A propósito de nuestro estudio general sobre la literatura griega en Bizancio, queremos hacer avances sobre textos representantes de la sátira. Entendemos por tal lo mismo que la satura latina pero en prosa (al estilo de Luciano de Samósata), es decir, no un poema ni un mimo con tintes satíricos sino un ensayo de contenido filosófico, ‘mezcla’ de temas, estilos, lenguajes, escenas, anécdotas; con una crítica grotesca, severa, subjetiva, de la realidad contemporánea pero con espíritu intemporal, con narración amena, contrastiva, a veces hiperbólica, a veces obscena o grosera, carente de un contenido 'político' en sentido estricto como podía incluir Aristófanes en sus comedias; un texto que une tradiciones literarias y erudición con experiencia personal del autor, quien en general tiene insatisfacción respecto de la realidad o de aspectos de ella.
En esta ocasión vamos a incursionar en un texto de Teodoro Pródromos (.. 1100 - .. 1170, Constantinopla). Es uno de los más importantes y más famosos literatos del milenio bizantino[1]. Novelista, orador, filólogo, filósofo, poeta, compuso mimos literarios en prosa, Venta de vidas y Amaranto [2], es decir, obras dramáticas como la tragedia paródica Katomyomakhía, 'Batalla de gatos y ratones', mientras que consideramos sátiras al menos tres de sus piezas: 'Ignorante' o 'El que se dice profesor', Filoplatón o curtidor y Verdugo o médico. Sátiras en verso son La vieja prostituta y El viejo barbilargo, cada uno con ciento dos dodecasílabos. Quizás lo sea también Los apuntes del ratón .Σχέδη τοῦ μυός [3]), texto atribuido al mismo Pródromos, en el que una posible sátira a la mundanidad de los monjes se esconde en una escena fabulesca.
Podestà publicó estos textos satíricos tras una descripción de los manuscritos y una lista de ediciones previas, señalando que Φιλοπλάτων y Δήμιος estaban entonces inéditos: incluyó el texto griego y la traducción italiana, con aparato crítico y notas, de Ἀμαθὴς ἢ παρὰ ἑαυτῷ γραμματικός = 'Ignorante' o 'El que se dice profesor' [4]; de Φιλοπλάτων ἢ σκυτοδέψης = Filoplatón o curtidor [5] (149 H)[6]; de Δήμιος ἢ ἰατρός = Verdugo o médico [7] (148 H). Estas tres piezas fueron traducidas también al italiano por Romano en su estudio sobre la sátira[8].
Aquí nos centraremos en la primera de estas obras mencionadas, siguiendo la edición de Migliorini (2010), en la que corresponde al texto III, equivalente a 144 Hörandner (1974). El texto responde al testimonio del códice Vaticanus gr. 305, f. 50v ss., si bien está testimoniado también por otros manuscritos: Matritensis Graecus 99, Bodleianus Baroccianus Graecus 165, Baroccianus Graecus 187, Vaticanus Ottobonianus Graecus 466. Los dos códices vaticanos aportan las tres sátiras y los dos mimos.
Esta sátira, el Ἀμαθής, fue publicada previamente por Johannes Cramer en Anecdota Graeca Oxoniensia III, 222-227, Oxford, 1836, cuyas lecturas Podestà incluye en aparato.
Ofrecemos, pues, una traducción española con anotación y comentario, a fin de difundir el texto pero también argumentar sobre nuestra interpretación de que se trata de una sátira en el sentido pleno del género.
En la traducción indicamos el número de folio del manuscrito y el número de sector correspondiente a la edición de Migliorini.
Traducción
La indicación [f.] remite al folio; [P] a la página de Podestà; [R] a la página de Romano.
'Ignorante' o 'El que se dice profesor' [9]
[f. 50 v] [P 242] [R 298]
(1a) Si alguien preguntara a Marsias el auleta[10] “¿Qué[11]? Querido Marsias, ¿afirmas ser el culmen en el conocimiento aulético?", y él afirmara "Y mucho, en efecto, hombre, porque también con Apólone competí alguna vez acerca de él", (1b) y aquél dijera "Entiendo también eso, Marsias, que alguna vez competiste acerca del arte con el pelo-no-cortado[12] y que las Musas[13], tras escuchar a ambos[14], otorgaron la victoria al dios; (1c) y ciertamente escucho las otras cosas de la historia y las llagas que te fueron inferidas por parte de Apólone y cómo de allí, a partir de las sangres, devino un río y a partir de ti recibió su nombre; (1d) mas si de otro modo esto no es ni cuento ni ambición poética, ¡vamos!, tras tomar la flauta esta, muéstrate"; (1e) y al mismo tiempo le[15] pusiera el órgano junto a las manos, ¿aprobaríamos al hombre, si así indagara con sutileza al flautista? (1f) Y aun si aceptara no fácilmente lo del citarista de Metimna[16], [f. 51r] el canto aquel [P 243] y el delfín aquel y la nueva cabalgata sobre el agua y, testimoniando aquél que no de otro modo sostendría el cuento, (1g) dijera "venerables son estas cosas para ti, Arión, mas yo no sé cómo no soy capaz de confiar en el cuento si, tras ajustar primero la cítara, no cantas tal como lo de aquel momento en la proa..."; (1h) si aquél reclamara esto, parecería toparse con la verdad al otro lado de la puerta[17].
(2a) ¿Podríamos concederte[18] ser gramático, oh querido compañero, [R 300] porque votas a favor de ti mismo en cuanto a la ciencia, y no te reclamaríamos[19] que, del modo que sea, al actuar acerca de ella se demostrara lo bien estimado? Pero ¿es preciso también afirmar sobre ti aquello de "Él mismo afirmaba", como otrora en lo del Samio sabio[20]? (2b) Y efectivamente, si estas cosas son así, ¿por qué, entre los otros científicos y artistas, no te llamas también a ti mismo no sólo músico sino también médico y geómetra y astrónomo? (2c) ¿Por qué no representas a Trasimedes[21]? ¿Por qué no a Jarondas el de Catana[22]? De éstos, uno se diferenció de los demás en la estatuaria, el otro benefició no poco con las legislaciones a Italia y Sicilia. (2d) ¿Por qué no te apropias de lo de Tales de Mileto y no te nombras primer sabio como él? Por las otras cosas y porque ha injertado el alma en el ámbar y el magneto[23]...
