PUNTOS CLAVE
Conocimiento actual
• Las enfermedades cardiovasculares ateroscleróticas representan la principal causa de muerte por enfermedades crónicas no transmisibles a nivel mundial.
• Existen múltiples herramientas que permiten calcular el riesgo de eventos cardiovasculares.
• Argentina no dispone de una ecuación surgida de un estudio epidemiológico propio o que valide las fórmulas existentes.
Contribución del artículo al conocimiento actual
• Existió una baja frecuencia de eventos cardiovasculares durante un seguimiento de 10 años.
• Regular rendimiento de las ecuaciones de predicción de eventos cardiovasculares con gran sobreestimación, especialmente las ecuaciones de OMS-B y SCORE.
• Las ecuaciones con mejor discriminación y calibración en nuestra población fueron ATP-III y la ecuación de cohorte agrupada.
Las enfermedades cardiovasculares ateroscleróticas representan un importante problema de salud mundial, constituyendo la principal causa de muerte por enfermedades crónicas no transmisibles con 17.9 millones de muertes por año aproximadamente1,2. Con la finalidad de reducir su impacto se han desarrollados diferentes ecuaciones de predicción de riesgo cardiovascular permitiendo definir candidatos a intervenciones de prevención primaria3-9.
Estas herramientas son muy útiles en la práctica clínica, pero poseen la limitante de no estar calibradas en poblaciones diferentes a aquellas para las que fueron diseñadas. Se han realizado diferentes estudios con el objetivo de validar o calibrarlas en otras comunidades10,11. En Argentina no se dispone de una ecuación surgida de un estudio epidemiológico propio o que valide las fórmulas existentes. Es por ello, que la Sociedad Argentina de Cardiología en sus últimos Consensos de Prevención Cardiovascular ha recomendado la utilización de cualquiera de las ecuaciones de predicción de eventos cardiovasculares (ECV), pero con un nivel de evidencia que no es el más alto para cada una de ellas, debido a que están basadas en poblaciones diferentes a la nuestra12,13. Las ecuaciones de predicción de riesgo sugeridas son la de riesgo cardiovascular general de Framingham (2008)4, ecuación de riesgo europea (SCORE)3, la proveniente del tercer informe del panel de expertos del National Cholesterol Education Program (Adult Treatment Panel III -ATP III-)5, la recomendada por la Organización Mundial de la Salud para los países de la región América B (OMS-B)7 y la ecuación de cohorte agrupada (ECA) de la nueva guía de la American College of Cardiology/American Heart Association (ACC-AHA)6. Sin embargo, dichas investigaciones fueron realizadas en poblaciones diferentes a la de nuestro país, por lo cual podrían subestimar o sobreestimar el riesgo cardiovascular.
El objetivo principal del presente trabajo fue comparar el riesgo cardiovascular estimado por las principales ecuaciones de riesgo cardiovascular (ecuación de riesgo cardiovascular general de Framingham 2008, ATP III, ECA, SCORE y OMS-B), respecto a la ocurrencia de ECV en una población de adultos sin enfermedad cardiovascular conocida en un hospital universitario de Córdoba, Argentina. El objetivo secundario fue conocer la frecuencia de enfermedades cardiovasculares en nuestra población.
Materiales y métodos
Estudio de cohorte retrospectivo realizado en el Hospital Privado Universitario de Córdoba, en Argentina por una selección aleatoria de pacientes adultos pertenecientes a la cobertura de salud del Hospital, que tuviesen edades entre 40 y 70 años entre las fechas 1 de octubre de 2003 y 1 de octubre de 2008, y que hubieran sido atendidos en la institución. Se incluyeron aquellos con registros en su historia clínica de las variables necesarias para el cálculo de las todas las ecuaciones de predicción de riesgo cardiovascular a estudiar. Se excluyeron aquellos que previo al momento de enrolamiento hubieran presentado algún ECV mayor (infarto agudo de miocardio, cirugía de revascularización miocárdica, intervención coronaria percutánea, accidente cerebrovascular, enfermedad vascular periférica), tuvieran cáncer activo (definido como aquel cáncer tratado en dicho momento o durante los 6 meses previos o en estado paliativo)14 o estuvieran bajo tratamiento hipolipemiante. Asimismo, se excluyeron a quienes no se les pudo evaluar el estado cardiovascular durante 10 años de seguimiento a partir del momento de inclusión.
