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Relaciones internacionales

versión On-line ISSN 2314-2766

Relac. int. vol.24 no.49 La Plata jun. 2015

 

LECTURAS

Sevares, Julio.
China, un socio imperial para Argentina y América Latina. Buenos Aires, Edhasa, 2015, 208 páginas.
Por Lucas Igftacio Pavez Rosales (maestrando en Relaciones Internacionales, IRI – UNLP).

El título de este libro anticipa no sólo la temática de la relación que China establece hacia América Latina y Argentina, que el autor investiga, sino que establece una premisa: que dicho relacionamiento es el de un "socio imperial". Sin embargo, a       lo largo del escrito, no se entra en debates sobre dicha conceptualización que se presenta, por lo que se extrañan definiciones o diferenciaciones entre hegemonía e imperialismo para esclarecer esta aseveración; porque, más allá de lo económico- comercial, no se aborda cuestiones sobre lo que representaría ser un "socio impe- rial", y sus efectos geopolíticos en el sistema-mundo.
Más allá de ello, el argumento central de esta investigación es la estructura que  ha establecido China en su relación económico-comercial hacia Argentina y Amé- rica Latina, la cual posee claras características asimétricas, antes que complemen- tarias y/o cooperativas, a ojos de Sevares, lo cual sostiene fundado en numerosas investigaciones de expertos, y en su propio análisis sobre datos oficiales contra- puestos de dicha relación. El libro está dividido en 5 partes y 11 capítulos, a través   de los cuales se desarrolla una prolija argumentación.
En la primera parte, Julio Sevares hace una detallada aproximación histórica acerca de cómo China se convierte en lo que representa en la actualidad, para la economía-mundo, poniendo especial énfasis en la modernización que vivencia la República Popular China (RPCh) gracias a la gestión de Deng Xiaoping desde los años setenta en adelante. Para el autor, la explicación de éxito de dicho proceso nacional, estaría en que: "[l]a combinación de iniciativa privada con soporte esta- tal provocó un aumento sustancial de la productividad de todos los sectores de la producción, sobre los que se apoya la competitividad internacional de China" (Se- vares, 2015: 31). La estrategia desarrollada por el Partido Comunista Chino (PCCh) (desde sus planes quinquenales) se sustentó en un sistema que otorgaba una serie de beneficios a los inversores extranjeros, a cambio de la transferencia tecnológica hacia las empresas estatales chinas. Esto le permitió al país un aumento exponen- cial de su participación en las exportaciones mundiales, pero que ha tenido como explicación a trabajadores eficaces, una educación fuerte e innovación tecnológica. La parte segunda del libro entra de plano en el tema a tratar, enfocándose en la relación entre China y América Latina. El autor indica que la estrategia china esta- ría fundada en tres ejes implícitos; 1) importar materias primas de América Latina y exportarle productos industriales; 2) la utilización de préstamos para financiar el perfil exportador de materias primas de la región; y 3) inversiones en actividades primarias. Ello es contrapuesto por el autor, exponiendo que, desde el Libro Blanco para América Latina, de 2008, la RPCh determina que el tipo de relación es la lla mada "cooperación integral".
De esta relación, lo primero que se observa es el desfavorable saldo comercial que deja, y que, a juicio de Sevares, establece para los países de nuestra región una hiper-especialización y la dependencia a un grupo reducido de productos, que desalientan la diversificación. En tal sentido, mientras en el año 2000 la región ex- portaba a China un 1%, en 2013 la cifra ascendió al 9%, y en cuanto a importación, pasó del 2% al 15% en el mismo periodo de tiempo, convirtiéndose la RPCh en el segundo socio comercial de la región. En dicho contexto, se destaca la exposición de datos que evidencia cómo, mientras América Latina exporta al mundo un 56% en materias primas, hacia China esa cifra aumenta hasta el 86%, siendo cinco pro- ductos los que aglutinan el 72% de dicha exportación (hierro, soja, petróleo, cobre y mineral de cobre). El problema que esto significa, para el autor, es que: "[l]as importaciones latinoamericanas desde China aumentaron más rápidamente que las exportaciones hacia ese país, y están compuestas en casi su totalidad por productos manufacturados que, en muchos casos, están reemplazando producciones locales e importaciones de otros proveedores intra y extrarregionales" (Ibid: 72).
Otro aspecto de esta segunda parte del libro es su aproximación a los créditos chinos a América Latina: mientras que en el año 2007 fueron de US$ 1.000 millo- nes, en 2013 pasaron a US$ 20.000 millones, que en un 48% fueron destinados      a Venezuela. Junto a los créditos, las inversiones chinas han sido imponentes y crecientes, indicando el autor que están enfocadas en sectores productivos y de exportación al mercado chino; siendo el 5% de la inversión extranjera directa en América Latina, proveniente del gigante asiático en 2012, los principales receptores son Brasil (27%), Perú (19%) y Venezuela (12%).

