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Runa

versão On-line ISSN 1851-9628

Runa v.28 n.28 Ciudad Autónoma de Buenos Aires jan./dez. 2007

 

RESEÑAS

Los Manuscritos del Mar Muerto
Hershel Shanks. Barcelona; Ed. Paidós, 2005. 423 págs.

RESEÑA: Mariano Splendido (UNLP) marianosplendido@hotmail.com

El descubrimiento de los manuscritos del Mar Muerto ha beneficiado ampliamente el estudio del judaísmo del segundo Templo y del cristianismo primitivo pero a la vez se ha transformado en piedra de escándalo intelectual desembocando en actitudes tragicómicas, dignas de una novela de intriga. Hershel Shanks, director de este volumen que reúne a prestigiosos arqueólogos e historiadores, propone analizar estos textos partiendo de campos concretos de aplicabilidad de los datos extraídos. Las nueve partes de esta compilación buscan clarificar el origen de los manuscritos, investigar su relación con el judaísmo y con el cristianismo y compartir con el lector un relato pormenorizado de las vicisitudes en torno al control y tratamiento de estos textos.

En la introducción Shanks ofrece al lector una breve panorámica histórica pasada y presente de los manuscritos. En 1947 varios pastores hallaron once cuevas en el wadi de Qumrán (cerca del mar Muerto) que estaban repletas de textos escritos entre 250 a.C y 68 d.C, período de las ocupaciones seléucida y romana de Judea. Esa enorme masa documental provenía de la secta que había habitado ese monasterio rocoso. Shanks esboza a continuación las características de las tres grandes sectas del judaísmo de esa época: los saduceos, casta sacerdotal suprema en connivencia con los ocupantes; los fariseos, maestros populares que promovían el cumplimiento de la ley y que dieron origen al judaísmo rabínico; y los esenios, grupo apocalíptico aislado en las orillas del mar Muerto. La primera parte se inaugura con el debate sobre la autoría de los manuscritos. Frank Moore Cross identifica a la secta redactora con los esenios. Esta secta separatista del judaísmo del segundo Templo se organizaba como un nuevo Israel y mantenía un fuerte rechazo al sacerdocio saduceo y al templo de Jerusalén (mancillados por las ocupaciones de las que fueron cómplices) La comunidad esenia estaba obsesionada por la ortopraxia (la práctica y la observancia ortodoxas correctas) sacerdotal y por las tendencias apocalípticas que se evidencian en sus textos. En la segunda parte Laurence Schiffman propone, por el estudio de uno de los manuscritos hallados (el documento de Damasco), que los redactores de los textos eran saduceos apartados por Herodes del poder; los mismos al mando de su líder, el Maestro de Justicia, escaparon al desierto. La evidencia clave para Schiffman es que los manuscritos no contienen únicamente elementos esenios, sino también elementos saduceos y fariseos entremezclados que son el producto de las diferentes respuestas y cosmovisiones que cada grupo judío elaboró para hacer frente a la realidad de las invasiones. Vander Kam (siguiendo a Moore Cross) se inclina por la autoría esenia basandose en los testimonios de Plinio el Viejo y de Flavio Josefo (contemporáneos de los esenios que atestiguaron su estilo de vida y su ubicación geográfica) y en el hecho de que en muchas cuestiones morales y doctrinales que se hallan en los manuscritos había coincidencia entre las posturas esenia y saducea por provenir ambas de la línea sacerdotal.

La tercera parte está dedicada al estudio de uno de los manuscritos más importantes y controvertidos: el Rollo del templo. Yigael Yadin sostiene que el texto relata los planos del templo judío y que habría sido redactado por la secta como la proyección del templo ideal. Por ese manuscrito se pueden ver claras influencias de Qumrán en el discurso cristiano, no solo en Juan el Bautista, sino en Jesús (a través del sermón de la montaña por ejemplo) y en Pablo (el cual encontró en las doctrinas esenias un precedente a su rechazo de la ley y el templo) Stegemann no cree que el Rollo del templo sea una composición sectaria esenia. Basandose en contradicciones entre dicho texto y otros textos sectarios y en el hecho de que solo se hallaron dos copias del mismo este autor determina que el Rollo del templo es solo un texto tradicional judío que aparentemente surgió en el siglo VI a.C. Al volver del exilio los escribas de Jerusalén establecieron definitivamente la autoridad de la Torah y excluyeron tradiciones y añadidos complementarios que pasaron a formar lo que hoy conocemos como Rollo del templo.

