Introducción
El género Mycobacterium actualmente presenta más de 150 especies. El grupo de especies micobacterianas diferentes del complejo Mycobacterium tuberculosis (MTBC) y de M. leprae son denominadas de diferentes formas, la clasificación más utilizada ha sido: micobacterias atípicas (MA), micobacterias no tuberculosas (MNT) y micobacterias ambientales u oportunistas (MAO). Estas micobacterias son microorganismos ampliamente distribuidos en el medio ambiente, como agua (corriente o no), tierra, polvo, leche, diferentes especies de animales e, incluso, instrumental y soluciones de uso médico o de laboratorio; en algunos casos pueden formar parte de la flora saprófita del hombre o actuar como verdaderos patógenos. Se plantea que la infección puede tener lugar tras la inhalación, inoculación o ingestión del material contaminado; la transmisión entre personas no ha sido comprobada.1-3 Estas especies difieren del bacilo tuberculoso en cuanto a velocidad de crecimiento, capacidad de producir pigmentos, requerimientos nutricionales, actividad enzimática, sensibilidad a la temperatura y resistencia a los agentes antituberculosos.4
La relación de las MAO con enfermedades en el ser humano es ocasional u oportunista; no todas las especies han sido reconocidas como patógenas, la capacidad de producir enfermedad depende no solo de los factores de patogenicidad intrínsecos, sino sobre todo de factores del huésped, tales como la integridad de su sistema inmunitario. Dentro del amplio grupo de posibles síndromes denominados micobacteriosis, estos habitualmente se han asociados con algún tipo de inmunosupresión, como pacientes con virus de la inmunodeficiencia humana (VIH)/sida, oncohematológicos, receptores de trasplantes y tratados con fármacos biológicos anti-factor de necrosis tumoral alfa (TNF-alfa).1,5,6Entre las infecciones más comunes, en primer lugar está la respiratoria, con frecuencia relacionada con algún tipo de afección pulmonar crónica (fibrosis quística, enfermedad pulmonar obstructiva crónica [EPOC], bronquiectasias y otras); le siguen las infecciones en partes blandas, piel, renales y otras menos frecuentes como las posquirúrgicas, así como linfadenitis. La identificación de estas especies puede realizarse mediante diferentes técnicas.6-10
El temprano y correcto diagnóstico microbiológico de estas especies permite lograr un mejor régimen terapéutico, evitando en estos pacientes la posibilidad de diseminación de la infección. Por todo lo anterior se recomienda mantener la vigilancia diagnóstica en este tipo de infecciones, tanto pulmonares como extrapulmonares, en especial en pacientes con algún tipo de inmunosupresión en los que la diseminación de la infección puede tener consecuencias fatales.
El objetivo de este trabajo fue resaltar la importancia diagnóstica de estas especies y establecer un referente actualizado sobre las infecciones causadas por MAO, con vistas a conocer la prevalencia de estas especies en nuestro país, mediante la clasificación-identificación de las MAO recibidas durante el período enero 2014-diciembre 2018.
Materiales y métodos
El presente trabajo es un estudio retrospectivo realizado en el período comprendido entre enero de 2014 y diciembre de 2018, en el Laboratorio Nacional de Referencia e Investigaciones de Tuberculosis/Micobacterias/Lepra (LNRI-TB/Lepra/Micobacterias), del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK), La Habana, Cuba.
