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Anuario de investigaciones
versão On-line ISSN 1851-1686
Anu. investig. v.16 Ciudad Autónoma de Buenos Aires jan./dez. 2009
PSICOANÁLISIS
Contraposición del concepto de tipo anaclítico de elección de objeto en Freud y Lacan
Contrast of the anaclitic object-choice concept in Freud and Lacan
Mazzuca, Roberto1; Mazzuca, Santiago2; Surmani, Florencia3
1 Mazzuca, Roberto; Licenciado en psicología. Profesor en filosofía. Profesor consulto, UBA. Director del proyecto UBACyT (2008-2010) "El concepto de identificación: sus transformaciones, variedades y relaciones con la estructura de la histeria en el último período de la
obra de J. Lacan (1974-1981)". E-mail: mazzuca@psi.uba.ar
2 Mazzuca, Santiago; Licenciado en Psicología. Psicoanalista. Docente UBA. Participante en los proyectos UBACyT PO34 (2000-03), P091(2004-07) y P036 (2008-10).
3 Surmani, Florencia: Licenciada en Psicología (UBA). ATP de la Cátedra II de Psicoanálisis Escuela Francesa y de la Cátedra II de Psicopatología,
Facultad de Psicología, UBA. Participante en el Proyecto UBACyT (2006-09) P805.
Resumen
Este trabajo articula el concepto freudiano de elección
de objeto de tipo anaclítico con el concepto lacaniano
de relación anaclítica, examinando sus relaciones, semejanzas
y diferencias. En primer lugar, se delimita el
concepto freudiano, se subraya la complejidad de sus
relaciones con otros conceptos de la teoría de Freud, y
se destaca las dificultades de comprensión en los desarrollos
posfreudianos, derivadas de esa complejidad. En
segundo lugar, se delimita el concepto lacaniano, o más
bien, los dos conceptos de relación anaclítica que Lacan
elabora en momentos distantes de su obra. Uno, en
el Seminario 4, donde construye ese concepto sobre el
eje del erotismo y la intersubjetividad, excluyendo los
componentes de las pulsiones yoicas (núcleo del concepto
freudiano). Otro, en el Seminario 16, donde la relación
anaclítica queda ubicada como característica
esencial de la estructura perversa en oposición a la relación
narcisista, propia de la neurosis.
Palabras clave: Elección de objeto de tipo anaclítico; Elección de objeto de tipo narcisista; Relación Anaclítica; Perversión
Abstract
This work articulates the Freudian concept of Anaclitic
Object-Choice with the Lacanian concept of Anaclitic
Relation by examining their relations, similarities and
differences. First, the Freudian concept is delimited and
the complexity of its relations to other concepts of the
Freudian theory is highlighted, pointing out the difficulties
in understanding post-Freudian developments stemming
from such complexity. Secondly, the Lacanian concept
is delimited, or rather both concepts of anaclitic
relation developed by Lacan in different moments of his
work are described. The first concept, presented in
Seminar 4, Lacan builds a concept over the eroticism
and intersubjectivity axis, excluding the id's drives components
(the core of the Freudian concept). The other
concept is presented within Seminar 16, where the anaclitic
relation is considered an essential characteristic of
the perverse structure in opposition to the Narcissistic
relationship, which is typical of neurosis.
Key words: Anaclitic object-choise; Narcissism object-choise; Anaclitic relation; Perversion
0. Introducción
Siempre resulta una tarea compleja articular los conceptos
freudianos y lacanianos ya que, aun dentro del
movimiento de retorno a Freud promovido por el psicoanalista
francés, éste produce diferencias significativas
con los conceptos formulados por el fundador del psicoanálisis.
Esto, que es válido para conceptos fundamentales
como los de inconsciente (en que el mismo
Lacan distingue entre "el inconsciente freudiano y el
nuestro"1), transferencia, repetición, yo, superyó, etc.,
también se verifica en conceptos marginales como la
cuestión del anaclitismo que examinaremos en este
trabajo. Si bien Lacan toma esta noción de Freud, la
formula ya inicialmente con un cierto desfasaje respecto
de la noción freudiana. Esta fractura inicial se desarrolla
de tal manera que termina por producir consecuencias
en algunos aspectos contrapuestas a la teoría freudiana.
Esta oposición alcanza su distancia máxima en el
transcurso del Seminario 16 "De un Otro al otro" en que
Lacan asocia íntimamente las nociones de anaclitismo y
perversión al postular que la relación anaclítica constituye
la esencia de la estructura perversa. En la teoría de
Freud, por el contrario, la perversión se asocia preferentemente
con el tipo narcisista de elección de objeto.
Este trabajo2 intentará delimitar con precisión el concepto
de relación anaclítica en Freud y Lacan, identificar los
rasgos que lo distinguen en uno y otro autor y mostrar
su contraposición.
1. La cuestión del anaclitismo en Freud
El término anaclitismo fue introducido en la literatura
psicoanalítica a partir de las traducciones inglesas y, en
especial, difundido por J. Strachey a partir de la publicación
de la Standard Edition (8, nota 9, p.84). Corresponde
al término alemán Anlehnung, utilizado por Freud,
cuyo significado es apoyo (o apoyo contra, como aclara
Lacan en el Seminario 4 (18, p.85); también se traduce
por apuntalamiento. Freud lo utiliza para destacar que
las pulsiones sexuales inicialmente "se apoyan" en las
pulsiones de conservación y sólo ulteriormente se autonomizan
y obtienen su satisfacción de manera independiente.
De esta manera, por ejemplo, la libido oral se
satisface inicialmente en la alimentación y posteriormente
encuentra su cauce en el chupeteo como actividad
diferenciada de aquélla.
Las dos principales ediciones de la obra de Freud en
castellano utilizan preferentemente los términos apoyo y apuntalamiento para traducir Anlehnung. Pero el término anaclítico ha adquirido un uso translingüístico a
partir de la difusión e influencia de la Standard Edition.
Lacan utiliza siempre este último término.
El núcleo del concepto de anaclitismo en Freud
Tal como lo indica el mismo Strachey, el núcleo de la
noción de anaclitismo -o sea, que la satisfacción de las
pulsiones sexuales se obtiene inicialmente junto con la
de las pulsiones de conservación y depende de ella, y
que sólo secundariamente se separan y la primera adquiere
autonomía con respecto a la otra- está presente
desde la primera edición de los Tres ensayos sobre la
teoría sexual en 1905. Por ejemplo, Freud afirma en ese
momento en el apartado "Las exteriorizaciones de la
sexualidad infantil" del segundo ensayo que "la zona
anal, a semejanza de la zonal de los labios, es apta por
su posición para proporcionar un apuntalamiento de la
sexualidad en otras funciones corporales (p. 168). O también,
en el "Resumen" con que concluye ese texto: "ya en
el acto de ingerir alimento goza también una satisfacción
sexual que después busca crearse, una y otra vez, en la
bien conocida actividad del 'chupeteo' (p. 212)".
En ese momento, Freud también formula ya claramente
la consecuencia de esta particularidad inicial de la satisfacción
sexual respecto de la elección de objeto, es decir,
que los objetos originarios de la pulsiones sexuales
no pueden ser otros que los mismos con que se satisfacen
las pulsiones de conservación. Freud designa a
estos objetos sexuales proporcionados por las pulsiones
del yo con los términos "elección infantil de objeto" (2,p.182 y 208), o también "elección infantil primaria" u "objetos de la elección infantil primaria" (6, p.174).
Sin embargo, ambos conceptos, tanto el de apoyo pulsional
como el de elección de objeto, se consolidan y se
delimitan más claramente recién en la tercera edición
de los Tres ensayos... de 1915, es decir, después de la
publicación de Introducción del narcisismo en 1914.