(3a) Pero en nada te rebajes tú a los otros, no en obra, no en renombre: habla tan sólo y muéstrate según lo dicho; o ni siquiera esto, sino pon en tu ánimo ser todo y serás todo. (3b) Mas yo no acordaría[24] con una opinión tal, como no fácilmente diría a alguien 'talabartero', [P 244] incluso si "la fuerza de Diomedes"[25] se me impusiera con una espada que me golpeara la espalda, si no tomara[26] con talento el cincel y no dispusiera[27] bien la aguja y el zapato y no cosiera artesanalmente el borceguí y la sandalia. (3c) Pues ¿qué argumento me convencerá de que Ánito no representa a Aristides[28] y a Ismenias Demófilo[29]? ¿Dónde sé si bajo una piel de león también rebuznará a su vez un asno y si el ratón acusará a la comadreja, hasta entonces la novia, y si tras vociferar el cuervo pasará hambre[30]? (3d) ¿O cuándo o a partir de qué alguien ha sido denominado propio del pugilato o de la palestra, sin haber competido con los puños o en la lucha atlética, en Nemea o en el Istmo[32]? ¿Cuándo ganó el pino o el apio[33]? ¿Quién, además, coronó al tesalio Polidamante antes de que éste se hubiese mostrado en el pancracio?[34] [f. 51v]
(4a) No será entonces suficiente ni siquiera para ti el decir ser gramático para demostración de ser tal, sin ser probado antes. Pues rápidamente la piedra lidia examinará lo falso[35] y el Rin al bastardo[36] [R 302] y el sol al aguilucho[37]. (4b) Efectivamente, o bien deberás negar también el nombre, o bien el que se niega a esto deberá aceptar la prueba; porque yo te preguntaré brevemente también sobre eso de lo que está en los proemios del arte. (4c) Pues dime, ¿cómo el que enseña un arte[38] pone como arte la gramática y luego define a ésta como experiencia? (4d) ¿Qué? ¿me pones que son dos las gramáticas, una muy incompleta y otra muy completa, y consideras que una es llamada experiencia y la otra arte? (4e) ¿O a ambas das el nombre de una, como si fuesen lo mismo arte y experiencia? (4f) Pero tú –creo– no propondrías como una misma cosa arte y experiencia [P 245] ni yo acordaría[39] contigo al proponerlo en tanto escuche que Aristóteles genera la experiencia a partir de muchos recuerdos y de ésta extrae el arte[40]. (4g) Temo por otro lado también caer en contradicción al proponer que una misma cosa no tiene razón y que la tiene si, por una parte, sabiendo que la experiencia es irracional y una larga práctica y, por otra, escuchando a Platón[41] que no considera digno llamar 'arte' lo que es irracional, identificara luego la experiencia y el arte[42]. (4h) Resta entonces, al proponer dos gramáticas, asignar a cada una uno de los nombres. En efecto, oh[43] admirado, una existe de algún lado y junto a nosotros y grande es la hilera de gramáticos que de ella toman el nombre; en cambio la otra[44] ojalá la descubras tú mismo. (4i) Pero no lo creo, incluso si soportaras un millón de labores, a no ser que te sea tan amigable llamarla 'gramatística'.
(5a) ¿Por qué, gramático, callas ante esto y no resuelves rápido la aporía? ¿Quieres que nos pongamos de acuerdo contigo en esto? ¿Sugerimos alguno de los caminos más accesibles? Sé bien que dirás "muy bien, en efecto". (5b) En efecto, respóndeme, tras quitarte al fin de una vez el flujo de la nariz[46], ¿cómo 'Xenofonte'[47] recibió su etimología por parte de tu antiguo [maestro][48] del hecho de 'ser matado en lugares extranjeros'? (5c) ¿Pues qué?, ¿por el hecho de que ha sido llamado así, ha sido asesinado? ¿O por el hecho de que ha sido asesinado ha sido llamado [así]? Si es lo primero, misántropos son quienes pusieron el nombre al hombre, si por esto iba a ser asesinado en otro país. [f. 52r] O testimoniaron[49] para sí mismos tan grande pobreza de nombres, como para haber dejado el 'Diomedes', el 'Ferecides', el 'Temistocles', el 'Pericles', el 'Aristodemo', el 'Alcínoo'[50] y cuantos otros nombres son [P 246] venerables, [R 304] mas haber arribado a este de mal augurio, 'Xenofonte'. (5d) Si, en cambio, por el hecho de que ha sido asesinado ha sido llamado [así], es matado[51] primero disimuladamente y luego parido y denominado. (5e) Mas yo también conozco a muchos Xenofontes, si no me apliqué a los libros como a un sueño, los cuales no han fenecido[52] ni en otro país ni necesariamente de modo violento, de manera que hay que sacarles a esos[53] el nombre y no considerar apropiado llamarlos 'Xenofonte', para que no acaezca engañarse sobre el étimo y el sentido verdadero[54]. (5f) Pero al menos a causa de esto habría que reprocharle al técnico, pues se le había propuesto indicar modelos solos y explicaciones de etimologías y no exponer sabiamente sobre las más perfectas de ellas.
(6a) A ti, oh atolondrado, no hay sólo que reprocharte correctamente, sino que por cierto también hay que estamparte unos puñetazos en la sien[55], por las cosas con las que andas gritando que incluso el bronce en Dodona[56] te da a ti el voto de gramático, (6b) en cambio ante mis preguntas estás parado recto como estatua de arcilla[57]. ¿Quieres que te[58] preguntemos una tercera vez o también ante ella callarás no menos? "No, en efecto: pregunta", dice tu cabeza –creo–, asintiendo. (6c) Di, pues, ciertamente (pues tuyo es el juicio de los poemas; a éste, en verdad, también el de los poetas le ha sido remitido por la gramática)[59]: ¿apruebas la poesía de Homero o la de Hesíodo[60]? ¿O, más allá de estos dos varones, la de algún otro? (6d) Bien sé que dices "la de Homero" y tras éste "la de Hesíodo", si no interpreto del todo falsamente tu cabeza, y bien haces colocándolos como los más sabios frente a los otros. (6e) Efectivamente, ¿ejercitarías[62] a los jóvenes también en los poemas de éstos?... Y penosamente [P 247] asentiste esto. (6f) Platón el ateniense[63], por cierto, no sé pasándole qué, no piensa en acuerdo con tu razonamiento ni en hermandad contigo; él condenó la Calíopa[64] homérica a tal punto que legisla que el que ha de ser bien puesto al frente de una ciudad no haya sido educado por la rapsodia, no sea que, tras poner en el alma a partir de allí imágenes de toda maldad, vaya a manifestarse luego un montón de males no sólo para sí mismo sino también para la ciudad; (6g) de modo que no es posible para alguien obtener ni valentía ni verdad ni sensatez ni libertad de otra manera si no se aparta del todo de las obras de Homero[65].
