INTRODUCCIÓN
El estudio de las redes bibliométricas, como redes de coautoría, acoplamiento bibliográfico y co-citas, ha recibido poca atención en la literatura (Perianes-Rodriguez, Waltman & van Eck, 2016). No obstante, es un abordaje importante para identificar y delimitar un campo científico, así como visualizar tendencias no indicadas directamente en los estudios de revisiones teóricas. La investigación bibliométrica y cientométrica utiliza técnicas de mapeo y agrupamiento permitiendo entender cuáles son los principales tópicos dentro de un dominio científico, cómo se relacionan entre sí esos tópicos (redes) y quién conduce esa formación de conocimiento o quién es el elemento-puente entre las redes sociales de investigadores del área (van Eck & Waltman, 2009).
En turismo, algunos campos de estudio se desarrollan a partir de otras áreas del conocimiento y fueron poco a poco incorporando las particularidades del sector. Uno de esos campos es el estudio de la competitividad de los destinos turísticos, que tuvo por base inicial los estudios porterianos de competitividad de las naciones, y bajo la perspectiva analítica de Ritchie & Crouch se adaptó al turismo con la propuesta del Modelo Calgary (Crouch & Ritchie, 1999). Diversos investigadores siguieron haciendo estudios desde este aporte teórico y adaptaciones de la base eminentemente económica para incluir visiones ambientales, sociales y de calidad de vida, tornando a la competitividad turística en un constructo complejo, multidimensional y relativo (Baños & Jiménez, 2012; Dorta-Afonso & Hernández-Martín, 2015).
Las tres décadas de publicaciones sobre competitividad turística por un lado generaron un cuerpo teórico bien establecido, y por otro lado, una amplitud de perspectivas de análisis que dificulta la delimitación del campo y genera inconsistencias en cuanto a la definición, medición y legitimidad del constructo en su aplicación al destino turístico (Novais, Ruhanen & Arcodia, 2018; Medina-Muñoz, Medina-Muñoz & Chim-Miki, 2013; Li, Song, Cao & Wu, 2013).
Desde los estudios de Newall (1992) que se destaca la premisa de que la competitividad no es un fin en sí mismo, sino un medio para alcanzar un objetivo, que es la prosperidad de una nación. Este presupuesto trasladado al turismo produjo conceptos que definen la competitividad turística como la capacidad del destino turístico para atraer flujos de visitantes preservando los recursos y beneficiando la calidad de vida del poblador local (Dwyer & Kim, 2003; Ritchie & Crouch, 2003). Así, los investigadores realizan análisis con diversos focos, relacionando la competitividad con la imagen del destino (Kayar & Kozak, 2010); el diferencial competitivo (Dwyer, Forsyth, & Rao, 2000; Pascarella & Fontes Filho, 2010); las experiencias satisfactorias y memorables y la mejora del bienestar de los residentes (Azzopardi & Nash, 2013; Kubickova & Lee, 2018); la mejora de inversiones en capital humano y social, la gobernanza participativa y la prosperidad social, económica y ambiental para los stakeholders (Boes, Buhalis & Inversini, 2016); la gestión de riesgos (Komppula, 2014); la gestión de la innovación social (Boes, Buhalis & Inversini, 2016), etc.
A pesar de que el concepto de competitividad turística se vincula con el impacto en el ciudadano y no sólo con las dimensiones económicas y ambientales, es poco estudiada su relación con lo social (Kubickova, Croes & Rivera, 2017; Kubickova & Lee, 2018). Con el surgimiento de los problemas que algunos destinos maduros comenzaron a sufrir por los efectos del overtourism (exceso de flujo turístico) apareció el fenómeno de la turismofobia (aversión al turismo), haciendo que los investigadores repiensen su versión de la competitividad, tal vez volviendo a las ideas de Newall (1992). Así, surge la pregunta de investigación: ¿Qué elementos son centrales en los estudios de la competitividad turística y qué indican?