Durante este período se aislaron, clasificaron e identificaron 413 cepas procedentes de individuos sintomáticos. De estas, 162 (39.22%) corresponden aislamientos de pacientes infectados por el VIH atendidos en el Hospital Nacional de Referencia de Atención al Paciente VIH/Sida-IPK, y el resto, 251 (60.77%) procedentes de sujetos inmunocompetentes, incluidos los aislamientos recibidos de los Centros Provinciales de Higiene, Epidemiología, y Microbiología (CPHEM) de las diferentes provincias del país. Debemos aclarar que estos aislamientos fueron seleccionados según criterios establecidos por la American Thoracic Society (ATS). Las muestras fueron analizadas por las técnicas diagnósticas baciloscopia y cultivo. Para el procesamiento de muestras pulmonares se utilizó el método de Petroff modificado, en las extrapulmonares no estériles se utilizó el método del ácido sulfúrico al 4%, posteriormente estas fueron cultivadas en medio de Löwenstein-Jensen modificado e incubadas a 37 °C. Las lecturas se realizaron semanalmente y, ante la aparición de colonias, se efectuó tinción de Zielh-Neelsen a partir del cultivo para verificar la presencia de bacilos ácido-alcohol resistentes (BAAR). Con posterioridad al aislamiento micobacteriano se llevó a cabo la clasificación e identificación según el esquema establecido: test inmunocromatográfico TB Ag MPT64 para descartar Mycobacterium tuberculosis complex; a las cepas confirmadas como MNT se les realizó la caracterización fenotípica-bioquímica, la producción de pigmentos, el tiempo de crecimiento, el crecimiento en presencia de diferentes sustratos y la determinación de algunas enzimas como nitratasa, catalasa 68 °C, catalasa vertical, ureasa, arilsulfatasa, lipasa, niacina, telurito de potasio, tolerancia al cloruro de sodio 5% y toma de hierro.11,12
Resultados y discusión
En la Figura 1 se observa el total de aislamientos analizados por año, señalando los procedentes de pacientes con VIH/sida.
Respecto de los resultados expuestos en la Figura 1, se puede observar una discreta disminución del número de aislamientos obtenidos, esto podría explicarse debido a que, en los últimos años, nuestro país ha incrementado significativamente el uso de la terapia antirretroviral (TARV) en los pacientes con VIH/sida, con lo que se ha logrado que la incidencia de afección por el género Mycobacterium en este tipo de pacientes sea relativamente baja, al compararla con la informada por otras naciones; estos resultados son atribuibles a la eficacia de nuestro Programa Nacional de Control de Tuberculosis y Programa Nacional de Atención al paciente VIH/sida.14,15 Es sabido que la TARV, aunque no puede erradicar la infección por el VIH, inhibe la replicación viral por un considerable período; además, restaura y preserva el estado inmunológico al incrementar el número de linfocitos CD4, logrando con ello la disminución de la morbimortalidad, tanto la relacionada con el VIH como con la de otro tipo de infecciones oportunistas, agudas o crónicas, con manifestaciones localizadas o sistémicas (entre estas las producidas por el género Mycobacterium); todo esto conlleva a mejorar la calidad y esperanza de vida de estos pacientes.13-15
La literatura describe el aumento de casos clínicos producidos por MNT en seres humanos; este hecho demuestra la importancia que tiene reconocer clínicamente el significado patogénico de muchas de las especies micobacterianas no tuberculosas, tanto en enfermedades pulmonares como extrapulmonares.16 En estudios realizados recientemente se incluyó el análisis de todas las especies micobacterianas aisladas en Asturias (España) durante el período 2005-2012; se obtuvo como resultado que los aislamientos se incrementaron en un 35%, frente a una disminución del 21% de los casos de MTB, y que las especies con mayor porcentaje de aislamiento fueron M. avium complex (MAC) y M. kansasii.17 En otro estudio se plantea que las diferentes especies de MNT presentan variaciones en su distribución geográfica en función de su capacidad para sobrevivir en las diferentes condiciones ambientales, y también en relación con las posibilidades de aislamiento e identificación de los laboratorios locales; estas variaciones geográficas en la distribución se reflejan, también, en las diferentes enfermedades causadas por ellas en los seres humanos. En ese mismo estudio, el autor hace referencia a otro