(7a) ¿Qué es para ti también el sabio de Ascra[66]? Dirás en efecto que su verso es sumamente utilísimo para alguien, pero no por cierto para el gramático, oh tú excelente, [R 306] mas muy mucho para el navegante y para el labrador; (7b) pues ¿qué, si el carro es de tantas palmas de largo, si la reja del arado[67] es tal y si ahora hay que cosechar y ahora sembrar y si ahora hay que poner el timón sobre el humo[68] y ahora arrastrar la nave al mar, si no se es uno de los navegantes o de los labradores? (7c) Pues dudo de decir que lo hesiodeo sea útil siquiera para los tales, al ocultar el metro, como un cierto obstáculo[69], la enseñanza a los más rústicos. (7d) ¿Ves cómo te ha hecho resbalar lo relativo al juicio de los poemas, sapientísimo? Así yo, al menos, si quieres someter oídos cuanto más sea, te aconsejaría, tras tomar en manos una tablilla e ir a lo del gramático, ser conducido primero a los primeros elementos, luego subir escalonadamente [P 248] a los más acabados hasta que entiendas la acrópolis de la gramática; (7e) y, si al subir han de serte necesarios trabajos y trabajos no mesurados, someterte también a ellos muy noblemente a causa de lo que es causa[70]. Pues sería ridículo y suficientemente ilógico poner seriedad en lo jocoso y en cambio no[71] hacer eso en lo serio[72]. (7f) O bien averíguame de los que están sobre la escena cuánto soportan el certamen, cómo las mejillas podrían acostumbrarse a crujir al serles golpeadas y la voz podría representar ora al que se lamenta, ora al que amenaza, en ocasiones al que se aflige, y los pies, doblándose[73] en los tobillos y plegándose por el córdax[74], se dispondrían[75] para otra danza[76].
(8a) Mas tú te crees merecedor, sin haber trabajado antes para nada ni echando efectivamente las bases de un abundante esfuerzo para la virtud, [f. 53r] de surgir luego a la vida como gramático, como alguien sembrado[77]. (8b) Y en verdad era necesario que tú, oh amigo, no abajaras el argumento a tal punto de deshonra que se deba[78] comprar el hacer por el solo querer[79], antes de lo cual los dioses pusieron los sudores, según tu Hesíodo[80], salvo que afirmemos que también tú, de algún modo, de acuerdo igualmente con este poeta, hayas sido hecho sabio por las Musas. (8c) Pero las hijas de Zeus hicieron sabio a aquél con el cayado de laurel, según los mitos[81], mas a ti, que eres tonto, te habrían golpeado justamente con uno duro y de madera de granado.
(.) Luego, siendo tal, oh el más infeliz de los hombres, ¿imaginas no sólo escuelas sino también tronos[82] [P 249] y tribunas y una multitud de jovencitos no innobles, de los cuales hay algunos colocados en fila, en paralelo, [R 308] y otros sentados sobre posapiés, y te figuras algunos muchachitos carilindos que salen para ti a la entrada y a la vez te silban?
(10a) En efecto, en cuanto a las cosas hasta ahora, sé bien que podrías representar[83] no innoblemente al maestro: pues acaso entres[84] venerablemente y te sentarás brillantemente y te estirarás el bigote, quizás estires[85] el cuello y aparentes[86] una persona reflexiva, apoyando el codo a cada uno de los lados del trono[87]. (10b) Pero hasta esto no tendremos al maestro; abrirás entonces también los labios y el renombre se hará confiable con los hechos, distribuyendo esta parte del discurso a unos, ésta a otros y otra a los demás. (10c) Mas tú, al invitar la ocasión a hablar, ¿qué podrías incluso decir, siendo privadísimo de palabra? Y por otra parte, ni siquiera sin análisis ¿quién te ofrecería su hijo? Pues ¿crees que al ir a comprar una olla acaso hacemos eso de otro modo, antes de examinar con el ojo la vasija y de comprobar, golpeando con los dedos, que no suene algo desacorde como en las [ollas] no bien curadas? (10d) Y cuando vamos a embarcar a nuestros niños en un discurso, ¿acaso vamos a hacer esto no de manera comprobada[88]? (10e) ¿Y vamos a ofrecer un potrillo a un domador ignorante, el niño a un maestro tonto? (10f) ¿Y tomar en no poco la palabra de los esclavizados, si de algún modo las lenguas les son pulidas hacia lo más helénico[89], mas considerar asunto de despreciables las lenguas y almas de los hijos que se barbarizan[90] y se hacen propias de esclavos?[91] (10g) No de tal modo se atontan los hombres, no de tal modo Peleo[92] fue un Meletida[93] como para confiar a su Aquileo a un cerdo en vez de a Khirón[94], no tan Korebo[95] fue Alejandro como para querer ser discípulo[96] de un totalmente imperfecto en vez de Aristóteles[97].
(11) Pero tú "ojalá te hagas agua y tierra", de acuerdo con tu poeta[98], si no te has empapado ya de ambas, siendo de arcilla en cuestiones de gramática[99]. Mas nosotros, tras dejar que pienses[100] como quieras acerca de ti, de aquí pasaremos a cantar otro orden de cosas.
Comentario
El texto es una prosa en primera persona, un plural mayestático (cfr. 2a, δοῖμεν, ἀπαιτήσαιμεν) que también puede aludir a un 'grupo' con el que el individuo se identifica y al que asigna las mismas ideas, pues alterna con una singular (με...οἶδα 3c, οἶδα 5a, μοι 5b, ἐγὼ...ἐφίστημι 5e, οἶδα... καταψεύδομαι 6d, οἶδα 6f, ἔγωγε...μοι 7d, μοι 7f, οἶδα 10a). Se trata de un diálogo fingido, pues el personaje acusador se dirige a un 'tú' de quien a veces transmite las respuestas o las réplicas que él supone más a partir del lenguaje corporal que vocal (5a, 6b; "No, en efecto: pregunta", dice tu cabeza –creo–, asintiendo" 6b; 6c; "si no interpreto del todo falsamente tu cabeza" 6d), o de quien describe las actitudes, como el quedarse callado (5a, 6a), el asentir (6b, 6d, "Y penosamente asentiste esto" 6e), el asumir aires de académico reflexivo (10a).