Para responder a esta pregunta se estableció como objetivo de este artículo realizar un análisis de las redes bibliométricas de la investigación sobre competitividad turística de forma de identificar las nuevas tendencias que están surgiendo sobre esta temática, así como qué temas ya se consolidaron en este campo de estudio. Este análisis permite responder qué elementos centrales hay en los estudios de la competitividad turística y cómo se relacionan, si la tendencia de los estudios aún mantiene su origen inicial o se está adaptando a la nueva realidad del sector y si los autores clave están presentes en las redes de co-citas.
Se analizaron 128 artículos científicos publicados entre 1999 y 2018 en la base de datos Web of Science utilizando el software Vosviewer, siendo un meta-análisis cualitativo. El presente artículo comprende la introducción, la fundamentación del constructo sobre la competitividad y su transposición a los estudios turísticos, los procedimientos metodológicos, los resultados y finalmente las conclusiones, limitaciones y sugerencias para futuras investigaciones, además de presentar el concepto sobre la competitividad turística social.
DE LA COMPETITIVIDAD A LA COMPETIVIDAD TURÍSTICA
Los estudios sobre competitividad, desde su concepción, estuvieron muy relacionados con los estudios de base económica y con el correr de los años con la influencia porteriana (Medina-Muñoz, Medina-Muñoz & Chim-Miki, 2013). No obstante, desde 1992 con la publicación de “The Challange of Competitiveness”, Newall y sus colaboradores mantuvieron cierta relación con la cuestión social a partir de la presuposición de que la competitividad debe ser un medio para alcanzar un fin, que en última instancia, es el progreso social.
Se entiende por progreso social la capacidad de una sociedad de atender las necesidades humanas básicas de sus ciudadanos, estableciendo los elementos que permiten a las comunidades mejorar y sustentar la calidad de sus habitantes creando condiciones para que todos alcancen su pleno potencial (Porter, Stern & Green, 2017). La perspectiva de Newall (1992) junto con los estudios de Porter (1990) sirvieron de base para el desarrollo de los primeros conceptos holísticos de competitividad para los destinos turísticos. Crouch & Ritchie (1999) y Ritchie & Crouch (2003) mezclaron los estudios de imagen, atractividad, gerenciamiento, preservación de los recursos y generación de beneficios para la calidad de vida de los residentes.
El constructo de la competitividad encontró en el turismo un excelente locus de análisis debido al potencial del sector relacionado con la generación de empleo e ingreso que puede impactar favorablemente en la vida de la población local (Cracolici, Nijkamp & Rietveld, 2008). Uno de los primeros y más reconocidos conceptos fue que la competitividad de un destino turístico consiste en la capacidad de “atraer cada vez más visitantes, proporcionándoles experiencias satisfactorias y memorables, y hacerlo de forma rentable, al mismo tiempo que aumenta el bienestar de los residentes y preserva el capital natural del destino para las generaciones futuras” (Crouch & Ritchie, 1999: 144). Esta definición aún conforma el marco de los estudios sobre competitividad turística (Topolansky Barbe et al., 2016).
No obstante, a pesar de que el turismo aparece con un abordaje volcado hacia el progreso social, los índices que miden la competitividad turística presentan inconsistencias, evaluando el desarrollo de los destinos bajo la óptica de la oferta y en raros casos de la demanda, o sea que no se investiga desde la perspectiva de los principales afectados por la actividad turística: los residentes. Para atender su propio concepto, la competitividad turística debería ser medida y definida no sólo por la estructura del sector turístico, sino por su efecto en el progreso social (Kubickova & Lee, 2018).
Los modelos propuestos para la competitividad turística son multidimensionales y complejos, y su principal característica es la relatividad. De esta forma, la productividad asume el rol central en el concepto. Un destino competitivo debe ser más productivo que otro (relatividad), lo que genera una carrera por el mayor flujo turístico (Dwyer, Forsyth & Rao, 2000; Pavlović & Čavlin, 2014); y por ser el más atractivo (Enright & Newton, 2004; Hong, 2009).
