El descanso y bienestar del individuo dependen en gran medida de un comportamiento fisiológico vital conocido como sueño. A pesar de su importancia, los trastornos del sueño continúan siendo una condición frecuente, pero a menudo subdiagnosticada. Se estima que alrededor del 30% de la población experimenta algún tipo de trastorno del sueño. Aunque a lo largo de los años se ha prestado atención a estos trastornos, aún queda mucho por hacer en términos de reconocimiento y diagnóstico.1
La tercera edición de la Clasificación Internacional de Trastornos del Sueño (ICSD-3, por sus siglas en inglés) describe más de ochenta trastornos del sueño, los cuales se encuentran divididos en seis categorías principales: insomnio, trastornos respiratorios del sueño, trastornos centrales de hipersomnolencia, trastornos del ritmo circadiano del sueño-vigilia, parasomnias y trastornos del movimiento relacionados con el sueño.2
La apnea obstructiva del sueño (AOS) se caracteriza por la ocurrencia recurrente de interrupciones en el flujo de aire durante el sueño debido al colapso de la vía aérea superior, lo que conduce a una reducción en los niveles de oxígeno y a episodios de microdespertar.3
La AOS no tratada se asocia con diversos efectos negativos. Estos incluyen excesiva somnolencia diurna, complicaciones cardiovasculares y cerebrovasculares a largo plazo, disminución en la calidad de vida y tasas elevadas de mortalidad.4
A pesar de existir una amplia variedad en resultados epidemiológicos acerca de la cantidad de pacientes que padecen AOS, se considera que su prevalencia en la población general es de 3,1% a 7,5% en hombres5,6 y 1,2% a 4,5% en mujeres premenopáusicas, equiparando los porcentajes en postmenopáusicas.7,8
Dado que la AOS es una enfermedad de alta prevalencia que se asocia con varias comorbilidades, es crucial que su enfoque sea multidisciplinario. Por lo tanto, se recomienda que las unidades de sueño cuenten con un equipo compuesto por médicos/as neumonólogos/as, médicos/as neurólogos/as, psicólogos/as y kinesiólogos/as del área respiratoria.9
En la práctica habitual, los pacientes son remitidos para ser evaluados a las unidades de sueño por diversas especialidades médicas, como clínica médica, cardiología, otorrinolaringología, neumonología, neurología, psiquiatría, entre otras. Los motivos de consulta son diversos, pero la mayoría busca atención debido a síntomas, tales como despertares por ahogos, ronquido intenso y somnolencia diurna. Estos motivos pueden ser referidos tanto por el paciente como por terceros, muchas veces, un/a compañero/a de cuarto.
Durante la consulta con el/la especialista, los/las profesionales del equipo llevan a cabo una entrevista exhaustiva enfocada en identificar trastornos del sueño, factores de riesgo y hábitos de sueño. Además, se determina la necesidad del estudio diagnóstico que se debe realizar. Entre los estudios más frecuentes se encuentran la poligrafía respiratoria y la polisomnografía nocturna. De acuerdo con los resultados obtenidos, se realizará un segundo estudio para la titulación de presión positiva continua en la vía aérea (CPAP, por sus siglas en inglés) como parte del tratamiento. Para ello, se utilizan equipos autoajustables o se ofrecen al paciente diferentes alternativas para abordar el motivo de su consulta inicial.
En Argentina, aún no se ha establecido oficialmente el papel del/de la kinesiólogo/a en el manejo de los trastornos respiratorios del sueño. No obstante, la capacitación avanzada a través de programas de especialización (fellowship) proporciona una amplia gama de herramientas para desempeñar diversas funciones dentro del equipo de trabajo, lo que brinda no solo conocimientos teóricos sino prácticos al estar a cargo de la atención de pacientes en consultorio de manera frecuente. Consideramos fundamental la práctica clínica para la formación del/de la kinesiólogo/a. Entre las tareas que debe desarrollar se encuentran las siguientes:
Identificación: detectar aquellos pacientes con un alto pretest de padecer AOS mediante anamnesis, realizar una evaluación física completa y tener conocimiento de los factores de riesgo implicados.
Orientación: otorgar la información acerca de las diversas opciones de estudios disponibles para el diagnóstico y resaltar la importancia de someterse a dichos estudios en aquellos pacientes con alto potencial de padecer esta condición.
Recomendaciones: ofrecer medidas higiénico-dietéticas del sueño y comunicar acerca de la importancia de mantener rutinas y buena calidad del descanso y llevar a cabo una actividad física regular, junto con hábitos alimentarios saludables. Los pacientes diagnosticados con AOS presentan una capacidad aeróbica máxima disminuida y niveles más bajos de actividad física, en comparación con individuos sin esta condición.10,11
Interpretación: ser competente en la lectura de los registros de poligrafías respiratorias y en la titulación de CPAP y poder analizar y comprender de manera precisa estos estudios.
Dominio: conocer las diferentes modalidades de terapia de flujo continuo, las características y las ventajas de cada equipo y las diversas opciones de máscaras disponibles, lo cual permite a los/las profesionales ofrecer una atención integral y personalizada.
Estrategias: disponer de diversas estrategias para fomentar la adherencia óptima al CPAP como la terapia de elección altamente efectiva.
Adherencia: proveer un acompañamiento adecuado al paciente durante las etapas iniciales de adaptación a la terapia, lo cual se correlaciona directamente con el uso continuo y la adherencia a largo plazo.12) La adherencia al tratamiento con CPAP es fundamental para alcanzar el éxito terapéutico. Es importante detectar y abordar de manera proactiva las posibles complicaciones relacionadas con el uso del CPAP, identificar sus causas y ofrecer soluciones apropiadas.
Para concluir, se sostiene que el/la kinesiólogo/a desempeña una función esencial en el seguimiento y monitoreo de los pacientes que padecen apnea del sueño. Este papel no se limita únicamente al inicio del tratamiento, sino que se extiende a medida que los/las pacientes progresan en su terapia. El/La kinesiólogo/a realiza evaluaciones frecuentes para determinar la eficacia de las intervenciones implementadas y efectuar los ajustes necesarios. Este enfoque se traduce en un tratamiento adecuado para prevenir así las graves consecuencias asociadas a la apnea del sueño.
Esta editorial busca resaltar un área poco explorada por los/as profesionales de la kinesiología y los/as anima a investigar más a fondo, con el objetivo de atraer a más colegas al tratamiento de los trastornos del sueño.