El tema central de fondo es el barroco de la apariencia y la realidad, del ser y del parecer, que aparece también en Filoplatón (149 H = 5 M) acerca de la filosofía, aplicado aquí a la persona de alguien que se dice 'gramático' o, podríamos decir, profesor de lengua y literatura, no de primeras letras sino de un rango superior, que incluye la retórica, la filología, la interpretación y valoración de textos.
En una reseña sucinta de su contenido podemos decir que sus apartados (según la división hecha por Migliorini) tratan de lo siguiente:
1: necesidad de comprobar las dotes de la persona. Supone un diálogo entre un innominado y el sátiro Marsias, acerca del valor artístico de él, a partir de conocer su mito (1a-1e); algo similar con el caso de Arión. La cuestión es, ¿basta la fama para valorar a un artista o hay que pedirle que lo demuestre?;
2: tras los ejemplos míticos pasa a la situación del supuesto gramático; ¿puede alguien considerarse capaz de cualquier arte o ciencia? Enumera ejemplos históricos de artistas, legisladores. El sarcasmo de 2d, en el que exhorta a asimilarse a Tales, se continúa en 3;
3: aquí le dice que no se rebaje (3a), que con sólo pensar que es, es; ni siquiera hace falta confirmar con hechos lo que se dice. Pero que él no le creería: para ser y llamarse zapatero hay que saber coser zapatos (3b); porque se puede hacer pasar al malo por bueno (ejemplos históricos y ejemplos de adýnaton con animales de la fábula; 3c); todos deben demostrar su valía (ejemplos del deporte; 3d);
4: deberá probar que es un gramático, como todo en la naturaleza (4a); o acepta la prueba o deberá negar su oficio (4b); cuestión de si la gramática es arte o ciencia empírica (4c), si hay dos gramáticas (4d), si son lo mismo (4e); el acusador analiza la cuestión a partir de la definición aristotélica (4f) y de la reflexión platónica (4g); son dos disciplinas diversas (4h) y no cree que su destinatario responda a la elevada: quizás sea un maestro de primeras letras pero no un profesor (4i);
5: lo exhorta a responder. Plantea cuestiones de etimología y de las falsedades que pueden filtrarse en ellas. No es casual la elección de nombres, cuyo significado queda opuesto al que se supone el de Xenofonte. No sólo son 'venerables' (σεμνά 5c) por su significado sino también por las personalidades a las que remiten. La frase "tu antiguo (maestro)" puede reflejar un problema textual, en el que se omitió un nombre propio o se sugiere la intención del autor de aludir a alguien conocido sin necesidad de mencionarlo;
6: el tono cambia; del sarcasmo y la argumentación se pasa al insulto y a la amenaza de golpes merecidos, al estilo de la comedia antigua. No sólo el vocativo es agresivo sino también el comparar la estatua en bronce de Dodona, que testimoniaría la sapiencia del gramático, con la estatua de arcilla que éste semeja al quedarse callado (6a-b). Si es un profesor de literatura, podrá opinar sobre los valores de Homero y de Hesíodo (6c-7c), con el alegato de Platón contra la poesía homérica (6f-g);
7: se centra en Hesíodo, respecto de quien el acusador critica que su utilidad es para un público restringido y que su didáctica es dudosa, porque el verso no es fácil para el rústico (afirmación que puede asombrar, dado que también los rústicos disfrutaban del verso homérico). A partir de 7d aconseja al acusado retornar a los fundamentos de los estudios de las letras y transitar el esforzado camino de formación superior, que compara con la labor esforzada, exigente y agotadora de los actores-bailarines cómicos (7f);
8: le reprocha que se crea ya preparado para el oficio como si tuviera dotes infusas. Para ser profesor se requiere esfuerzo, porque así lo dispusieron los dioses (8b) salvo para favoritos de las Musas. Con hiriente sarcasmo dice que las Musas dieron a Hesíodo un cayado de laurel, en cambio a él lo golpearían con un cayado duro (8c);
9: el sarcasmo continúa al decir que quizás él se imagine rodeado de alumnos que le prestan atención y lo elogian. Aquí hay detalles de la vida escolar: los estudiantes se colocan en filas paralelas o se sientan en posapiés o pueden salir a recibir o despedir al maestro con expresiones halagadoras;
10: puede simular por su aspecto y sus actitudes (10a); podrá distribuir tareas (10b); pero al hablar se revelará como un incapaz (10c). Todos comprueban el valor de las cosas: la calidad de una olla (10c), la habilidad de un domador (10e); también la de un maestro y qué tipo de lengua valora y enseña a los jóvenes (10c y 10f), con ejemplos mítico e histórico (Peleo y Alejandro Magno) frente a tontos de la sabiduría popular (Meletídes y Kóroibos);
11: sentencia final: el pseudo-gramático es como el barro, vil. El acusador lo deja; que piense de sí lo que guste.