Se identificaron las variables demográficas, comorbilidades, consumo de fármacos y registros de presión arterial. Al momento de la inclusión se calculó su riesgo cardiovascular a 10 años con las ecuaciones de Framingham (2008)4, SCORE en población de bajo y alto riesgo cardiovascular3, ATP III5, OMS-B7 y ECA6. El riesgo cardiovascular a 10 años se estratificó en tres categorías; riesgo bajo, intermedio y alto. El riesgo alto se definió como ≥ 20% para Framingham4 y ATP-III5 y ≥ 7.5 para ECA6. Bajo riesgo se definió como < 6% para Framingham4, <10% para ATP-III5, <5% para ECA6 y < 10% para OMS-B7. Todos los demás valores estaban en el grupo de riesgo intermedio. En el caso de las ecuaciones de SCORE3 y OMS-B7 los riesgos cardiovasculares se estratifican respectivamente en categorías de riesgo bajo (< 1% y < 10%), moderado (1-4% y 10-19%), alto (5-9% y 20-29%) y muy alto (≥ 10% y ≥ 30%).
Posteriormente se realizó el seguimiento a 10 años de los pacientes incluidos, registrándose la aparición de ECV que evalúa cada una de las ecuaciones de riesgo cardiovascular, que son los siguientes:
Ecuaciones de Framingham (2008): Enfermedad coronaria cardíaca fatal y no fatal, insuficiencia coronaria o angina, accidente cerebrovascular (ACV) isquémico o hemorrágico fatal y no fatal, crisis isquémica transitoria, insuficiencia cardíaca y claudicación intermitente4. Ecuaciones de SCORE: Eventos cardiovasculares fatales (enfermedad coronaria, arritmia, insuficiencia cardíaca, ACV, aneurisma de aorta y enfermedad vascular periférica)3. Ecuación de ATP III: Muerte por enfermedad cardíaca coronaria, o de infarto de miocardio (IAM) no fatal5. Ecuación de OMS-B: IAM y ACV fatal o no fatal7. ECA: Eventos cardiovasculares ateroscleróticos duros como IAM no fatal, muerte por enfermedad coronaria, ACV fatal y no fatal6.
El evento final de las ecuaciones de predicción fue el momento de ocurrencia del primero de ellos. El momento de fin de seguimiento de cada paciente fue a los 10 años ± 6 meses desde su inclusión, o al momento de ocurrencia de infarto agudo de miocardio fatal o al momento de su muerte, lo que ocurriera primero.
La definición de los ECV fue en base a los diagnósticos en la historia clínica, con estudios complementarios relevantes y acordes a las definiciones actuales15-18. Todos fueron revisados por médicos especialistas en Cardiología y Medicina Vascular. La hipertensión arterial fue definida como el registro de hipertensión arterial, consumo de fármacos antihipertensivos y/o dos registros de presión arterial mayor o igual 140/90 mmHg separados por dos semanas19. La diabetes fue definida con su registro, el consumo de antidiabéticos orales y/o dos glucemias en ayunas iguales o mayores a 126mg/dl, glucemia al azar mayor o igual a 200mg/dl con síntomas de diabetes o prueba de tolerancia oral a la glucosa con registro a las 2 horas mayor o igual a 200mg/dl20. Tabaquista fue aquel que consumió al menos un cigarrillo en el mes previo al momento del enrolamiento.
La selección de los pacientes se realizó de forma aleatoria a partir de 13 700 pacientes que presentaban el criterio de inclusión por edad. El número mínimo de pacientes a estudiar fue calculado con una precisión del 3% y un error del tipo I o alfa del 5% en 551 pacientes21.
Los datos continuos fueron presentados como media ± desviación estándar. Los datos categóricos fueron presentados como frecuencias y estudiados con chi-cuadrado. La normalidad se estudió mediante el test de Shapiro-Wilks modificado.