Lacan siempre recuerda que la teoría de la libido y sus
distinciones principales (en relación con nuestro tema
hay que destacar la distinción entre libido yoica y libido
objetal), aunque constituye una parte sustancial de los Tres ensayos..., fue agregada recién en la tercera edición
de ese texto, en 1915. Lo mismo ocurre con los
párrafos y apartados donde se desarrolla de manera
más precisa y detallada los conceptos de anaclitismo
pulsional y del tipo anaclítico de elección de objeto. Por
ejemplo, "la actividad sexual no se ha separado todavía
de la nutrición, [...]. El objeto de una actividad es también
el de la otra" (2, p.180). O la muy citada nota 22 del
tercer ensayo3 "El psicoanálisis enseña que existen dos
caminos para el hallazgo de objeto; en primer lugar, el
mencionado en el texto, que se realiza por apuntalamiento en los modelos de la temprana infancia; y en segundo lugar, el narcisista, que busca al yo propio y lo
reencuentra en otros (2, p.203)".
El mismo término Anlehnung es usado por primera vez
en referencia a la elección de objeto: Anlehnungstypus,
en 1914 en la Introducción del narcisismo (8, nota 9,
p.84). Esto se entiende claramente ya que el tipo anaclítico
de elección de objeto se define por oposición al de
elección narcisista donde el objeto es el propio yo o una
parte de la propia persona4, como se verifica en la nota
agregada a los Tres ensayos... recién mencionada, o
como afirma Freud en Introducción del narcisismo: "Junto
a este tipo y a esta fuente de la elección de objeto que
puede llamarse el tipo del apuntalamiento [tipo anaclítico],
la investigación analítica nos ha puesto en conocimiento
de un segundo tipo que no estábamos predispuestos
a descubrir. [...] el tipo de elección de objeto
que ha de llamarse narcisista (p.84-5)5". O un poco más
adelante, resumiendo este tema, "todo ser humano tiene
abiertos frente a sí ambos caminos para la elección
de objeto, pudiendo preferir uno o el otro. Decimos que
tiene dos objetos sexuales originarios: él mismo y la
mujer que lo crió [...] (p.85)".
Las transformaciones producidas entre la publicación
de los Tres ensayos... en 1905, por una parte, y la Introducción
del narcisismo de 1914 y la tercera edición de
aquel texto en 1915, por la otra, no transcurren sin dejar
ciertas marcas o cicatrices de la tensión entre anaclitismo
y narcisismo. En efecto, inicialmente en la teoría
freudiana el anaclitismo es primario, y por lo tanto, los
primeros objetos sexuales son decididamente el pecho
y la madre, objetos exteriores que se distinguen de la
propia persona que queda en una posición de dependencia
respecto de ellos; como vimos, la satisfacción
alimentaria es primaria, el chupeteo es secundario:"desasida de la actividad de la alimentación, ha resignado
el objeto ajeno a cambio de uno situado en el cuerpo
propio (2, p.180). O bien, "cuando la primerísima satisfacción
sexual estaba todavía conectada con la nutrición,
la pulsión sexual tenía un objeto fuera del cuerpo
propio: el pecho materno. Lo perdió solo más tarde [...],
p.202)". Por el contrario, una vez introducido el concepto
de narcisismo el yo resulta el primer objeto de la libido
y su lugar de almacenamiento, la libido yoica antecede
a la libido objetal. Esto genera ciertas fracturas; si bien el estadio narcisista es secundario respecto del autoerotismo,
el mismo concepto de autoerotismo indica
que el objeto es parte del propio cuerpo. El objeto originario
de las pulsiones sexuales ya no es un objeto exterior.
Sin embargo, Freud nunca resigna la noción de
anaclistismo por la cual los primeros objetos libidinales
coinciden con los de las pulsiones de conservación.
Como se verifica en el párrafo mencionado recientemente,
Freud sutura la cuestión afirmando "el ser humano
tiene dos objetos sexuales originarios: él mismo y la
mujer que lo crió".
Se debe examinar otras cuestiones problemáticas, además
de la señalada, que surgen en torno a la noción de
ana clitismo al establecer conexiones con otros conceptos
de la teoría freudiana. Es lo que haremos a continuación.
Las fuentes de la elección de objeto de tipo anaclítico
Hasta aquí hemos visto que la elección de la madre como
primer objeto de las pulsiones sexuales -que Freud considera
el comienzo de una serie, conformada por las
otras personas que la suceden en el cuidado del niño, en
especial la figura del padre protector- proviene de que
simultáneamente son los objetos de las pulsiones yoicas
o de conservación. Si bien esto constituye el núcleo del
concepto de elección de objeto de tipo anaclítico, Freud
introduce, ya desde 1905, una segunda fuente o componente
de esa relación que, si bien es presentada como un
agregado o un refuerzo, resultará fundamental para entender
la lectura que Lacan hace de estos conceptos
freudianos.
Esta segunda fuente proviene del exterior, de los objetos
mismos, tanto de su actividad como de la intencionalidad
de su deseo inconsciente. Por una parte, la persona que
cuida al niño constituye por lo regular "una fuente continua
de excitación y de satisfacciones sexuales a partir de
las zonas erógenas" (2, p.203). Pero además "por el hecho
de que esa persona -por regla general, la madre- dirige
sobre el niño sentimientos que brotan de su vida
sexual, lo acaricia, lo besa y lo mece, y claramente lo
toma como sustituto de un objeto sexual de pleno derecho" (ibidem, el subrayado me pertenece: "zum Ersatz für ein vollgültiger Sexualobjekt nimmt [1, p.126]").
En un texto intermedio entre los ensayos y la introducción
del narcisismo, leemos: "las pulsiones sexuales
hallan sus primeros objetos apuntalándose en las estimaciones
{Schätzung} de las pulsiones yoicas, del mismo
modo como las primeras satisfacciones sexuales se
experimentan apuntaladas en las funciones corporales
necesarias para la conservación de la vida. La 'ternura' de los padres y personas a cargo de la crianza, que rara
vez desmiente su carácter erótico ('el niño es un juguete
erótico'), contribuye en mucho a acrecentar los aportes
del erotismo a las investiduras de las pulsiones en el
niño y a conferirles un grado que no podrá menos que
entrar en cuenta en el desarrollo posterior, tanto más si ayudan algunas otras circunstancias" (6, p.174).
Como se ve, se trata aquí, no de la madre como objeto
sexual del niño, sino de éste como objeto sexual de
aquélla. Este componente no viene sólo a complejizar la
composición del concepto de relación anaclítica de objeto
sino que lo cambia de registro: ya no se trata del
apoyo en las pulsiones sino de una relación intersubjetiva
en la medida en que incluye al otro sujeto como
fuente de estímulos sexuales y, sobre todo, al otro obteniendo
satisfacciones sexuales a expensas del niño. No
se trata de los objetos elegidos por el niño, sino de éste
como objeto del otro.
Veremos luego que en la noción de anaclitismo que
construirá Lacan, esta dimensión intersubjetiva pasará a ser el núcleo fundamental de ese tipo de elección de
objeto. El rasgo de apoyo en las pulsiones de conservación,
por el contrario, núcleo de la noción freudiana, resultará indiferente en la elaboración lacaniana.
Cabe agregar, sumando complejidad a la teoría, que
este componente intersubjetivo se cumple también en el
otro tipo de elección de objeto, el narcisista. De esa
manera, el narcisismo del niño no consiste solamente
en tomarse a sí mismo como objeto sexual, sino en
constituirse en representante del narcisismo de los padres;
narcisismo, el de los padres, que constituye la
fuente principal del narcisismo infantil.
El valor diferencial de los dos tipos de elección de objeto respecto de lo normal y lo patológico
Ambos tipos de elección de objeto, anaclítico y narcisista,
constituyen momentos y aspectos del desarrollo normal,
presentes en todo individuo. Pareciera, sin embargo, que
no tienen el mismo valor en relación con lo patológico.
Encontramos, en efecto, algunos desarrollos freudianos
que ubican la preponderancia del primero como característico
del desarrollo normal, y al segundo, como resultado
de una perturbación de ese desarrollo.
