SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.46 número1Trabajo de "campus": el viaje de un educador chileno por universidades norteamericanas (1918-1919)Europa y América: Guglielmo Ferrero y Gina Lombroso en la Penitenciaría Nacional de Buenos Aires. 1907 índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

  • No hay articulos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Anales del Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas. Mario J. Buschiazzo

versión On-line ISSN 2362-2024

An. Inst. Arte Am. Investig. Estét. Mario J. Buschiazzo vol.46 no.1 Buenos Aires jun. 2016

 

ARTICULO

La imagen de Toledo en la literatura de viajes argentina. Lilia Rañó de Petracchi y otros viajeros de su tiempo

The image of Toledo in argentinian travel literature. Lilia Rañó de Petracchi and other travellers of her time

Verónica Gijón Jiménez *

* Licenciada en Historia del Arte (premio extraordinario de Licenciatura) y Doctora en Historia del Arte por la Universidad de Castilla-La Mancha. Ha realizado estancias de investigación en centros como el Warburg Institute, University of London (2008), el Centre de Recherche sur la Littèrature des voyages, Paris-Sorbonne (2009) y el Kunsthistorische Institut in Florenz, Max Planck (2012 y 2013). Sus líneas de investigación son el arte y la literatura de viajes, y el patrimonio de Castilla-La Mancha.

Departamento de Historia del Arte. Facultad de Letras. Universidad de Castilla-La Mancha. Avenida Camilo José Cela s/n. (130071) Ciudad Real. España. Email: veronica.gijon@uclm.es

RECIBIDO: 30 de agosto de 2016.
ACEPTADO: 17 de octubre de 2016.


RESUMEN

Domingo Faustino Sarmiento visitó España en 1846 durante un viaje por Europa. A su regreso a Argentina, dio cuenta de sus experiencias en un libro titulado Viajes por África, Europa y América, publicado en 1849. A partir de entonces, muchísimos intelectuales y artistas argentinos visitaron España y relataron sus viajes en numerosos escritos. Una de las ciudades más visitadas por estos viajeros fue Toledo, donde muchos de ellos vieron un compendio de la historia de España. En este artículo se analiza la visión que los viajeros argentinos tuvieron de la capital del Tajo, centrada en el relato de Lilia Rañó de Petracchi, que ha sido poco estudiado.

Palabras clave: literatura de viajes; argentinos; Toledo; patrimonio artístico.

ABSTRACT

Domingo Faustino Sarmiento visited Spain in 1846 during a trip around Europe. After his return he wrote down his experiences in a book titled Trips to Africa, Europe and America, published in 1849. Since then, numerous Argentinian intellectuals and artists have visited Spain and written the tales of their journeys around the country. One of the most visited cities by these travellers was Toledo, where many of them saw a summary of the history of Spain. In this article, the perspective that the Argentinian travellers had of the Tajo capital will be analyzed, with focus on the tale by Lilia Rañó de Petracchi, which has been insufficiently studied.

Keywords: travel literature; Argentinian; Toledo; artistic heritage.


Toledo ha sido una de las ciudades más reseñadas en los libros de viaje desde la Edad Moderna. Además, posee uno de los conjuntos patrimoniales más importantes de España. El objetivo es analizar la imagen de Toledo a través de los viajeros argentinos que visitaron la ciudad desde 1845 hasta 1939. La primera fecha se corresponde con la llegada a España de Domingo Faustino Sarmiento, autor del primer libro de viajes por la antigua metrópoli tras la independencia de Argentina. El relato de Sarmiento no será objeto de estudio puesto que no visitó Toledo, pero es necesario mencionarlo, porque influyó en otros viajeros que escribieron sobre España en fechas posteriores. El marco cronológico del estudio se extiende hasta la fecha de finalización de la Guerra Civil Española porque algunos autores realizaron su viaje antes de su inicio pero publicaron sus relatos con motivo del conflicto. El principal objetivo de este estudio es determinar la percepción que los viajeros argentinos tuvieron de Toledo y de su patrimonio. Destaca la obra de Lilia Rañó de Petracchi de 1938, Tierras de España (Las dos Castillas). Además, serán analizados los libros de viaje de Manuel Gálvez, Ricardo Rojas, Martín S. Noel, Ricardo Fernández Mira y Fausto Burgos.