Se evaluó la discriminación y calibración de cada modelo de predicción de riesgo en nuestra población. La discriminación es la capacidad de un modelo de predicción de riesgo para clasificar con precisión a los individuos de acuerdo con su riesgo (es decir, los individuos con mayor riesgo predicho tienen más probabilidades de tener eventos)10. Esta se evaluó utilizando curvas ROC (“receiving operating curves”) donde se calculó el área bajo la curva o estadístico C, su intervalo de confianza del 95% y el valor p asociado. El estadístico C varía de 1.0 (discriminación perfecta) a 0.5 (chance aleatoria)19, considerándose un valor > 0.75 y p < 0.05 como buena discriminación22,23.
La calibración hace referencia a la capacidad de correlación entre el riesgo de ECV calculado y los observados en una población10. Para evaluar la calibración se comparó el promedio de los riesgos a 10 años predichos para cada ecuación con la incidencia real de ECV en la población (la incidencia acumulada del evento). Se generaron parcelas de calibración para evaluar el acuerdo entre los riesgos previstos y observados en todos los rangos. Se utilizó el test estadístico de chi-cuadrado de bondad de ajuste de Hosmer Lemeshow (HL)10. Un valor de chi cuadrado mayor a 20 o un valor de p < 0.05 indicó pobre calibración10. Adicionalmente se calculó un valor de sobreestimación de las ecuaciones de riesgos basados en el modelo de “de Las Heras Gala”24. En los estratos donde no hubo eventos esta sobreestimación no fue posible calcular y se muestra como “se” (sin estimación).
Para todos los test estadísticos se utilizó una alfa de 5%. Los programas estadísticos utilizados fueron InfoStat v2017, (FCA, UNC, Argentina), SPSS v24 (IBM Corp., Armonk, N.Y., USA).
El presente estudio fue aprobado por el comité de investigación del Hospital Privado Universitario de Córdoba.
Resultados
Se incluyeron 606 pacientes, de los cuales 366 (60.4%) eran mujeres. Se pudieron obtener los datos antropométricos de 595 (98.2%), observándose un índice de masa corporal promedio ± desvío estándar de 27.2 ± 5.1 kg/m2. El resto de las características de población estudiada se encuentran en la Tabla 1.
Se observaron 10 (1.6%) muertes de causa no cardiovascular y 5 (0.8%) por causa cardiovascular (2 por IAM fatales, 1 por ACV hemorrágico fatal, 1 por insuficiencia cardíaca y 1 por arritmia). En los restantes 591 (97.5%) pacientes se completó el seguimiento durante 10 años ± 6 meses. Durante este período se observó además la ocurrencia de 11 (1.8%) IAM no fatales, 10 (1.7%) angina cardíaca, 7 (1.2%) ACV isquémico no fatal, 4 (0.7%) ACV hemorrágico no fatal, 3 (0.5%) crisis isquémica transitoria, 17 (2.8%) eventos de insuficiencia cardíaca y 6 (1%) episodios de claudicación intermitente.
Se realizó el cálculo del riesgo cardiovascular de los 606 pacientes incluidos con todas las ecuaciones de riesgo cardiovascular, excepto SCORE cuya fórmula considera solo personas entre 40 y 65 años, por lo que solo se realizó el cálculo en 494 pacientes.
Se observó una aceptable discriminación para las ecuaciones de Framingham, ATP-III y ECA. Las ecuaciones de OMS-B y ambas fórmulas de SCORE tuvieron un p > 0.05 por lo tanto no fueron significativas (Tabla 2). En la Figura 1 se muestran las curvas ROC de cada ecuación de predicción de ECV.
