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Andes
versão On-line ISSN 1668-8090
Andes n.19 Salta jan./dez. 2008
Liliana Suárez Giambra, Huacalera. La finca Monterrey un lugar olvidado en la Quebrada de Humahuaca, Editorial Milor talleres Gráficos, Salta, 2007, 205 páginas.
Alicia Ana Fernández Distel
Este libro encara la biografía de un sitio, Huacalera, que tuvo una pesada carga semántica durante las Guerras de la Independencia, pero que con el correr de los dos siglos posteriores fue cayendo en el olvido. Es la biografía de " Un lugar olvidado" como dice el título.
El pasado es una construcción social e históricamente realizada desde el presente. El pasado es apropiado y reconstruido en función de intereses y luchas del presente. Visto así el libro de Liliana Suárez Giambra asume la lucha actual por que Huacalera se nivele en interés nacional y turístico con toda la Quebrada de Humahuaca. Debe resaltarse que en el año 2003 este valle (" Quebrada") obtiene una Declaratoria de la UNESCO en la categoría "paisaje cultural" pasando así a integrar la lista ecuménica de lugares que son patrimonio de la humanidad. Y en años venideros se le superpondrá otra declaratoria similar pero relacionada con el largo trayecto , desde el Perú a Mendoza, del Kápac-ñan o camino troncal del Inka ( Raffino 2007).
Para plasmar la " biografía"de Huacalera la autora se esfuerza por lograr una buena acumulación de significados. Son sus elementos para la puesta en valor, los que en su interrelación con otros atributos, pensamientos, documentos, testimonios de personas, hasta fotografías de eventos y tomas familiares, logran una visión global de la Huacalera de antaño.
Es evidente que el " lugar" Huacalera tuvo momentos de florecimiento y otros de oscurecimiento o minimización. Vale sólo mencionar que la Quebrada de La Huerta es puerta de entrada a los valles de nuboselva y a las tierras bajas y a la vez hito para una peregrinación andina ancestral como lo es la del cerro Sisilera ( montaña que desde el oeste da un marco natural al pueblo) . La misma La Huerta es enclave inkaico tan importante , que cuenta con una vivienda de curaka, realizada con la técnica de sillería, elemento muy raro si se piensa que se está tan lejos del Cuzco, capital del Imperio.
Sin embargo la ahora ciudad de Tilcara como " entrada" al valle se ha hecho más conocida, como que la peregrinación a Punta Corral de Tilcara y Tumbaya fueran más potentes y cargadas de significados. Por lo general se erige a Tilcara como " capital de la arqueología" cuando su antigal ( pukara) era un asentamiento inka marcadamente menor que el de La Huerta. Lo anterior y tantos otros detalles muestran que en el siglo XX ( más precisamente en las tres últimas décadas del siglo) se produjo un retroceso de la popularidad y mediatización de Huacalera. Se aclara esto, pues hasta bien entrado el 1900 Huacalera seguía actuando como " posta" en el camino real a Bolivia y no se dudó de hacer coincidir su posta con la estación de trenes por allá de 1907 cuando se efectivizó el tráfico ferroviario de trocha angosta.
El hecho del "esfumado" de un lugar como efecto de la modernización de la Nación es figura repetida del interior argentino. En el caso de Huacalera ,está atado a circunstancias que deberían analizarse con extremo espíritu analítico y al fin la idea del libro no es ésta sino el resaltar las décadas de 1930 a 1970. Porque durante esos 40 años Huacalera fue campo experimental de una tríada de empresarios españoles , no precisamente provenientes de la agronomía, que en el lugar, rodeándose de expertos y personas de confianza lograron cambiar la fisonomía social y económica de este tramo de la Quebrada de Humahuaca.
El tramo tomado para colonizar era de unos 100 kilómetros cuadrados, cortado de norte a sur por el Río Grande de la Quebrada de Humahuaca, a la vez jalonado por la Ruta Panamericana Nacional N° 9 y el Ferrocarril a Bolivia. Tenía pobladores nativos acostumbrados al trato de pastajeros y arrendatarios agrícolas de una gran familia terrateniente de Salta. No tenía figura municipal, dependiendo en todas las decisiones de Tilcara, a cuyo departamento se sigue integrando.
Lo primero en anotar los empresarios José Manuel Rodríguez , Jacobo André y Saturnino Briones, con la recién creada Firma Monterrey (1930) y mirando detenidamente las coordenadas de un mapa , fue la presencia de la línea imaginaria ( paralelo) del Trópico de Capricornio. Atravesaría ésta el sector llamado Finca Perchel. No se duda, entonces, en resaltar el hecho, logrando en 1940 la erección de un monumento conmemorativo, por ahora el único que tiene la República Argentina.
Lejos estaban de imaginar empresarios y administradores de Finca Monterrey, que tal especie de reloj solar, a la vera de la Ruta Internacional, sería motivo de congregación de oficiantes y adeptos al culto solar inkaico, en las postrimerías del siglo XX, revitalizando la vieja Fiesta del Inti-raymi, cada 21 de junio, el día del solsticio de invierno.
Es que las finalidades turísticas que se le destinaban a Monterrey eran claras; así, se inicia luego de adquiridas las tierras, la construcción del monumental Hotel Monterrey que se inaugurará en 1948.Ello sin ayuda de regímenes de fomento, ni créditos especiales. Todo lo relativo al funcionamiento del sector turístico del emprendimiento, como del productivo, lo desarrolla Liliana Suárez Giambra con particular conocimiento de causa , sobre todo por una especial relación que mantuvo con descendientes de la familia André. Incorpora cantidad de fotografías y documentos que tienen origen o en su propia familia o en la de los empresarios, que se los cedieron.