Se puede ver este monólogo como un discurso argumentativo, del género epidíctico de censura, en el cual;
- el proemio hace la captatio benevolentiae con el planteo mítico de Marsias y de Arión, que atrae la atención del público (1) y oficia como exemplum para exigir la demostración de una habilidad;
- la narratio es el propósito básico: es necesario probar las capacidades (1e); pues si se trata solamente de 'hablar' sobre sí mismo, puede arrogarse también ser uno de los siete sabios (2), pero todo λόγος debe ser confirmado por el ἔργον;
- la argumentatio (3-8) está constituida por una serie de observaciones en las que el contrincante queda mal parado, no porque él diga algo sino porque el discurso le asigna palabras y actitudes que confirmarían su incapacidad intelectual. Sarcásticamente el acusador alienta al acusado a decirse y sentirse según su pretensión (3a), pero luego insiste en que todo oficio requiere de una demostración de habilidad: pone ejemplos de la vida cotidiana (el talabartero), de la historia (Aristides e Ismenias), de la fábula y del deporte (3b-d), de la naturaleza (4a): si todo ello hace demostración de habilidades y de dotes, también el gramático debe hacerla. La argumentación pretende poner de manifiesto que el censurado no tiene la preparación requerida para su oficio ni quiere someterse a prueba, no sabe responder al concepto de gramática ni a cuestiones de la filología –la etimología de Xenofonte– ni de crítica literaria –la preeminencia de Homero o de Hesíodo, la condena de Platón a Homero, el público supuesto de Hesíodo, incapaz de comprender al poeta–. En el tema de las etimologías (5b-f), el acusador plantea absurdos: o se es mala persona para dar un mal augurio en la imposición del nombre; o primero se asesina a la persona portadora del augurio para luego parirla; o como la realidad no responde al nombre hay que cambiar el nombre; todo lo cual lleva a ridiculizar una falsa etimología. Ante la tercera cuestión propuesta, a saber, la valoración literaria de Homero y de Hesíodo, como supuestamente el 'profesor' no sabe responder, le aconseja ponerse a estudiar (7d-e) y destaca la necesidad del esfuerzo con el ejemplo de la vida del actor-bailarín (7f); la excepción sería tener un don especial de las Musas, que el acusado no tendría (8a);
- se puede ver el sector 9-10 como una peroratio, en la que el acusador confronta la situación del 'gramático' puesto en tela de juicio con la de hechos cotidianos que retoman lo argumentado en el sector 3 (anámnesis o recapitulación): vuelve al tema inicial (Ringkomposition) de la necesidad de comprobar la calidad de las cosas y las personas con ejemplos de la vida cotidiana (olla, domador, maestro), del mito (Peleo) y de la historia (Alejandro). Allí se da un momento clave del tema apariencia-realidad y ser-parecer, porque se comenta que el hombre se percibe rodeado de alumnos valiosos que lo elogian y se muestra con porte de intelectual, pero su hablar no resiste análisis: sugiere una exaltación del censurador que genera indignatio en el público;
- y la conclusión es la sentencia final que 'condena' al pseudo-profesor como reprobable, lo cual justifica el título de la obra: ἀμαθής.
En realidad, el público no tiene datos ni indicios sobre el acusado, porque no hay un contra-discurso de defensa ni tampoco el acusador cita frases, opiniones o anécdotas indiscutibles: no hay tópoi a persona .patria, genus, studia, animi natura) sino solamente actitudes. El tema del ser-parecer resulta así no sólo el motivo de la acusación sino también el punto de vista del acusador: él opina que el gramático no merece ser llamado así, pero no aporta pruebas contundentes sino generalidades, 'indicios' retóricos (eikóta). Más que demostrar una verdad presenta algo verosímil e intenta dar fuerza a su opinión repitiendo no menos de cinco veces οἶδα, "sé". Los tópoi que sobresalen son el de lo posible-imposible en sus variantes de preparado / improvisado, capaz / incapaz, calidad / cantidad, mérito / demérito; el de la magnitud, mediante la comparación con grandes ejemplos: Marsias y Arión, para el caso del gramático, Peleo / Quirón y Alejandro / Aristóteles para el caso de su público, en los que el ejemplo genera el modelo (týpos) frente al antimodelo (antítypos: Meletida y Corebo asimilados al censurado); el de la incoherencia entre lo pensado y lo hecho: tengamos en cuenta que, para un griego, el acuerdo entre λόγος y ἔργον tiene alcances éticos; no se trata solamente de ser coherente para sí mismo sino también por las consecuencias que puede conllevar la incoherencia: en este caso, un falso profesor puede perjudicar a los alumnos, a sus padres, a los colegas.
Como suele ocurrir con la literatura de contenido satírico, el texto sugiere el sentir del 'yo' literario y posiblemente del autor mismo ante una situación social que le despierta indignación. Dicho de otro modo, se debe entender que había en su tiempo (y en todo tiempo, pues la sátira suele ser intemporal en su crítica) docentes o intelectuales en general que simulaban serlo y creían estar en un nivel más alto que el real. En el caso de Pródromos, serían colegas de su oficio que le despertarían enojo en tanto competidores que desmerecen el oficio.
Es frecuente en el género, también, que se presenten detalles de la vida cotidiana; ejemplos en este texto son la reseña de la tarea del zapatero (3b), la alusión al modo de comprobar la calidad de una vasija (10c), a la labor del domador (10e) y la descripción de situaciones escolares, como la ubicación de los alumnos, las actitudes halagadoras hacia el maestro, la asignación de tareas (9). También refleja la realidad la expresión del temor por el empeoramiento de la lengua, entendido como el uso de la lengua coloquial-vulgar en ámbitos académicos y cultos (10f). El 'helenismo' frente a la 'barbarización' apunta a la conservación de las raíces áticas frente a la incorporación de voces, giros, expresiones de origen extranjero que, en época de Pródromos y más aún después de 1204, aumentaban por el influjo de los occidentales (comerciantes, invasores) y el avance de los pueblos del norte y del este que fueron haciendo mermar el territorio bizantino.
Recursos retórico-estilísticos
Por tener rasgos de discurso retórico, no es extraño que aparezcan elementos propios de la elocutio o léxis. Usa Pródromos invocaciones que resultan sarcásticas en el contexto, por lo que hemos conservado en español la interjección "oh", que es poco coloquial y poco familiar, a diferencia del uso griego: "oh querido compañero" ὦ φίλ' ἑταῖρε (2a), "oh admirado" ὦ θαυμάσιε (4h), "gramático" γραμματικέ (5a), "oh excelente" ὦ λῶστε (7a), "sapientísimo" σοφώτατε (7d), "oh amigo" ὦ φιλότης (8b); estas invocaciones chocan con las más sinceras ὦ ἐμβρόντητε "oh atolondrado" (6a), ταλαιπωρότατε "muy infeliz" (9a). La calificación concuerda con la imagen de limpiarse los mocos (5b), como si el censurado fuera un niño o un tonto, y funciona como imprecación. La imagen negativa del acusado se completa también con ciertos predicativos que el acusador da por ciertos, como ἀνόητον ὄντα "que eres tonto" (8c), ἀλογώτατος ὤν "siendo privadísimo de palabra" (10c) o πήλινος ὤν "siendo de arcilla" (11).
También se observa el uso de refranes, como παρὰ θύρας ἀπαντᾶν (1h) y διομήδειος ἀνάγκη (3b), y de nombres connotativos por antonomasia, como Meletida y Korebo (10g), lo cual remite a una 'sabiduría popular' aunque de raigambre literaria.