Se observó buena calibración global de las ecuaciones de ATP-III y ambas ECA, mientras que fue mala en el resto de las ecuaciones. Si bien ambas ecuaciones de SCORE mostrarían buena calibración general, el número de eventos en ellas ha sido solo 1, por lo cual los resultados no serían representativos (Tabla 3). La calibración de las ecuaciones en mujeres fue buena con las ecuaciones de Framingham (HL = 10.95, p = 0.205), ATP-III (HL: 4.53, p = 0.48), ECA para afroamericanos (HL = 10.91, p = 0.21) y ECA para blancos (HL = 10.31, p = 0.24). Por otro lado, en los varones las ecuaciones con buena calibración fueron solo Framingham (HL = 13.18, p = 0.11), ECA para afroamericanos (HL = 14.62, p = 0.07) y ECA para blancos (HL = 9.92, p = 0.54).
Discusión
Los principales hallazgos de nuestro estudio fueron: 1) la baja frecuencia de ECV durante el período de seguimiento y 2) el pobre rendimiento de varias de las ecuaciones, particularmente SCORE y OMS-B. La frecuencia de ECV totales fue cercana al 10%, mientras que la mortalidad cardiovascular fue menor al 1%, y esto puede haber sido un factor que haya influenciado la gran sobreestimación del riesgo.
No existen al momento estudios en Argentina que hayan evaluado la ocurrencia de ECV durante un período de seguimiento de 10 años. La frecuencia de ECV observados fueron similares a los informados por Icaza y col. en Chile27, pero mucho menores a los datos publicados en estudios de Colombia y Uruguay donde su frecuencia fue del 6% y hasta del 12% respectivamente25,26.
Exceptuando la ecuación de OMS-B y ambas ecuaciones SCORE, la discriminación del resto de las ecuaciones fue estadísticamente buena23. Ambas ECA, especialmente la de población blanca, mostraron una buena discriminación y adecuada calibración global. Si bien estas ecuaciones han sido cuestionadas ampliamente por su sobreestimación del riesgo10,11, en nuestro estudio fueron las que presentaron menor porcentaje de sobreestimación de ECV. Se ha informado modesta discriminación y pobre calibración en varios estudios de población alemana11,28, asiática29,30, peruana31 e incluso en algunas poblaciones estadounidenses32. Asimismo, en un estudio de cohorte latinoamericano (CESCAS) se observó pobre calibración, pero con la limitación de que dicho estudio tuvo un seguimiento promedio bajo de 2.2 años33.
La ecuación de ATP-III también mostró una buena discriminación y aceptable calibración global, pero con una sobreestimación mayor al 300%. En nuestro conocimiento no hay evaluaciones del rendimiento de esta ecuación en poblaciones de Argentina, pero en otras poblaciones, como la del estudio MESA (Multi-Ethnic Study of Atherosclerosis), también ha mostrado una moderada discriminación y calibración34.
Con la ecuación de Framingham observamos una buena discriminación, pero mala calibración según HL. En EE.UU., Australia y Nueva Zelanda ha tenido una buena performance para predecir el primer evento coronario. Sin embargo, ha sobrestimado el riesgo en poblaciones de baja prevalencia de eventos, como en China o Europa35. Esto también se ha observado en algunos estudios de Latinoamérica, en donde en poblaciones de bajo riesgo hubo una baja capacidad de discriminación25.
Si bien las ecuaciones de SCORE presentaron valores de HL que indicarían una buena calibración, sus resultados no serían representativos debido a que solo se observó un evento. Ambas ecuaciones fueron las que tuvieron mayor porcentaje de sobreestimación, mostrando un 600% y 1100% en las ecuaciones para países de bajo y alto riesgo respectivamente. Estos hallazgos podrían explicarse debido a que se trata de una ecuación que evalúa solamente la ocurrencia de eventos fatales cardiovasculares, los cuales presentaron muy baja frecuencia en nuestro estudio, a diferencia de los eventos valorados por las otras ecuaciones. En estudios realizados en otras poblaciones, inclusive en países de Latinoamérica, se ha observado la baja capacidad de discriminación de la ecuación SCORE en personas de riesgo intermedio incluso sobreestimando el riesgo de manera significativa36-40.
La ecuación de OMS-B, tuvo baja discriminación y pobre calibración global. Esto ha sido observado asimismo en otros estudios, proponiéndose que dicha ecuación se ha basado en una cohorte hipotética y no en una real40. Incluso en Latinoamérica, se observó subestimación del riesgo cardiovascular global con dicha ecuación41.