En esta carrera por ser más competitivos los destinos también se enfocaron en ofrecer más satisfacción al visitante (Cucculelli & Goffi, 2016; Dorta-Afonso & Hernández-Martín, 2015; Goffi & Cucculelli, 2014) y mejores experiencias turísticas memorables (Fortes, Ratten, Barcellos & Estevão, 2018; Romão & Nijkamp, 2017). Pero, se relegó a un segundo plano y a una verificación en el plano económico (empleos e ingreso), la generación de beneficios a la población local (Croes & Kubickova, 2013). O sea, queda en segundo plano el verdadero fin de la competitividad turística (Kubickova & Lee, 2018).
Considerando su concepto, se percibe una estrecha relación entre la competitividad turística, en la medida en que tiene por finalidad el progreso social de los residentes, y el objetivo de la gestión social, que consiste en mejorar la calidad de vida de la sociedad, el bien común, la emancipación y el empoderamiento de los ciudadanos (Fischer, 2012; Peres Jr & Pereira, 2014). La intersección de estos dos conceptos, competitividad y gestión social, puede producir un camino para que el desarrollo de los destinos turísticos ocurra y la competitividad turística alcance su completitud en términos de definición y práctica.
En este sentido, una corriente de estudiosos se ha enfocado en la relación entre progreso social, empoderamiento y gobernanza turística, pero con una baja asociación con la competitividad del destino (Boes et al., 2016). La perspectiva social incluyendo la generación de desarrollo socioeconómico y calidad de vida para los residentes del destino ha sido trabajada por pocos autores (Croes & Kubickova, 2013; Kayar & Kozak, 2010; Kubickova et al., 2017; Pollice & Iulio, 2011). Estas perspectivas han sido impulsadas por las reacciones de las comunidades locales frente a un turismo que ocasiona impactos negativos, sacando a la luz la idea de que el crecimiento del flujo y los beneficios para la comunidad pueden estar enfrentados en el mismo concepto de competitividad (Romão & Nijkamp, 2017; Croes & Kubickova, 2013).
PROCEDIMIENTOS METODOLÓGICOS
El constructo de competitividad turística fue el eje central de este análisis, por lo tanto, el principal criterio de búsqueda de los artículos en la plataforma para conformar el universo de análisis fue que el estudio debería tener como tópico “tourism competitiveness”. Se consideraron los estudios publicados en la modalidad artículo presentes en la base de datos de la colección principal de Web of Science (WoS-ISI) durante el período de 1999-2018. La elección de esta base de datos se debió a su interface con el software de análisis (Vosviewer) y por ser un repositorio internacional de investigaciones revisadas por pares considerada como fuente de datos internacionales de alta confiabilidad y ampliamente utilizada para los análisis bibliométricos de diversas áreas (Dzikowski, 2018; Rossetto, Bernardes, Borini & Gattaz, 2018).
Mientras que la decisión del período de análisis se debió a que los autores del campo reconocieron que la transposición del conocimiento sobre competitividad en el turismo se dio a partir del trabajo de Crouch & Ritchie titulado Tourism Competitiveness and Societal Prosperity publicado en 1999 (Medina-Muñoz, Medina-Muñoz & Chim-Miki, 2013). La búsqueda fue realizada en enero de 2019 y se obtuvieron 128 artículos.
El análisis de redes sociales internacionales alrededor de los estudios de competitividad turística utilizó el software VOSviewer v.1.6.1 para generar mapas de las redes con análisis de co-citas. Se trata de un método de conteo de nudos y vértices con cálculo fraccional para que el peso de un link sea distribuido por la forma en que contribuye en cada referencia, cita o artículo en general (van Eck & Waltman, 2009). Es una técnica bibliométrica que permite determinar la evolución del conocimiento en una temática determinada, y según Oliveira, Kubo & Oliva (2018) revela las tradiciones intelectuales de un campo, así como su evolución a lo largo del tiempo, mientras minimiza la influencia del investigador sobre la interpretación de los análisis cualitativos. Por lo tanto, aumenta el grado de confiabilidad de los resultados.