VIAJEROS ARGENTINOS EN TOLEDO

La independencia de las colonias americanas supuso una interrupción en las relaciones entre estos nuevos países y su antigua metrópoli, que perdió el interés de sus antiguas colonias (Esteban, 1999 y Núñez, 1985). El periodista y político argentino Domingo Faustino Sarmiento fue enviado a Europa y Estados Unidos por el ministro de instrucción pública de Chile, con el cometido de estudiar los sistemas de instrucción primaria de las diferentes naciones (Lorenzo-Rivero, 1968 y Serna, 2011). En el curso de ese viaje, realizó una estancia en España desde el 3 de octubre hasta el 20 de diciembre de 1846. El autor fue muy crítico con la política, las costumbres y la cultura española, ya que culpaba a la antigua metrópoli de ser el origen de los males de su país (Cervera Salinas, 2011 y Segovia Guerrero, 1986). El libro de viajes de Sarmiento influyó en otros autores argentinos que visitaron España posteriormente en un contexto muy diferente (Sarmiento, [1849] 2010).
A finales del siglo XIX, España y sus antiguas colonias comenzaron un nuevo acercamiento propiciado por la guerra con Estados Unidos y la celebración del IV centenario del descubrimiento en 1892. El poeta nicaragüense Rubén Darío visitó España de 1898 a 1900 y, con sus crónicas publicadas en La Nación de Buenos Aires, acercó la madre patria a otros jóvenes intelectuales iberoamericanos. En 1910, se celebró el primer centenario de la Revolución de Mayo en Argentina, que contó como invitada especial con la infanta Isabel de Borbón. La herencia hispánica ya no era vista como algo negativo. Al contrario, constituía una parte importante de la identidad de la Nación Argentina. En aquellos años, la llegada masiva de inmigrantes amenazaba con diluir la cultura y los valores de la joven nación (Lojo, 2011 y Zulueta, 2002).
En este contexto, visitaron España una serie de intelectuales que pertenecían a una generación de pensadores que se enfrentaron a la crisis de identidad y a la pérdida de valores provocada por la inmigración masiva. Ante este problema, volvieron la mirada hacia las costumbres y el paisaje colonial argentino en busca de los rasgos específicos de su país, sobre los que construir una tradición nacional. En ese proceso descubrieron la herencia hispánica, que fue reivindicada como base de la regeneración de la cultura y la creación de la identidad nacional (Martínez Gramuglia, 2006).
Puesto que este artículo se centra en el estudio de la percepción del patrimonio histórico-artístico de Toledo, la autora que estudiaremos con mayor profundidad es Lilia Rañó de Petracchi. Aunque no es una de las personalidades más señaladas que visitaron España en esta época, sí fue la que mejor supo plasmar la riqueza artística de la capital del Tajo. Su libro, Tierras de España (Las dos Castillas), nos muestra un completo recorrido por los lugares más importantes para la historia de la antigua ciudad imperial. Fue publicado en 1938, en plena Guerra Civil española, por lo que seguramente la autora realizó su viaje antes de que comenzara el conflicto. Sabemos muy poco sobre ella ya que es una autora muy poco estudiada. Se licenció en literatura y ejerció como profesora en el Instituto de Cultura Religiosa Superior. Aparte de su libro de viajes, escribió una biografía de Emilia Pardo Bazán que se publicó en 1947.
Junto al libro de viajes de Lilia Rañó de Petracchi, también estudiaremos otras obras que nos acercarán a la percepción que tuvieron de Toledo y su patrimonio los viajeros argentinos que frecuentaron la ciudad durante las tres primeras décadas del siglo XX.
Manuel Gálvez fue una de las figuras de referencia de la literatura argentina de su tiempo. Abogado de formación, nos dejó una treintena de novelas y otras tantas obras de poesía, ensayos, novelas y biografías (Zanetti, 1968). Viajó dos veces a España en 1905 y 1910. El resultado de sus observaciones fue plasmado en un libro, El solar de la raza, publicado en 1913. En esta obra, el autor reivindicaba la herencia española como modelo para la regeneración de su país. Gálvez pretendía captar la esencia del espíritu español a través de sus paisajes y sus ciudades, y a partir de esas enseñanzas reconstruir la identidad nacional argentina. La importancia otorgada a Castilla y la intención regeneracionista de Gálvez nos recuerdan a la generación del ‘98, cuyos autores dejaron una profunda huella en el viajero argentino (Quinziano, 2002).
Ricardo Rojas también se destacó por su labor como novelista y articulista. Ejerció como profesor durante gran parte de su carrera y, en 1907, realizó un viaje a Europa para estudiar la enseñanza de Historia. En 1908 llegó a España en busca de sus orígenes pues, como Sarmiento y Gálvez, era descendiente de españoles. Para él, la herencia hispana también era parte importante de la regeneración de su país, aunque consideraba a Argentina como una fusión de lo español y lo indígena. Estuvo influido por los escritores de la generación del ‘98, a los que frecuentó durante su viaje a España. Treinta años después, en plena Guerra Civil Española, Rojas vertió los recuerdos de su viaje en un libro titulado Retablo español (Castillo, 1999 y Ferrás, 2011).
Martín S. Noel fue uno de los precursores de la arquitectura neocolonial. Junto con otros jóvenes arquitectos buscaba la creación de una arquitectura reconocible como argentina. Entre 1926 y 1929, Noel realizó varios viajes a España para ocuparse de sus responsabilidades como delegado de Argentina en la Exposición Iberoamericana de Sevilla (Gutiérrez y otros, 1995). Después de esta serie de viajes, en 1929 publicó España vista otra vez, donde se recopilaban algunos artículos que habían visto la luz en publicaciones como El Sol de Madrid o La Nación de Buenos Aires durante el año 1926.
El escritor tucumano Fausto Burgos también visitó España y, fruto de su viaje, escribió un libro llamado Paisajes y figuras de España, que vio la luz en 1933. Se dedicó a la enseñanza como profesor de castellano y matemáticas. (Orgambide y Yahni, 1970; Bonet, 1959).
El último autor objeto de nuestro estudio es el historiador y escritor Ricardo M. Fernández Mira. Fue miembro del comité ejecutivo del Ateneo Iberoamericano y fundador en 1923 de la Asociación Prometeo y la revista de arte del mismo nombre. Llegó a ser vicecónsul y embajador de Argentina en Colombia (Chapa Bezanilla, 2005). Su libro Tierras de España e historia de América es un relato de viaje pero también un libro de historia, ya que el autor consideraba que “América es la obra más grandiosa de España” (1939, p. 16).

