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Anales del Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas. Mario J. Buschiazzo

versión On-line ISSN 2362-2024

An. Inst. Arte Am. Investig. Estét. Mario J. Buschiazzo vol.46 no.2 Buenos Aires dic. 2016

 

ARTICULO

Geografías formativas de la planificación (1950-1970)

Training geographies in planning (1950-1970)

Alejandra Monti *

* Arquitecta y Doctora en Arquitectura por la Facultad de Arquitectura, Planeamiento y Diseño de la Universidad Nacional de Rosario (FAPyD-UNR). Becaria Posdoctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Docente del Área de Teoría y Técnica Urbanística de la FAPyD-UNR.

Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Facultad de Arquitectura, Planeamiento y Diseño. Universidad Nacional de Rosario (FAPyD-UNR). Riobamba 220 bis. Rosario. Provincia de Santa Fe. República Argentina. Email: montialejandra@gmail.com

El presente artículo ha sido realizado como parte de la beca posdoctoral del CONICET y en el marco del proyecto de investigación “El profesional, el experto y el vanguardista. Convergencias y distancias en el ejercicio de la profesión en la larga década del sesenta”, radicado en la Universidad Nacional de Rosario, Proyecto Agencia BID-PICT 2014-0930 en el año 2016.

RECIBIDO: 30 de septiembre de 2016.
ACEPTADO: 23 de noviembre de 2016.


RESUMEN

El estudio de los viajes de formación de los planificadores regionales y urbanos argentinos a partir de mediados de la década del cincuenta posibilita una lectura de las condiciones y los modos en que se abandonan los postulados teóricos-metodológicos del urbanismo científico francés para dar lugar a la noción de “planificación en clave cepalina” (en referencia a la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL), entendida como un vehículo para el cambio con el objetivo de revertir la condición de “atraso” en Latinoamérica.
En esta línea, la estrategia norteamericana de financiación de viajes formativos, investigaciones y centros permite identificar las formas de incorporación del modelo territorial para el desarrollo en América Latina.
Sostenemos que, a partir de los viajes, los actores “incorporan” ideas y teorías, pero su traslación al ámbito local no se presenta de manera directa sino mediada por los propios actores. Se advierte que a partir de los viajes formativos se producen procesos de retroalimentación y adaptaciones que van variando en el tiempo.

Palabras clave: viajes formativos; planificación; planificadores argentinos.

ABSTRACT

The research into training trips of regional and urban Argentine planners since the mid-1950s allows a reading of the conditions and the ways in which theoretical and methodological tenets of French scientific Planning are abandoned to give place to the notion of “Planning according to the Economic Commission for Latin America and the Caribbean (ECLAC)”, understood as a vehicle for change that allows the reversal of the existing “backwardness” in Latin America.
Thus, the American financial strategy for training trips, research, and centers enables the identification of how the territorial model is incorporated for the development in Latin America.
We maintain that through trips the actors “incorporate” ideas and theories. However, their implementation at the local level is not direct but mediated by said actors, considering that formative trips allow feedback processes and adaptations which vary over time.

Keywords: training trips; planning; Argentine planners.