Las tres partes siguientes (de la cuarta a la sexta) indagan sobre la conexión de estos manuscritos con los grandes fenómenos religiosos contemporáneos. Respecto de la relación de los textos qumrámicos con la Biblia, es interesante observar que este descubrimiento ha beneficiado ampliamente el trazado de la historia y la evolución de los textos bíblicos. Frank Moore Cross ilustra esto al descubrir una versión qumrámica del libro de los Reyes que describe las causas de una guerra entre Saúl y Najás ausente en la Biblia hebrea actual. Asimismo se evidencia la primacía de Qumrán en la producción de literatura apocalíptica a partir del siglo IV a.C, inaugurando asi una tradición de lectura del mundo a partir de la oposición de fuerzas antagónicas (Dios- Satanás, luz- tinieblas entre otras) que fue clave para el surgimiento del cristianismo. Para Vander Kam los esenios y los cristianos se consideraban como congregaciones llamadas y elegidas que preludiaban el fin de los tiempos. El lenguaje teológico, los motivos escatológicos, las instituciones de su organización y su liturgia (bautismo, comunidad de bienes, comidas litúrgicas, etc.) son puntos en que ambas sectas presentan similitudes extraordinarias. Para muchos autores hubo un contacto directo entre los cristianos y los esenios (situación perfectamente posible históricamente hablando), para otros las similitudes se deberían no tanto al contacto como a que ambas sectas devienen de una tradición común del judaísmo mesiánico de resistencia que tuvo su origen en los profetas. De este punto parten las hipótesis que ven a Juan el Bautista como esenio. La vida ascética de Juan (narrada en los evangelios y en los textos de Josefo) induce a considerarlo esenio, pero sus reclamos al poder civil y su mensaje de conversión lo alejan del parámetro esenio. Betz lo presenta entonces como un esenio apartado de Qumrán que tomó una actitud activa frente a la monarquía corrupta.

En cuanto a la religión judía, Schiffman observa a través de los manuscritos la fuerte proliferación en el siglo I a.C y I d.C de las ideas fariseas. Qumrán polemizó constantemente contra los fariseos por observar leyes que no tenían base bíblica (sino que estaban cimentadas en la oralidad). Igualmente la línea farisea fue la triunfante luego de la destrucción de Jerusalén en el 70 d.C; la tradición esenia murió en el 68 d.C cuando el monasterio fue arrasado por la legión de Vespasiano.

Las últimas tres partes ilustran muy crudamente los conflictos en torno al descubrimiento de los textos y las complicaciones metodológicas a la hora de tratar a ciertos manuscritos. El caso más concreto en cuanto a metodología es el estudio del Rollo de cobre, un texto escrito en un dialecto hebreo extraño y completamente ajeno a la secta y a otros textos bíblicos. Asombrosamente el escrito está grabado en láminas de bronce y describe setenta y cuatro lugares que contienen tesoros. Poco se ha avanzado en relación a su significado, pero como fue producido hacia la última etapa de Qumrán el profesor Mc Carter Jr. cree que el texto consigna diezmos y contribuciones reunidas para el templo.

Por último es de gran valor tener una idea de las idas y vueltas en torno a los manuscritos para tener conciencia de la importancia del manejo del tiempo y la historia. Desde los pastores que hallaron los textos hasta los científicos y arqueólogos que los estudiaron, todos han visto en los manuscritos un símbolo de poder. Para colmo el descubrimiento se produjo en medio del conflicto árabe- israelí, circunstancia que propició un hermetismo muy sospechoso respecto del análisis y publicación (aún no concluida) que si bien por un lado ha colaborado a la imaginación y a la prensa barata, por otro ha marcado una gran falta de solidaridad científica. Un porcentaje muy bajo de textos de Qumrán ha sido publicado hasta hoy, lo que dificulta el trabajo de los especialistas y entorpece la formación de hipótesis.

Shanks y los demas autores ofrecen un estudio de los manuscritos desde una perspectiva histórica y metodológica. Buscan dar una clara idea de la complejidad del tratamiento de tan grande descubrimiento no solo en lo que incumbe a las técnicas y a la interpretación sino también en cuanto a las relaciones humanas y políticas que se ven alteradas ante un fenómeno como ese. El pasado es objeto de disputas y de intereses encontrados en el presente; lo que este libro narra ilustra esto perfectamente.

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