La razón de ello, explica Sevares, es porque la región ve a China como alter- nativa a la hegemonía de EUA; más aún considerando el discurso de cooperación sur-sur que tiene la RPCh. Y en aquel triángulo China-América Latina-EUA expone el autor la visión que Bernal Meza posee sobre China hacia la región, sindicándola como centro-periferia, donde China aplicaría una realpolitik, que no se diferencia de otras potencias en la relación económica que establece, por lo que se requiere reconceptualizar lo estratégico del vínculo. Ello se contrapone con la opinión del sinólogo Malena, quien indica que desde 1978 China tiene sólo criterios económi- cos en sus relaciones, por lo que no buscaría hegemonizar, y que al ser la relación China-EUA estrecha, el primero guardaría una "distancia calculada" en su acerca- miento a América Latina, al ser radio de influencia norteamericana. Este análisis del autor es lo más destacable del libro por el ejercicio de interpretación política de los lineamientos chinos, pero su brevedad (4 páginas), hace que no se desarrolle a pleno, además de no ser retomado en capítulos posteriores.
La tercera parte del escrito versa sobre la relación China-Argentina, que se inicia con un concienzudo recorrido histórico sobre las buenas relaciones diplomáticas que han marcado la pauta entre ambas naciones, incluso durante la dictadura de Videla, y que se profundizó con el retorno a la democracia, aunque ello no implicó críticas a la situación de derechos humanos en la RPCh (como el suceso en la plaza Tiananmen en 1989). En dicha situación, el gobierno de Néstor Kirchner estrechó aún más las relaciones económicas y diplomáticas de la mano de una alta inversión en 2004, donde Argentina tuvo catalogación de socio estratégico, lo cual se acentuó una década más tarde cuando Xi Jiping hizo del país un "socio estratégico integral", pero donde resalta el controvertido permiso para que China ponga una estación espacial lunar en Neuquén a 50 años plazo, que cuente con legislación china como regente, y que empresas chinas no necesiten licitación abierta para adjudicarse proyectos en Argentina, donde incluso pueden traer a sus propios trabajadores.
Desde una visión más comercial, que Argentina concentre sus exportaciones en un 70% en soja, y 80% en materias primas, según datos de 2013, para el autor es peligroso, en tanto China es también productor de soja y esté llevando a cabo un programa de reconversión de su industria aceitera para mayor competitividad como productor, lo que puede afectar directamente a la soja argentina de la que se provee. Junto a ello, una crítica que Sevares esboza, es que: "[l]as compras ferro- viarias a China entran, además, en contradicción con la política oficial (…) Muchos de estos equipos podrían fabricarse localmente con una política sectorial y acuerdos adecuados con proveedores extranjeros" (Ibid: 140). Señalándolo como falencia en la industrialización y transferencia tecnológica. Y en un aspecto a destacar, como ejemplo que utiliza el autor sobre cómo puede China afectar al comercio intrarre- gional y a la Argentina, expone que las represas Kirchner y Cepernic, luego de ser adjudicadas al consorcio brasileño Camargo Correa, se canceló su acuerdo, el cual posteriormente fue entregado a la empresa china Gezhouba.
 Por otro lado, en la parte cuarta del libro, referente a las oportunidades y desa- fíos que América Latina tiene con Asia, es significativa la reflexión del autor: "Los países de la región, ¿aprovecharon el momento de ingresos externos abundantes para mejorar la economía y la competitividad? Sea cual fuere la respuesta ¿qué de- berían hacer de aquí en más para que la historia de auges y shocks comerciales deje de repetirse?" (Ibid: 160). El gran desafío que Sevares pone para la región es cómo apuntar al desplazamiento que los productos chinos generan sobre los locales e in- trarregionales, que debilitan las industrias, lo que ejemplifica indicando que Brasil, entre 2000 y 2008, perdió un 15% de mercado en América Latina, el cual es un 39% por penetración de producción china. Y que también se debe apuntar a cómo hacer frente a otros competidores que surten a China de bienes, como Vietnam y Myanmar en manufacturas, y Nueva Zelanda con Australia en materias primas.
La quinta parte, del mismo tema, para Argentina, indica que el país carece de una estrategia para su relacionamiento con Asia, que sería una inserción pasiva que se deja cooptar por los intereses, particularmente chinos, pero que genera una especialización en materias primas e importaciones industriales que perjudica a los productores nacionales. Además, el empresariado argentino tampoco tiene planes estratégicos de inserción, como evidencia el autor, donde la FIESP brasileña le saca gran ventaja en su visión de largo plazo. De ello también responsabiliza al protec- cionismo del Estado, que le facilita subsistencia sin grandes esfuerzos, aletargando su competitividad. Incluye la incapacidad de actuar como Mercosur, lo cual determi- na la pérdida de potencial negociador a Argentina y al resto de miembros.
Para concluir, si bien el título de libro es muy aventurado, el autor deja muy       en claro que, desde lo económico-comercial, la relación de China con Argentina y América Latina es asimétricamente desventajosa, tanto  por  debilidad  estructural del país y región, como por cómo China aprovecha su discurso cooperativo para imponer sus intereses sobre la mesa.

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