INTRODUCCIÓN

Los escritos sobre viajeros, en especial los referidos a los viajes formativos de los arquitectos y urbanistas, suelen concentrarse en los descubrimientos y las experiencias, en la identificación de las innovaciones, las adaptaciones y las transformaciones que se suceden a partir de ese peregrinaje, ese tour de aprendizaje fuera de las aulas que se sustenta en la observación y las particularidades de su documentación a partir de los dibujos y escritos.
Este artículo continúa una serie de estudios recientes sobre la importancia de los viajes formativos que implican no sólo “vivir” en otras ciudades y territorios sino, principalmente, reconstruir los contextos que le posibilitaron a un actor seleccionar un destino particular, proyectar los viajes e identificar oportunidades; una lectura que permita avanzar en las “traducciones” y re-conversiones de las experiencias adquiridas en el extranjero, sumadas a la identificación de las redes académicas y personales que se construyen a lo largo del camino.
En esta línea, analizamos los viajes formativos de los actores de dos núcleos de formación y difusión de la planificación regional y urbana en Argentina: el Instituto de Planeamiento Regional y Urbano del Litoral (IPRUL - 1962/1965), posteriormente transformado en el Centro de Estudios Urbanos y Regionales (CEUR - 1966 /1976).
La estructura, programación y objetivos de estos centros argentinos es singular, ya que se presenta en un momento particular del desarrollo disciplinar, signado por la transformación de los postulados teóricos-metodológicos que implican el abandono, no sin conflicto, de la noción de “urbanismo/planeamiento” por la idea de “planificación” como método de toma de decisiones tendiente al desarrollo y al equilibrio territorial, donde el territorio se convierte en una variable más junto a lo político, lo social y lo económico. Pero este cambio del paradigma disciplinar trasciende las fronteras locales en un contexto transformado radicalmente en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, cuando Estados Unidos adquiere un rol protagónico en América Latina en el campo de las relaciones internacionales, la política y la economía, sumados al académico y cultural.
Los denominados “American Studies” fueron utilizados como instrumentos de interacción cultural y de difusión del mensaje estadounidense en el exterior. Esta operación, en la que los programa de becas adquieren significación, estaba orientada desde la diplomacia pública norteamericana a la “difusión de las humanidades, las ciencias sociales y las creaciones artísticas con sello made in USA” (Rodríguez Jiménez, 2012, p. 105). En la disciplina urbana, estas formas de “contacto” se articulan desde dos dimensiones: por un lado, el establecimiento de relaciones culturales de larga duración a partir del intercambio de estudiantes y, por el otro, la ampliación de la actividad filantrópica de empresas privadas (Fundación Rockefeller, Fundación Ford), que instala la presencia de Estados Unidos en la diagramación de las agendas políticas y económicas de los países latinoamericanos.
En este contexto, en el primer quinquenio de la década del sesenta, surgen en América Latina una serie de institutos y centros de investigación en línea con las propuestas realizadas por la Misión de la Sociedad Interamericana de Planificación:1 el Centro de Estudios para el Desarrollo (CENDES, 1961) en Venezuela; el Instituto de Planificación Regional y Urbana del Litoral (IPRUL) (1962) en Argentina; el Centro de Estudios Peruanos (CEP, 1964) y, por último, el Centro Interdisciplinario del Desarrollo (CIDU, 1965) en Chile. En ellos se destacan similitudes vinculadas al modelo de organización, los mecanismos de financiación para el funcionamiento y las matrices de formación análogas para los actores de estas instituciones que, en su mayoría, realizan su formación de posgrado en Estados Unidos.
La predominancia norteamericana como destino académico facilita la comprensión de los mecanismos de desplazamiento de los postulados del urbanismo científico de matriz predominantemente francesa a nociones del mundo anglosajón vinculadas a una concepción de la planificación desde un posicionamiento democrático, que incorpora un nuevo modelo de actuación e investigación sustentado en la ciencia y en la técnica.
Si bien reconocemos la centralidad que adquiere el arquitecto/planificador Jorge Enrique Hardoy como vector del proceso de transformación disciplinar, identificamos que su accionar se presenta en el marco de un conjunto de actores que comparten espacios institucionales. Se reconocen ciertas condiciones análogas en un grupo que se presenta heterogéneo pero que tiene elementos en común. De esta forma, se analizan conjuntamente las experiencias formativas de Jorge Enrique Hardoy (1926-1993), Oscar Yujnovsky (1935), Mario Robirosa (1931), César Vapñarsky (1929-2003), José Luis Coraggio (1938), Alejandro Rofman (1932) y Floreal Forni (1933-2016), con el objetivo de identificar las geografías formativas del grupo y los modos en que re-definen la disciplina en sede local.
Abordar los viajes de formación de los actores proporciona un acercamiento a la comprensión de los mecanismos de desplazamiento y transformación de las ideas en el campo disciplinar local. Se distingue que en la adopción de ciertos postulados y matrices existen actores, instituciones y medios de difusión que operan como vectores de dicha transformación. 

CONDICIONES DE LA TRANSFORMACIÓN

La formación de profesionales urbanistas argentinos en el exterior no es nueva, ya desde los inicios de la década de 1920, la posibilidad de continuación de los estudios se constituyó como una práctica frecuente para las elites locales. Europa se reconoce como uno de los destinos predilectos. En nuestra disciplina, es posible destacar tempranamente a las figuras de Carlos María della Paolera,2 Ernesto Estrada3 y Miguel Conrado Roca como exponentes de la especialización diplomada en el exterior en el Instituto Superior de Urbanismo (IUP)4 en la ciudad de París.5
En otra línea se ubica la experiencia del ingeniero-arquitecto rosarino Ángel Guido6 en Estados Unidos durante 1932, año en el que, a partir del otorgamiento de la Beca Guggenheim, inicia un recorrido por ciudades norteamericanas (Los Ángeles, Chicago y Nueva York) analizando su arquitectura, los planes urbanos y los instrumentos de intervención.
En estos ejemplos, se identifican perfiles diferenciados de las experiencias formativas, y se advierte que las credenciales obtenidas en el exterior le otorgaron el reconocimiento en el país como especialistas, sumado a la ampliación de las redes académicas que se cristaliza con la formación, en 1939, del Instituto Argentino de Urbanismo y luego, en 1947, del Instituto Superior de Urbanismo en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Buenos Aires.
Este período se caracteriza por una serie de intercambios de actores en el que prevalecen las figuras francesas, como el caso de Gaston Jèze (1923), Léon Jaussely (1926), Marcel Pöete (1948), Alfredo Agache (1930) y Gaston Bardet (1948 y 1949). Por otro lado, la presencia del arquitecto alemán Werner Hegemann7 en el país, en el año 1931, tiene un gran impacto en la figura de Guido, quien introduce un desplazamiento del foco del urbanismo francés por modelos del mundo anglosajón (principalmente de Alemania, Inglaterra y Estados Unidos) (Figura 1).