En el mismo momento en que Freud introduce la distinción
entre el tipo anaclítico y narcisista de elección de
objeto, en un párrafo que ya ha sido citado parcialmente,
agrega: "Hemos descubierto que ciertas personas,
señaladamente aquellas cuyo desarrollo libidinal experimentó una perturbación (como es el caso de los perversos
y los homosexuales), no eligen su posterior objeto
de amor según el modelo de la madre, sino según el de
su persona propia." (8, p.85)
Las referencias podrían multiplicarse. En la nota agregada
a los ensayos en 1915, también ya mencionada
parcialmente, por ejemplo, puede leerse: "Este último
[el tipo narcisista de elección de objeto] tiene particular
importancia para los desenlaces patológicos, pero cae
fuera del contexto que tratamos aquí." (2, p.203)
Estas consideraciones freudianas sobre el papel patológico
de la elección narcisista de objeto se insertan en la
teoría que Freud construye acerca de las distintas etapas
por las que transcurre la elección objetal desde la
niñez hasta la del adulto, teoría que pasaremos a considerar
brevemente a continuación, no sin antes subrayar
que esta relación con lo patológico, y especialmente
con la perversión, constituirá otro de los aspectos contrapuestos
de la concepción lacaniana.
El eje diacrónico en la elección de objeto
La elección de objeto es uno de los aspectos con que
Freud caracteriza la historia del desarrollo de la libido,
es decir, esta elección está sujeta a diversas transformaciones
en el transcurso del desarrollo, desde el momento
inicial -en que las satisfacciones sexuales del
niño se confunden con las de la nutrición proporcionada
por la madre (elección originaria infantil de objeto)-, pasando
por los momentos posteriores de la infancia, la
etapa de latencia, hasta la elección de objeto de la pubertad
y el pleno amor de objeto del adulto. Este camino
raramente se recorre sin obstáculos o perturbaciones.
Detengámonos brevemente en esta secuencia establecida
en la teoría freudiana.
Ante todo, hay que señalar una ambigüedad semántica,
ya que en los Tres ensayos... el término elección de objeto
parece a veces tener como referencia el conjunto de
esa secuencia, pero otras veces sólo una parte de ella.
Por ejemplo, el apartado [5] del tercer ensayo "El hallazgo
de objeto" responde a la primera connotación mencionada:
inicialmente, en la simultaneidad de la satisfacción
sexual y la de nutrición, la pulsión sexual tenía un objeto
fuera del cuerpo propio, el pecho materno, destinado a
ser abandonado (párrafo ya citado, p.202). Después,
continúa afirmando Freud, "la pulsión sexual pasa a ser
regularmente autoerótica, y solo superado el período de
latencia se restituye la relación originaria" (p.202-3).
En otros lugares de ese texto, en cambio, Freud parece
reservar el término elección de objeto para una etapa
más tardía que se cumple en dos tiempos, proceso al
que postula como típico. Por ejemplo, en el segundo
ensayo lo plantea de esta manera: "La elección de objeto
se realiza en dos tiempos, en dos oleadas. La primera
se inicia entre los dos y los cinco años, y el período de
latencia la detiene o la hace retroceder; se caracteriza
por la naturaleza infantil de sus metas sexuales. La segunda
sobreviene en la pubertad y determina la conformación
definitiva de la vida sexual." (p. 181-2) Lo importante
a señalar es que esta ambigüedad semántica, que
reposa en la extensión o momentos temporales en que
se aplica, reposa sobre otra que, usando el término inventado
por Lacan, podemos decir que se aplica a la intensión del concepto, el cual parece no abarcar por
igual a los dos tipos de elección de objeto, anaclítico y
narcisista, sino referirse fundamentalmente al primero
de ellos. Como si el término elección de objeto se aplicara
sobre todo a la relación con un objeto externo, es
decir, anaclítico, y no cuando el objeto recae en la propia
persona. Esto se verifica en el párrafo citado en el cual la expresión "Los dos tiempos de la elección de
objeto" que constituye el título del apartado, no se aplica
al pasaje de un objeto exterior al del cuerpo propio, de
la elección anaclítica a la elección narcisista (tal como lo
examina en el tercer ensayo), sino solamente al tipo
anaclítico de elección de objeto.
Las consecuencias de la elección infantil de objeto se
prolongan hasta una época tardía. Durante la latencia,
sin embargo, las elecciones de objeto anaclíticas se
conservan y continúan, pero solamente en su vertiente
tierna (p.182). Cuando en la pubertad resurge la corriente
sensual, ésta conduce a "investir con montos libidinales
más intensos los objetos de la elección infantil
primaria" (6, p.175) y así entra en conflicto con la barrera
del incesto erigida durante la latencia. Simultáneamente,
surge el afán de pasar "desde esos objetos, inapropiados
en la realidad, hacia otros objetos, ajenos,
con los que pueda cumplirse una real vida sexual" (ib.).
Aún así, "estos últimos se escogen siempre según el
arquetipo (la imago) de los infantiles [...] (ib.)".
El desplazamiento libidinal desde los objetos infantiles a
la pareja sexual adulta (Freud recuerda el precepto bíblico:
dejarás a tu padre y a tu madre) se acompaña de
otro proceso decisivo, el desasimiento de la autoridad
de los padres. El conjunto de este recorrido está expuesto
a perturbaciones, especialmente fijaciones e inhibiciones."Así hay personas que nunca superaron la
autoridad de los padres y no les retiraron su ternura o lo
hicieron solo de modo muy parcial" (2, p.207) Cuando
esto ocurre en el caso de las muchachas, pasan a ser "esposas frías y sexualmente anestésicas" (ib.). Cuanto
más nos aproximamos a las perturbaciones más profundas
del desarrollo psicosexual, más se hace evidente la
importancia de la elección incestuosa de objeto.
Y aun aquellas personas que han superado felizmente
las fijaciones incestuosas de la libido, nunca se sustraen
enteramente a ellas. Se expresan en la frecuencia
con que los adolescentes de ambos sexos tienen como
primer gran enamoramiento una mujer madura o un
hombre mayor. Y tienen consecuencias de diferente tipo
en la vida sexual adulta (p.208). En este punto no encontramos
una contraposición de Lacan con Freud. Por
el contrario, Lacan se apuntalará en la concepción freudiana
para polemizar con las corrientes psicoanalíticas
que promueven el ideal de una supuesta relación de
objeto genital madura.
Finalmente, cabe señalar otra ambigüedad en cuanto a la
continuidad (o renovación) de la elección anaclítica en la
pubertad y la adultez. Puede entenderse de dos maneras,
la primera de ellas, plena; la segunda, restringida. El
primer caso es el de las relaciones incestuosas, ya mencionado,
en que la carga de libido de los objetos es activa
y actual. En el segundo caso, ya abandonados los objetos
infantiles, queda una secuela de la elección primaria
de objeto que se reduce al hecho de que los nuevos objetos,
es decir, las parejas sexuales, son elegidas con el "modelo" de los objetos infantiles (también Freud utiliza
los términos "arquetipo" e "imago"), es decir, con rasgos
análogos a los de la figura materna o paterna.
Podemos verificar la distinci&o acute;n entre ambos casos en un
párrafo como el siguiente: "en la pubertad se añade la
poderosa corriente sensual que [...] nunca deja de transitar
por aquellos tempranos caminos y de investir, ahora
con montos libidinales más intensos, los objetos de la
elección infantil primaria. Pero como tropieza con la
barrera del incesto [...] exteriorizará el afán de hallar el
paso desde esos objetos [...] hacia otros objetos, ajenos,
con los que pueda cumplirse una real vida sexual.
Es cierto que estos últimos se escogen siempre según
el arquetipo (la imago) de los infantiles [...]." (6, p.175.
Esas dos elecciones objetales, tan diferentes, quedan
comprendidas dentro de la misma categoría de elección
de objeto de tipo anaclítico. Y aún podría distinguirse
una tercera acepción, intermedia, cuando ya no se trata
de los objetos infantiles, sino de otros, pero con los cuales
se reproduce el tipo del vínculo que los caracterizó.
Por ejemplo, "lo hace siguiendo en todo el modelo de
sus vínculos de lactante con la nodriza y prosiguiéndolos
(2, p.203)".