trabajo realizado en Europa, en el que intervinieron 14 países, con el objetivo de conocer la incidencia de estas infecciones. En el período establecido para el trabajo, se notificaron en total 36 099 pacientes con aislamiento de MNT; las especies aisladas con mayor frecuencia fueron MAC, M. gordonae, M. xenopi, M. kansasii y M. fortuitum. Diversos países continúan investigando la frecuencia de aislamientos de estas especies, y demostraron que hay un incremento significativo de las infecciones provocadas por ellas.18 En los Estados Unidos se demostró que el número de muertes por enfermedad asociadas con MAO se incrementó, sobre todo en los pacientes con mayor riesgo. Entre los factores de riesgo encontrados relacionados con estas infecciones fueron: EPOC, neumoconiosis, bronquiectasias, tuberculosis previa, fibrosis posrradioterapia, aspiración pulmonar crónica (enfermedad esofágica), fibrosis quística, alteraciones del sistema inmunitario, infección por VIH, alcoholismo, presencia de neoplasias (pulmonares o extrapulmonares) o diabetes mellitus.19 Sin embargo, hay que destacar que en un elevado porcentaje de pacientes que han tenido o tienen este tipo de infección, no se identifican factores de riesgo, es decir que son considerados individuos inmunocompetentes.20,21
En la Figura 2 se observa el total de muestras pulmonares y extrapulmonares procesadas; según el tipo de muestra, estos reafirman que prevalece el predominio de la muestra pulmonar por encima de la extrapulmonar. Al igual que en la tuberculosis, se describe que aproximadamente el 15% de los casos de infecciones por MAO pueden presentar afección extrapulmonar, la cual es principalmente producida por la diseminación hematógena y linfática del bacilo hacia otros órganos; la localización más frecuente también es la ganglionar. La sospecha de linfadenitis existe cuando el paciente (ya sea niño o adulto) presenta escrófulas o adenopatías subagudas o crónicas, más comúnmente en la región cervical-submaxilar, aunque en algunos casos también pueden ser intratorácicas e intraabdominales (mesentéricas o paraaórticas), o aparecer en la zona axilar, inguinal e intramamaria. Inicialmente son de consistencia dura, no fluctuantes, dolorosas o eritematosas, pero pueden supurar, drenar y necrosarse.22-24
Las infecciones extrapulmonares de piel y tejidos blandos suelen deberse a la inoculación directa a través de inyecciones y heridas traumáticas o quirúrgicas. No obstante, también pueden producirse en el contexto de una enfermedad diseminada por MAO, especialmente en pacientes inmunosuprimidos. Existen diversos factores de riesgo, entre los que se encuentra el compromiso inmunológico (secundario a infecciones, a afecciones no infecciosas y a quimioterapia) o en pacientes con uso crónico de corticoides, cirugías contaminadas, traumatismo de mama, uso de implantes mamarios, tatuajes, piercing, acupuntura, liposucciones, lipotransferencias, lactancia y exposición laboral a limpieza de piscinas y jacuzzis.24,25
En la Figura 3 se muestran los resultados obtenidos tras realizar la clasificación por grupos según Runyon (1959), basándonos en el tiempo de crecimiento y la presencia o ausencia de pigmento; analizando estos resultados se puede apreciar que las especies micobacterianas con mayor porcentaje de aislamiento fueron las pertenecientes al Grupo III y al Grupo IV, o sea las especies denominadas “no cromógenas” y de “crecimiento rápido”, respectivamente.
Al analizar y comparar los resultados presentados en la Figura 3 con los descritos anteriormente por Valdivia y Ferrá, podemos afirmar que se mantienen como las especies micobacterianas predominantes aquellas pertenecientes a los Grupos III y IV según la clasificación micobacteriana realizada por Runyon, incluso en la región oriental del país.26-30 Al estudiar resultados más recientes, obtenidos en el LNRI-TB/Lepra/Micobacterias, donde también fueron incluidas muestras procedentes de pacientes con VIH/sida, se demostró que las especies con mayor porcentaje de aislamiento pertenecían a los Grupos III y IV; entre estas, las más representativas fueron de crecimiento lento, como complejo Mycobacterium avium-intracellulare, M. malmoense y M. scrofulaceum, M. flavescens de crecimiento rápido, M. fortuitum y M. chelonae.31-34 Finalmente, la Figura 4 refleja los resultados obtenidos en este trabajo según las especies identificadas.