El Análisis de Co-citas se define como la frecuencia con que dos documentos son citados juntos. Dos unidades son co-citadas si comparten citas similares, o sea que el número de ítems citados idénticos define la fuerza de co-cita (Oliveira, Kubo & Oliva, 2018). Este análisis aplicado a las palabras clave de los artículos indica la centralidad de los términos asociados al campo analizado y muestra eventuales novedades en los estudios (nuevas fronteras). Al aplicar la co-autoría se indican los autores más influyentes y conectados por medio de citas, o sea, las redes de investigadores del tema.
RESULTADOS Y DISCUSIONES
En este análisis de las redes de co-palabras se verificó la red y los clusters de palabras clave de los estudios sobre competitividad turística estableciendo el criterio de si se repetían un mínimo de cinco veces y estaban relacionadas entre sí. El resultado indicó una centralidad dirigida a 29 palabras formando tres principales clusters (Figura 1).
El primer cluster (rojo) está compuesto por 12 palabras: destination competitiveness, future, image, Important-Performance-Analysis, management, perceptions, perspective, quality, rural tourism, satisfaction, Slovenia, sustainable tourism. Las investigaciones de este cluster se focalizaron en la competitividad del destino turístico considerando los atributos de imagen, la satisfacción y la calidad. Transitan por la sustentabilidad del destino e incluyen estudios sobre turismo rural. Los estudios de este cluster analizan la competitividad según la visión del turista y del residente, y se destaca el uso de técnicas semi-cuantitativas como la IPA (Important-Performance-Analysis). Al enfocarse en el residente y el turista, esta vertiente abre un frente de análisis diferente del tradicional en este campo que ha sido el análisis a partir de la perspectiva de la oferta, la cual aún se refleja en los principales monitores de la competitividad turística, como por ejemplo el Travel Tourism Competitiveness Index (TTCI) del World Economic Forum (WEF).
El segundo cluster (verde) está compuesto por 8 palabras: China, corruption, countries, determinants, economic-development, growth, tourism competitiveness, tourism destination. Esta línea de estudios está relacionada con la vertiente económica y se centra en el crecimiento económico que fue foco de los estudios de competitividad iniciales de base porteriana, pero se observa el uso de un nuevo elemento que es la influencia de la corrupción en los determinantes de la competitividad turística tanto para el destino como para los países.
El tercer cluster (azul) también posee 8 palabras: competitiveness, data envelopment analysis, indicators, industry, model, performance, tourism, travel. Este grupo de estudios se dedica a definir indicadores de performance y establecer modelos de medición y monitoreo de la competitividad en la industria de viajes y turismo. Es una vertiente tradicional en el campo, que a lo largo de las décadas ha buscado formas de medir la competitividad turística a través de la creación de monitores para usar en la gestión del destino.
La Figura 2 muestra los tres clusters destacando las principales relaciones de las palabras clave que conforman el agrupamiento con los otros clusters. En el Cluster 1 el elemento principal es la ‘Competitividad del Destino’, que se repite 55 veces y posee 27 links, con fuerza vinculante de 132. Esta relación con el destino se refleja en los trabajos buscando sustentabilidad, por parte del turista y la comunidad. En el Cluster 2 se destaca La ‘Competitividad Turística’, palabra clave que se repite 35 veces en los trabajos analizados, teniendo 20 links y una fuerza total de 35. Se observa la competitividad estudiada a nivel macro, de países y en la vertiente económica, en este cluster y sus relaciones. Por último, en el cluster 3, la palabra clave más prominente es ‘Turismo’, con 25 repeticiones, 21 links y una fuerza total del link de 58, habiendo preocupación por la actividad como industria y su monitoreo.
Los autores más citados internacionalmente pueden ser considerados como referencias en el campo, los más reconocidos por los pares. Los cinco autores más relevantes son Crouch y Ritchie; seguidos de Mihalic, Enright y Newton. Especialmente, Ritchie se destaca por un artículo con 532 citas, y Enright & Newton con 356 citas del mismo artículo (Tabla 1).