Otros recursos son:
- commoratio en apósito con interpretatio: en 1f aclara qué es "lo del citarista de Metimna";
- correctio: cuando le dice que no hace falta hablar ni mostrarse sino solamente pensarse (3a), donde la propuesta es una 'superación'; en cambio es 'contraposición' en 8c, cuando opone el laurel de las Musas al palazo que habría recibido él;
- hypónoia o alusión, en el caso citado de "tu antiguo..." (5b);
- anticipación: "Sé bien que dirás 'muy bien, en efecto'" (5a);
- enumeración: en polisíndeton "no sólo músico sino también médico y geómetra y astrónomo" (2b), "obtener ni valentía ni verdad ni sensatez ni libertad" (6g), "imaginas no sólo escuelas sino también tronos y tribunas y una multitud de jovencitos" (9); en asíndeton "el 'Diomedes', el 'Ferecides', el 'Temistocles', el 'Pericles', el 'Aristodemo', el 'Alcínoo'" (5c);
- quiasmo: Ἄνυτος μὲν Ἀριστείδην, Ἰσμηνίαν δὲ Δημόφιλος (3c), sujeto-objeto, objeto-sujeto;
- hipérbole: la estatua de Dodona que avalaría al gramático (6a); que las musas lo golpearían (8c); "si no te has empapado ya de ellas" (11);
- interrogación retórica, que supone el acuerdo del público con el orador: 2, 3c-d, 4c-d, 5b, 5c, 6b, 9;
- sermocinatio al introducir el diálogo supuesto con su censurado (2 ss., 5a, 6b, 6c) y entre un tercero innominado y él (1);
- impossibilia (3c);
. metonimia: "haya sido educado por la rapsodia", "condenó la Calíopa" (6f);
- lítote en 9a οὐκ ἀγεννῶν y 10a οὐκ ἀγεννῶς;
- imágenes sensoriales: "antes de examinar con el ojo la vasija y de comprobar, golpeando con los dedos, que no suene algo desacorde como en las [ollas] no bien curadas?" (10c);
. juego etimológico: σπουδὴ... σπουδαῖα (7c), ἀτελεῖ... Ἀριστοτέλους (10g);
. juego fónico: Χείρων, χοίρῳ (10g);
- anáfora: τί μὴ... τί μὴ (2c); οὐχ οὕτως... οὐχ οὕτως... οὐχ οὕτω (10g);
. metáfora: "la acrópolis de la gramática" (7d), ser de arcilla (11).
Obsérvese que con estas metáforas, la gramática es destacada como una disciplina elevada, a la que se accede con esfuerzo y gradualmente, como se sube a la ciudadela de una urbe, donde suelen estar los edificios más venerados, lujosos y valiosos; mientras que el hombre de arcilla o de barro queda contrapuesto al de oro, que brilla por sus dotes y logros: la estatua que supone la grandeza memorable de una persona no puede ser de barro, no sólo por la indignidad del material sino también por su debilidad.
Estos recursos resultan un instrumento de énfasis argumentativo, que tiende a presentar como 'lógicas' las opiniones del acusador y a ridiculizar al acusado. Responden, pues, al estilo medio porque, si bien éste es grandilocuente, no abusa del adorno.
Personaje
El τις, en 1a, otorga desde el comienzo un tono impersonal a todo el planteo, si bien el lector puede identificar en ese innominado al mismo 'yo' discursivo y autoral. El 'yo', ya plural-mayestático o singular, es el de un 'monologante' que, indignado, reclama pruebas de eficiencia a quien se dice profesor de literatura. Primero las reclama fingiendo el pedido de un τις cuya propuesta, por interrogación retórica, queda aprobada como conveniente. Cuando aparece el 'yo' singular, el acusador parece afirmarse en su verdad y en su derecho de reclamo.
El acusador asume un tono sarcástico: alienta al acusado a decirse y sentirse según su pretensión (3a), pero luego insiste en que todo oficio requiere de una demostración de habilidad; lo pone entonces a prueba con el concepto de gramática y la discusión sobre arte y ciencia empírica (4b-5a). Con un crescendo de animadversión (la alusión a limpiarse los mocos), plantea otro tema: las etimologías (5b-f). La indignación ya le permite emplear insultos, como llamarlo "atolondrado" y amenazarlo con golpes (6a) o decirle "el más infeliz" (9a) o utilizar elogios sarcásticos (8b) como "excelente" (7a), "sapientísimo" (7d), "amigo" (8b). Pero plantea una tercera cuestión: la valoración literaria de Homero y de Hesíodo. La crítica se transforma en burla cuando lo acusa de pretender tener admiradores (9) y de asumir aspecto de sabio y reflexivo (10a) y disponer actividades (10b), pero no poder resolver nada (10c). Vuelve al tema inicial de la necesidad de comprobar la calidad de las cosas y las personas con ejemplos de la vida cotidiana (olla, domador, maestro), del mito (Peleo) y de la historia (Alejandro). La metáfora de la arcilla asimila al acusado al barro frente al supuesto oro de un buen profesor.
El acusador condena como un fiscal a su contrincante pero no aguarda un descargo ni una sentencia del jurado, porque en realidad no hay juicio; él parece aliviar su ira contra un grammatikós que ni siquiera abre la boca. ¿El que calla otorga?
Tenemos, pues, un personaje que habla y acusa, sarcástico e indignado; y un personaje silente, que escucha y calla. Más que creerle a uno o a otro, el público deberá reflexionar sobre una realidad posible: la de construirse una reputación mediante la 'imagen', mediante la apariencia y el marketing, como se diría modernamente, y sobre los peligros que conlleva el dejarse seducir por ella. La intención es denunciar una actitud socialmente negativa.
Lengua
Como es habitual en la obra de Pródromos y de sus contemporáneos, se emplea en este texto una lengua aticista, es decir, que respeta los usos clásicos eludiendo tanto la morfología cuanto la sintaxis y el léxico coloquiales de su tiempo, que reflejaban los cambios del griego bizantino.
Por lo pronto:
a) conserva el uso de los distributivos μὲν... δὲ, si bien δὲ puede aparecer pospuesto, como en 5c ἐπὶ τὸ δυσφημότατον δὲ τοῦτο.
b) arcaísmos: dual ἀμφοῖν (1b, 11), pronombre dativo οἱ (1e), dual τὼ ἄνδρε (6c);
c) aticismos como el uso del prefijo ξυν- por συν-: ξυνθείμην 3b, 4f;
d) formas de optativo, modo que había entrado en desuso salvo para frases hechas; por ejemplo, ἀκριβολογοῖτο (1e), ταὐτίζοιμι (4g), ἂν ἐθισθεῖεν, ὑποκρίνοιτο, συνδιασκευάζοιεν (7f), φαῖμεν (8b), ἂν φαίης, παράθοιτο, ἱστορήσαιμεν, περικρούσαιμεν (10c), ἀποξεσθεῖεν (10f), γένοιο (11);
e) formas raras: ἀπολειτουργέω (5e);
f) formas de verbos en -μι, que estaban prácticamente desaparecidos y reemplazados por verbos en -ω: ἐντέθεικε (2d), φάθι (3a), ξυνθεῖμεν (3b, 4f), τίθεται (4c), θείης (4f), τιθέμενος (4g), θέμενον (4h), etc.