La homosexualidad de Leonardo
Estas referencias freudianas a las perturbaciones derivadas
del apego a las elecciones anaclíticas de objeto, nos
muestran que la patología no se asocia solamente con
las fijaciones de las elecciones narcisistas de objeto,
como sostiene Freud. Pero éste no es muy consistente
en este punto. Por una parte, afirma de manera general
la asociación entre fijaciones narcisistas y patología, especialmente
perversión y homosexualidad. Para tomar
una referencia de un texto no citado hasta ahora: "Una
fuerte fijación libidinal en el tipo narcisista de elección de
objeto ha de computarse en la disposición a la homosexualidad
manifiesta" (12, p.388). Por otra parte, en el
texto dedicado a Leonardo (27) y en la nota que con este
tema agrega en 1910 a los Tres Ensayos... explica que la
posición homosexual de este gran hombre del Renacimiento
se deriva de una intensa fijación incestuosa con la
figura materna. En vez de superar esta fijación abandonándola,
se toma el camino de identificarse con la madre
y desde esa posición busca hombres jóvenes parecidos
a su propia persona a quienes ama como la madre lo
había amado (2, nota 13, p.132). Vemos entonces que en
este caso la elección narcisista de objeto es consecuencia
de una fijación incestuosa, es decir, fijación de la
elección de objeto anaclítica.
Sin embargo, resulta notable que esta teoría de la homosexualidad
(en rigor, de un tipo de homosexualidad, ya
que Freud considera que hay otras formas posibles aunque
nunca las ha puntualizado formalmente) que articula
solidariamente ambos tipos de elección objetal -que no
es abandonada por Freud, ya que la retoma en otros
trabajos (28)- no es mencionada explícitamente, ni en el momento de introducir el narcisismo en el texto de 1914,
ni en los párrafos y notas agregados a la edición de 1915
de los Tres ensayos.... Esta omisión resulta más sorprendente
todavía porque esos textos de 1910: el artículo
sobre Leonardo y la nota 13 agregada a aquel texto, anticipan
nítidamente las dos formas posibles, anaclítica y
narcisista, de elección de objeto y su oposición.
En nuestra opinión, esta constelación subjetiva en que
Freud articula solidariamente la identificación con la
madre y la elección de objeto narcisista, deja una fuerte
impronta en la elaboración lacaniana. Hemos formulado
en otros lugares la hipótesis de que esa constelación
freudiana constituye la matriz del esquema de los dos
espejos, propuesto por Lacan en el Seminario 1 y desarrollado
hasta un momento muy avanzado de su obra.
Esquema en que Lacan pone en relación la identificación
simbólica del ideal del yo con la identificación imaginaria
que constituye el yo ideal. En todo caso, en lo
que atañe al tema de este trabajo, debe tenerse en
cuenta esa teoría freudiana para entender y resolver
algunas afirmaciones de Lacan que, de otro modo, permanecerían
enigmáticas o sin fundamento.
El tipo de elección de objeto en uno y otro sexo
Debemos tener en cuenta otros aspectos y matices de
la compleja teoría freudiana para entender el modo en
que Lacan retoma la noción de anaclitismo. Entre ellos,
su relación con la comparación entre sexos donde se
presentan diferencias fundamentales, aunque no regulares,
en cuanto al tipo de elección de objeto. Freud
postula que "El pleno amor de objeto según el tipo de
apuntalamiento es en verdad característico del hombre" (8, p.85).Por el contrario, "Diversa es la forma que presenta
el desarrollo en el tipo más frecuente, y con probabilidad
más puro y más genuino, de la mujer. Con el
desarrollo puberal [...] sobreviene un acrecimiento del
narcisismo originario [...] desfavorable a la constitución
de un objeto de amor en toda regla, dotado de sobreestimación
sexual. [...]. Tales mujeres sólo se aman, en
rigor, a sí mismas, con intensidad pareja a la del hombre
que las ama" (p.85-6).
Esta distinción entre ambos sexos resulta complementaria
porque "se evidencia que el narcisismo de una
persona despliega gran atracción sobre aquellas otras
que han desistido de la dimensión plena de su narcisismo
propio y andan en requerimiento del amor de objeto" (ib.). Pero esta complementariedad no impide al mismo
tiempo ser fuente de malestar en las relaciones del
hombre con la mujer ya que "buena parte de la insatisfacción
del hombre enamorado, la duda sobre el amor
de la mujer, el lamentarse por los enigmas de su naturaleza,
tienen su raíz en esta incongruencia entre los dos
tipos de la elección de objeto" (ib.).
Aun cuando Freud admite que la extensión de esta distinción
no es universal: "estoy dispuesto a conceder que un
número indeterminado de mujeres ama según el modelo
masculino y despliega la correspondiente sobreestimación
sexual" (ib.), sin embargo la considera típica.
La sobreestimación sexual y el pleno amor de objeto
Esta teoría que diferencia los sexos según el predominio
de uno y otro tipo de elección objetal, incluye como
componente, como se ve en los párrafos citados, otro
importante concepto freudiano, el de "sobreestimación",
en este caso, "sobreestimación sexual". Este concepto,
fundamental en la teoría del narcisismo y en la economía
de las relaciones entre yo, ideal del yo y objeto,
tiene como referencia el trasvasamiento de la libido yoica
al objeto y al ideal, o sea, implica una transformación
de aquélla en libido objetal. La sobreestimación sexual
marca el punto máximo de trasvasamiento, es decir, el
yo se empobrece libidinalmente a favor de la exaltación
del objeto de amor. Lacan la relaciona con el fenómeno
cultural del amor cortés. Más adelante, Freud completará esta noción ya presente en Introducción del narcisismo formulando que el objeto ocupa el lugar del ideal del
yo -en virtud de lo cual resulta susceptible, entre otras
consecuencias, de levantar represiones-, circunstancia
que se cumple en el enamoramiento, la hipnosis y en la
relación de la masa con el jefe (28).
En los textos de Freud que estamos examinando para
este trabajo, el concepto de sobreestimación sexual
aparece conjugado con otro término cuya definición resulta
menos precisa, el de pleno amor de objeto. Por
una parte, parece coincidir con el de sobreestimación
en la elección de objeto anaclítica, ya que el pleno amor
de objeto característico del hombre según el tipo de
apuntalamiento "exhibe esa llamativa sobreestimación
sexual que sin duda proviene del narcisismo originario
del niño y, así, corresponde a la transferencia de ese
narcisismo sobre el objeto sexual. Tal sobreestimación
sexual da lugar a la génesis del enamoramiento, ese
peculiar estado que recuerda a la compulsión neurótica
y se reconduce a un empobrecimiento libidinal del yo en
beneficio del objeto" (8, p.85).
Por otra parte, sin embargo, el pleno amor de objeto es
compatible también con el tipo narcisista de elección de
objeto, situación que se verifica en la mujer, no en su
relación con el hombre, sino como madre: "Aun para las
mujeres narcisistas, las que permanecen frías hacia el
hombre, hay un camino que lleva al pleno amor de objeto.
En el hijo que dan a luz se les enfrenta una parte de
su cuerpo propio como un objeto extraño al que ahora
pueden brindar, desde el narcisismo, el pleno amor de
objeto" (p.86).
Hemos introducido estos conceptos para desplegar brevemente
la complejidad de la teoría freudiana en relación
con el concepto de elección de objeto de tipo anaclítico
y, en especial, destacar las dificultades de comprensión
que a veces se producen por el hecho de que la sobreestimación en el pleno amor de objeto según el tipo
anaclítico proviene del narcisismo infantil por una parte,
y por otra, que ese pleno amor de objeto se puede cumplir
también en la elección de tipo narcisista en que el
niño es considerado como habiendo formado parte del
cuerpo materno según la concepción de Freud. Todas
estas distinciones resultan decisivas para esclarecer
tanto la lectura que Lacan hace del anaclitismo freudiano
como el desarrollo de su propio concepto de relación
anaclítica. Y sobre todo las críticas que formula a los
posfreudianos que confunden la libido yoica con la elección
de objeto de tipo narcisista.