Por otro lado, al realizar un Análisis de Co-citas se verifican las redes sociales de grupos de autores, o pares de artículos que son citados en conjunto con otro artículo (Ramos-Rodrigues & Ruiz-Navarro, 2004; Serra et al., 2012). Utilizando el software Vosviewer con el criterio de tener al menos cinco co-citas se identificaron 104 autores. No obstante, al aumentar el criterio de 10 co-citas el número de autores se reduce a 77. La Figura 3 muestra que la red de co-citas está formada por cuatro clusters de autores conexos.
El Cluster 1 (rojo) incluye cinco autores y es liderado por Armenski con 19 citas, teniendo 3 documentos publicados en la base internacional y 8 links entre autores (Figura 3). Su trabajo irradia a los otros clusters y trabaja cinco dimensiones de la competitividad turística: Gestión de riesgos y estrategias ambientales adaptativas, Innovación y desarrollo de productos, Planificación del desarrollo sustentable, Red y preocupación de la comunidad y Educación sustentable. Además, este grupo de autores se focaliza en proyectar el destino con una imagen de marca de lugar deseable y el desarrollo del turismo cultural sustentable.
El cluster 2 (verde) también posee cinco autores, siendo liderado por Dragicevic que posee 3 artículos publicados sobre competitividad turística y 22 citas (Figura 3). A partir de éste irradia 8 links alcanzando los otros agrupamientos. Su principal abordaje se relaciona con la interacción entre turistas y residentes, y el análisis de la competitividad basada en la importancia y el desempeño de atributos a partir de la visión de todos los stakeholders del sector.
En el Cluster 3 (azul) participan 3 autores, liderado por Dwyer quien posee cinco links y 25 citas (Figura 3). Su estudio principal es una replicación empírica del modelo teórico de Crouch & Ritchie (1999), teniendo notoriedad porque su investigación indicó a otros autores la forma de operativizar el modelo Calgary y sus determinantes como monitor.
Por último, el cluster 4 (amarillo) también posee tres autores, liderado por Mihalic quien con cinco artículos consiguió alcanzar 428 citas y muestra 8 links que irradian sus perspectivas teóricas a los otros clusters. Mihalic también provee una forma de medir la competitividad en sus primeros trabajos basados en Crouch & Ritchie (1999), pero resaltando el componente ambiental. No obstante, más recientemente se comenzaron a discutir los mitos de la competitividad, desafiando la creación de significados del turismo relacionados con el desarrollo, la clasificación y la competitividad en las circunstancias actuales.
El mismo análisis de co-citas se realizó sin marcar la opción de todos los autores están conectados entre sí, pues de esta forma se puede observar la formación de los colegios invisibles (Figura 4).
La Figura 4 muestra que varios autores están trabajando entre sí, autocitándose y formando vertientes teóricas o perspectivas de análisis que tienden a consolidar futuras corrientes académicas. Además, el análisis de co-citas de los investigadores de la competitividad turística mostró un aspecto curioso. A pesar de que los trabajos de Ritchie y Crouch son los más citados, estos autores no están en la red de co-citas de autores con 10 citas. Esto significa que no fueron bases teóricas para estos investigadores, lo que indica dos puntos: (1) Ritchie y Crouch trabajan de forma individual o con pequeños grupos; (2) los nuevos pensadores del área están siguiendo corrientes teóricas diferentes de la considerada precursora del principal concepto de la competitividad turística. Este último punto coincide con las líneas de los 4 investigadores que lideran los clusters demostrados en la Figura 2, los cuales discuten las anomalías generadas por la perspectiva tradicional de los modelos y monitores de competitividad, y entran con otras visiones teóricas relacionadas con el bienestar social y la gestión de riesgos, ampliando el foco sobre la comunidad y sobre el turista, más que sobre los agentes económicos o gubernamentales.
CONCLUSIONES
Desde las primeras publicaciones de Crouch & Ritchie en 1999 los estudios de competitividad turística reciben atención por parte de los investigadores e incluyen nuevas perspectivas de análisis. Esta investigación se propone entender cómo está formándose el campo de estudio. El objetivo de este artículo fue realizar un análisis de las redes bibliométricas de la investigación sobre competitividad turística de forma de identificar nuevas tendencias que están surgiendo en esta temática, así como qué tópicos ya se consolidaron en este campo de estudio.