Sin embargo del aticismo, aparecen:
a) algunas formas tardías regularizadas, como ἀναλήψαιτο por ἀναλάβοιτο y διάθοιτο por διάθειτο (3b);
b) vocablos tardoantiguos, como τεχνόω 'enseñar un arte' (4c), κτίννυμι, verbo raro (5d), ἀληθέα sin contraer, jonismo que se hace frecuente desde época imperial (5e); ὕννις 'reja del arado' (7b); δεδοκιμασμένως (10d);
c) vocablos bizantinos, como ἀκερσέκομος (1b), 'de pelo-no-cortado', que es una combinación del clásico ἀκερσεκόμης y del nonniano ἀκερσίκομος; πυγμικός 'pugilato' (3 d), προσμαρτύρομαι 'testimoniar' (5c), ἐπιπρόσθημα 'obstáculo', hápax (7c), εὐκατακλάομαι 'doblarse', hápax (7f); συνδιασκευάζω 'disponerse', hápax por el sufijo (7f); obsérvese que los tres hápax se hallan reunidos en este pasaje, en el que se está discutiendo sobre valores literarios; καταβαρβαρόω 'barbarizar', neologismo (10f);
d) optativos potenciales sin ἄν que, si bien se daban en griego clásico, son más frecuentes en época bizantina: δοῖμεν, ἀπαιτήσαιμεν (2a), θείης, ξυνθείμην (4f), ἐγγυμνάσαις (6e), ὑποκρίνοιο (10a);
e) el uso del distributivo acompañado de pronombre, innecesario en griego clásico: ἡ μὲν μία... τὴν δὲ ἄλλην... (4h);
f) el empleo del dativo agente con aoristo pasivo: ἠθυμολογήθη τῷ παλαιῷ σου 'le fue asignada la etimología por tu antiguo...' = "recibió su etimología por parte de..." (5b);
g) acusativo en vez de dativo para el adjetivo verbal segundo: ἀφαιρετέον ἐκείνους 'hay que sacarles a ésos' (5e);
h) genitivo por dativo: σου... πυθοίμεθα 'te interroguemos' (6b).
Estos rasgos demuestran que, a pesar de conservar el nivel de lengua de la koiné culta, muy apto por otra parte para el 'hablante', personaje del texto, el autor permite la incorporación de novedades y de algunos detalles léxicos, morfológicos y sintácticos más propios de su tiempo.
Intertextualidad y tradición
El influjo del sirio Luciano (s. ii d.C.) en Pródromos es ya sabido[101]. De hecho, Giuditta Podestà tituló "sátiras lucianescas" su trabajo de 1945/1947. Quizás el ejemplo más evidente sea la Venta de vidas poéticas y políticas (o ‘públicas’), Βίων πρᾶσις ποιητικῶν καὶ πολιτικῶν, en la que Pródromos parodia la Βίων πρᾶσις de Luciano, no sólo por el título sino porque el texto de Pródromos sugiere que, al tratarse del segundo día de venta, es una continuación de la obra lucianesca, que culmina anunciando la futura venta de personas anónimas; mas también por alusiones a otras obras del autor y por el uso de léxico típico de él.
En el caso de Ignorante, hay también detalles que el autor de la segunda sofística menciona, como la prueba del sol para el aguilucho (Icaromenipo 14 y Pescador 46), el limpiarse los mocos (Alejandro 20), el dar puñetazos en la sien (Gallo 30, Banquete 33, Travesía 12, Anacarsis 40, Menipo 17, Diálogo de los muertos 6: 2), los personajes típico-proverbiales de Meletida (Amores 53) y de Korebo (Mentiroso 3), si bien ninguno de estos detalles es exclusivo de Luciano ni implica un influjo directo sino, quizás, una lectura presente.
La obra de Luciano es abundante y de difícil clasificación; pero sin duda hay textos que conllevan carácter satírico en su crítica moral de las costumbres y actitudes. Tal es el caso de Hermótimo, Pescador, Filosofía de Nigrino, Menipo, Ícaromenipo, Prometeo, Mentiroso, Relatos verídicos, Diálogos de los muertos, Diálogos de los dioses, Diálogos marinos, Diálogo de las heteras. Son discursos epidícticos Filosofía de Negrino, Elogio de la mosca, Elogio de la patria. Hay ejercicios retóricos como Tiranicida y Desheredado y alguna écfrasis como Zeuxis. La crítica a los filósofos es reiterada, pero sobresale en Venta de vidas, El pescador, Fugitivos, Hermótimo, El cínico y Menipo, mientras que Eunuco satiriza los concursos universitarios para cubrir una cátedra de Filosofía. Cabe reparar en algunos textos en especial: en Hipias o el baño, el elogio va dirigido a este filósofo, geómetra, músico, óptico e ingeniero, pero también orador, de quien Luciano aprecia el saber práctico, lo que puede sugerir una crítica entre líneas al sabio meramente teórico. La censura de la actitud orgullosa, ambiciosa y a la vez corrupta, por su parasitismo, de muchos filósofos aparece en Filosofía de Nigrino, mientras que en Vida de Demonacte Luciano elogia que este filósofo sea sencillo, sincero, solidario. El desdén por la maledicencia aparece con tono bastante serio en No hay que creer ligeramente en la calumnia, obra que presenta una crítica social amplia y que supone que los reproches como los que Pródromos hace en Ignorante no son una calumnia dirigida a alguien en particular sino la censura de un tipo. Asimismo, en Banquete critica no sólo a banqueros sino también a filósofos, gramáticos y oradores, insistiendo en la importancia de que la virtud, no la fatuidad, rija la vida.
