Un paciente de sexo masculino de 28 años de edad llegó derivado a nuestro Hospital por un cuadro de dolor abdominal de 72 horas de evolución, el cual comenzó en epigastrio y a las horas se localizó en la fosa ilíaca derecha.
Presentaba como antecedentes una hernio plastia inguinal derecha con colocación de malla, in ternación por herida de arma blanca en tórax sin re solución quirúrgica, y refirió la ingesta voluntaria de un proyectil de rifle de aire comprimido 20 días antes de la consulta.
Al examen físico presentaba abdomen blando y depresible, con dolor, defensa muscular y reacción peritoneal en fosa ilíaca derecha en el punto de McBur ney. Con diagnóstico presuntivo de apendicitis aguda se realizan estudios prequirúrgicos y además una radio grafía de abdomen de pie, donde se observa una balín en topografía de la región apendicular (Fig. 1).
Se decide conducta quirúrgica. Se utiliza un abordaje abierto por incisión de McBurney. Al ingreso en cavidad se objetiva proceso bloqueado en región cecal, el cual se libera con maniobras digitales, hasta encontrar un apéndice cecal gangrenoso perforado con cuerpo extraño (en adelante, CE) libre en cavidad (Fig. 2). Se lo extrae, se realiza ligadura escalonada del mesoapéndice, doble ligadura de la base (indemne) y apendicectomía.
El paciente presenta buena evolución con ex ternación al segundo día posoperatorio.
La ingesta de CE no es un infrecuente motivo de consulta, aunque la ingesta voluntaria de aquellos suele darse con mayor asiduidad en población pediátri ca o en pacientes diagnosticados con trastornos menta les y en población carcelaria1-5.
En su gran mayoría, los CE ingeridos discurren el tracto digestivo sin causar mayor sintomatología ni requerir tratamiento quirúrgico, aunque aquellos ob jetos ingeridos que sean largos, afilados, aguzados y, sobre todo, metálicos suelen ser los que dan sintoma tología. Cabe señalar que hasta el 75% de los casos se presentan con el antecedente de la ingesta de este tipo de objetos1,2,5. Por otro lado, algunos cuerpos extraños romos pueden alojarse en el apéndice sin causar sínto mas en absoluto durante años, tal como lo comunica E. R.Reddy en un estudio realizado en una población esquimal6.
La apendicitis aguda suele originarse en una obstrucción endoluminal, más frecuentemente por un fecalito. Otras causas menos comunes son la obstrucción de su luz por hiperplasia linfoidea, parasitosis, inflama torias y neoplásicas. La apendicitis por cuerpo extraño es sumamente infrecuente (1:2000 apendicectomías)3.
A pesar de la baja frecuencia de su ocurrencia, se describe en la literatura una variedad de elementos encontrados en la luz apendicular (monedas, agujas, clavos, material odontológico, perdigones, etc.)2.
Se llega al diagnóstico ante un paciente con el antecedente de ingesta de CE, la sintomatología dolo rosa abdominal y la evidencia imagenológica4. Ante au sencia del antecedente de ingesta, y en CE radiolúcidos, el diagnóstico es frecuentemente incidental.
Ante un CE localizado en apéndice cecal, dife rentes autores recomiendan la extracción mediante vi deocolonoscopia2-4. Ante el fracaso del procedimiento, la conducta quirúrgica es la terapéutica adecuada.
En nuestro caso, por limitaciones de equipa miento y disponibilidad del medio hospitalario, no fue posible realizar el procedimiento endoscópico ni abor dar mediante laparoscopia al paciente.
Existen a la fecha algunos informes en la litera tura inglesa de apendicitis por balines o perdigones, re lacionados principalmente con la ingesta accidental de estos al comer carne de caza (liebres, conejos, etc.)3,4. Creemos que el nuestro es el primer informe en la Ar gentina de una apendicitis por proyectil de rifle de aire comprimido.