EL EVOCADOR PAISAJE DE TOLEDO 

El paisaje de Toledo es uno de los temas recurrentes en casi todos los autores. Rojas ([1938] 1948) habló del emplazamiento de la ciudad en un nudo rocoso rodeado por el Tajo; Lilia Rañó de Petracchi (1938) lo contempló desde la ermita de la Virgen del Valle, una pequeña construcción situada al sur de la ciudad reedificada en el siglo XVII con fuertes modificaciones de los siglos XIX y XX (Díez del Corral y otros, 1991) y Noel (1929) identificó las vistas de la ciudad con los paisajes que pintó El Greco, que encajaba dentro del misterio que Maurice Barrès encontró en las vistas de la capital del Tajo.
Los viajeros se entretuvieron en vagar por las callejuelas de Toledo y nos dejaron vivas descripciones de ellas. Fausto Burgos (1933) prefirió desgranar el ambiente de las calles antes que describir los monumentos. Evocó su trazado estrecho e intrincado, las casas de dos pisos con tejados pardos. Plasmó los sonidos, el silencio y el aire frío circulando por las estrechas callejas, y se detuvo en los tipos humanos que encontró en ellas. Rojas vio cierto tinte morisco en las fachadas de las casas.
La visión panorámica de Toledo, el paseo por sus calles o la visita de sus monumentos transportó a los autores a tiempos pasados. Fernández Mira (1939) vio Toledo como “una ciudad de ensoñación” donde parecía que los tiempos se hubieran retrotraído. A la vista de su conjunto se le vinieron a la mente imágenes y recuerdos de su pasado glorioso. Le atribuía a la ciudad la capacidad sobrenatural de provocar la ensoñación y aislar al espíritu de lo terrenal. Ricardo Rojas rememoraba los acontecimientos históricos que sucedieron en los edificios y los personajes del pasado que pisaron sus calles ([1938] 1948). No pudo soslayar el recuerdo de La ilustre fregona al ver la Posada de la Sangre.1 Para algunos de estos autores, la historia se mezclaba con la leyenda, puesto que no pudieron evitar que se les vinieran a la memoria las fábulas ligadas a cada uno de los rincones que visitaron. El mismo Rojas, contemplando Toledo desde la lejanía, se preguntaba si “era posible que el paisaje se convirtiese en historia y que la historia se sedimentara sobre el paisaje, identificándose con él” (ídem, p. 54). El autor afirmaba que en Buenos Aires no había edificios que evocaran la historia.
La rememoración de tiempos pretéritos y de las tradiciones del folclore popular es aún más evidente en el relato de Lilia Rañó de Petracchi (1938). La autora alternaba minuciosas descripciones de monumentos y obras de arte con narraciones de leyendas y acontecimientos históricos. Cuando visitó el palacio de Fuensalida, recordó la muerte de Isabel de Portugal y la conversión de Francisco de Borja. La esposa de Carlos V murió en ese edificio el 1 de mayo de 1539 (Macario Coleto, 1951). En la plaza de Zocodover, vio a una joven embozada que podría haber sido Constancia, la protagonista de La ilustre fregona (Rañó de Petracchi, 1938). En el Cristo de la Vega recordó la leyenda recogida por Zorrilla en A buen juez mejor testigo.2 La autora tenía la percepción de que las leyendas adquirían un mayor verismo en España.
La opinión de Gálvez era distinta a la de los demás autores. Para él Toledo no era solo una ciudad de arte, ya que tenía otro significado. La ciudad era la imagen de la decadencia de la vieja España y de los viejos ideales, que estaban siendo sustituidos por la modernidad. El progreso industrial y económico era incompatible con la espiritualidad y el idealismo del pasado. Gálvez había estado en Toledo cinco años antes y en su nueva visita percibió la transformación que estaba sufriendo la ciudad. Se habían construido nuevos edificios y se apreciaba un aumento notable del turismo. El autor auguraba que se operarían nuevos cambios en la ciudad. Aun así, Gálvez todavía pudo revivir en un paseo nocturno por las calles, ese pasado heroico que estaba a punto de desaparecer bajo el peso del progreso ([1913] 1943).