Figura 1: Viajes 1928-1950. Fuente: elaboración propia.

La denominada primera generación de “especialistas” opera en la consolidación de los límites del campo profesional argentino a partir de la formación en el extranjero y la ampliación y materialización de las redes académicas, sumada a la re-definición de los postulados del urbanismo científico del IUP en sede local, condición que posibilita identificar el proceso de institucionalización de una actividad intelectual en términos de Edward Shils (1970).8
Sin embargo, esta aparente hegemonía de los postulados franceses presenta variantes en el medio local que, sin llegar a una ruptura radical de las ideas, aportan referentes y modelos del mundo anglosajón –como Hegemann y Guido– pero que, en definitiva no se apartan de una interpretación del Urbanismo Científico y sus instrumentos de intervención.
En los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, el escenario internacional se transforma. Las condiciones políticas y económicas referidas a la reconfiguración del mapa mundial tienen su correlato en Latinoamérica y, particularmente en Argentina, iniciando un renovado período de intercambios no sólo en términos políticos y económicos, sino también académicos, culturales y técnicos.
Muy tempranamente, Francis Violich había dado cuenta de la necesidad de apertura de Estados Unidos hacia sus vecinos continentales al identificar que

los Estados Unidos tienen la oportunidad de ganarse a América Latina para siempre, si muestran buen sentido y actúan de forma constructiva para los intereses de los latinos. Si no lo hacen, los alemanes dominarán tarde o temprano, con guerra o sin ninguna guerra. En lugar de enviar bandas de swing, actores de cine y exposiciones de arte, hay que utilizar el dinero para capacitar a los técnicos latinos en Estados Unidos y enviar técnicos de Estados Unidos hacia el sur hasta mostrarnos cómo hacer el trabajo. (1942, p. 19)

En sintonía con la propuesta de Violich, Estados Unidos inicia, en el período de posguerra, un proceso de consolidación y apertura de programas destinados a la disciplina regional y urbana en las más prestigiosas universidades del país,9 condición que se complementa con la financiación por parte de organismos supranacionales e instituciones públicas y privadas de becas de perfeccionamiento para estudiantes latinoamericanos.
Esta apertura tiene su discusión también en las aulas, como bien señalan John Friedmann y Bernard Frieden en el año 1963, cuando advirtieron que en la formación de los planificadores en Estados Unidos hay que otorgarle particular importancia a los estudiantes provenientes de países en desarrollo que realizan su formación profesional en Norteamérica, así como también a los estudiantes norteamericanos que brindarán servicios de asesoramiento en las regiones menos favorecidas del globo. De este modo, afirman que la responsabilidad de Estados Unidos en la formación de generaciones de planificadores supera las fronteras nacionales, por lo que es necesario adecuar los programas de estudio a fin de dar respuestas a las denominadas “sociedades en transición”.
En este contexto, es posible destacar que el número de profesionales latinoamericanos formados en universidades norteamericanas entre los inicios de la década de 1950 y principios de la de 1960 constituye una prueba de esta apertura de Estados Unidos a sus vecinos del sur, consolidando espacios de intercambio que en los años posteriores configurarán una red latinoamericana de pensadores que tienen a la ciudad y sus territorios como eje de indagación.
El desplazamiento a una formación sustentada en los principios del planning de matriz anglosajona supone el abandono de nociones de la ciudad desde su condición material y construida. A partir de ello, el centro será la interpretación del territorio como síntesis de variables más complejas y la identificación de la planificación como un método para la toma de decisiones a mediano y largo plazo. También desde entonces la planificación será vista como un instrumento de delineación de programas tendientes al desarrollo económico y social, en el que están implicadas múltiples variables intervinientes en los procesos territoriales y urbanos. Rige entonces una visión de racionalidad aplicada que entiende la técnica como método para implementar objetivos políticos de transformación.
Esta visión racional y técnica es la que prevalece tanto en los organismos internacionales y supranacionales –Fondo Monetario Internacional (FMI), Organización de las Naciones Unidas (ONU), Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Banco Interamericano de Desarrollo (BID)–, como en el ámbito académico norteamericano y, por consiguiente, se consolida como matriz de formación y acción de los planificadores latinoamericanos que realizan sus posgrados en el país del norte.

