Esta nota es la respuesta al Dr. Alejandro Mal brán, y a su carta Pluma ligera¹, que trata sobre mi Comentario: La Economía argentina no se arre glará con recortes de financiación de la ciencia².

Estimado Doctor Malbrán: El título que ha elegido, Pluma ligera, solo se podría interpretar, de acuerdo con el tenor de la carta, como una acusación al autor de estos Comentarios de falta de fundamentos o ligereza en sus conceptos. Sin embargo, estos Comentarios precisamente discu ten un Editorial de Nature: Argentina’ s economy won´t be fixed by cutting science funding³.

Entiendo que las cartas al editor, deben con tribuir al diálogo científico de una manera cons tructiva y respetuosa, y las críticas deben estar dirigidas a las ideas o a los datos, y no a las per sonas. Las recomendaciones del ICMJE enfati zan la importancia de mantener un alto nivel de profesionalismo y ética en todas las comu nicaciones⁴. (In all instances, editors must make an effort to screen discourteous, inaccurate, or libelous comments). Esto podría incluir evitar ese tipo de lenguaje, especialmente en una carta que se re fiere a una publicación de MEDICINA.

Usted dice que “Lamentablemente el autor no do cumenta las bases que justifican semejante título”. La documentación está en el artículo de Nature, que allí se comenta³. Además, agrega algo que parece más su expresión de deseos: “El potencial cierre del CONICET no implica en sí mismo un recorte a la financiación de la ciencia sino un cambio en la forma de administración de ésta”¹.

Más adelante manifiesta que “el término co munidad científica no representa de ninguna manera al total de los investigadores, a menos que el Dr. De Vito considere que la distribución del voto, elecciones paso y definitivas, sea tan poco normal o gaussiana, que los científicos hayan votado todos al postulante Massa y ninguno al postulante MiIei”¹.

Se puede percibir allí una insinuación de sar casmo que podría interpretarse como ofensiva.

En el momento que tomé el Editorial de Na ture para mi carta, hallé que al menos unos 20 medios gráficos, televisivos y radiofónicos se ha bían hecho eco de ese Editorial y habían acorda do con su contenido, excepto uno que lo calificó como “insólito”⁵. Además de Nature, las prestigio sas revistas Science, The Lancet y el British Medical Journal también han dedicado atención y expre sado su preocupación sobre nuestra situación actual^6-8.

Desde que se publicó mi carta y el envío de la suya, han pasado cosas, muchas cosas. Me per mito citar solo algunos titulares:

1) La motosierra toca la puerta de los laboratorios y la academia. CONICET, otra vez con la guardia en alto por un futuro de asfixia⁹.

2) La titular del CONICET le contestó a Milei: ¿Qué país desarrollado no invierte en ciencia y tecno logía?¹⁰.

3) Declaración de la AAPC. Un fantasma recorre el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología¹¹.

4) La ciencia en alerta ante la llegada de Milei. No somos la casta: científicos del CONICET en defen sa del organismo. Becarios del organismo cien tífico realizaron un abrazo simbólico a la sede de Palermo. “Cada vez que asume la derecha baja el presupuesto, aumentan los ataques y se la agarran contra las Ciencias Sociales”, recordaron¹².

Como buen ciudadano responsable, segura mente usted leyó ambas plataformas electora les. La de la Libertad Avanza dice textualmen te: 33) Promover un aumento porcentual tabulado, mediante la Ley de Presupuesto Nacional, del Insti tuto de Investigaciones Científicas y Técnicas de las Fuerzas Armadas. 34) Promover un redespliegue conjunto de la Seguridad Nacional. 35) Promover la creación e implementación de un Instituto de in vestigaciones científicas y técnicas de las fuerzas de seguridad interior. En la plataforma electoral de la Libertad Avanza el buscador no encontró la palabra del CONICET, y solo una vez la palabra “ciencias” (no ciencia) en referencia a institu ciones educativas¹³.

Ante la abrumadora unánime opinión de la comunidad científica Ud. dice que “el término co munidad científica no representa de ninguna manera al total de los investigadores”, y quiere “dejar claro que la carta no me representa, pero también, que con sidero la inversión en ciencia indispensable para el desarrollo del país”¹.

Aunque el término “comunidad científica” puede sugerir un grupo homogéneo, en reali dad, estas comunidades son a menudo diversas y pueden tener una variedad de puntos de vista y enfoques. El término “comunidad científica” se refiere al conjunto de practicantes de una espe cialidad científica que comparten un mismo pa radigma. Sin embargo, este término no necesa riamente representa a todos los investigadores en un campo dado. La relación entre la comu nidad científica y las ideas políticas de sus in tegrantes puede ser compleja y variada, y es un tema de estudio sociológico en sí mismo. Usted está en todo su derecho y es libre de no sentir se representado por la comunidad científica a la que pertenece.

Cuando los miembros de la comunidad cien tífica respaldan la investigación y el desarrollo científico-tecnológico, pero sus acciones pare cen estar en desacuerdo con este apoyo, se en frentan a una inconsistencia. Para resolverla, podrían optar por modificar sus comportamien tos o ajustar sus convicciones.

Esta carta estaría incompleta si no agradecie ra los comentarios de los Dres. H. Mateluna, L. Mateluna y M.E. Cortés, de la Universidad Ber nardo O´Higgins de Santiago de Chile¹⁴, quienes destacan que, al igual que la economía argenti na, la economía chilena tampoco mejorará con recortes al financiamiento de ciencia. Hacia el final de este manuscrito, se ha recibido la carta del Dr. Sívori. A través de su crónica, nos invita a pensar los problemas que se plantean en la con ciencia de los hombres de la actualidad¹⁵.

Algunos lectores pueden pensar que ni las cartas de Nature, de Science, o de Lancet, ni la mía, la del Dr. Malbrán, la del Dr. Mateluna y col. o la del Dr. Sívori tendrían que ocuparse de cosas extra-médicas o “no científicas”. Aún hoy hay quienes no han visto que la medicina no es una ciencia pura y que forma parte de un sistema económico y de poder. Por lo tanto, es necesa rio desentrañar los vínculos que existen entre la medicina, la economía, el poder y la sociedad.

Al respecto, creo muy oportunas algunas re flexiones suyas, Dr. Malbrán, en una de sus nue ve cartas al Comité de Redacción¹⁶: … “Argentina necesita una revista de medicina local, de la misma manera en que JAMA, British Medical Journal, Lancet o New England Journal of Medicine, lo son para sus respectivas sociedades. Estas últimas revistas tienen ciencia, pero también tienen un importante contenido de educación médica continua y de medicina social. Incluyen artículos que abarcan desde política local de salud y de educación médica hasta experiencias mé dicas personales y obituarios”.

Creo firmemente que la ciencia y el CONICET, al igual que otras instituciones y disciplinas, tie nen un papel crucial en la construcción de una Argentina y un mundo mejor. En este vasto uni verso de ideas y perspectivas, todos nosotros, in dependientemente de nuestras diferencias, nos proclamamos con intenciones y actuamos en consecuencia. Algunos pueden optar por la es pada o la motosierra, símbolos de confrontación y destrucción. Sin embargo, otros preferimos la pluma y la palabra, instrumentos de diálogo y creación.