2. La relación anaclítica en la obra de Lacan
En los comienzos de su enseñanza, Lacan se ocupa, no
tanto del concepto freudiano de relación anaclítica (éste
es el término con que usualmente designa la elección de
objeto de tipo anaclítico), sino de los desarrollos de los
analistas posfreudianos a partir del mismo, en los cuales
se acentúa el rasgo de dependencia que lo caracteriza
Lacan se interesa en estos desarrollos sobre todo para
criticar la noción de "relación genital" erigida como norma
ideal para el adulto y como una de las metas de la cura
psicoanalítica. Esta crítica acerba continúa a lo largo de
toda su obra. En algunos lugares se refiere a aquella
noción como "la pastoral" psicoanalítica (cf. Seminario 7)
u otros términos igualmente sarcásticos.
En esta crítica, Lacan se pone del lado de Freud, mostrando
que los rasgos definidos por éste para los diferentes
tipos de relación de objeto no justifican esos desarrollos
posfreudianos. Sin embargo, poco después la
crítica se extiende también a Freud, a quien acusa de
cometer flagrantes contradicciones en el despliegue de
su teoría sobre los dos tipos de relación objetal. Y presenta
su propio concepto de relación anaclítica en que
la dependencia ocupa un lugar central pero inverso al
del concepto freudiano: el dependiente es el objeto,
tanto en la relación infantil como en la adulta. Es decir,
en el primer caso, la madre depende del niño; en el segundo,
la mujer depende del hombre.
Finalmente, el concepto se transforma profundamente
quedando ubicado como la esencia de la "perversión":
se trata de la estructura perversa, no de la perversión
como patología.
Los comienzos
Ya en el Seminario 1 encontramos referencias a la cuestión
del anaclitismo en Freud. No se trata de que Lacan
haya elegido este tema para desarrollarlo, sino de una
presentación a cargo de S. Leclaire del texto freudiano Introducción del narcisismo. Lacan intercala en el transcurso
de la exposición de Leclaire algunos comentarios
propios que resultan muy indicativos sobre su posición
respecto de este tema.
Ante todo, formula una aclaración sobre el rasgo de
dependencia acentuado por los posfreudianos: "La noción
de Anlehnung no carece de relación con la noción
de dependencia desarrollada posteriormente. Pero es
una noción más amplia y más rica" (18, p.201). Pero,
sobre todo, interviene para descartar que la teoría freudiana
pueda usarse como fundamento de la pseudonoción
de relación genital promovida por algunas corrientes
psicoanalíticas: "Freud hace una lista de los
diferentes tipos de fijación amorosa que excluye toda
referencia a lo que podría llamarse una relación madura,
ese mito del psicoanálisis" (ib.) Esta crítica encuentra
su continuación en párrafos posteriores de la misma
clase. Promediando ésta, Lacan se pregunta: "¿qué es
el fin del tratamiento? ¿Es acaso análogo a la finalización
de un proceso natural? ¿El amor genital -ese El
Dorado prometido de los analistas, y que con toda imprudencia
prometemos a nuestros pacientes- es acaso
un proceso natural?" (p.211).
Después, Lacan introduce los componentes elementales
de la noción freudiana: "Existe ante todo, en el campo
de la fijación amorosa, de la Verliebheit, el tipo narcisístico.
[...]. Es el Narzissmustypus. El Anlehnungstypus no es menos imaginario, pues está fundado también en
una inversión de identificación. El sujeto se ubica entonces
en una situación primitiva. Ama a la mujer que alimenta
y al hombre que protege." (p.201). Se ve bien
que Lacan presenta en lo esencial los conceptos de
Freud, aunque sorprende la mención a "una inversión
de identificación". Eso no corresponde a la teoría freudiana,
es una pincelada que lleva el sello de la perspectiva
de Lacan. No resulta sencillo interpretar esa referencia.
Creo que debe recurrirse al texto original de
Lacan6, donde se verifica que alude a una reversión.
Esto permite conjeturar que se refiere a la transformación
de una identificación con el objeto en una relación
de objeto. Me he ocupado en otro lugar de la continuidad
entre esos dos conceptos en Lacan, en quien la
relación de objeto implica siempre una identificación
con el mismo (31).
Sobre el final de la clase, Lacan retoma el tema del enamoramiento: "hay que comprender qué es la Verliebheit,
el amor. El amor es un fenómeno que ocurre a nivel de lo
imaginario, y que provoca una verdadera subducción de
lo simbólico, algo así como una anulación, una perturbación
del ideal del yo. [...]. Observen que en el momento
en que se produce esta confusión, no hay ya ninguna
regulación posible del aparato. Dicho de otro modo, cuando
se está enamorado, se está loco, como lo expresa el
lenguaje popular" (p.215-6). Resulta muy interesante el
comentario que sigue, referido al personaje de Goethe,
donde se ve que Lacan está familiarizado y hace suyas
las íntimas relaciones que Freud establece entre relación
anaclítica y narcisismo: "Quisiera ilustrar aquí la psicología
del flechazo. Recuerden a Werther cuando ve por
primera vez a Lotte cuidando un niño. Es una imagen
perfectamente satisfactoria del Anlehnungstypus en el
plano anaclítico. [...] habrá que elucidar, la próxima vez,
por qué ese apego es fundamentalmente mortal. Esto es
el amor. En el amor se ama al propio yo, al propio yo
realizado a nivel imaginario." (ib.)
La tríada imaginaria
En el Seminario 4 "Las relaciones de objeto" encontramos
el primer desarrollo importante de Lacan mismo
sobre el concepto de relación anaclítica. El tema es introducido
como una cuestión marginal en relación con la
investigación de la tríada imaginaria madre-niño-falo
sostenida por el padre como cuarto término simbólico,
cuaternario que en el seminario siguiente servirá de
base para el desarrollo de los tres tiempos del Edipo.
Para Lacan, la relación del niño con la madre no constituye
una pareja sino un triángulo. En efecto, el niño no
está solo con la madre, entre ambos está el falo como
objeto imaginario del deseo materno. Esta constelación
resulta introducida por la madre (siempre que se trate
de una madre que se ha ubicado regularmente según el
Edipo freudiano, es decir, en posición de espera del falo
por parte del padre en la forma del hijo). En esos casos
el niño no necesita hacer nada para identificarse de
entrada en el lugar del falo, es la madre quien lo ubica
en ese lugar. Posteriormente, el niño comienza a advertir
un desfasaje entre él y el falo, se percata de que la
madre, a través de él apunta a otra cosa, al falo que
está más allá de él y, en un Edipo normal, se ve llevado
a abandonar esa identificación. Es en este contexto
conceptual que surge la referencia de Lacan a la relación
anaclítica: "Haré una observación lateral sobre las
fórmulas que hallamos en Freud para introducir la distinción
entre la relación anaclítica y la relación narcisista.
Son muy singulares, incluso paradójicas." (p.85).
Inmediatamente prosigue: "En los tipos de relación libidinal
en el adolescente, Freud distingue dos tipos de
objeto de amor, el objeto de amor anaclítico, que lleva la
marca de una dependencia primitiva respecto de la madre,
y el objeto de amor narcisista, modelado en base a
la imagen narcisista del sujeto, que aquí hemos tratado
de elaborar mostrando su raíz en la relación especular
con el otro" (ib.).
Hasta aquí, pura teoría freudiana, aun con el agregado
de la organización especular. Sin embargo, abruptamente,
surge la crítica: "Si profundizamos más, veremos
que hay singulares contradicciones en la formulación
contrapuesta hecha por Freud de estos dos modos de
relación, anaclítica y narcisista. Se ve llevado curiosamente
a hablar, con respecto a la relación anaclítica7, de una necesidad de ser amado, más que de una necesidad
de amar. Por el contrario, y de una forma muy paradójica,
el narcisista aparece de golpe en una perspectiva
que nos sorprende. En efecto, parece haber un elemento
de actividad inherente al comportamiento tan especial del
narcisista. Se muestra activo en la medida en que, hasta
cierto punto, siempre ignora al otro. Pero a la inversa,
Freud lo reviste con el deseo de amar y le confiere este
atributo, convirtiéndolo así, de algún modo, en el lugar
por naturaleza de lo que en otro vocabulario llamaríamos
el oblativo, algo que por fuerza ha de resultar desconcertante" (ib.).