LOS VIAJES DE FORMACIÓN DE LA PLANIFICACIÓN

Una lectura conjunta de las trayectorias de los integrantes del IPRUL/CEUR10 permite identificar la importancia que adquiere la formación de posgrado en el exterior en el desarrollo teórico, metodológico e institucional de estos centros; sumado a su consolidación como expertos en el nuevo escenario de la planificación regional y urbana, tanto a escala nacional como latinoamericana.
Los destinos académicos elegidos varían entre dos epicentros según el tiempo. Francia, y en particular la ciudad de París, concentra las primeras elecciones de formación de posgrado anteriores a los años sesenta; mientras que los Estados Unidos son el destino elegido en los años posteriores a la Alianza para el Progreso y los inicios de la institucionalización de la planificación regional y urbana a escala latinoamericana.
La elección de Francia para la realización de posgrados de Hardoy, Robirosa y Forni, plantea un primer desplazamiento respecto de las formaciones de grado hacia áreas referidas a la historia, la sociología, la demografía y la cartografía.
En esta línea se ubica el arquitecto Hardoy que inicia en el año 1950 los cursos en la Universidad de la Sorbona en el área de historia y sociología. Esta experiencia, de sólo un año, constituye el primer desplazamiento de sus intereses del ámbito de la arquitectura hacia enfoques sociales vinculados a la comprensión de las ciudades y los territorios.
Ocho años más tarde, el también arquitecto Mario Robirosa obtiene una beca del gobierno francés para el cursado de los cuatro certificados requeridos para la obtención de la Licenciatura en Ciencias Morales y Políticas, sumado a la integración a un equipo de investigación centrado en las temáticas de Sociología Urbana. Los estudios se realizaron en la Universidad de París y en el Centre d’Étude des Groupes Sociaux en el área de Sociología, especializándose en métodos estadísticos y de análisis de datos aplicados a las ciencias sociales.11 A través de su labor con el sociólogo Gino Germani, Robirosa conoció al planificador norteamericano John Friedmann. Fue él quien le recomendó realizar estudios en Francia.
Por último, el abogado Floreal Forni12 también realiza su formación en Francia con el sociólogo y cartógrafo Paul-Henry Chombart de Lauwe en L’École Pratique des Hautes Études (EPHE).
De estas tres experiencias, el caso de Hardoy presenta un perfil no formalizado dentro de un programa académico, mientras que Robirosa y Forni se encontraban dentro de una formación institucionalizada, en el marco de la renovación de los postulados de la sociología urbana, que incorpora nuevos abordajes metodológicos centrados en la utilización de las estadísticas, la observación directa del terreno de análisis y el estudio de la relación entre formas materiales de la vida social y sus formas simbólicas (Figuras 2 y 3).


Figura 2: Viajes a Europa. Fuente: elaboración propia.


Figura 3: Áreas disciplinares de formación. Fuente: elaboración propia.

