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Estudios de historia de España

versión On-line ISSN 2469-0961

Estud. hist. Esp. vol.17 no.1 CABA jun. 2015

 

RESEÑAS

AURORA EGIDO y JOSÉ. ENRIQUE LAPLANA (eds.), La imagen de Fernando el Católico en la Historia la Literatura y el Arte, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 2014, 383 pp., ISBN: 978-84-9911-309-8

 

El presente volumen afronta un recorrido sobre la imagen de Fernando II a lo largo de los siglos modernos con especial atención a dos momentos claves para la figura del Rey Católico: los hitos políticos durante su propia vida y, por otro lado, su revalorización durante el Barroco. A modo de capítulo conclusivo se presenta, además, una interesante reflexión de Eliseo Serrano Martín sobre la visión historiográfica del soberano aragonés en las últimas décadas a partir del privilegiado observatorio de la Institución Fernando el Católico. Aunque en lo sucesivo nos detendremos en las contribuciones de los autores de manera individualizada antes no puede dejar de destacarse algunas características (y aciertos) que definen la obra. El primero es el esfuerzo por reunir a especialistas tanto de distintas épocas históricas (con sus fuentes y problemáticas propias) como de diversas disciplinas, congregando a estudiosos sobre la Historia, el Arte y la Literatura. En segundo lugar, y en relación con este primer aspecto, destaca la coherencia de la obra. Si es una característica difícil de conseguir en las obras coordinadas, es aún más reseñable dada la diversidad de orígenes (académicos) de los autores. Así pues la interdisciplinariedad, casi siempre mencionada en nuestros estudios pero pocas veces bien enfocada, tiene en este libro un ejemplo modélico. Los capítulos no se apartan de la figura fernandina pero la confluencia de todos ellos hace reflexionar al lector interesado sobre cuestiones enraizadas en los estudios humanísticos (en su conjunto) como es la relación entre la Historia y la Ficción, entre lo escrito y lo visual, entre la memoria colectiva y la institucional etc. Pero avancemos en los temas concretos que se tratan en este volumen y cómo se consiguen estos objetivos.  

Uno de los ejes vertebradores del análisis de la figura fernandina es, como no podía ser de otra manera, su relación con la religión. Henry Kamen inicia esta línea por medio de la siempre controvertida cuestión de la Inquisición. Conocedor del empeño personal del monarca en la instauración del tribunal, cuestiona con acertado criterio las diferentes afirmaciones tradicionales que rodean al Santo Oficio y en especial las relacionadas con su vinculación al autoritarismo regio. Sin embargo tal vez las reflexiones más sugerentes para el volumen provengan de su contextualización en un marco más amplio del pensamiento político del monarca. Tomando sus palabras, el tribunal "debió parecerle a Fernando una pequeña cuestión de detalle en un destino mucho más universal". Es la contribución de Jiménez Clavero la que profundiza de manera más específica en esta cuestiones. Sus páginas valoran el mesianismo fernandino junto con el uso humanista de su propaganda y su ideal cruzado. Todos ellos son aspectos que nos recuerdan otro de los factores puesto en valor en las diferentes contribuciones de este volumen: la poco atendida relación entre la imagen regia de Fernando II y Alfonso V. Para ello a lo largo de la obra se pueden ir observando las conexiones entre Nápoles, Toscana y Aragón desde el la óptica del Humanismo renacentista. Ya en otras ocasiones se ha destacado la participación del entorno fernandino en este movimiento cultural. En este caso las contribuciones de Fernández de Córdova y Salvador Miguel toman como punto de referencia (y de encuentro) la centralidad de Roma como plaza del mundo, aunque con posiciones complementarias. En cuanto al primero de ellos ofrece una rica panorámica de los diferentes momentos propagandísticos de Fernando el Católico atendiendo a las fuertes conexiones italianas del monarca (y su entorno, en el que no se obvia el papel de la Reina y del Cardenal Mendoza). Por el contrario Nicasio Salvador Miguel ofrece un estudio de caso más concreto en el que se pone en valor el papel de los innumerables colaboradores ibéricos (el catalán Pere Boscá se toma como ejemplo) en la propaganda humanista del Rey Católico. 

