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Argentinian journal of respiratory and physical therapy

versión On-line ISSN 2618-4095

Argentinian j. respiratory physical therapy vol.5 no.2 CABA  2023  Epub 01-Jul-2023

http://dx.doi.org/10.58172/ajrpt.v5i2.267 

COMENTARIO

Comentario a Scaminaci-Russo F et al., “Características clínico-demográficas en sujetos con vértigo posicional paroxístico benigno al ingreso a rehabilitación vestibular en un hospital de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”

Commentary on Scaminaci-Russo F et al., “Clinical-demographic characteristics of subjects with benign paroxysmal positional vertigo at vestibular rehabilitation unit admission in a hospital in the Autonomous City of Buenos Aires”

Julián Fossaroli1  2  3 

1Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, CABA, Argentina.

2Clínica CIAREC, CABA, Argentina.

3Universidad de Buenos Aires, Facultad de Ciencias Médicas, CABA, Argentina.

PALABRAS CLAVES: canales semicirculares; vértigo; mareo; rehabilitación; terapia física; vértigo posicional paroxístico benigno.

KEY WORDS: semicircular canals; epidemiology; dizziness; rehabilitation; physical therapy; benign paroxysmal positional vertigo.

El vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB) es el trastorno vestibular más frecuente, y su incidencia en la población general es del 10%. Puede presentarse en todos los rangos etarios, pero es especialmente frecuente en los adultos mayores, lo cual es importante si se tiene en cuenta que los trastornos de equilibrio en este grupo conllevan una pérdida de la autonomía, menor calidad de vida y predisponen a caídas, con un incremento de la morbimortalidad.1

El curso evolutivo del VPPB se caracteriza por remisiones espontáneas que tienen lugar típicamente después de días a semanas2, con recidivas que aparecen en el 50 % de los pacientes.3 Aunque el VPPB es normalmente un proceso autolimitado, ocasiona una carga socioeconómica y personal considerable.1

Los criterios diagnósticos del VPPB, según la Sociedad de Bárány (Bárány Society), se caracterizan por episodios recidivantes de vértigo posicional desencadenados al acostarse o girar en la posición de decúbito supino, que podrían acompañarse de inestabilidad leve prolongada, incluso tras el tratamiento con éxito de este trastorno vestibular. En ocasiones, los pacientes podrían manifestar la presencia de mareo posicional, inestabilidad y síntomas vegetativos, tales como náuseas, sudoración y taquicardia.4

La prueba diagnóstica más sensible es la prueba de Dix-Hallpike. Si el nistagmo posicional desaparece inmediatamente después del tratamiento de reposicionamiento, se reafirma el diagnóstico. La latencia entre el final de la maniobra posicional diagnóstica y el comienzo del nistagmo podría ser tan prolongada como 40 segundos en casos inusuales, sin superar el minuto en conductolitiasis o los 2 minutos en cupulolitiasis.4

Los episodios de vértigo o mareo posicional podrían desencadenarse no solo en la cama, sino también por otros movimientos cefálicos, por ejemplo, al inclinar la cabeza hacia atrás con el mentón hacia arriba4, situación frecuentemente realizada en las actividades de la vida diaria, tales como bañarse, tomar un objeto de la alacena o colgar la ropa. El vértigo o mareo posicional debe ser diferenciado de los síntomas ortostáticos, presentes solamente en la incorporación, pero no ante otros desencadenantes posicionales.

Los autores realizaron un estudio descriptivo de las características clínico-demográficas de sujetos con diagnóstico médico de VPPB al ingreso a rehabilitación vestibular (RV) en un hospital de rehabilitación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en el período comprendido entre los años 2010 y 2021. Reportaron que la muestra se conformó en su mayoría de mujeres mayores de 60 años, cuya afección más frecuente fue la conductolitiasis del conducto semicircular posterior derecho. Esta entidad es con creces la variante más común del VPPB a nivel mundial y constituye el 80-90% de los casos, seguida en orden decreciente por el conducto semicircular horizontal y por el conducto anterior5, similar a lo reportado por los autores.