Sin embargo, en los tres casos la experiencia europea no es el único momento de formación de posgrado. Hardoy realiza su Maestría en Planificación Regional y Urbana en la Universidad de Harvard entre los años 1953 y 1954. Ese momento es considerado como un punto de inflexión en su trayectoria, no sólo porque cristaliza el desplazamiento de sus intereses a la disciplina urbana, sino porque en su experiencia norteamericana amplía sus vínculos teóricos, académicos y profesionales que, en los años posteriores, van a constituirse como motores para la consolidación de centros e instituciones de investigación en Argentina.
A su vez, incorpora nuevas fuentes de referencias, modelos y teorías sobre el territorio, que son aplicados en la diagramación de los cursos de Planeamiento I y II en la renovada Escuela de Arquitectura de Rosario a partir del año 1957.13 Entre las incorporaciones más destacadas del elenco bibliográfico se encuentran los textos de Lewis Mumford (1945) y de Vere Gordon Childe (1954 y 1956) vinculados a la interpretación culturalista de los procesos históricos urbanos, y las ideas de Carl Landauer ([1944] 1945) y Arthur Lewis ([1949] 1952), desde una perspectiva económica de la planificación, sumadas a los ejemplos de la Tennessee Valley Authority (TVA) y las respectivas re-lecturas locales de la experiencia norteamericana. Estas bibliografías identifican el desplazamiento a interpretaciones más complejas del proceso de urbanización, en el que las condiciones económicas, políticas y sociales son variables que transforman las condiciones físicas.
En el año 1959, Hardoy obtiene la Beca Guggenheim para la realización del Doctorado en Planificación Regional y Urbana, nuevamente en la Universidad de Harvard, tarea que realiza entre los años 1960 y 1962. Se gradúa con la tesis “Ciudades precolombinas” ([1962] 1999), bajo la dirección del arqueólogo Gordon Willey.
La experiencia en Boston se traduce, por un lado, en el desplazamiento definitivo de sus intereses a la ciudad y el territorio y, por el otro, en la ampliación definitiva de sus redes académicas y sociales a escala norteamericana, latinoamericana y argentina. En los años sucesivos se identifica la importancia de estas redes y su traducción en términos institucionales, como el caso de los vínculos con el director del programa de Planeamiento Regional y Urbano en Harvard, Reginald Isaacs,14 y sus relaciones con la ONU, la Fundación Ford o el Consejo Federal de Inversiones (CFI). A escala latinoamericana, la amistad de Hardoy y Luis Lander en los años de Maestría va a consolidarse en el tiempo a través de la SIAP y los vínculos entre el CEUR y el CENDES. Por último, la coincidencia en Boston con el arquitecto argentino Oscar Yujnovsky (formado en la UBA, 1959; Harvard, 1960-1962; Berkeley, 1969-1971) posibilita comprender su incorporación al IPRUL en Rosario y posteriormente al CEUR en el marco del Instituto Di Tella.
A finales de 1961, Hardoy retorna al país y asume la dirección del “Instituto de Arquitectura y Planeamiento de la Escuela de Rosario” y decide su transformación en el “Instituto de Planeamiento Regional y Urbano del Litoral” (IPRUL). Este cambio nominal permite observar los nuevos enfoques referidos a la disciplina, al desaparecer la palabra “arquitectura” y, por consiguiente, la impronta física como elemento constitutivo de la transformación del medio.15 Se destaca la consolidación del programa de formación de profesionales en el nuevo escenario del desarrollo regional y urbano desde una perspectiva interdisciplinaria y la apertura a fuentes de financiación externa al ámbito universitario tradicional como la Fundación Ford, el recientemente creado Consejo de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET, 1958) o bien el asesoramiento a organismos como el Consejo Federal de Inversiones (CFI, 1959) o la ONU a partir de proyectos específicos.
El contador público Alejandro Rofman se integra al Instituto como alumno de posgrado, a pesar de contar con un título de doctorado en la Universidad Nacional de Córdoba (1963).16 En 1964, decide continuar su formación en Estados Unidos, realizando el Master of Arts en Economía, en la sub-especialidad de Ciencia Regional en la Universidad de Pennsylvania.
De esta forma, las credenciales en el exterior de Hardoy, Yujnovsky y Robirosa les permiten acceder a las filas del IPRUL, mientras que para Rofman el instituto constituyó una plataforma de acceso a nuevas formas de abordaje del territorio en términos económicos que se cristalizan con la obtención de la beca de formación en Estados Unidos.
En 1965, las actividades del IPRUL se ven suspendidas tras un conflicto entre diferentes fracciones de la Universidad Nacional del Litoral.17 Ante la renuncia de Hardoy y parte del cuerpo docente (Yujnovsky, Robirosa y Basaldúa), se decide el traslado del instituto a la ciudad de Buenos Aires,18 donde se crea el Equipo de Estudios Urbanos y Regionales (EEUR) con sede en el Rectorado de la Universidad de Buenos Aires.
Este momento de inestabilidad institucional es aprovechado por Robirosa para realizar su doctorado en la Universidad Cornell en Ithaca, Estados Unidos, donde obtiene el título de Doctor en Sociología.
Un año después, ante la intervención y ocupación militar de las Universidades Nacionales conocida como “La noche de los bastones largos”, nuevamente entra en jaque la continuidad institucional del centro. Se decide una nueva mudanza en 1966 al Instituto Privado Torcuato Di Tella, donde se transforma en el Centro de Estudios Urbanos y Regionales (CEUR) en el marco de las Ciencias Sociales.19
Estas condiciones permiten re-definir el equipo y las líneas de acción e investigación, con lo que se fortalecen los vínculos con las disciplinas sociales y se adquiere con el tiempo un perfil más orientado a la formación de investigadores y teóricos que, desde una perspectiva latinoamericana, definan las agendas de investigación de la región.
Hardoy conserva la dirección del CEUR y trabaja junto a un equipo de investigadores en los que participan Robirosa, Yujnovsky y Rofman. Luego se incorpora el arquitecto César Vapñarsky (UBA, 1954), que recientemente había finalizado su Maestría en Sociología en la Universidad Cornell y el contador público y economista José Luis Coraggio (Contador Público, 1958 y Escuela de Economía, 1964, UBA), que había realizado su formación de posgrado en el Departamento de Ciencia Regional de la Universidad de Pennsylvania entre 1964 y 1966. En las incorporaciones realizadas se destaca la simultaneidad de la presencia de los actores argentinos en Estados Unidos: Robirosa y Vapñarsky en Ithaca y Rofman y Coraggio en Filadelfia (Figura 4).


Figura 4: Viajes a Estados Unidos. Fuente: elaboración propia.

A partir de esta lectura en simultáneo de los viajes de formación y la actividad institucional en Argentina, resulta posible identificar ciertas condiciones análogas en este grupo que se presenta heterogéneo pero que tiene elementos en común. En esta línea, en la mayoría de los actores es posible identificar el desplazamiento disciplinar respecto de la formación en el grado, siendo la sociología, el planeamiento regional y urbano y la economía regional las áreas temáticas seleccionadas como formación de posgrado. Otra particularidad se presenta a partir de las universidades norteamericanas seleccionadas para la realización de las maestrías y doctorados. Salvo el doctorado de Yujnovsky realizado en Berkeley, ubicada en la costa oeste, el resto se localizaba entre el denominado “mid-west” y la costa este. Esta particularidad adquiere relevancia en tanto representa matrices teóricas e institucionales diferenciadas, sumado a la consolidación de referentes distintivos que van a delinear el devenir disciplinar en el país tanto en términos de ideas como en lo referido a los vínculos supranacionales (Figuras 5 y 6).