Observando estos podemos afirmar que las de mayor porcentaje de aislamiento fueron las pertenecientes al complejo M. avium-intracellulare [n = 151 (36.56%)] y las pertenecientes al complejo M. fortuitum [n = 91 (22.03%)], pertenecientes a los Grupos III y IV, respectivamente; seguidas por M. malmoense [n = 43 (10.40%)], M. scrofulaceum [n = 22 (5.32%)], M. terrae y M. smegmatis [ambos n = 18 (4.35%)], M. flavescens [n = 27 (6.53%)], M. triviale [n = 14 (3.38%)], M. simiae [n = 11 (2.66%)], M. kansasii [n = 9 (2.17%)], M. gordonae y M. nonchormogenicum [ambos n = 8 (1.93%)], M. gastri [n = 7 (1.70%)], M. szulgae y M. xenopi [ambos n = 5 (1.21%)], M. marinum y M. haemophilum [ambos n = 4 (1.0%)], M. phlei [n = 2 (0.50%)], y M. asiaticum [n = 1 (0.24%)]. Los resultados obtenidos en este trabajo son acordes a los descritos en la literatura.
Actualmente, en los laboratorios de micobacteriología se recomienda la implementación de técnicas diagnósticas moleculares; sin embargo, estudios revisados recientemente reafirman que los métodos fenotípicos-bioquímicos no han perdido su vigencia y siguen siendo una importante herramienta diagnóstica para la identificación micobacteriana, a pesar de que la obtención de los resultados demore más, pues a través de ellos podemos observar características que no son detectables por las pruebas moleculares.35,36
Las especies micobacterianas no tuberculosas han cobrado protagonismo en los últimos años, y en la actualidad representan aproximadamente del 30% al 40% del total de aislamientos en los laboratorios de microbiología, lo que reafirma el aumento de la incidencia de infecciones producidas por estas especies. En general, en la literatura los datos acerca de la incidencia y prevalencia de MNT son escasos, pues estas no son de declaración obligatoria, como sí es el caso de M. tuberculosis. A pesar de esta limitación es evidente que en las últimas décadas ha habido un incremento en las infecciones causadas por MNT en la mayoría de los países, aunque, en general, las tasas informadas de infección y enfermedad están subestimadas. Es importante valorar el significado de los aislamientos, siempre analizando el contexto clínico en el que tiene lugar cada uno de ellos, de acuerdo con las recomendaciones de las sociedades científicas reconocidas internacionalmente: ATS, British Thoracic Society y Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica.37
En un estudio realizado en pacientes hospitalizados con infección por VIH/sida y sin ella, se demostró que las infecciones provocadas por el género Mycobacterium, usualmente presentan compromiso pulmonar, aunque también se observa afección extrapulmonar; con dependencia del deterioro que tenga el paciente en su barrera inmunológica, la infección puede diseminarse. Si bien M. tuberculosis sigue siendo el agente etiológico predominante, los resultados de este trabajo demuestran que el 17.3% de los casos tuvo infección por MNT, e incluso se han informado casos de coinfección entre ambas.38-40
Finalmente, los resultados obtenidos en este estudio demuestran que se debe efectuar una búsqueda más intensiva de este tipo de infección, tanto pulmonar como extrapulmonar, en pacientes inmunocompetentes o inmunodeficientes, para que el enfermo pueda comenzar de forma temprana un tratamiento adecuado, con el fin de poder controlar la infección y, así, prevenir las formas peligrosas de diseminación que, generalmente, tienen graves consecuencias, sobre todo en el grupo poblacional de alto riesgo, en particular en los sujetos con VIH/sida. Además, estos resultados establecen un referente nacional actualizado, el cual puede orientar a la toma de decisiones clínicas basadas en recomendaciones sustentadas respecto de las especies micobacterianas no tuberculosas.