¿Cómo entender este desarrollo de Lacan?, ya que es
claro que Freud hace equivaler sin ambigüedad la elección
de objeto de tipo narcisista con una disminución o
anulación de la capacidad de amar y con el afán de ser
amado. Lo hemos visto en las menciones a este tipo de
elección de objeto en la mujer, menciones que se hubieran
podido multiplicar (y mostrar en otros ámbitos) en
caso de que la elección de objeto de tipo narcisista no
quedara fuera de los límites de este trabajo. No hay
contradicción en Freud en este punto; la elección de
objeto de tipo anaclítico se ubica en dirección al pleno
amor; la elección narcisista, por su parte, implica regularmente
la incapacidad de amar y la necesidad de ser
amado con las excepciones (cuyas condiciones Freud
estipula claramente) en que este tipo de elección objetal
puede alcanzar también el pleno amor de objeto.
Los tipos libidinales
No hay otra manera de entender estos comentarios de
Lacan que percatarse de que, para configurar las supuestas
contradicciones en que Freud habría incurrido,
toma en cuenta no sólo los trabajos sobre el anaclitismo,
que hemos mencionado en la primera parte de este
artículo, sino también un tardío trabajo sobre los tipos
libidinales (29) que considera parte de ese conjunto.
Resulta dudoso, sin embargo, que ese breve texto de
Freud (no excede las cuatro páginas), pueda ubicarse
en el mismo registro de los textos sobre la relación de
objeto anaclítica. Los tipos libidinales que Freud distingue
en este texto se derivan de "la colocación predominante
de la libido en las provincias del aparato psíquico" (29, p.219). El modo de elección objetal no interviene en
nada en esa distribución. De esta manera, Freud hace
una lista de tres tipos: "me gustaría llamarlos el tipo erótico,
el tipo narcisista y el compulsivo (p.220)". En el tipo
erótico, la libido ocupa fundamentalmente el ello; en el
tipo narcisista, el yo; en el tipo compulsivo, el superyó.
De manera curiosa, Lacan identifica sin más, como si no
se requiriera de ninguna justificación, el tipo erótico con
la relación de objeto anaclítica y, obviamente, el tipo
narcisista con la relación de objeto narcisista. No dice
en cuál categoría debería incluirse el tipo compulsivo. "La relación anaclítica, en lo que interesa, es decir, en su persistencia en el adulto, se concibe siempre como
una pura y simple supervivencia o prolongación de lo
que se llama una posición infantil. Esta posición Freud
la llama, en su artículo sobre los tipos libidinales, ni más
ni menos, la posición erótica [...]." (18, p.85).
El tipo erótico se caracteriza porque su principal interés
se vuelca a la vida amorosa. Pero no tanto en amar
como "en particular ser-amados, es lo más importante
para ellos (29, p.220)". El sujeto en este tipo libidinal
está subordinado a las exigencias elementales del ello.
Efectivamente, si se formulara la hipótesis de que este
tipo libidinal y la elección de objeto de tipo anaclítico
constituyen una única categoría, surgiría una contradicción.
Pero no se entiende por qué asimilar ambas categorías
cuando, justamente, esa contradicción muestra
que no se justificaría tal reunión.
Algo análogo puede decirse del que Freud denominó el
tercer tipo, el narcisista, que se caracteriza por el predominio
relativo de la carga libidinal en el yo con un correlativo
superyó benévolo. "Partiendo de este tipo -afirma
Freud- difícilmente se habría llegado a postular un superyó" (ib.). Muestra independencia y una actitud hacia
la actividad. "En la vida amorosa prefiere el amar al seramado" (ib.). Los hombres de este tipo se imponen a los
otros como "personalidades". Resulta difícil equiparar
este tipo con los sujetos en quienes Freud reconoce el
predominio de la elección de objeto de tipo narcisista.
Obviamente, si procedemos a tal equiparación, hacemos
caer a Freud en flagrantes contradicciones.
El concepto lacaniano de relación anaclítica
Más importante que las críticas formuladas por Lacan,
es detenerse en el fundamento que les da a las mismas: "Una vez más -dice- estas perspectivas paradójicas se
originan y al mismo tiempo se justifican en el desconocimiento
de la posición de los elementos intersubjetivos" (18, p.85). He aquí la cuestión principal que interesa a
Lacan: el eje de la intersubjetividad. Sería también injusto
adjudicar a Freud un desconocimiento de esta dimensión,
como lo hace Lacan. Pero es cierto que en la
teoría freudiana, por lo menos formalmente, ocupa u
lugar secundario como fuente de la relación anaclítica,
un refuerzo. Lacan, en cambio, define esta relación íntegramente
sobre ese eje, con lo cual construye un concepto
de relación anaclítica muy original con respecto al
de Freud, aunque fundado en un sector parcial de la
teoría freudiana. Corresponde que sea citado minuciosamente.
"Sería desconocer su esencia [de la relación anaclítica]
no darse cuenta de lo siguiente -en la medida en que el
sujeto masculino es investido con el falo en la relación
simbólica como algo que le pertenece y ejercita legítimamente,
se convierte en el portador del objeto del deseo
para el objeto sucesor del objeto materno, o sea, la
mujer, el objeto recobrado y marcado por la relación con
la madre primitiva que es en principio su objeto en la
posición normal del Edipo, y esto lo expone Freud desde
el origen en sus planteamientos. Si esta posición se
convierte en anaclítica, es porque la mujer depende de él, del falo cuyo amo será él a partir de ahora" (p.86).
Como se ve, Lacan utiliza como referencia sus propios
conceptos de tríada imaginaria y tiempos del Edipo, lo
cual no impide que la referencia explícita a los conceptos
de Freud sea en lo esencial correcta. Es Freud quien
bosqueja la posición de la mujer como espera o anhelo
del falo en el final del Edipo femenino normal. Es también
Freud quien reiteradamente insiste en la relación
de pleno amor de la madre hacia el hijo, especialmente
con el varón, al que califica, como lo vimos en la primera
parte de este trabajo, de sustituto de un objeto sexual
de pleno derecho. Por lo demás, Lacan aplica el concepto
de relación anaclítica fundamentalmente a la posición
masculina, como también lo hace Freud. Sin embargo,
este despliegue del concepto resulta no sólo
original sino, en un aspecto, el de la dependencia, invertido
con relación al concepto freudiano. No sólo el objeto
depende del sujeto, sino que éste sabe de esa dependencia: "La relación de dependencia se establece por
cuanto, identificándose con el otro, con el partener objetal,
el sujeto sabe que le resulta indispensable, que es él
y sólo él quien la satisface, porque en principio es el único
depositario de ese objeto que es el objeto del deseo de la
madre. [...]. Esto constituye la esencia de la relación anaclítica
por oposición a la relación narcisista." (ib.)
Vemos entonces que, entre los tres grados de aplicación
del concepto freudiano de elección de objeto de
tipo anaclítico en la pubertad y adultez: 1- conservación
de la elección infantil incestuosa, 2- reproducción del
modelo del vínculo infantil con el objeto, 3- elección de
la pareja sexual según el arquetipo o imago de los objetos
infantiles, a Lacan le interesa decididamente sólo la
segunda. Se trata de la persistencia del tipo de vínculo
con el objeto sucesor del objeto materno, de la reproducción
de la modalidad de dependencia (invertida, con
respecto a la formulada por Freud) de ese vínculo infantil
con el objeto normal de la sexualidad adulta.