Figura 5: Áreas disciplinares de formación de grado y posgrado. Fuente: elaboración propia.


Figura 6: Localización de las universidades de destino. Fuente: elaboración propia.

EL VIAJE Y LAS “TRADUCCIONES”

Identificados los viajes formativos de los actores y los diferentes espacios académicos en los que participan, interesa avanzar en una lectura que permita articular los vínculos entre la formación en el exterior y las ideas, teorías, metodologías y espacios institucionales en los que operan en el país, con el fin de determinar las “traducciones”, deudas y alteraciones referidos a la estrategia norteamericana de la planificación.
Analizar en simultáneo los viajes formativos del equipo del IPRUL/CEUR posibilita comprender los puntos de contacto de las trayectorias de cada uno de los actores e identificar que en la experiencia institucional local se plantean “importaciones” y “traducciones” que permiten comprender la transformación de la noción de “urbanismo” por la de “planificación de cuño desarrollista cepalina” en Argentina.
Un primer eje de análisis refiere a la matriz teórico-metodológica de la planificación, que la entienda como método propositivo, como programa político de organización de los sistemas económicos, sociales y territoriales con un fuerte énfasis en la razón, la ciencia y la técnica. En América Latina, esta visión adquiere la forma del desarrollo capitalista periférico, marcado por una economía financiada por capitales externos y organizaciones internacionales.20
En la diagramación de las asignaturas de Planeamiento I y II en la Escuela de Rosario dictada por Hardoy y Manuel Paz es posible identificar un primer momento de convivencia de la tradición disciplinar y una nueva corriente vinculada al pensamiento anglosajón de revisión de la ciudad, su historia y sus procesos de conformación.21 La región aparece como una unidad de análisis, donde se incorporan definiciones y métodos de actuación metropolitana, regional y nacional a partir de nuevas lecturas (Landauer, [1944] 1945 y Lewis, [1949] 1952) y los ejemplos de la TVA.
A partir de 1958, se profundiza la mirada regional, particularmente en Planeamiento II, al incorporar lecturas de la planificación regional y nacional desde una perspectiva económica del desarrollo, sumadas a textos sociales y demográficos referidos al crecimiento de las áreas metropolitanas.22 Además se incorporan textos que abordan el concepto de “planificación” desde una perspectiva superadora de la condición física, como el caso de la Junta de Planificación de Puerto Rico (zonificación, aspectos administrativos y legales); las propuestas de Gran Bretaña en referencia a los planes metropolitanos y el desarrollo de nuevas ciudades como política de las posguerras (Plan de Londres y las New Towns), sumados a ejemplos norteamericanos como el de Radburn y Green Belt Towns, donde ponen en práctica el modelo de desarrollo estadounidense del New Deal.23
Por último, la incorporación del planeamiento en América Latina, permite demostrar la centralidad del tema en las preocupaciones de J. E. Hardoy, iniciando un proceso de construcción de una particularidad local y, por consiguiente, la revisión de modelos e ideas realizados desde y por autores latinoamericanos.24
Un segundo eje de análisis se centra en el desarrollo institucional, primero con el IPRUL y posteriormente con el CEUR. Se identifica la importancia de las experiencias en el extranjero a la hora de delinear y definir los objetivos de los centros.
Si la primera experiencia en Estados Unidos de Hardoy posibilitó la paulatina renovación de la enseñanza de la planificación, sus temas y modelos, a partir de 1962 se inicia un ciclo de apertura a nuevas formas de abordaje del territorio, no sólo en términos teóricos, sino también en función de una nueva aproximación interdisciplinaria, de organización institucional y de financiación de la investigación. Estas condiciones se cristalizan en el IPRUL con los intentos de conformación de un equipo de trabajo heterogéneo donde la experiencia conjunta en el extranjero (Hardoy y Yujnovsky) y las redes de sociabilidad (los vínculos de Robirosa con Germani) adquieren un rol central en la elección de los docentes.
Los vínculos con Luis Lander permiten identificar tempranamente la incipiente red latinoamericana, que adquiere relevancia a partir de la diagramación organizativa y curricular del IPRUL, en línea con los postulados de la Misión Técnica de la SIAP y en paralelo al desarrollo de nuevos centros en el continente como el CENDES en Venezuela.
Cabe destacar que el IPRUL recibe la visita del profesor norteamericano Lewis Mann, financiado por la Fundación Ford, quien dicta el Seminario sobre Planeamiento Regional en 1963, lo que permite comprender además las formas de financiamiento de la investigación.
A partir de 1966 y con la radicación del CEUR en el Instituto Torcuato Di Tella (TDT), se inicia un proceso de internacionalización de la enseñanza de posgrado a partir de la diagramación del Programa Latinoamericano de Investigación y Docencia en el campo de la urbanización, desarrollado junto al Centro Interdisciplinario de Desarrollo Urbano y Regional (CIDU) de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Los vínculos con el CIDU se incrementan paulatinamente al contar con la presencia de Rofman, Coraggio, Yujnovsky y Hardoy en seminarios y reuniones académicas en el país trasandino.
Otro espacio de consolidación de la red latinoamericana se presenta a través de la SIAP, donde Hardoy ejerce la presidencia por dos períodos (1966/1970). A lo largo de los años, actores como Rofman, Yujnovsky o Coraggio participan de forma activa como directores, como miembros del Comité Editor o a través de la participación en las diferentes actividades organizadas por la sociedad, consolidando no sólo sus roles como “expertos” a escala nacional, sino principalmente la idea del CEUR como un nodo local en una red de planificación regional y urbana a escala latinoamericana.