Felicito a los autores por visibilizar esta problemática de alta incidencia en nuestro país. Como fortalezas del estudio, se observa un elevado tamaño muestral debido a los 11 años de recolección de datos y al uso de un diagrama de flujo de los sujetos que describe la transparencia en la selección de la muestra. Destaco también que los autores utilizaron la guía STROBE (siglas en inglés de «Fortalecimiento del reporte de estudios observacionales en epidemiología» para el desarrollo del estudio, lo cual lo fortalece metodológicamente. El hecho de haber incorporado como variable la reincidencia de VPPB me pareció un valor agregado en esta temática.

Los autores reportaron que el 61% de la muestra presentó un período de latencia mayor a los 3 meses desde el comienzo de los síntomas observados en la evaluación inicial de RV. Sin embargo, pese a que esta condición de salud no precisa medidas diagnósticas o terapéuticas sofisticadas, es importante destacar que un gran porcentaje de los sujetos convivieron con síntomas posicionales de larga evolución y no habían tenido una exploración adecuada, ni mucho menos un tratamiento específico. Estos hechos afectan la calidad de vida del sujeto y ocasionan un elevado gasto económico al sistema sanitario, ya que frecuentemente se llevan a cabo exploraciones y tratamientos innecesarios. El correcto diagnóstico y el tratamiento temprano del VPPB supone un escenario bien distinto según las guías de práctica clínica, además de la rápida resolución del cuadro, lo cual implica un gasto 7 veces menor al incurrido cuando el diagnóstico es tardío.6) Esto nos invita a pensar en un diagnóstico infravalorado en nuestra comunidad por la falta de derivación temprana a profesionales especialistas en patologías vestibulares.

El prolongado tiempo de evolución de los síntomas reportado por los autores, sumado a que el 55,9% de los sujetos presentaron positiva la prueba de Dix-Hallpike, hace reflexionar acerca de la importancia de que todo profesional de la salud conozca el VPPB como una condición de salud frecuente con sencilla resolución en la mayoría de los casos. La capacidad para resolver este cuadro tan perturbador e incapacitante en la guardia de una institución de salud permite disminuir las listas de espera para la atención con médicos especialistas en otorrinolaringología, otoneurología y para el ingreso a RV, lo que indirectamente podría disminuir la sobremedicación, las ausencias laborales, las innumerables consultas médicas y los estudios complementarios, las consecuencias de las caídas y, por lo tanto, los elevados gastos en salud.

Los autores del estudio reportaron que más del 70% de la muestra fueron mujeres, con una mediana de edad de 71 años. En este sentido, considero fundamental la realización de maniobras diagnósticas, tales como Dix- Hallpike o Roll Test en la evaluación inicial, además del examen oculomotor y vestíbulo-ocular para aquellos sujetos que refieren vértigos posicionales como principal sintomatología, ya que esta entidad puede incluso coexistir con otros trastornos vestibulares. Destaco la importancia de lograr su rápida resolución para evitar no solo el aumento del riesgo de caídas, sino también sus consecuentes lesiones secundarias, como fracturas de cadera y muñeca, o sus consecuencias emocionales, como la pérdida de la confianza en el equilibrio.

La prevalencia anual de caídas en la población adulta que vive en la comunidad es del 30% en mayores de 65 años y aumenta al 50% en adultos mayores de 80 años.7 Estas cifras se modifican en los sujetos con VPPB, ya que tienen un mayor riesgo de caídas y deterioro en el desempeño de las actividades diarias.8

Por otro lado, cuando el nistagmo posicional es refractario a las maniobras terapéuticas4, se debe considerar la realización de un diagnóstico diferencial para vértigo posicional central. Algunas de las diferencias con este último radican en que esta clase de vértigo no se fatiga con el posicionamiento repetitivo, es decir, no se resuelve con maniobras de reposicionamiento repetidas. La dirección del nistagmo no es atribuible al plano del conducto semicircular estimulado y puede aparecer inversión de la dirección del nistagmo mientras se mantiene la posición evaluada.9