La población que estudiamos proviene de una cobertura social que realiza su atención prácticamente de manera exclusiva en la institución, teniendo un seguimiento cercano de la misma. Es importante destacar que nuestra cohorte estaba integrada en su mayoría por mujeres y el promedio de edad ha sido de 57 años, datos a tener en cuenta a la hora de evaluar la ocurrencia de los ECV. Respecto a los datos epidemiológicos nacionales provistos por la Cuarta Encuesta Nacional de Factores de Riesgo realizada en Argentina, observamos en nuestra población una menor proporción de diabéticos (6.4% vs. 8.4%) y una similar de tabaquistas (21.9% vs. 22.2%) y con tratamiento antihipertensivo (34.7% vs. 34.6%)1. Por otro lado, el valor promedio del valor de colesterol HDL de nuestra población fue similar a lo reportado por el estudio CARMELA (estudio multicéntrico realizado en 7 ciudades latinoamericanas) en Buenos Aires42.
Durante el seguimiento de la cohorte, cerca de un tercio de los pacientes iniciaron tratamiento con estatinas y una cuarta parte ácido acetilsalicílico. Al igual que en otros estudios10,25,43, esto podría haber contribuido con la baja frecuencia de ECV. La sobreestimación de las ecuaciones podría deberse a que la ocurrencia de ECV duros y la mortalidad cardiovascular ha ido disminuyendo desde el momento en que se diseñaron las fórmulas, en un contexto actual donde existen métodos diagnósticos y terapéuticos más precoces, en estadios subclínicos, de las ECV respecto a años previos44.
La sobreestimación observada con todas las ecuaciones de predicción de riesgo cardiovascular pone en evidencia la necesidad de disponer de ecuaciones que se adapten major a nuestra población o que estén recalibradas a la misma25. La sobreestimación podría conducir a toma de decisiones incorrectas como prescripción de prácticas y fármacos innecesarios, asociándose a aumento de efectos adversos y gastos en el sistema sanitario45. Si tuviésemos en cuenta la última guía de la American Heart Association/American College of Cardiology de 201846, de los 606 pacientes incluidos, 227 tendrían indicación de recibir tratamiento hipolipemiante, mientras que 379 no, observándose la aparición de 14 eventos en el primer grupo y 4 en el segundo.
Por otro lado, en los últimos años se ha descripto que la aterosclerosis subclínica sería un buen predictor de eventos cardiovasculares, y se han desarrollado algunos estudios en Argentina para evaluar cuál de los puntajes de riesgo sería más eficaz para predecirla. Moreyra y col. observaron que la ecuación de ECA fue más efectiva que el Framingham para predecir aterosclerosis subclínica47. Por otro lado, Albertini y col. observaron que el score de Framingham a 30 años, basada en lípidos, sería también una herramienta útil para seleccionar candidatos a realizar estudios de diagnóstico por imágenes para detección precoz de aterosclerosis subclínica48.
Como limitaciones de nuestro trabajo encontramos que los pacientes pertenecían a una sola cobertura social y que al ser un estudio retrospectivo se pueden haber perdido algunos ECV no duros. Sin embargo, debido a que se trata de una población con seguimiento frecuente en la institución y de contar con una historia clínica electrónica única, estimamos que la pérdida de ECV ha sido escasa. Otro limitante podría ser que la muestra no haya sido lo suficientemente representativa para evaluar todas las ecuaciones de riesgo cardiovascular, teniendo en cuenta la baja frecuencia de ECV.
Consideramos que nuestra experiencia podría ser extrapolable para la valoración de riesgo cardiovascular en prevención primaria en otras poblaciones que presenten características similares.
Podemos concluir que observamos una baja ocurrencia de ECV en nuestra población y una sobreestimación del riesgo cardiovascular predicho con todas las ecuaciones. Teniendo en cuenta la capacidad de discriminación, porcentaje de sobreestimación y cantidad de ECV, las ecuaciones ATP-III y ECA podrían ser utilizadas para la predicción del riesgo de ECV en poblaciones similares a la nuestra.