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Revista latinoamericana de filosofía

versión On-line ISSN 1852-7353

Rev. latinoam. filos. vol.43 no.1 Ciudad Autónoma de Buenos Aires mayo 2017

 

COMENTARIOS BIBLIOGRÁFICOS

Diana Cohen Agrest, Spinoza, una cartografía de la Ética, Buenos Aires, Eudeba, 2015, 282 pp.

 

A partir de su extenso conocimiento sobre ese mapa de la infinitud que Baruch Spinoza (1632- 1677) trazó en Ética demostrada según el orden geométrico, Diana Cohen Agrest invita al lector, en Spinoza, una cartografía de la Ética, a recorrer la topografía de esta “obra magna” (p. 16), conduciéndolo a través del sistema de pensamiento del controvertido filósofo amstelodano. El fin que Cohen Agrest manifiesta perseguir en su libro es el de realizar una introducción a la “obra más trascendente de Spinoza” (p. 243), objetivo que la autora logra cumplimentar a través de múltiples recursos. En este sentido, Cohen Agrest se vale de una lúcida variedad en lo que concierne a las distintas piezas de escritura que conforman Spinoza, una cartografía de la Ética.
En efecto, después de algunas palabras que explican las motivaciones y circunstancias personales de la elaboración de su libro, la autora da comienzo a su abordaje del pensamiento spinozista redactando un apartado biográfico sobre el llamado “filósofo maldito”. Allí, Cohen Agrest busca poner de manifiesto la “vida filosófica” que él habría llevado a cabo, signada por su excomunión. En estas primeras líneas, Cohen Agrest sintetiza los rasgos característicos del proyecto filosófico de Spinoza, al cual le atribuye ante todo una preocupación práctica: alcanzar la beatitud. De esta forma, la autora destaca su potencia para demoler los prejuicios de las religiones abrahámicas al elegir guiarse por la soberana Razón, en una época de propicios avances físico- matemáticos generados por la Revolución Científica. Esta exégeta de Spinoza ofrece, además, una cronología de la biografía, la obra y el entorno cultural del pensador que permite ubicar temporal e históricamente los principales acontecimientos de su vida.
A continuación, en la primera aproximación teórica a la Ética que Cohen Agrest realiza, titulada “Una introducción a su ontología”, la autora desarrolla cada una de las novedades que Spinoza habría propuesto respecto de sus antecesores. Se trata de un primer encuentro con la Ética, en el cual Cohen Agrest ofrece un bosquejo de la filosofía spinozista y un panorama de las discusiones en las que Spinoza intervino (entre las cuales se destaca el problema de la unión, distinción, relación e interacción entre la mente y el cuerpo), relevando a su vez, en sus profusas notas, los debates que han convocado a los distintos comentadores e intérpretes de este pensador moderno.
En los siguientes capítulos, Cohen Agrest desarrolla un examen filosófico de la Ética, proponiendo una delicada gradación que sigue el orden que Spinoza mismo habría dispuesto en su escrito, yendo desde la ontología de la sustancia hacia la reflexión sobre la felicidad y la salvación. Este núcleo analítico del libro está constituido, según lo explicita la autora, por textos que ya han sido en su mayoría previamente publicados, fruto de su producción académica.
Así, en el capítulo “Tensiones entre lo infinito y lo singular”, Cohen Agrest busca explicar cómo surge lo singular a partir de los atributos infinitos de la ontología spinozista. El problema de la individuación y la perspectiva del individuo ante el todo inmanente omniabarcante son los temas centrales de “El ojo del gusano y la mirada de Dios”. En “El conato en el sistema spinozista: ¿Un concepto fronterizo?”, la autora examina cómo este “concepto-bisagra” (p. 82), surgido del originario conatus ad motum, incide en diversas disciplinas entre las cuales estarían la mecánica, la biología, la ética y la política. Acercándose a las temáticas gnoseológicas, Cohen Agrest explica en “Imaginación y corporalidad” la visión de Spinoza sobre esta presuntamente vituperada fuente de ideas inadecuadas, la cual es, en realidad, según la autora, “la condición de posibilidad de la percepción del mundo físico” (p. 102), que está anclada en el cuerpo propio. “La identidad personal: Del cuerpo propio a la Ética” ofrece un desarrollo comparativo de las posiciones de Locke, Descartes y Spinoza sobre el concepto de “persona” y de “yo”, mostrando cómo el sujeto puede resultar una cuestión difícil. En “¿Egoísmo o altruismo?”, Cohen Agrest trabaja sobre una aparente contradicción entre el conato como tendencia hacia la conservación del ser del propio individuo y el altruismo como mandato racional. Por su parte, en “¿Una eternidad fallida?”, se ocupa de una materia también aparentemente paradójica dentro del sistema de pensamiento de Spinoza: la muerte (o bien la dificultad para conciliar la duración de las existencias con la eternidad de las esencias). A estos capítulos se suma “El suicidio: Deseo imposible”, donde la autora aborda los matices de una problemática sobre la cual ya trabajó en Por mano propia: Estudio sobre las prácticas suicidas, preguntándose si el suicidio constituye o no una legítima objeción a la universalidad del conato. En “¿El bien y el mal? ¿O lo bueno y lo malo?”, Cohen Agrest busca recuperar el espíritu polémico de este filósofo blasfemo que denuncia las ilusiones infundadas de aquellos que hacen de las nociones de “bien” y “mal” “valores trascendentes absolutos” (p. 195). El desenlace de este tránsito por la Ética se da en “Las vías de la liberación humana”, donde se expone la función terapéutica de dicha obra, deteniéndose en la farmacopea que este pensador del siglo XVII despliega para combatir los afectos pasivos y aumentar la potencia del individuo arribando al elevado amor intellectualis Dei.
Por último, el lector puede acceder a tres interesantes apéndices. El primero de ellos comprende una vuelta hacia el itinerario de la Ética. El segundo, elaborado por Axel Cherniavsky siguiendo la ordenación que proponen Martial Geroult y Pierre Macherey, ofrece una esquematización conceptual detallada de cada una de las cinco partes de esta monumental obra del filósofo amstelodano. Finalmente, en el tercero, Cohen Agrest se dedica a desentrañar el sentido que esta ha tenido para sus intérpretes en el siglo XX, examinando el alcance de su importancia en la actualidad.
En conclusión, si los aportes del autor de la Ética vienen acompañados de su sello “Caute, quia spinosa” (“con cautela, tiene espinas”) (p. 18), este libro de Cohen Agrest se esfuerza por honrar esa complejidad, transmitiendo el indómito espíritu de empoderamiento que pervive en la obra de este filósofo.

Natalia Zorrilla
CONICET

Universidad París IV

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