La centralidad del campo durante el período 1999-2018 confirma que existe una evolución y que finalmente los autores comienzan a buscar análisis que atiendan al fundamento del concepto de la competitividad, que es ser un camino para la prosperidad social, por lo tanto, los análisis deben realizarse en la perspectiva de lo social, del residente del destino. La centralidad aún está sobre los modelos, los determinantes y la gestión. Pero, la centralidad de los autores está cambiando, y con ella, las vertientes de análisis se desplazan hacia lo social y lo sustentable.
Los resultados de este análisis son consistentes con estudios anteriores que indicaban una migración del foco puramente económico al de la inclusión de lo social (Croes & Kubickova, 2013; Kayar & Kozak, 2010; Kubickova & Lee, 2018; Kubickova & Li, 2017). Pero es preciso destacar que a pesar de que los primeros conceptos de competitividad turística, desarrollados por Crouch & Ritchie (1999) y Ritchie & Crouch (2003), incluyen la calidad de vida y el medioambiente, fue escaso el uso de estos elementos en las definiciones de los autores en el período 1999-2018.
Además, el estudio revela una reducción en el análisis de la competitividad turística por el lado de la oferta, y un re-direccionamiento de la percepción del turista y de la población local, directamente afectada por el desarrollo turístico. Los hallazgos confirman el enriquecimiento del corpus teórico del campo, pues se observan líneas de investigación en emergencia y nuevos grupos de investigadores consolidándose.
La teoría de Porter (1980) fue la más prominente en el campo del turismo, liderada por los investigadores Ritchie, Crouch, Mihalic, Enright y Newton, y resulta una importante base para estudiar el área. Pero, a pesar de que estos autores relacionaron la competitividad turística con la sustentabilidad y los beneficios para la población local (Medina-Muñoz et al., 2013), el foco de estos beneficios aún deriva en un pensamiento generalista y economicista, basado en la productividad (Hong, 2009). La mirada sobre las peculiaridades de cada destino turístico, así como que ser competitivo no siempre se asocia a un mayor flujo turístico sino que debe estar asociado al bienestar de la población local, es la nueva frontera en los estudios del campo. Por lo tanto, surge un constructo que puede ser llamado Competitividad Turística Social (Social Tourism Competitiveness – STC), que se define en este estudio como la capacidad de los actores para crear y gerenciar colectivamente una oferta turística atractiva y sustentable, que preserve el capital del destino, desarrollando beneficios socioeconómicos y emancipación.
Esta investigación tuvo como principal limitante haberse basado en una única base de datos, WoS, que a pesar de ser reconocida por su importancia y número de artículos, también es excluyente, pues muchas revistas de calidad aún no están en esta base de datos. Así, se sugiere realizar investigaciones futuras utilizando un mayor número de bases de datos, que incluyan especialmente las revistas latinoamericanas que presentan una producción exponencial en relación al turismo.
Por último, se destaca que se establecieron protocolos de calidad de la investigación y de confiabilidad de los resultados para evitar sesgos de interpretación. Así, buscando la imparcialidad de los resultados se utilizaron múltiples análisis (co-citas y co-autoría), y se confirmaron las tendencias en cuanto a las redes formadas al analizar el contenido de los artículos indicados en el mapa de redes.
De acuerdo con los resultados, parece que en el futuro se podrá minimizar la inconsistencia entre el concepto de competitividad y su medida, ocasionada porque los monitores prácticamente no incluyen variables relacionadas con lo social y la mayoría de los relevamientos son realizados desde la perspectiva de la oferta o de la demanda, dejando al poblador lejos del proceso. De esta forma, para estudios futuros se indica el desarrollo de modelos de medida de la competitividad turística basados en la perspectiva de la comunidad impactada por el turismo, o sea, no en la productividad sino en lo social.