El discurso sobre la toma de Málaga analizado por Salvador Miguel nos sirve, además, para recalcar el papel  de la Guerra de Granada como una parte esencial de este libro pues es motivo de reflexión para muchos de los autores tanto en su vertiente política como propagandística, ya sea en vida del soberano o en su legado moderno. "Quella impresa fu il fondamento dello stato suo". La frase, de Maquiavelo, recoge como pocas el papel del fin de la Reconquista en el libro, que hace las veces de leit motiv, nunca estático ni igual y a su vez evocador de un complejo más amplio, en este caso ese stato suo. El estudio de Antonio Gargano, que dedica sus páginas a la visión florentina del monarca es seguramente el que más hincapié haga en la semblanza de Fernando como verdadero zoon politikon. Por ello sus reflexiones son base imprescindible para comprender buena parte de los discursos del resto de autores. Por un lado conecta los estudios de la difusión propagandística con la recepción de esos mensajes en Italia, mientras que, por otro, analizando la visión de los estadistas campanos recoge las principales nociones políticas que acompañarán a Fernando tras su muerte. 

            Tanto el devenir histórico como el propagandístico ofrecen la base para lo que en algunos momentos se describe como la mitificación de la figura fernandina, tercero de los pilares de la obra. El tránsito entre el tiempo vivido y el recreado lo ofrecen tres autores diferentes. La primera de ellos es de García Mortes, de quien es la cita; en segundo lugar nos gustaría destacar la contribución de Joseph Pérez y, finalmente, las reflexiones de Filip Kubiazyk. A pesar de ser el único trabajo que se centra en exclusiva en las artes plásticas y su relación con la figura fernandina lo extenso del mismo permite a Carmen García ofrecer una visión de conjunto excelentemente documentada de las diferentes obras (en las que se incluye pintura, escultura y numismática) relacionadas con la figura de Fernando en vida así como la representatividad de su persona en las empresas artísticas de los siglos venideros. De manera semejante ocurre con el trabajo del hispanista francés quien por su parte recoge la imagen política del rey en el cambio dinástico y abre la puerta a las reflexiones sobre los complicados reinados de Felipe III y IV. Por último, Kubiazyk completa esta visión desde la óptica de las relaciones internacionales como otro pilar de la construcción del Estado a modo de carta de presentación de su más que sugerente tesis doctoral.

            El estudio de López Poza introduce con sus páginas una reflexión a medio camino entre la imagen y la palabra continuando con la cronología situada entre la vida del soberano y el discurrir histórico.  Iniciando su trabajo con una reflexión sobre el uso de la emblemática fernandina en la Modernidad, la mayor parte de sus reflexiones se centran propiamente en el genio barroco de Quevedo, Saavedra Fajardo y Gracián.  Esta visión se complementa con el trabajo de Sánchez Lailla, quien dedica su estudio a la presencia de Fernando II en el teatro del Siglo de Oro. Con él se aporta al libro una contribución de lo más sugerente, pues mientras que la mayoría de los estudios se centran en el peso del ideal fernandino en los niveles culturales más elevados, el teatro, primera diversión del Barroco, hace lo propio entre el pueblo llano. Por último, un análisis sobre el pensamiento de los Austrias sobre Fernando II no estaría completo si no se analizase, como hace Esteban Sarasa, la figura del rey en la magna obra de Zurita. Sin ser tarea fácil, con su estudio se pone en valor la reconstrucción cronística de la imagen del rey aragonés en tiempos de Felipe II, a quien tantos esfuerzos ha dedicado, por otra parte, la propia Institución Fernando el Católico.

            El resultado es un volumen completo y equilibrado que procura paliar el menor peso historiográfico que la figura de Fernando II ha tenido frente a otros soberanos en la historiografía hispana, en especial respecto a su mujer Isabel. Así pues, el volumen debe ser valorado como un avance en la equiparación entre uno y otro, mostrando el peso que el rey aragonés tuvo en la política, la propaganda y, en general, la construcción del Estado.

 

Germán Gamero Igea

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