio británico le quedó la rigurosidad, el estudio sistemático y el eterno respeto por la normas, tanto dentro como fuera del quirófano. Aparentemente conservador en sus costumbres, sin embargo fue muy receptivo a todos los grandes cambios de la cirugía mundial. Abrazó con pasión la cirugía mininvasiva.

Fue Relator del Congreso Argentino de Cirugía con el tema: "Educación Médica Continuada y Recert-ficación". Docente Autorizado primero, y luego Profesor Regular Adjunto de la Universidad de Buenos Aires, tuvo a la docencia de pregrado y posgrado como una de sus constantes preocupaciones. Presidió el 67o Congreso Argentino de Cirugía.

Ocupó todos los cargos posibles en la Comisión Directiva de la Asociación Argentina de Cirugía. Fue presidente de la insttución en 1998. Perteneció a la generación de cirujanos que promovieron el gran salto estructural de la Asociación. Había ingresado cuando esta tenía un único fin: la actividad cientifica. Colaboró en lograr el gran presente de hoy: una insttución de gran magnitud que abarca todos los aspectos de la vida del cirujano.

Fue miembro de la Academia Argentina de Cirugía y de prestgiosas entdades internacionales. Fue autor de numerosos trabajos cientificos publicados en nuestro medio y en revistas referentes de la especialidad en el mundo.

No puedo dejar de mencionar un aspecto relevante de su actividad asistencial privada. Luis Guté-rrez dirigió durante muchos años la Fundación de uno de los Bancos más grandes del país. Su función fue la de dar asistencia médica de alta calidad a 5000 familias, aproximadamente 20 000 personas. Con la asesoría permanente de su hermano Vicente, contrató los mejores sanatorios del país. Los profesionales eran de primera línea y la consigna era, todos debían atenderse de la misma manera y en el mismo lugar, tanto el presidente del Banco como el últmo ordenanza. Los honorarios médicos eran muy superiores a los de los servicios prepagos más importantes del país y, como él tenía la últma palabra, la sola mención, por ejemplo, de que la cirugía había sido muy dificultosa y se había prolongado motivaba que decidiera aumentar los honorarios de todo el equipo quirúrgico. Extraordinaria y exitosa experiencia hoy vista con nostalgia por todos los que lo acompañaron durante esos años. Es que Luis era esencialmente médico y creo, al decirlo, que entendía la medicina como un arte en función de los otros.

De su personalidad, estoy convencido, extrajimos sus discípulos no poco. Por ejemplo, el uso del silencio, el recelo en la adjetivación. Demasiado ornamento era para él un delito y no sé si le hubiera gustado verse en este recuerdo.

Casado con Adela Braun Estrugamou, verdadera columna vertebral de su familia, tuvo 3 hijos: Luis, Javier y Martina, que le dieron 7 nietos. Aunque de una personalidad, como mencioné, no propicia a la exteriorización afectiva, disfrutó plenamente de su familia a la que amaba entrañablemente. Fue leal amigo de sus amigos.

Dijo Borges hace muchos años: "Somos nuestra memoria, ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos". Es tarea permanente de sus discípulos y de todos los que lo han querido, reconstruir los fragmentos del espejo para que el recuerdo de su fgura permanezca a través de los tempos.

Roberto H. Lamy

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