Los autores reportaron que más del 80% de los sujetos incluidos consumían al menos un medicamento al momento de la consulta, pero no queda claro si estos fueron indicados para otras condiciones de salud presentes o con el fin de disminuir la sintomatología vestibular. Por lo tanto, considero importante esclarecer esta diferencia para próximos estudios y considerar este estudio como puntapié inicial, ya que no hay evidencia en la literatura de la existencia de fármacos efectivos como tratamiento definitivo para el VPPB o sustitutos para las maniobras terapéuticas.10

Fácilmente se puede deducir la importancia del estudio desarrollado, por lo cual felicito nuevamente a los autores. Espero que se sigan abriendo nuevas líneas de investigación sobre este tema e invito a los profesionales especialistas en RV a seguir realizando trabajos científicos que visibilicen los beneficios de la terapia kinésica en sujetos con patologías vestibulares.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Von Brevern M, Radtke A, Lezius F, Feldmann M, Ziese T, Lempert T, Neuhauser H. Epidemiology of benign paroxysmal positional vertigo: A population based study. J Neurol Neursurg Psychiatry. 2007; 78(7):10-5. doi: 10.1136/jnnp.2006.100420. [ Links ]

2. Imai T, Ito M, Takeda N, Uno A, Matsunaga T, Sekine K, Kubo T. Natural course of the remission of vertigo in patients with benign paroxysmal positional vertigo. Neurology. 2005; 64(5): 920-1. doi: 10.1212/01.WNL.0000152890.00170.DA. [ Links ]

3. Nunez RA, Cass SP, Furman JM. Short- and long-term outcomes of canalith repositioning for benign paroxysmal positional vertigo. Otolaryngol Head Neck Surg. 2000 May; 122 (5): 647-52. doi: 10.1016/S0194-5998(00)70190-2. [ Links ]

4. Von Brevern M, Bertholon P, Brandt T, Fife T, Imai T, Nuti D, Newman-Toker D. Benign paroxysmal positional vertigo: Diagnostic criteria Consensus document of the Committee for the Classification of Vestibular Disorders of the Bárány Society. Acta Otorrinolaringol Esp (Engl Ed). 2017; 68 (6): 349-360. doi: 10.1016/j.otorri.2017.02.007. [ Links ]

5. Nakayama M, Epley JM. BPPV and variants: improved treatment results with automated, nystagmus-based repositioning. Otolaryngol Head Neck Surg. 2005; 133 (1): 107-12. doi: 10.1016/j.otohns.2005.03.027. [ Links ]

6. Fife D, FitzGerald JE. Do patients with benign paroxysmal positional vertigo receive prompt treatment? Analysis of waiting times and human and financial costs associated with current practice. Int J Audiol. 2005; 44 (1): 50-7. doi: 10.1080/14992020400022629. [ Links ]

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8. Bhattacharyya N, Gubbels SP, Schwartz SR, Edlow JA, El-Kashlan H, Fife T, et al. Clinical Practice Guideline: Benign Paroxysmal Positional Vertigo (Update). Otolaryngol Head Neck Surg. 2017; 156 (3_suppl): S1-S47. doi: 10.1177/0194599816689667. [ Links ]

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10. Bhattacharyya N, Baugh RF, Orvidas L, Barrs D, Bronston LJ, Cass S, et al. Clinical practice guideline: benign paroxysmal positional vertigo. Otolaryngol Head Neck Surg. 2008; 139 (5 Suppl 4): S47-81. doi: 10.1016/j.otohns.2008.08.022. [ Links ]

FUENTES DE FINANCIAMIENTO La autora declara no tener ninguna afiliación financiera ni participación en ninguna organización comercial que tenga un interés financiero directo en cualquier asunto incluido en este manuscrito.

Recibido: 26 de Octubre de 2022; Aprobado: 04 de Abril de 2023

Correspondencia:ceciliam.sanchez.correa@gmail.com

CONFLICTO DE INTERESES

La autora declara no tener ningún conflicto de intereses.

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