Es probable que un lingüista y filólogo como Pródromos, autor de una Gramática y crítico de los profesores indignos, haya reparado en la pieza lucianesca Pleito entre consonantes: la sigma contra la tau en el tribunal de las siete vocales, como también en El solecista, El falso razonador, El maestro de retórica y Lexífanes. En El solecista Luciano ridiculiza y da lecciones a un "falso sofista", oponiendo lo mejor a lo desdeñable (no sólo cuestiones sintácticas, como se entiende hoy por 'solecismo', sino errores lingüísticos en general), a quien también acusa de "ignorante", como Pródromos al profesor, aunque con un tono mucho más humorístico (cfr. 9: 30)[102]. En el opúsculo Contra un ignorante que compraba muchos libros, el ataque es más general, si bien personalizado, pues critica a quienes creen y/o fingen ser cultos por el mero hecho de acumular libros: se vincula con el texto de Pródromos en este aspecto del ser y el parecer y en la referencia a que las Musas no dieron al comprador ningún don especial. En Sobre los que están a sueldo vuelve a poner como personaje a un profesor, esta vez docente 'particular' que, a cambio de un magro sueldo, debe humillarse para cumplir diversos tipos de tareas. El maestro de retórica es otra pieza vinculada a Ignorante, en tanto Luciano pone en ella a un joven interesado en la oratoria y el planteo de si se debe someter a las vacuidades de la retórica contemporánea. Lexífanes ridiculiza a quien tiene la manía de utilizar voces raras, arcaizantes o con acepción anticuada, como si ello le diera apariencia de sabio. También hay críticas al léxico y a los usos gramaticales en El falso razonador y comentarios similares en Sobre una falta cometida al saludar, en la que se analiza los usos de χαίρω, εὖ πράττω y ὑγιαίνω. La cuestión sobre Homero y Hesíodo, que Pródromos incluye en Ignorante, es tratada también por Luciano en Diálogo con Hesíodo.
El final de esta sátira, en la que el acusador dice que deja al acusado y pasa a otro tema, tampoco es extraño al estilo lucianesco. Luciano lo usa por ejemplo en El solecista, donde concluye diciendo "ciertamente, dejemos para después el resto y ahora disolvamos el diálogo" (12: 14), o en Ícaromenipo, donde se cierra el relato con "Iré entonces a dar noticia también a los que de los filósofos andan en el pórtico policromo" (31: 1), o en Alción, donde los personajes de Sócrates y Querefonte acuerdan irse de Falero a Atenas (8: 17-18).
La temática de Ignorante, pues, tiene antecedentes claros en los escritos lucianescos, aunque también hay que recordar que de los poemas Ptokhoprodromiká el cuarto presenta a un maestro de letras que se queja de la pobreza a la que lo somete su profesión, una mirada distinta acerca del mismo oficio[103]. La tradición literaria de la crítica satírica fue largamente cultivada en Roma, al menos por Lucilio, Varrón, Horacio, Persio y Juvenal. Este último censura a los filósofos hipócritas (II), pero también se queja de la precaria situación económica de quienes se dedican a las humanidades, incluidos oradores, maestros y literatos (VII). Persio critica a los malos escritores (I), pero no toca al gremio docente, ni en su actividad ni en su nivel académico. Horacio, por su parte, no se acerca en sus Sermones a la temática ni al tono[104]. De Gayo Lucilio (s. ii a.C.) se conservan unos mil trescientos versos. ¿Conoció Pródromos la sátira latina? Es posible, pero no necesario.
El uso de la prosa acerca este texto a las piezas de Luciano, aunque también Menipo de Gádara (ss. iv-iii a.C.) empleaba prosa alternada con verso (prosimetrum) –rasgo que aparece igualmente en Los apuntes del ratón–, así como alternaba el humor con la seriedad. Menipo inspiró asimismo las Sátiras menipeas del latino Varrón (de quien quedan noventa títulos y unos seiscientos fragmentos) y se sabe que escribió alguna diatriba contra los gramáticos, matemáticos y físicos (Πρὸς τοὺς φυσικοὺς καὶ μαθηματικοὺς καὶ γραμματικούς), aunque no se conserva el texto. Pródromos menciona a "Menipo el Cínico" en El viejo barbilargo, v. 23.
Pródromos mantiene de esta larga tradición:
- el uso de la prosa con citas en verso;
- el empleo de la primera persona;
- el monólogo con intercalación de 'respuestas';
- la parodia impersonal;
- la censura intemporal de costumbres y actitudes;
- la incorporación de coloquialismos, como refranes y frases hechas.
Conclusión
La Constantinopla del s. xii es la "Nueva Roma" políticamente, la "Nueva Jerusalén" religiosamente y la "Nueva Atenas" en la estilística literaria. Pródromos representa un cierto 'renacimiento' de la cultura clásica, una especie de 'tercera sofística'[105], no sólo por el uso de la κοινή literaria aticista sino también por el retorno a modelos antiguos y tardoantiguos. El contenido satírico está presente en la literatura bizantina notoriamente en formas de la lírica, especialmente en el epigrama, pero la obra que aquí analizamos no es un 'poema satírico' ni una 'comedia satírica' o 'paródica', sino una sátira en el sentido pleno del nombre del género: una satura en la que se desarrolla una crítica, más como un ensayo, aunque pueda incluir algún diálogo citado o fingido, que como una obra totalmente dialogada. En la misma situación se hallan otras dos piezas prodrómicas, Verdugo o médico y Filoplatón o curtidor, que no son en absoluto piezas dialogadas, es decir, no tienen carácter dramático, ni en el sentido del diálogo novelesco de Platón, donde el intercambio se da en un marco narrativo, ni en el sentido de una obra de teatro, como podría ser un mimo.
Es destacable, asimismo, pensar que la crítica aportada por el texto afecta de manera personal y subjetiva al autor quien, como gramático y filólogo, entre otras vertientes de su personalidad y de su oficio, pudo sentirse indignado ante colegas que preferían el parecer al ser e incluso perjudicado por ellos.
Ediciones y traducciones
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Leutsh, E. & Schneidewin, F. (1839). Corpus paroemigraphorum Graecorum, Göttingen: Vandenhoeck-Ruprecht.
Marciniak, P. (2017). “A Pious Mouse and a Deadly Cat: the Schede tou Myos, attributed to Theodore Prodromos”: Greek, Roman, and Byzantine Studies 57; 507-527.
Meunier, F. (2016). Théodore Prodrome. Crime et châtiment chez les souris. Paris: L'Harmattan.
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Podestà, G. (1945). “Le satire lucianesche di Teodoro Prodromo (parte 1)”: Aevum 19; 239-252.
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