Sr. Editor:
La osteoporosis se destaca por una divergencia con respecto a su tratamiento, en comparación con otras enfermedades crónicas, ya que las terapias para la osteoporosis habitualmente se delimitan de forma individualizada con un medicamento en dosis y frecuencia puntualizadas.1 Sin embargo, se requiere mayor evidencia para afirmar que una terapia aprobada restaure a largo plazo la integridad esquelética en la mayoría de los pacientes osteoporóticos.2
En el resumen Efecto de la teriparatida sobre la densidad mineral ósea y marcadores óseos (https://siic.info/dato/resiic.php/172800), se sintetiza el estudio multicéntrico, de diseño retrospectivo y transversal, que se realizó en 11 centros de Argentina, con la inclusión de 264 mujeres posmenopáusicas tratadas con teriparatida durante un mínimo de 12 meses. En el estudio, todos los marcadores de recambio óseo se incrementaron de manera significativa, después de seis meses de tratamiento con teriparatida. Asimismo, se observó un aumento significativo de la densidad mineral ósea (DMO) de la columna lumbar luego de 6 meses de terapia, con valores máximos a los 24 meses. De la misma forma, la DMO de cuello femoral y de cadera total aumentó significativamente, con valores máximos en el mes 24.3 Cabe destacar que el incremento de la DMO de columna lumbar se observó en pacientes tanto con antecedente de tratamiento con inhibidores de la resorción ósea como en aquellas sin este antecedente.3
La teriparatida se ha descrito como tratamiento óseo destacado, asociado con mejoras de las variables biomecánicas y con reducción del riesgo de mujeres posmenopáusicas con osteoporosis. Se ha referido que la terapia con bisfosfonatos o con denosumab antes del uso de teriparatida se vincularía con menos incremento de la DMO y con eficacia reducida contra las fracturas, especialmente las de cadera. En gran número de pacientes se ha efectuado el uso secuencial de dos o más terapias; el estudio DATA ha revelado que al combinar en un tratamiento teriparatida y denosumab, se incrementa la DMO aún más que con la administración de cualquiera de los dos medicamentos de forma individual.2
Al repetir teriparatida y denosumab se observó una disminución pronunciada de la DMO. El estudio DATA-Switch evaluó los cambios en la DMO en mujeres posmenopáusicas con diagnóstico de osteoporosis que informaron alternancia en los tratamientos, en comparación con mujeres osteoporóticas posmenopáusicas que cambian de teriparatida a denosumab. En estas últimas la DMO continuó incrementándose; en tanto que el cambio de denosumab a teriparatida derivó en una pérdida de la DMO progresiva o transitoria.2
Con el uso de denosumab se redujo la incidencia de malignidad y de infección. No se reportaron fracturas femorales atípicas tras un seguimiento de 5 años. Se observó un aumento progresivo de la densidad ósea y una disminución sostenida, pero no progresiva, en el recambio óseo; estos hallazgos son congruentes con el mantenimiento de la eficacia antifractura.4 Asimismo, se han informado los diferentes efectos de la teriparatida diaria o semanal y de los bisfosfonatos. Los marcadores mostraron que la teriparatida administrada de forma diaria mantuvo la resorción ósea elevada basal, mientras aumentaba la formación ósea. Por otra parte, la teriparatida administrada en forma semanal mantuvo la formación ósea elevada basal, al tiempo que disminuía la resorción ósea.5
En definitiva, los resultados de los estudios transversales pueden considerarse un inicio para el diseño de investigaciones que buscan evaluar y probar nuevos medicamentos. En los estudios transversales se dificulta la inclusión de individuos que cumplan los criterios estrictos especificados en los ensayos clínicos, por lo que deben considerarse resultados de estudios experimentales para elegir el tratamiento inicial y posterior de las mujeres posmenopáusicas con osteoporosis.5