Finalmente, cabe destacar otra vez, como diferencia
fundamental con el concepto freudiano, que la concepción
de Lacan se ubica íntegramente sobre el eje de la
intersubjetividad al tener en cuenta los componentes
subjetivos, no sólo del lado del sujeto sino del lado del
objeto. Esto resulta posible porque Lacan se ha desprendido
de los otros componentes de la concepción
freudiana, los que corresponden a las pulsiones yoicas,
y conserva solamente como esencia de la relación anaclítica
la vertiente erótica. No se trata ya, como en Freud,
del pecho de la madre o de la madre nutricia, sino del
falo como objeto del deseo materno. Es decir, no un
objeto que la madre tiene y puede dar -o negar-, sino de
un objeto que no tiene y le falta, condición del deseo.
El anaclitismo en la perversión fetichista
A continuación, Lacan aborda las posibles perturbaciones
de la relación anaclítica, por lo que se pregunta qué ocurre cuando falta en ella la relación simbólica y "la relación
imaginaria se convierte en regla y medida de la relación
anaclítica (p.86)". Se trata siempre de los componentes
de la tríada imaginaria madre-niño-falo, pero sin la
adecuada regulación del cuarto término, el padre. Estos
desarrollos se ubican en un momento de la enseñanza
de Lacan en que éste explora diferentes discordancias
simbólicas que se suplen con recursos imaginarios atípicos
para restablecer algún modo de coherencia.
En el caso de la relación anaclítica, una de estas soluciones
atípicas consiste en la identificación del niño con
la madre: "A partir de un desplazamiento imaginario con
respecto a su partener materno, el niño hará por ella la
elección fálica, realizará en su lugar su longing por el
objeto fálico" (18 p.87). Se trata de la "perversión fetichista" para la que Lacan propone un esquema específico. Bosqueja allí una constelación parecida a la que
Freud establece para Leonardo: el sujeto sustituye la
relación de objeto con la madre por una identificación y
desde esa posición elige, no un objeto según su propia
imagen como en el esquema freudiano, sino el falo. Es
un acceso imaginario a la falta de objeto. Como las relaciones
imaginarias tienen una estructura especular, son
reversibles. Entonces, "veremos aparecer de vez en
cuando en el fetichista la posición, no de identificación
con la madre, sino de identificación con el objeto (p.88)".
Planteada de esta manera, la perversión fetichista ¿se
ubica dentro una relación anaclítica de objeto o de una
relación narcisista? La respuesta no es simple. Por una
parte, se trata de una relación anaclítica en la que falta
la dimensión simbólica, se presenta subducida a lo imaginario.
Pero justamente por esto adquiere características
propias del registro especular, es decir, narcisista.
Más adelante en su obra, Lacan ubicará la relación anaclítica
en el registro de lo simbólico, y la relación narcisista
en el registro imaginario. Por otra parte, al igual que en
el esquema freudiano de la homosexualidad, se combinan
solidariamente los dos tipos, anaclítico y narcisista.
La perversión más allá del otro
Sin embargo, Lacan no clasifica nunca el fetichismo
como una forma de narcisismo. Tampoco a otras formas
de perversión. Por el contrario, ya en este momento
temprano de su obra se esboza un rasgo de la perversión
que algunos años más adelante asumirá nítidamente
un lugar prevalerte en su concepción de la estructura
perversa: el sujeto perverso se dirige en su
acto, más allá del otro (el semejante, el otro especular)
al Otro con mayúscula.
"En efecto, una propiedad de la perversión es que realiza
una forma de acceso a este más allá de la imagen
del otro característico de la dimensión humana. Pero
sólo lo realiza en los momentos como los que siempre
producen los paroxismos de la perversión, momentos
sincopados dentro de la historia del sujeto. [...]. En el
curso de este paso al acto, algo se realiza, algo que es
fusión y acceso a ese más allá." (p.87)
Y de inmediato, al mismo tiempo que ubica la perversión
de manera explícita en el registro del anaclitismo, llamativamente
adjudica a Freud esta concepción: "La teoría
anaclítica freudiana formula propiamente esta dimensión
transindividual, llamando Eros a la unión de dos individuos
en la que cada uno se ve desposeído de sí mismo
y, durante un instante más o menos frágil, más o menos
transitorio, virtual incluso, se convierte en parte constituyente
de dicha unidad." (ib.) En síntesis, el perverso alcanza,
más allá del narcisismo, el campo del Otro.
Un largo intervalo
Transcurrirá más de una década hasta que Lacan vuelva
a ocuparse de la relación anaclítica y la perversión.
Durante este lapso encontramos intervenciones incidentales,
siempre en su seminario (20, 22, 23, 24), en
que reflexiona, acerca del concepto freudiano, sobre la
proximidad entre la posición anaclítica del niño dependiente
de la madre, el autoerotismo y el narcisismo primario.
Rechaza la noción de que en el anaclitismo infantil
se trate de la dependencia vital, de las necesidades
biológicas y, mucho menos, de la fusión en la que el
niño constituiría una unidad con la madre. Si hay dependencia,
es porque el niño debe ubicarse en el registro
de la demanda, que lo hace depender de los significantes
de la omnipotencia del Otro (23, clase del 17-03).
Reproduciremos solamente la intervención a nuestro entender
más significativa en que, en ese contexto, el de la
demanda al Otro materno, Lacan distingue anaclitismo y
narcisismo por la presencia en el primero de ellos de la
estructura significante: "si se sigue con todo rigor la enseñanza
de Freud, aunque el campo del investimiento narcisista
sea central y esencial, aunque a su alrededor se
juegue todo el destino del deseo humano, no sólo está ese campo. La prueba de ello es que Freud, en el mismo
momento en que introduce este campo en la Einführung,
distingue otro, el de la relación con el objeto arcaico, el
campo nutricio del objeto materno. Este otro campo, que
adquiere su valor en la dialéctica freudiana por el hecho
de distinguirse como perteneciente a otro orden, [...] para
nosotros -y esto es lo nuevo que yo introduzco- está estructurado
de forma originaria, radical, por la presencia
del significante en cuanto tal" (20, p.417).
Lacan agrega: "Si lo introduzco, no es tan sólo por el
placer de aportar una articulación nueva de lo que sin
duda es siempre el mismo campo, sino porque la función
del significante es aquí decisiva. Gracias a ella, lo
que proviene de este campo le abre al sujeto la posibilidad
de salir de la pura y simple captura en el campo
narcisista." (ib.) De este modo, Lacan agrega un rasgo
esencial a su concepción de la relación anaclítica que
conservará en su ulterior elaboración.
La posición anaclítica y la esencia de la estructura perversa
Llegamos, en la última etapa de nuestro recorrido, a los
desarrollos de Lacan en el Seminario 16, "De un Otro al
otro", en que, lejos ya de su concepción de la tríada
imaginaria en que el anaclitismo gira alrededor del objeto
fálico, elaborará ahora un segundo concepto de anaclitismo
en términos de la estructura que el objeto (a)
impone al Otro. Aquí no se trata de intervenciones incidentales;
por el contrario, los temas de la relación anaclítica
y la perversión son examinados en su raíz y en su
conjunto. Tampoco se trata de su introducción como
tema lateral, ya que se articulan con el núcleo de lo desarrollado
en este seminario, en el cual Lacan propone
una topología estratificada en el campo del Otro, sustentada
por un vacío éxtimo, vaciado de goce, el lugar
del objeto (a) que agujerea al Otro y, de esa manera,
constituye el en-forma que le da su estructura al Otro.
La perversión -en su concepción estructural, no como
patología- constituye la traducción o manifestación clínica
de esa estructura, al mismo tiempo que provee una
cierta verificación empírica en su oposición con la estructura
de la neurosis, ya que Lacan concibe al sujeto
perverso como aquél que registra ese vacío de goce en
el Otro y se dedica a revertirlo, es decir, se pone al servicio
de ese goce en los intentos de devolver al Otro el
objeto (a). Así, en el exhibicionismo "lo esencial es, propiamente
hablando y ante todo, hacer aparecer en campo
del Otro la mirada (26, p.231)". A su vez, "el eje de
gravedad del masoquista se juega en el nivel del Otro y
de la remisión a él de la voz como suplemento [...]