EL UNIVERSO ARTÍSTICO DE LA CATEDRAL

La Catedral es el edificio más importante dentro del vasto patrimonio de Toledo. Para Ricardo Rojas “La Catedral es por dentro una fastuosa enciclopedia histórica de España, como Toledo lo es en torno de ella”. Señaló que varias generaciones de artistas habían dejado allí su huella. La describió y destacó algunas de las obras que se encontraban en su interior, como la Custodia de Arfe y el San Francisco de Alonso Cano ([1938] 1948, p. 52). Lilia Rañó de Petracchi trató la Catedral de forma más prolija. A pesar de que no pretendía hacer una descripción exhaustiva, la información que aportó es bastante completa. Entre sus textos incluyó citas de José Polo Benito y Manuel Siurot. El primero era deán de la Catedral cuando la visitó la autora y escribió algunos textos turísticos sobre Toledo. Siurot elaboró una guía de viaje llamada España. Las Castillas.3 Lilia Rañó de Petracchi reseñó los aspectos del edificio que más le llamaron la atención. En primer lugar, narró su historia desde los orígenes en la casa de San Eugenio. Antes de entrar, describió sus siete puertas. Una vez en el interior, se centró en la capilla mayor, el transparente, las vidrieras y el retablo. A continuación se detuvo en las capillas más importantes del templo: la de los Reyes Viejos y Nuevos, que atrajeron su atención por las esculturas sepulcrales que contenían; la de San Ildefonso y la Capilla del Don Álvaro de Luna. También habló de la Capilla del Sagrario, que contenía la talla de la Virgen que le daba nombre. Según la leyenda, la escultura había sobrevivido a la conquista musulmana (Rañó de Petracchi, 1938). En realidad, la Virgen había sido realizada antes de 1257 para la catedral (Gonzálvez Ruíz, 2010). Por último, quedó admirada por las piezas que formaban el tesoro y por lo cuadros que se conservaban en el sagrario y en el vestuario. Habían sido pintados por autores como Jordán, El Greco, Tiziano o Zurbarán.
El resto de los autores que escribieron sobre la catedral no tenían interés en describirla. Fernández Mira (1939) se limitó a evocar el ambiente creado por la luz coloreada de las vidrieras en la penumbra de las naves y el sonido de los salmos y rezos en la pascua florida. Noel (1929) solo comparó algunas capillas de la Catedral de Toledo con la del Condestable de Burgos y la Capilla Real de Granada. 

TOLEDO EN LA HISTORIA DEL ARTE ESPAÑOL

Algunos de los viajeros argentinos vieron en Toledo el lugar de confluencia de todas las culturas que habían pasado por España. Fernández Mira fue más allá cuando calificó la ciudad como “cuna y cumbre del arte” donde se podía encontrar la perfección de los estilos artísticos (1939, p. 32). Rojas afirmaba que en Toledo existían muestras de todos los estilos, desde el latino y el morisco hasta el gótico y el hebreo. Lilia Rañó de Petracchi coincidió en esto con Rojas, pero añadió el plateresco, el barroco y el neoclásico. Esto queda de manifiesto en el recorrido que hicieron los viajeros por los edificios históricos que hermoseaban las calles de la ciudad y configuraban su inconfundible paisaje. Fernández Mira entró en la ciudad por la puerta de Alcántara, Rañó de Petracchi describió las más importantes y Rojas habló de las murallas con restos visigodos y musulmanes.
Uno de los edificios sobre el que más escribieron estos viajeros es el Convento de San Juan de los Reyes.4 Fernández Mira rememoró su esbelta silueta gótica y sus agujas disolviéndose en el cielo. Aludió a los Reyes Católicos, que encargaron la construcción del templo a Juan Guas, y se lamentó de los daños que le causaron las tropas napoleónicas. Ricardo Rojas la incluyó entre los elementos más destacados de la ciudad y Lilia Rañó de Petracchi también hizo referencia a sus comitentes y al motivo de su construcción: la conmemoración de la Batalla de Toro. Solo describió el interior y el claustro, porque todo lo demás fue destruido por el fuego. La autora la consideraba una de las mejores iglesias de su época y recordó erróneamente que Cisneros fue monje en ese convento. Este dato incorrecto estaba recogido en fuentes antiguas como la Descripción de la imperial ciudad de Toledo de Francisco de Pisa (García Oro, 2002 y Pisa, 1617). Lilia Rañó de Petracchi completó su texto sobre San Juan de los Reyes con unos párrafos en los que Gustavo Adolfo Bécquer imaginaba cómo debió ser en sus tiempos de esplendor.5 Llama la atención que la viajera no detectara en la arquitectura de la iglesia los rasgos del mudéjar, que como ella misma señaló estaban presentes en todos los edificios de esa época. Al contrario que Lilia Rañó de Petracchi, Martín Noel (1929) sí supo ver los rasgos de este estilo que se mezclaban con el gótico y otras influencias del arte peninsular. Opinaba que el estilo del edificio se asemejaba al Monasterio de Santa María del Parral de Segovia y a los Jerónimos de Granada.
El Alcázar está presente en algunos relatos como un monumento importante de la ciudad. Fue mencionado por Rojas ([1938] 1948), que lo relacionó con Carlos V; Noel (1929) recordó a los artistas que trabajaron en él; Rañó de Petracchi (1938) lamentó su destrucción en la Guerra Civil y rememoró su historia gloriosa. La autora afirmaba que cuando ella conoció el edificio, albergaba la Academia de Infantería. Dicha institución estuvo instalada en el Alcázar entre 1875 y 1882, fecha en la que fue absorbida por la Academia General Militar. En 1893 reapareció la Academia de Infantería, que estuvo activa hasta 1936 (Isabel Sánchez, 1998). Fausto Burgos concibió el edificio como “museo y relicario portentoso de la religión, del arte y de la historia toda de España” (1933, p. 34).
La Casa de El Greco fue el único lugar que trató con cierto detalle Fausto Burgos (ídem, p. 60). Lilia Rañó de Petracchi (1938) también conoció las estancias donde habría vivido el genial artista. Relató la historia del edificio y describió sus estancias. La autora no tuvo la sensación de estar en un museo y no le costó trabajo imaginar a personajes de época deambulando por las habitaciones. Hoy sabemos que El Greco no vivió en el lugar sobre el que se levanta el museo, sino en un solar cercano ocupado hoy por los jardines del Tránsito. El edificio que tanto cautivó a Rañó de Petracchi es una reconstrucción historicista erigida por iniciativa del marqués de la Vega Inclán. Para ello adquirió en 1905 unas casas arruinadas que habían pertenecido a la duquesa de Arjona. El museo comenzó su andadura en 1911 y muy pronto fue una parada obligada para los viajeros que visitaban Toledo (Traver Tomás, 1965 y Ruíz Gómez, 2013). La autora también visitó el cuadro El entierro del conde de Orgaz, conservado en la Iglesia de Santo Tomé. Narró a sus lectores la leyenda inmortalizada por El Greco en este lienzo, para ello recurrió a textos de Maurice Barrès y Manuel Bartolomé Cossío.6


