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Delito y sociedad

versión impresa ISSN 0328-0101versión On-line ISSN 2468-9963

Delito soc. vol.22 no.36 Santa Fé dic. 2013

 

COMENTARIOS DE LIBROS

Comentario a Stella Martini y María Eugenia Contursi (comps.): Comunicación pública del crimen y gestión del control social

 

Por Dara Paula Costas

Buenos Aires: La Crujía Ediciones, 2012

El presente libro es una compilación de artículos que como su título indica busca indagar en la relación entre los medios de comunicación y la gestión del control social. Conformado a partir de una introducción de ambas compiladoras y de diez artículos de los miembros de su grupo de investigación de la Carrera de Comunicación Social, se propone trabajar este problema a partir de múltiples líneas.
En la Introducción se profundiza en el planteo común que reúne este conjunto de artículos. Se señala la inseparabilidad de la gestión del control social en la Argentina de un relato que apunta a la necesidad de fortalecer los instrumentos represivos, ya sea a través de la legislación, de la vigilancia o directamente de la exclusión. En este sentido se remarca la importancia de la noticia policial, reiterada y enfatizada, como un discurso efectivo, para naturalizar el reclamo por la seguridad y hacerlo de todos. Que además
coincide con los discursos sociales autorizados y a los del ciudadano común, en la apelación a la indignación ciudadana y legitima los reclamos de mano dura.
A partir de estos discursos se construye diariamente cierto sentido entorno a los delitos, leyes, infracciones y penas que se basa en distintas caracterizaciones, donde la noción de espacio público y los vecinos aparecen como elementos centrales para reconstruir la problemática de la seguridad. Apartando el delito de su encuadre histórico, político y social y moralizando conflicto a través de la señalización de los dos polos por los cuales la sociedad debería optar: el bien o el mal.
En Opinión pública, medios masivos y control social. ¿Los bárbaros están entre nosotros? de Stella Martini el planteo está centrado en recuperar la noción de civilización y barbarie para pensar la relación entre medios de comunicación y control social. La autora propone que este binarismo se reac
tualiza en la exigencia de mano dura y de mayor vigilancia en discursos sociales, políticos y periodísticos.
Martini también indaga en el fundamental rol que cumplen el tiempo y el espacio en la construcción del relato del delito, en tanto proporcionan las coordenadas en que se conforma la historia, la memoria y el sentido. La lógica del aquí y ahora predomina, junto a la construcción de actores, espacios y acciones ligados a lo monstruoso. Así se escribe un relato conservador, fuertemente moral y de sentido común, ligado a la criminología tradicional, donde se apela a la historia cultural para iluminar el presente delictivo.
Manuel Tufró en Vecinos y policías. La dimensión interaccional y situacional de la confianza realiza su trabajo siguiendo la perspectiva etnometodológica de Garfinkel.
Su preocupación radica en la paradoja de una sociedad que si bien desconfía en la policía, considera que la principal solución al delito es aumentar la presencia policial en las calles. En este sentido, la reconstrucción de los lazos de confianza entre vecinos e instituciones policiales resulta primordial, por lo que el autor decide analizar dos situaciones de encuentro entre ambos actores. Es de su interés puntualizar los métodos cooperativos por los que vecinos y policías, pueden generar cierta confianza que logra construir el diagnóstico de crisis frente al problema del delito que culmina en una única solución: aumentar el número de efectivos policiales.
En Los medios como agentes del control social. El caso de la oferta de sexo en el espacio público, Marcelo R. Pereyra se corre de esta perspectiva teórica y produce su análisis apoyándose en un recorrido histórico y un rastreo periodístico del comercio sexual y su tolerancia o prohibición.
Luego, se dispone a analizar un momento concreto, el de la derogación de los edictos y