(p.235)" En síntesis: "Devolver a a ese del que proviene,
el Otro, es la esencia de la perversión. (p.275)".
Lacan examina la estructura perversa en los campos
del objeto mirada y el objeto voz, que constituyen losámbitos de esas perversiones que según Freud se presentan
como pares de opuestos: exhicionismo-voyeurismo
en relación con el objeto mirada, masoquismo-sadismo,
con el objeto voz. Concluye que sólo en los
primeros términos de esos pares se cumple la meta
perversa. En los otros términos, en cambio, el perverso
falla, no alcanza a devolver el objeto y, por lo tanto, tampoco
alcanza al Otro.
En este contexto, Lacan vuelve a ocuparse de la distinción
freudiana entre relación anaclítica y relación narcisista.
Critica, una vez más, la noción de amor genital,
ese "mito del pretendido estadio oblativo (p.276)". Y
termina por distinguir y caracterizar la relación anaclítica
en su oposición con la relación narcisista a partir de la
estructura de la perversión: "Me parece a mí que el anaclitismo
adquiere su estatuto, su verdadera relación,
cuando se define propiamente lo que sitúo a nivel de la
estructura fundamental de la perversión" (ib.). En la posición
anaclítica el Otro se presenta enmascarado, colmado,
por el juego perverso donde el objeto (a) cumple
el papel de máscara de la estructura agujereada del
Otro. "Esta fórmula es la única que permite entender lo que
se puede llamar el efecto de enmascaramiento o ceguera
en el que se satisface toda relación anaclítica" (ib.).
Esta oposición entre anaclitismo y narcisismo, elevada
ahora a un nivel estructural, es ilustrada por Lacan en
este seminario con el examen del caso de fobia a las
gallinas de H. Deutsch. El surgimiento de la fobia se
ubica exactamente en el pasaje entre una y otra estructura
y, de esa forma, constituye la placa giratoria que
conduce al sujeto desde una posición perversa a la neurosis.
Se trata de un niño que acompañaba a su madre
en las tareas de cuidado y recolección de huevos en un
gallinero. En estos menesteres ella practicaba una maniobra,
la de palpar la zona externa de la cloaca para
determinar si el huevo estaba listo para ser puesto. El
niño se identificaba en el lugar de la gallina, objeto de
los cuidados maternos, pretendiendo en el momento del
baño que la madre ejerciera con él aquellas manobrias.
El juego perverso se termina abruptamente un día en que
su hermano mayor, mucho más fuerte que él, lo toma con
sus brazos desde atrás, inmovilizándolo, mientras le dice:
yo soy el gallo, vos sos la gallina. Nuestro pequeño perverso
rechaza contundentemente la propuesta fraterna y
declara: no quiero ser la gallina. Es decir, lo contrario del
momento anterior caracterizado justamente por el deseo
de estar en el lugar de la gallina.
En este rechazo Lacan reconoce la estructura especular
del narcisismo: el juego del poder y de la rivalidad que lo
caracterizan: "todas las funciones que se inscriben en la
rúbrica del orden, la jerarquía, también del reparto, y, por
esto, todo lo que es del orden del intercambio, el transitivismo
y la identificación misma, todo esto participa de la
relación especular, que es muy distinta de la anterior
(p.278)".
Por el contrario, en los momentos previos al desencadenamiento
de la fobia, el niño se mueve en el juego perverso,
ubicándose en el lugar del objeto que, fantasmáticamente,
colma el deseo y el goce maternos, esto es,
la relación anaclítica.
No podemos aquí desarrollar en detalle todas las consecuencias
clínicas en la perversión y la neurosis que Lacan
obtiene en este seminario de la oposición entre relación
anaclítica y relación narcisista. De una manera general se
puede señalar que, así como el pasaje entre una y otra
constituye en la fobia el viraje desde la estructura perversa
a la neurosis, anaclitismo y narcisismo constituyen el
núcleo que distingue esas dos estructuras.
La relación anaclítica se ubica en el registro de la relación
del sujeto y el objeto (a) con el Otro. Lacan la ilustra también
con los escritos de Angelus Silesius, "imposibles de
captar salvo en términos de la relación de Dios con el
objeto (a)". La relación narcisista, por el contrario, se ubica
en la relación del sujeto y el objeto (a) con el otro especular.
Una y otra, respectivamente, distinguen las estructuras
de la perversión y la neurosis. La perversión,
devolviendo el objeto (a) y el goce al Otro. La neurosis, con "la imposibilidad de hacer encajar el objeto (a) en el
plano imaginario, en conjunción con la imagen narcisista
(p.237)".
Conclusiones
Después de delimitar los rasgos que definen la elección
de objeto de tipo anaclítico en Freud y Lacan, podemos
concluir que Lacan reelabora el concepto freudiano
construyendo un concepto de relación anaclítica, propio
de su enseñanza, en dos oportunidades. Primero, en el Seminario 4 formula un concepto que se contrapone
con el de Freud porque deja de lado los componentes
de las pulsiones yoicas, que predominan en la teoría
freudiana, y se ubican plenamente en la dimensión subjetiva
y erótica. Por otra parte, invierte el sentimiento de la
dependencia al adjudicarla al objeto, no al sujeto. Además,
ubica la perversión más allá del narcisismo. Más
tarde, en el Seminario 16, construye una nueva oposición
entre las relaciones anaclítica y narcisista, que no se reduce
a una variedad de tipos, sino que se despliega en
una oposición estructural en que, la primera, se ubica en
el registro de la relación del sujeto con el Otro, y la segunda,
en el registro imaginario de la relación con el otro
especular; una se asocia con la estructura de la perversión,
la otra con la estructura neurótica.
Notas
1 Se trata del título de la clase nº 2 del Seminario 11 (30, p.25)
2 Forma parte del trabajo realizado en el Proyecto UBACyT (2008-2010) "El concepto de identificación: sus transformaciones, variedades y relaciones con la estructura de la histeria en el último período de la obra de J. Lacan (1974-1981)".
3 El nº de la nota corresponde a la edición de Amorrortu, utilizada para las citas en este trabajo. En la edición alemana las notas no están numeradas secuencialmente: "[Zusatz 1915] Die Psychoanalyse lehrt, dass es zwei Wege der Objektfindung gibt, erstens die im Text besprochene, die in Anlehnung an die frühinfantilen Vorbilder vor sich geht, und zweitens die narzisstische, die das eigene Ich sucht und im anderen wiederfinder." (xx, p.126)
4 En Introducción del narcisismo Freud diversifica las alternativas: "Se ama lo que uno mismo es (a sí mismo), lo que uno mismo fue, lo que uno querría ser y la persona que fue una parte del sí mismo propio." (Introducción del narcisismo, p.67). Sin embargo, en este trabajo no me ocuparé de los diferentes desarrollos del concepto de tipo narcisista de elección de objeto por no constituir el tema del que se ocupa. Este concepto será tenido en cuenta solamente en aquello que resulte pertinente para el esclarecimiento del tipo anaclítico de elección de objeto.
5 "Neben diesem Typus und dieser Quelle del Objektwahl, den man den AnlehnungsTypus heissen kann, hat uns aber die analytische Forschung einen zweiten kennen gelehrt, den zu finden wir nicht vorbereitet waren. [...] den narzisstisch zu nennenden Typus der Objektwahl." (7, p.54).
6 "L'Anlehnungstypus n'est pas moins imaginaire, car il est fondé aussi sur un renversement d'identification." (15, p.152)
7 Me he visto obligado a corregir aquí el texto de la edición en castellano que dice "relación narcisista" donde la edición francesa dice claramente "relación anaclítica": "Il est très curieusement amenéà parler à propos de la relation anaclitique d'un besoin d'être aimé beaucoup plus que d'un besoin d'aimer" (17, p.83). La contradicción a que alude Lacan es tan grande que al parecer el traductor, o tal vez el editor, se sintió obligado a corregirla eliminándola.
Bibliografía
Textos sobre anaclitismo de Freud y Lacan
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Fecha de recepción: 25 de marzo de 2009
Fecha de aceptación: 12 de octubre de 2009