Figura 1:
Vista de Toledo desde la ermita de la Virgen del Valle, Toledo (España), c. 1931. Fuente: fotografía de Aldus. Centro de Estudios de Castilla-La Mancha (Universidad de Castilla-La Mancha).


Figura 2:
Iglesia de San Juan de los Reyes, Toledo (España). Fuente: fotografía de Casiano Alguacil. Centro de Estudios de Castilla-La Mancha (Universidad de Castilla-La Mancha).

El puente de San Martín y el puente de Alcántara llamaron la atención de varios viajeros. Noel (1929) se fijó en el primero de ellos, desde donde se divisaban los cigarrales glosados por Tirso de Molina.7 Sin embargo, Ricardo Rojas y Lilia Rañó de Petracchi se ocuparon de los dos puentes de Toledo. La primera los describió con gran detalle y refirió la leyenda sobre la construcción del puente de San Martín.8 La autora también habló sobre los cigarrales haciendo referencia a la obra de Tirso de Molina. El circo romano de Toledo fue mencionado por Rojas y Rañó de Petracchi, aunque la viajera lo confundió con un anfiteatro. El Cristo de la Vega tuvo cabida en varios relatos estudiados pero, más que por su arquitectura, atrajo la atención de los viajeros por la leyenda protagonizada por la talla de Cristo que conservaba. Fausto Burgos (1933) y Lilia Rañó de Petracchi (1938) se hicieron eco de ella. La viajera opinaba que debía ser creída solo por lo bella que era. La leyenda del Cristo de la Vega forma parte de la tradición toledana. La ermita se levantaba sobre la basílica visigoda de Santa Leocadia. En el siglo XIII fue construido un nuevo edificio del que solo se conserva el ábside. Ninguno de los dos autores mencionó que la talla del Cristo no era la protagonista de la leyenda, puesto que fue destruida por los franceses en 1808 (Del Cerro Malagón y otros, 1992).
Lilia Rañó de Petracchi realizó la descripción más minuciosa de Toledo, porque trató monumentos en los que no repararon los otros autores. Entre ellos destacan los hospitales de Santa Cruz y de Tavera, las mezquitas del Cristo de la Luz y Tornerías, el corral de don Diego o el Castillo de San Servando. Todas estas descripciones no carecen de interés pero requieren un estudio más exhaustivo que excedería los límites de este trabajo. También hizo referencia a algunos elementos desaparecidos entre los que se encuentran el artilugio construido por Giovanni Torriani, relojero de Carlos I y la clepsidra que existía en tiempos de la Toledo musulmana. El artificio de Juanelo, que llevaba agua desde el Tajo hasta el Alcázar, estaba terminado en 1569. Tras la muerte de su artífice, la máquina fue arruinándose por falta de mantenimiento (Porres Martín-Cleto, 1987). La clepsidra era un reloj de agua que se encontraba a orillas del Tajo, debajo de la Iglesia de San Sebastián. Fue construido por Azarquiel para el rey de la Taifa de Toledo, Al-Mamún. Tras la reconquista de Toledo, el rey Alfonso VII ordenó que se desmontara en 1134. El astrónomo judío Hamis ben Zabara obedeció la orden, pero después no fue capaz de volver a montarlo (Moreno Domínguez y otros, 2002). Lilia Rañó de Petracchi se lamenta ante el deterioro que había sufrido parte del patrimonio toledano y se pregunta cuándo sería valorado por los españoles. La autora sabía que el Alcázar había sido destruido a causa de la guerra que se estaba desarrollando en el país. Mientras escribía su libro, recibió la noticia de los destrozos sufridos por la Posada de la Sangre.


