El diagnóstico por imágenes cumple un papel preponderante en la identificación de aortitis. 1
La angiotomografía aórtica y la resonancia magnética nuclear (RMN) torácica constituyen un recurso indispensable para la discriminación de distintas causas de dolor torácico. No obstante, una vez identificada la aorta como responsable de la sintomatología, existen diversas patologías que pueden generar confusión en el diagnóstico de aortitis, como el síndrome aórtico agudo (hematoma intramural, disección aórtica y la úlcera penetrante aterosclerótica) y los distintos tipos de leaks de prótesis endovasculares.
La inflamación aórtica puede ser de origen infeccioso, autoinmune, paraneoplásico o idiopático. Esta inflamación infecciosa o no infecciosa puede ser identificada con precisión y certeza utilizando técnicas radioisotópicas como la tomografía por emisión de positrones con 18F-fluorodesoxiglucosa (PET 18FDG). 2
Presentamos un paciente asistido inicialmente por dolor torácico donde la PET/TC identificó un proceso inflamatorio aórtico que redefinió el diagnóstico y el tratamiento.
Se trata de un paciente de sexo masculino, de 74 años, tabaquista severo, hipertenso y dislipémico. En una tomografía axial computarizada (TAC) de tórax de control realizada luego de recibir radioterapia por cáncer de laringe, se evidenció una úlcera aórtica penetrante, ateroesclerótica, de 22 mm de diámetro máximo en la cara inferior del segmento yuxtaductal, que fue tratado por vía endovascular con una endoprótesis torácica. Evolucionó con episodios recurrentes de dolor de tórax que motivaron una nueva internación. El cuadro se interpretó como de etiología coronaria, por lo cual se realizó una cinecoronariografía (CCG) con angioplastia y colocación de un stent en el tercio medio de la arteria circunfleja. Por persistencia del dolor, y siempre afebril, debió ser internado en nuestra institución. Se constató al ingreso un recuento leucocitario de 10 600/mm3; eritrosedimentación (ESD), 92 mm/h; proteína C reactiva (PCR), 12,7 mg/dL; troponina T ultrasensible, 117 mg/dL; y hemocultivos negativos. Se realizó una nueva CCG, sin lesiones significativas y con stent permeable. El aortograma torácico descartó disección aórtica y endoleaks protésicos.
Se decidió realizar una PET/TC 18 FDG (Figura 1) y se evidenció en esta un aumento del espesor de la pared del cayado aórtico, con realce del contraste endovenoso y captación del radiotrazador con un índice de captación estandarizado máximo (SUV máx) de 14,4 a predominio del sector medial y en menor medida del inferior. La úlcera se encontraba correctamente excluida, sin evidencias de endofugas ni expansión. La endoprótesis aórtica no presentaba signos de captación patológica.
Con la presunción diagnóstica de aortitis inflamatoria, se solicitaron múltiples marcadores de enfermedades inflamatorias sistémicas, incluidos VDRL, FTA-Abs, FAN en Hep-2, ANCA c y p, HLA-B*51 (para enfermedad de Behçet), e IgG4. Los resultados fueron negativos.
Se interpretó el cuadro como una aortitis aislada poscolocación de endoprótesis aórtica en el contexto de una enfermedad aórtica inflamatoria preexistente. Si bien no puede descartarse definitivamente como diagnóstico diferencial la arteritis de células gigantes -entidad que representa el 70% de las aortitis en mayores de 50 años y compromete a la pared aórtica en un 15% al 22% de los casos en forma difusa o segmentaria, con una alta probabilidad de provocar aneurismas aórticos-, 3 resulta poco probable el diagnóstico en nuestro caso, ya que el paciente no cumplía con los criterios clasificatorios ni con las manifestaciones clínicas clásicas.
Se inició tratamiento con meprednisona, y el paciente evolucionó de manera favorable, con resolución de la sintomatología y normalización de los parámetros inflamatorios (ESD y PCR).
Se realizó una nueva PET/TC con F18-FDG de control evolutivo a los 2 meses (Figura 2), donde se observó persistencia de la actividad metabólica en pared medial e inferior del cayado aórtico, y extensión hacia su sector lateral, y los mismos valores de captación que en el estudio previo.
“Aortitis” es un término inespecífico referido a cambios inflamatorios de la aorta, que generalmente forman parte de una enfermedad inflamatoria sistémica, infecciosa o no infecciosa, con distintas variables clínicas y formas de presentación. Por lo tanto, el diagnóstico exige generalmente un abordaje de imágenes multimodal. 4 En el caso presentado, luego de una angio-TAC inicial y de dos procedimientos invasivos, se realizó una PET/TC que permitió redefinir un diagnóstico inicialmente orientado a la patología coronaria, hacia el diagnóstico de aortitis. La PET-FDG tiene una especificidad del 98%, valor predictivo positivo del 93% y valor predictivo negativo del 80% para la detección de patología aórtica inflamatoria. 5 Estos datos también son relevantes para el seguimiento y tratamiento de estos pacientes, de acuerdo con la actividad inflamatoria hallada en las imágenes, sumada a los datos clínicos y serológicos evolutivos. 6