la promulgación del Código de Convivencia Urbana (CCU) y sus reformas en 1998, 1999 y 2004, indagando en la cobertura periodística de Clarín, Página 12 y La Nación. El autor apunta que ninguno de los tres medios abordó la prostitución como problemática social, es decir como explotación humana con o sin consentimiento. Pero finalmente se queda con la construcción de los primeros dos diarios, para resaltar la descripción del conflicto entre vecinos y prostitución en términos bélicos. Concluyendo que la referencia periodística a un orden perdido no es otro que el de las clases medias y altas, que históricamente se le impuso a las clases bajas, principales destinatarias del control.
El siguiente artículo: Los menores en la encrucijada: discursos por los senderos que no se bifurcan de María Eugenia Contursi, Gabriela Constanzo y Florencia Brescia trabaja sobre otro recorte poblacional pensando la criminalización de la infancia.
Para ello, piensan en los debates legislativos y su relación con los medios de comunicación, que exacerban el tópico menores delincuentes, recurriendo a discursos espectaculares y sensacionalistas a través de los cuales instalan el tema como un problema social y político a resolver a partir del endurecimiento de las leyes penales. Así el debate legislativo del Proyecto del Régimen Penal Juvenil en el 2009, concluye en la necesidad de la baja de la edad de imputabilidad y excluye la importancia de las modificaciones en las instituciones de encierro para menores, dando cuenta de cómo los conglomerados multimedios no sólo naturalizan, sino que también "legislan".
Jorge Gobbi, en Periodismo, Internet y modelo colaborativo: discursos públicos y privados. El caso General Villegas trabaja con la recepción de los diarios del caso mencionado, pero lo hace a partir del análisis de los comentarios virtuales de los lectores.
Partiendo de una explicación del surgimiento de la Web 2.0 entendida como un espacio colaborativo, analiza la relación entre los comentarios de los lectores y la propia producción del diario. Si bien, se ofrece la oportunidad de avanzar en una relación dialógica y no meramente receptiva la agenda no aparece cuestionada por los comentaristas, sino que la expanden de una forma que no sería aceptable en el entorno periodístico. Es decir, los comentarios en los cuales se ponía en duda la responsabilidad de los adultos y de la menor de edad por su polémico contenido moral pueden decir lo que el diario apenas deja traslucir: que no es condenable que tres adultos mantengan relaciones sexuales con una adolescente si ella lo consiente. Así para el autor no se genera un mejor debate, sino que sólo se construyen opiniones de sentido común, borrando la frontera entre el espacio público y privado especialmente en el uso de argumentos.
En Vigilancia, afecto, expulsión. Espacio urbano y "espacio público" en la ciudad de Buenos Aires (2007-2011) de Manuel Tufró y Luis Sanjurjo se problematiza el espacio público como una categoría en juego que es reapropiada por los distintos actores a partir de un conjunto de estrategias que lo tienen como escenario y botín.
La primera es la construcción de una grilla social, a partir de verdades y lugares comunes, que separa a "los que hacen las cosas bien" de los que "hacen las cosas mal". La plaza y la vereda, espacios vecinales por excelencia, deben ser defendidos por el conjunto de usuarios legítimos de esos otros que no saben comportarse como vecinos. Esta grilla se complementa con la conformación de una ciudad punitiva que opera a partir de la visibilidad de la vigilancia que proporcionan los circuitos cerrados de televisión. La mirada vecinal, subordinada o anexada al gobierno, participa de esta estra
tegia decidiendo donde poner las cámaras y financiando su instalación a partir de sus impuestos. En tercer y último lugar también tienen lugar prácticas violentas y expulsivas coordinadas desde la Unidad de Control del Espacio Público (UCEP), que se dedica fundamentalmente al secuestro de elementos y mercaderías en posesión de aquellos que desaloja.
Concluyen que a partir de estas tres lógicas se construye el espacio público como una forma ciudad (parque-verde-circulación) con sus legítimos ocupantes, los vecinos, donde la política queda invisibilizada detrás de los discursos del afecto y moralidad.
Naldi Crivelli y Lía Claps son las autoras de Marginalidad, migraciones y violencia: la construcción mediática de la toma del Parque Indoamericano. Analizan la ocupación del Parque Indoamericano y la representación de los medios. Destacan la expansión y la exacerbación social del conflicto con el correr de los días y la estigmatización del inmigrante asociándolo con la violencia y la inseguridad. Resaltando que la criminalización de éste, construida por los discursos políticos y mediáticos, conllevó un reclamo de mayor control social y exclusión.