Figura 3:
Entrada de la casa de El Greco, Toledo (España). Tarjeta postal. Fuente: fotografía de Abelardo Linares. Centro de Estudios de Castilla-La Mancha (Universidad de Castilla-La Mancha).


Figura 4:
Patio de la Posada de la Sangre, Toledo (España) , c. 1931. Fuente: fotografía de Eugenio Rodríguez. Centro de Estudios de Castilla-La Mancha (Universidad de Castilla-La Mancha).

CONCLUSIONES

Toledo fue valorada por todos los viajeros estudiados debido a su condición de ciudad histórica. Este fue el motivo que llevó a los autores a la capital del Tajo. Sus edificios fueron vistos como testimonio material de su pasado. Algunos de estos viajeros, como Fernández Mira, confirieron a la ciudad un gran poder de evocación que rayaba en lo transcendente. La mayoría de los autores prestaron una gran atención al patrimonio, tanto por su valor histórico como por su calidad artística. La autora que más se detuvo en su descripción fue Lilia Rañó de Petracchi, que incluyó en su obra la mayoría de los edificios históricos de Toledo. Para ello no solo se sirvió de sus recuerdos, sino que utilizó guías turísticas y obras literarias en las que se describían los monumentos tratados. Cabe señalar que algunos de los datos históricos aportados por la autora son inexactos. Un ejemplo de ello es la identificación de la Posada de la Sangre con el Mesón del Sevillano, a pesar de que ya se sabía que no era acertada. En el extremo contrario encontramos a Fausto Burgos, que se centró en plasmar el ambiente de la ciudad, que venía dado por sus calles y edificios; pero también por sus habitantes, sus sonidos y sus condiciones atmosféricas.
Los viajeros estudiados consideraban que la historia de España era parte de la historia de Argentina, pero no fue entendida por todos de la misma manera. Rojas, Gálvez y Noel buscaban obtener una enseñanza de su viaje. Visitando las viejas ciudades españolas querían aprehender el alma de la nación y utilizarla para restaurar la identidad nacional argentina. Gálvez y Rojas atendieron más a los aspectos históricos y literarios. Asociaban las calles y los edificios visitados con hechos históricos, personajes célebres y obras literarias. Noel, por su profesión de arquitecto, se fijó en los rasgos estilísticos que fueron importados a su país desde España. En los otros tres relatos también está presente la idea de Toledo como ciudad patrimonial, en la que se puede captar el pasado común de las dos naciones. Sin embargo, se pierde el concepto de regeneración del propio país a través de estas enseñanzas.
Algunos de los autores aseguraban no sentirse extranjeros en Toledo, pues no hay que olvidar que la mayoría de ellos eran de ascendencia española. Gálvez afirmaba que los argentinos eran “una forma especial de españoles” ([1913] 1943, p. 19). Sin embargo, la perspectiva de los autores era plenamente argentina, porque su horizonte de expectativas venía dado por la realidad histórico-social y cultural de su país. Los viajeros comparaban todo lo que contemplaban o experimentaban con el entorno del que procedían. El punto de vista argentino configuraba la construcción de sus relatos y prueba de ello es que centraron su atención en el patrimonio artístico de la antigüedad, del periodo medieval y de la Edad Moderna. Las calles, las plazas y los edificios de Toledo propiciaban la evocación de los períodos históricos que se consideraban comunes a los dos países. Los edificios posteriores al barroco están prácticamente ausentes en todos los relatos. Ni siquiera el arquitecto Noel reparó en las construcciones más recientes, como la estación de ferrocarril o el palacio de la diputación. Cuando los viajeros trataron algún inmueble de edificación más reciente, como la Casa de El Greco, se limitaron a evocar la época en la que vivió el pintor, y ninguno mencionó que el edificio era una recreación de la casa del artista construida ya en el siglo XX. Gálvez es el único que habló sobre el progreso que se estaba operando en la ciudad. El autor todavía fue capaz de captar su antigua grandeza, pero también pronosticó la desaparición de la esencia de su pasado. Según el viajero, la antigua Toledo dejaría de existir en pos de la modernidad, como también ocurriría con todas las cosas humanas.

NOTAS 

1. La Posada de la Sangre no es el mesón del Sevillano que aparece en la obra. Desde 1919 se sabe que la auténtica posada estaba situada al final de la calle Cervantes (antigua Cuesta del Carmen). Los dos edificios fueron destruidos en 1936, durante la Guerra Civil (Porres Martín-Cleto, 1988).