También incorpora la autora material documental del Archivo del Consejo General de Educación de la Provincia de Jujuy , del Archivo General de la Nación, del Archivo General de la Provincia de Jujuy, del Archivo del Banco Hipotecario de Jujuy y numerosos artículos aparecidos en diarios locales ,hoy en hemerotecas de Jujuy. Material que se resume para el lector y que de demostrar especial interés , puede encontrar en las mencionadas Instituciones Archivísticas.
Para esas décadas los periódicos locales se hacían eco de los progresos de la Finca Monterrey, como se dijo emprendimiento colonizador único para la zona. Interesaba a los diarios el arribo de personalidades del cine y del empresariado a alojarse en el Hotel Monterrey, como así los logros en La Granja sea con la producción frutihortícola, la confección de dulces y otros subproductos, la cría de ovejas variedad Karakul , caprinos Angora, bovinos, porcinos y equinos de razas consagradas. La cría de conejos y aves (gallinas, gansos, pavos, patos), la apicultura, la carpintería en madera de cardón y la minería y tantas otras derivaciones, eran novedades para Jujuy. La forestación , sobre todo con álamos y sauces , produjo un cambio total del aspecto de este tramo del valle.
Por momentos Huacalera era noticia, también, por sus Fiestas Patronales y Carnaval con las concebidas Ferias que se realizaban en los predios del Ferrocarril. El asistente de menos recursos tenía una hostería donde residir, también a cargo de la Empresa. Tantos logros y eventos y sin embargo , nadie, hasta que lo hace Liliana Suárez Giambra, decidió recopilar una historia del lugar.
La decisión de Liliana, como se dijo , es realizar un rescate dejando convencido al lector que en el siglo XX hubo un periodo de esplendor para Huacalera. A la autora le urgía a la vez el capitalizar datos informales, como anécdotas, leyendas, reflexiones de terceros. Entre las leyendas cuenta la del "Tapao" ( tapado o tesoro) de Yacoraite, sobre presuntas 40 cargas de oro que desde el Virreinato del Río de la Plata se enviaban al Alto Perú. Posiblemente jamás encontrado.
Es que Huacalera respecto al oro, precioso metal codiciado en todos los tiempos, siempre estuvo signada por su copiosa aparición. Al punto que un ajuar rico en oro y plata se recuperó en el emplazamiento de la Granja Monterrey . Esto llevó a postular a N. Pelissero (1981) que era el entierro de una figura principal de lo que se llama " Periodo Medio" del Noroeste Argentino con influencias altiplánicas de Tiawanaco. Esta colección, que al mismo autor condujo a escribir el libro " El hombre de la mascara de oro" ( 2005), fue adquirida al hijo de Jacobo André y está hoy en el Museo Eduardo Casanova de Tilcara.
Es de lamentar que objetos de Huacalera, no estén en su lugar de origen. Porque el llamado "Museo Arqueológico de Huacalera" recién se creó en el 2006, en base a objetos arqueológicos de La Huerta. Objetos que desde 1908 fueron siendo exhumados de los pukara - antigales de la región, se hallan a su vez en el Museo Etnográfico de la Facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires o en el mencionado Museo de Tilcara.
Hablar del " ocaso" de la Finca Monterrey como Empresa no es lo mismo que aludir al desvanecimiento de Huacalera como pueblo, porque fue después del fatídico 1976 (cuando todo se remata , incluso los terrenos remanentes de anteriores ventas y reventas), que Huacalera alcanza el estatus de Comisión Municipal ; en los últimos tiempos ya con sus miembros elegidos por voto directo.
La construcción de un puente que lleva a" la banda" , o sea al otro lado del Río Grande fue fundamental para que se poblara la margen opuesta del río que con el remate y parcelización fue teniendo muchos propietarios, la refuncionalización del sector de servicios estatales ( policía, registro civil, comisión municipal, museo, teléfonos) , la declaratoria de Monumento Nacional de las ruinas omaguaca-inka de La Huerta, son todos logros de las últimos años del siglo XX y los primeros del XXI, o sea posteriores al ciclo de los André.
Los vaivenes de la historia traerán tal vez otras novedades , sobre todo con el fortalecimiento de la identidad colla de la mayoría del pueblo. Como collas adecuados al Tahuantinsuyo, ascendían los de Huacalera, al cerro Sisilera por allá del año 1490 , antes de la llegada de los españoles ( Ceruti 1997) y contruyeron poblados que como el de La Huerta podía alojar a 710 habitantes ( Palma 1998 ). Con orgullo colla , se enfrentarán las décadas venideras, de las cuales se puede esperar caminos carreteros que conecten directamente con puna y con yungas, más escuelas, enseñanza secundaria y terciaria, centros de salud de mediana complejidad, etcétera.
Los rasgos identitarios de Huacalera y Colonia San José ( un poblado surgido de la época de la Finca Monterrey) serán distintos, pero bien asumidos por los actuales propietarios de las parcelas ( pues a esto quedó reducida la Finca) darán un apogeo sólido a esta porción de la Quebrada de Humahuaca. En última instancia, si se quiere, la " colonia" establecida por los propietarios empresarios españoles , no hizo sino reeditar la sensación de patronazgo que desde siglos anteriores cobijaba a los nativos. A la vez que los bloqueaba frente a la posibilidad de realizar innovaciones en ámbitos privados.