REFLEXIONES FINALES

La revisión de las posibilidades que presenta el estudio de los viajes formativos de un grupo de actores relevantes del escenario de la planificación en la Argentina posibilita una lectura que avanza en las interpretaciones de las implicancias del viaje en términos de acumulación de experiencias, ampliación de redes académicas y sociales y referencias institucionales. Sumando esto a la comprensión de los modos en que ciertas ideas y modelos son incorporados paulatinamente a los programas de formación, se pueden identificar nuevas interpretaciones que son redefinidas y adaptadas a los nuevos contextos de producción.
Hablar de las “geografías de la planificación” supone analizar el contexto en el que ciertas ideas y modelos adquieren preponderancia. Se entiende que es la noción de “planificación democrática”, de cuño norteamericano y matizada por el pensamiento cepalino, la que prevalece en el escenario latinoamericano. La política exterior estadounidense y su programa de cooperación económica y técnica en el marco de la Alianza para el Progreso, sumados a los American Studies, adquieren una relevancia significativa, ya que a través de los programas de becas y de financiación de investigaciones y centros de estudio resulta posible comprender los desplazamientos y las adopciones de ciertas nociones en el escenario norteamericano.
Pero estas geografías también son redefinidas a través de los viajes formativos de los actores. Se entiende que en cada selección bibliográfica, definición de los objetivos de los centros, estructura interdisciplinaria, organización de las estructuras funcionales y de financiación, etc., existen lógicas de articulación y traducción que, lejos de ser simples traslaciones, permiten comprender los contextos y las resistencias en la definición de la renovación disciplinar.
De esta forma, la comprensión del territorio como síntesis de problemas sociales, políticos y económicos adquiere gran aceptación en el medio local, acompañada por una visión sustentada en la ciencia, la razón y la técnica desproblematizada de los planteos ideológicos. Estas condiciones se presentan en el marco de las políticas desarrollistas para Argentina y en un contexto en que la planificación es entendida como el método para revertir las condiciones de “atraso” de Latinoamérica.
La posibilidad de realización de programas de posgrado en las universidades norteamericanas caracterizó el modelo formativo del grupo de actores que posteriormente realizarían sus prácticas e investigaciones en el país. Se identifica la importancia de estas experiencias no sólo en términos de ampliación de ideas y elenco bibliográfico, sino también por su incorporación a los sistemas de trabajo, financiación e intercambio que caracterizaron las actividades de investigación y asistencia técnica del período. 

NOTAS

1. Para ampliar sobre su “misión técnica”, ver SIAP, 1960. La misión fue patrocinada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Organización de Estados Americanos (OEA), el Estado Libre Asociado de Puerto Rico y la Fundación Ford.

2. Graduado de ingeniero en la Universidad de Buenos Aires (UBA) en 1912. Estudia en el Institut d’Urbanisme de París entre 1924 y 1927. Fue el primer catedrático de Urbanismo en la Argentina.

3. Graduado de arquitecto en la UBA en 1927. En 1932 recibe una beca para realizar estudios de perfeccionamiento en el Collège Libre des Sciences Sociales de París, donde se titula en 1933.

4. El Institut d’Urbanisme de París nace como “École des Hautes Etudes Urbaines”, bajo la iniciativa de Marcel Poete y de Henri Sellier. En 1924, se integra a la Universidad de la Sorbona.

5. Della Paolera (1924/1927), Estrada (1933/1935) y Miguel C. Roca (s/d).

6. Graduado de ingeniero y arquitecto en la Universidad de Córdoba en 1920/1921. Profesor de la Escuela de Arquitectura de Rosario en Arquitectura y Urbanismo.

7. Urbanista. Estudió Historia del Arte y Economía en París y Economía en la Universidad de Pennsylvania y en Estrasburgo. Completó su doctorado en Múnich en 1908. Desarrolló su práctica en Estados Unidos y Alemania.

8. Edward Shils sostiene que la institucionalización de una actividad intelectual se presenta a partir de la interacción de: un conjunto de personas que definen y orientan la actividad, y la incorporación de la enseñanza y la investigación en el marco de condiciones de organización regulada, programada y sistemáticamente administrada, a las que se suma la construcción de la idea de tradición común.

9. Entre los programas más representativos se encuentran el Harvard-MIT Joint Center for Urban Studies (1959) y el Center for Urban and Regional Studies localizado en la Universidad de Chicago (1957).

10. El equipo docente del IPRUL estaba compuesto por Jorge Enrique Hardoy como director, Oscar Yujnovsky y Mario Robirosa como docentes, junto a los rosarinos Raúl Basaldúa, Isidoro Dudnik e Irma Rosa.

11. El desplazamiento disciplinar de Robirosa ya se había presentado en sus años de formación como arquitecto, con la realización de investigaciones sobre vivienda social y barrios marginados, sumadas a la asistencia al curso de Sociología dictado por profesores de la Escuela de Chicago.

12. Las ideas de Louis-Joseph Lebret adquieren vital importancia en la formación de Forni.

13. Sobre la renovación de la Escuela de Arquitectura y Planeamiento de Rosario ver Rigotti, 2003.

14. Isaacs realiza el “Proyecto piloto de planificación regional para el desarrollo en Argentina” en el marco del convenio entre la ONU y el CFI. Destaca en el escrito sus vínculos con los pares argentinos en Boston.

15. Sobre las transformaciones de los centros de investigación ver Monti, A. (2013).

16. Rofman realiza el Doctorado a través de una Beca de Iniciación a la Investigación otorgada por el CONICET.

17. El conflicto se desarrolló entre el Centro de Estudiantes de la Escuela, las organizaciones políticas de izquierda, la Universidad Nacional del Litoral y algunos personajes del Instituto que cuestionaban la procedencia de los fondos de financiación por parte de la Fundación Ford, sumados a un subsidio del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

18. En Rosario el IPRUL siguió manteniendo la estructura institucional, pero la pérdida de los fondos de financiación, sumada a la falta de alumnos y líneas de investigación hicieron que en los años posteriores cesara su funcionamiento.

19. El equipo del CEUR se completaba con los investigadores asociados Raúl Basaldúa, Edgardo Derbes, Oscar Fisch, Carlos Todaro y Margot Romano Yalour.

20. Entre las organizaciones internacionales se destacan las mencionadas FMI, ONU, PNUD, BID y CEPAL.

21. Destacamos la incorporación de una revisión del materialismo histórico con los textos de Vere Gordon Childe, Alfred Weber y Lewis Mumford.

22. Se destacan Lilientahl (s/f), Dotson (1955), Weissmann (1955) y ONU (1957).

23. La bibliografía de referencia para los casos ingleses es Rodwin, 1958 y los artículos de la Revista de Arquitectura, “Bases del planeamiento británico: Informe Barlow, el Uttwatt y el Scott” (1945), “La reconstrucción de Londres” (1946), “La legislación de ciudades en Gran Bretaña” (1946) y “El Greater London Plan” (1946), editados en la ciudad de Buenos Aires.

24. La bibliografía incorporada consolida esta visión. Se destacan tres publicaciones de la Unión Panamericana: Catalá Oliveras (1955), Cole (1957) y Pico (1952).

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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2. Cole, J. P. (1957). Problemas de planificación urbana en la Gran Lima. Washington D.C., Estados Unidos: Unión Panamericana.         [ Links ]

3. Dotson, A. (1955). Informe: La conurbación. Washington D.C., Estados Unidos: Unión Panamericana.         [ Links ]

4. Gordon Childe, V. (1954). Los orígenes de la civilización. México D.F., México: Fondo de Cultura Económica.         [ Links ]

5. Gordon Childe, V. (1956). Qué sucedió en la historia. Buenos Aires, Argentina: Leviatán.         [ Links ]

6. Hardoy, J. ([1962] 1999). Ciudades precolombinas. Buenos Aires, Argentina: Infinito.         [ Links ]

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10. Monti, A. (2013). Redes, instituciones y planificación. El caso del IPRUL. (Tesis de maestría inédita). Buenos Aires, Argentina: Universidad Torcuato Di Tella.         [ Links ]

11. Mumford, L. (1945). La cultura de las ciudades. Buenos Aires, Argentina: Emecé         [ Links ].

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16. Rodríguez Jiménez, F. (2012). Máquina imperfecta. United States Information Agency y el Departamento de Estado en los inicios de la Guerra Fría. En B. Calandra y M. Franco (Eds.), La guerra fría cultural en América Latina. (pp. 97-116). Buenos Aires, Argentina: Editorial Biblos.         [ Links ]

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BIBLIOGRAFÍA

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