2. La leyenda fue publicada por primera vez en 1838 (García Castañeda, 2000).

3. José Polo Benito fue deán de la Catedral de Toledo desde 1923 hasta su muerte en 1936. Escribió algunos textos turísticos sobre la capital del Tajo como la Guía oficial de Toledo, publicada hacia 1928 (Juliá Martínez, 1939). La autora también cita una frase de la obra de Manuel Siurot sobre las dos Castillas, publicada en 1933. Gran parte de la información que la autora aportó sobre la catedral proviene de estas obras. Podemos deducir que Lilia Rañó de Petracchi viajó a España después de 1923, ya que cuando visitó Toledo, Polo Benito era el deán de la catedral.

4. El Convento de San Juan de los Reyes fue quemado el 19 de diciembre de 1808 por las tropas napoleónicas. Se perdieron los retablos las imágenes y uno de los claustros (Martínez Cabiró, 2002).

5. La autora reprodujo un párrafo de la obra de Bécquer, Historia de los templos de España ([1857] 1989).

6. El libro de Manuel B. Cossío, El Greco, publicada en 1908, fue el primer catálogo razonado de la obra del pintor cretense. Tres años después apareció Greco ou le sécret de Tolede, escrito por el francés Maurice Barrès como resultado de su viaje a Toledo de 1902 (Arias de Cossío, [1908] 1983 y Porras Medrano, 1999).

7. La obra Cigarrales de Toledo fue escrita por Tirso de Molina y publicada en 1621. La acción transcurre en cinco cigarrales toledanos en los que se desarrollan las historias de varios jóvenes de la nobleza (Alonso Rey, 2009).

8. La historia que cuenta la autora sobre el puente de San Martín es una de las muchas leyendas tradicionales de la ciudad de Toledo. Narra cómo la mujer del arquitecto quemó el puente antes de que se retiraran las cimbras para ocultar que la obra era defectuosa (Moreno Nieto, 1999).

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Alonso Rey, M. D. (2009). Sociabilidad y emblemática en los Cigarrales de Toledo de Tirso de Molina. Revista electrónica de estudios filológicos, 17. Consultado el 20/10/2015 en <www.um.es/tonosdigital/znum17/secciones/estudios-1-cigarrales.htm>         [ Links ].

2. Arias de Cossío, A. M. ([1908] 1983). Prólogo. En M. B. Cossío, El Greco. (pp. 11-17). Madrid, España: Espasa-Calpe.         [ Links ]

3. Bécquer, G. A. ([1857] 1989). Historia de los Templos de España. Templos de Toledo. Toledo, España: Editorial Zocodover.         [ Links ]

4. Bonet, M. C. (1959). La novela. En R. A. Arrieta (Dir.), Historia de la literatura Argentina, tomo IV (pp. 133-284). Buenos Aires, Argentina: Ediciones Peuser.         [ Links ]

5. Burgos, F. (1933). Paisajes y figuras de España. San Rafael, Argentina: Editorial Butti.         [ Links ]

6. Castillo, H. (1999). Ricardo Rojas. Buenos Aires, Argentina: Academia Argentina de Letras.         [ Links ]

7. Chapa Bezanilla, M. A. (2005). Guía bibliográfica centro centroamericano del fondo Rafael Heliodoro del Valle de la Biblioteca Nacional de México. México D.F., México: Universidad Nacional Autónoma de México.         [ Links ]

8. Cervera Salinas, V. (2011). Estampas y retratos de España en el viaje de Sarmiento. Anales de la Literatura Hispanoamericana, 40, pp. 61-78.         [ Links ]

9. Del Cerro Malagón, R., Sainz, M. J., Delgado Valero, C., Pérez Higueras, T. y Franco Mata, M. A. (1992). Arquitecturas de Toledo. Del romano al gótico. Toledo, España: Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.         [ Links ]

10. Díez del Corral, R., Navascués Palacio, P. y Suárez Quevedo, D. (1991). Arquitecturas de Toledo. Del Renacimiento al Racionalismo. Toledo, España: Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.         [ Links ]

11. Esteban, J. (1999). Castilla-La Mancha vista por los viajeros hispanoamericanos. Toledo, España: Celeste Ediciones.         [ Links ]

12. Fernández Mira, R. M. (1939). Tierras de España e historias de América. Buenos Aires, Argentina: El Ateneo.         [ Links ]

13. Ferrás, L. G. (2011). Ricardo Rojas, el discurso de una etnología entre América y Europa. Anuario Americanista Europeo, 9, pp. 25-47.         [ Links ]

14. Gálvez, M. ([1913] 1943). El solar de la raza. Buenos Aires, Argentina: Editorial Poblet.         [ Links ]

15. García Castañeda, S. (2000). Introducción. En J. Zorrilla, Leyendas. (pp. 9-104). Madrid, España: Cátedra.         [ Links ]

16. García Oro, J. (2002). Cisneros. El cardenal de España. Barcelona, España: Ariel.         [ Links ]

17. Gonzálvez Ruíz, R. (2010). La devoción mariana. En R. Gonzálvez Ruíz (Coord.), La Catedral primada de Toledo, dieciocho siglos de historia. (pp. 560-569). Burgos, España: Promencal publicaciones.         [ Links ]