Hacia el final del libro encontramos que Armando el rompecabezas de la inseguridad: producción y circulación de la noticia policial en la televisión por aire de Valeria Bahl y Nación, identidad y construcción del control en la prensa conservadora. Los casos de la Nación y La Nueva Provincia de Rosario Sanchez analizan a partir de categorías comunes las producciones televisivas y periodísticas conservadoras para dar cuenta de su contribución a la definición de la inseguridad y su tratamiento.
En el primero de los artículos a partir del análisis de dos noticieros, Telenueve y Telenoche muestra cómo se recorta la realidad desde una perspectiva particular y se ponen
en acción mecanismos que construyen y caracterizan las identidades de víctimas y victimarios. Proponiendo a su vez concepciones sobre el territorio, donde el espacio amenazante parece no tener fin, sobre la ciudadanía, entendida como un conjunto amenazado por los crecientes niveles de delito y sobre el Estado, como una entidad ausente que debería endurecer su posición frente a la problemática. De este modo, se conforma una cotidianidad amenazante donde todos son potenciales víctimas, de una parte de la población fuertemente estigmatizada, lo que desemboca en una exigencia consensuada de mayor control social.
En el segundo artículo la autora ahonda en las representaciones del crimen que circulan en La Nación y en La Nueva Provincia de Bahía Blanca. Señala que si bien no hay coincidencias en el temario de ambos periódicos, si se repiten las formas y los recursos utilizados. Por un lado, excluyen la victimización de los sectores más desfavorecidos, enfocándose siempre en las clases medias y altas, su público lector y por el otro, a partir de esta construcción clasista, donde las víctimas y victimarios corresponden a sectores sociales diferenciados, construyen una comunidad imaginada, horizontal que se supone homogénea y que se debe defender. Por ello estos diarios, más allá de instalar el tema y dar cuenta de los hechos colaboran en la conformación de un orden a partir de una mirada en común que diagnóstica y propone tratamientos para el crimen desde una peculiar posición de clase.
Finalmente, Silvina Manguía presenta La prevención del delito en la Ciudad de Buenos Aires: acerca de la creación y accionar de la Policía metropolitana (2007-2011).
La autora se preocupa por la emergencia y actividad de la nueva fuerza policial de la Ciudad de Buenos Aires, indagando en los motivos e ideas a las que responde.
En primer lugar señala que los sondeos y encuestas realizados previamente por el gobierno local, cumplieron un rol fundamental ya que la seguridad era uno de los tópicos que aparecía con más frecuencia entre las preocupaciones de los habitantes, entendiendo que la Policía Metropolitana apreció como una respuesta efectista, que se preocupó más por los efectos del delito que sobre las causas, lo que hubiese posibilitado una perspectiva profunda y crítica sobre el fenómeno.
En segundo lugar problematiza su caracterización como policía de proximidad, señalando que la violencia perpetrada frente a desalojos y detenciones, demostraron que la intimidación y la muerte eran los principales recursos de esta nueva policía.
A modo de conclusión, puede señalarse que si bien los artículos trabajan problemas, casos, fuentes y teorías distintas todos comparten la preocupación de recoger los discursos producidos en torno al crimen de los medios de comunicación. En todos ellos se vislumbra que la inseguridad, no es otra cosa que una construcción que emerge de prácticas y discursos, borrando cualquier intento de naturalización. De todos modos, el reconocer que no existen el delito y los delincuentes como esencia, no implica dejar de considerar los efectos concretos que producen estas construcciones. En este sentido, la articulación entre la noticia policial y los reclamos de mayor control social, permite pensar como se traman las estrategias que desembocan en una fuerte estigmatización de la clase baja y en la ascensión del punitivismo para controlarla.

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