He leído con mucho interés el Comentario del Dr. Eduardo De Vito “La economía en Argen tina no se arreglará con recortes de financiación de la ciencia”¹. Fue escrita en los días posteriores a la segunda vuelta de las elecciones nacionales presidenciales. A sesenta días de la asunción de la nueva administración nacional, lamentable mente, las sospechas que se planteaban, empe zaron a ser realidad.

Como ejemplo citaré: disolución del Ministe rio de Ciencia y Tecnología; convocatoria a Se siones Extraordinarias al Congreso de la Nación para tratar un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) 70/2023 “Bases para la reconstrucción de la economía argentina” con más de 650 artícu los que modifican y derogan una multiplicidad de regímenes normativos con una profunda re forma administrativa del Estado, que impactan en la salud y la ciencia. Se propicia la mercan tilización y liberalización de las obras sociales y prepagas (derogación Decreto 743/22 y modi ficación Ley 26.682), y derogación Ley 27.113, de creación de la Agencia Nacional de Laboratorios Públicos-ANLAP-)².

Se modifica la Ley 17.565 sobre el régimen legal de la actividad farmacéutica². El 26 de di ciembre de 2023 se promulgó el DNU 84/2023 so bre la no renovación de los contratos anuales de todo personal público contratado que vencieran el 31 de diciembre de 2023. Cabe aclarar que una parte importante de la estructura de funcionamiento del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) funciona en base a este tipo de contratos, que reúne a 11 800 investigadores y becarios de prestigio interna cional. Se nombró una nueva autoridad al frente del CONICET, el Dr. Daniel Salamone, mediante el Decreto 102/23.

En los primeros días de enero, se comunicó el congelamiento presupuestario de ese orga nismo, la suspensión de contratos de más de 50 agentes en todo el país, el acortamiento de los contratos laborales y el congelamiento en los resultados de las convocatorias a becas y pro mociones (ya concursadas en 2023 y que debían tomar posesión este año). Además, se canceló la temporada de verano del Centro Cultural de la Ciencia (C3). Hasta aquí algunas de las principa les medidas del nuevo gobierno en materia de Salud y Ciencia hacia fines de enero de 2024, en que el autor de esta carta la escribe.

El impacto de estas medidas generó en parte de la comunidad científica local diferentes ac ciones de difusión de las consecuencias gravísi mas que estas políticas tendrán para el desarro llo científico y tecnológico del futuro de nuestro país. Se difundieron documentos de posición de los Directores de los Centros de Tecnología Cien tífica del CONICET, una carta de 80 prestigiosos científicos, otra de la Mesa Federal por la Cien cia y Tecnología y un documento de la Academia de Ciencias, entre otros^3,4. Sobre las consecuen cias que podría tener el DNU para la Ciencia, de replicarse la misma partida presupuestaria del año pasado sin modificaciones, rescato algunos párrafos que ante la Comisión de la Cámara de Diputados, relató el reconocido científico Dr. Al berto Kornblihtt⁵:

“Con el presupuesto de 2023 no llegamos a pa gar los sueldos de CONICET en junio; no va a haber plata para mantener a los 300 institutos federales… Los científicos somos parte de un Estado virtuoso, tra bajador y comprometido con el país…Los científicos estamos preocupados desde que el entonces futuro presidente Milei dijera por televisión que cerraría el CONICET porque los científicos no producimos nada. Estamos preocupados por medidas que consideramos una condena de muerte a las capacidades naciona les que son fundamentales para las posibilidades de desarrollo futuro…En ningún país del mundo la in vestigación básica es financiada por el sector privado. Simplemente no les interesa, les es muy cara. Pero usan la investigación académica estatal como insumo irremplazable para sus desarrollos comerciales. Es el Estado promotor y emprendedor…El desfinancia miento del sistema de ciencia y técnica es equivalente a dejarlo morir, a interrumpir carreras académicas de jóvenes con títulos universitarios que decidieron aportar y apostar por nuestro país”⁵.

El Dr. Bernardo Houssay hace muchas déca das atrás había declarado⁶:

“…Nosotros no enviamos a los becarios (al ex terior) para su simple progreso personal, sino para que a su vuelta propulsen en nuestro país el adelanto científico en el campo de la investigación y la docencia y para que formen núcleos de trabajo…La Ciencia no tiene patria, pero el hombre de Ciencia si la tiene”6. Houssay también nos dejó estos otros mensajes medulares⁶:

“Los países ricos lo son porque dedican dinero al desarrollo científico-tecnológico, y los países pobres lo siguen siendo porque no lo hacen. La ciencia no es cara, cara es la ignorancia”⁶.

Un discípulo de él y fundador de esta Revista, el Dr. Alfredo Lanari, en su discurso de egresados de la Facultad de Medicina representando a sus compañeros, hacía referencia a la necesidad de que un país invierta en investigación, de su im portancia en la construcción del conocimiento científico, del rol de la universidad en despertar al alumno la eterna curiosidad del conocimien to, no admitiendo dogmas. Más tarde bregaba por que los investigadores tuvieran dedicación exclusiva y que la investigación representa en la ciencia el único método para progresar y para ver más lejos⁷. El CONICET, inaugurado en 1958, del cual Houssay fue su primer presidente hasta 1971, fue producto de un crisol de científicos que, convencidos de estos postulados, lo crearon. En más de seis décadas de funcionamiento se ha ganado gran respeto internacional, ha realizado aportes excepcionales a la ciencia mundial y ha formado generaciones de investigadores reco nocidos en todo el mundo.

Recientemente, la preocupación internacio nal sobre los cambios en las políticas de salud y ciencia locales también han sido comentadas en artículos de reconocidas revistas como Science, The Lancet y British Medical Journal^8-10.

Es política de Estado en los países más de sarrollados del mundo que se reserve una in versión cada vez más fuerte en Ciencia y Tec nología, manteniendo Instituciones estatales de investigación (como nuestro CONICET) que la aseguren, exactamente en sentido inverso a lo que pretenden las actuales autoridades na cionales. El promedio mundial de inversión en Ciencia y Tecnología en el año 2021 era de 2.71% del Producto Bruto Interno (PBI), cuando diez años atrás era de 1.99% según datos del Banco Mundial¹¹.

Como fue comentado por el Dr. De Vito, en 2021 Argentina invirtió 0.52% del PBI¹. El destino del Presupuesto Nacional es un marcador cla ro de la voluntad estatal de querer ser un país soberano y no dependiente, libre y no esclavo. Debemos defender el legado de nuestros ante cesores que dejaron su vida por un país mejor y pusieron a la Ciencia Argentina en lo más alto del mundo hasta llegar a coronarla con varios Premios Nobel. El próximo 10 de abril, se cele brará el Día de la Ciencia y Tecnología y el Día de la Investigadora e Investigador Científico, en homenaje al nacimiento del primer Premio Nobel en Ciencias de Latinoamérica. Deseo que nuestros políticos estén a la altura de nuestra historia. Que se incremente la inversión presu puestaria en Ciencia y Tecnología, en lugar de re ducirla, redundará en un país más desarrollado. Como dice el párrafo final del documento de los Directores de Centros Científicos y Tecnológicos, “…Los recursos destinados a la ciencia y tecnología e innovación para atender temas de interés nacional no representan un gasto, sino una inversión”⁴.