18. Gutiérrez, R., Gutman, M. y Pérez Escolano, V. (1995). El arquitecto Martín S. Noel. Su tiempo y su obra. Sevilla, España: Junta de Andalucía, Consejería de Cultura.         [ Links ]

19. Isabel Sánchez, J. L. (1998). El centro de instrucción militar. En F. Martínez Gil (Coord.), El Alcázar de Toledo: Palacio y biblioteca. Un proyecto cultural para el siglo XXI. (pp. 56-60). Toledo, España: Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.         [ Links ]

20. Juliá Martínez, E. (1939). Una vida y una muerte. Boletín de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, 57, pp. 13-21.         [ Links ]

21. Lojo, M. R. (2011). Los intelectuales argentinos y España. Anales de Literatura Hispanoamericana, 40, pp. 91-108.         [ Links ]

22. Lorenzo-Rivero, L. (1968). Larra y Sarmiento. Paralelismos históricos y literarios. Madrid, España: Ediciones Guadarrama.         [ Links ]

23. Macario Coleto, M. C. (1951). Isabel de Portugal. Emperatriz y reina de España. Madrid, España: Martínez Chumilla.         [ Links ]

24. Martínez Cabiró, B. (2002). El convento de San Juan de los Reyes de Toledo. Madrid, España: Ediciones El Viso.         [ Links ]

25. Martínez Gramuglia, P. (2006). Ricardo Rojas, una modernidad argentina. Anuario del Centro de Estudios Históricos Prof. Carlos S. A. Segreti, 6 (16), pp. 313-354.         [ Links ]

26. Moreno Domínguez, L., Alguacil San Félix, F. J. y Alguacil San Félix, P. (2002). El Toledo invisible. Toledo, España: Antonio Pareja Editor.         [ Links ]

27. Moreno Nieto, L. (1999). Leyendas de Toledo. Antología. Toledo, España: Imprenta Serrano.         [ Links ]

28. Noel, M. S. (1929). España vista otra vez. Madrid, España: Editorial España.         [ Links ]

29. Núñez, E. (1985). España vista por viajeros hispanoamericanos. Madrid, España: Ediciones Cultura Hispánica, Instituto de Cooperación Iberoamericana.         [ Links ]

30. Orgambide, P. y Yahni, R. (1970). Enciclopedia de la literatura argentina. Buenos Aires, Argentina: Editorial Sudamericana.         [ Links ]

31. Pisa, F. (1617). Descripción de la imperial ciudad de Toledo, i historia de sus antigüedades, i grandeza, i cosas memorables; los reies que la an senoreado, o gouernado, i sus arçobispos mas celebrados. Toledo, España: Diego Rodríguez.         [ Links ]

32. Porras Medrano, A. (1999). Toledo o el secreto de Maurice Barrès. Thélème, 14, pp. 11-22.         [ Links ]

33. Porres Martín-Cleto, J. (1987). El artificio de Juanelo. Toledo, España: Diputación provincial.         [ Links ]

34. Porres Martín-Cleto, J. (1988). Historia de las calles de Toledo. Vol. I. Toledo, España: Editorial Zocodover.         [ Links ]

35. Quinziano, F. (2002). La Argentina del Centenario y la “Nueva raza latina”. RILCE. Revista de Filología Hispánica, 18 (1), pp. 87-96.

36. Rañó de Petracchi, M. L. (1938). Tierras de España (Las dos Castillas). Buenos Aires, Argentina: Comisión Argentina de publicaciones e intercambios.         [ Links ]

37. Rojas, R. ([1938] 1948). Retablo Español. Buenos Aires, Argentina: Editorial Losada.         [ Links ]

38. Ruíz Gómez, L. (2013). Museo de El Greco. Guía. Madrid, España: Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.         [ Links ]

39. Sarmiento, D. F. ([1849] 2010). Viaje por Europa, África y América. Barcelona, España: Publicer S.L.         [ Links ]

40. Segovia Guerrero, E. (1986). España en la obra de Domingo Faustino Sarmiento. Quinto Centenario Universidad Complutense de Madrid, 11, pp. 163-175.         [ Links ]

41. Serna, M. (2011). Hispanismo, indigenismo y americanismo en la construcción de la Unidad Nacional y los discursos identitarios de Bolívar, Martí, Sarmiento y Rodó. Philologia Hispalensis, 25, pp. 201-217.         [ Links ]

42. Traver Tomás, V. (1965). El marqués de la Vega-Inclán, primer comisario regio de turismo y cultura artística popular. Castellón de la Plana, España: Dirección General de Bellas Artes, Fundaciones Vega-Inclán.         [ Links ]

43. Zanetti, S. (Dir.) (1968). Historia de la literatura argentina 3: las primeras décadas del siglo. Buenos Aires, Argentina: Centro Editor de América Latina.         [ Links ]

44. Zulueta, J. M. (2002). Viajeros hispanoamericanos por la España de fin de siglo (1890-1904). Cádiz, España: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz.         [ Links ]

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons